(280) Liturgia –16. Eucaristía, 11. La comunión (b), en la boca o en la mano

–¿Y usted qué recomienda?

–No incordie y lea lo que sigue.

–Historia. El rito de la comunión de los fieles se ha ido desarrollando en formas diversas, que conviene conocer, al menos a grandes rasgos. Ciertas posiciones actuales, duramente contrapuestas en esta cuestión, reflejan en ocasiones una ideologización del asunto y una notable ignorancia de la historia de los formas litúrgicas. Resumo a grandes rasgos la evolución de este rito litúrgico ateniéndome a los documentados datos que da el P. Joseph Jungmann, S. J. en su clásica obra Missarum sollemnia (orig. 1949; El Sacrificio de la Misa, BAC 68, Madrid 1959, pgs. 942-960).

En el primer Ordo Romanus los fieles se quedaban en su sitio y el clero les llevaba la comunión. En otra regiones, ya en siglo IV, los fieles se acercaban a comulgar al mismo altar (Sínodo de Tours 567). En tiempos de San Agustín, en el norte de África, los fieles se acercaban a la barandilla que limitaba el presbiterio. Como era alta, recibían de pie el Santísimo. A partir del siglo XIII se generaliza la costumbre de extender un paño ante los comulgantes, sostenido por acólitos. Por entonces se inicia la costumbre de poner el paño en un banco fijo, el comulgatorio, o se acostumbra el comulgatorio en forma de barandilla, más baja que las antiguas, para comulgar de rodillas. Esta piadosa costumbre de recibir la comunión de rodillas se generalizó en Occidente entre los siglos XI y XVI. Pero en Roma esta costumbre se consideraba ya tradicional en el siglo XII. En una forma ritual o en otra, San Agustín enseña que nadie debe acercarse a la comunión nisi prius adoraverit, sin un gesto anterior de adoración.

San Cirilo de Jerusalén (315-386), en sus famosas Catequesis, da normas muy cuidadosas sobre la comunión en la mano: «Cuando te acerques, no lo hagas con las manos extendidas o los dedos separados, sino haz con la izquierda un trono para la derecha, que ha de recibir al Rey, y luego con la palma de la mano forma un recipiente, recoge el cuerpo del Señor y di Amen… Que no se te caiga ni una miga de lo que es más valioso que el oro y las piedras preciosas» (Catequesis V,21ss). Normas análogos se encuentran en otros autores, como Teodoro de Mopsuestia (+428) y San Agustín (+430).

Como había sin duda un cierto peligro en entregar el Cuerpo sacramental de Cristo en la mano del comulgante, era obligado sumir la Hostia inmediatamente. Algunos Sínodos españoles consideran sacrilegio no comulgar en el acto (Zaragoza, 380; Toledo, 400). Por otra parte, la creciente devoción al Sacramento hizo que se generalizara la comunión en la boca. Así lo prescribe, por ejemplo, el concilio de Ruán (878). «Este cambio –dice Joungmann– se hizo aproximadamente en el mismo tiempo en que se dio el paso del pan fermentado al pan ázimo, y está relacionado seguramente con él. Casi podríamos afirmar que el cambio lo sugirió la facilidad con que se adherían a la lengua húmeda las partículas de las delgadas obleas, a diferencia de los sólidos pedacitos de pan fermentado usado hasta entonces» (pg. 950). El uso del paño de la comunión o de la bandeja se prescribió el años 1929 para los fieles, como un signo más de la devoción creciente a la Eucaristía.

En cuando al ministro de la comunión, ya Cristo lo dispuso en la multiplicación de los panes, anticipación de la Eucaristía. Multiplicados  los panes, «los entregó a sus discípulos, y los discípulos a la gente» (Mt 14,19; cf. Mc 6,41; Lc 9,16). En todos los documentos antiguos de la Iglesia que tratan del tema, siempre reservan al Orden sacerdotal la distribución de la comunión. San Francisco de Asís (+1226) dice: «sólo ellos [los sacerdotes] deben administrarlo, y no otros» (Cta. IIª a todos los fieles, 35). Y Santo Tomás (+1274): «Por reverencia a este Sacramento, ninguna cosa entra en contacto con él a no ser que esté consagrada; y por eso se consagran no sólo el corporal sino también el cáliz y, asimismo, las manos del Sacerdote, para tocar este Sacramento. De donde se dedice que a ningún otro le es lícito tocarlo» (STh III, 82, 3).  

–La vuelta a la comunión en la mano se inició en Centroeuropa por los años 50 –Holanda, Francia, Bélgica, Alemania– sin autorización de Roma, es decir, en forma abusiva. Ante la presión insistente de algunos Episcopados, la Congregación de Ritos concedió esta práctica a ciertas Conferencias Episcopales (por ejemplo, Alemania, 6-VII-1968; Bélgica, 11-VII-68). Pero las protestas surgidas fueron tantas que aconsejaron al Papa Pablo VI suspender esa concesión (25-VII-1968), y enfrentar el problema en un documento importante, por supuesto, aún vigente.

–La Instrucción Memoriale Domini, de modo Sanctam Communionem ministrandi documento de la Congregación para el Culto Divino (28-V-1969), impulsado y aprobado por el Papa Pablo VI, comienza por advertir que el modo de la comunión eucarística en la fieles «ha sido multiforme» en la historia. Y señala que, en el ambiente de la reforma litúrgica postconciliar, se «ha suscitado en algunas partes, durante los últimos años, el deseo de volver al uso de depositar el Pan Eucarístico en la mano de los fieles, para que ellos mismos, comulgando, lo introduzcan en la boca. Más aún, en algunas comunidades y lugares se ha practicado este rito sin haber pedido antes la aprobación de la Sede Apostólica». La Instrucción reafirma la norma general de la comunión eucarística en la boca.

Recuerda que al paso de los siglos «se introdujo la costumbre de que el ministro por sí mismo depositase en la lengua de los que recibían la comunión una partícula del pan consagrado. Este modo de distribuir la santa comunión, considerando en su conjunto el estado actual de la Iglesia, debe ser conservado, no solamente porque se apoya en un uso tradicional de muchos siglos [unos doce], sino principalmente porque significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía… Por lo demás, con este modo de obrar, que se ha de considerar ya común, se garantiza con mayor eficacia la distribución de la Sagrada Comunión con la reverencia, el decoro y la dignidad que convienen, para alejar todo peligro de profanación de las especies eucarísticas… y para tener con los mismos fragmentos del pan consagrado el cuidado diligente que la Iglesia ha recomendado siempre». Me permito añadir aquí una frase de San Agustín: «Sería una locura insolente el discutir qué se ha de hacer cuando toda la Iglesia universal tiene una práctica establecida» (Cta. a Jenaro 54,6).

–Se consulta, sin embargo, al Episcopado católico. No obstante que la Instrucción confirma la norma doce veces secular de la comunión en la boca, considera que habiéndose generalizado mucho el uso o el deseo de la comunión en la mano era prudente consultar al Episcopado universal en cuestión de tan gravé importancia.

«Habiendo pedido algunas conferencias Episcopales y algunos obispos en particular que se permitiese en sus territorios el uso de poner en las manos de los fieles el pan consagrado, el Sumo Pontífice mandó que se preguntase a todos y cada uno de los Obispos de la Iglesia latina su parecer sobre la oportunidad de introducir el rito mencionado»… La pregunta principal que se hizo, con otras accesorias, fue ésta:

«1. ¿Se ha de acoger el deseo de que, además del modo tradicional, se permitan también el rito de recibir la Sagrada Comunión en la mano? Placet: 567. Non placet: 1.223. Placet juxta modum: 315. Votos inválidos: 20»…

El Espiscopado mundial se expresó, pues, con una abrumadora mayoría en favor de mantener la comunión  en la boca, negando la introducción de la comunión en la mano. Como concluye la Instrucción, «la mayor parte de los obispos estiman que no se debe cambiar la disciplina vigente; más aún, que el cambio sería dañoso, tanto para el sentimiento como para el culto espiritual de los mismos obispos y de muchos fieles». Consiguientemente, «el Sumo Pontífice ha decidido no cambiar el modo hace mucho tiempo recibido de administrar a los fieles la Sagrada Comunión».

El poderoso retro-progresismo posterior al Concilio persistió, sin embargo, en su intento, actuando en contra de su pretendido espíritu democrático, que se caracteriza por su respeto a la voluntad  mayoritaria, ya expresada. Es éste un caso típico del retro-progresismo, que considera un progreso volver a prácticas «superadas» de la antigüedad, en el caso que nos ocupa hace más de un milenio.

Conviene recordar aquí dos principios eclesiológicos importantes:

1º.- el desarrollo de las formas en la Iglesia es normalmente perfectivo, según Cristo lo anunció: «el Espíritu de la verdad os guiará hacia la verdad completa» (Jn 16,13). Son innumerables los Sínodos y Concilios que durante más de un milenio ordenaron que la comunión eucarística se administrase directamente en la boca, y más de dos tercios del Episcopado católico, consultado por Pablo VI, se pronuncia en 1969 en contra de la posibilidad de «volver» a la costumbre antigua de la comunión en la mano. ¿Será realmente un progreso «regresar» a tal costumbre?…

2º.- Y otro principio debe ser también recordado: el de la colegialidad episcopal. Cuando el Papa, concretamente, hace una consulta al Episcopado católico, la opinión prudencial expresada por éste, aunque no se trate de una cuestión atinente a la fe –como cuando el Papa consultó sobre la declaración dogmática de la Asunción de la Virgen antes de su proclamación­– en principio debe ser respetada. ¿Para qué, si no, se hace la consulta?

–Indulto. Roma locuta, quæstio finita. Este antiguo principio se quebrantó en el primer tiempo postconciliar con gran frecuencia . La supresión total del uso litúrgico del latín, la vuelta de los altares hacia el pueblo, la fidelidad a la guía de Santo Tomás, el desarrollo de la música religiosa, el abandono generalizado del hábito en sacerdotes y religiosos, y otras muchas cuestiones fueron siempre resueltas por la vía de los hechos consumados y de la presión de los medios. Y con frecuencia en contra de lo explícitamene establecido por la Iglesia, a veces en el mismo Concilio Vaticano II.

Pues bien, en el tema que nos ocupa, la misma Instrucción sugiere en su final que «si el uso contrario, es decir, el poner la Santa Comunión en las manos, hubiera arraigado ya en algún lugar, la misma Sede Apostólica, con el fin de ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir el oficio pastoral, que con frecuencia se hace más difícil en las condiciones actuales», estima posible eximir de la norma general a las Conferencias Episcopales que lo soliciten, siempre que su solicitud se fundamente en un «previo y prudente estudio», y que proceda de un acuerdo de la Conferencia en votación secreta «y por dos tercios de los votos; acuerdos que luego han de presentar a la Santa Sede, para su necesaria confirmación, remitiendo aneja una exposición precisa de los motivos que han llevado a tales acuerdos. La Santa Sede ponderará cuidadosamente cada caso». El indulto, legítimamente concedido, autoriza para hacer lo que sin él estaría prohibido por la norma, que sigue vigente.

Omito la descripción del proceso posterior –diferente en cada país, lógicamente–, pero que en una gran parte de la Iglesia Católica condujo a la aceptación de la comunión en la mano. De este modo la excepción vino con frecuencia a hacerse norma. La concesión de la comunión en la mano, que se presentaba como un indulto, es decir, como un permiso concedido por la Santa Sede para eximir lícitamente del cumplimiento de una ley general, nunca derogada, vino así a transformarse de hecho en ley postconciliar, nunca escrita, por supuesto. De hecho, son muchos los fieles de buena voluntad, pero ignorantes en esta materia, que aceptan el cambio de la comunión en la mano «por obediencia a la voluntad de la Iglesia», o si se quiere, «por fidelidad al Concilio» (!).

Pero no todos los Obispos católicos han querido acogerse al citado indulto. Por fidelidad a la tradición y norma general de la Iglesia, por convicción de conciencia, o simplemente por respeto a la costumbre más arraigada en el pueblo cristiano de su Iglesia local, siguen practicando la comunión en la boca. Por otra parte, es preciso señalar en esto que la gran mayoría de los Obispos y sacerdotes que mantienen esta norma nunca niegan la comunión en la mano a los fieles que lo solicitan. Mientras que, por el contrario, no es un hecho muy excepcional que los ministros ideologizados, fieles a esa ley inexistente, niegan la comunión a los fieles que la solicitan en la boca.

No en todas partes, en efecto, se ha seguido esta ley inexistente. Por ejemplo, el Sr. Obispo de San Luis (Argentina), Mons. Juan Rodolfo Laise, no permitió esta práctica en su diócesis –confrontando en esta cuestión al Episcopado argentino–, y publicó un libro, uno de los más documentados sobre el tema, para justificar su oposición: Comunión en la mano. Documentos e historia (San Luis 1997, 142 pgs., comentario del P. G. Díaz Patri; la misma obra en Vórtice, Buenos Aires 2005). Sus sucesores, Mons. Jorge Luis Lona y Mons. Pedro Daniel Martínez Perea han mantenido la comunión en la boca. Otros Obispos, como el auxiliar de Karaganda (Kazajastán), Mons. Atanasio Schneider, o como el Papa Benedicto XVI, en su diócesis de Roma, rechazaron también el uso de la comunión en la mano. En muchas grande concentraciones internacionales, en Congresos Eucarísticos, en Roma, Santiago, Roncesvalles, Guadalupe, etc. puede comprobarse en la Misa que a la hora de comulgar son muchos los que comulgan en la boca, a veces tantos o más que en la mano.

La Notificación acerca de la comunión en la mano (3-IV-1985), publicada por la Congregación para el Culto Divino, bajo la autoridad de Juan Pablo II, sintetiza el status quaestionis sobre esta cuestión. La resumo.

«La Santa Sede, a partir de 1969, aunque manteniendo en vigor para toda la Iglesia la manera tradicional de destriguir la Comunión [en la boca], acuerda a las Conferencias Episcopales que lo pidan y con determinadas condiciones, la facultad de distribuir la Comunión dejando la Hostia en la mano de los fieles.

«Esta facultad está regulada por las Instrucciones Memoriale Domini e Inmense Caritatis (29-V-1068 y 29-I-1973), así como por el Ritual De sacra Communione (21-VI-1973). De todos modos parece útil llamar la atención sobre los siguientes puntos.

1. Una u otra forma de comulgar debe manifestar «el respeto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía»…

2. De acuerdo con la Tradición, «se insistirá en el Amén que pronuncia el fiel, como respuesta a la fórmula del ministro: “El Cuerpo de Cristo”»…

3. «El fiel que ha recibido la Eucaristía en su mano, la llevará a la boa antes de regresar a su lugar, retirándose lo suficiente para dejar pasar a quien le sigue, permenciendo siempre de cara al altar».

4. Es tradición constante de la Iglesia que «no se ha de de tomar el pan consagrado directamente de la patena o de un cesto, sino que se extienden las manos para recibirlo del ministro de la comunión».

5. «Se recomienda a todos, y en particular a los niños, la limpieza de las manos»…

6. «Conviene ofrecer a los fieles una catequesis del rito, insistiendo sobre los sentimientos de adoración y de respeto que merece el Sacramento (Dominicae Cenae, 11). Se recomendará vigilar para que posibles fragmentos del pan consagrado no se pierdan».

7. «No se obligará jamás a los fieles a adoptar la práctica de la comunión en la mano, dejando a cada persona la necesaria libertad para recibir la comunión o en la mano o en la boca»…

«Los pastores de almas han de insistir no solamente sobre las disposiciones necesarias para una recepción fructuosa de la Comunión –que, en algunos casos exige el recurso al Sacramento de la Penitencia–, sino también sobre la actitud exterior de respeto, que, bien considerado, ha de expresar la fe del cristiano en la Eucaristía».

* * *

Finalmente, no ideologicemos trágicamente el modo exterior de la comunión eucarística. Nunca olvidemos que precisamente la Eucaristía es el sacramento que expresa y causa la unidad de los cristianos… Lamentablemente, sobre los dos modos exteriores de la comunión se oyen a veces afirmaciones de uno y otro lado muy excesivas, muy idóneas para crear divisiones internas en la Iglesia. Como hemos visto, a lo largo de la historia la comunión eucarística de los fieles ha tenido formas exteriores bastante diversas. Pero la devoción eucarística del comulgante está integrada principalmente por sus disposiciones interiores de fe, de esperanza y de amor, como hemos de considerar en el próximo artículo.

Puede haber comuniones en la mano devotísimas, y también triviales, despectivas, sacrílegas. Pero eso mismo puede decirse de la comunión en la boca. Que la comunión en la mano entró en la Iglesia postconciliar en forma lamentable –como la vuelta de los altares–, parece un dato evidente; pero esto en modo alguno autoriza a considerarla como algo en sí misma mala. Es una gran impiedad satanizar una forma de comunión practicada durante muchos siglos y bendecida por la Iglesia. La forma exterior puede favorecer la actitud interior del comulgante, pero muy hasta cierto punto. Y no debe ponerse en la forma del rito, a favor o en contra, un énfasis apreciativo o reprobatorio excesivo, que está ciertamente fuera de lugar y que crea dentro de la Iglesia divisiones no solo malas, sino también insensatas.

José María Iraburu, sacerdote

Índice de Reforma o apostasía

39 comentarios

  
Monachus
Sería muy interesante que ahondara un poco en el ministro de la comunión, donde a veces hay abusos. También parece olvidar en el texto que el diácono es ministro ordinario de la comunión (canon 910). Los diáconos, según numerosos documentos patrísticos, habitualmente llevaban el viático y la comunión a los ausentes y enfermos.
Curiosa la cita de san Francisco, sobre todo teniendo en cuenta que él era diácono, y que el beato Tomás de Celano, su primer biógrafo, afirma que el santo ejercía como tal.
20/08/14 8:25 PM
  
diga?
¡Que impresionante, padre! ¡Cuanto sabe!
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JMI.-No descubro el Mediterráneo.
Digo lo que la Iglesia enseña muchas veces, con más claridad que yo y con mucha más autoridad que la nulla mía.
21/08/14 12:35 AM
  
Manuel
Fantástico artículo padre, en su línea.

Aunque ya conocía la exclusividad del ministerio de la comunión para el presbiterado (y episcopado), nunca leí que el diácono fuera ministro ordinario hasta después del Concilio. Sería constructivo que nos explicara en alguna ocasión sobre ello (diaconado y sus funciones como ministro de la comunión, etc).

Gracias por otro buen artículo.
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JMI.-Obispos, presbíteros y diáconos participan del Sacramento del Orden sacerdotal en grados diversos. Ellos tienen al Mysterium fidei una vinculación especial, tanto en la celebración de la Eucaristía como en la distribución de la comunión eucarística. Cada uno, en su grado y modo particular, re-presentan sacramentalmente a Cristo dentro de la comunidad cristiana.
21/08/14 1:30 AM
  
Bartimeo
Padre:

En el artículo anterior habla Ud. de la oración secreta que el sacerdote reza antes de su comunión. Me parece que las oraciones secretas del misal son bellísimas y reflejan muy bien el carácter sacrificial de la misa. ¿No le parece una pena que se hurte su contenido al pueblo de Dios? ¿Por qué son "secretas"?

Gracias.
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JMI.-No sé decirle.
Siempre ha habido en la Liturgia de la Misa oraciones del sacerdote para ser dichas audiblemente o para ser rezadas en secreto, en privado, digamos.
21/08/14 10:53 AM
  
Antonio
Menos mal que lo arregla usted al final.
Hacer de el hecho de comulgar en la mano o en la boca un motivo de escándalo es sencillamente una estupidez similar a discutir sobre el sexo de los ñangeles.
Lo importante de la "forma de tomar la comunión" es el respeto, la devoción, la espiritualidad interior y el hacerlo en "comunion" es decir el hacerlo junto con el resto de los fieles de la propia iglesia local de uno en "común unión" (y con ellos con los de toda la Iglesia Universal)
Yo habitualmente comulgo con la ostia en la mano y nunca me han planteado problemas (ni siquiera en Roma con Benedicto como Papa)pero lo que debo decirle es que jamás he encontrado una sola iglesia donde se obligara a los fieles a tomarla en la mano cuando pretendían hacerlo en la boca, incluso en las escasas ocasiones en que el pan, en vez de ser bendecido en forma de la tradicional oblea se hacía con trozos de pan más "culinario"
21/08/14 11:37 AM
  
Bartimeo
Padre, gracias por sus artículos.

Por circunstancias veo a lo largo del mes cómo celebran la santa Misa (y la bendición con el Santísimo)un buen número de sacerdotes y religiosos (de 10 a 15) de mi pequeña ciudad.

Lo del despotismo clerical es muy frecuente. Los abusos litúrgicos, en ritos, supongo que menores, y hasta las propias palabras de la consagración, en algún caso, son frecuentes. La opción de comulgar de rodillas minoritaria.
¿Entiendo que como fiel tengo la obligación de corregir, denunciar, etc. a estos sacerdotes? ¿O de llamar la atención a la gente que entra en el templo en el mismo momento de la bendición con el Santísimo (justo antes de la misa) porque entran como si nada?

Créame, no haría otra cosa. No pasé de monaguillo, algo leído, en mi lejana adolescencia. Soy, no sé porqué, muy sensible con esos abusos pero no haría otra cosa que estar juzgándolo todo a todas horas; así faltaría a la caridad y no aprovecharía la misa ni la oración. Prefiero cerrar los ojos y recogerme delante de mi Dios para adorarle en la medida que puedo.

Los que celebran mal "ya tienen a Moisés y a los profetas; que les escuchen". La mía es una pequeña ciudad de provincias (en España)es imposible que los superiores religiosos, arciprestes, vicarios y el propio obispo no sepa nada. Pero aquí no pasa nada. Se admite como natural lo del despotismo de los clerigos.

Sobre esto último me he fijado en el origen centroeuropeo de "los hechos consumados". Esto ha pasado en otros temas graves de moral; ahí está la polémica propuesta de la comunión de los divorciados. ¿Pero las acusaciones no eran de ser una cultura (Iglesia) eurocéntrica? ¿Por qué la Santa Sede no ha ejercido su deber de mantener la unidad? (El báculo es un bastón y un garrote, que nadie debería usar solo como elemento decorativo; creo). Espero que no me diga Ud. que es responsabilidad de todos. El problema es que se fija una norma y se añade, también como norma, que alguien pueda no cumplirla a discreción. Eso ¿no es inseguridad jurídica? Tan poco ayuda que la normativa litúrgica esté tan dispersa (gran número de documentos diferentes).

Con esas premisas no habría organización que pudiera funcionar bien; ese es el segundo problema (el primero y fundamental es la falta de fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía)la indisciplina de una parte del clero incluidos los obispos (de los Papas no me atrevo a opinar, pero algunos tampoco cumplen todas las norma litúrgicas, o sea no siempre dan ejemplo).

A veces rezo 'Señor, ¿cómo permites que te traten así?' pero pienso que es peor recibirle sin las debidas disposiciones y que quizá debo mirar más mi viga. ¿Es mejor no comulgar que hacerlo en la duda? ¿Es mejor no distribuir la comunión que hacerlo de cualquier forma? Al fin y al cabo comulgar no es obligatorio.

Gracias, padre.

Pax et bonum.
21/08/14 11:47 AM
  
Bartimeo
Es mi último comentario, Padre.

No sé sí es la ocasión de hablar de la modestia en el vestir y la actitud corporal a la hora de recibir al Señor. Después de comulgar pienso que soy como un sagrario. Veo el de las carmelitas, bellísimo, mimado con muchos y delicados detalles; quizá yo deba esforzarme en aparecer 'embellecido' también por fuera como un sagrario para mi Señor.

Pax et bonum
21/08/14 11:51 AM
  
Daniel
Como curiosidad, yo sí he visto a un cura negar la comunión en la mano. Fue hace un par de años, en la única misa vetus ordo a la que he ido. Es una pena, pero los "tradicionalistas" atraen a todo tipo de gente rara y fanática.
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JMI.-Bueno, me figuro que convendrá ud. conmigo en que la gente rara y fanática está muy bien repartida por los distintos campos y gremios.
21/08/14 12:38 PM
  
maria
Yo también he visto negar la comunión en la mano en la Santa Misa a la que asisto que es por el Rito Extraordinario. La comunión en la boca y de rodillas también forma parte del Rito Extraordinario, qué le vamos a hacer.
A mí me han negado la comunión por estar de rodillas en una Misa Novus Ordo.
Parece que raros y fanáticos hay en todas partes.
21/08/14 3:51 PM
  
Fernando
Daniel,

la comunión en la mano no está autorizada en el Misal de 1962. Es lógico que lo negase. No hace falta insultar de locos a los que celebran la Santa Misa según la Forma Extraordinaria.
21/08/14 6:33 PM
  
Fernando
Bartimeo,

con la actuosa participatio de los fieles en la Misa por la forma Extraordinaria se tiene acceso a las oraciones privadas del sacerdote, pues es tan sencillo como leerlas en el Misal de los fieles.

Creo recordar que las oraciones privadas son un signo de la diferencia ontológica entre el sacerdocio ministerial y el sacerdocio común de los fieles. Sólo el sacerdote es el que accede directamente al sancta sanctorum del Canon, que durante siglos se rezaba en silencio. Esto ayudaría a entender qué es el prefacio por ejemplo.

Recomiendo la lectura de la Misa Romana, de la web de Germinans. Muy interesante.
21/08/14 6:55 PM
  
Fernando
Querido Padre,

gracias por su artículo. Quisiera saber si al margen de las disposiciones subjetivas (estando ambos en gracia de Dios) que pueden hacer más grata a los ojos de Dios una comunión en la mano de cierto sujeto que la de otro en la boca, tengo derecho a afirmar que objetivamente de suyo la comunión en la boca es mejor que la comunión en la mano, por ser más justa y piadosa con nuestro Señor Jesucristo, ya que Él que se ha quedado con su Cuerpo y Sangre, exige nuestra adoración interior y exterior.

Y que por lo tanto, merece la pena luchar por la vuelta en la comunión en la mano y de rodillas para mayor gloria de Dios, y no resignarse simplemente ante esta situación como si fuese irreversible.
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JMI.-"...tengo derecho a afirmar que objetivamente de suyo la comunión en la boca es mejor que la comunión en la mano"...
No, perdone, pero creo que no, que no tiene derecho a afirmarlo. Puede darse el caso (hablo en pura hipótesis) de que la Iglesia mandara un día comulgar en la mano, porque... (lo que sea, leyes civiles de higiene..., tantas cosas que se dan y cambian en la historia)... Y entonces tendría ud. obligación en conciencia de obedecer a la Iglesia comulgando en la mano.

Un gesto no puede ser "objetivamente de suyo" mejor que otro. Le pongo un ejemplo. En uno de mis viajes a África, para dar un cursillo a sacerdotes (no se si era Alto Volta), me dijeron que en un oyente la actitud de respeto mayor era sentarse, y mantenerse de pie era un signo en cierto modo despectivo. Por eso allí los Obispos ordenaron que el Evangelio en la Misa se escuchara siempre sentado, ¡no de pie!
21/08/14 7:00 PM
  
Silveri Garrell
Lo mas lamentable si realmente se puede llamar "lamentable" es que la Iglesia nos da una muestra de debilidad buenista al permitir los dos métodos, en la boca y en la mano. En las consultas a los obispos en sínodos y concilios se ha decidido por mayoría llamada "democrática" no por el criterio del papa de turno que se considera infalible. Si aquí en este punto la "infalibilidad" para usar solo uno de los dos sistemas no vale, ya la tenemos liada. Si nos remitimos a la primera misa del Cenáculo algunos místicos han tenido visiones de que Jesús daba el pan a la boca de cada apóstol y parece corroborarlo la escena de "a quien diere el bocado este es" de Jesús a Judas. Otro detalle es que la comunión debería darse con la Hostia mojada (solo en mínima parte) con el vino y de esta manera seria una Comunión perfecta. Pero como que yo estoy en "minoría" mi opinión no vale, valen las decisiones de los obispos cuando por "mayoría" les inspira el Espíritu Santo. Ciertamente es demasiado "clerical" que solo los sacerdotes comulguen con la Sangre de Cristo, basta una sola gota para mojar la Hostia para que la Comunión sea perfecta, y esto no puede embriagar a nadie.
21/08/14 7:19 PM
  
Bartimeo
Fernando:

Muchas gracias por tu consejo. He visitado la página que dices y me parece muy interesante.

Pax et bonum
21/08/14 11:34 PM
  
J.
Estoy de acuerdo con la necesidad de unir el modo interno con el externo. También es válida la comunión en la boca o en la mano.

Muchas personas reciben la Sagrada Comunión en estado objetivo de pecado mortal. Algunos sacerdotes permiten comuniones irregulares: el fiel toma la forma del copón y la intinta por sí mismo en el caliz sin ningún cuidado.


Pero me permito expresar mi íntima opinión: la comunión en la mano no la veo bien, por muy buenos y razonables argumentos que se den:

- no ha evitado la crisis eucarística;

- la comunión en la boca va conjuntamente con la comunión de pie, y en la práctica, excluye la comunión en la boca y de rodillas;

- rompe la unidad de transmisión de la eucaristía procedente del altar con destino al comulgante a través del oficiante;

- hay un mayor peligro y riesgo de exposición de robo, pérdida o caída de la eucaristía, puesto que es una operación compleja: extender la mano izquierda bien abierta, haciéndole con la derecha, también extendida, “como un trono”, para luego con la derecha tomar la forma y comulgar ante el ministro, para volver a su lugar;

- introduce la banalidad y puerilidad de la comunión, pues en la práctica diaria, la eucaristía se toma ilícitamente de diferentes maneras, como si fuera un pastelillo, y se come como si fuera un bollo, sin respeto alguno;

- da una sensación e impresión de igualdad entre el comulgante y el celebrante: el oficiante no la ofrece directamente a la boca, debe de darla a las manos del comulgante, quien hará una operación compleja, por sí y para sí (lo observo como una forma de orgullo);

- si se da en la boca y el ministro le falla el pulso o la vista, lo mejor es dar la forma con el puño hacia abajo (nudillos arriba), y así evita tocar los dedos con los labios.


En conclusión, el permitir dar con carácter general la comunión en la boca ha sido un grave error, y es una causa directa y principal de la crisis de la eucaristía, junto con el que sea administrada por los laicos si no hay una causa excepcional (rompe la unión entre eucaristía, sacerdocio, rito y altar), y los terribles abusos e irregularidades en la administración eucarística por parte de sacerdotes insensatos.

Pero veo lícito dar la comunión en la boca si hay casos excepcionales y justificados, pero no con el carácter general de hoy en día.
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JMI:- "En conclusión, el permitir dar con carácter general la comunión en la boca ha sido un grave error, y es una causa directa y principal de la crisis de la eucaristía"

Está Ud. muy errado, no sólo en el modo de la comunión, sino también en su juicio sobre la Iglesia y la asistencia del Espíritu Santo en quienes la gobiernan.

El que está en un grave error es Ud.

(Pero me sospecho que se ha expresado mal).
22/08/14 1:03 AM
  
curioso
En el artículo, usted omitió la información sobre el proceso de indulto en cada país, seguramente por brevedad y por la pena que le da recordar que la excepción se hizo norma por la presión ideológica.
¿Podría pedirle algunos datos o que me indique dónde encontrarlos?
Primero, sobre cómo se concedió el mencionado indulto en España e Hispanoamérica (especialmente me interesan Perú, Chile y Argentina).
Segundo, si hay más diócesis o conferencias episcopales que no pidieron o no aceptaron el indulto además de las que usted menciona.
Tercero, ¿cómo fue la "derogación" de la no-ley por parte de Benedicto XVI? ¿Sólo para las Misas en la Plaza de San Pedro o para toda la diócesis de Roma? ¿Cómo se cancela el indulto formalmente? ¿Perdura con Francisco?
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JMI.-Siento no poder contestar a sus preguntas. Quizá, echándole paciencia al tema, podría ir Ud. buscando las respuestas en internet.

En mi artículo cito el libro de Mons. Juan R. Laise, Obispo que fue de San Luis, Argentina. No lo tengo a mano ahora. Pero en él se reproduce la carta que la Conferencia Episcopal Argentina hizo a la Congregación del Culto en 1996 pidiendo el indulto referido. De otras Conferencias no sé decirle.
22/08/14 9:07 AM
  
Fernando
¿Merece la pena trabajar por la vuelta de la comunión en la boca? ¿Debemos concluir que son iguales de dignas, justas, piadosas, reverentes y acordes con la tradición ambas formas? ¿O al menos en las actuales circunstancias, no resulta muy conveniente enseñar a los jóvenes a no comulgar en la mano, dada la actual banalización de la Eucaristía y de la Sagrada Liturgia?

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JMI.-Perdone, pero sus preguntas están ya respondidas en mi artículo. En él expreso mi pensamiento sobre esas cuestiones.
22/08/14 8:07 PM
  
felixborr
Pues que sigo pensando padre que esta Vd. equivocado por igualar ambos modos de comulgar. Estoy ya mayor para arrodillarme en medio de una fila y se niegan a ponerme un reclinatorio ya solicitado varias veces. Cuando era niño siempre sentí que tocar las especies eucarísticas sin ser sacerdote era una profanación y grande. Creo que no es el Espiritu Santo quien lo ha traido sino los vientos de la apostasia y del modernismo.
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JMI.-Me parece que no ha entendido Ud. bien mi artículo, porque yo en él no igualo las dos formas de comulgar.

1-Digo que la comunión en la mano se introdujo en la Iglesia de mala manera. Hago historia de ello.

2-Digo que las formas en la Iglesia se van desarrollando en forma perfectiva, y que la comunión en la boca es un progreso, y que volver a la comunión en la mano es más bien un retroceso.

3-Digo que comulgar en la mano es perfectamente legítimo y santo allí donde los Obispos lo permiten con aprobación de Roma.

4-Y digo que de ningún modo debe armarse una guerra dentro de la Iglesia por esta cuestión de "modos", procurando unos satanizar la comunión en la mano o descalificar otros la comunión en la boca, hasta negarla a quien la pide. Digo que de los dos modos puede comulgarse con inmensa devoción y respeto, o con menosprecio y a veces sacrilegio.
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23/08/14 1:43 AM
  
enigma
Athanasius Schneider, experto en Patrística y obispo auxiliar en Kazajistán, explicó en una emisora de Radio María cómo se comulgaba entonces.

Athanasius Schneider tiene 50 años, es ucraniano y desde 2006 ha ejercido como obispo auxiliar en dos diócesis de Kazajistán, una ex república soviética con un 26% de población cristiana, mayoritariamente ortodoxa pero con una pujante comunidad católica.

Recientemente, monseñor Schneider, que es experto en Patrística e Iglesia primitiva, explicó en la emisora de Radio María en el sur del Tirol las diferencias entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano.

Según afirmó, esta costumbre es "completamente nueva" tras el Concilio Vaticano II y no hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos, como se ha sostenido con frecuencia.

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua: "Era más una comunión en la boca que en la mano", afirmó Schneider. De hecho, tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación.

Jamás se tocaba con los dedos: "El gesto de la comunión en la mano tal como lo conocemos hoy era completamente desconocido" entre los primeros cristianos.

Origen calvinista
Aun así, se abandonó aquel rito por la administración directa del sacerdote en la boca, un cambio que tuvo lugar "instintiva y pacíficamente" en toda la Iglesia. A partir del siglo V, en Oriente, y en Occidente un poco después. El Papa San Gregorio Magno en el siglo VII ya lo hacía así, y los sínodos franceses y españoles de los siglos VIII y IX sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.

Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. "Ni Lutero", que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, "lo habría hecho", dijo el obispo kazajo: "De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos".
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JMI.-Otros historiadores de la liturgia muy competentes dan una información diferente a la que Mons. Schneider da acerca de la forma antigua de comulgar. Por otra parte, había formas diversas según ritos y regiones. La minuciosa descripción, que he citado, de San Cirilo de Jerusalén sobre el modo de comulgar es distinta de la que describe Mons. Schneider. Por ejemplo.
23/08/14 12:06 PM
  
Catholicus
"Es necesario volver a la comunión de rodillas y en la boca"

C. Cañizares. Prefecto para Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos.

Y lo han repetido otros miembros de la misma Congregación.

Juan Pablo II fue claro que no estaba de acuerdo con la comunión en la mano. Y la famosa foto negandosela a la primera dama francesa, debería ser suficiente para saber que no debemos comulgar en la mano siquiera por seguir el parecer del Vicario de Cristo.

Todavia hoy en Roma están los vídeos negando la comunión en la mano a los fieles.

Disiento Padre. Creo que es un asunto muy importante el dar esta batalla.
23/08/14 5:19 PM
  
Catholicus
JMI.-En mi blog no podrá usted insultar a los Obispos ni a las Conferencias Episcopales ("mintieron/engañaron/torcieron"). Pero seguro que encuentra otros que acogen sus comentarios con gran satisfacción.
23/08/14 5:26 PM
  
Nelson Gepp ( Chile)
Es una excelente costumbre comulgar de rodillas y en la boca, dando ese ejemplo de amor a Nuestro Señor, los que observan esto sacarán sus propias conclusiones.
A los Sacerdotes los invito a poner en práctica está costumbre, después de todo no es tan difícil poner un comulgatorio o un reclinatorio en la fila de la comunión y a los que lean esta opinión a comulgar de rodillas.
La mejor enseñanza es con el ejemplo y no con la crítica.
24/08/14 10:37 PM
  
anscelo
Yo he vivido de todo. Tengo la sensación, por esta razón, que los fieles laicos debemos adivinar las intenciones del ministro ordinario de la Comunión. A mis 15 años me negaron la confesión y la comunión por ir en manga corta, era verano. Igualmente me la han negado por pedirla en la boca, como ordinariamente hago, o ver como se la han negado a otros por arrodillarse. También presbíteros de una Congregación religiosa muy popular me han dicho, que las "perlas"; es decir, las partículas pequeñas del Pan eucaristizado, son restos de Jesús, y no su Cuerpo. Ignoro de dónde han sacado esa doctrina, pido a alguien que me la explique.

Lo que no soporto es que haya ministros extraordinarios de la comunión, administrándola, cuando en el templo hay presbíteros y diáconos libres. Sin darles la bendición correspondiente eligen a cualquiuiera para administrarlo.
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JMI.-Puede haber partículas de la Sgda. Hostia tan ultra-mínimas que ya no son pan. La práctica piadosa es dar veneración absoluta a las partículas, sean del tamaño que sean, sumiéndolas.

La Iglesia determina con toda prudencia las condiciones para los ministros extraordinarios de la comunión. Y en eso se producen abusos como en tantas otras cuestiones. Pero de suyo son un don de Dios. Recuerdo yo de mis viajes a México, cómo era frecuente al terminar la Misa dominical, se acercaban al comulgatorio con sus píxides para recibir formas consagradas que llevaban a enfermos o impedidos. Con una devoción inmensa y con listas bien ordenadas. Un precioso ministerio, en parroquias, quizá de 40.000 habitantes, con 1 (un) solo cura. Dios los bendiga.
26/08/14 10:32 PM
  
Daniel Lagos de Perú
Excelente artículo Padre. Gloria a Dios por esto.
Particularmente creo que el problema no está en que un Sacerdote o una Diócesis prefiera niegue la comunión en la mano o en la boca. EL CENTRO DEL PROBLEMA está en la Ideológización de la que habla al final de este post. Creo y es mi idea que esta queda de manifiesto y totalmente en evidencia, cuando por ejemplo: voy a una Eucaristía de un Sacerdote que prefiere que se comulgue en la boca y de rodillas y toda la comunidad allí presente participa y prefiere esa forma de comulgar, y yo, en vez de ir a recibir la comunión con precisamente espíritu de comunión, tercamente me acerco a comulgar y extiendo mis manotas para que me den la comunión NO como la están recibiendo todos en ese templo, sino como yo, ideologízadamente creo que es como se debe recibir, porque si no hay ideología al respecto y las 2 formas están aceptadas por la Iglesia (salvando las distancias entre una y otra, pero esa es la realidad actual)¿Que necesidad tengo de comulgar con la mano en un templo y en una eucaristía y con un Cura y en medio de una asamblea que prefieren que la comunión sea en la boca y de rodillas?
Esto mismo a la inversa sería: estoy en una eucaristía con los del Camino Neocatecumenal por ejemplo, y todos comulgan con la mano ¿Que diantres quiero cambiar el mundo y exigir que me den la comunión en la boca rompiendo la comunión con todos los hermanos que me rodean allí y comulgan con la mano?
Creo que la mejor manera de saber si uno esta engañado por la ideología de la forma en este punto es ponerse en estos casos (quizás ya se ha estado en estos casos) y saber como se actuaría.
Creo que así se puede saber hasta que punto estoy aferrado a una forma y la pongo por encima del corazón y la razón de ser del pan del cielo, que como usted dice, es precisamente crear la comunión entre los hermanos.
Creo que con actitudes estúpidamente cerradas y obtusas de ambos lados, no se contribuye en nada a que en este punto nuestra Iglesia sea Una, Santa, Católica y que de Apostólica solo tenga la transmisión de una forma u otra de comulgar por encima de un corazón que busque el Verdadero sentido de la Comunión que está muy por encima de si es en la mano o en la boca y de rodillas. Sino, preguntémosle a los Lefebvrinos, que en nombre del respeto y el escrúpulo absoluto en la forma de comulgar y celebrar la eucaristía, son Sedevacantistas y demás hierbas que les han llevado a romper la comunión con Roma.
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JMI.-Creo, Daniel, que amplía muy oportuna y gráficamente la idea de fondo que expreso yo al final de mi artículo. Demos gloria a Dios. Amén.

Sólo una observación. Los lefebvrianos, en principio, son cismáticos, pero no sede-vacantistas. Parece una contradicción, pero así es. Al menos, creo, en la gran mayor parte de ellos.
27/08/14 9:01 AM
  
Curro Estévez
En definitiva: Que da igual. O mejor dicho, que no tiene una relevancia decisiva.

Lo mismo que comulgar de pie o de rodillas.



Porque lo importante, se nos dice -no digo que por Vd, padre Iraburu-, es la disposición interior, y que no hagamos debates estériles ni "ideologicemos" con estas cuestiones meramente formalistas. Cosa que puede ocurrir, lo de "ideologizar", si pedimos que se coloque un reclinatorio para los que queremos comulgar de rodillas y en la boca, como la Iglesia llegó un día a discernir según nos ilustra en su artículo.

Ciertamente se puede uno acercar a la comunión de manera indigna, con hipocresía, aunque se acerque a recibirla genuflexo (de hinojos) y con aparente humildad, que el corazón del hombre es transparente para Dios aunque engañemos a los hombres, pero los fieles nos debemos poner de pie, para disponernos a si la forma en que se comulgue no tiene ninguna importancia, o no tiene la suficiente importancia, toda la disciplina litúrgica se tambalea y derrumba, y nadie podrá discutirle al que no quiera levantarse que cuando en la misa se proclama el Evangelio oír la Palabra del Señor reverentemente, y no quedarnos sentados. Expongo este caso por no llegar a ejemplos más extremos que cualquiera puede imaginar.
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JMI.-Algunas de sus dificultades están ya respondidas en lo que he dicho al comentarista felixborr.

Pero alguna objeción que Ud. pone hace pensar que no ha entendido bien el artículo (o que no me he expresado bien). Dice Ud.:... "si la forma en que se comulgue no tiene ninguna importancia, o no tiene la suficiente importancia, toda la disciplina litúrgica se tambalea y derrumba, y nadie podrá discutirle al que no quiera levantarse que cuando en la misa se proclama el Evangelio"...

Claro que tiene importancia la forma, y que considero más perfecta la comunión de rodillas y en la boca: hablo de ella como de un progreso. Pero lea Ud. lo que bien dice Daniel Lagos un poco más arriba. Está bien que se promueva buenamente una forma, pero no está bien que se combata la otra, si la Iglesia ha autorizado una y otra.

Y eso que dice Ud. de "nadie podrá discutirle" al que se mantiene sentado durante el Evangeli, p.ej., no tiene sentido. En cada momento, y concretamente para escuchar el Evangelio, hay norma de la Iglesia que DEBE obedecerse. DEBE escucharlo de pie. No da igual.
27/08/14 2:12 PM
  
Daniel Lagos de Perú
Padre, como siempre de acuerdo con usted hasta en sus correcciones.
Dios lo bendiga y la Virgen lo proteja.
27/08/14 3:16 PM
  
Ana María
Muy interesante, muchas gracias.
Yo sé de una iglesia en la que el sacerdote deja la patena y el cáliz en el altar y los fieles se acercan, toman la forma, la sumergen en el cáliz y comulgan así. A mi me parece que esto no está aprobado por la iglesia pero no estoy segura. Me lo podría alguien confirmar. Muchas gracias.
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JMI.-En mi art. anterior (279) verá que la Redemptionis Sacramentum 2004, nº 94, prohíbe expresamente esa práctica.
27/08/14 4:46 PM
  
Mauro
Padre. Gracias por el artículo. Una pregunta. He oído a algunos decir que con ciertas pruebas científicas se ha demostrado que cuando se comulga en la mano siempre quedan partículas, ínfimas y hasta casi invisibles, en la mano.
¿qué sabe usted al respecto? y si es verdad ¿la ignorancia excusa el indigno trato posterior a dichas partículas casi invisibles (donde aún está presente sacramentalmente Cristo)?
Se puede concluir que este es un fuerte argumento práctico contra la comunión en la mano?
Muchas gracias padre. Dios lo bendiga
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JMI.-No es argumento. El comulgante puede-debe consumir íntegramente la sagrada hostia, y si alguna mínima partícula quedara, tomarla también con la lengua.
Lo de las "partículas casi invisibles" es una idea-escrúpulo sin sentido. En la tran-substanciación hay una conversión total del pan en el cuerpo eucarístico de Cristo, en tanto que permanecen inmutados los accidentes. Pero éstos no permanecen en una partícula infinitesimal, "casi invisible".
27/08/14 6:10 PM
  
AGG
Muchas gracias por la luz que das al tema, pregunto solo por curiosidad e ignorancia, en cuanto a la forma constante de comulgar en la mano dentro de las comunidades del camino neocatecumenal, esto es por un permiso especial y por pura desobediencia?
Muchas gracias Padre.
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JMI.-Lo hacen autorizados por la Iglesia.
27/08/14 8:49 PM
  
Gabriel (Argentina)
Como curiosidad, yo sí he visto a un cura negar la comunión en la mano. Fue hace un par de años, en la única misa vetus ordo a la que he ido. Es una pena, pero los "tradicionalistas" atraen a todo tipo de gente rara y fanática.
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JMI.-Bueno, me figuro que convendrá ud. conmigo en que la gente rara y fanática está muy bien repartida por los distintos campos y gremios.


Me parece (y repito, me parece) que estos comentarios son injustos, pues en el rito tradicional la comunión en la mano es "desconocida", ergo, sólo se "conoce" la comunión de rodillas y en la boca. Eso también lo he visto en la liturgica de los greco-melquitas, allí es "desconocida" la comunión en la mano y se comulga solo en la boca y de pie, al igual que en el acto de consagración los fieles no se arrodillan pues esa postura era "desconocida" en oriente. No creo que por ello hay gente fanática y rara. Las rúbricas del Misal del 62 dispone que esa es la forma de comulgar, por lo que -más allá de lo que pensemos- me parece que dichas rubricas no se han escrito porque sí y en consecuencia, hay que respetar. Pax tecum
28/08/14 12:53 PM
  
Gabriel (Argentina)
El uso de dar la comunión en la mano ¿puede remontarse a Jesús?

por Nicola Bux

El Santo Padre, no sólo pronunció el famoso discurso del 22 de diciembre sobre la interpretación del Concilio Vaticano II, invitando a realizarla en el sentido de la reforma en continuidad con la tradición de la Iglesia (Ecclesia semper reformanda), sino que también la ha puesto en práctica en la liturgia. En primer lugar, reubicando el crucifijo delante de él en el altar, de modo que la oración del sacerdote y de los fieles esté "dirigida al Señor".

Aquí, sin embargo, remarcaré la segunda "innovación" de Benedicto XVI: la administración de la Santa Comunión a los fieles, de rodillas y en la boca. Digo "innovación", en relación al indulto otorgado en distintos países donde se les permite recibirla en la mano. En los hechos, y en la creencia de no pocos, sólo en la tardía antigüedad-alta edad media, la Iglesia de Oriente y de Occidente prefirieron administrarla de tal manera. Ahora, Jesús ¿dio la Sagrada Comunión a los Apóstoles en la mano o pidiendo que lo tomen con sus propias ma-nos?

Visitando la exposición de Tintoretto, en Roma, he observado algunas 'Última Cena' en los que Jesús da la comunión en la boca de los Apóstoles: se podría pensar que esto es una interpretación del pintor a posteriori, un poco como la postura de Jesús y de los apóstoles en la mesa en el Cenáculo de Leonardo, que 'actualiza' a la manera occidental el uso judaico de estar inclinado en la mesa. Sin embargo, reflexionando posteriormente, el uso de dar la Sagrada Comunión a los fieles directamente en la boca, se puede considerar no sólo propia de la tradición judaica y apostólica, sino también se remonta al Señor Jesús. Los judíos y los orientales en general, han continuado con la costumbre de tomar el alimento con sus manos y ponerlo directamente en la boca a la amada o a un amigo. Incluso en Occidente se hace entre los enamora-dos, como así también de parte de la madre con el pequeño inexperto. Si el texto de Juan 13,26-27: "Y Jesús se lo llevó (Juan), dijo: "Es el que va a dar una pedazo de pan mojado. "Entonces, su-mergiendo un pedazo de pan, lo dio a Judas hijo de Simón Iscariote. Se acaba de tomar el bocado Satanás entró en él". Mons. Athanasius Schneider ha realizado excelentes profundizaciones en su libro Do-minus est, Lev 2009.

Pero ¿qué pasa con la invitación de Jesús?: ¿"Tomad y comed"..."Tomad y bebed"?.

Tomar (en griego: lavete; en latin: accipite), también significa "recibir". Si el bocado es in-merso en vino, no se puede tomar con las manos, sino recibirlo directamente en la boca. Es cierto que Jesús ha consagrado el pan y el vino por separado, pero, si durante el banque-te místico -como se lo llama en Oriente- o sea, en la Última Cena, los dos gestos consagrato-rios se realizaron, como parece, en diferentes momentos de la cena pascual -cuando los Apóstoles, tal vez ayudados por los sacerdotes judíos que fueron convertidos (Hechos 6,7) cuales expertos diríamos en el culto, los unió en la gran plegaria eucarística- la distribución del pan y el vino consagrados se coloca des-pués de la anáfora, dando origen del rito de la Comunión. En los inicios, las comunidades cristianas eran pequeñas y sus creyentes fá-cilmente identificables. Con la difusión del cristianismo, surgió la necesidad de la cautela: para que las sagradas especies fueran admi-nistradas con reverencia, evitando la disper-sión de los fragmentos, los cuales contienen al Señor verdadera y enteramente. Poco a poco, va tomando forma la Comunión bajo las dos especies, dados en forma consecutiva.

En occidente, ordinariamente se distribuye solo bajo la especie del pan, debido a la doc-trina católica, garantizada por Santo Tomás, que enseña que el Señor Jesús se encuentra todo entero en cada una de las especies (Ca-tecismo de la Iglesia Católica, 1377).

Sin embargo, los defensores de la Comunión en la mano apelan a San Cirilo de Jerusalén, quien, pidiendo a los fieles de hacer de la ma-no un trono en el momento de recibir la Co-munión, quería consignar que la especie del pan se recibía en la mano. Creo que la invita-ción a disponer las manos de esta manera, se puede entender no con el fin de recibirlo en ellas, sino, incluso inclinando la cabeza, en un solo acto de adoración, como para evitar la caída de fragmentos. De hecho, por el innato sentido de lo sagrado, muy fuerte en el Orien-te, se afirmó siempre la reverencia para el Sacramento con las debidas precauciones en tomar la Comunión en la boca, por varias ra-zones, incluyendo aquella de no poder garan-tizar las manos limpias y especialmente en la salvaguarda de los fragmentos. Esto se en-cuentra en la Catequesis Mistagógica 21.

Esto hace que sea más comprensible la sen-tencia de San Agustín: "Nemo autem Illam carnem manducat, nisi prius adoraverit; pec-cemus non adorando" (No se debe comer el Cuerpo del Señor sin haberlo adorado prime-ramente). Benedicto XVI lo ha recordado de manera significativa en el citado discurso so-bre la interpretación del Concilio Vaticano II y luego en su Exhortación Apostólica Sacramen-tum Caritatis 67.

Incluso Cirilo, o sus sucesores en la Catequesis Mistagógica 5.22, invita a "no extender las manos, sino en un gesto de adoración y vene-ración (k tropo proskyniseos sevasmatos) pa-ra acercarse al cáliz de la sangre de Cristo". De modo que, el apóstol hace proskinesis, post-ración o inclinación hacia el suelo -similar a nuestra genuflexión- poniendo al mismo tiempo las manos como un trono, mientras de la mano del Señor recibe la Comunión en la boca. Así aparece eficazmente representado en el Código púrpura de Rossano, que data de finales del siglo V y principios del sexto, un Evangeliaro griego en miniatura compuesto seguramente en un ambiente siríaco.

Por lo tanto, no de-be maravillarnos el hecho de que la tradición pictórica oriental y occi-den-tal, desde el siglo V hasta el XVI, haya puesto de manifies-to que Cristo ha dado la comunión a los apóstoles direc-tamente en la boca.

El Santo Padre, en continuidad con la tradi-ción de la Iglesia universal, ha tomado el ges-to. ¿Por qué no imitarlo? Se ganará en la fe y la devoción de muchos al Sacramento de la Presencia, especialmente en un tiempo de desacralización como el presente. FUENTE: SCUOLA ECCLESIA MATER (página web)

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JMI.-Otros fidedignos estudiosos de la historia de la liturgia contradicen varias de las afirmaciones precedentes. Entienden, concretamente, la descripción hecha por S. Cirilo de modo diverso. Y cuando Padres venerables, como S. Jerónimo o S. Agustín dicen, al predicar la Sagrada Escritura, que se reciba la Palabra divina sin que ni una sílaba se pierda del corazón, aducen el ejemplo de la comunión en la mano, en la que el comulgante ha de recibir el Pan celestial poniendo extremo cuidado de que ni una miguita se caiga de sus manos y se pierda.
28/08/14 1:03 PM
  
JuanMaría
Respecto al que se queja, con juicio de valor incluido, de que en una Misa según la Forma Extraordinaria no se le administrase la Comunión en la mano, decirle que en su día ya se preguntó a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei sobre el particular y se respondió que en esta Forma del Rito Romano sólo se puede administrar la Comunión en la lengua.
28/08/14 6:27 PM
  
Daniel Lagos de Perú
Gabriel (Argentina),
¿A QUIEN SE LE OCURRE ir a una Misa Tridentina y pretender recibir la comunión en la mano?
Parece que era un ignorante de aquellos.
Creo que lo curioso en la historia que cuentas está en el hecho de pretender recibir la comunión en la mano en una Misa Vetus Ordo.
La verdad no entiendo el porqué de tu sorpresa ante el hecho de negar la comunión por encima del hecho de querer recibirla en la mano, sobre todo en una Misa como la que describes, donde el querer recibir la comunión en la mano, zurrandose en el rito en el que está participando y en las formas que lo rodean, hasta yo que soy Neocatecumeno, lo podría tomar como provocación.
Comunión en la Mano y en la Boca están permitidas, es un hecho. Pero esa autorización creo que no se debe usar para faltar a la comunión y el respeto a la comunidad con la que estoy participando en la Misa, ni al rito que el Celebrante IN PERSONA CHRISTI, está usando para celebrar la misma. MUY Por encima de mi preferencia de comulgar en la boca o en la mano está la comunión con todos los que participo en la Misa.
Si no se entiende esto, EL FANATISMO no solo está en quienes niegan la comunión.
Paz y Bien
29/08/14 5:48 PM
  
José Ricardo Marchand Aguilar
Estimado Padre:

Me pareció muy específica y puntual el estudio que hace sobre la Santísima Eucaristía pero me cuestiono ¿Por qué todo estudio empieza desde el tiempo en que la Iglesia se junto con el Imperio Romano?

¿Cómo eran las comuniones de las primeras comunidades cristianas? ¿Cómo eran las comuniones de los judíos-cristianos, de los apóstoles y los discípulos?

Entiendo los cambios y las ideas que se fueron dando durante el Imperio Romano pero ¿Realmente durante ese periodo se respetaron las costumbres de las poblaciones o se llevó a cabo sin ello? El Espíritu del Concilio Vaticano II va por la línea de ser unidos en la diversidad ¿Cómo entonces se plantea una uniformidad no diversa?

Yo me cuestiono fuertemente esto ¿Qué acaso Jesús no andaba comiendo y bebiendo con los demás? ¿Qué acaso no se ensució sus pies o incluso dejó que se los lavaran? ¿Por qué entonces queremos que la comunión se vea como algo no cercano?

Son preguntas que me vienen fuertemente.
29/08/14 11:42 PM
  
Arturo
... puedo preguntar, a los q comulgáis en la mano, por qué lo hacéis?
Qué inconveniente encontráis a comulgar en la boca?
Gracias.
30/08/14 12:17 AM
  
Agustín, Chile
Estimado Padre, junto con saludarlo me gustaría consultar sobre una situación que me ha tocado vivir en dos misas presididas por Padres, en ambas al momento de la comunión el Padre ha dejado el caliz con las hostias sobre el altar o en una mesa auxiliar y se invita a que procedamos a sacar las hostias nosotros mismos y auto comulgar.
¿Es esta forma adecuada, lo permite así la iglesia? , al consultar a una entidad eclesial se respondieron que dependía de la madures de la comunidad que está comulgando.

Gracias por su información.
------------------
JMI.-Está estrictamente prohibido.
Vea en mi art (279): instr. Redemptionis Sacramentum (2004, nº 94).

Dicho sea de paso. Las comunidades cristianas "más maduras" en Cristo son justamente las que con mayor fidelidad viven todas las normas de la Iglesia, también las litúrgicas.
30/08/14 5:20 PM
  
Ado
Para la pregunta de Arturo: comulgo en la mano porque las hostias en mi parroquia son enormes. A mi hijo casi se le cae de la boca al hacer la primera comunión. Preferiría comulgar en la boca y de rodillas.
Y, aunque me preocupa un poco el comulgar en la mano, me preocupa mucho más que el sacerdote se quede sentado cantando, mientras dos laicos dan la comunión (somos una parroquia de un pequeño pueblo, no hay tanta gente a comulgar), o que cambie algunas frases de la Liturgia, y otras cosas más.
01/09/14 11:57 AM
  
Rafael
A mi me han negado la comunión dos veces por querer recibirla de rodillas, y una vez lo intentaron por querer recibirla en la boca.
Para mi la pregunta es si es del agrado de Dios que recibamos el cuerpo de Cristo en nuestras manos pecadoras y sucias. Pues todo indica que NO.
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JMI.-Donde la Iglesia permite las dos formas de comulgar, todo indica que el Señor se ve muy agradado cuando se le reciba con amor en una u otra forma.

20/09/14 5:54 PM
  
lupo
Infinitamente de acuerdo con que es una ideologización. Porque lo que importa más es la actitud de fe con que se acerca el que comulga, porque puede muy bien comulgar de rodilla y en la boca, pero en pecado mortal, o en la mano con santidad y gran fruto para su alma (o al revés). La pregunta es ¿A quién mejor aprovecha?

Lamentablemente tenemos actitudes farisaicas de ambos lados, preocupados de colar el mosquito tragándose el camello, o diciendo que el hombre es para el sábado y no el sábado para el hombre.

Ciertamente el uso común de la Iglesia latina es en la boca (de rodillas o de pie), pero es de sabiduría de nuestra santa madre Iglesia el ser clemente con los que sienten necesidad de tocar como santo Tomás. Aunque algunos digan que fue introducida de mala manera, puede que el Señor lo permitiera para mayor bien de la Iglesia, pues no alcanzamos a ver los planes del Señor en toda su dimensión ¿O pretendemos ser como los amigos de Job que quieren arrogarse el saber cuales son los planes de Dios para con él?

Por otro lado he leido ciertos comentarios en que aducen la mayor santidad de los sacerdotes para tocar la hostia consagrada que la de un simple fiel. Me trae recuerdo de esos herejes donatistas que sólo aceptaban los sacramentos de parte de los sacerdotes puros y no de los que no lo eran a su juicio. Esa actitud de que sólo las manos consagradas son dignas de tocar a Cristo sacramentado está peligrosamente cerca de esa heregía. Porque en el fondo ¿Acaso no termina el fiel tocando con su lengua, la que más veces peca en porcentaje con respecto a la mano, las sagradas formas?
25/10/14 3:07 AM

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