Dios castiga
Hoy en día muchos fieles cristianos sostienen que Dios no castiga, pues Él es amor. Analicemos brevemente esta tesis sorprendente.
El verdadero castigo no tiene nada que ver con el sadismo o la crueldad, sino que está relacionado con la justicia. El diccionario define “castigo” como “pena impuesta al que ha cometido un delito o falta". El hecho de que Dios castiga, es decir que impone penas a los culpables de pecados, es una de las verdades mejor atestiguadas en la Sagrada Escritura. En efecto, en la edición en CD-ROM de la Biblia denominada “El Libro del Pueblo de Dios", las diversas palabras derivadas del sustantivo “castigo” o del verbo “castigar” aparecen 291 veces (25 de las cuales en el Nuevo Testamento) y la gran mayoría de las veces se refieren a castigos divinos. Además se debe tener en cuenta que muchos otros textos bíblicos se refieren a esta misma realidad (los castigos divinos) sin emplear las palabras mencionadas.
A modo de ejemplo citaré sólo cinco de esos textos:
• Éxodo 20,7: “No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque Él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano“.
• Salmos 39,12: “Tú corriges a los hombres, castigando sus culpas“.
• Ezequiel 30,19: “Infligiré justos castigos a Egipto, y se sabrá que Yo soy el Señor“.
• Mateo 25,46: “Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna“.
• Romanos 12,19: “Queridos míos, no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor“.
Toda la Tradición de la Iglesia confirma esta realidad atestiguada por la Biblia. Hasta tiempos muy recientes el hecho de que Dios castiga a los malos fue una verdad evidente para todos o casi todos los cristianos. Sólo últimamente se ha difundido la noción contraria, con base en un concepto superficial del amor divino.
Los padres humanos aplican castigos a sus hijos para corregirlos cuando éstos cometen faltas que los ameritan. Un padre que no castiga jamás a sus hijos, hagan lo que hagan, no demuestra amor por ellos, sino una funesta indiferencia o falta de autoridad. Seguramente la actual crisis de la autoridad paterna y materna tiene relación con la concepción del amor como un mero sentimiento carente de exigencias morales.
El amor de Dios no es incompatible con el castigo divino, al igual que Su misericordia no es incompatible con Su justicia. La fe cristiana enseña precisamente lo contrario de la tesis que estamos discutiendo: Dios castiga porque Él es amor; castiga a los pecadores porque los ama y porque quiere que también ellos (y todos los hombres) alcancen su fin: la unión con Dios mediante una libre opción de fe, esperanza y amor por Él.
Daniel Iglesias Grèzes
InfoCatólica necesita vuestra ayuda.
Para suscribirse a la revista virtual gratuita de teología católica Fe y Razón, por favor complete y envíe este simple formulario. Recomendamos dejar el formato HTML.
Se enviará automáticamente un mensaje a su email pidiendo la confirmación de la suscripción. Luego ingrese a su email y confirme la suscripción, presionando el enlace correspondiente.
Libros de Daniel Iglesias Grèzes disponibles en Amazon:
69 comentarios
---
DIG: Pero Dios es también justo y no sería justo si dejara el pecado sin castigo. Esa obviedad atraviesa la Biblia de punta a punta.
"Dios castiga porque Él es amor; castiga a los pecadores porque los ama y porque quiere que también ellos (y todos los hombres) alcancen su fin: la unión con Dios mediante una libre opción de fe, esperanza y amor por Él."
Qué sentido tiene que Dios castigue a los pecadores para que ellos se salven... Si ya al estar castigados, ¿están en la Condenación Eterna?
---
DIG: Por la brevedad del artículo, no entré en la distinción entre castigos temporales y castigo eterno. Hay un castigo eterno porque Dios es Amor, que no viola nuestra libertad. Dios no quiere robots sino hijos. Y su Cielo no es un campo de concentración al que todos van a la fuerza, quieran o no quieran.
Cuando algún alumno (o sus padres) me venía pidiendo cuentas de la razón de su suspenso, yo siempre hacía y decía lo mismo: le enseñaba el examen, las notas negativas por comportamiento y le decía lo que era verdad, que él solito se había suspendido y que yo nada tenía que ver en su suspenso (su labor y deber era estudiar y comportarse bien); en esa tarea mi misión era simplemente constatar un hecho. Espero que ahora se entienda.
Un cordial saludo.
---
DIG: Pero si tu alumno se porta mal en clase, le impones una pena. Y si no lo haces nunca, tu clase se convierte rápidamente en un caos.
Es que Dios "castiga" porque hemos elegido el Camino de no hacer su Voluntad y dar la Espalda a las obras que nos pide Jesús.
Es así de sencillo. Ezequiel:
"Delante de ti pongo Fuego y Agua, Vida y Muerte, Escoge."
Sí uno escoge el Fuego y la Muerte... normal que Dios le diga después:
"Toma el pago de tus obras"
Y allí será el llanto y rechinar de dientes:
"¡Ay! ¿Por qué mientras viví no cumplí la Voluntad de mi Padre si la conocía? Ahora me quedaré sin Él... Buaaaaaah ¡Qué rabia!"
Dios "no castiga"... Nos castigamos nosotros mismos. Dios solo nos da lo que hemos escogido hacer con nuestra vida.
---
DIG: La revelación bíblica dice claramente, de mil formas distintas, que Dios retribuye a cada uno según sus obras buenas o malas: que Él premia a los buenos y castiga a los malos. Es claro que esa retribución no es arbitraria, sino que se basa en lo que cada uno ha llegado a ser, por su propia decisión.
Lo malo es que en medio de la confusión, algunos padres han dejado de castigar cuando deben, y por tanto también de premiar cuando deben. No saben que el castigo tiene su lugar en una buena educación: no para aplicarlo siempre y de cualquier manera. Debe ser justo, aplicado en momento oportuno, proporcionado. Y no es el único medio educativo: por cada castigo, debería haber cientos de planes de acción positivos, ideas transmitidas, motivaciones y, a veces, también premios.
Por eso, porque los padres no se ven a sí mismos "castigando" con todas las letras, son incapaces de entender que el Padre pueda castigar a su vez.
Vamos, que la aversión a la palabra "castigo" es casi universal en España. La aversión a la idea (imponer algo negativo después de una acción negativa, para así evitar que se repita) no es tan universal, pero diría que hay mucha gente que también eso le chirría, porque no cuadra mucho con la ética posmoderna, esa que solo tiene una regla: "no hagas sufrir a los demás".
---
DIG: Exactísimo. Y precisamente la renuncia a toda forma de castigo termina causando sufrimientos mucho mayores que los que el propio castigo habría causado.
Cuando hablamos de delincuentes en prisión, no decimos que es un penado, no decimos que recibe un castigo. Es un interno en vias de reforma social. Lo cierto es que a los delincuentes se les sigue metiendo en cárceles para purgar por los daños que causaron.
Decia recientemente una escritora que en la justicia (humana) existian dos conceptos concurrentes uno el de venganza, y el otro el de reforma y reparación del mal causado.
Pues bien es claro que cuando un padre, madre, tutor, maestro, imponen una tarea desagradable (castigo) a un hijo, pupilo, alumno, en términos generales se puede afirmar que esa acción forma parte de la educación del individuo.
Me niego a aceptar a un Dios "justiciero", a un Dios vengativo. Estoy convencido del gran amor del Padre, que llegó a sacrificar la vida humana de su hijo. Por tanto no sé si Dios castiga o no, creo que como hijos suyos cuando hacemos algo indebido nos debe corregir y ayudar a encontrar el camino de salvación.
Como en mi convencimiento de que Dios es amor, el hecho de utilizar unas palabras u otras no tiene ningún valor, se que mi Padre me corrige sin ánimo de venganza, con ánimo de corrección. ¿Se puede denominar a eso castigo?. No lo se, tampoco creo que tenga gran importancia.
Por supuesto que le castigaba, con ánimo de que modificara su conducta. El ejemplo que he puesto se refiere a cuando ya no existe vuelta atrás (las evaluaciones).
De todas formas, Daniel, el castigo siempre es con ese ánimo de hacer cambiar, por lo que da esperanza y no supone nada definitivo. De lo que yo hablo es definitivo y, desde luego, mucho más duro que el castigo.
Un cordial saludo.
Ni nosotros tenemos poder para salvarnos, ni para condenarnos, es Él quien lo hace. En el Génesis se narra claramente como son Adán y Eva expulsados del Paraiso. La expulsión del Paraiso no es una consecuencia directa de comer del árbol prohibido, la consecuencia directa es la muerte, sin embargo Dios decide castigarlos con la expulsión del Paraiso, ese castigo es designado por Dios. No es tan difícil de entender, vamos digo yo.
10 El Señor le replicó: «Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche se secó,
11 y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?».
http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PF6.HTM
Un cordial saludo.
Es que el cristianismo de la tierra de jauja, ya tiene demasiados seguidores. Yo prefiero pensar y creer que mis actos, tienen consecuencias, aun cuando a algunos sacerdotes parezca importarles más la ofensa o daño inferido al prójimo, que la ofensa hecha a Dios con el pecado.
Ejem, a mí en esa situación me sentó mal. Personalmente, hubiera preferido que lo llamarán castigo sin adornarlo. Al pan, pan, al vino, vino. Hay cosas que sí son un castigo, y si me las impones, prefiero que no me las maquilles. He hecho algo mal (responder mal, no estudiar, vender poco, trabajar mal), tú me impones una pena (un suspenso, una bajada de sueldo, un despido).
Pues no, por duro que sea, el que se suspende es el alumno solito. Por cierto, ¿no llama la atención el lenguaje que se emplea en este sentido?: "He aprobado, he sacado un notable, etc..." y cuando es suspenso entonces dicen: "me han suspendido o la profesora me ha suspendido". Es lo de siempre, la culpa de lo malo siempre es de los demás, nunca de uno mismo, pero eso sí, para los logros parece que no se debe nada a nadie...
Un cordial saludo.
PD.- Lamento de veras lo que te ha pasado, Santiago.
De hecho, lo perverso en aquel caso de la argumentación era que como "no era un castigo", no había lugar a discutir si había sido aplicado con justicia o no (¡yo sí había llegado a mis objetivos!). Era una "oportunidad de mejora", así que debía "agradecer" (literal) el que me la impusieran.
Si te fijas, lo que haces tú con el padre quejoso de turno es demostrarle que el suspenso (el castigo) le ha sido impuesto justamente: por sus exámenes, por su conducta en clase, etc.
Fíjate que mi argumento es que le tenemos miedo a la palabra en cuanto tal, "castigo". Pero en tu caso, no a la idea en sí misma: imponer una pena como consecuencia de una falta (sin culpa) o de un delito (con culpa). [Lo he mirado en el diccionario, lo reconozco: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=castigo ]
Un cordial saludo a ti también
De verdad, que no, que cuando ponía las notas y firmaba el acta no hacía de juez (yo no suspendía a nadie, se suspendían ellos mismos); hacía de notario.
Y respecto a lo tuyo, pues mira, no fue un castigo, fue una sinvergonzonería por parte de la empresa, que no tiene nombre. ¡Qué piratas y qué cinismo!. A esos explotadores sí que habría que castigarles pero bien.
Un cordial saludo.
Cito a Santa Catalina de Siena:
Por lo que, puesto que la ley de Moisés estaba fundada sobre la justicia y el castigo, así la nueva ley dada por Cristo crucificado, vida evangélica, está fundada en el amor y la misericordia.
¿Qué tendrá que ver la Democracia con todo esto? Mucho. Leía en un periódico hace poco este título:"FULANO HABLA DE PREMIOS Y CASTIGOS, PERO SE OLVIDA QUE ESTAMOS EN DEMOCRACIA". Efectivamente, "castigar" es mala palabra en Democracia. ¡Ni Dios puede hacerlo! Es ridículo por donde lo mires. Es el ridículo en el que caen los que aprecian más la corrección política (Queiruga, por ejemplo) que las enseñanzas de la Iglesia.
Personalmente creo que todo este descalabro conceptual que padecemos obedece a que el hombre democrático ya no conoce -y menos practica- las dos virtudes esenciales divinas, la Justicia y la Misericordia. Cuando no se valora la Justicia, los castigos pierden su sentido. Y cuando se olvida la Misericordia, todo castigo se convierte en expresión de sadismo. Esto lo vemos perfectamente ejemplificado en la oposición del Homo Democraticus a la existencia del Infierno, exigido por la divina Justicia. Y también se nota en la dificultad que existe para entender la Redención.
Dios es Amor... y Justicia. Es Justicia y Caridad. Ambas inseparablemente unidas. Cuando Dios castiga lo hace por Justicia pero también por Amor. Como todo verdadero Padre. ¿Es tan difícil de entender?
Más querría el profesor (si es bueno, como seguro que es Ana) que todos sus alumnos aprobasen. Lo cierto es que está en su mano el suspender o no: si es justo, suspenderá a algunos que no merecen aprobar. Pero si es injusto (por indolencia, por enchufe o por corrupción, que de todo hay), puede aprobar a todo. El peor profesor que he tenido en mi vida nos dio aprobado general. Hay un rumor por ahí sobre ZP y sus años de profesor en León que dice eso de él, no sé si será cierto.
Respecto a los "asesinatos" del AT, no sé por qué te escandalizan más que cualquier otra muerte. Cada día mueren miles de inocentes y también podrías acusar a Dios de haberlos asesinado.
Mas es justo; quede aquí
al universo notorio
que, pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de Don Juan Tenorio
Nos suena mal decirlo así: "Dios castiga con el infierno", y preferimos decirlo en reflexiva, "el hombre se castiga con el infierno al rechazar a Dios". Pero si vamos al meollo, esas dos frases son equivalentes: Hay almas que se condenan. Y eso es terrible.
¿Nos haría un bien Dios, si como alguno me ha dicho a mí, Dios no condenara a nadie, y "el infierno estará vacío"? Mira que lo dudo, mirándome a mí y mirando a mi alrededor. Vivir como si no hubiera infierno (ni cielo, dice John Lennon) no veo que haya traido grandes bienes a nadie. El cristianismo enseña que no hay pecado que Cristo no pueda perdonar si hay un mínimo arrepentimiento. Pero no que el pecado no sea un mal, un mal que puede llegar a ser tan absoluto como para llevarnos a que Dios nos imponga castigos temporales, y hasta el castigo eterno, donde será el llanto y el rechinar de dientes.
Todo eso es muy cierto, tanto como que ni en el AT faltan referencias clarísimas a la Misericordia divina, cuanto en el NT las hay a la divina Justicia. Baste recordar las amenazas gravísimas de NSJC y cuando en el Apocalipsis se dice que pondrá a Sus enemigos como escabel a sus pies.
Es matemático :
AMOR + JUSTICIA = DIOS
Gracias por lo que dices; espero al menos no haberlo hecho mal del todo. Pero no, de verdad que no está en la mano. Me gustaría que vieras algunos exámenes junto con conductas; era imposible, por mucho que se quisiera era totalmente imposible. Y el que hace lo que quiere (en el sentido de aprobar o suspender a su antojo, está faltando a lo que es justo y a su deber; se apropia de unas facultades que no le corresponden).
Un cordial saludo.
PD.- Ya me enteraré de lo del rumor.
Ésa es la triste realidad del infierno, que el amor de Dios es percibido como un insoportable castigo.
El colmo del sinsentido es decir que los propios condenados ellos mismos se condenan voluntariamente no ya al infierno, sino a las propias penas de sentidos.
Es absurdo. Es como decir que un asesino él mismo se condena y se va solito a la cárcel a encerrarse.
Aquí no cabe un tonto más con las estupideces que enseñan los modernos "teologogos" en tanta universidad supuestamente "católica".
"Ea, yo mismo por pederasta ahora me voy sin que nadie me obligue al infierno a que me apaleen los demonios". Jesús, cuánta estupidez y qué ganas de buscarle 7 patas a las palabras cristalinas de Dios.
Las almas que salen del mundo con pecado mortal actual, inmediatamente después de sus muerte, van al infierno, donde son atormentadas con penas infernales.
Quien no crea esto, por más teólogo que sea, cae en la herejía.
____
Pero Ana, tu misma pones las normas, el mínimo, los capítulos que sí entran o no, la fecha del examen, el tiempo etc, etc.
Es decir todo el escenario lo impones tú y los alumnos no pueden opinar. O pasan o no pasan.
Pues Dios igual. Nadie se quiere condenar ni suspender, pero las normas impuestas le condenan y suspenden.
La libertad que tenemos los hombres de condenar a los culpables, de castigar a nuestros alumnos, hijos, etc, se la queremos negar al mismo Dios que es infinitamente más justo y misericordioso.
Nos estamos volviendo TONTOS de remate, y la causa está en la confusión moral reinante porque la Iglesia ha dejado de enseñar con profundidad la importancia de las cuatro virtudes Cardinales.
Que son Cardinales por eso.
A falta de ellas , se ha dejado el espacio al "buen rollito" y a la confusión moral.
Insisto: el Catecismo debería modificarse porque es un foco enorme de confusión relativista en este asunto.
La justicia divina está TAN atemperada por Su infinito amor, que para algunos, entre los que me cuento, "eso no es castigo". Y no, no lo es. Castigo sería mandarme mil veces al infierno por mil eternidades por cada uno de mis pecados. Y sería justo. Cien mil años de purgatorio es un coscorrón y un abrazo con una sonrisa por faltarle el respeto al maestro. Eso no es castigo.
La tiranía mental es la peor de la tiranías. ¿De qué sirve que te digan que eres libre para hacer lo que quieres, cuando no te dejan siquiera saber lo que quieres? O peor, cuando otro decide por tí lo que debes querer.
Ya he dicho en el artículo de LF -pero aún no ha salido el comentario- que es mucho más duro el que el juez o verdugo sea uno mismo sobre sí mismo, pues en realidad se trata de eso. Repito que yo nunca he suspendido a nadie, los que suspendieron fueron ellos mismos a sí mismos. No valen excusas, ni cargar contra un agente externo que ejecuta, ni sirve ir de "víctima". En realidad se trata de cargar sobre los propios hombros con toda, absolutamente toda la responsabilidad de los propios actos. Se quedan solos y cara a cara ante las consecuencias de sus actos. Sinceramente, me parece que es muchísimo más duro que lo del castigo que viene impuesto de fuera.
Un cordial saludo.
Prácticamente la JA persigue a aquellos profesores que suspenden "demasiado". Así hay muchos críos que pasan de curso, sin tener ni idea de nada, y aún así, el papelito dice que lo han hecho bien.
Será esta la teología que quieren los que dicen que nadie se condena; cuando le comuniquen los cambios realizados a Dios, que su Ley la han derogado los nuevos teólogos, todo solucionado. Con estos bueyes hay que arar.
__________________
-Que el Diccioneario defina o diga que el castigo es es la pena impuesta al que ha cometido un delito o falta, no quiere decir que Dios, siempre inocente y superior, castigue al infractor de su Ley.
-Ni es, ni puede ser que Dios castigue al ingrato de su Ley por mucho que éste lo sea. Sino que es el ingrato quien menospreciando o separándose de la Ley de su Dios quien a sí mismo se castiga.
-No se puede hacer huelga de Dios sin sufrir la falta de la natural beneficiosa consecuencia de Dios, que siempre será la Luz y la Vida, sin la cual nada existe y nada vive.
-Decir que Dios castigue o no pueda perdonar al infractor de su Ley es como rebajar a Dios a la limitada condición del infractor pecador.
- Dios crea al ser, celestial o terrenal, libre y responsable de ser o no ser: en Dios, por Dios y para Dios. O todo lo contrario. Y aquí en esta su Divina natural contingencia cómo el ser creado, libre y responsablemente, puede a sí mismo verse y sentirse premiado; O si se separa de su Dios, sin comprender, verse castigado.
Existe el problema de la relación entre castigo divino y los males naturales. Para Cantalamessa:
"Terremotos, huracanes y otras desgracias que afectan a la vez a culpables e inocentes nunca son un castigo de Dios. Decir lo contrario supone ofender a Dios y a los hombres."
En opinión de Cantalamessa, toda desgracia que afecta por igual a culpables e inocentes no es castigo de Dios.
Pero subsiste la pregunta: si no es castigo de Dios, entonces Dios, que conoce el futuro mal que afectará a malos y buenos ¿por qué lo permite? A ello parece responder Cantalamessa:
"...[Terremotos, huracanes y otras desgracias que afectan a la vez a culpables e inocentes] son una advertencia: en este caso, la advertencia a no engañarnos con que la técnica y la ciencia bastarán para salvarnos. Si no sabemos imponernos límites, pueden convertirse, precisamente ellas...en la amenaza más grave de todas."
Pero sigue subsistiendo la pregunta: si es una advertencia ¿por qué existe el silencio del Dios y, como mínimo, no nos avisa de un mal seguro y futuro?
Pues si decimos que Dios es amor y Dios todo lo sabe y todo lo puede, si se da el caso de que ve por anticipado un gran mal que afectará por igual a buenos y malos (terremoto y maremoto), entonces por qué omite su protección divina, por qué se calla, por qué no detiene el mal; ¿no será que su silencio es una forma de castigo implícito? ¿o es un Dios indiferente? ¿o es un Dios impotente e ignorante?
HOMILIA DE CANTALAMESSA EN VIERNES SANTO
www.zenit.org/article-39051?l=spanish
2. Existe un buen diccionario en francés que proporciona un guión bíblico sobre la recompensa y el castigo y los juicios de Dios.
JUGEMENTS DE DIEU:
www.clerus.org/bibliaclerusonline/fr/fdv.htm#dw4
RECOMPENSE-CHATIMENT:
www.clerus.org/bibliaclerusonline/fr/fdz.htm#e2y
3. Está muy bien el artículo y comentarios de LF y otros sobre el tema:
infocatolica.com/blog/coradcor.php/1104261137-dice-queiruga-que-dios-no-con
Un texto bíblico que resume bien lo que Daniel a dicho es este:
Hebreos 12,5-13
5 Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él.
6 Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge.
7 Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?
8 Mas si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que sois bastardos y no hijos .
9 Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir?
10 ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo!; mas él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su santidad.
11 Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
12 Por tanto, levantad las manos caídas y las rodillas entumecidas
13 y enderezad para vuestros pies los caminos tortuosos, para que el cojo no se descoyunte, sino que más bien se cure.
Rom 2,5-6
5 Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios,
6 el cual dará a cada cual según sus obras"
El que de forma pertinaz rechaza un dogma de fe deja de ser católico. Recomiendo este artículo del padre Miguel Angel Fuentes:
El infierno ¿Es algo literal?
http://www.teologoresponde.com.ar/respuesta.asp?id=21
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1999/documents/hf_jp-ii_aud_28071999_sp.html
Ahora va a resultar que Juan Pablo II no era católico.
Un cordial saludo.
Sí, dice que Dios no infringe daño externamente al condenado. Es el amor de Dios que los mantiene en el ser a pesar de todo lo que les infringe el tormento eterno, precisamente por su repudio eterno a este mismo amor sin el cual, por el contrario, no podrían ni existir.
Sencillamente, Dios no quiere que nadie se condene, pero crea y mantiene en el ser el Infierno para aquellos que por iniciativa propia se condenan.
Y dejemos de manipular el Magisterio a nuestro antojo, por favor.
Un cordial saludo.
Y engañarnos a nosotros mismos es un triste ejercicio.
Ningún mal estudiante va y él solo se condena a estudiar en verano. Es el profesor quien lo impone.
Nadie es tan idiota como para irse solito a ningún infierno eterno, por más tonto que sea prefiere quedar libre.
Por eso dice el Señor que serán "arrojados", porque solos no se van.
No perdamos el sentido común.
Lo que insinúas llega a lo grotesco. Que Dios "ratifica" las sentencias... De qien?
Quien juzga por encima suyo para que Èl ande solo "ratificando"?
Insisto, ese tipo de predicaciones están haciendo a los fieles razonar absurdamente. Y eso no puede ser bueno Monseñores.
Zacarías se quedó mudo él solito queriendo "desde el interior"?
En qué ley de la naturaleza o divina está sentenciada la mudez por "meter la pata"?
No sé un demócrata, pero un católico puede (y debe) hacerse cargo de los justos castigos que deba imponer, sin complejos y sin vueltas dialécticas.
Dios es Amor, y como bien conoce lo terrible que es el Infierno (porque también es Justicia) quiere evitárnoslos y por eso nos castiga cuando ve que nos vamos derechito allí, a fin de que corrijamos el rumbo. Digamos que el castigo de Dios es un "mal menor", por más terrible que parezca.
Ejemplo de un castigo sería este: Cathólicus, no entiendes debido a que no atiendes. De cara a la pared y a copiar cien mil veces, "no presto atención a lo que otros dicen".
Un cordial saludo.
Pero vamos, esto es muy diferente a decir que es el alumno el que se "autocastiga".
Si yo fumo, lo más probable es que acabe muriendo de un cáncer ¿no?. ¿Me lo ha impuesto alguien?, pues no. Yo sola me lo he buscado por no hacer caso y por mi necedad, y el médico que dictamina lo que tengo y me va a pasar, no me está castigando. Es decir, yo sola me lo he buscado y a nadie puedo culpar ni de nadie puedo decir que me ha castigado; he sido yo. Pues lo mismo con el resto.
Un cordial saludo.
Y la comparación de la maestra y las notas ya toca lo grotesco. Son analogías que pueden explicitar el dogma, nunca agotarlo, y jamás negarlo.
---
DIG: Yo no diría que Dios "niega su gracia por toda la eternidad a los réprobos para que jamás se arrepientan en su condenación". Creo que se trata más bien de una imposibilidad metafísica: en el infierno el arrepentimiento es metafísicamente imposible. Si, por el absurdo, un condenado se arrepintiera, Dios lo perdonaría, pero eso no es posible, del mismo modo que no es posible dibujar un círculo cuadrado.
En la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, Abraham dice que entre el cielo y el infierno hay un abismo tal que nadie puede pasar del cielo al infierno ni del infierno al cielo, aunque quisiera (suponiendo, por el absurdo, que pudiera quererlo).
Si yo fumo, lo más probable es que acabe muriendo de un cáncer ¿no?. ¿Me lo ha impuesto alguien?, pues no.
Extrapolar la analogía tal cual, a las relaciones de gracia-libertad es puro voluntarismo. Lo mismo con la relación de gracia-predestinación, y pecado-condenación. La condenación es obra de la libertad del hombre, sí. Pero el castigo que merece dicha condenación es obra de Dios.
Hay un predicamento muy pelagiano entre los curas de hoy que viene a ser "pecar es escupir hacia arriba", cayéndote encima el escupitajo, claro. Pues no señor. Ante todo el ofendido y la víctima del pecado es Dios y, cuando se peca contra el prójimo, también el prójimo y Dios con él.
¿Que el castigo no es exterior? Pues que sea interior, mire ud. Pero no es autoinfligido.
Un cordial saludo.
El mito urbano del "autocastigo", tan difundido, no resiste el menor análisis. Lo veas por donde lo veas, te lleva al absurdo. Y ese mito viene fogoneado por las catagorías democráticas inspiradas en el Mayo Francés ("Prohibido prohibir, ¿recuerdas?), que son las que definen la corrección política hoy en día.
En cambio, la recia lógica católica pasa a varios pueblos de distancia.
Ya he dicho antes que ante Dios no creo que sea posible librarse y que no se puede comparar con el alumno o cualquier otro que si puede, se libra. No, con los ejemplos, sobre todo con el del cáncer (no se lo impuso, se lo buscó y lo encontró), lo que quiero decir es que todo acto tiene una consecuencia, y el que rechaza a Dios hasta el momento en que no es posible rectificar, se condena sin más (y sin que haga falta que Dios diga: tú al infierno de cabeza), se quiera o no se quiera, se esté de acuerdo o no, y sin ninguna posibilidad de escapar. Como verás en nada parecido al mundo humano y, menos aún, a la democracia. A eso me refiero.
Un cordial saludo.
Pero has tirado la pelota afuera. El punto no era ése, sino que si tú sancionas a un alumno, no lo castigas sino que él se encarga. Habilidad dialéctica no te falta.
Pero bueno, dejemos eso. Te aseguro que si fuera alumno tuyo, no osaría contradecirte. Por temor a autocastigarme, claro.
¿Qué fue lo que motivó la conversión del hijo? ¿Qué, sino las consecuencias de haber abandonado la casa del Padre? Así es. Dios no castiga de forma directa inflingiendo un daño sobre nosostros para tratar de forzar nuestra conversión. Dios nos abre las puertas de la libertad, incluídas todas las consecuencias de nuestras decisiones. La consecuencia del Pecado es la ruptura de la comunión con Cristo, y por ende, el alejamiento de Dios. ¿Hay mayor castigo que ese? No hemos, entonces, de considerar los males que nos ocurren como dardos vengativos de un celoso Dios que nos quiere obligar a volver con Él. Hemos de ver en ello la consecuencia de nuestras malas acciones por las cuales nos hemos apartado de la presencia protectora y la guía de Dios Padre. No es el buen pastor, sino el lobo, quien al final castiga la desobediencia ovina.
---
DIG: No hay que pretender extraer de las parábolas más que lo que ellas pueden dar. Entre cada parábola, considerada aisladamente, y el Reino de Dios, hay una analogía, es decir semejanza en uno o varios sentidos y desemejanza en otro u otros sentidos.
Por supuesto, el objeto principal de la parábola del hijo pródigo es subrayar la infinita misericordia de Dios; pero ese rasgo destacado por esa parábola en particular no es el único rasgo de Dios. Dicho de otro modo, no podemos descartar que, después de la gran fiesta dada por el padre para celebrar el regreso del hijo pródigo, al día siguiente le haya mandado un trabajo especialmente difícil como pena por su pecado. Ésa es la práctica habitual de la Iglesia de Dios: reconciliación y penitencia; y la penitencia cristiana no tiene nada de venganza, sino que busca afianzar la misma reconciliación.
No te preocupes, ya hace unos cuantos años, bastantes, que no me dedico a la enseñanza. Lo dejé, pues no voy a colaborar en esa cosas rara en la que se ha convertido, que menos enseñar, cualquier cosa (es lo que señala Gabar respecto a Andalucía; pues yo en lo que conozco, lo mismo). Para tener a los chavales como si fueran animalitos (adoctrinados, eso sí) para eso me voy de cuidadora de monos aulladores a un zoo (bueno, así lo decidí y de hecho me hice cargo de una ganadería).
Un cordial saludo.
---
DIG: Sería interesante analizar la relación entre el evolucionismo materialista y las teorías y prácticas educativas predominantes. Si no somos más que animales un poco más evolucionados de los demás (o sea, si no hay diferencia esencial entre el hombre y los demás animales), entonces tampoco puede haber diferencia esencial entre educar a un niño y amaestrar a un mono. Pero aquí ya nos salimos totalmente de nuestro tema, así que esto queda para alguna otra ocasión...
Ana, sé bien de lo que hablas porque tengo una hija maestra. Ella hace suplencias, es muy joven, pero no le entusiasma conquistar la titularidad, porque la educación argentina es mu similar a la española, de acuerdo a lo que leo. Tiene otras alternativas económicas y además, aplica sus conocimientos en grupos de formación parroquiales.
---
DIG: Estimado Ricardo: No me parece mal que los comentaristas dialoguen entre sí, aunque insisto en que el objetivo central de este espacio es comentar mis artículos. Muchas gracias por tus aportes.
Su comentario anterior denota en usted una deficiente comprensión de la Palabra porque:
1. Saltea, olímpicamente, el artículo de Daniel y comentarios -como el de Arráiz- dónde se expone con claridad que Dios castiga. Alabado sea Dios por ello. Porque se preocupa por la medicina de nuestros males y también por la justicia.
2. Usted deduce erróneamente que la excelente parábola del Hijo pródigo tiene como fin demostrar que "Dios no castiga de forma directa". Ello no es así. Esta gran parábola tiene como fin demostrar que el Padre es RICO EN MISERICORDIA y que la posibilidad de ARREPENTIMIENTO del hijo y PERDÓN otorgado es real y querido por el Señor. Esta es la principal aplicación práctica del mandamiento más importante de los cristianos.
3. Por último, es error grave que comete usted al identificar "los males que nos ocurren" con "la consecuencia de nuestras malas acciones". Típico error de la mentalidad materialista. Por el contrario, todo lo que nos ocurre -lo bueno y lo malo- es para manifestar la gloria de Dios. Los males que sufre el hijo pródigo son para resaltar la gloria del Padre. Ni qué decir del cáliz que bebe Cristo para glorificar a su Padre. Le recomiendo que lea a Job -el santo de Dios- que ante los terribles males y daños sufridos exclamó, echado en tierra: "Yavé me lo dió, Yavé me la ha quitado ¡Qué su Nombre sea Bendito!".
Saludos
Si quiero QUEDARME en clase haciendo el gamberro, caca, culo, pedo y pis (ejem), va la profesora y me expulsa y me castiga.
Si quiero aprobar copiando tampoco me dejan.
Pues lo mismo, si quiero ir al cielo pero hacer lo que me plazca aquí, Dios no lo permite.
El impone la Ley y la pena, lo mismo que tu que no le consultabas a los alumnos a la hora de castigarlos.
Intenta responder lo de Zacarías.
Dinos que opinas.
---
DIG: Por una parte, Dios no es el origen del mal ni es culpable de la condenación de los condenados. No existe una predestinación al pecado ni al infierno.
Por otra parte, mucho me temo que cuando se intenta desasociar totalmente a Dios del castigo eterno y presentar a éste como una especie de ley impersonal, se cae en una visión parecida a la ley del Karma de los hinduístas. Esa ley es una especie de fuerza impersonal que está por encima incluso de las divinidades hinduistas. Es algo así como una ley de acción y reacción extendida al orden moral y metafísico. Pero el cristiano sabe que no hay ninguna Ley por encima de Dios. El castigo (temporal o eterno) corresponde a un orden establecido por Dios. Dios no quiere el pecado pero, dado el pecado, quiere la pena (temporal o eterna) exigida por la justicia.
Yo no tengo ninguna confusión, para mí está muy claro. Que tú no lo entiendas, es tu problema no el mío.
Daniel:
Lamento haberme pasado estos días en el número de comentarios; no volverá a pasar y hecho, por mi parte, doy el diálogo por terminado.
Un cordial saludo.
---
DIG: Estimada Ana_MS: Muchas gracias por tu participación. Que Dios te bendiga.
Una de las verdades mejor establecidas y de las más consoladoras que se nos han revelado es que nada nos sucede en la tierra, excepto el pecado, que no sea porque Dios lo quiere; Él es quien envía las riquezas y la pobreza; si estáis enfermos, Dios es la causa de vuestro mal; si habéis recobrado la salud, es Dios quien os la ha devuelto; si vivís, es solamente a Él a quien debéis un bien tan grande; y cuando venga la muerte a concluir vuestra vida, será de su mano de quien recibiréis el golpe mortal.
Pero, cuando nos persiguen los malvados, ¿debemos atribuirlo a Dios? Sí, también le podéis acusar a Él del mal que sufrís. Pero no es la causa del pecado que comete vuestro enemigo al maltrataros, y sí es la causa del mal que os hace este enemigo mientras peca.
No es Dios quien ha inspirado a vuestro enemigo la perversa voluntad que tiene de haceros mal, pero es Él quien le ha dado el poder. No dudéis, si recibís alguna llaga, es Dios mismo quien os ha herido. Aunque todas las criaturas se aliaran contra vosotros, si el Creador no lo quiere, si Él no se une a ellas, si Él no les da la fuerza y los medios para ejecutar sus malos designios, nunca llegarán a hacer nada: No tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiera sido dado de lo Alto, decía el Salvador del mundo a Pilatos. Lo mismo podemos decir a los demonios y a los hombres, incluso a las criaturas privadas de razón y de sentimiento. No, no me afligiríais, ni me incomodaríais como hacéis si Dios no lo hubiera ordenado así; es Él quien os envía, Él es quien os da el poder de tentarme y afligirme: No tendríais ningún poder sobre mí si no os fuera dado de lo Alto.
Si meditáramos seriamente, de vez en cuando, este artículo de nuestra fe, no se necesitaría más para ahogar todas nuestras murmuraciones en las pérdidas, en todas las desgracias que nos suceden. Es el Señor quien me había dado los bienes, es Él mismo quien me los ha quitado; no es ni esta partida, ni este juez, ni este ladrón quien me ha arruinado; no es tampoco esta mujer que me ha envenenado con sus medicamentos; si este hijo ha muerto... todo esto pertenecía a Dios y no ha querido dejármelo disfrutar más largo tiempo.
El texto completo se encuentra en http://www.abandono.com/Abandono/Colombiere/colombiere_002.htm
Se lee completo en 20 minutos
Pero, ¿porqué Dios a través de Sor Faustina y el Beato JPII le ha dado en las actuales circunstancias, una gran prevalencia a la Divina Misericordia?
Yo creo que es porque el hombre moderno, a quien Dios quiere salvar también, está tan alejado de su Justicia (y ese hombre o lo sabe o lo intuye), que se hace necesario recordarle que aún en ese estado de postración tremendo, también lo alcanza la infinita Misericordia divina.
Esto ya estaba prefigurado en las primeras palabras que JPII expresó Urbi et Orbi: "¡No tengáis miedo!"
---
DIG: La justicia divina existe, aunque en esta vida no sea evidente para todos. El sufrimiento (cuando se vive en comunión con Cristo crucificado) tiene un valor redentor.
Ya no me gustan las obras de Teilhard de Chardin, pero cito con agrado esta afirmación suya sobre los condenados (creo que está en "El medio divino"): "El Pleroma [la Plenitud] se pierde para ellos, pero ellos no se pierden para el Pleroma".
Es un gran misterio, pero al bienaventurado no le faltará nada en el Cielo, ni siquiera si algún ser querido suyo se condena. Por lo demás, si alguien se condena, es porque no amaba a nadie de verdad. Así como no permitimos en esta vida que un antisocial arruine una fiesta, tampoco se permitirá en la otra vida que un renegado destruya la felicidad del Cielo.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.