El “y” católico (Hans Urs von Balthasar)
Es un hecho que cada herejía condenada por la Iglesia se reduce a una parte contrapuesta al todo y se proclama absoluta. En los orígenes, esto es evidente en la lucha de Ireneo contra los gnósticos, que separaban la naturaleza y la gracia, el Antiguo y el Nuevo Testamento, el espíritu y el cuerpo, desembocando en un Jesús sin Padre, que no salvó al mundo y lo abandonó a su desesperación. Todas las veces que hubo necesidad de definir, fue por salvar el conjunto, comprometido por una parte declarada absoluta, pues se oponía el todo, que debe creerse y adorarse simplemente, a la parte presuntamente comprendida, dominada y de hecho manipulada.
No faltaban siempre las mejores intenciones de servir a Dios. Los solos, por ejemplo, de la Reforma –la fe sola, la Escritura sola, la gracia sola, la gloria a Dios solo- pretenden impedir los atentados y usurpaciones de la criatura contra la omnipotencia de Dios. Pero, examinados más de cerca, resulta que impiden a Dios ser lo que no es; ser, por ejemplo, hombre, si se le ocurre serlo; estar fuera del cielo, formar su criatura o su plasma, como dice Ireneo, con capacidad de responder verdaderamente a Dios gracias al hálito de vida que le insufló y a la palabra divina que le dio. ¡Como si Dios se manchara contrayendo una unión nupcial con otro que Él, que viene de Él!
Karl Barth detesta el “y” católico: “La teología del “y” con todos sus retoños brota de una raíz. Si quien dice “fe y obras”, “naturaleza y gracia”, “razón y revelación”, quiere ser lógico, debe decir también, necesariamente, “Escritura y Tradición”. Es una manera de confesar que se ha relativizado de antemano la grandeza de Dios en su comunión con los hombres”.
¿No sería mejor decir que esa “y” afirma que la criatura deja a Dios en toda su grandeza, libre de ser Él mismo fuera de sí mismo, siendo el Creador que da libertad y siendo el Redentor “por quien, con quien y en quien” podemos nosotros alabar al Padre en el Espíritu Santo? Quizás el católico está con frecuencia necesitado de montar guardia contra la tibieza y la presunción; pero no le faltan en su Iglesia santos en abundancia que le inspiren el sentido auténtico de la grandeza divina.
(Hans Urs von Balthasar, El complejo antirromano. Integración del papado en la Iglesia universal, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1981, pp. 309-310).
10 comentarios
A modo de metáfora vivencial, tomamos el todo por la parte y nos quedamos con la partícula "solo" como herramienta para simplificarnos el camino.
Pero la parcialidad engendra parcialidad y relativismo... y terminamos mirando todo por medio de esta parcialidad. Y lo que es peor,... juzgando a nuestros hermanos a través de ella.
Dios nos ilumine. Que Dios le bendiga D. Daniel :)
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DIG: Muchas gracias, hermano.
Ahora, en tren de rescatar algo de Barh, ¿no se le habrá ido la mano a la teología barroca y postridentina en el "y"? De modo tal que, donde el pensamiento clásico veía subordinación metafísica, la teología barroca ve yuxtaposición y equivalencia; donde Catalina de Siena - y Santo Tomás, y Eckhart- veía a Dios como "lo que Es" y a la criatura como "lo que no es", la teología barroca no ve analogía del ser, sino dos seres equivalentes; donde la teología clásica ve que "todo es gracia" y la cooperación a ella también es gracia, la teología barroca ve gracia y natura, en conjunción pelagiana, como si de dos caballos tirando de un carro se tratara.
Una matización para rescatar la verdad cautiva en el pensamiento de Barth.
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DIG: Karl Barth rechaza la analogía del ser, lo cual convierte a Dios en el Totalmente Otro, sin punto alguno de contacto con nosotros. Esto abre el camino a un fideísmo radical que, debido a su carácter irracional, conduce fácilmente al agnosticismo. No se comprende para qué Dios habría querido auto-revelarse a un ser tan distinto de Él que no es capaz siquiera de un atisbo de comprensión del misterio de Dios. Para creer necesito comprender (mínimamente, al menos) lo que creo. No puedo decir con sinceridad "Creo en Dios", si no tengo ninguna noción de qué significan esas tres palabras.
Por otra parte, en su afán de rechazar el "y" católico, Barth termina por negar también una verdad esencial de la Sagrada Escritura: Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. La negación de la analogía del ser implica una negación de toda semejanza entre el hombre y Dios.
Los teólogos católicos siempre han tratado -con mayor o menor fortuna- de explicar en alguna medida la relación entre los dos términos unidos por el "y" católico (por ejemplo, la relación entre gracia y libertad o naturaleza). En la medida en que fueron realmente católicos, no comprendieron ese "y" como una yuxtaposición o colaboración cualquiera, sino que respetaron el primado de Dios, de la gracia, etc.
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DIG: Supongo que te faltó una coma después de "preconciliares". A no ser que también termines por criticar a Bouyer.
Si te refieres al molinismo, para el Magisterio de la Iglesia no está probado que incurriera en herejía. Es más, un Papa prohibió que se acusara de herejes a los molinistas (y prohibió a los molinistas acusar de herejes a los tomistas).
Yo apuntaría, en lo metafísico, a la no distinción real entre esse y quididad, característico de la filosofía suareciana (falsamente dicha "tomista"), con sus desastrosas consecuencias en la distinción Creador-mundo creado y la destrucción de la analogía del ser.
En cuanto a lo moral, apuntaría al concepto de Ley en Suárez, y en lo práctico, antes que a Molina, a las Instituciones de Juan del Azor, fundamento de la Ratio Studiorum de la Compañía, con el fuerte componente voluntarista, la exclusión del tratado de la gracia y de las bienaventuranzas de la Moral y la consolidación de la moral de la obligación (cf. el brillante trabajo de Pinckaers o.p.. "Las fuentes de la moral cristiana").
El P. Iraburu tiene muy buenos trabajos sobre la moral semipelagiana propia del barroco, con su fuerte escisión de la natura y la gracia. Es curioso que el Concilio de Trento es muy claro en la doctrina ortodoxa, y a pesar de esto se comienzan a advertir las desviaciones casi inmediatamente.
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DIG: Es curioso que a la vez que te muestras comprensivo con Karl Barth, que niega directamente la analogía del ser, y que tratas de rescatar la verdad oculta de su postura, te muestres tan duro y tajante con Suárez, porque en tu interpretación de su pensamiento éste implicaría una contradicción con esa misma analogía. Ciertamente, a diferencia de Barth, ésa no fue la intención de Suárez, por lo menos. Por eso me das la impresión de medir a estos autores con distinta vara.
No es mi intención en este blog dedicarme a cuestiones filosóficas y teológicas legítimamente discutidas entre católicos. Me basta procurar promover y defender la fe católica en su integridad, patrimonio común de todos los católicos ortodoxos, sea cual sea su corriente de pensamiento particular.
Duns Scoto afirmaba que la voluntad es superior al entendimiento y la esencia de la voluntad es la libertad; aplicado a Dios aparece el voluntarismo teológico, el cual, tal y como lo sostiene Guillermo de Ockham, afirma que ninguno de los preceptos del decálogo es de ley natural y en consecuencia Dios habría podido crear un mundo en el que el odio a Dios no fuera pecado sino virtud; las leyes del decálogo son convencionales porque derivan de la voluntad de Dios; de ese modo Ockham subraya la omnipotencia y la libertad divinas.
En política hay varias tendencias que ponen la voluntad como algo importante o fundamental tanto para el ser humano como para sus proyectos de sociedad libre (véase anarquismo), así también las tendencias filosóficas del llamado irracionalismo o vitalismo. También se consideran voluntaristas corrientes marxistas que, como el maoísmo o el juche, conceden gran importancia a la voluntad de las masas como motor de cambio revolucionario, restando en consecuencia importancia a las condiciones objetivas. Dicha atribución de voluntarismo es generalmente señalada por comunistas opuestos a dichas corrientes, empleando el término de manera despectiva.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Voluntarismo"
¿Voluntaristas? Si,sí,seguro.
Sólo aclarar que se puede pecar contra la analogía del ser por dos vías: o por afirmar la univocidad (cuando no se afirma la distinción real entre esencia y existencia, como en Suárez) o bien por afirmar la absoluta equivocidad del término ser, lo que por cierto también lleva al nominalismo y a las tendencias trascendentalistas que señalas. Yo no rescata a Barth, sino enfatizaba que del lado católico una filosofía errada, antropocéntrica como lo es el barroco, profundamente opuesta a una de las veinticuatro tesis esenciales del tomismo tuvo hegemonía por varios siglos. Lo mismo ocurrió en materia moral, con el voluntarismo y la moral de la obligación casuística.
Las "herejías" filosóficas, efectivamente, no siempre son condenadas por el magisterio. Pero tienen efectos devastadores. Una antropología o una metafísica erradas puede deformar una moral y generar muy malos efectos. También una mala teología puede tener, a la larga, malos efectos espirituales. Por ejemplo, el olvido de la noción de universalidad del desarrollo de la gracia ofuscó -casi hasta el Concilio Vaticano II- la idea de la vocación de todos a la santidad; cuando Sor Isabel de la Trinidad le contó a su confesor que "se sentía habitada por Personas" Garrigou Lagrange tuvo que ir a buscar la idea en Santo Tomás, tanto se había relegado la noción de la inhabitación trinitaria en su época; Newman no encontró en Roma nadie que le siguiera el hilo, perdidos como estaban los teólogos de la época en corrientes neorracionalistas o escolasticas decadentes.
Eso, sin perjuicio de que las personas que se desarrollen en su seno se puedan santificar o ser correctas., a pesar de sus errores. Lo explica bien Von Balthasar mismo en su biografía de Santa Teresita.
Es un tema apasionante. A pesar de gruesas desviaciones en la apreciación de la realidad metafísica y antropológica, la fe y la gracia siguen actuando. Pero la malas ideas -y la falta de las buenas-, sobre todo en los que guían al pueblo fiel, tienen consecuencia.
Para más precisión, cf. mi post:
http://caminante-wanderer.blogspot.com/2009/09/el-elefante-barroco.html
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DIG: Sin embargo, Suárez defiende, con Santo Tomás de Aquino, la analogía del ser, contra la univocidad del ser sostenida por Duns Scoto. En resumen, tú buscas rescatar algo positivo en Karl Barth, que rechaza explícitamente la analogía del ser, y rechazas de un modo duro y tajante a Suárez, que defiende explícitamente la analogía del ser, porque en tu interpretación de su pensamiento, otra de sus tesis (la no distinción real entre esencia y existencia) estaría en contradicción con su propia postura sobre la analogía del ser. Eso es medir con dos varas a pensadores distintos.
888 Los obispos con los presbíteros, sus colaboradores, "tienen como primer deber el anunciar a todos el Evangelio de Dios" (PO 4), según la orden del Señor (cf. Mc 16, 15). Son "los predicadores del Evangelio que llevan nuevos discípulos a Cristo. Son también los maestros auténticos, por estar dotados de la autoridad de Cristo" (LG 25).
889 Para mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles, Cristo, que es la Verdad, quiso conferir a su Iglesia una participación en su propia infalibilidad. Por medio del "sentido sobrenatural de la fe", el Pueblo de Dios "se une indefectiblemente a la fe", bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia (cf. LG 12; DV 10).
890 La misión del Magisterio está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera. Para cumplir este servicio, Cristo ha dotado a los pastores con el carisma de infalibilidad en materia de fe y de costumbres. El ejercicio de este carisma puede revestir varias modalidades:
891 "El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral... La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el Cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro", sobre todo en un Concilio ecuménico (LG 25; cf. Vaticano I: DS 3074). Cuando la Iglesia propone por medio de su Magisterio supremo que algo se debe aceptar "como revelado por Dios para ser creído" (DV 10) y como enseñanza de Cristo, "hay que aceptar sus definiciones con la obediencia de la fe" (LG 25). Esta infalibilidad abarca todo el depósito de la Revelación divina (cf. LG 25).
892 La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de una "manera definitiva", proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben "adherirse...con espíritu de obediencia religiosa" (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él.
Catecismo de la Iglesia Católica.
Yo añadiría el "solo mito" de los progresistas, pues resulta que no interesa si fueron 12 apóstoles, 15, 30, o 45, lo verdaderamente importante -para esa gente- es que simboliza a las doce tribus de Israel...
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