(67) Gracia y libertad –II. doctrina católica
–Vaya tema. A ver cómo se las apaña usted…
–Limitaré mucho mi intento, y evitando en lo posible los conceptos especulativos que no sean estrictamente necesarios, me apoyaré sobre todo en Biblia, Liturgia, Magisterio apostólico y explicaciones teológicas más comunes.
El papá y su niño, entre los dos, escriben una carta. Voy a partir de esta imagen. El papá, acercándose a una mesa, sienta en sus rodillas al pequeño –por supuesto, analfabeto total–, y tomando la mano del niño, que sostiene el lápiz, se dispone a escribir: «vamos a escribirle una carta a la Virgen María». Atención: la carta, efectivamente, va a ser escrita entre los dos, padre e hijo. El objeto pretendido, escribir una carta, queda absolutamente fuera de las posibilidades del niño, ya que no sabe ni leer ni escribir. Pero este hecho no es impedimento alguno para que se realice esa obra, siempre, claro está, que la mano infantil se deja guiar continuamente por la mano de su padre. Y aquí se dan tres alternativas:
1.– El niño deja que el movimiento de su mano sea completamente dócil al movimiento de la mano conductora de su padre. Y sale una texto inteligible y quizá precioso. Aunque la letra, debemos reconocerlo, no será un modelo perfecto de caligrafía. Esa carta la han escrito los dos, no solo el padre, sino también el niño. Son con-causa de una obra, el padre como causa principal, el niño como causa instrumental. El niño mueve su mano movida por su padre.
2.– El niño mueve su mano desde su propia voluntad y gusto. Y resulta un garabato ininteligible, que no vale para nada. Ha resistido la moción de su padre. El sitio propio de ese papel es la papelera.
3.– El niño mantiene rígida su mano, sin dejarle a su padre que la mueva. No sale nada. Ha resistido la moción de su padre. El papel queda en blanco.
Éstas son las tres posibilidades que el hombre tiene bajo la acción de la gracia, y no hay más: aceptarla (1) o resistirla (2 y 3). Las dos últimas opciones son pecado, resistencia a la gracia, más o menos grave según el objeto de la acción, y según el grado de conciencia y consentimiento voluntario que se dé en la persona . La primera opción, la única buena, es ciertamente meritoria, porque el niño se ha fiado de su padre y ha obedecido dócilmente su guía, pudiendo resistirla: no es un lápiz inerte, incapaz de resistir. Él realmente «ha escrito» la carta, ha producido la obra buena; eso sí, su voluntad se ha movido movida por el padre. Y no se han co-ordinado las dos causas, poniendo el niño la parte suya y el padre su parte. Por el contrario, la causalidad del niño se ha sub-ordinado totalmente con la causalidad paterna principal. Se ha producido, pues, una feliz sinergía, que ha posibilitado en el niño una obra buena, para la que era completamente incapaz. Pues bien, así es siempre toda la vida cristiana. Por eso nuestro Maestro nos enseña: «si no os hacéis como los niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18,3).
Volviendo al ejemplo anterior –sería ridículo que el niño estuviera orgulloso de la preciosa carta escrita, como si fuera una obra sóla o principalmente suya; –sería igualmente ridículo pensar que si ha realizado esa obra, que queda por encima totalmente de sus posibilidades, «ha sido cuestión de generosidad». Son palabras sin sentido… –y también sería absurdo que el niño, al colaborar con su padre, estuviera preocupado y lleno de ansiedades: «¿y qué le diremos a la Virgen?… Bueno, hasta ahora parece que vamos bien. ¿Pero qué escribiremos en la página siguiente del cuaderno?»…
Antecedentes de esta imagen. El niño que escribe bajo la moción de su padre es una buena imagen, pero imperfecta, pues no expresa que en realidad el padre no sólo mueve la mano de su hijo, sino su voluntad. Pero ya se sabe que las imágenes, como las parábolas, tienen “un lado” elocuente, y otros que no valen. Y por otra parte, con buena voluntad podemos completar la imagen que he propuesto, pensando que el padre habla al oído del niño, y por su palabra le comunica el espíritu bueno, que le permite dejar su mano dócil a la guía paterna. Es ésta una imagen que tiene muchos antecedentes análogos, aunque no tan buenos como mi ejemplo. Solo cito a dos:
Jean-Pierre de Caussade, S. J.(1675-1751) enseña que el Espíritu Santo, en la plenitud de los tiempos, ha escrito los Evangelios;
«pero ahora el Espíritu Santo escribe los Evangelios sólamente en los corazones. Todas las acciones y momentos de los santos son Evangelio del Espíritu Santo… El Espíritu Santo, por la pluma de su acción [de gracia], va escribiendo un Evangelio vivo, que solamente podrá ser leído en el día de la gloria, cuando, después de salir de la prensa de esta vida, será publicado» (El abandono en la divina Providencia, Fund. GRATIS DATE, Pamplona 2000, 75).
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), Doctora de la Iglesia, cuando describe la obra de Dios en los hombres, acentúa también la primacía absoluta de la gracia divina, acudiendo a la imagen del artista que, sirviéndose de un pincel, produce un cuadro maravilloso. El pincel sin el artista no puede nada.
«Si el lienzo pintado por un artista pudiera pensar y hablar, ciertamente no se quejaría de ser tocado y retocado por el pincel; ni tampoco envidaría la suerte de este instrumento, pues conocería que no al pincel sino al artista que lo maneja debe él la belleza de que está revestido» (Manuscrito autobiográfico C, 20 rº).
«En Dios vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). Esta grandiosa verdad, muy pocas veces predicada, con el paso del teocentrismo al antropocentrismo, es ignorada por gran parte de los cristianos modernos. Se captan a sí mismos como si fueran causa de su ser y de su propio actuar. Ignoran que si Dios es causa primera y continua del ser y del obrar natural de las criaturas, a fortiori es Él la causa primera y continua que por la iluminación y moción de su gracia hace posible la vida sobrenatural cristiana en cada una de sus obras. La sagrada Liturgia, la principal catequesis de la Iglesia, enseña maravillosamente esta verdad de la fe: «Concédenos, Señor, la gracia de conocer y practicar siempre el bien, y, pues sin ti no podemos ni siquiera existir, haz que vivamos siempre según tu voluntad. Por Jesucristo, ntro. Señor» (jueves I Cuaresma).
El hombre no está hecho para obrar según su propia voluntad, sino para hacer siempre en todo la voluntad de Dios. Todo el universo de criaturas está hecho para cumplir siempre la voluntad de su Creador, y lo hace necesariamente. Y el hombre, la única criatura libre del mundo visible, está creado para cumplir libremente la voluntad del Señor. Ahora bien, en el obrar humano la línea causal del bien y la del mal son totalmente asimétricas. Consideremos esta verdad, que es también fundamental para penetrar el misterio gracia-libertad.
El hombre sólo puede producir el bien con la ayuda de Dios, asistido por la causalidad divina, que es universal, tanto en el orden de la naturaleza como en el de la gracia. El Creador da a su criatura el ser y el obrar continuamente. Como enseña el Catecismo: «Dios actúa en las obras de sus criaturas. Es la causa primera que obra en y por las causas segundas» (318). Y esto, como ya he dicho, se da a fortiori en el orden de la gracia: «sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). «Es Dios quien obra en vosotros el querer y el obrar según su beneplácito» (Flp 2,13).
Lo que el hombre puede producir él solo es el mal. Lo explica bien Jacques Maritain, apoyándose en la enseñanza de Santo Tomás:
Es inevitable aquí el lenguaje paradójico: cuando el hombre causa el mal «tiene una iniciativa, pero es una iniciativa de no-acción. La voluntad creada “produce” entonces la nada, produce el no-ser. Y eso es todo lo que puede hacer ella sola… Se substrae –no por una acción, sino por un libre no-hacer o des-hacer– al influjo portador de ser y de bondad de la Causa primera… Eso nos explica aquella frase de Santo Tomás: “la causa primera del defecto de la gracia está en nosotros» (STh I-II, 112, 3 ad 2m: [«pero la causa primera de la donación de la gracia está en Dios, según la Escritura: “la perdición es tuya, Israel; tu auxilio solo de Mí procede”, Os 13,9]). Hay algo, pues, una línea en la que la criatura es causa primera, pero es la línea de la nada y del mal». Y añade en nota: «Cuando se desvía de la moción divina, la del bien, el hombre no es más libre que cuando deja obrar esa moción y obra bien; pero está más solo… El hombre no puede estar solo más que en el mal» (Sto. Tomás de Aquino y el problema del mal, en la obra de varios autores, El mal está entre nosotros, Fom. de Cultura, Valencia 1959, 351-352).
La acción cristiana del hombre es, pues, siempre pasiva-activa: pasiva, en el sentido filosófico del término, en cuanto que recibe el don gratuito de Dios: iluminación, atracción, moción; y activa, pues recibir libremente ese auxilio divino le concede querer y obrar un bien que por sí solo no alcanzaría. Veámoslo en tres ejemplos máximos.
La Virgen María fué católica. No fué pelagiana o semipelagiana, tampoco fué quietista o luterana, ni jansenista: fue católica. La Llena-de-gracia, es decir, la Inmaculada, la Virgen fiel, no tiene planes propios que sacar adelante, no es capaz de querer nada por sí misma. Su voluntad solo puede moverse a querer algo movida por la voluntad de su Señor. La Bienaventurada Virgen María expresa con toda perfección cómo entiende ella la vida de la gracia:
Mira a su pasado y dice: «el Poderoso ha hecho en mí grandes obras». Y mirando a su presente y futuro, dice: «yo soy la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». En las dos frases los verbos van en pasiva. Ella entiende perfectamente que toda su vida, pasado, presente y futuro, es pasiva-activa, es providencia amorosa de Dios que, por su gracia, actúa en su mente, en su voluntad y en sus obras, con la real colaboración de su fiat permanente. Ni cuestión de generosidad, ni otras historias o cuentos. En Ella hay únicamente docilidad absoluta, alabanza y gratitud infinitas, en una humildad total y perfecta: «mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque ha mirado con bondad la pequeñez de su esclava».
San Juan Bautista fue también un católico practicante. Él nunca se autorizó a sí mismo a querer nada, por alto y santo que fuera, por sí mismo, desde su propia voluntad. Nunca quiso moverse sino movido por la voluntad de Dios, por su gracia. Juan el Bautizador fué como un niño analfabeto, que dejando que la mano de su padre guíe la suya, escribe en el libro de su propia vida un poema de celestial belleza y santidad. Y supo también, iluminado por Dios, expresar con perfección este misterio: «no debe el hombre tomarse nada, si no le fuere dado del cielo» (Jn 3,27). Nada: ni más, ni menos, ni esto, ni aquello. Debe hacer todo, solo y aquello que Dios quiera hacer en él y con él… El don de Dios es gratuito, libre, imprevisible: no puede, pues, tomarse, como se toma una manzana de un árbol; sólo se puede recibir, pedir, esperar, procurar y realizar.
Es significativo que esta frase, «no debe el hombre tomarse nada, si no le fuere dado del cielo», una de las más luminosas de los Evangelios, sea tan poco citada. Pero se comprende que así suceda en ambientes voluntaristas, pelagianos o semipelagianos, porque es antitética a sus planteamientos errados.
Jesucristo, nuestro Señor, es también católico y Autor de todos los católicos. No hay en Él ni sombra de quietismo o de voluntarismo. «El hombre Cristo Jesús» (1Tim 2,5), desde toda la eternidad, en una predestinación única, infinitamente gratuita, es el Elegido del Padre. Y el Verbo divino, siendo el Hijo eterno del Padre eterno, una vez encarnado y nacido de la Virgen María, mantiene en toda su vida terrenal una fisonomía absolutamente filial. Él no se mueve sino movido por el Padre.
Su continua relación personal con el Padre se revela muy especialmente en los escritos del evangelista San Juan. En él declara Jesús: «Yo vivo por el Padre» (6,57), y «el Padre que mora en mí, hace sus obras… Yo estoy en el Padre y el Padre en mí» (14,10-11). Él entiende siempre sus obras como «las obras que mi Padre me dio hacer, esas obras que yo hago…» (5,36); «las obras que yo hago en nombre de mi Padre» (l0,25; cf. 10,37-38). Y por eso dice: «mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y realizar su obra» (4,34). «Yo he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió» (6,38). Nuestro Señor Jesucristo es, por tanto, psicológica y moralmente incapaz de querer nada por su propia voluntad. Se mueve siempre movido por el Padre: «en verdad, en verdad os digo que no puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre: lo que éste hace, lo hace igualmente el Hijo» (5,19). Nada, no puede hacer nada: «Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió» (5,30). «Yo no hago nada por mí mismo» (8,28); «como me mandó mi Padre, así hago» (14,12).
Y esa identificación plena entre la voluntad de Cristo y la del Padre se da normalmente con inmenso gozo, porque está hecha con infinito amor: «en aquella hora se sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque» etc. (Lc 10,31). Aunque otras veces se da con pavor y angustia, sudando sangre: «pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (22,42).
José María Iraburu, sacerdote
Post post.- ¿Tan difícil es entender esto?
Índice de Reforma o apostasía
34 comentarios
Hay una canción de Amaral, que repite constantemente:"Sin ti, no soy nada", pues eso es lo que nos pasa a nosotros sin El que es.(Yo soy el que soy, Exodo, 3,14)
La primera pregunta de la edición de Ripalda de 1957 es esta: ¿Sois cristiano? A la que debo responder: Sí, por la GRACIA DE DIOS. No es de extrañar que la propia cultura y lenguaje te ayudara contra el pelagianismo. La gente decía con frecuencia, siendo su forma habitual de expresión: “ Hasta mañana, SI DIOS QUIERE”, “ …Porque nos libre Dios de las malas obras y deseos”, “GRACIAS A DIOS encontró un trabajo”, etc. Me parece que antaño lo tenían un poco más claro.
Esta tarde estaba yo delante del sagrario, diciéndole al Señor que dedicaría el resto de los años que me quedaran de vida a su servicio, hasta que caí en la cuenta de que yo no disponía de ningún año que ofrecerle, si Él no me lo regalaba antes, pues sólo Él es dueño del tiempo. Así que al tener consciencia de mi yerro , me encontré diciéndole : “Borra eso, Señor, Borra esa barbaridad que acabo de decirte, porque sin tu gracia ni siquiera hubiera nacido”. En fin, no dejo de ser una víctima más de la soberbia de nuestro siglo laicista.
Sí. Y mucho.
Creí que, una vez leídos sus post 33-38 sobre el cardenal Pie, había dado con el "quid" de mi atasco espiritual.
Y así era.
Sin embargo, el post 59 me sacó de mi error... para volver a caer, otra vez, en él. Ya lo había entendido. Pero no, el post 60 me sacaba de mi error... para volver a caer, otra vez, en él.
Y así, andandito, andandero, tropezando, tropezandero, he ido cayendo, una vez tras otra hasta llegar a este post y a su post post pregunta...
No se enfade. Pero ya van ocho veces que creía que le había entendido... y va y escribe otro post que me vuelve a demostrar que todavía no le había entendido del todo.
Así que, si me lo permite, le diré que sí, que esto es más difícil de entender de lo que parece. Al menos para mí.
Eso no quita para que, cuando leo esta serie de posts, no me sienta a medias como San Pedro en el monte Tabor, y a medias como los discípulos de Emaús cuando oían a Jesús explicarles las Escrituras.
Mire, seré todo lo ñoño que se quiera, pero sus posts desde el número 60, especialmente éste, son un gran, inmenso poema. El poema que, por medio de la Palabra, nos trae a todos el Amor del Padre.
Gracias, r. Iraburu.
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JMI.- Gracias, Miguel. Deo gratias!
Leyendo a ud. siento una inmensa preocupación, por todas las almas que en los templos de Dios se les predica y se les enseña Pelagianismo, y Semi-pelagianismo puro y duro, de la boca de miembros del clero, catequistas, laicos comprometidos, parecemos ciegos guiando ciegos, mucha oración, mucha oración, mucha oración... eso es lo que necesitamos.
A mi lo que más cuesta entender es porqué hay tanto pecado si Dios siempre inspira qué hacer. Por una parte, porque así lo quiere el hombre, vale. Pero por otra, yo veo mucha ignorancia, mucha debilidad, incluso a veces mucha coacción para provocar el pecado. ¿Por qué Dios pemite que tantos caigan en el pecado por ignorancia o debilidad, o simplemente empujados por las circunstancias?
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JMI.- Eso tendrá que preguntárselo al Señor.
No creo que sea irreverente decir que de entrada la Virgen María y San Juan Bautista fueron dos piadosos judíos, entre otras razones porque en la época histórica que les tocó vivir no podían ser otra cosa.
Y respecto a afirmar la catolicidad de Jesús yo procuraría antes de hacerlo tener presentes a todas las otras confesiones cristianas que cuentan con millones de fieles que también se consideran seguidores de su vida y su doctrina.
A parte de matizar este par de detalles concretos agradezco toda esta serie de comentarios dedicados al quietismo y al voluntarismo.
Hasta la próxima.
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JMI.- Permítame la insistencia. Jesucristo era católico, ES la Cabeza de la Iglesia una, santa, católica y apostólica.
Lo malo es que muchos no saben que el amor que Cristo nos propone conduce a la Cruz, y no es un simple comportamiento ordenado, que también podría tener un robot; el amor que Cristo nos propone es encaminarnos a construir Su Reino, y esto no lo puede hacer un robot sin libertad para elegir entre el amor o el egoísmo. Cristo vino al mundo para ser testigo de la Verdad, y para que todo el que quisiera tuviera Vida Eterna. No cabe duda de que el diseño del mundo es perfecto para el fin para el que ha sido creado, que es la Salvación del ser humano, o el ser probados en el merecimiento de la Vida Eterna. Y es bueno que Dios tenga paciencia, y no se canse de nosotros, pero lo que no sería posible es eliminar la libertad humana, ya que entonces este mundo no serviría a su fin.
Padre ojalá que muchas personas entren a esta página y logren seguir este foco de luz tan hermosa que usted nos esta dando. Quiero compartir textualmente un parrafo de SINTESIS DE ESPIRITUALIDAD CATOLICA, pues para nosostros este libro definitivamente es un manual de vida verdaderamente católica, Dios lo siga bendiciendo. El parrafo tiene que ver creo con las preguntas que se hacia Jose, aquí en este blog, por que el se;or permite que exista tanto pecado, etc.
Bueno Padre usted me ayuda si estoy bien ubicada por favor. ahi va...
"Dios llama al hombre para que sea santo y santifique a otros. De la respueta de uno depende la salvación o la perdición de muchos. Esto es un gran misterio, pero es así. Pio XII decia:" Es un misterio TREMENDO y que jamás se meditará bastante, el que la salvación de muchos dependa de las oraciones y de las voluntarias mortificaciones de los miembros del Cuerpo místico de Jesucristo" (enc.Mystici Corporis Christi 29-V1-1943,19). Si nosotros no nos convertimos del PECADO a la GRACIA, muchos seguiran en su pecado. Y si nosostros no pasamos de la mediocridad a la santidad, muchos no llegarán a la fe ni a la gracia. Cuando el Se;or nos llama a al santidad, los hombres, sin saberlo, estan esperando nuestra respuesta afirmativa, como toda la humanidad estaba pendiente del sí de María en el momento de la anunciación."
Hasta aquí es el parrafo, pero como ven el mal no esta en que el pecado este de moda, sino en que los que vamos conociendo la verdad no la pongamos por obra y nuestra luz brille para los que aún estan en las tinieblas. El se;or tiene mucho para darnos en esta época oscura a que sí...como dicen ustedes los espa;oles. Padre que el Se;or y su Madresita lo sigan bendiciendo GRANDEMENTE. Su bendición.
Madre nuestra, que estás en el Cielo
santificado sea el nombre de Dios,
venga a nosotros Su Reino,
hágase Su voluntad
así en la tierra como en el Cielo.
que nos dé hoy nuestro pan de cada día,
que nos perdone nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a quienes nos ofenden.
Que no nos deje caer en la tentación
y que nos libre del mal.
Amén.
La duda que estás exponiendo, es muy provechosa para tu alma, pues el ver como esta la situación, la ignorancia,etc..Esto justamente le sucedia a Santa Teresa en su époco, y eso la fue llevando a tomar la determinada determinación. Dios lo que quiere en este momento es suscitar SANTOS, ya que son los que verdaderamente sostienen la Iglesia de Jesús. Manos a la obra Jose, el Se;or te lo va a dar. Con afecto.
Y de las malas obras, culpas a Dios para aquietar las conciencias y de esa manera seguir oculto en la oscuridad, porque sabe que la Luz de Cristo puede terminar con su reino de mentira y ser encadenado por muchos siglos, hasta que todas sus trampas queden a la vista y cerradas sin poder atrapar a nadie.
La alianza de Dios con su pueblo consiste en el compromiso de Dios con su Iglesia y de la iglesia con Dios, para combatir al inspirador del mal en el hombre y no al hombre malo.
El Espíritu Santo que obtuviste para cada hermano entregando tu vida terrenal, y Resucitando en ese mismo Espíritu, arda en cada uno de nosotros, purifique todos los errores y renueve la faz de la tierra para prepararnos a tu segunda venida.
Pienso que hoy el Señor nos pregunta ¿Que quieres que haga por el pueblo? Que pueda ver Señor, para comenzar todos a alabar a DIOS y en el mundo entero.
Gracias por darnos la oportunidad de compartir lo que llevamos adentro, las vasijas de barro. Con Jesucristo nuestro Señor, podemos llevar la cruz en los momentos difíciles
Los grandes males de la humanidad vienen del pecado, y no de otra causa. Y, por el contrario, todo se soluciona, con lo que Cristo nos propone.
¿Es que no crees que el pecado tiene muy graves y diversas, en cuanto a sus manifestaciones, consecuencias?
Verdadero, cierto, infalible, de fe divina. Si esto no fue y es Jesucristo, no podría haber resucitado, y si tampoco creemos en la resurrección vana es la fe.
Si no es así por favor aclárelo Padre. Gracias.
Sin embargo, sus enseñanzas trascendieron el ámbito del judaísmo. Él fue el fundador de la Iglesia ("Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"), Iglesia que además es católica en el sentido más literal del término, puesto que es universal, es decir, se dirige a toda la humanidad, sin distinción de razas o colores: "Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado" (Mateo, 28, 18-20).
Según el diccionario de la RAE "católico" significa universal, que comprende o es común a todos.
Por ello, puede decirse perfectamente que Jesús fue católico. Él sólo fundó una Iglesia, y esa sólo puede ser la Iglesia Católica.
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JMI.- Sería bueno dejar ya ese tema, y comentar la doctrina católica sobre gracia-libertad. Es no lo que estamos.
Ana, evidentemente, todos los males vienen del pecado del hombre, pero mi pregunta no era esa, sino porqué a menudo hay tantos pecados no provodcados directamente por la voluntad de la persona que los comete.
Ciertamente, Padre, hay una dificultad doble para entender esto. La primera es la que tiene el orgulloso que quiere hacer suyo lo que es don de Dios. Y segunda es la que tiene el negligente que quiere responsabilizar a Dios de la pereza que es suya. Este no es un problema entre Católicos y Protestantes, este es un problema de cada hombre. Todo el que ha experimentado los impulsos del Espíritu, que le seducen y excitan para agradar a Dios, ha experimentado la terrible delgadez de la línea que separa el "Hágase en mí" del "Ahora no, Señor". Su ejemplo de la carta es muy bueno, pero la cosa empieza antes; cuando el niño accede a escribir la carta ya el Papá tiene gran responsabilidad en ese acceder. Y aquí es donde se crispan los orgullosos. Ese momento es crucial para desvelar al que es Pelagiano / Semi-Pelagiano. Entender que no hay simetría entre mi responsabilidad al acceder y mi responsabilidad al negarme es verdaderamente una gracia que sólo tiene quien humildemente se reconoce esclavo de Dios. Ahí no se llega con esfuerzos naturales.
Solo queda pedir que nos coja la mano mas a menudo. Lo que daria “una” por notar su mano mas facilmente…
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JMI.- ¿Más a menudo? Nos tiene siempre de su mano, como un papá a su niña atravesando una ciudad: no la suelta. Nos man-tiene = nos tiene siempre de su mano.
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JMI.- Te esperamos en IC con palio y banda de música.
http://www.codeorgan.com/Default.aspx
Santa Bernardita escuchó un ruido como una ráfaga de viento...
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JMI.- ¿Lázaro? Se referirá Ud. quizá al joven rico, que rechaza la llamada de Cristo a dejarlo todo y seguirle.
Un pecado es mortal o venial según la importancia del objeto y según el grado de conocimiento (conciencia) y voluntariedad libre de quien lo comete.
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JMI.- Repito.Un pecado es mortal o venial según la gravedad del objeto (no es lo mismo robar un cacahuete o un coche) y según el grado de conocimiento (conciencia) y voluntariedad libre de quien lo comete. ¿Cómo puedo yo saber la calificación moral que merecen "todos los que se denominan cristianos, pero" etc.? No se juzga una "clase" de gente, sino una persona concreta. ¿Y quién soy yo para juzgar, ni siquiera a uno solito?
Yo he leído sobre esto en los libros de Royo Marín. Le voy a decir algo que me ha dejado con ganas de preguntarle al autor (que en gloria esté). Cuando dice que la predestinación no tiene en cuenta el"post praevisa merita". Y sin embargo añade que no es una cosa arbitraria o voluntarista por parte de Dios porque el Señor tiene sus juicios ocultos desconocidos por nosotros y que no son los méritos previstos.. Podría ser que Dios tendría en cuenta la buena voluntad y el amor de la verdad que se manifestarían ante las gracias suficientes,las cuales no siendo eficaces no conseguirían su objetivo pero dejarían en claro la "madera" del individuo.
Me ha gustado lo que dice de Jesús que gozó de una predestinación única y especialísima? Quizás como la virgen Sma. ¿También habria otros predestinados especialísimamente?
No sé donde leí que el P.Marín Sola O.P. pensaba así en su artículo de Ciencia Tomista (ignoro la fecha, pero fue en los primeros años del S.XX.)Este autor creo que admite para los predestinados "ordinarios" algo parecido a el "post praevisa merita". No sé si sería algo como lo que enuncié antes.
Por último ¿dónde se puede adquirir su libro de "Síntesis...? Ya sé que se puede descargar pero quizás su lectura sea más cómoda como libro.
Le pido disculpas por mi sarta de preguntas. Quizás sean temas que piensa tratar en el próximo futuro. Si es así no se dé por enterado
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JMI.- Puede conseguir el libro de Rivera-Iraburu "Sintesis de espiritualidad católica" (431 págs., 11 €) pidiéndolo a [email protected], o bien bajándoselo gratuitamente de www.gratisdate.org
Evidentemente no es lo mismo vivir en un país y en una sociedad plenamente cristiana y religiosa, en siglos anteriores, que en la época actual en cualquiera de los países descristianizados, o de antigua filiación cristiana como usted suele decir.
Y enlazando con el tema de las vocaciones, hasta qué punto es libre una persona para responder a las llamadas de Dios, dependiendo del mundo en el que viva. Actualmente hay escasez de sacerdotes, pero es de suponer que Dios les sigue llamando. Pero claro, me imagino que tampoco es lo mismo irse al seminario sabiendo que para tus padres va a ser un motivo de orgullo, que sabiendo que les vas a dar el disgusto de su vida.
Las circunstancias y el ambiente también influyen mucho en todo esto, en la libertad humana, o eso me parece a mí.
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JMI.- Por supuesto que el ambiente influye mucho en el ejercicio de la libertad, pero con el auxilio de la gracia el hombre puede siempre ir adelante por el camino de la Voluntad divina, venciendo a los tres enemigos: demonio, carne (debilidad personal) y mundo (ambiente, familia a veces). "Yo he vencido al mundo". "Ésta es la victoria que vence al mundo, nuestro fe". Dios libera nuestra libertad con ese DON de fe-caridad, con su gracia. Y cuando fallamos, entonces nos da su gracia por su PER-DON. Vivimos siempre o del don o del perdón de Dios.
Maestro, ya he dado todo a los pobres, estoy más feliz que santa Bernadette Soubirous y san Gabriel de la Dolorosa juntos. Gracias.
http://www.uch.ceu.es/principal/BlogsCEU/index.aspx?blog=37&entrada=2622
http://www.ewtn.net/spanish/Saints/Gabriel_de_la_Dolorosa.htm
Felices Pascuas.
Salvo error, es el primer autor que trata de explicar la libertad creada con la aplicación de la doctrina de las relaciones trinitarias.
Por otra parte, en la hermosa metáfora del niño yo veo que el padre “mueve” la mano del niño. Lo que no veo es que el padre “mueva” la voluntad del chiquillo.
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JMI.- Aguda y oportuna observación. Pero yo creo que, aguzando un poco la vista, "se ve" que el padre, hablando al niño al oído, le está convenciendo y moviendo para que deje que su mano sea movida por él.
Por lo demás, los ejemplos, como las parábolas evangélicas, siempre tienen "un lado" elocuente, y otros que no valen.
Y así, se dice -parece- con más precisión que el hombre debe sub-operar con Dios, operando debajo de Dios y por Dios.
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JMI.-La palabra sub-operar está bien pensada.
Sin embargo, yo creo que, como no sea una innovación necesaria, no son recomendables en teología los neologismos.
Solo me gustaría constatar que en los casos en los que el niño no se deja guiar por la mano del Padre no se trata de que el Padre a él no le haya hablado al oído.
Es decir, la moción de la voluntad se puede resistir igual que se puede resistir el movimiento de la mano.
Porque si se tratara de que el Padre le habla al oído para mover su voluntad solo al niño que acepta y no le habla al oído a los casos en los que no se acepta, entonces no estaría de acuerdo con que se diga que Dios a unos "les habla al oído" y a otros no.
Si dijera que a quien le habla al oído se deja siempre inevitablemente mover la mano y a quien no le habla al oído nunca se dejará mover la mano, entonces aunque desde luego no se caiga en el peligro del semipelagianismo sí se cae en el peligro del "semijansenismo" y del "semicalvinismo", o eso me parece.
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