(233) Normas renovadas de la Iglesia sobre el traje de los sacerdotes
–¿O sea que han salido unas normas diferentes?
–Lea usted con atención. Unas normas renovadas no tienen por qué ser diferentes. Pueden ser una reafirmación de las ya existentes. Cuando se renueva un contrato, por ejemplo, puede dejarse como estaba.
El hábito religioso y el traje eclesiástico es el título de cuatro artículos que publiqué en 2008 (-I, -II, -III, y -Apéndice). Entonces, al estudiar este tema, tuve especialmente en cuenta, como es lógico, el Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros (21-I-1994), publicado por la Congregación del Clero con la autorización de Juan Pablo II. Casi veinte años más tarde (11-II-2013), y sin cambiar el título, ha sido publicado ese documento por la misma Congregación como «edición nueva», con la aprobación del Papa Benedicto XVI. El texto en su conjunto ha variado poco. Mantiene el mismo texto anterior, a veces con algunos añadidos.
Pues bien, al revisar lo que dispone el Directorio actual acerca del vestir de los sacerdotes (nº 61), veo que se mantienen las mismas normas del texto anterior, al que se le añaden dos párrafos. Reproduciré el texto íntegro (con subrayados míos), y lo iré comentando. Y lo que vaya exponiendo, por supuesto, vale igual para los sacerdotes religiosos, y mutatis mutandis, también para las religiosas. Pero antes de todo una observación previa.
–El modo de vestir es asunto importante. Pienso yo que esta proposición es evidente, aunque muchos, contra su propia convicción, no reconozcan su verdad y la nieguen, para auto-justificar así ciertos comportamientos vestimentarios indefendibles. Ortega y Gasset decía que «las modas en los asuntos de menor calibre aparente –trajes, usos sociales, etc.– tienen siempre un sentido mucho más hondo y serio del que ligeramente se les atribuye, y, en consecuencia, tacharlas de superficialidad, como es sólito, equivale a confesar la propia y nada más» (Historia del amor). Y Miguel de Unamuno estimaba que «jamás se ha dicho un disparate mayor que aquel de que “el hábito no hace al monje”. Sí, “el hábito hace al monje”» (La selección de los Fulánez).
Hasta los mismos enemigos de la Iglesia lo reconocen. Julio Garrido, en su artículo El hábito no hace al monje (rev. «Roma» nº 48, mayo 1977), citaba un interesante discurso parlamentario que en la Cámara de Diputados de Francia pronunció el diputado Ferdinand Buisson, un distinguido come-curas, defendiendo su proyecto contra las Órdenes religiosas (Boletín Oficial, 4-IV-1904).
«Conozco el proverbio que dice: “el hábito no hace el monje”. Pues bien, yo sostengo que es el hábito el que hace al monje. El hábito es, en efecto, para el monje y para los demás, el signo, el símbolo perpetuo de su separación, el símbolo de que no es un hombre como todos los demás… Este hábito es una fuerza… que no suelta nunca a su esclavo. Y nuestra finalidad es arrancarle su presa.
«Cuando el hombre haya abandonado este uniforme de la milicia en la que está alistado, encontrará la libertad de ser su propio amo; no tendrá ya una Regla que le oprima todo el tiempo, toda su vida; no sentirá ya la presencia de un superior al que tiene que pedir órdenes… ya no será el hombre de una Congregación, se convertirá tarde o temprano en el hombre de la familia, el hombre de la ciudad, el hombre de la humanidad. Será necesario que el religioso secularizado se dedique a ganar su vida como todo el mundo. No pidamos más, así será libre. Quizás durante algún tiempo permanecerá fiel a sus ideas religiosas. No nos preocupemos, dejémosle laicizarse él mismo solo; la vida le ayudará».
¿Será posible que lo que acerca del hábito saben, saben perfectamente,los enemigos de la Iglesia no lo sepan, incluso lo nieguen, algunos que están dentro de la misma?… Es un grueso error considerar el vestir de religiosos y sacerdotes como una cuestioncilla trivial, sin importancia, completamente accidental: «cuestión de trapos». Es un grueso error, y como es una convicción que va claramente contra la verdad de la experiencia, hay que pensar que se trata además de un error ideológico, más o menos consciente, en el que la voluntad sustituye al juicio, imponiéndole lo que debe pensar. Si en el fondo viene a «dar lo mismo» vestir de un modo u otro, si tan poca importancia tiene esta cuestión, ¿por qué muchos sacerdotes y religiosos, a veces tan buenas personas, no se deciden a obedecer lo que la Iglesia ha mandado durante siglos, y también hoy, en esta cuestión? No. Ya se ve que el asunto tiene mucha importancia, tanto para la vida personal de religiosos y sacerdotes, como para su presencia y ministerio entre los hombres.
* * *
Pero consideremos lo que dispone la Iglesia en 2013 sobre el vestir del sacerdote en el Directorio renovado. Señalaré entre [[dobles corchetes]] los párrafos nuevos, añadidos al texto anterior, que se mantiene íntegro.
—(Directorio nº 61). «Importancia y obligatoriedad del traje eclesiástico. En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero –hombre de Dios, dispensador de Sus misterios– sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad de quien desempeña un ministerio público (247). El presbítero debe ser reconocible sobre todo, por su comportamiento, pero también por un modo de vestir, que ponga de manifiesto de modo inmediatamente perceptible por todo fiel, más aún, por todo hombre (248), su identidad y su presencia [mal traducido: “la sua appartenenza”, su pertenencia] a Dios y a la Iglesia.
«[[El hábito talar es el signo exterior de una realidad interior: [como dice Benedicto XVI,] “de hecho, el sacerdote ya no se pertenece a sí mismo, sino que, por el carácter sacramental recibido (cfr. Catecismo 1563 y 1582), es “propiedad” de Dios. Este “ser de Otro” deben poder reconocerlo todos, gracias a un testimonio límpido. […] En el modo de pensar, de hablar, de juzgar los hechos del mundo, de servir y de amar, de relacionarse con las personas, incluso en el hábito, el sacerdote debe sacar fuerza profética de su pertenencia sacramental, de su ser profundo” (249)»]].
247.-JUAN PABLO II, Carta al Card. Vicario de Roma (8-IX-1982).
248.-Cfr. PABLO VI, Alocuciones al clero (17-II-1969; 17-II-1972; 10-II-1978): AAS 61 (1969), 190; 64 (1972), 223; 70 (1978), 191; JUAN PABLO II, Carta a los Sacerdotes con ocasión del Jueves Santo 1979 (8-III-1979), 7: l.c., 403-405; Alocuciones al clero (9-XI-1978; 19-IV-1979): «L’Osservatore Romano», ed. en español, 19-XI-1978, 2 y 11; «L’Osservatore Romano», ed. en español, 29-IV-1979, 12.
249.-BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en el Congreso Teológico organizado por la Congregación para el Clero (12-III-2010): l.c., 5.
Identificación social. Que el vestir religioso o sacerdotal identifica de modo claro y permanente a la persona especialmente consagrada al servicio de Dios y de los hombres es algo evidente. Lo que hoy no resulta para algunos tan evidente es que esta identificación sea conveniente. La Iglesia, sin embargo, desde hace ya muchos siglos, considera que esa identificación permanente es sin duda positiva, y que ayuda mucho tanto al sacerdote como a los hombres, sean o no cristianos.
Esta convicción tiene en la experiencia uno de sus fundamentos principales, aunque hay otros más doctrinales, como en seguida veremos, de gran importancia. Pero en cuanto a la experiencia, recordemos que no pocos estudios modernos de psicología social reconocen un valor social considerable a la identificación exterior de las personas; al menos en ciertas profesiones y circunstancias. La bata blanca, por ejemplo, no dificulta la relación del médico con sus pacientes, sino que la facilita. No distancia, al ser diferente, sino que favorece la aproximación.
Atractivo actual del clerman y del hábito. Una profesión se hace más atractiva cuando aquellos que la viven afirman su propia identidad abiertamente. A comienzos del siglo XXI, sabemos con certeza que los Institutos religiosos y los Seminarios que mantienen el hábito y el clerman tienen muchísimas más vocaciones que aquellos otros que los han eliminado, secularizando deliberadamente su imagen en el vestir. Esto podrá alegrar a unos y molestar a otros; pero lo que es evidente es que es así. Como también viene a ser, simétricamente, una regla general significativa que entre los institutos religiosos que caminan aceleradamente hacia su extinción o los Seminarios diocesanos que no tienen vocaciones, suele ser norma común, comenzando por los propios formadores, la secularización completa del vestir.
El voto de los jóvenes que aspiran hoy a la vida sacerdotal o religiosa, masculina o femenina, se vuelca indudablemente en favor de los Seminarios y de los Institutos religiosos que mantienen la identificación social en el vestir. En las Iglesias diocesanas, por ejemplo, cada vez es más frecuente comprobar que son los sacerdotes jóvenes los más fieles al clerman. Y sigo argumentando en el plano de la experiencia.
Esta atracción de la juventud actual por la identificación social exterior, no sólo interior, de la vida sacerdotal o religiosa la explicaba así en una entrevista Mons. Albert Malcolm Ranjith, siendo secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Radice cristiane nº 38, octubre 2008):
«Nosotros, que somos de la generación del Concilio Vaticano II, que ha proclamado siempre el deber de estar siempre atentos a los signos de los tiempos, no debemos justo ahora volvernos ciegos y sordos. Los signos de los tiempos cambian con la historia. Si estamos no sólo atentos a los signos de los tiempos del sesenta y ocho, sino también a los de hoy, entonces tendremos que abrirnos a este fenómeno, reflexionarlo, examinarlo.
«Es extraño que en algunos países de Europa las religiosas vistan como mujeres comunes y abandonen el velo. El velo es un símbolo de algo eterno, algo de “un ya y todavía no”; de aquel sentido escatológico predicado por el Señor mismo: aunque ahora estemos en la tierra, pertenecemos a una realidad distinta. Por eso ¿qué sentido tiene abandonar todo esto para integrarnos en una cultura moribunda? He visto tantos jóvenes sacerdotes y religiosas que son fieles a sus signos de consagración. No es que el hábito sea todo, pero también él tiene un sentido…
«Repito, es extraño y triste que en un mundo con tantos jóvenes desilusionados de las trivialidades, hartos de superficialidad, del materialismo consumista, muchos sacerdotes y religiosas vayan vestidos de civil, abandonando su signo de pertenencia a una realidad diversa. Leer los signos de los tiempos significa discernir que ahora los jóvenes buscan al Eterno, buscan un objetivo por el cual sacrificarse, que están listos y generosos. Y donde hay estas disposiciones debemos estar presentes».
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—(Directorio nº 61, sigue). «Por esta razón, el sacerdote, como el diácono transeúnte, debe (250): a) llevar o el hábito talar o “un traje eclesiástico decoroso, según las normas establecidas por la Conferencia Episcopal y según las legitimas costumbres locales” (251). El traje, cuando es distinto del talar, debe ser diverso de la manera de vestir de los laicos y conforme a la dignidad y sacralidad de su ministerio; la forma y el color deben ser establecidos por la Conferencia Episcopal, siempre en armonía con las disposiciones de derecho universal;»
250.-Cfr. Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, Chiarimenti circa il valore vincolante dell’art. 66 del Direttorio per il ministero e la vita dei presbiteri (22-X-1994): «Communicationes» 27 (1995) 192-194.
251.-Código Derecho Canónico, can. 284.
La condición sagrada del sacerdote y de su ministerio. Santo y sagrado no son términos que se identifican. «Dios» es el “Santo”. Y son “sagradas” aquellas «criaturas» que en modo manifiesto han sido especialmente elegidas por el Santo para santificar a los hombres. El Verbo encarnado, por tanto, es el único que une en sí mismo absolutamente santidad y sacralidad: es santo por su divinidad y perfectamente sagrado por su encarnación. Más aún, Él es la fuente de toda sacralidad cristiana.
Ya traté de «lo sagrado cristiano» en otros artículos, (210) La Iglesia es sagrada, (( http://infocatolica.com/blog/reforma.php/1302260954-210-reforma-o-apostasia-vi-la )), y también al estudiar (212) La secularización del sacerdocio ministerial;(( http://infocatolica.com/blog/reforma.php/1303111215-212-reforma-o-apostasia-viii )) pero recordaré aquí brevemente sus notas más importantes para el tema que ahora nos ocupa.
Todo en la Iglesia es sagrado. El cuerpo místico de Cristo es sagrado, es «sacramento universal de salvación» (Vat.II: LG 48; AG 1), es «el sacramento admirable de la Iglesia entera» (SC 5). Sagrado es el pan eucarístico. Los cristianos (su mismo nombre lo expresa), ya por el bautismo, son sagrados, ungidos, consagrados por Dios en Cristo. Y así tantas otras sacralidades cristianas: sagradas Escrituras, sacramentos, sagrados Concilios, vírgenes consagradas, templos, lugares sagrados, etc.
Se distinguen, sin embargo, en el lenguaje los diversos grados de sacralidad dentro de la Iglesia, y se distinguen con fundamento real. Se reserva habitualmente el término sagrado a aquellas criaturas más directamente dedicadas por Dios a la santificación, y más potenciadas por el Espíritu Santo en orden a santificar. Habla la tradición cristiana, por ejemplo, de los sacerdotes como «ministros sagrados», y de los religiosos como cristianos de «vida consagrada». No habla, en cambio, de los «sagrados laicos». Y es una expresión normal decir «la predicación sagrada», pero no, por ejemplo, «la sagrada agricultura».
Lo sagrado tiende de suyo a ser visible. Esta nota es importante. Lo sagrado participa de la economía sacramental de la gracia cristiana. Y el sacramento es siempre signo visible de la gracia invisible que santifica a los hombres. Esta «visibilidad sensible» pertenece, pues, a la naturaleza misma de lo sagrado, y por eso la Iglesia acentúa tanto este aspecto en su doctrina y en su disciplina, también a la hora de configurar externamente la figura del sacerdote y de los religiosos (cf. Vat. II, SC 7c, 33b, 59).
A la luz de estas verdades doctrinales, y no sólo con fundamento en la experiencia, dispone, pues, la Iglesia en el Directorio sobre los sacerdotes que, siendo «el hábito talar el signo exterior de una realidad interior», «el traje, cuando es distinto del talar, debe ser diverso de la manera de vestir de los laicos y conforme a la dignidad y sacralidad de su ministerio». Por tanto, es un signo social elocuente que «deben poder reconocerlo todos», incluso los no cristianos. La Iglesia, pues, quiere esa identificación interior y exterior del sacerdote, porque sabe por la fe que el sacerdote «hace sacramentalmente presente a Cristo, Salvador de todo el hombre, entre los hermanos, y no sólo en su vida personal, sino también social» (Sínodo Obispos 1971, nº 4). Hace sacramentalmente presente: es, pues, figura visible del Cristo glorioso invisible, que por él actúa de modo especial como maestro, sacerdote y pastor (Vat.II, PO 2). Esta concepción icónica de la jerarquía sacerdotal –Obispo, presbíteros, diáconos–, como imagen visible de la jerarquía celestial –Cristo y los Apóstoles– ya fue expuesta claramente hacia el año 100 por San Ignacio de Antioquía.
La secularización, por el contrario, es esencialmente desacralizante, y en no pocos lugares ha conseguido secularizar en la Iglesia, no sólo en lo exterior, sino también en lo interior, las misiones, la beneficencia, la misma liturgia, los templos, la moral, los colegios y Universidades, la vida religiosa, etc. Y por supuesto, ha procurado con especial interés secularizar exterior e interiormente la vida y ministerios del sacerdote y del religioso.
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—(Directorio nº 61, sigue). b) «por su incoherencia con el espíritu de tal disciplina, las praxis contrarias [a llevar el traje eclesiástico] no se pueden considerar legítimas costumbres (252) y deben ser removidas por la autoridad competente (253).
«Exceptuando las situaciones del todo excepcionales, el no usar el traje eclesiástico por parte del clérigo puede manifestar un escaso sentido de la propia identidad de pastor, enteramente dedicado al servicio de la Iglesia (254).
[[«Además, el hábito talar –también en la forma, el color y la dignidad– es especialmente oportuno, porque distingue claramente a los sacerdotes de los laicos y da a entender mejor el carácter sagrado de su ministerio, recordando al mismo presbítero que es siempre y en todo momento sacerdote, ordenado para servir, para enseñar, para guiar y para santificar las almas, principalmente mediante la celebración de los sacramentos y la predicación de la Palabra de Dios. Vestir el hábito clerical sirve asimismo como salvaguardia de la pobreza y la castidad».]]
252.-Código Derecho Canónico, can. 24 §2.
253.-Cfr. PABLO VI, Motu Proprio Ecclesiæ Sanctæ, I, 25 §2: AAS 58 (1966), 770; S. Congregación para los Obispos, Carta circular a todos los representantes pontificios Per venire incontro (27-I-1976): EV 5, 1162-1163; S. Congregación para la Educación Católica, Carta circular The document (6-I-1980): «L’Osservatore Romano» supl., 12-IV-1980.
254.-Cfr. PABLO VI, Audiencia general (17-X-1969): «L’Osservatore Romano», ed. en español, n.38, 21-IX-1969,3; Alocución al clero (1-III-1973): «L’Osservatore Romano», ed. en español, n. 11, 18-III-1973,3.
Centro aquí mi comentario en la obediencia, por razón de la brevedad; pero debemos reconocer que valorar el hábito clerical como una ayuda muy considerable para la pobreza y para la castidad, es también un argumento realista, importante y de ningún modo menospreciable.
La obediencia a las normas disciplinares de la Iglesia, en efecto,ha de ser muy especialmente fiel en el sacerdote sacramentalmente ordenado, tanto en lo doctrinal, como en lo litúrgico, moral y pastoral. Verdad muy importante, hoy excesivamente silenciada. Mediante el sacramento del orden, el sacerdote recibe una nueva «configuración a Cristo» por la unción del Espíritu Santo (cf. Vat.II, PO 2), y es constituido así re-presentante sacramental de Cristo. Ahora bien, el Señor salvó a la humanidad precisamente por su obediencia al Padre: «si por la desobediencia de uno, muchos fueron hechos pecadores, también por la obediencia de uno muchos serán hechos justos» (Rm 5,19). Si contraponer una espiritualidad de amor y otra de obediencia no tiene sentido alguno en ningún cristiano, menos aún lo tiene en un sacerdote: «si me amáis, guardaréis mis mandamientos» (Jn 14,15). Amor y obediencia a Dios se identifican. El sacerdote, pues, en su vida y en su ministerio, está especialmente llamado y potenciado por Dios para vivir juntamente la caridad y la obediencia.
La disciplina canónica de la Iglesia se ha formado a lo largo de los siglos fundamentándose sobre todo en los cánones de los Concilios. Estos cánones, que la Iglesia reúne en el Derecho Canónico, establecen con autoridad apostólica normas disciplinares eclesiales, que han de ser obedecidas y cumplidas. No son meras orientaciones, sujetas posteriormente a libre opinión, discutibles en público y devaluables por cualquiera.
En el primer Concilio de Jerusalén, dicen los Apóstoles: «nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros» (Hch 15,28). Poco después, San Pablo «atravesando las ciudades, les comunicaba los decretos dados por los apóstoles y ancianos de Jerusalén, encargándoles que los guardasen» (Hch 16,4). El Apóstol que más combatió el legalismo judaico (Rm, Gal), exhorta a las primeras comunidades cristianas a la fidelidad a las leyes de la Iglesia. Y veinte siglos después estamos en las mismas: las normas disciplinares de la Iglesia expresan ciertamente la benéfica autoridad del Señor, de sus Apóstoles y de sus Sucesores sobre el pueblo cristiano. En consecuencia, deben ser obedecidas en conciencia. Y la Iglesia, concretamente, que ha dado muy pocas leyes positivas sobre los laicos, ha dispuesto en cambio numerosas normas a lo largo de los siglos sobre la vida y el ministerio de sus sacerdotes. Muchos Concilios antiguos incluían entre sus cánones los de vita et honestate clericorum.
Pues bien, la Iglesia hoy quiere y manda que el sacerdote «lleve el hábito talar o un traje eclesiástico decoroso», por supuesto, «exceptuando las situaciones del todo excepcionales». Este mandato de la Iglesia, fundamentado en la experiencia y en la teología de lo sagrado, debe ser obedecido. Objetan algunos a esto que, tratándose de leyes positivas de la Iglesia, éstas pueden ser objeto de críticas y de discusiones públicas. Pero no es verdad, al menos en las cuestiones más graves. Hay en la Iglesia leyes positivas de gran importancia, como las que se refieren al celibato eclesiástico, la comunión ordinaria bajo solo una especie, la comunión frecuente, la confesión al menos anual de los pecados graves, etc., y también las referentes al vestir de sacerdotes y religiosos, que más que discusión, piden obediencia.
Todas esas leyes, y otras semejantes, son, efectivamente, leyes positivas, y por tanto de suyo podrían ser cambiadas. Pero no sin grave escándalo y daño para los fieles –laicos, sacerdotes, religiosos– pueden ser discutidas en público, criticadas y desprestigiadas mientras están vigentes, sobre todo cuando se trata de cuestiones en las que la Autoridad apostólica se ha pronunciado con gran fuerza y reiteración, haciendo frente en algunas regiones a una amplia oposición. En el tema del vestir que nos ocupa, la Iglesia establece sus normas con tanta firmeza que en 2013, como hemos visto, dispone que «las praxis contrarias no se pueden considerar legítimas costumbres y deben ser removidas por la autoridad competente».
Está claro: una de las maneras principales de «hacerse como niño» para poder entrar en el Reino es aceptar y obedecer las enseñanzas y mandatos de la Iglesia, Esposa de Cristo, nuestra Mater et Magistra. Aquel que prefiere su propio juicio y discernimiento al de la Iglesia no sabe hacerse como niño, al menos en ciertas cuestiones, y no asume una actitud discipular. Y las consecuencias son previsibles. Las estamos viendo cada día. Conocemos bien los frutos buenos de la obediencia y los frutos podridos de la desobediencia.
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
84 comentarios
No sé si se trata de un error suyo o mío, pero yo sólo veo un párrafo [[entre doble corchetes]], mientras que usted señala en plural "párrafos nuevos".
Atentamente en Cristo.
AHK.
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JMI.-Hace un ratito he subsanado este error mío.
He puesto [[Además, el hábito talar...]] al final de la cita Directorio n.61.
Gracias.
Está claro que si un sacerdote necesita hacer deporte, pongamos que se lo manda su médico, se tendrá que poner un chandal o el equipo deportivo para practicarlo. Pero fuera de alguna actividad excepcional, creo que, además de una obligación para el consagrado, es un derecho del feligrés, el poder ver al cura vestido de cura. Y creo que no es necesario que vaya con sotana, porque el traje clerical puede hacer la misma función.
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JMI.-Hay una norma de la Iglesia en cuanto al vestir de los sacerdotes y religiosos desde hace muchos siglos, basada en la experiencia y en la doctrina teológica de lo sagrado -significar visiblemente realidades invisibles-, según ya he explicado. Y ante eso, lo que a cada uno de nosotros "nos resulte" más o menos simpático tiene una importancia, con perdón, que podría evaluarse en 0'000000000001, aproximadamente.
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JMI.-No sé contestarle.
Además, quien es sacerdote o religioso/sa ¿qué mejor, qué gozo mejor puede haber mayor que ir con el traje que le corresponde ir?
Verdaderamente... hay cosas que no se comprenden o si se comprenden... aún es peor lo comprendido.
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JMI.-Hayla. Ley obligatoria, sí.
Religiosos: Código canon 669.
Sacerdotes: Código canon 284.
Otra cosa es que no se cumpla.
Respecto a la pregunta de Juan, tan sólo he encontrado la disposición que recoge el "Decreto general sobre las normas complementarias al nuevo Código de Derecho Canónico y documentación complementaria" publicado por la Conferencia Episcopal Española el 26 de noviembre de 1983.
En el art. 2, dice: "Usen los clérigos traje eclesiástico digno y sencillo, sotana o clergyman, según las costumbres legítimas del lugar, a tenor del c. 284, especialmente en el ejercicio del ministerio sacerdotal y en otras actuaciones públicas."
Y el c. 284 del Código de Derecho canónico dice: "Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar."
No dice nada del color. Claro que lo de "digno" debería excluir determinados horrores... digo, colores.
Un saludo. Feliz septiembre.
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JMI.-Puede haber lugares donde si aparece un monje con hábito lo apedrean. Bien. Pero eso es una excepción muy grande. Yo llevo 50 años vestido de cura, recién ordenado de sotana, poco después ya de clerman. Y me ha tocado viajar bastante... Apenas recuerdo un par de veces o tres, pasando, p.ej., por un parque, unos gamberros croar como si pasara un cuervo... Caramba, pero no es para tanto una persecución así. Uno se vuelve, sonríe, les hace un saludo con la mano, y sigue andando tan campante. Realmente, el ataque no me dejó ninguna cicatriz.
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JMI.-Imprescindible no es. Y hay circunstancias en que el sacerdote, con permiso del Sr. Obispo, no vista de modo distintivo. Pero no podemos hacer de la excepción la norma, quebrando ésta.
Soy un defensor del hábito en ellos.. me he confesado en un banco de la calle en Mahon a la 7 1/2 de la tarde por haber reconocido a un sacerdote por la calle.
La afición por el uniforme pasó. Hasta los militares en su vida cotidiana van vestidos de "personas". En el caso de los clérigos habría que aceptar, acaso, los ornamentos ceremoniales. Y.. tampoco son imprescindibles.
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JMI.-Ya veo que no está Ud. de acuerdo con la que la Iglesia piensa y manda.
Qué pena.
Ls vestimenta inspira autoridad. Sin embargo, debemos hacer énfasis en qué es lo que arropa nuestro espiritu, nuestro corazón, nuestros pensamientos.
Conozco a monjas que no usan el hábito, pero usan atuendo sencillo y todos los días las veo viviendo las bienaventuranzas. Entonces. Hacer énfasis en el exterior, puede desviar la importancia de lo que debe ser la vida de un cristiano consagrado dedicado al servicio de Cristo, de los pobres versus alguien impecablemente vestido con atuendo de sacerdote pero que no se atreve a vivir consetudinariamente el servicio al que fue libremente invitado.
Que el Espitu Santo nos vista, y nos dé vista para lo verdaderamente importante, anunciar con alegría el evangelio, y no para perdernos en la superficialidad.
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JMI.-Ya veo que no está Ud. de acuerdo con la que la Iglesia piensa y manda.
Qué pena.
A mí me encanta ver curas por la calle, vestidos de tales, con disponibilidad para el que necesite algo de ellos, con valentía, con un atuendo digno.
Algunos curas vestidos de paisanos van realmente muy mal vestidos y, además, a muchos, se les nota, si es que querían ocultarse.
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JMI.-No sé qué es peor, si el cura vestido con mucha elegancia y quizá al último aullido de la moda, o el que es más común, el que va disfrazado de camionero o fontanero. En todo caso, es opinión común que suelen ir mal vestidos. Algunos dicen que se nota que no tienen a la señora para que les aconseje. Yo hago un interpretación menos socio-psicológica y más teológica del hecho: simplemente, los sacerdotes, si está mandado por la Iglesia que vistan en modo socialmente identificado, no tienen "gracia de estado" para vestir de paisano. Bueno, no tenemos gracia de estado ni tampoco gracia de la otra.
Nota.-Conste que no tengo nada contra el modo de vestir de camioneros y fontaneros, obvio, siempre que los usuarios sean camioneros o fontaneros. Digo.
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JMI.-"TODOS los Sacerdotes como mínimo deberían ire vestidos con sotanas y los miembros de ´`Ordenes religiosas con sus hábitos respectivos y con Tonsura".
Esa afirmación que Ud. hace contra-dice lo que hemos visto que establecen el Directorio para los presbíteros y el canon 669 para los religiosos.
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JMI.-Le rogamos no escriba en mayúsculas.
Me quedo con esta frase suya:
"Está claro: una de las maneras principales de «hacerse como niño» para poder entrar en el Reino es aceptar y obedecer las enseñanzas y mandatos de la Iglesia, Esposa de Cristo, nuestra Mater et Magistra."
Bendiciones!!
PD: Sobre la consulta que le hice ayer, creo que se como resolverlo :)
Saludos.
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JMI.-El "Pueblo Cristiano" quiere que los curas y los religiosos visten como manda la Santa Madre Iglesia que vistan.
Gracias por el artículo, gracias por aclararme las dudas de lo que dice la Iglesia sobre el habito.
Le comparto que estoy en un proceso vocacional, espero la comunidad religiosa me acepte pronto. Lo que en verdad determino mi decisión de escoger esta comunidad religiosa, de entre las que tome como opciones, fue el hecho de que ellas usan habito. No uniforme, como monjas de colegio que la mayoría no lleva velo, ni ropa secular aunque sea modesta. ¿Por qué? porque para mí forma de ver si he de renunciar a las vanidades del mundo que sea por algo que en verdad valga la pena. Aparte después de saber que significa el habito, el manifestar que estas apartado para Dios y que eres un signo y que esto resume tu consagración, para mi es algo que me llena de gozo. Me gusta mucho ver a los sacerdotes o religiosos(as) con su hábito porque me reflejan a Cristo. Qué pena ver que pocos son los sacerdotes que siguen estas reglas. Quien repudia o se incomoda al ver a un sacerdote o religioso con su vestimenta de consagrado, no repudia al hombre si no a Cristo ya que se haya descubierto. Como Adán cuando peco y se percato que estaba desnudo.
Y claro que el habito hace al monje, porque es parte de tu ser como consagrado, es tu identidad, una cosa distinta es que vivas en comunión con lo que traes puesto.
Dios con usted.
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JMI.-Los sacerdotes y religiosos/sas jóvenes en muchas partes de la Iglesia de Cristo, la Católica, visten casi todos expresando su identidad especialmente consagrada a Dios. Y lo hacen tan contentos, obedeciendo a la Iglesia y con la gracia de Dios.
Bendigamos al Señor.
"Un recio navarro, por muy bien que se vista, no pierde el aspecto varonil" esto lo decía el orate de Sabino Arana.
Yo he sido militar, y siempre lucí orgulloso el uniforme, al que procuré hacer honor, ( yo y mis camaradas). Lo mismo cabe esperar de un sacerdote. El hábito obliga.
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JMI.-Yo enseño lo que el Directorio de la Iglesia para los presbíteros dispone, así que menos ironías y menos descalificaciones de "cerrado e intransigente".
Y eso de que yo me intereso más por el vestido que por los pobres, y que para mí es más importante el modo de vestir que el que muere de hambre es solamente una muestra de su nivel discursivo...
¿En qué se opone el hábito y los pobres? ¿A la M.Teresa de Calculta su hábito le ayudaba o le perjudicaba para atender a los pobres más pobres? Y a su hijas. Y a tantos y tantas otros.
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Leí hace años que había en el Amazonas una tribu terrible, que expulsaba o mataba a todo blanco que se acercara. Quizá hubieran tenido con ellos malas experiencias. Hasta que llegaron unos frailes con hábito, y viendo que éstos eran distintos, les dejaron entrar: efectivamente, eran exterior e interiormente distintos de los comerciantes, latifundistas, empresarios, etc. anteriores. Y pudieron establecer una Misión, que aún dura.
El Directorio no hace más que sintetizar los enseñado-mandado por Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVII, más los cánones del Derecho procedentes muchas veces de cánones conciliares "de vita et honestate clericorum". No es una manía mía. Y el Director habla también de que "en ciertas circunstancias", etc. Pero no podemos cambiar la excepción en norma.
Desde lo alto han sido impartidas disposiciones en relación a la forma de vestir del sacerdote. Mis sacerdotes aun viviendo en el mundo han sido segregados del mundo.
Quiero que mis sacerdotes se distingan de los seglares no solo por su vida espiritual mas perfecta, sino también exteriormente deben distinguirse con una vestimenta propia y adecuada. Cuantos escándalos, cuantos abusos y cuantas ocasiones en mayor numero y cuantos pecados mas. Que inadmisible condescendencia por parte de quienes tienen poder de legislar y junto con este poder tienen también el deber de hacer respetar las leyes y porque no lo hacen? Yo se porque: las incomodidades y molestias no serian pocas; pero Yo jamas he prometido a ninguno una vida fácil, exenta de penas y contrariedades! Quizá teman reacciones contraproducentes pero no, ese relajamiento provoca un mayor relajamiento.
Dependientes de oficinas publicas,empleados de empresas, de entidades policíacas y militares visten sus propias vestimentas que los diferencian. Muchos sacerdotes míos se avergüenzan, contraviniendo así las disposiciones, emulando y hasta compitiendo en galantería con los mundanos.
Como no podrá dolerse amorosamente mi corazón?
Quien no es fiel en lo poco tampoco lo es en lo mucho.
Que decir por otra parte, acerca del modo en que se administran mis sacramentos por muchos de mis sacerdotes. Se va al confesionario en mangas de camisa y aveces sin esto, y muchas veces si estola. Si deben hacer una visita a una familia de importancia entonces si se visten de saco y bien, pero la casa de Dios es mucho menos que cualquier familia de importancia.
Esta prescrito el vestido talar para el ejercicio del propio ministerio: asistencia a los enfermos, enseñanza en las escuelas, visitas a los hospitales, celebración de la santa misa y administración de los Sacramentos.
Quien se pone ahora el vestido talar para todo esto?
Esto hijo mio, es indisciplina que termina en anarquismo.
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JMI.-Debe ser un libro ese muy muy antiguo, si prescribe para todos los sacerdotes el vestido "talar", es decir, la sotana, "usque ad talos". No es ésa hoy la norma de la Iglesia.
Lo digo por el hecho de que algunas veces se invocan para defender tal actuación razones como: "así se está en medio de la sociedad", se es "sal y fermento del mundo", etc. ¿no es querer asumir la misión de los seglares? ¿no se olvida que hay otros en la Iglesia que tienen ese llamado?
un saludo y que Dios le bendiga,
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JMI.-Algo de eso hay.
Este fenómeno de claudicación ante la persecución moderna no afecta solamente a los consagrados sino también y fuertemente a los laicos. Porque , ¿cómo se explica si no que quienes se visten con sus mejores galas para un compromiso social o laboral, vayan a la celebración de la Misa Dominical en la cual se encuentran con el Señor de los Señores, vestidos a la descuidada como quien sale a dar una vuelta o a hacer compras en el supermercado?
Y ni que hablar de otras faltas de consideración ahora tan difundidas.
Se nota que en su vida ha usado el traje talar ni en la selva brasileña, peruana ni en ningun otra porque si así fuera sabría que andar siempre con sotana (negra o hasta blanca) no tiene nada que ver con comodidades ni mucho menos es placentero.
He visto aqui en México con altas temperaturas (cercanas a los 40º) a sacerdotes ejemplares usando su sotana diariamente y celebrando con ella mas su alba y casulla sudado la gota gorda y sin una sola palabra de queja.
¿Que tiene que ver que el sacerdote conozca y aprenda el idioma que hablan sus fieles con que use su habito? ¿Los franciscanos, jesuitas, dominicos y demás religiosos que evangelizaron America no usaban hábitos en todas y cada una de sus misiones y no fueron los primeros que aprendieron los idiomas locales?
Y tampoco esta contrapuesto el habito con ayudar materialmente a los pobres como infinidad de santos y santas lo pueden constatar a lo largo de la vida de la Iglesia.
"No juzguéis y no seréis juzgados". En este caso aplica. ¿Conoce usted al padre para decir "Seguro que eres de esos curitas que solo andan en coche y dicta normas."? Si no lo sabe, por favor, no piense así, no se deje llevar por dicha tentación.
Me dirigía a Belo en un primer momento, pero creo que esto es para todos.
Pero claro, quien no le interesa las enseñanzas de la Iglesia, no tiene más remedio que rechazar y oponerse a estas enseñanzas, que a todos nos ayuda de despertar de nuestros sueños que nos somete la mundanidad. No hay que extrañarse que los enemigos de la vida de santidad se manifiesta con una caridad fingida, rechazan la sotana, porque antes han rechazado el revestirse de Cristo.
Curioso es, que se diga que uno se debe adaptar en el lugar donde vive o vaya, no es esto lo que nos dice las Sagradas Escrituras, si hay alguien que no lo sepa, la Sagrada Escritura contiene la Palabra de Dios.
En las crónicas de los santos franciscanos, que fueron a tierras desconocidas, no conocían la lengua de ellos, Alemania, Francia... ya que me refiero de la época en que San Francisco de Asís, los enviaba a predicar el Evangelio, además de no conocer la lengua del país, nunca se quitaron el hábito religioso. Fueron incomprendidos, porque no sabían que eran católicos. San Francisco de Asís no se quitó su hábito religioso, aún cuando fue a evangelizar a los musulmanes. Para este santo, fue un decir sí a Cristo. Comprendió que este cambio: pasar del hombre viejo, dándole muerte, para comenzar la vida del Hombre Nuevo: Cristo Jesús, debe ser en todos los sentidos, tanto en el pensar, en el obrar y en el vestir.
Los verdaderos católicos acogen bien, y con mucha alegría espiritual al hábito religioso y el vestido eclesiástico. En la fe, precisamente, tanto la sotana o clerigman, como el hábito religioso, es vestirse de Jesucristo. No se puede decir, "Tú no te revistas de Jesucristo, porque andas mal", pues esto es lo que se suele hacer. Cuando uno se despoja de Cristo, cuando quieren vivir según el mundo, incluso por vergüenza y el qué dirá, no acepta esa identidad vocacional externa.
El vestido seglar no es un vestir que hace pensar en Cristo, pero sí en realidad, es el vestido eclesiástico, el hábito religioso, nos está hablando de que Cristo está cerca y con nosotros.
Yo he leído en publicación religiosa, que personas que querían confesarse, reconocen al sacerdote porque lleva sotana. Pero ¿quién se atrevería de confesarse con un sacerdote que prefiere vestido seglar? ¿No haría el penitente, buscar a un sacerdote que lleva sotana? en mi caso, prefiero ver a Cristo y le veo en el sacerdote que es fiel al Magisterio, ya que lleva traje eclesiástico. Pues no me da ninguna confianza confesarme con alguien que no parece ser sacerdote por su vestimenta seglar.
Todo el que se identifica con Cristo, no se avergüenza de Él, incluso, si no es sacerdote para vestir sotana, parece que cada vez hay más cristianos, cristianas, que llevan un crucifijo al cuello. Y como sabemos, algunos que no aceptan a Cristo, intentan que se escondan los signos religiosos.
No se puede obedecer al tentador que incita el rechazo de todo signo religioso que nos acerca a Cristo.
El beato Juan Pablo II, y el Papa Emérito Benedicto XVI, dos grandes Papas, que prefiere en las almas consagradas que lo sean tanto en su vestir como en su pensar, ya que esto es enseñanza de la Iglesia Católica, y no ser mundanos.
Y sobre lo que uno comenta, que hay que adaptarse al lugar, es contrario incluso a la Voluntad de Dios, léase Jeremías, 15, 19, y que no imitemos a los gentiles, Mt 6, 8; Efesios 4, 17-24. Y otros textos similares de las Sagradas Escrituras, nos enseñan que no debemos adaptarnos a las culturas distinta a lo que Cristo y la Iglesia Católica, incluso el Vaticano II, nos enseña: por ejemplo, en Perfectae Caritatis, 45: «… a fin de que crezcan y florezcan en todos modos, según el espíritu de sus fundadores. » El espíritu de los fundadores, fue el carisma que ofrecía el Espíritu Santo, nunca acondicionarse a las culturas paganas. Sino adaptarse al Evangelio de Cristo. Y es por eso, que tanto han insistido Juan Pablo II y Benedicto XVI, y actualmente, también el Papa Francisco, si creemos en sus palabras, el cristiano si quiere renunciar a su mundanidad, tendrá que renunciar a muchas cosas y comenzar a vivir el verdadero camino espiritual.
Insisto, que esto que nos enseña el P. Iraburu, también lo han defendido los Papas…
Una cosa es cierta, que solamente quien vive en el Espíritu de Cristo, puede aceptar con alegría espiritual, lo que leemos en los escritos de este sacerdote. Porque son temas importantes. Pero lo espiritual no es bien visto por los que viven según el mundo, según el hombre viejo. Ya lo decía San Pablo.
Y por lo que he leído de la vida de San Francisco de Asís, Jesucristo se complace mucho cuando el religioso viste su hábito o el sacerdote con sotana, o con traje eclesiástico. Y la Iglesia no puede contradecir al Espíritu Santo, para no causar grave escándalos ni daño a los fieles. La Iglesia Católica que es obra de Dios, no se va a contradecir.
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..."esto que nos enseña el P. Iraburu, también lo han defendido los Papas"...
JMI.-Más exacto sería decir: "como esto es lo que han defendido los Papas, por eso lo enseña el P. Iraburu".
Digo.
Hay una congregación argentina muy nueva y muy poco conocida (su carisma principal es nada menos que hacer exorcismos) que se ha instalado en plena selva maya, cerca de Mérida, y visten todos ellos y siempre rigurosa sotana blanca.
Si bien el cleritraje es hoy más que suficiente para identificar a un sacerdote, máxime con la actual moda "informal", la sotana o el hábito religioso íntegro genera en algunos -entre los que me incluyo - un respeto muy particular. Recuerdo que entre los seminaristas de San Rafael (Mendoza), cuna de cientos de vocaciones repartidas hoy por todo el mundo, se había difundido una canción de tono folklórico que en una de sus estrofas decía: "La sotana es una bandera".
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JMI.-"La mujer del César además de ser honesta, debe parecerlo".
Si yo, señora casada, me visto de monja seguro que voy hecha un cromo, porque ni sabría qué ponerme ni tengo la gracia de Dios para ir así vestida.
Los curas "de camuflaje" no me atraen.
Hay muchos curas y religiosos-as jóvenes a los que veo vestidos como Dios manda y me encanta ver su testimonio.
Y de acuerdo con lo que dice el militar: llevar con honor el uniforme( o la ropa religiosa)
Hay muchos curas y religiosos-as jóvenes a los que veo vestidos como Dios manda y me encanta ver su testimonio.
Y de acuerdo con lo que dice el militar: llevar con honor el uniforme( o la ropa religiosa)
CUANTA ALEGRIA ME DA VER A LOS SACERDOTES VESTIDOS DE NEGRO Y CON EL CRERIMAN.POR LO MENOS SE QUIEN SON Y ES NECESARIO HOY EN ESTE MUNDO DEEE TODO ME DA IGUAL...
SEA TODO PARA LA GLORIA DE DIOS
DIOS ME LOS BENDIGA HERMANITOS TODOS
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JMI.-Dios nos bendiga a todos y nos conceda no escribir con mayúsculas los comentarios.
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JMI.-El clerman es católico, lo autoriza la Iglesia (lo dice claramente en el Directorio citado en el artículo), y lo usamos aquellos que nos parece más conveniente.
Su frase está mala.
Nuestra Señora le bendiga con Su intercesión. Valoro y me gozo por su valentía, defendiendo las cosas de Dios a través de lo que dice el Magisterio. Las cosas de Dios, pesan, pero qué maravilla de peso.
Precisamente hoy vi en un aeropuerto a un sacerdote que se despedía de su familia, por su manera de proceder daba testimonio. Pero por su vestir todo espectador pudo fácilmente reconocer que era un hombre consagrado.
Dichosos ustedes que, por medio del sacramento, en el vestir se configuran con Cristo, el Santo y Sagrado.
Le felicito.
Dios le guarde.
Hermanos, se me ocurre otra pobre reflexión.
Si el hábito no hace al monje como algunos dicen. Porque en un momento determinado, se descubre que ese tal no es un verdadero monje. Pero claro, el hábito religioso ciertamente hace al monje, y lo preserva de un sin fin de peligros de alma y cuerpo. Se aferra más a la oración.
Pues hay quienes pretenden llevar un hábito religioso, una sotana, y la deshonra con comportamientos mundanos, pues entre los consagrados de Dios, los hay verdaderos y los hay falsos.
También el príncipe de las tinieblas se disfraza de ángel de luz, pero no ama a Dios y odia a la raza humana.
¡Cuántas almas se han convertido, porque a lo lejos ha visto un sacerdote con traje eclesiástico que es la vestidura de Cristo Jesús! ¡Cuántos pobres pecadores al verles vuelven a Dios!
No es buena cosa hacer oídos sordos, cuando ven un sacerdote, incluso un religioso o religiosa que viste el hábito de su orden. Son los pasos de la penitencia. El mundo se empeña en ocultarlo. Los mundanos, los que no proceden según el Espíritu Santo, los que viven según las pasiones mundanas, no pueden prescindir de sus deportes, es que no se han negado así mismo, incluso, han perdido la memoria y no la quieren recuperar, sobre las enseñanzas de Jesús, los requisitos para seguirle. Los mundanos ponen su corazón en el proceder ajeno a Cristo, y se deshonran así mismo.
¿De qué me sirve a mí llevar el crucifijo al cuello si al final soy mundano? Esto sin duda, es una hipocresía, mi vida sería un engaño. Engañar a todos menos a Dios.
Y es porque también hay personas que llevan crucifijos al cuello, y lo mismo que su vestimenta de consagración al Señor, y lo que menos se preocupa es de poner en practica en lo personal la Voluntad de Dios.
El camino que lleva a la perdición es ancho y cómodo. Y estamos en un tiempo, en que la penitencia, no puede relacionarse con la moda, pues diría, que es como un medicamento saludable para nuestro espíritu. Y saludable es que el sacerdote lleve su sotana o clerman, lo mismo que los religiosos y religiosas, con el hábito religioso de su orden, nos encamina hacia la sanación espiritual, y tenemos que dar inmensas gracias a Dios todos los días, porque las almas que se han consagrado, en su obediencia al Espíritu Santo y a la Iglesia, nos están ayudando a vivir conforme a Cristo Jesús.
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JMI.-Como hemos visto, el Directorio señala también como motivos subsidiarios para el traje eclesiástico la pobreza y la castidad.
Pues bien, si algún bautizado osara u osase decir que nada tiene que ver el traje o hábito sacerdotal o religioso con el cuidado de ambas virtudes, pobreza y castidad, miente y sabe que miente, o como diría el Poema del Mío Cid, "miente por mitad de la barba". Que podríamos traducir: miente a conciencia.
Digo.
¿Podría usted hablar mas sobre las "leyes positivas de la iglesia de gran importancia" como por ejemplo: "la comunión ordinaria bajo una sola especie"?
Lo digo porque al poco de mudarme a esta parroquia en la que ahora vivo, hará cosa de año y medio, los primeros domingos que asistí a misa el párroco dio la comunión bajo las dos especies, ¿es acaso incorrecto?
Rezo por usted y por Infocatólica.
Saludos.
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JMI.-Dar la comunión bajo las dos especies está autorizado en determinadas circunstancias. Del caso concreto que Ud. dice no sé decirle.
Los Cristianos deben de ser y parecerse.Como es adentro,es afuera.
Si usted de me dice;"lo importante es el interior" ,muy bien,estoy de acuerdo,demuestrelo.
Si usted me dice;" hay curas de sotana que tienen negra el alma" ,muy bien ,demostrado.
"El habito no hace al monje" ,pero es habitual que el moje se haga santo.
El monje predica de Cristo con el habito,pero el mal habito no predica bien del monje.
En conclusion;deja conformar tu alma a Cristo,y conformate con lo que digan.
La Paz de Cristo P.Iraburu.
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JMI.-Muy complicado lo pone.
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JMI.-Tendrá que reconocerme que todos los frailes o curas que colgaban en la Edad Media sus hábitos y se casaban con alguna Catalina que andaba por ahí suelta eran anticipaciones de fray Martín Lutero, que colgó los hábitos y se casó con Catalina Moro.
No fue el primero, no.
Dios nos da la Palabra y la Palabra nos prueba que en el corazon,todavia hay un ladron.
Asi nos enseña Dios,descubiendo-nos.
"Y todo lo que queda al descubierto,se convierte en Luz"(Efesios;5;14).
Usted ya me entiende...a lo que somos tendentes.
Dios nos de SU Amor para ser puros de corazon,sencillos.
Es un,es el Camino,una escalada espiritual.
La Paciencia todo lo alcanza,es la que sube mas alto,porque sabe guardar la Paz.
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JMI.-Sencillos, eso.
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JMI.-Vaya con el bombero...
Gracias Hno. Rafa, por compartinos tu sabiduría.
Saludos desde Ozuluama,Estado de Veracruz,Mex.
Una me corresponde por la proximidad a mi domicilio.
Otra, porque en ella se reúne mi comunidad.
Los sacerdotes de mi parroquia cuando salen a la calle van vestidos de seglares.
Los sacerdotes de la iglesia donde me reúno con mi comunidad, van vestidos con clerman.
Conozco también mucho, la iglesia de Santo Domingo, de la orden del mismo nombre, por haber sido desde que yo tenía once años mi parroquia, y haber asistido muchas veces a las misas después, por seguir siendo la parroquia de mis padres; pues los frailes van vestidos de seglares por la calle. Y me imagino que la gran mayoría de los religiosos harán igual, porque se ven muy pocos hábitos o clerman por la calle, y como usted dice Padre, los que los llevan suelen ser muy jóvenes.
Las monjas del colegio a donde han ido mis hijas, la mayoría visten de seglares, y ya desde hace años. Solo a una de ellas, veo por la calle vestida de hábito, aunque sin velo.
A mi, personalmente me gusta que los religiosos y religiosas lleven hábito, y estoy muy de acuerdo con todo su comentario; pero también comprendo el que haya algunos a los que no les guste llevarlo.
Al sacerdote que presidía nuestras reuniones, que iba y sigue yendo de clerman, cuando pasaba por delante de según qué grupos, llegaron a escupirle y a insultarle.
En Granada, el seminario mayor está en la zona dónde están la mayoría de las facultades, (Cartuja), y nuestros seminaristas (Redentoris Mater), comparten el seminario con los demás seminaristas diocesanos.
Al salir del seminario nos han comentado las muchas veces que los han insultado gravemente otros estudiantes.
En una sociedad tan descristianizada, y en la que cada vez hay mayor odio por la religión cristiana en general y católica en particular, no puedo extrañarme de que haya algunos sacerdotes que prefieran vestir de seglares para evitar problemas.
Así que me limito a aceptar lo que la Iglesia disponga.
Un saludo afectuoso.
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JMI.-Es indudable que puede haber circunstancias que aconsejen al sacerdote o religioso no identificarse socialmente en su presencia exterior. Conviene entonces que presenten su problema al Obispo, y él les autorice a no cumplir la norma general de la Iglesia.
De todos modos, en nuestra sociedad pluralista, cada uno viste como le da la gana, y si quieren unos Hare Khrisna ir de naranja, van, y no se muere nadie. No nos arruguemos tan fácilmente.
Tiene razón que en algunos lugares ayuda mucho el clerigman, cuando estuve en Caracas, Venezuela, iba a un barrio de Petare, no podía entrar sin mi clerigman, si entraba sin él me mataban.
Lo de la Ma. Teresa de Calcuta, le aseguró que no era el hábito que hacia que ayudara así, y también le aseguró que aunque le hubieran quitado sus habítos no la hubieran detenido de ayudar al pobre.
Tapatio: lo que se refiere a la evangelización en la época de la colonia es un anacronismo, investigue lo un poco más, dado que la Iglesia en ese tiempo ni sabía que habían descubierto, de hecho, en un concilio se trató el tema de los indígenas si tenían o no alma. Muchos de los misioneros que llegaron informaron que los que vivían aquí eran animales irracionales, que no tenían alma y que eran idolatras, satánicos, etc. También hubieron misioneros que son héroes y santos. Dando su vida por los indígenas. No hablé de cosas que aún no sabe mucho. Yo he vivido en México por 6 años, y así como he vivido en lugares súper calientes, como también muy fríos. He visto como los curas bien vestidos con sus elegantes atuendos clericales desprecian a las comunidades indígenas dejándolos sin pastor y destruyendo comunidades. Pero también he podido ver y experimentar como algunos curas sin esos grandes cuellos romanos van a esos lugares despreciados por otros. Al lugar que fuimos con mi otro hermano sacerdote, iba otro cura de clerigman pagado con un alto precio por la pobre comunidad. Nosotros le dijimos que ya no se tenía que preocupar por ir a esa zona, ese cura con una enorme sonrisa en su cara nos dijo: "Dios ha escuchado mis oraciones". Nos agradeció de todo corazón por el favor que le hicimos y se fue, nunca más la comunidad lo volvió a ver. Supuestamente era uno de los curas más distinguidos de una diócesis X.
A mi parecer, es mejor preocuparse por ser sacerdotes como Jesús Buen Pastor, y no por un hábito. Hay cosas más importantes que la Iglesia debe de preocuparse.
Ánimo, y que Dios los bendiga
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JMI.-Eso de que discutían si los indios tenían alma... Le aconsejo el libro del P. Iraburu, HECHOS DE LOS APÓSTOLES DE AMÉRICA, unas 550 pgs. No está Ud. bien informado. Editado en Fund. GRATIS DATE.
"Hay cosas más importantes"... Al principio del artículo ya Ortega, Unamuno y el comecura francés le responden. Por lo demás, quienes dan importancia al tema, y enseñan y mandan sobre él son Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, los 4.000 Obispos católicos consultados que hicieron el Código de 1983... Dígales a ellos, no a mí, que "hay cosas más importantes"... Probablemente ya lo sabrán. Pero dicen y mandan lo que enseñan y prescriban. Relea el Directorio n. 61.
Es una de la circunstancias que hace que no celebre las Eucaristías con mi comunidad, nada más que cuando tengo que hacer el servicio de las moniciones o las lecturas. A mi me gusta comulgar de la forma tradicional, y me gustaría incluso que hubiera reclinatorios para poder hacerlo.
Me gusta mi comunidad en muchos sentidos, por eso sigo en ella, pero en ese aspecto como en algunos otros, disiento de ellos.
He estado sin reunirme con ella dos meses, y no sabía si iba a volver. Pero es cuestión de poner en una balanza los puntos negativos y los positivos, y ver cuales pesan más desde la libertad. He llegado a la conclusión de que pesan más los aspectos positivos. Y es por eso que he decidido volver a ella.
Sobre el comentario de Juan de Argentina, lo peor no es que llevaran el traje talar o no lo llevaran, me parece estupendo e ideal que un religioso vaya vestido según su condición, pero por supuesto que la conducta de un sacerdote tiene poco que ver con su opción o no de llevar vestimenta eclesiástica. En la edad media, lo peor no era que un sacerdote colgara los hábitos y se casara con una señora, siempre que ese casamiento fuera como Dios manda; lo peor es el ejemplo que muchos o muchísimos religiosos con hábito y perteneciendo a la Iglesia como pastores, tuvieran el comportamiento tan escandaloso que tenían.
Menos mal que entonces había pocos medios de comunicación. No me quiero ni imaginar lo que hubiera pasado, si lo que estaba pasando se hubiera hecho público.
Un saludo afectuoso y Buenos días.
El Papa Emérito, Benedicto XVI, también quería que los sacerdotes, religiosos y religiosas, deben identificarse vistiendo su traje eclesiástico o hábito religioso de su orden.
Llevar clerimang o llevar los hábitos religiosos son un referente de la presencia de Dios, como dice el comentarista. En Barcelona los pocos que llevan el distintivo no es raro que les pidan confesión en plena calle, porque las iglesias están cerradas, y cuando están abiertas raras veces hay un confesor metido en la caja, como muchos clérigos llaman despectivamente al confesionario.
Las monjas que se han quitado el hábito, mejor que lo lleven puesto, porque no saben vestir como mujeres, van hechas unas adefesios, la mayoría no tienen gusto. Han sido muchos años sin usar ropa seglar. Igualmente los curas de laicos son un desastre en vestir: tejanos viejos y arrugados, camisas con cuadritos de camionero; en fin un desastre. Si no tienen un familiar femenino próximo que les guíe van hechos unos camioneros franceses.
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JMI.-Confirma lo que ya dije: que no tienen "gracia de estado" para vestir de laicos los que deben vestir como sacerdotes o religiosos. No tienen ni gracia de estado, ni de la otra. Es de experiencia.
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JMI.-Con poco más, en lugar de zapatos rojos de tacón, llevará zapatillas de cuadros.
"A mi parecer, es mejor preocuparse por ser sacerdotes como Jesús Buen Pastor, y no por un hábito. Hay cosas más importantes que la Iglesia debe de preocuparse. "
Bueno, yendo por este tren podría usted afirmar cosas como éstas:
"A mi parecer, es mejor preocuparse por ser sacerdotes como Jesús Buen Pastor,...
... y no por reparar los templos.
... y no por leer el Breviario.
... y no por celebrar Misa correctamente revestido.
... y no por respetar la Liturgia establecida.
... y no por perder tiempo en el confesionario.
Mire Padre, su "espíritu del Buen Pastor" me hace recordar al "espíritu del Concilio", que tanto daño hizo a la Iglesia.
Finalmente, y concediendo que sea usted la persona indicada para juzgar que "Hay cosas más importantes que la Iglesia debe de preocuparse", ¿en qué obsta a ello ir por la calle correctamente vestido?
Mucho me temo que la dialéctica que utiliza en estas argumentaciones no sea muy católica que digamos.
Dicho esto con el mayor respeto, pero usted ya sabe, "Amicus Plato, sed magis amica Veritas".
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JMI.-Entre nosotros, Ricardo, y ahora que no nos oye nadie:
Querer quitar importancia a una cosa alegando que hay otras mucho más importantes es una gran insensatez.
La vestimenta nos dice mucho de la persona, con uniforme siento decir que se puede esconder lo que se quiera.....
No lo considero acertado. Pero .....Yo no soy nadie, bueno sí una mujer que para la iglesia es como ser casi nada, o al menos eso era lo que me enseñaban en mi escuelita catolica el padre uniformado Agustino
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JMI.-Jesús no tenía por qué llevar ningún hábito distintivo social para representarse a sí mismo: simplemente se presentaba; los que lo necesitamos somos nosotros, sacerdotes y religiosos, los que desempeñamos un especial ministerio sagrado para la re-presentación de Cristo.
Y eso de que "una mujer es para la Iglesia como casi nada", ya comprende Ud. que no es verdad. La persona humana que la Iglesia más venera es mujer, la Virgen María; y la Iglesia venera también a muchas santas, Doctoras de la Iglesia, como Sta. Teresa, Sta. Catalina de Siena, y tantas otras sumamente estimadas, como la M. Teresa de Calculta o simplemente cualquier monja o cualquier madre cristiana de familia.
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JMI.-Doy muchas gracias a Dios porque a través de mi libro Él pudiera hacerle bien. Estos días nos envían de la imprenta la 3ª edición. Pero puede también hallarse el texto íntegro en la pág-web de la Fundación GRATIS DATE
www.gratisdate.org
Muy unidos en Cristo + JMIraburu
Pues eso. Aunque un sacerdote pensara que esto del traje eclesiástico es un tema menor, ¿qué hay que le impida ser fiel a lo que la Iglesia indica?
Conozco a buenos sacerdotes que no hacen ni caso a esta norma. Y me recuerda lo que decía el Qohelet: "Una mosca muerta en él, estropea el ungüento del perfumista..." (ECC 10,1)
La "mundanización" de muchos sacerdotes es un fenómeno preocupante, sin duda. Recientemente he visto en las fiestas de mi ciudad a un par de sacerdotes, por separado, no juntos, en diferentes grupos, comiendo y bebiendo en una feria gastronómica, con ropa de calle, perfectamente integrados y confundidos con el ambiente. Yo porque los conozco de vista, y sé cuál es su oficio, pero nadie podía distinguirles. Es más, no pude evitar la sensación de que mucha gente se habría llevado una sorpresa si lo supiera.
Yo creo que el de sacerdote (religioso en general) no es un oficio más. El sacerdote no es una persona más en la calle. Una de las razones por las que creo que es bueno distinguirse con vestimentas propias es porque así se les puede reconocer, y si alguien necesita ayuda, consejo, incluso una confesión como ha indicado alguien en los comentarios más arriba, así lo puede conseguir. De otra forma, es imposible. Y es una pena, porque se puede hacer gran daño, o al menos no hacer un posible bien, a la salud de las almas. Pero claro, en una época en la que muchos sacerdotes ya ni saben lo que es sentarse en un confesionario qué se puede esperar...
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JMI.-Como Ud. dice, que el cura lleve traje de sacerdote ayuda a los fieles, a la gente.
Pero aún más le ayuda a él mismo a ser, captar su propia identidad y comportarse como sacerdote, como lo que es.
Y a los religiosos/sas, igual.
Todo este desastre e "invierno" viene de la perdida de la conciencia de lo sagrado en todos los niveles. Y los pequeños detalles son todo. Desde el hábito de sacerdotes y religiosos hasta el decoro en el vestir de los fieles en misa (chanclas, minifaldas,..etc..etc), falta de genuflexión o respeto ante el sagrario, ...y un larguísimo etc etc.
Y esa falta de conciencia de lo sagrado es síntoma de una falta de Amor desoladora.
En su párrafo final está la clave (magistral):
«hacerse como niño»
Si en mi matrimonio dejo a un lado los detalles pequeños con mi esposa e hijos, al final mi casa se convierte en una pensión u hostal. Mi matrimonio y mi familia acabaría naufragando.
En los detalles pequeños se mantiene la llama del Amor.
Si no reparo, y me duelen, por Amor, los pecados veniales como si fueran mortales estoy empezando a dejar a Cristo.
Ya sé que es mas grave el adulterio que olvidar el cumpleaños de la persona amada. Pero si lo segundo se convierte en costumbre muy mala señal.
Nos hemos convertido en sal insípida.Y no servimos para nada.
Gloria in excelsis Deo
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JMI.-Los Austria pusieron de moda en Europa el vestir de negro. Y todavía dura esa tradición en diplomáticos, orquestas, etc. El negro es muy elegante, y si uno es guapo, pues para qué le digo.
Paso por la iglesia de la orden religiosa (compañía religiosa, más concretamente) a la que me refería en mi anterior comentario, esa en la que es casi imposible ver a alguno de sus miembros con un simple alzacuellos por la calle. Y veo a un sacerdote a la puerta charlando amigablemente con otra persona. Bueno, más que verle, lo he reconocido, pero por la voz, cuando he pasado por su lado y le he oído hablar, porque con la gorra que llevaba puesta en la cabeza estaba un poco "distinto" a cuando se le ve en misa. Sí, gorra, no gorro. Gorra. De esas que usan habitualmente los jugadores de béisbol norteamericanos en los partidos. Estaba muy simpático el religioso con su gorrita.
En una sociedad tan descristianizada como esta, falta el valor de dar testimonio de ser cristiano, lo mismo con la indumentaria, que con actitudes comprometidas; por miedo a que nos tachen de retrógrados, fanáticos, y otras lindezas. Y eso en el caso de los seglares. En el caso de los religiosos es todavía más comprometido, pues se exponen al ataque directo verbal o físico. Para afrontar todo esto, hace falta una fuerza en la fe, de la que la gran mayoría carece. Tenemos una fe muy blandita, como la religión que nos hemos fabricado. Somos tibios, que Dios tenga piedad y nos ampare.
He visto indumentarias en ceremonias religiosas, que pueden servir para otros menesteres, pero en absoluto para ir a un templo. Hace años no se hubieran permitido esas formas de vestir sin que el sacerdote las hubiera puesto en la calle. Yo de niña me llevé más de una reprimenda de la monja encargada de llevarnos a la iglesia, por no llevar el velo (la mayoría de las veces no lo llevaba intencionadamente). De ahí a lo que se ve ahora, media un mundo.
Estoy en una comunidad en la que se valora mucho la indumentaria para las Eucaristías. Los señores van de traje y corbata (muy guapos) y las señoras nos ponemos como para ir a una boda. Que mejor ocasión para arreglarse que ir a visitar al Señor.
En cuanto a los sacerdotes, están mucho más guapos con hábito o con clerman, e identifican su estado de persona consagrada, por lo que pueda ocurrir. Pero para eso se necesita como he dicho antes una fe muy fuerte, (no quisiera hacer juicios temerarios, y si los estuviera haciendo, le pido perdón Padre), y esa clase de fe por lo que se ve, anda escasa.
El que fue párroco de la iglesia en dónde celebro con mi comunidad, (ahora en un puesto más importante), en una misa de difuntos, habló de lo cortitos que vamos de fe. Dijo que la gran mayoría de los que iban a misa, iban (por si acaso), en ese por si acaso estaba siendo muy elocuente.
Todo este estado de cosas, me entristece. Yo he crecido en un ambiente en el que la religión era lo primordial. Mis padres eran de la opinión de que el que no creía en Dios era porque estaba loco. Una de las primeras frases que me enseñaron mis padres a decir, sino la primera fue pedir al Señor: Pan, salud y Gracia de Dios, llevando mi manecita de casi bebé al pecho, al par que me daba golpecitos.
¡Qué tiempos! ¡Qué envidia!
Ese fondo de plantas y algunas flores, es perfecto para una amable conversación entre religiosos.
La felicidad de la vida está en esos pequeños detalles.
Buenos días.
Creo que en la Iglesia debería haber una moda de vestir propia y distinta de la moda mundana liberal capitalista, pues no debemos conformarnos al mundo ni siquiera en su manera de vestir, pues todo lo que hay en el mundo es codicia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida, como dice San Pablo.
La Santa Madre Iglesia debería diseñar, como contrapeso a esos vicios mundanos que señala San Pablo, una moda propia o modo de vestir especial que nos distinguiese de las modas propias del mundo y que estuviese acorde con las virtudes del pudor, la decencia y el decoro cristiano.
A mi juicio, debería existir un Centro Vaticano de la Moda Cristiana de vestir, que dictase el modo de vestir propio de cristianos y cristianas, al igual que existen centros de diseño de moda mundana con sus correspondientes gurús que dictaminan la moda a seguir cada temporada y todos les hacemos caso como borregos.
¿Porqué hacer caso a los dictados de los gurús mundanos de la moda y no a los diseñadores aprobados y autorizados por la Iglesia al efecto de salvaguardar las virtudes del pudor y decoro propios del cristiano?
Apuesto por una especie de pasarela "fashion week cristiana" donde se exhibiesen los diversos modelos de ropa y vestidos, tanto masculinos como femeninos, que estuviesen concordes con las virtudes no solo del decoro y del pudor sino también con el espíritu de pobreza y austeridad que deben impregnar el actuar de un verdadero cristiano.
Así, por ejemplo, para ellas nada de faldas más allá de una cuarta por debajo de la rodilla, de escotes, de vestidos ceñidos,etc. También para ellos nada de pantalones ceñidos, ni camisas prietas, todo holgado.
Colores sobrios, de gama gris y cenicienta, que nos recordase a todos que polvo somos y en polvo nos convertiremos.
Aunque en esto de los colores podría hacerse alguna excepción y permitir colores más vivos para algún día festivo señalado como la Resurrección de Cristo o Pentecostés.
Enfín, lo que quiero decir es que una cultura y una sociedad que fuesen verdaderamente cristiana tendrían que reflejarse incluso en la moda o modo de vestir.
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JMI.-Nunca la Iglesia ha pensado que los cristianos laicos debían ir vestidos en forma distinta-identificativa de los mundanos. Ha pensado justamente lo contrario. Eso me hace pensar que está Ud. equivocado.
Otra cosa es que el pueblo cristiano procure vestir decentemente, y tenga creatividad y valentía para ello: "vino nuevo en odres nuevos".
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JMI.-Pues en el pueblo donde esté, tómese una cerveza con algún pincho a mi salud. Y que me pasen la cuenta.
La cuenta no me parece bien enviársela, aunque se agradece el detalle, más bien lo que tendría que hacer en enviarles a Vds. un generoso donativo para que Infocatólica entre todos siga, siga y siga.....
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JMI.-Venga, pues, a por ello.
Mire arriba en portada COMO AYUDAR A INFOCATÓLICA.
Hace solo un año que me reconcilié con la Iglesia.
Estoy acabando de dar la primera pasada a la Síntesis de Espiritualidad Católica que descubrí hace poco. Me está sirviendo como espejo de mis muchos pecados.
Le estoy muy muy agradecido y voy a seguir trabajándolo, con la ayuda de Dios.
Francisco
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JMI.-Uno de mis hermanos, muy forofo de la SINTESIS DE ESPIRITUALIDAD CATÓLICA que escribimos D. José Rivera (+1991) y yo, me decía una vez: "Yo no sé para qué siguen publicando sobre temas de espiritualidad... ¡Si en la SÍNTESIS está todo!".
Tanto como todo, no. Pero mucho, sí.
Avanti con Dio!
Bendición+
Y ya sabe a cacho la idiotez de hablar de preocuparse solamente de los pobres.
¿Qué, nosotros los ricos no tenemos derecho a que la Iglesia y los sacerdotes se ocupen de nosotros? ¿Quieren sólo nuestra ayuda económica para los pobres, pero no nos quieren a nosotros?
Jesús no prefería a nadie. Invitó a Leví (Mateo) a ser su apóstol; y era un publicano, un hombre rico. Simón (Pedro) tampoco era un indigente; pues tenía una modesta empresa de pesca, que empleaba a otros pescadores. ¿Dónde me deja a José de Arimatea, a Zaqueo, a Nicodemo?
Su ácida prédica de los pobres sabe a comunismo, no a cristianismo.
¡Qué fastidiosa forma de hablarle al Padre Iraburu por ocuparse de los detalles. Ignora usted que la realidad está compuesta de detalles, todos importantes. Al respecto decía Jesús: fiel en lo poco, fiel en lo mucho; injusto en lo poco, injusto en lo mucho. (Lc 16,10; Mt 25,21).
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JMI.-Es truco ya muy conocido, desbaratar un artículo que trata de tal asunto "argumentando" (je, je) que hay otras cuestiones mucho más importantes... Si aplicásemos ese criterio hasta el extremo, sólo podríamos hablar del amor a Dios, el primero y principal de los mandamientos. Y de NADA más, por favor. NADA más. Sería trivializar el cristianismo.
La contraposición hábito / pobres es una estupidez de magnitud catedralicia. Que les digan a las Misioneras de la Caridad si el hábito los "impide" o ni siquiera les "dificultad" acoger y ayudar a los más pobres de los pobres, dedicando a ello toda su vida, 20, 40, 80 años seguidos. Con hábito.
Dios te bendiga Padre.
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JMI.-Bendición +
Muchas gracias por sus reflexiones.
Dios le bendiga.
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JMI.-Que vistan decentemente en su vida habitual, y que en sus ministerios litúrgicos se revistan según las normas de la Iglesia.
Debe ser obligatorio y se los debe tener mas cortito los laicos estamos como estamos porque esta todo light asi tambien trae miles de por menores, como me gustaria, ver a toda la iglesia y podamos diferenciar bien con decirle que los curas fuman, y eso que es Padre como hacemos asi que se vuelva a tener respeto indignada creo que somos hijos del rigor y asi estamos llorando y con el corazón destruido, aca es mas nadie le da importancia a un noviazgo santo al respeto al sacramento del matrimonio total cambio todo te dicen sino te vas a quedar sola hoy por hoy prefiero estar con el amor a Dios y de Dios antes que cualquier otra cosa sera que se podra cambiar esto aca en la Argentina y mas en Corrientes ojala este pedido lo lea el Papa Francisco para que pueda o podamos hacer algo se perdio el amor de Jesus el respeto a Jesus es realmente critica la situacion en la iglesia de Corrientes es mas ahora hay horarios si uno se quiere confesar hay iglesias que permanece cerradas el trato cuando vas a preguntar algo es horrible tienen muchos peros y para que y eso que ahora ya no se cobran en algunas parroquias e iglesias los sacramentos como bautismo y matrimonio rezo Padre para que esto cambie es muy feo muy feo no tener con quien instruirse y querer crecer en la fe gracias esta nota me sirvio para saber una vez mas como nos dicen cualquier cosa para ellos estar bien tristeza me da
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JMI.-Lea por favor mis artículos de este blog (306) y (307. Por el Índice que va al final de los artículos los encontrará fácilmente. En las tormentas de la Iglesia, alegres en la esperanza.
¡Arriba los corazones!
Los tenemos levantados hacia el Señor.
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JMI.-No puede, no. Al llevar hábito religioso estaría expresando una identidad personal, la de ser religioso, que no es verdadera. Aunque tengo intención de llegar a ser religioso.
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JMI.-Lo más aconsejable es que llame a la puerta del cielo.
Pregunte por el Padre, el Hijo y el ESanto. De ellos viene todo bien, y el poder para vencer todo mal: son omnipotentes y misericordiosos.
Ésa es la mejor puerta donde llamar.
Es que conozco dos casos de sacerdotes que me causaron una tristeza que no se imagina!
Un sacerdote viste con calaveras ,trae anillos de calaveras,pelo largo y de colores, y ademas en su predicación menciona no creer en la confesión y hasta lo han entrevistado y bueno...ud.lo podria ver en la web ,ya que es famoso en la ciudad de Saltillo Coahuila Mexico por sus extravagancias.
Lo que mas me dolio es que el obispo de su Diocesis lo acepta asi..y pues ya fue suspendido por ordenes del vaticano ,6 meses de su cargo por cosas malas que le han comprobado....pero tìpico...solo lo mandaron a un retiro y después lo reintegraron como Párroco de una Iglesia local en Saltillo...
Pero sigue siendo igual,vistiendo parececiendo casi como adorador de la santa muerte por su estilo gòtico ,uñas pintadas de negro ,calaveras etc...
Me queda claro (por lo que le respondió a otra persona que le preguntó lo mismo)......que uno como laico no puede hacer nada...si le pregunto a quien denunciar...ud.me dirá que llame al cielo....
Esa respuesta pone bastante triste pues asi es LA IGLESIA CATOLICA la formamos todos,pero la dirigen uds.los sacerdotes, y pues si existen sacerdotes que dirijen mal..o encausan mal....ahi solo se puede hacer denuncia al cielo???
Tambien se de otro caso de otro sacerdote joven....que tiene en su facebook fotos tomandose selfies de si mismo enseñando sus músculos,con ropa de tirantes y le ha dado bastante duro al gym que tiene los brazos con bolas por doquier..y no creo que tenga nada de malo hacer ejercicio,pero las poses que pone,las expresiones se me hicieron como de "veanme", " y pues no se que pensar...pero yo diria que hasta actitudes provocativas....y pues puede supongo yo conseguir admiradoras y pues hasta admiradores...ha como estan ahora los tiempos...muchos hombres preocupados en exceso por su fisico y musculatura gralmente.es para gustarle a alguien .....
En fin......mi duda es:
Si el obispo esta enterado de una vestimenta inadecuada o algun comportamiento inadecuado probado de un sacerdote....¿es normal que no se haga nada...solo los manden a retiros un ratito para después soltarlos a que sigan predicando cosas contrarias al magisterio de la Iglesia!!!??? (Esto por el caso del sacerdote que le comente que dice que no cree en la confesión y viste de calaveras).
Tomaré nota de los documentos y exortaciones Papales que ud.mencione,y le agradezco muchisimo si sabe de mas documentos que pueda enviarle a un sacerdote que conozco personalmente y que se molestó conmigo porque le manifesté que las fotos de su perfil de facebook no eran coherentes a su investidura sacerdotal.
Gracias por esta gran labor que hace por guiarnos Padre !!
Que Dios lo bendiga siempre!
Le agradecere infinitamente el apoyo en lo que me pudiera orientar..
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JMI.-Todo lo que refiere, evidemente, está muy mal.
Pero no puedo "orientarle" sobre qué hacer, porque no conozco sus posibilidades, ni las del Obispo que pudiera ayudarle, pues sólo él puede poner remedio a esas perversiones. Rezar al Señor, sí, eso es claro. "Pedid y recibiréis".
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JMI.-No sé decirle. Yo me documenté sobre religiosos y sacerdotes diocesanos. En los Seminarios creo que proceden en esto según lo disponga el rector o/y el señor Obispo. Pero que no hay norma genral.
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JMI.-No sé que haya ley. Si quisieran hacerlo, les recomendaría pedir permiso al Obispo del lugar.
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JMI.-No sé decirle.
1. Estar siempre vestido como para ir a Misa. Ya sea que vayas a Misa diariamente o no, puede el Señor darnos el don de ir a la Santa Misa, y puede hacerlo en cualquier momento. Por ello, hay que estar en vela, y concretamente, vestido en cualquier situación como para ir a Misa (principalmente, vestido con el hábito de la gracia) Con esto quiero decir, como mínimo, vestido con decencia para tal evento.
2. De lo primero, se deduce una consecuencia. Adoptar un hábito de vestimenta. Esto entre otras cosas evita que perdamos tiempo en las tiendas, además de quitar un obstáculo que nos puede hacer caer fácilmente en la vanidad. No importa si eres mujer. Personalmente, poseo tres pares de prendas exteriores, una especialmente para ciertas ocasiones, pero no se distinguen demasiado. Con esto se ahorra dinero, y ocasión de pecado. Además, es una buena manera de distinguirse del mundo, que siempre es fiel a su principio hodiernista.
En fin, padre, si no es mucha molestia, ¿qué opinión tiene de esto? Como en todas las demás cosas, considero su juicio extremadamente más sensato que el mío.
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JMI.-No puedo contestarle, no sé, tendría que hablar a ojo.
Cuestiones doctrinales, sí. Pero cuestiones prudenciales, imposible: depende de la persona, de su familia, de las costumbres locales, etc. Hay que hacer en caridad y prudencia un discernimiento que ha de tener en cuenta muchos factores que ignoro en su caso concreto.
Por cierto, he leído -en no recuerdo qué artículo- que lleva usted clériman y no sotana. Leer eso para mi, ha sido como cuando a un niño pequeño le dicen por primera vez que los Reyes Magos que le traen regalos en realidad son sus padres, se me ha caído un mito... Es broma padre, no se sulfure :D
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JMI.-Paz y bendición +
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JMI.-No conozco normas sobre el vestir de los diáconos permanentes. Y mi "opinión", por tanto, no vale.
En mi "opinión", conviene que vistan al modo de laicos. Sobre todo si, como es lo más frecuente, están casados, tienen hijos, acuden al trabajo diario en oficinas, talleres, etc.
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JMI.-No le puedo decir. Yo estudié las normas de la Santa Sede sobre modo de vestir de sacerdotes y religiosos. Pero no tengo información alguna sobre los seminaristas. De haber normas, me figuro que será de carácter local (una Conferencia Episcopal, normas de un Seminario para sus miembros, etc.)
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