(212-5) 13 de abril: San Hermenegildo, mártir católico del arrianismo oficial
–Llevo más de un mes esperando que siga usted la serie Reforma –se quedó en el VIII–, y ahora nos sale con San Hermenegildo.
–Mis tres últimos artículos fueron muy trabajosos, y descanso ahora al escribir sobre este Santo de mi devoción.
San Hermenegildo, convertido al catolicismo, fue mártir del arrianismo oficial de los visigodos. Vamos por partes.
El arrianismo tiene su origen en Arrio (+336), presbítero alejandrino. Esta herejía hizo un daño enorme a la Iglesia durante siglos, y en cierto modo puede decirse que, aunque en formulaciones algo diversas, es una herejía permanente. Nuestro Señor Jesucristo no es Dios en sentido propio y verdadero, sino que es criatura, Jesús de Nazaret, elegido como Hijo en un modo único, viniendo a ser en su perfecta santidad un hombre divinizado; pero que no es Dios. La fe católica, proclamada como reacción en los concilios ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla I (381), afirma, por el contrario, «un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho».
El arrianismo hoy goza de excelente salud entre los católicos no practicantes, y sobre todo entre ciertos teólogos y exégetas progresistas. No tendré, pues, que esforzarme mucho en describirlo. Cuando vean ustedes algún libro sobre Jesús que no afirma claramente su personalidad divina y eterna, «anterior a Abraham», que elude o niega sus milagros, que reconoce en él ignorancias gravísimas –como su destinación a la muerte en la cruz–, que niega la realidad de su resurrección corporal y de sus apariciones pascuales a los discípulos, etc., sepan que están leyendo el texto de un arriano moderno. El autor exhortará a la imitación de Jesús, al seguimiento de su estilo de vida, pero sin exigir la conversión y el arrepentimiento, y como si ese seguimiento fuera posible sin la gracia de Cristo glorioso. Es decir, que, ya desde antiguo, arrianismo y pelagianismo suelen ir juntos.
El rey Leovigildo afianza en España el dominio visigótico, reinando durante catorce años como único soberano a partir del 573. Tuvo dos hijos, Hermenegildo, el primogénito, y Recaredo, destinados a sucederle, en contra del principio tradicional germánico, que exigía la elección libre del rey por la nobleza. El arrianismo es por entonces la religión propia de los visigodos, lo que da ocasión a grandes tensiones con la población hispanorromana, de condición católica en su mayoría.
Contrae Leovigildo en segundas nupcias matrimonio con Godsuinta, viuda del rey Atanagildo, «tuerta de cuerpo y alma», según algún cronista. Una hija de su primer matrimonio, Gelesuinta, se casó con el rey franco y católico Luilperico, que pasado un tiempo mandó asesinar a su esposa. Esto encendió en Godsuinta un odio extremo contra los católicos, que llegó a influir en las constantes persecuciones que éstos sufrieron del rey Leovigildo. La otra hija que tuvo, Brunequilda, se unió en matrimonio feliz y fecundo con el rey franco Sigiberto, y de ellos nació, entre otros hijos, la princesa Ingunde.
El matrimonio entre Hermenegildo e Ingunde, el año 579, fue una gran alegría en el reino visigótico, por esos años en su mayor esplendor, pues establecía un vínculo profundo entre los visigodos y los francos. El probable reinado futuro de Hermenegildo, como sucesor de su padre Leovigildo, se mostraba como un horizonte lleno de paz y prosperidad. Solamente un punto negro manchaba este cuadro feliz: el catolicismo ferviente de Ingunde, que se resistía con absoluta firmeza a su abuela Godsuinta, que por todos los medios procuraba su profesión arriana. Estas violencias internas de la Corte toledana no podían menos de acrecentar las tensiones entre los gobernantes visigodos y la población católica hispanorromana. Leovigildo decidió entonces alejar al matrimonio, destinando a Hermenegildo como gobernador de la Bética.
Los católicos son entonces duramente perseguidos por los arrianos en parte, al parecer, por instigación de Godsuinta. Pero también el rey Leovigildo es arriano fanático, e intenta por todos los medios la unificación en el arrianismo de godos e hispanorromanos. Éstos habían de abjurar del catolicismo bajo todo tipo de presiones: destierros, expropiaciones, cárcel, castigos corporales, apropiación de los bienes eclesiásticos. Hay entre los católicos no pocas apostasías, incluída la del Obispo de Zaragoza, Vicente. Pero también hay resistencias heroicas, como la de Masona, Obispo de Mérida, que sufrió el destierro. Sevilla y Córdoba eran también focos potentes de resistencia católica.
Ya instalados Hermenegildo e Ingunde en Sevilla, ella puede vivir en paz su fe católica. No le falta la ayuda del Obispo hispalense San Leandro, oriundo de Cartagena, primogénito y hermano de tres santos, Isidoro, Fulgencio y Florentina. El trato frecuente y amistoso de Hermenegildo con el santo Obispo Leandro, y el influjo de su esposa Ingunde, le lleva, por la gracia de Dios, a convertirse al catolicismo, siendo bautizado con el nuevo nombre de Juan.
La conversión de Hermenegildo enfurece a su padre Leovigildo, al mismo tiempo que la resistencia católica de la Bética se agrupa en torno de su gobernador. El príncipe sevillano desobedece la orden de presentarse en Toledo, y se proclama rey. Tanto la corte de Toledo como la de Sevilla buscan fuerzas aliadas ante una guerra civil inminente. Hermenegildo es derrotado finalmente en 584. Según se dice, su hermano Recaredo le ofrece, en el nombre del rey Leovigildo, conservar su vida si se entrega. Un año más tarde es asesinado en la cárcel, al negarse a recibir la comunión de un Obispo arriano. La derrota del catolicismo en España parece definitiva, vencido por el arrianismo.
Pero nuestro Señor Jesucristo «vive y reina [de verdad] por los siglos de los siglos». Algunos hay que no acaban hoy de creerlo, aunque en la liturgia lo repetimos tantas veces. En 586 muere Leovigildo. Le sucede su hijo Recaredo, que permite al Obispo Leandro, desterrado en Constantinopla por Leovigildo, volver a su sede sevillana. Y cuatro años más tarde del martirio de San Hermenegildo, en el Concilio III de Toledo, el 8 de mayo del 589, abjura solemnemente del arrianismo el monarca Recaredo. A esta regia conversión siguió la del pueblo visigodo. La sangre martirial de San Hermegildo consiguió a los cuatro años de su muerte la unificación de España en la fe católica.
Es memorable la homilía de San Leandro en ese día decisivo para la historia de España, al concluir el Concilio:
«Regocíjate y alégrate, Iglesia de Dios, gózate porque formas un solo cuerpo para Cristo. Ármate de fortaleza y llénate de júbilo. Tus aflicciones se han convertido en gozo. Tu traje de tristeza se cambiará por el de alegría. Ya queda atrás tu esterilidad y pobreza. En un solo parto diste a Cristo innumerables pueblos. Grande es tu Esposo, por cuyo imperio eres gobernada. Él convierte en gozo tus sufrimientos y te devuelve a tus enemigos convertidos en amigos.
«No llores ni te apenes, porque algunos de tus hijos se hayan separado de ti temporalmente. Ahora vuelven a tu seno gozosos y enriquecidos. Fíate de tu cabeza, que es Cristo. Afiánzate en la fe. Se han cumplido las antiguas promesas. Sabes cuál es la dulzura de la caridad y el deleite de la unidad. No predicas sino la unión de las naciones. No aspiras más que a la unidad de los pueblos. No siembras más que semillas de paz y caridad. Alégrate en el Señor, porque no has sido defraudada en tus sentimientos. Pasados los hielos invernales y el rigor de las nieves, has dado a luz, como fruto delicioso, como suaves flores de primavera, aquellos que concebiste entre gemidos y oraciones ininterrumpidas».
Pidamos a Dios, por la intercesión de los santos Hermenegildo y Leandro, la unidad de los pueblos de España en la fe católica. Ésa es el alma que ha mantenido unidos los pueblos diversos que han formado el cuerpo histórico de España durante catorce siglos. Y aún más
pidamos por su intercesión que en nuestra patria la fe de los católicos se afirme y acreciente, de tal modo que pueda vencer los errores arrianos y pelagianos, cada vez más difundidos en los últimos decenios, a veces en editoriales y revistas «católicas», en algunos Seminarios y Facultades de Teología, en numerosas librerías religiosas «católicas», incluidas algunas diocesanas.
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
31 comentarios
Primero, que no debemos desalentarnos por las defeciones y hasta traiciones de la Jerarquía que vemos por aquí y por allá. Las ha habido siempre, desde Judas en adelante,pero Dios sabe escribir derecho con renglones torcidos.
Segundo, que la Religíon es el motor de la Historia. Y es el fundamento de la Política. Tanto para su defensa y propagación, como para su aniquilación. Desde hace más de 2 siglos se viene imponiendo una Política, el Liberalismo, cuyo objetivo (a veces encubierto, otras veces expreso) es la aniquilación de la Religión. Y de manera inexorable. Esta semana nomás, los francobelgas decretaron una medida que era una aspiración de a Francesada: suprimir las referencias religiosas de la vida civil. En Uruguay, el país más antirreligioso de América, eso sucede desde hace décadas. Pero eso sí, el Liberalismo oculta su odio antirreligioso poniéndose la capa del "Progreso". Pero cuando corazones valientes le hacen frente muestra todo su odio, como en la Francesada, en la Cristiada o en la Cruzada española.
San hermenegildo, danos valor para estar a la altura de las exigencias de la hora, como tú supiste estarlo.
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JMI.-Amén.
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JMI.-Sus dos hijos deben ser algo muy especial.
Yo he tenido 29 sobrinos (veintinueve), y todos han dado señales evidentes, aún después de bautizados, de que traían puestas las malas tendencias producidas por el pecado original.
MENTIR.-¿Quién ha roto ese jarrón?
-Ha sido la nena... -Ha sido el gato.
El culpable, ya con dos añitos, miente como un bellaco.
¿Quién le ha enseñado a mentir?
Nadie. Nacen con ello.
EGOÍSMO.-Venga, nene, déjale la pelota un rato a tu hermanito. Ni siquiera estás tú jugando con ella. Déjasela un ratito, que no la va a desgastar.
-¡NOOOOOOOOOOOO! (y la agarra como si le fuera en ello la vida).
Es míiiiaaa.
¿Quién le ha enseñado a no dar, a retener injustamente? ¿Sus papás? No, ellos siempre le están dando cosas.
Nadie les ha enseñado. Lo traen ya grabado en el disco duro de nacimiento.
Angelitos.
Así son mis 29. Los dos suyos deben ser casos MUUUYYYY especiales.
Le aconsejo que no se mantenga pertinaz en su pelagianismo. Cosa mala.
"Pecador me concibió mi madre" (Sal 50).
P.D. intentaré corregirme.
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JMI.-100.025 padres me dicen que sus hijos son
"unos bichos de mucho cuidado.
Y que no tienen idea buena".
Un afectuoso saludo.
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JMI.-Tiene usted toda la razón.
Como decía aquel predicador que tenía preparado un sermón sobre la confesión:
-San José era carpintero. Seguro que hacía confesonarios. Hablemos de la confesión.
Todas las religiones y todos los grandes pensadores de la historia, incluidos los modernos, han concluido que la naturaleza humana no es buena. De ahí todos los remedios que se han propuesto.
Aun mas muchos consideran que el ser humano es irreversible, la Iglesia Catolica advierte que mientras estemos vivos podemos seguir eligiendo el mal y es de las optimistas en el sentido que cree en la salvación de los hombres.
Por ejemplo Calvino tenía una idea tan pesimista del hombre que le veía incapaz de ser bueno, solo podría serlo por una acto de voluntad de Dios.
Este visión ñoña del ser humano en la que no somos malos, no tiene ningún fundamento en la filosofia, ni siquiera Rousseau creía en la bondad del hombre, pedía destrozar la sociedad a ver sin con un poco de suerte volvíamos a nuestro estado natural.
El hombre no es bueno.
Hermenegildo como martir es un gran ejemplo frente al relativismo. Prefirió morir a comulgar de un obispo arriano. No hizo cálculos de poder político ni componendas de corrupción, y prefirió perderlo todo. Hoy sería considerado un rígido, un intransigente, un extremista, y todas esas cosas.
Una figura a rescatar frente a la crisis: San Hermenegildo, modelo de político, ruega por nosotros.
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JMI.-San Hermenigildo, por mantenerse fiel a Cristo en la fe verdadera, prefirió "perder su vida" (su mujer, su familia, la Bética, posiblemente la corona del Reino visigodo de España). Ya.
Y a los cuatro año nace España unida y católica.
La sangre de los mártires, semilla de nuevos cristianos católicos.
(Aunque de algún modo ya pre-existía la Hispania románica).
Coincido pues plenamente con usted, P. Iraburu, y con Josafat, en todas y cada una de sus afirmaciones, pues, a mi entender, difícilmente podemos imaginar doctrina más falsa que el pelagianismo, herejía de tipo utópico y que ha dado lugar al pensamiento moderno, hostil a la santa y clara doctrina cristiana sobre el pecado original, que es indiscutible.
Para el pelagianismo - el idólatra del progreso y de las ideologías revolucionarias es el engendro filosófico que emana de tal herejía - formamos una masa de elegidos 'virtuales', emancipados del pecado original, moldeables a placer, predestinados al bien, susceptibles a todas las perfecciones... Pero de ninguna manera está comprobado que nuestra voluntad sea buena (bien al contrario, desde niños se ven claramente nuestras inclinaciones egoístas congénitas, como usted, P. Iraburu, bien ha señalado con ejemplos). Nuestra voluntad, abandonada a sus instintos, no quiere más que a expensas de los demás, esta es la cruda realidad. Lejos de ser más o menos unos elegidos, somos unos réprobos. La misma Beata Teresa de Calcuta, con una sensibilidad y una hondura absolutas, afirmaba al referirse al Sacramento de la Penitencia: "Cuando vamos a confesarnos, nos acercamos al sacerdote como pecadores con pecado; cuando hemos confesado, nos alejamos de allí como pecadores sin pecado".
Partimos pues del hecho de que somos pecadores. Si así no fuera, si no estuviésemos marcados por el pecado original, no habría venido Jesús al mundo para salvarnos. El Verbo no se habría hecho carne. Puesto que Él, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, igual en todo a nosotros al encarnarse menos en el pecado, es el Salvador es porque venía a salvarnos de algo, claro está, y venía a rescatarnos del pecado y de la muerte. Por esto, nos llama siempre el Señor al arrepentimiento porque sabe que somos pecadores. Todos somos pecadores, todos los humanos. Cuando se olvida esto, se crean sistemas inicuos, injustos, criminales, atroces, con gulags y campos de exterminio, con abortuarios y eutanasias. Como el mundo moderno, tan pelagiano él, tan diabólico.
Un abrazo en el Señor Jesús
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JMI.-Amen.
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JMI.-¿A propósito?... Muy bueno :D
Me recuerda Ud. a un cura amigo mío chileno, muy querido, que tenía un gran sentido del humor (Dios le tenga en su gloria) y que a veces cortaba una conversación que se ponía pesada diciendo:
-A propósito, cambiando de tema...
El humor, el buen humor, es cosa muy sana.
En Bélgica está sucediendo lo mismo que en España, aunque el proceso va mucho más avanzado. En Valonia acaban incluso de suprimir la denominación cristiana de la Navidad, Semana Santa, Pascua etc. Hoy hay en Bruselas más musulmanes que católicos.
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JMI.-Se le considera un mártir por eso y por toda su vida de converso al catolicismo, resistiendo hasta la muerte la opresión de su padre y de todo el mundo de autoridades arrianas. Lo de la comunión fue la gota que desborda el vaso.
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JMI.-Sí, haré lo que pueda.
Oremos.
A mis más de cincuenta años, puedo decir -con total rotundidad- que mi pecado original ha sido perdonado, que ahora se he hecho 'efectivo' mi bautismo.
En otro orden de cosas, el pecado original, para mí, ha sido el vivir durante casi cincuenta y cinco años, sin darle a Dios su lugar en mi corazón, sin poner mi entera voluntad a su servicio. Pecado original es, según he entendido, 'vivir en tiempo' como si solo existiera esto.
¿Y en las parroquias, padre? ¿y en los sacerdotes diocesanos?
Domingo 14 de marzo, última misa de la tarde, parroquia de San Nicolás en Pamplona (casi nada). La lectura es una de mis favoritas: las apariciones de Cristo resucitado a los apóstoles y la incredulidad de Santo Tomás. El párroco, en lugar de aprovechar para (precisamente en el "año de la fe") hablarnos de la importancia de esa fe con mayúsculas, de no tener miedo a creer sin haber visto, de poner mil y un ejemplos de la vida cotidiana en los que creemos sin ver, se arranca por peteneras: que el Cristo que vieron los apóstoles tenía otra sustancia al Jesús que predicaba y tal y tal y lo adorna con las inevitables referencias a que las llagas de Cristo son los pobres.
¿Qué hacemos padre? ¿qué hacemos si un sacerdote niega o pone en duda en el sermón "la resurrección corporal de Cristo" como dice ud. más arriba?
Más vale que había sesión de cine en el Carlos III después de salir de misa y pude ver "Cristiada", magnífico ejemplo de fe practicada por el pueblo católico de Méjico a pesar del abandono de algunos de sus principales pastores.
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JMI.-¿Qué hacemos? Atenernos al magisterio de la Iglesia, al Catecismo, concretamente.
De todos modos, el párroco aludido no niega ni pone en duda la resurrección corporal de Cristo. Entendió usted mal.
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JMI.-¿A propósito?... //////////////////////14/04/13 7:43 AM
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Estimado P. Iraburu:
Tal vez la manera en que hecho la pregunta no es la mejor, pero puedo asegurarle que la he formulado con auténtica preocupación y recta intención, y, por cierto, en relación con el tema de su artículo. Ojalá pudiera aclararnos algo sobre ciertos aspectos de la obra del Card Kasper. Tal vez sólamente se trate de informaciones o interpretaciones erróneas sobre la misma.
Un cordial saludo.
Jorge M.
Usted si que es buen sembrador padre, sus articulos lo demuestran.
El demonio no duerme, siempre con la masa en alto, para matar la Fe, en Cristo
y en Su Iglesia, dichoso el enamorado del Señor y de su Palabra con la que El vencio
al enemigo, es hora de delatar al espiritu malhechor.
Los que por gracia de Dios, pueden ver el daño que causa la perdida de Fe, no debe quedar
mirando las formas de las semilias sino lo que tiene por dentro, que es lo que, determina
su nada o su multiplicacion.
Hoy y siempre los verdaderos dicipulos de Cristo pueden decir, a los que apostatan:
El Señor espera.
Para que vuelvan a la Iglesia, laven sus vestiduras, echen la red a la derecha, o sea
en Nombre de Jesucristo, para que la Iglesia vuelva a ser autentica, centrada en Dios y en
la vida eterna, que todos los santos martires, ayuden a reformar lo que se ha dejado desformar.
Pero eso se soluciona con el tiempo: ya crecerán, serán adolescentes, etc.
También se soluciona con la memoria, recordando las propias barrabasadas, o cómo un tío mío gritaba a veces "¡¡Que venga Herodes!!", sin que sus hijos tuvieran muy claro a qué se refería...
Desde que leí una biografía novelada de Hermenegildo le tengo un especial cariño.
En segundo lugar, porque la propia Biblia lo desmiente: Ezq. 18, 19-20 dice textualmente: “¿Por qué no carga el hijo con la culpa de su padre? Pues que el hijo ha practicado derecho y justicia, ha guardado todos mis estatutos y los ha cumplido, vivirá ciertamente. La persona que peque, esa morirá. El hijo no cargará con la culpa de su padre, ni el padre cargará con la culpa de su hijo; la justicia del justo será sobre él mismo, y la maldad del malvado sobre él será". Lo que para mi salda cualquier debate.
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JMI.-El pecado original no es lo que Ud. dice, no es un pecado personal.
Dios crea al hombre bueno, pero libre, a su imagen.
El hombre peca, y trastorna profundamente su naturaleza humana, en cuerpo y alma.
Los esposos que conciben un hijo no pueden comunicarle una naturaleza humana sana, sino que le comunican la naturaleza enferma que ellos tienen. "Pecador me concibió mi madre" (Sal 50) significa que el niño que nace tiene debilidades para el bien e inclinaciones al mal, de suerte que cuando tenga uso de razón y, consiguientemente, responsabilidad personal, de vez en cuando pecará, será un pecador, como lo somos todos.
Yo le puse algunos ejemplos de niños que mienten o que afirman con saña su egocentrismo que al parecer no le convencieron de nada: pero ésa es la realidad. Pocas cosas se ven más comprobadas por la experiencia diaria y secular que el pecado original que afecta a TODOS los hombres, de todos los pueblos y de todos los tiempos. Lea usted el diario. Vea un informativo en TV.
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JMI.-Para afirmar herejías tendrá ud. que buscar otro blog.
Un saludo.
La descarga en formato pdf es gratuita.
A san Hermenegildo nunca se le ha considerado mártir de la eucaristía ni en la liturgia ni en las costumbres tradicionales que honran su memoria. El motivo de que Hermenegildo rechazara tomar la Eucaristía no fue que ésta estuviera en peligro de ser profanada, sino su rechazo al arrianismo, por tanto, no estaba protegiendo con su vida la Eucaristía, sino su fe católica. Es por tanto mártir de la fe, pero no de la Eucaristía.
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