El riesgo de la heterojustificación
Lo “hetero-” es lo otro, lo desigual, lo diferente. Lo “heterogéneo”, por ejemplo, es lo compuesto de partes de diversa naturaleza. El diálogo nos lleva a prestar atención al otro, a lo otro: a quien piensa de modo diferente, a quien parte de principios diversos, a quien concibe la vida desde perspectivas que no son las nuestras.
No está mal este hacerse cargo del otro. A veces, incluso, el “otro” no está fuera, sino dentro de nosotros. Un hombre pacífico puede albergar, en algún rincón de su alma, una porción de genio, un reducto de mal carácter, un residuo innominado de furia o de ira. También un creyente puede, si bucea dentro de sí mismo, descubrir alguna trinchera en la que, agazapado, se empeña en resistir un pequeño ateo.
Creer, en definitiva, consiste en buscar la unidad, la síntesis, la composición de un todo por la reunión de sus partes. La Iglesia es Una. Y es Católica. Sin que ambas propiedades resulten contradictorias entre sí. Superar la ruptura, la disociación interior, la incoherencia es un reto noble que se presenta a todo hombre y, por consiguiente, a todo cristiano.
Cuando uno se aproxima al pensamiento de algunos cristianos, ilustres por sus conocimientos, por sus publicaciones, por su excelente bagaje intelectual, surge a veces la duda de si esa unificación, de si esa coherencia, se ha logrado del todo. Parecería como si, en algunos casos, se mantuviese una especie de doble personalidad. Como si, en el fondo, una sospecha acerca de la racionabilidad de la propia fe, y de la visión del mundo que de ella se deriva, obligase a apuntalar el propio edificio intelectual en cimientos ajenos, aparentemente con mayores visos de verdad según los criterios más ampliamente admitidos en las academias del mundo.
La fe, y la cosmovisión que se obtiene a partir de ella, no puede tener un cimiento más estable que la Palabra de Dios, que su revelación; en suma, que Dios mismo. Es Dios quien nos ha creado dotados de razón y es Él, también, quien nos llama a creer. El riesgo de la “heterojustificación” consiste en pedir el auxilio de una “razón” completamente ajena a la fe; algo así como si suplicásemos al “otro” que diese cuenta de lo nuestro, cayendo en una especie de complejo de inferioridad por ser lo que somos y por no ser lo que no somos.
Además, si renunciamos a lo propio, ¿qué podremos ofrecer a los otros? ¿Un eco cansino, vago, difuso, de lo que ya dicen? ¿Acaso no espera el “otro” que también nosotros mantengamos nuestra alteridad? Jesús ya advertía que “si la sal se vuelve sosa, ¿con qué se salará?”. Sólo siendo cristianos podremos, en cuanto tales, aportar algo al mundo. Sin esa especificidad, no contribuiremos en nada.
Guillermo Juan Morado.
23 comentarios
Dé ejemplos, please.
Estoy convencido de que los lectores de dicho blog encontrarán buena parte de las enseñanzas del budismo pero apenas una que pueda identificarse ya no con el catolicismo sino con el cristianismo de cualquier signo.
Pues de eso habla el padre Guillermo. Un sector de la Iglesia, que incomprensiblemente sigue dentro de la misma, reniega de su fe, se avergüenza de su fe, quiere convertir su fe en otra cosa. Y para ello se echan en manos de un sincretismo patético que ni siquiera es capaz de ofrecer algo genuino que pueda llevar a la creación de otra religión. Su esterilidad espiritual es semejante a la intelectual. Llenan de palabras huecas su falta de fe, su falta de nervio cristiano. Son olas espumosas que al llegar a la orilla desaparecen y no dejan nada.
Es como un complejo de inferioridad, ¿no? una debilidad de la fe, ese acudir a la Ortodoxia dominante, a la sanción legitimadora del Panóptico Moderno Foucaultiano porque el Otro ya está tan debilitado que no tiene fuerza... respeto humano lo llamaban en el preconcilio.
No está mal reconocer la heterogeneidad y dialogar con ella. También las gárgolas y los demonios tienen lugar en las catedrales, la tierra se sostiene sobre el Infierno, los demonios creen y tiemblan. Como dice vuestro compatriota Machado, "converso con el otro/que siempre va conmigo/quien habla solo espera/hablar con Dios un día".
La clave es la reducción a la unidad de esas contradicciones, que sólo se puede hacer en la fe, dinámicamente, en cierto modo dialécticamente. La Ortodoxia, como la Salud del cuerpo, es un difícil equilibrio dinámico por el cual se reduce a la Unidad de la fe principios aparentemente contradictorios. Y como en la salud del cuerpo los virus, en la fe las dudas y las contradicciones, el ateo interior, sirve para activar el sistema inmunológico, no para destruir el cuerpo (la metáfora tan buena no es mía, obvio, es de Ronald Knox).
Buen post. Hace pensar.
Ulises, en su viaje de regreso a Ítaca, navega con sus hombres y se encuentra con las sirenas, seres muy peligrosos que con sus cantos pretenden atraer a los navegantes para llevarles a la perdición. Ulises ordena a sus hombres que se tapen los oídos con cera, y él se ata a un mástil, para oír el canto y no dejarse llevar por el hipnotizador sonido. Pero Orfeo, un gran músico, le dice a Ulises:
-Yo no me voy a atar ni voy a taparme los oídos.
Y con su propia música atrae a las sirenas, que se lanzan contra el casco del barco, y mueren a consecuencia del golpe que se dan.
El cristiano no puede vivir de espaldas a la realidad y a la cultura actual (taparse los oídos), pues está llamado a ser sal en esa realidad. A ser luz en este mundo en crisis de valores y falto de creencias. Y a ser fermento de una sociedad nueva, que anticipe el Reino.
Tampoco puede atarse al timón o al mástil. No se trata de estar reprimido, deseando ser como el resto del mundo, y manteniendo "a la fuerza" una moral y una conducta y unas creencias.
Debe, con su propia música, una música superior, vencer la resistencia del mundo actual.
Ya sé que no es gran cosa lo que me ha sugerido el post, tan denso en conceptos. Pero me gustó la parábola y por eso la comparto con los amigos de "casa Guillermo", como diría Yolanda, a la que echo de menos hoy.
Temo que estará con su padre enfermo.
Buen día para rezar la vida de los que no tienen casa, ni familia, ni patria, ni nombre, porque no les han dejado nacer, y también por los lectores, comentaristas, bloggers, apologetas, y por la familia de nuestra Yolanda, que con su sensatez y perspicacia hace que llevemos dentro, como dice luis, "una pequeña Yolanda dentro".
Saludos.
Me conmueves y te agradezco tus palabras de corazón. Auqnue me avergüenza un poco. :)
Sí, he estado con mi padre horas y horas
Van mal las cosas.
Le amputarán la pierna el lunes: han fracasadoe n todos sus intentos de los últimos días. El dolor no se controla y la pierna ha clauicado.
Rezad.
Magnífico post. De los que me gustan al máximo. De lsoq ue em mantienen dentro de la Iglesia cuando me vienen mis enfados o mis dudas.
Estupendo el comentario de Tineo. Todos los ánimos del mundo para Yolanda.
"Creer, en definitiva, consiste en buscar la unidad, la síntesis, la composición de un todo por la reunión de sus partes. La Iglesia es Una. Y es Católica. Sin que ambas propiedades resulten contradictorias entre sí. Superar la ruptura, la disociación interior, la incoherencia es un reto noble que se presenta a todo hombre y, por consiguiente, a todo cristiano."
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¡Y tanto que es un reto! Superar la disociación interior, és uno de los mayores retos que tenemos los cristianos. Nos ha tocado vivir un siglo donde todo se cuestiona y nada tiene valor absoluto, sino relativo. Pero también pienso que, aún siendo más dificil, y por eso mismo, es más gratificante cuando se consigue "ser la sal".
La parábola de Tineo es fantástica: Más Orfeos se necesitan pero, para llegar a serlo, se requiere una solidez basada en la fe, una seguridad en el mensaje que se transmite inquebrantable y, esto, es otro gran reto.
Coincido con luis. Siempre hacen reflexionar los post del Padre Guillermo. Siempre.
Yolanda: la señora más "brava" de todo el blog (con cariño). Mis oraciones y mis mejores deseos para tu padre y para que mantengas esa fuerza mental con la que nos obsequias a todos los que nos reunimos por este blog.
Siento no poder compartir más tiempo esta noche, cansado por no dormir, pero estoy en Madrid, feliz y preparado para el gran día de mañana, que con la ayuda de Dios, también espero hará reflexionar sobre la importancia de proteger la Vida a más de un español. Eso significaría que la levadura crece y que nos convertimos en mas "Orfeos".
Bendiciones
En serio, tu entusiasmo se contagia. Da gusto con gente tan sana y buena como la que se encuentra por aquí.
Y gracias.
Y a todos, debo aclarar que la parábola no es mía, ni mucho menos. Se la escuché a D. Raúl Berzosa, mi Obispo Auxiliar (ahora administrador diocesano). Un Pastor genial. Mañana os pongo unos enlaces de youtube suyos.
Seguid siendo buenos. Hasta mañana.
http://www.youtube.com/watch?v=yFv5x2Q4AFU
Es la primera parte de seis. Pero por el hilo se sacan las restantes, si os interesa la primera. A mí me gusta mucho la forma de comunicar de D. Raúl. ¡Y además es mi Obispo!
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