(07) Los laicos y las reformas en la Iglesia
–¿Y qué podemos hacer nosotros, los laicos, sin autoridad alguna en la Iglesia, para colaborar en las reformas que necesita, tanto en lo doctrinal como en lo disciplinar? Nada. Nada de nada.
–Está usted muy equivocado.
Los buenos laicos cristianos colaboran de mil modos a las reformas de la Iglesia. Es cierto que son los Pastores sagrados quienes encabezan las acciones más específicamente orientadas a las reformas necesarias. Pero es muy importante que en esa tarea sobre-humana se vean ayudados por todo el pueblo cristiano: en primer lugar por las personas especialmente consagradas, sacerdotes y religiosos, pero también por los padres de familia, profesores, artistas, escritores, administrativos, empresarios y obreros, sanos y enfermos, cultos e ignorantes, trabajadores y jubilados.
Estamos en guerra. Los cristianos han de tener siempre presente la enseñanza de Cristo, recordada por el concilio Vaticano II: «toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y ciertamente dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas» (GS 13b). «A través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final» (37b). Estamos en guerra, y la guerra la hace todo el pueblo, encabezado por sus generales y capitanes. Dentro de este campo bélico, Pastores y fieles, bien unidos, han de «vigilar en todo tiempo y orar» (Lc 21,36), para no ser engañados y vencidos en el combate. Todos ellos, unos y otros, están gloriosamente llamados a luchar en esta gran batalla, cada uno a su modo, «según el don y la vocación que el Señor les dió» (1Cor 7,17).
Pastores y fieles han de luchar juntos contra la mentira y el pecado. Los laicos cristianos, muy especialmente los padres de familia, colaboran en las reformas necesarias guardando fidelidad a la doctrina y disciplina de la Iglesia, lo que supondrá para ellos no pocas veces actitudes heroicas, colaboran teniendo hijos, educándolos bien en el Evangelio, dándoles buen ejemplo, vacunándoles contra las herejías del tiempo, ayudándoles a liberarse de tantas ocasiones próximas de pecado (modas, TV, playas, internet, viajes peligrosos, etc.), que muchas familias cristianas aceptan sin lucha, cuidando bien su oración y su catequesis, su escolarización, los grupos en que se integran, sus lecturas y actividades, procurando que todo lo vayan configurando a la luz del Evangelio, y no según el mundo: los horarios, los modos de vestir, los trabajos y las vacaciones, las celebraciones, etc.
En todo eso y en tantas cosas más, los laicos están colaborando con Cristo y con sus mejores capitanes en la lucha contra los deformadores y también contra los moderados –lo que a veces será más difícil, pues éstos pasan por buenos, y lo son en muchos aspectos de sus vidas y acciones–. Y así están contribuyendo muy eficazmente a las reformas que la Iglesia necesita. Si hubiéramos de expresar en dos palabras su contribución principal a la obra de reforma, nos limitaríamos a las dos palabras elegidas por la Virgen María en La Salette, Lourdes, Fátima y en tantos otros lugares: oración y penitencia.
Pero aquí me detendré un poco más indicando otro medio también importante que tienen los laicos para contribuir a las reformas que la Iglesia necesita:
Los laicos han de denunciar los errores doctrinales y los abusos morales y disciplinares. Dentro de la Iglesia, en parroquias, catequesis, colegios, publicaciones, Universidades, congregaciones religiosas, hay ciertos males que, por su naturaleza, difícilmente pueden ser combatidos directamente por los laicos. Y esto es así por diversas causas: porque carecen para ello de misión específica, porque no se les tendrá en cuenta, porque no tienen los medios de acción precisos, porque les faltan a veces conocimientos teológicos y canónicos para argumentar, y por otras causas. Pero, sin embargo, la denuncia de esos errores y abusos siempre está al alcance, o casi siempre, de los fieles.
Jesucristo. El Maestro enseñó a los discípulos que los errores y males internos en la comunidad eclesial deben ser denunciados, y que la corrección fraterna ha de hacerse con una discreta gradualidad, llena de humildad, caridad y prudencia. La corrección se hará primero en privado, advirtiendo de sus errores y abusos a la persona o al grupo desviados. Si esto no basta, convendrá reiterar el intento en compañía de otros fieles. Y «si los desoyere, comunícalo a la Iglesia, y si a la Iglesia desoye, sea para ti como gentil o publicano» (Mt 18,15-17).
Vaticano II. La Iglesia quiere que todos sus hijos sean verdaderos confesores activos de la fe católica, y que no soporten pasivamente la presencia impune de herejías y sacrilegios dentro de la comunidad eclesial. Con eso ellos, unidos a sus Pastores, están procurando ciertamente las reformas en la Iglesia.
«Los laicos, como todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundancia de los sagrados Pastores los auxilios de los bienes espirituales de la Iglesia, en particular la palabra de Dios y los sacramentos. Manifiéstenles [a sus Pastores] sus necesidades y sus deseos con la libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces el deber, de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia. Hágase esto, si las circunstancias lo requieren, a través de instituciones establecidas para ello por la Iglesia, y siempre con veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y caridad hacia aquellos que, por razón de su sagrado ministerio, personifican a Cristo» (LG 37a).
«Por su parte, los sagrados Pastores reconozcan y promuevan la dignidad y responsabilidad de los laicos en la Iglesia. Recurran gustosamente a su prudente consejo […] Consideren atentamente ante Cristo, con paterno amor, las iniciativas, los ruegos y los deseos provenientes de los laicos […] Ayudados por la experiencia de los laicos, están en condiciones de juzgar con más precisión y objetividad tanto los asuntos espirituales como los temporales, de forma que la Iglesia entera, fortalecida por todos sus miembros, cumpla con mayor eficacia su misión en favor de la vida del mundo» (ib. 37cd).
Y no olvidemos en esto que muchas veces el Padre celestial, también entre los hijos que forman su Iglesia, revela a los más pequeños verdades que quedan ocultas a los más sabios y eruditos (Lc 10,31; 1Cor 1,26-29).
Código de Derecho Canónico. La Iglesia, en los cánones 211-213, da forma imperativa y disciplinar a esa misma enseñanza del Vaticano II que acabo de citar, empleando sus mismas palabras. Y añade algo importante:
«Los fieles tienen derecho a tributar culto a Dios según las normas del propio rito aprobado por los legítimos Pastores de la Iglesia, y a practicar su propia forma de vida espiritual, siempre que sea conforme con la doctrina de la Iglesia» (c. 214).
Actualmente hay comunidades parroquiales que, sometidas a un párroco modernista, se ven obligadas a sufrir durante años una violencia enorme, mucho mayor, por ejemplo, que si les obligaran a cambiar de rito, pasando del rito católico al maronita –aunque éste sea un rito ortodoxo y unido a Roma–. Ahora bien, si la Autoridad pastoral no puede cambiar de rito a una comunidad parroquial, menos aún puede permitirse atropellarla sometiéndola a un pastor modernista en doctrina, moral y liturgia. Y los fieles católicos, reclamando su derecho, resistiendo este abuso intolerable, contribuyen mucho a la reforma de la Iglesia.
Redemptionis Sacramentum. Esta instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos (25-III-2004), del tiempo de Juan Pablo II, quiere que los fieles laicos contribuyan activamente en la lucha por la dignidad de la liturgia católica. Y perdonen que les ponga un ejemplo: si hace falta, grabando discretamente una Misa sacrílega, para denunciarla a la Autoridad diocesana pertinente.
«Cuantas veces la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos tenga noticia, al menos propable, de un delito o abuso que se refiere a la santísima Eucaristía [o a otra partes esencial de la sagrada Liturgia, obviamente], se lo hará saber al Ordinario, para que investigue el hecho. Cuando resulte un hecho grave, el Ordinario envíe cuanto antes a este Dicasterio un ejemplar de las actas de la investigación realizada y, cuando sea el caso, de la pena impuesta» (n.181).
«De forma muy especial, todos procuren, según sus medios, que el santísimo sacramento de la Eucaristía sea defendido de toda irreverencia y deformación, y que todos los abusos sean completamente corregidos. Esto, por lo tanto, es una tarea gravísima para todos y cada uno, y excluida toda acepción de personas, todos están obligados a cumplir esta labor» (n.183).
«Cualquier católico, sea sacerdote, sea diácono, sea fiel laico, tiene derecho a exponer una queja por un abuso litúrgico [o por una herejía manifiesta] ante el Obispo diocesano o el Ordinario competente, o ante la Sede Apostólica, en virtud del primado del Romano Pontífice [can. 1417]. Conviene, sin embargo, que, en cuanto sea posible, la reclamación o queja sea expuesta primero al Obispo diocesano» (n.184).
En otras ocasiones, con el favor de Dios, hemos de considerar más detenidamente las armas apostólicas, espirituales y también canónicas que la Iglesia pone en manos de los fieles laicos para afirmar la ortodoxia y para rechazar la heterodoxia.
José María Iraburu, sacerdote
*Post post. (Si post data es lo añadido a una carta o escrito, bien podemos llamar post post a lo que en un blog se añade a un post ¿no?). Pues bien, díganme ustedes, y permítanme que elija este ejemplo: ¿www.infocatolica.com es dentro de la Iglesia una publicación deformadora? No, ciertamente. ¿Y es moderada, es decir, tolerante con los deformadores? En absoluto. InfoCatólica es un portal católico iniciado y mantenido en la web principalmente por laicos católicos con una finalidad ciertamente reformadora. Se le ve la intención siempre que se presenta la ocasión. Y a veces sin ella. Ahí tienen ustedes en este portal católico un medio fuerte para trabajar por la reforma. Ayúdennos, pues: oración y penitencia, colaboración y ayuda económica. Marchando.
Índice de Reforma o apostasía
30 comentarios
En este post (07) se considera el interesante tema que en el anterior (06) iniciaron con sus comentarios Luis Fernando y Miguel Serrano Cabeza.
"¡Construid comunidades basadas en la fe! En los últimos decenios han nacido movimientos y comunidades en los cuales la fuerza del Evangelio se deja sentir con vivacidad. Buscad la comunión en la fe como compañeros de camino que juntos van siguiendo el itinerario de la gran peregrinación que primero nos señalaron los Magos de Oriente. La espontaneidad de las nuevas comunidades es importante, pero es asimismo importante conservar la comunión con el Papa y con los Obispos."
Padre Iraburu: se centra usted mucho en lo doctrinal, no es que sea malo. Pero es mucho más eficaz el tema de la Comunidad. Por eso el Papa insiste: "construid comunidades", con "vivacidad" y "compañeros de camino". Los compañeros de camino se conocen por su nombre, se ayudan. Un ejemplo son los scouts: grupo pequeño que camina junto. No se enfade, pero me decepciona un poco que le pregunten: ¿qué podemos hacer los laicos para renovar la Iglesia? Y usted no mencione, siquiera, la necesidad de crear comunidad.
Salir del individualismo en nuestra época de gente desvinculada, crear lazos reales, vivos, con un grupo (no puede ser con TODA la parroquia, tienen que ser 6, o 10 o máximo 20 personas): esa es la clave para transformar la Iglesia. Y eso lo hacemos los laicos.
Hoy, los jóvenes pierden la fe a los 13 años. ¿Por culpa de malos catequistas y curas progres con mala doctrina? No: porque no tiene una comunidad de iguales, de chicos de su edad, con experiencia de fe. La experiencia de fe de sus mayores no le vale: han de ser iguales, para ser "compañeros de camino".
Sin grupos pequeños, verdaderas comunidades con afecto entre sus miembros, no habrá reforma. Esto es lo que hacen los scouts, los carismáticos, los kikos, los cursos Alpha, las células parroquiales, etc... hay muchas variantes.
Dentro de la Iglesia, en parroquias, catequesis, colegios, publicaciones, Universidades, congregaciones religiosas, hay ciertos males que, por su naturaleza, difícilmente pueden ser combatidos directamente por los laicos. Y esto es así por diversas causas: porque carecen para ello de misión específica, porque no se les tendrá en cuenta, porque no tienen los medios de acción precisos, porque les faltan a veces conocimientos teológicos y canónicos para argumentar, y por otras causas. Pero, sin embargo, la denuncia de esos errores y abusos siempre está al alcance, o casi siempre, de los fieles.
Cierto. La denuncia está casi siempre al alcance pero es una triste gracia que los fieles se tengan que convertir en chivatos cuando en la mayor parte de los casos los escándalos y las desviaciones doctrinales y litúrgicas son NOTORIAS.
De todas formas, voy a contar un caso que me pasó a mí. Conocí el caso de un sacerdote que a la hora de hacer la consagración, cambiaba las palabras de Cristo "por vosotros y por todos los hombres" y decía "por vosotras y por todos los hombres". Lo hacía SIEMPRE. Un día me decidí a hablar con él sobre el asunto. El cambio puede parecer una chorrada pero es que en la Última Cena no había mujeres y ese "por vosotros" se lo dijo Cristo a los apóstoles. El cura se enfadó conmigo pero me dijo que no lo volvería a hacer. Lo que ocurre es que apenas he vuelto a asistir a una misa celebrada por ese sacerdote, con lo cual no tengo ni idea de si ha cumplido su palabra. En caso de que me enterara de que sigue diciendo lo mismo, tendría que decírselo a mi obispo, pero eso supondría que el sacerdote sabría quién es el "acusador". Si digo que eso no me importa, miento. Pero sería de justicia que lo hiciera. La denuncia no está reñida con la caridad si se hace en verdad y con espíritu constructivo.
Los curas no están nada acostumbrados a ser "fraternalmente reprendidos" por los laicos. Ni los conservadores ni muchísimo menos los progres (ya saben "Kung y yo somos infalibles, no como el Papa y mis ignorantes feligreses").
Bueno, y si el que "reprende fraternalmente" es más joven... ya ni te digo.
Gracias de antemano.
De todas formas, lo que he visto en algunas parroquias - sobre todo en una - es algo diferente y triste: algunos laicos un tanto " marisabidillos " que, literalmente, hacían la vida casi imposible al párroco quien, de verdad, era un buen sacerdote al que probablemente le hubiera venido bien un carácter un poco más enérgico. Allí no eras nadie si no obedecías al " general laico " que manejaba el tinglado. Es muy triste, de verdad. He podido escuchar a un buen número de sacerdotes quejarse de cosas similares, y os aseguro que no eran mandones ni deseaban serlo.
Para decírlo brevemente: me siento muy sola con mi formación en teología dentro de la Iglesia. Muy sola.
Maricruz, en InfoCatólica tenemos intención a medio plazo de dar material de formación para los fieles que nos lean.
LUIS FERNANDO. “La denuncia” de los laicos no es poca cosa, una acción puramente negativa, de chivatos. Es una confesión positiva y grandiosa de la fe. Hace falta estar muy firme en la fe, y valorarla mucho, para quejarse ante la Autoridad apostólica de ciertas herejías o sacrilegios. Bueno, ya sé que tú también así lo ves.
URDAX. Sabemos que la validez de los sacramentos exige poner la forma exactamente como la Iglesia lo establece en su disciplina litúrgica. Ahora bien, no hay un baremo que nos indique cuándo la diferencia arbitraria en la fórmula es suficientemente grande como para afectar a la validez del sacramento. Un cura que bautiza en el nombre del P., y del H. “y del Espíritu divino” ¿hace un bautismo válido? Como se puede imaginar, ningún documento del Magisterio apostólico entra ni puede entrar a determinarlo. Lo que sí puede decirse es que cuando un ministro se sale de las fórmulas exactas de la sagrada liturgia de la Iglesia, aunque solo sea en un poquito, su acción es, al menos, de “dudosa validez”. Si se separa notablemente, es de considerar patente la invalidez.
MARICRUZ. No se sienta sola. El Padre y el Hijo y el Espíritu Santo moran en usted como en un templo. Y está envuelta en la Comunión de los Santos, ángeles y santos ¡y vive bajo el amparo de la Sta. Madre de Dios!... Además, casi siempre nos concede Dios algún “ángel”, como a Cristo en Getsemaní, que nos acompañe y conforte
Permitidme que diga algo.
LUIS FERNANDO: Sobre las denuncias. Piensa tan sólo en los mártires. Dieron su vida por Cristo. Con Él todo lo puedes.
Piensa a Quien ofenden.
Piensa al resto de personas a quienes afecta.
P. IRABURU y URDAX: Sobre las palabras de Bautismo la Congregación para la Doctrina de la Fe dijo algo:
La Santa Sede declara inválidas fórmulas bautismales "alternativas"
VATICANO, 29 Feb. 08 / 11:57 am (ACI)
http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=20311
JOSE ANTONIO Y P. IRABURU: Creo que lo suyo sería que hubieran comunidades muy bien formadas y que se dedicaran a cumplir sus deberes defendiendo a la Iglesia.
Aunque estoy con el Padre ya que, según mi experiencia (me gustaría también conocer la suya) es fácil crear una comunidad en una Iglesia. Que juntos, queriendo seguir a Cristo, intentan llevar a cabo el "Dios es Amor". Intentan ayudar a los pobres, intentan comprender y hablar con los demás, asistir a los enfermos y ancianos. Ayudar en la parroquia. Etc.
Pero que en cuanto se les pregunta por lo que creen, uno descubre que hay mucho de divergencia con la Fe de la Iglesia. Pero muchos.
Se forman comunidades, pero entre las cuales en temas de doctrina, no habría mucha diferencia con grupos protestantes.
Conocen a un Cristo, que no es el Verdadero, porque es un Cristo a medias.
Por ello creo, que por lo menos en la situación actual, debemos centrarnos en la enseñanza de la fe católica.
Un abrazo en Cristo y María.
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Responsabilidad de hacer la corrección fraterna
1390 Callar cuando puedes y debes reprender es consentir; y sabemos que esta reservada la misma pena para los que hacen el mal y para los que lo consienten (SAN BERNARDO, Sermón 9, en la natividad de San Juan).
1391 Si lo dejas estar, peor eres tu; el ha cometido un pecado y con el pecado se ha herido a si mismo; ¿no te importan las heridas de tu hermano? Le ves perecer o que ha perecido, ¿y te encoges de hombros? Peor eres tu callando que el faltando (SAN AGUSTIN, Sermón 82).
1392 Y ninguno diga: yo no sirvo para amonestar, no soy idoneo para exhortar. Haz lo que puedas, para que no se te pida cuenta en los tormentos de lo recibido y mal guardado (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 4 sobre los Evang. ).
1393 Y, ¿quien tiene celo por la casa de Dios? Aquel que pone empeño en corregir todo lo censurable que en ella observa [. . . ]. ¿Ves a tu hermano en peligro? Detenlo, advierteselo, sientelo de corazon, si es que te come el celo de la casa de Dios (SAN AGUSTIN, Trat. Evang. S. Juan, l0).
Tomado de:
Antología de Textos para hacer oración y para la meditación
Autor: Francisco Fdez-Carvajal
http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/ef.htm
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Por mi parte, me aplico la nº 1392. Ayer hablando con unos amigos decía más o menos lo mismo. Aunque en mi caso me refiero más directamente al hecho de hablar en público. Pero me sentía igual.
Un abrazo en Cristo y María.
No sé si alquien me puede decir por qué ya nadie siente la vocación, o no se estila dentro del gran "caché" de los "católicos" el anunciar el Evangelio por los pueblos, por los caminos, por las casas. Tampoco se puede hacer en los templos; los laicos, de forma habitual, al menos, excepto en la catequesis reglada.
Ya sé que existen otros medios, y que a Jesús se le sigue en Su Palabra, no en sus formas externas, necesariamente, ya que carismas hay muchos, y Jesús no a todo el mundo le pide lo mismo, pero es una pena que esta forma no continúe. Y no le encuentro explicación.
No sé si existe una explicación teológica, y pudiera ser que se considerase que ahora ya está todo el mundo "evangelizado".
Creo que tendríamos que pensar al menos en si estaríamos libres para poder hacer esto, o nos pesarían, sobremanera, las convenciones sociales; luego, por supuesto, que el amor a la humanidad, y su salvación, sería el que tendría que dirigirnos.
En fin, que dentro de esta soledad me he dedicado a abrir sitios en el ciberespacio para posibilitar el diálogo con ateos y cristianos de diversas denominaciones, hemos construido lindas comunidades donde intercambiamos de muy distintas maneras.
He tomado ésto como mi apostolado y es verdad, allí he encontrado la comunidad que perdí, aunque le confieso que extraño muchísimo el contacto personal con mi gente, cada vez que tengo la oportunidad o me siento valiente para asistir a las misas tan descuidadas litúrgicamente de mi cura párroco, me dejo llegar.
Le agradezco sus palabras, Padre y disculpe si terminé desahogándome con usted, no sabe cuánto le agradezco que me halla leído y consolado.
Maricruz
Costa Rica
Gracias de nuevo.
Maricruz
"Sin grupos pequeños, verdaderas comunidades con afecto entre sus miembros, no habrá reforma. Esto es lo que hacen los scouts, los carismáticos, los kikos, los cursos Alpha, las células parroquiales, etc... hay muchas variantes. "
Yo replicaría: Esto es lo que hace la familia cristiana... y las demás "comunidades sucedáneas" que Ud. menciona, tratan de suplir, con un éxito muy limitado. Lo que familia non da... comunidades sólo prestan... y hasta por ahí nomás.
La destrucción de la familia, perpetrada por los enemigos de la Iglesia, ha sido la causa de ese sentimiento tan extendido y tan real de la "soledad". Y también de las famosísimas "carencias afectivas" y del "sinsentido existencial". A todo ello los movimientos, y no sólo los religiosos sino todos los movimientos, como las "tribus urbanas y tantísimos otros, tratan de contrarrestar con la "contención", brindando "espíritu de pertenencia" y todas esas cosas de las cuales hoy tanto se habla. Pero... ¿y la familia? ¿por qué los católicos no nos decidimos a fundar familias generosas? Cuando había muchas familias constituidas como Dios manda, esos males eran desconocidos o limitadísimos.
La familia acotada por cálculos egoístas es un insulto a Dios. Esta aberración se dio de manera general (católicos incluidos) a partir de la postguerra, acompañada del descrédito de la soltería (todos deben casarse) y de la castidad. Luego vinieron la apostasía silenciosa, la pornografía y el aborto. Y el fin de la inocencia infantil y los perros tomados como hijos... Y... Y...
¿Hasta cuándo seguiremos descendiendo?
Creo que la verdadera reforma de la Iglesia, como bien lo señala el p. Iraburu, la debemos protagonizar de manera eminente los laicos, y en primer lugar, constituyendo familias generosas. No podemos esperar valor de los pastores, si nosotros no damos el ejemplo.
Y conste que "generosas" no es sinónimo de "numerosas". Las familias verdaderamente generosas no sólo están abiertas al número, sino también al sacrifico y a la donación de sí mismos en orden al bien de la prole. Es interesante constatar que las familias generosas, que en un principio forman sólo un padre y una madre, se consolidan luego con los aportes de tíos, abuelos, padrinos, amigos y religiosos: un pequeño "ejército en orden de batalla", que no descansará hasta la victoria: conseguir santos hijos de Dios y hombres y mujeres de bien.
Dios jamás se deja ganar en generosidad, y menos en estos casos.
También muy buena la selección de textos sobre la corrección fraterna (F. Fdz. Carvajal) ¡Qué hermanos mayores tenemos los cristianos, tan santos, tan lúcidos, tan estimulantes!
MARY CRUZ. "Todo lo puedo en Aquel que me conforta". Trabajamos con Cristo y para Cristo, y si nos ayudan bien, y si nos obstaculizan también. "Servid al Señor con alegría".
RICARDO DE ARGENTINA. Como en todo, hay comunidades excelentes, mediocres y malas. Y en las familias igual. Pero, ciertamente, la comunidad más preciosa y decisiva, la primera, la fundamental, la que más marca a las personas para toda su vida, la que más le asiste (o perjudica) es la familia.
Mil gracias de nuevo.
Maricruz
Creo que llevamos algo de retraso por ejemplo en el conocimiento de la Biblia, me sorprendo como esto,hace que todavia conservemos la mayoría una fe infantil y casi vacia de contenido.
Soy catequista de adultos en un pueblo y me asombra ver la falta no digo yo de formación sino de la información miníma necesaria para conocer un poco nuestra fe, ya que el hombre de hoy necesita razones para creer, creo que urge responsables de las distintas pastorales parroquiales con más formación teológica, capaces de dar respuesta a los interrogantes del hombre de hoy que se mueve en un ambiente donde por doquier le atosigan mensajes con fin de descristianizar nuestra sociedad.
Hay que dar razones, asentar porque hacemos las cosas y de donde viene el hacerlas. A medida que me preparo me enamoro más de mi fe y de mi vocación cristiana en medio del mundo, y pienso que en la medida que seamos capaces de argumentar nuestra fe, podremos transmitir el verdadero mensaje, de que Dios nos ama y es ahí donde empieza a tener sentido las distintas propuestas de la iglesia sobre los temas mas escabrosos, (divorcio, genero, aborto).
felicidades a todos los que participais. carmely.
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JMI.-Los historiadores que estudian los primeros siglos de la Iglesia señalan con frecuencia la impresión tan fuerte que los pagano-mundanos sentían al ver la modestia de las mujeres cristianas, su sobria elegancia y dignidad. De este modo ellas manifestaban un pudor que estaba muy perdido en el mundo greco-romano (¡y no digamos hoy!)
Recuerde ud. cómo San Pablo dice que no se configuren los cristianos según el mundo, no sólo en lo interior, también en lo exterior de sus modos, modas y costumbres (Rm 12,2), o San Pedro, rechazando los adornos, peinados, etc. mundanos, como ajenos al espíritu cristiano (1Pe 3,1-4). En los SSPadres hallamos innumerables exhortaciones a la modestia y a no aceptar en el vestido y arreglo personal lo que es común en el mundo-pagano.
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JMI.-Imposible contestar tantas preguntas.
Sí le diré que no me parece bien que laicos lleven hábito, sino que vistan según su tiempo, pero en versiones absolutamente dignos y decentes.
Lo que yo pienso sobre comunidad de familias cristianas lo tengo escrito
Ver EVANGELIO Y UTOPÍA en www.gratisdate.org. Es un libro mío.
Bendición + JMI
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JMI.-Nunca la Iglesia ha mandado o prohibido que los laicos puedan o no asociarse y vestir un hábito. Sin embargo la Tradición manda que los religiosos lo lleven, es decir, aquellos que por vocación de Dios "han dejado el mundo". Lo laicos no lo han dejado, sino que "lo tienen como si no lo tuvieran", sin apegos desordenados, sujetándolo todo al amor a Dios y al prójimo. Es OTRA vocación, en la que un hábito no pinta nada. Hoy se puede vestir decentemente, con la modestia y sobriedad propia de los cristianos, porque no hay "una moda mundana única", como la hay por ejemplo en tribus primitivas, sino que cada uno se viste como quiere.
Saludos cariñosos Padre J.Maria......
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JMI.- Bendición +
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