(165-3) Belleza de la Liturgia cristiana, grandiosa en la Navidad
–Llegó la Navidad.
–Es usted muy observador. No se le escapa una. Le voy a hacer una pregunta.
¿Cuál es la mayor belleza del mundo visible?
–Las montañas y los bosques, los ríos, las flores, las estrellas, los cielos con nubes luminosas… –No.
–Los niños, los hombres y mujeres, la poesía, la música, las catedrales, la literatura, los juegos deportivos y atléticos, las artes visuales, la danza, los barcos de vela… –No.
–La fotografía, la… –No, hombre, no. ¿Cómo va a ser la fotografía más bella que las realidades que capta?
–Pues no sé. Me rindo.
La liturgia de la Iglesia es la mayor belleza del mundo visible. En el marco sagrado del templo se unen armoniosamente palabras y acciones, luces y flores, lecturas y cantos. Quizá las palabras en un templo concreto –¡o en muchos!– no estén bien pronunciadas, ni los cantos valgan gran cosa, ni tampoco las acciones y el lugar sean tan elegantes como debieran. A veces, hay que reconocerlo, son feos. Y a veces, también hay que reconocerlo, son muy bellos. Pero podemos afirmar siempre que la liturgia es lo más bello que hay en la humanidad, porque siempre es signo visible de la gracia divina invisible. Cristo está presente en la celebración litúrgica, y en ella se manifiesta y comunica a los cristianos.
«Cristo está siempre presente a su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica» (Vat. II, Sacrosanctum Concilium 7). Y Él es «el más bello de los hombres» (Sal 44,3), el «esplendor de la gloria de Dios y la imagen de su ser» (Heb 1,3), «el Primogénito de toda criatura, porque en Él fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra» (Col 1,15-16). Cristo ascendió al Padre a la vista de sus apóstoles, hasta que «una nube lo ocultó a sus ojos» (Hch 1,9). Y ahora, glorioso a la derecha del Padre, se nos hace presente y visible en la liturgia hasta el fin de los tiempos, hasta que vuelva. El hombre iluminado por la fe católica, oyendo a la Iglesia en la liturgia, oye al mismo Cristo. Viendo a la Iglesia en la celebración litúrgica, ve al Cristo glorioso. Y viendo a Cristo, ve al Padre celeste y recibe al Espíritu Santo. Contemplad al Señor [en la liturgia] y quedaréis radiantes (Sal 33,6).
El mundo de la gracia de Dios se manifiesta y se comunica en la liturgia de la Iglesia con toda su fascinante belleza, día tras día, al paso de los años. «La liturgia es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza» (SC 10; cf. Lumen gentium 11). Los signos visibles de la sagrada liturgia manifiestan y realizan lo que significan.
«En la liturgia terrena pregustamos y participamos en aquella liturgia celestial que se celebra en la ciudad santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos y donde Cristo está sentado a la derecha de Dios como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero [Ap 21,2]» (SC 8). Por eso la liturgia es el punto de tangencia entre la esfera celestial y la esfera terrestre. Ella «presenta así a la Iglesia, a los que están fuera, como signo levantado en medio de las naciones [Is 11,12] para que debajo de él se congreguen en la unidad los hijos de Dios que están dispersos [Jn 11,52]» (SC 2).
La santa Misa y las Horas litúrgicas forman así, con todos los sacramentos, un marco permanente de oro, en el que se encuadra la vida de los cristianos. Y quien dice las Horas, está hablando también de otras formas de oración. Pero las Horas… la liturgia de las Horas, siendo propiamente la Oración de la Iglesia, es la más bella y perfecta de las oraciones cristianas. Por eso la Iglesia, aun sabiendo que no para todos sus hijos es asequible, a todos las ofrece: «se recomienda que los laicos recen el Oficio divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí, e incluso en particular» (SC 100).
La liturgia sagrada de la Iglesia es para nosotros una síntesis diaria de toda la historia de la salvación, y en ella escuchamos a Isaías, oímos las predicaciones del Bautista, estamos presentes a la predicación y a los milagros de nuestro Señor Jesucristo, de Pedro, Juan y Pablo, nos hacemos contemporáneos de León Magno, Agustín, Teresa y de todos los santos. Y también los ángeles, gracias a ella, se hacen nuestros compañeros y amigos de camino. En el transcurso del Año litúrgico –como en una escalera de caracol, valga el ejemplo–, vamos ascendiendo y girando siempre en torno a un eje constante, los misterios de Cristo, contemplándolos y actualizándolos al paso de los años. Esta es la escala espiritual que nos lleva finalmente a la Puerta del Cielo.
Y el misterio más grandioso de la fe es la encarnación del Hijo divino eterno. Grande es el esplendor de la Cruz, formidable su Resurrección, admirable su Ascensión a los cielos, gloriosa en Pentecostés la comunicación del Espíritu Santo, inefable es la Eucaristía… Pero el más grande y venerable de todos los misterios de la fe cristiana es la Encarnación del Verbo divino. De su gracia proceden todos los demás.
Cuando rezamos el Credo en la Misa –«Creo en un solo Señor Jesucristo, nacido del Padre antes de todos los siglos, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo»–, dispone el rito litúrgico: «en las palabras que siguen, hasta “se hizo hombre”, todos se inclinan»: «y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre». No nos manda la Iglesia hacer ese hermoso signo de reverencia en el Credo cuando en él se declara a Cristo el Hijo de Dios o el Creador de todas las cosas o el que «por nuestra causa fue crucificado». La Iglesia nos manda inclinar la cabeza, y en las Misas de la Navidad hacer genuflexión, cuando confesamos nuestra fe en la Encarnación del Verbo.
«Todos se inclinan. Todos se arrodillan». Esto que la Iglesia dispone en la liturgia ha de entenderse en el sentido de que «todos se inclinan - todos se arrodillan»: es un mandato que tiene una interpretación bastante sencilla y segura. «Todos» significa todos: sacerdote y pueblo, Obispo y Abad, laicos, religiosos y religiosas, niños, jóvenes y ancianos, pobres y ricos, frailes y canónigos, trabajadores y personas en paro, jubilados, civiles y militares con graduación o sin ella: todos. Menos los que sufran de artrosis o de alguna dolencia semejante en las rodillas o en las vértebras cervicales. Todos. Todos hacen al confesar la fe en la Encarnación del Verbo una inclinación reverente, todos doblan la rodilla por unos instantes. Todos. Hagan la prueba los que no la hayan hecho, y verán que no les pasa nada. Obedecer a la Iglesia es muy sano.
La liturgia de la Navidad… asombro y maravilla. La liturgia sagrada celebra, pues, estos días el más excelso de los misterios de Jesús: siendo Dios, se hizo hombre, sin dejar de ser Dios, para divinizarnos a los hombres. «Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros en su pobreza» (2Cor 8,9).
Antífona del Magnificat. «Hoy ha nacido Jesucristo; hoy ha aparecido el Salvador; hoy en la tierra cantan los ángeles, se alegran los arcángeles; hoy saltan de gozo los justos, diciendo: “gloria a Dios en el cielo”. Aleluya».
Isaías 52. «¡Despierta, despierta, Sión, vístete el traje de gala, Jerusalén, santa ciudad!… ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Noticia, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor».
Salmo 44. «Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente… Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos».
San Agustín. «Alegrémonos con esta gracia, y no nos gloriemos en nosotros mismos, sino en Dios. ¿Pues qué gracia pudo brillar más intensamente para nosotros que ésta: teniendo un Hijo unigénito, hacerlo hijo del hombre, para, a su vez, hacer al hijo del hombre hijo de Dios? Busca méritos, busca justicia, busca motivos; y a ver si encuentras algo que no sea gracia».
Himno. «Ver llorar a la alegría – ver tan pobre a la riqueza – ver tan baja la grandeza – y ver que Dios lo quería. –¡Gran merced fue en aquel día – la que el hombre recibió! – ¡Quién lo viera y fuera yo!».
San León Magno. «Reconoce, cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino de Dios».
Preces de Laudes. «Adoremos a Cristo, Hijo del Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana, y supliquémosle diciendo: “Señor Jesús, tú que quisiste ser obediente, santifícanos”».
Evangelio de San Lucas 2. «Bajó con ellos [María y José] y vino a Nazaret, y les obedecía. Su madre conservaba cuidadosamente todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres».
Oración. «Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de un modo más admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén».
Nada hay tan bello en el mundo como la liturgia de la Iglesia católica. Y una vez más lo comprobamos en estos santos días. ¡Feliz y santa Navidad!
José María Iraburu, sacerdote
Post post. –El Sr. Director me ha informado, para responder a una consulta que me habían hecho, que aunque nuestra campaña de donativos termine ya en la Navidad, no hay inconveniente alguno en que se envíen donativos posteriormente. Es un hombre muy abierto.
Índice de Reforma o apostasía
10 comentarios
Verdaderamente es así, la Liturgia es lo más bello, pero no siempre es celebrado con esa belleza, sino que la gravedad está en que hay sacerdotes que lo celebran de forma distintas a lo que enseña la Iglesia y el Papa.
La Sagrada Liturgia bien celebrada edifica a la almas, las ayuda por el camino de la conversión, profundiza más en la vida de piedad. Pero si un alma, que ve como en determinado lugar celebra una liturgia que no honra al Señor, es preciso ir a otra parroquia, aunque sea más lejo, y la encontrará, y si es preciso, el tren o el autobús para ir a otra localidad donde el sacerdote se asemeje íntegramente a Cristo.
Luego, la naturaleza, la fotografía, etc, nos pueden ayudar a encontrar la verdadera belleza, y es que que viene de Dios, como la Sagrada Liturgia, porque es una inspiración de Dios para la santidad de la Iglesia Católica y para atraer almas por el camino de la salvación eterna.
En la Santa Misa, ayer, la iglesia estaba llena, al terminar la Santa Misa, solamente se presentaron a Cristo dos personas, mientras que las demás, ya iban marchándose a donde fuera, salían de la iglesia. Me vino al pensamiento, aquella parábola de los diez leprosos, que buscaron un remedio de Jesucristo, y sólo uno, se volvió, y le agradeció al Señor su curación. Sólo uno, escuchó de Jesús: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado", y luego se marchó a presentarse a los sacerdotes como los demás, dando gloria a Dios (Cfr Lc 17, 11-19). Si un alma no comprende la belleza de la Sagrada Liturgia, algo mal hay en su corazón
¡Feliz y Santa Navidad!
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JMI.-Feliz y santa Navidad.
¡Qué belleza nuestra fe, qué belleza religiosa, intelectual, moral y estética!. Verdaderamente nada puede compararse.
Feliz Navidad, Padre, y que sus artículos sigan alimentando la Verdad y la belleza de nuestra fe.
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JMI.-Feliz y santa Navidad.
No había caído yo en la cuenta de lo que dice.
Desde hace años voy a misa todos los días y para mí es la mayor fuente no solo de gracia sino de belleza y de paz.
Cuando vuelvo de misa, muchas veces me encuentro con conocidos que vienen de algún concierto, conferencia, exposición, o cualquier de los actos "culturales" que hoy en día quieren llenar el vacío de las personas y sustituir a la religión. La "cultura" se ha convertido en una pseudorreligiosidad para gente pretendidamente educada...
En el fondo -y sin quitarle la parte positiva que pudieran puntualmente tener- todo eso es un veneno. Muy peligroso porque entra "suave" con el barniz de "cultura".
Yo hace años que dejé de asistir a conciertos, exposiciones, conferencias, etc. salvo alguna excepción que lo merezca. Prefiero mil veces más ir a misa. Aunque sea una misa por así decirlo "mediocre", siempre está la presencia viva de Dios y prefiero eso a entrar el los neo-templos de la seudo-religión cultural a ver alguna mamarrachada...
Ahora que he leído y releído su artículo ya tengo los argumentos que me faltaban para decir a algunas personas donde está la mayor belleza del mundo visible... Ya puedo decirles que no pierdan demasiado tiempo con exposiciones y mejor vayan a misa...
Gracias.
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JMI.-Sí, la mayor belleza del mundo.
Cualquier día de éstos descubrimos el Mediterráneo.
Feliz y santa Navidad.
Hoy he recibido un gran regalo con este mensaje sobre lo que significa la liturgia como tal.
Gracias por salvarme de mi ignorancia, y ver más alla de cumplir con un mero acto religioso.
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JMI.-El Salvador es el único que salva.
Nosotros somos siervos inútiles suyos. Taclaro.
Santa y santificante Navidad para ud. y todos los suyos.
Caído se le ha un Clavel / Hoy a la Aurora del seno: / Qué glorioso que está el heno, / Porque ha caído sobre él!
Cuando el silencio tenía / Todas las cosas del suelo, / Y, coronada del yelo, / Reinaba la noche fría, / En medio la monarquía / De tiniebla tan cruel, / Caído se le ha un Clavel / Hoy...
De un solo Clavel ceñida, / La Virgen, Aurora bella, / Al mundo se lo dio, y ella / Quedó cual antes florida; / A la púrpura caída / Solo fue el heno fïel. / Caído se le ha un Clavel / Hoy...
El heno, pues, que fue dino, / A pesar de tantas nieves, / De ver en sus brazos leves / Este rosicler divino / Para su lecho fue lino, / Oro para su dosel.
Caído se le ha un Clavel / Hoy a la Aurora del seno: / ¡Qué glorioso que está el heno, / Porque ha caído sobre él!
Sigo siempre con interés sus artículos.
Un cordial saludo
Luis de Góngora y Argote, 25-XII-1621
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JMI.-Gracias, Don Luis, por visitar mi blog con tan bella poesía. Dios lo tenga en su gloria. Seguro que lo tiene, y que desde ella nos manda su poesía.
Gracias, p. Iraburu. Una pregunta, ¿hay Liturgia de las Horas más reducidas, en un solo tomo? Me suena que sí
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JMI.-Haylo, y puede encontrarlo en cualquier librería religiosa con el nombre de DIURNAL de la Liturgia de las Horas.
Reforma o Apostasía.
Quise ir a misa de Navidad a las 6:30 am del domingo pero en los cuatro templos que la celebran regularmente no había. Luego, desesperada pasé al último y ahí estaban a punto de empezar.
El sacerdote estaba a punto de incensar al Niñito y cuál no fue su sorpresa que el pesebre estaba vacío.
Nos miraba sonriendo y miraba el pesebre, luego miraba al sacristán que no entendía nada. Nos volvía a mirar, de nuevo al pesebre y al sacristán y así hasta que se enteró y salió corriendo a la sacristía a traer el Niño para incensarlo.
Eso no fue todo, la anciana que estaba al órgano cantaba en otra dirección de la melodía y así en cada canto. Llegué a preguntarme sobre cómo habría desarrollado la destreza de insertarle a las estrofas del Gloria una música diferente a la del estribillo.
Para terminar de hacerlo, cuando se levantó para leer las preces le colgaba de la parte trasera de sus enaguas el pañuelo que había colocado sobre su silla. Así fue a leer y así regresó al órgano.
La Liturgia muchas veces se ve "adornada" con incidentes que no esperamos pero eso, de ninguna forma le arrebata su belleza. En eso estamos clarísimos.
Un abrazo y feliz Navidad.
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JMI.-Esperpéntico, pero real.
Y ahí está el Señor presente, tan contento, donde dos o más se reúnen en su nombre. Bendito sea.
Abrazo y bendición, Maricruz +
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JMI.-Señor Pissavini, lo suyo conmigo me temo que tenga algo, algo al menos, de patológico. ¿Qué interés tiene Ud. en leer e impugnar a un (por emplear sus palabras) "muy necio", "necio con tendencia a ser malo", que dice "burradas, Iraburradas como dice otro bloguer"?
¿No le da vergüenza decir esos insultos y groserías de un sacerdote católico?
¿No tiene Ud. un modo mejor de emplear o de perder su tiempo?
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JMI.-En vez de revisar mi paranoia, que no va a peor, reviso la carpeta-sótano donde suelo copiar/guardar los comentarios que me veo obligado a eliminar. Por si hay posteriormente reclamaciones o desmentidos.
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26.04.11 @ 19:55 • Email: pissavini06@ ////
ludovicus. Lea infocaót. y deje de hacer papelones ////////////////, porque está diciendo alguna burrada. O Iraburrada, como dice el blogger que echó /////////////.
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26.04.11 @ 20:28 • Email: pissavini06@ ////
ludovicus. /// Retiro lo de que sea bueno. Es necio y corre el riesgo de ser malo.
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