Luces cercanas
Decía Benedicto XVI en la encíclica “Spe salvi” que los santos son “luces cercanas”. Para llegar a Cristo, Luz por antonomasia, “necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía”.
El itinerario de nuestra vida está repleto de estas pequeñas luces. Yo he contado – y cuento – con muchas de ellas. Pero en este día me gustaría evocar uno de estos signos de la proximidad de Dios para mí. Me refiero a un sacerdote, D. Vicente Souto Doval, del cual he hablado en el anterior post.
Me imagino que en la trayectoria de cualquier sacerdote – yo lo soy desde 1991 – hay muchos otros sacerdotes. Hombres que, antes, han escuchado y respondido a la llamada de Dios y que, con el ejemplo de sus vidas, nos han mostrado, con la elocuencia que tiene el testimonio, que responder a la vocación al ministerio presbiteral es, con sus cruces, un camino de alegría y de plenitud.
Ya no sé – bueno, sí lo sé – cuando conocí a Don Vicente. Hace ya muchos años, tantos que, en aquel entonces, no creo que superase yo los quince. Fue en un viaje a Portugal, con motivo de la primera visita de Juan Pablo II a ese país tan cercano y amigo.
Después, el trato, las clases, la ayuda espiritual, la amistad, la confianza… Y tantos detalles de generosidad: Su presencia, como maestro de ceremonias, en mi Primera Misa; acudir, tantas veces como se lo he pedido, a mis parroquias para predicar o celebrar alguna Misa solemne; desplazarse a Roma para acompañarme, en 1999, en la defensa de mi tesis doctoral. Y enumero solamente algunos hechos.
Recuerdo, no hace mucho, de haberme quejado – yo, tan egoísta – a un amigo común. Le decía, a este amigo, que D. Vicente llevaba tiempo sin visitarme en mi Parroquia. A los pocos días apareció y, después de hablar de muchas cosas, se despidió diciendo: “Para que no te quejes de que no te visito”. Hoy me conmueve enormemente este recuerdo, tan aparentemente banal, pero tan hondo.
Si tuviese que sintetizar los rasgos de su personalidad destacaría tres elementos: El amor a la Liturgia, que vivió de modo ejemplar y supo transmitir. La Liturgia entendida como ejercicio del sacerdocio de Jesucristo: “En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro” (SC 7). Yo lo he visto llevar, por así decir, la perfección de la liturgia de la catedral a todos los lugares de la diócesis, con ocasión de una primera Misa, del funeral de un sacerdote o de una visita pastoral del obispo. Cargado de maletas con casullas, para que, en nada, faltase el necesario decoro del culto a Dios.
Otro elemento destacable era su pasión por el sacerdocio y por las vocaciones. Podía hacer kilómetros para visitar a un seminarista, o a algún muchacho que daba el más leve síntoma de vocación sacerdotal. Hace falta mucha fe para no cejar en este empeño. Para seguir creyendo, con obras y de verdad, que Dios sigue llamando y que jamás debemos resignarnos a la carestía de vocaciones. Toda una vida, la suya, dedicada al Seminario: como formador, vicerrector, director espiritual o profesor.
Y una tercera característica: el sentido del humor, su fina ironía, su capacidad para reírse de las cosas y para hacer reír. Era, por ejemplo, un buen contador de chistes – siempre los mismos - , pero, cada vez que los contaba, parecían nuevos.
No escribo este post sólo en homenaje a un amigo, sino porque tengo la plena convicción de que, en cada diócesis, hay algunos sacerdotes así. Hombres plenamente de Dios. Hombres que llevan a Dios.
Hoy lo he visto, en su ataúd, revestido con los ornamentos sacerdotales, con una casulla de fiesta, dorada, propia de una Solemnidad como la de Todos los Santos. Qué ellos, con la Virgen, lo reciban en su compañía y que Dios – que no se deja ganar en generosidad – premie el mucho bien que este buen servidor suyo ha hecho en esta vida.
Guillermo Juan Morado.
46 comentarios
Pero aún no había visto este nuevo post. Y veo que es aún más dolorosa pérdida de lo que se intuía. Me deja verdaderamente conmovida ver que lo está usted en la medida en que se ve que lo está, y bien se entiende por qué.
su pasión por el sacerdocio y por las vocaciones. Podía hacer kilómetros para visitar a un seminarista, o a algún muchacho que daba el más leve síntoma de vocación sacerdotal. Hace falta mucha fe para no cejar en este empeño. Para seguir creyendo, con obras y de verdad, que Dios sigue llamando y que jamás debemos resignarnos a la carestía de vocaciones
Qué buen maestro.
Si encima tenía ese sentido del humor que describe, empiezo a entender que no fue sólo la vocación por el sacerdocio lo que contribuyó a iluminar en usted (SPH)
Si está convencido de que en cada diócesis hay sacerdotes así, habiendo tenido tal maestro y tal amigo, es usted, sin duda, uno de ellos, en su diócesis, en su parroquia, en sus clases, en esta parroquia virtual cuya feligresía acude puntualmente. Tenga la seguridad de que es, verderamente, lo es: hombre plenamente de Dios, hombre que lleva a Dios.
Rezaremos por don Vicente, por el consuelo de quienes le lloran, y por que siga dando frutos como los que ya ha dado la semillas sembrada por él.
-------------------------------------------------
Si duda alguna, lo suscribo en su totalidad. Mi más sentido pésame P. Guillermo.
Me ha conmovido mucho leer esta entrada. P. Guillermo, es Ud. un haz de luz en días dificiles. Definitivamente es un magnifico sacerdote.
PD- Yolanda, gracias a ti también por el post de esta mañana. Lo leí antes de ir a Misa con la familia. Dificil días éstos. La primera, muy amarga fecha de Difuntos para mi.
Que Dios me otorgue la esperanza de volverle a ver.
Me retiro
Un Fuerte abrazo a todos/as
También yo he puesto una reseña en nuestro blog parroquial acerca de D. Vcente, porque habiendo convivido con él tantos años, desde el 15 de octubre de 1945, día en que le conocí, he sido testigo de su trabajo sacerdotal, fruto de una vocación y de unas cualidades humanas y sobrenaturales excepcionales, que hacían sentirse a su lado, siempre de buen humor, con deseos de mejorarar en la vida espiritual, porque no perdía ocasión de meterse en el alma de la gente., que se acercaba a él.
Hay muchos testigos, que pueden decir lo mismo.
Muy bien, D. Gullermo. Es de bien nacidos.ser agradecidos. Ojalá en las altas instancias diocesanas se le reconozcan los méritos y lo pongan de ejemplo a los sacerdotes y seminaristas, porque en el cielo no se duda de que se lo habran reconocdo ya.
Hoy sufrimos la pérdida de un amigo entrañable de don Guillermo y ya nos está dando ejemplo de cómo vivirestas circunstancias. Ahora que está justamente bajo el impacto inmediato de ese dolor.
En las oraciones de esta noche, toda la parroquia virtual estará en comunión, orando los unos por los otros, y en comunión también con todos los santos.
Particular devoción y piedad me inspira rezar "dos veces", como llamaba San Agustín al canto, este canto de Taizé In manus tuas con el que rezaré esta noche a y por don Vicente, tu padre, mi marido y todos los difuntos que oran y glorifican a Dios en esta conmovedora noche.
Ahí os dejo un enlace con el tema.
http://www.youtube.com/watch?v=sFUEktpjCBw
Que sea un día de fiesta. De alegría. ¡Ánimo padre!, nos quedan los buenos recuerdos que difuminan tantas pequeñas cosas atravesadas en el camino.
Paz y bien
Esta es la primera vez que me veo obligado a escribir en este foro, con motivo de la uerte de D.Vicente al que por desgracia solo conocia de vista y de oidas y fijense que solo con esto ya lo admiraba
Solo queria hacer una pequeña reflexion, con motivo de las exequias funebres que a veces en nuestra querida diocesis nos toca organizar.
No pensais que los sacerdotes y sobre todo los canonigos de tanto prestigio como el querido D. Vicente debieran ser velados en nuestra admirada catedral de Tui, por ser ese el sitio en que celebrarosn su oficio y en el que renaciero n a la labor del sacerdocio
Sinceramente creo que la sala de velaciones de un tanatorio,no son el lugar mas apropiado para despedirnos de personas a veces tan admiradas dentro de nuestra iglesia diocesana
Hecho de menos una forma comun de celebrar las exequias de los sacerdotes en nuestra diocesis, tal como ocurre en otras diocesis o en otras instituciones
Creo que a D. Vicente le hubiese gustado
Un saludo a todos
A Don Vicente ruego interceda por usted y por todos nosotros.
Y emocionante artículo el suyo, siempre aprovechando para ofrecernos motivos de meditación y oración. Gracias.
.
Presidió nuestro Obispo, y asistió, desde un sitial, el Obispo emérito, ya anciano, pero en buenas facultades.
pues rezaremos unidos a ti por las pérdidas que también has sufrido tún.
Y en cuanto a tu frase de ánimo, ahí es donde nos diferenciamos de quienes viven sin esperanza. Por enorme que sea el dolor humano que nos envuelva, por profundo que sea el vacío que nos dejan nuestros muertos, no somos inconsolables, lo tenemos todo para seguir adelante incluso con alegría. Nosotros sabemos que viven, nosotros sabemos que nos reencontraremos, nosotros sabemos que la comunión de los santos actúa.
Y si nos flaquea la fe o nos dejamos abatir por la desesperanza, en la Iglesia, en la oración o en la compañía de otros cristianos siempre encontramos una respuesta para retomar el ánimo y la confianza.
Está claro que era un hombre muy querido, y si además lo era especialmente porlos sacrdotes, buena señal de la obra que hizo en ese sentido.
Inevitablemente un funeral ha de ser emotivo; si encima es multitudinarios, la emotividad -que no tine nada de malo, más bien al revés- se dispara.
Buen ánimo ;)
Quién sabe si Dios no ha querido llevarse a este cura ejemplar en el Año Sacerdotal como señal de su santidad. A veces hay que saber leer entre líneas el guión de Dios para la vida de las personas y de las iglesias locales.
En todo caso, acompaño en el sentimiento a todos cuantos hoy llora la pérdida de un referente para su vidas. En especial, a don Guillermo, de quien parece obvio que su sacerdocio es, siquiera en parte, fruto de la obra de don Vicente.
Pues precisamente, LF, mi comentario de las 23:00, míralo un poquito más arriba, se refiere a tgi en parte, aunque no te nombre. A ver si lo pillas.
;)
En fin, la concelebración, una praxis nueva, bastante desconcertante.
__________
¿!?
Desde luego luis... ¿tú a veces te notas algo así como unas desaforadas ganas de decir algo, lo que sea, a ser posible en sentido negativo?
Suerte que me pillas de buenas y como mucho s me ocurren respuestas SPH.
Pues cuando yo me muera quiero muchas misas, pero que al menos una sea concelebradísima para ir dando ambientación a mi Positio super Virtutibus.
Ya desfrunzo el ceño, ya... :)
Al fin de cuentas, no se saca sin razón y no se guarda sin honor. A veces es suficiente mostrar la vaina.
La bibliografía no es considerada como amenaza por esta humilde mujer, bien al contrario, como le consta al páter y debería atestiguar que en efecto le consta, la sola mención de bibliografía es todo un señuelo o cebo de anzuelo seguro para captar el interés de esta pobre alma. Nada interesante de cuanto se habla en este blog me es ajeno y de todo ello no he parado de recopilar, adquirir y leer cuanto interesasante se me ha recomendado.
Ahora bien, repárese en que halo de temas interesantes... Así, de entrada, la bibliografía ultra-trad no me lo parece, o no tanto como para emplear mi escaso tiempo en vituperios de misas concelebradas.
No es, pues, arte de magia, sino temblor justificado.
Desenvaina, pues, luis, y no amagues, que la sciencia no embota el fierro de la lanza nin face floxa la espada en manos del cauallero ; ¿o sí?
Que las damas en el terreno de las letras nos batimos con ventaja, pues no combagtinos el fierro con el fierro. Sabe bien Evagrio de qué armas nos valemos si la lid se pone difícil.
Ah, se me olvidaba, no obstante, volverTE a fruncir el ceño.
òó grrrr
Te quedarás sin bibliografía, por esta vez
Lo bueno es haberle leído, de nuevo, un "jajaja". :)
(De paso, ya me podía arreglar las cursivas de arriba, que as he cerrado mal)
Pero cusetiones litúrgicas JAMÁS. Prometo solemnemente, con toda la solemnidad de Scarlett O´Hara, que jamás leeré libros sobre liturgia y menos aún sobre controversisas litúrgicas; y aú menos contra las misas concelebradas... Ya sueño con mis exequias, tanto cardenal dirigiéndose el templo con capa magna, el olor al incienso, el coro envolviendo y abrigando los corazones de los fieles y el Papa concelebrando con todo el colegio cardenalicio por esta pobre y humilde SD. Ay... se me saltan las lágrmas de la semoción.
Ya sabes que en cuestiones litúrgicas no entro en peleas
Pero, lejano o no el día de mi tránsito, dejaré dicho (aprovecho ya a decirlo a toda la parroquia virtual) que quiero unas exequias bien lucidas.
¿Y una procesión de penitentes flagelantes con todos los que alguna vez me llevaron la contraria en Infocat?
No sé, me ha venido esa hermosa imagen a la cabeza...
Venga, a dormir los de nuestro huso horario, que no son horas y acabamos con excesos en la perspectiva SPH.
Regreso a mis profundas lecturas SPAE.
Dejar un comentario