Los milagros de Jesús (4)

9. La multiplicación de los panes

La mayoría de los exegetas reconoce en el milagro de la multiplicación de los panes, que tuvo un relieve muy destacado en la predicación apostólica primitiva, uno de los acontecimientos principales (o incluso críticos) del ministerio público de Jesús. El contenido teológico de este milagro tiene un rico conjunto de significaciones. En relación a la historicidad de la multiplicación de los panes se han dado diversas explicaciones.

La explicación natural (Paulus, Holtzmann, Evely) ve en este acontecimiento el ejemplo de un reparto fraternal. Al respecto comparto las opiniones de S. Légasse y X. Léon-Dufour:

“En cuanto al intento de desmitologizar el prodigio viendo en su origen un simple reparto de provisiones, lo único que debemos desear es que esta torpe explicación desaparezca para siempre de la literatura.” (S. Légasse, en: X. Léon-Dufour, o.c., p. 120).

“Este milagro no tiene nada que ver con una excursión en la que se reparte la merienda, sino que tiene como punto de referencia la figura de Dios alimentando a su pueblo en el desierto.” (X. Léon-Dufour, o.c., pp. 321-322).

La explicación existencial (Strauss, Bornkamm, Schweizer, Sölle) considera el relato como una construcción mítica que resalta la providencia de Dios, sobre la base de relatos similares del Antiguo Testamento y de otras religiones.

La mayoría de los exegetas contemporáneos admite que en el inicio de la tradición hubo un acontecimiento misterioso, de alcance mesiánico y escatológico, aunque algunos se niegan a hablar de milagro.

La exégesis católica tradicional ha visto siempre en este relato (como en tantos otros) el testimonio de un milagro realmente acontecido.

La aplicación de los criterios de historicidad enunciados en el numeral 4 a los relatos de la multiplicación de los panes nos permitirá concluir que verdaderamente Jesús dio de comer en el desierto a una gran muchedumbre con un número muy pequeño de panes y de peces (cf. R. Latourelle, o.c., pp. 92-95).

Testimonio múltiple
Este criterio se cumple de forma eminente en la multiplicación de los panes, único milagro que está narrado en los cuatro Evangelios, en seis relatos diferentes. Como se verá luego, hay razones para pensar que las dos multiplicaciones de los panes de los Evangelios de Mateo y de Marcos corresponden a dos versiones de un mismo acontecimiento. Los relatos de Mateo 14, Marcos 6 y Lucas procederían de una tradición palestina, mientras que los relatos de Mateo 15 y Marcos 8 procederían de una tradición helenista. El relato de Juan, que incluye un amplio conjunto de detalles que le son propios (por ejemplo, el discurso sobre el pan de vida), parece provenir de una tradición joánica relativamente independiente de las otras dos.

Interpretación diversa, acuerdo en el fondo
Cada evangelista narra el hecho desde su propia perspectiva, dando detalles levemente diferentes y aportando matices complementarios a su interpretación teológica.

Discontinuidad
La multiplicación de los panes evoca diversos episodios del Antiguo Testamento y hace surgir la cuestión del Reino de Dios y del Mesías. Los judíos del tiempo de Jesús esperaban a un nuevo Moisés que habría de renovar el gran prodigio de la época del Éxodo. Ilustraré este punto con dos citas:

“En aquel tiempo el maná guardado en reserva volverá a caer y comerán de él durante años, ya que todos han llegado al final de los tiempos” (Apocalipsis de Baruc).

“¿Qué signos quieres hacernos para que te creamos? ¿Qué obra vas a hacer? Nuestros padres comieron el maná en el desierto” (Juan 6,30-31).

No obstante, Jesús rompe con la idea corriente en Israel de un Mesías político y de un Reino mundano al sustraerse a los intentos de la gente que quiere nombrarlo rey, suscitando incluso la incomprensión de sus discípulos. Después de la multiplicación de los panes se pone en evidencia que Jesús pretende liberar a Israel por un camino totalmente inesperado para sus contemporáneos (cf. anuncios de la Pasión).

Conformidad
El sentido del signo de la multiplicación de los panes está en concordancia con el resto de la revelación cristológica y tiene funciones y significados análogos a los del resto de los milagros de Jesús.

Estilo de Jesús
A pesar del carácter singularmente maravilloso de este prodigio, no pertenece al terreno de la magia. Jesús actúa, como en los demás milagros, con sencillez y por su propia autoridad. La sobriedad de los relatos hace eco a la del propio Jesús: no dicen cómo se obró el prodigio, sino que todos los invitados comieron hasta saciarse y que se recogieron restos en abundancia.

Inteligibilidad interna del relato
Los relatos de la multiplicación de los panes tienen una estructura interna coherente, se insertan adecuadamente en el contexto de la crisis de la misión pública de Jesús y se relacionan perfectamente con otros misterios de la vida de Jesús.

Explicación necesaria
Sólo la realidad histórica del milagro es capaz de explicar y armonizar los siguientes elementos:

Como consecuencia de aquel suceso, Jesús fue considerado como el profeta esperado y se le quiso proclamar rey (cf. Juan 6,14-15). Jesús se rehusó a ser rey, lo cual decepcionó a muchos de sus discípulos, que dejaron de seguirlo (cf. Juan 6,66).

Después de la multiplicación de los panes recrudecieron las discusiones de Jesús con los fariseos y saduceos, quienes le pedían que hiciera una señal (cf. Mateo 16,1-4; Marcos 8,11-13; Lucas 11,29-32; Juan 6,30-31).

Este episodio, al principio incomprendido por los apóstoles (cf. Mateo 16,5-12; Marcos 8,14-21; Lucas 12,1), resultó sin embargo fundamental en su camino hacia la fe en la mesianidad de Jesús (cf. Mateo 16,13-20; Marcos 8,27-30; Lucas 9,18-21; Juan 6,69).

El episodio, único en su género, tuvo gran importancia en la tradición litúrgica, en la redacción de los cuatro evangelios, en la iconografía de los primeros siglos y en la tradición patrística.

Es muy atendible la tesis de la unicidad de la multiplicación de los panes.

Los Evangelios de Mateo y Marcos refieren dos multiplicaciones de los panes, mientras que los de Lucas y Juan refieren sólo una (similar a la primera de Mateo y Marcos). Hoy casi todos los exegetas están de acuerdo en reconocer un solo suceso milagroso (y no dos), narrado en Mateo y Marcos según dos tradiciones diferentes.

Mateo 14 y Marcos 6 reflejarían la tradición más arcaica, de origen palestino. Esta tradición parece situar el suceso en la orilla occidental (israelita) del Lago y habla de doce canastos, número de las tribus de Israel y de los Apóstoles.

Mateo 15 y Marcos 8 reflejarían una tradición procedente de ambientes cristianos de origen pagano. Esta tradición sitúa el acontecimiento en la orilla oriental (pagana) del Lago y habla de siete espuertas, número de las naciones de Canaán (cf. Hechos 13,19) y de los diáconos helenistas (cf. Hechos 6,5; 21,8).

Esta explicación parece la más sencilla y coherente, por las razones que paso a exponer.

Los dos relatos presentan gran similitud en cuanto a la estructura externa, el contenido y varias expresiones:
• En ambos casos Jesús da de comer a una multitud, atraviesa el lago, desembarca y sostiene una controversia con los fariseos.
• En ambos casos Jesús siente compasión de la multitud (cf. Mateo 14,4; 15,32; Marcos 6,34; 8,2); Jesús incluso hace las dos veces la misma pregunta (cf. Marcos 6,38; 8,5).
• En ambos relatos los apóstoles se muestran perplejos. ¿Cómo explicar esa sorpresa en el segundo relato si Jesús ya había realizado el prodigio en otra ocasión? En el Evangelio de Marcos, la perplejidad de los discípulos sobre cómo afrontar la situación podría ser un caso de sistematización de la ignorancia prepascual de los discípulos.

Las diferencias más notables entre las dos narraciones se refieren sólo a cantidades:
• El tiempo que pasó la multitud con Jesús antes del milagro (un día en el primer relato; tres días en el segundo).
• La cantidad de comida disponible antes del milagro (cinco panes y dos peces en el primer relato; siete panes y unos pocos pececillos en el segundo).
• El número de personas alimentadas (cinco mil en el primer relato y cuatro mil en el segundo).
• La cantidad de trozos sobrantes después del milagro (doce canastos en el primer relato y siete espuertas en el segundo).

Los duplicados de este tipo, comunes en la Biblia, se encuentran con frecuencia en los Evangelios, y son característicos en Mateo (cf. Mateo 4,23; 9,35; Mateo 9,27-31; 20,29-34; Mateo 9,32-34; 12,22-24; etc.). Probablemente son un indicio del cuidado de los evangelistas por conservarlo todo y de su respeto por la tradición.

Si bien el Evangelio de Lucas sigue al de Marcos, no menciona más que una sola multiplicación de los panes, probablemente porque ha reconocido en los dos relatos de Marcos la doble recensión de un único suceso.

Daniel Iglesias Grèzes

1 comentario

  
David
Buenos días Daniel.

¿Negar que hubiera un milagro real iría en contra de nuestra fe?
Lo digo porque he escuchado que aquí lo que se hizo fue que todo el mundo repartió de lo que tenía. Y me sonaba bastante raro negar el milagro.

En Cristo y María.

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DIG: Estimado David:

Por una parte, la doctrina católica afirma la historicidad de los Evangelios. Por otra parte, la exégesis católica ha visto siempre en la multiplicación de los panes un verdadero milagro, una obra sobrenatural. La hipótesis (racionalista) del reparto de provisiones preexistentes es absurda. No explica, por ejemplo, el entusiasmo de la multitud ni su intento de hacer rey a Jesús.
03/02/11 9:33 AM

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