Abusos y homosexualidad en el clero
Recientemente el Card. Blaise Cupich ha reconocido que el 80 % de las víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes católicos en el informe de Pennsylvania son varones y que eso es un dato que se debe tener en cuenta, pero ha negado que la homosexualidad sea un factor importante en la crisis de abusos sexuales realizados por el clero.
Dice el Cardenal (traducción nuestra):
“Creo que es importante admitir el hecho y reconocer el hecho de lo que dijo en términos del porcentaje de abuso que involucra a hombres en el abuso sexual masculino. Eso es importante. Creo que hay que reconocerlo. Al mismo tiempo, a medida que las organizaciones profesionales estudiaron las causas y los contextos, como la Escuela de Justicia Criminal John Jay y también el informe de la Comisión Real en Australia, indicaron que la homosexualidad en sí misma no es una causa. Sin embargo, es una cuestión de oportunidad y también de mala capacitación por parte de las personas.”
Para tratar de arrojar un poco de luz sobre esta cuestión traducimos una parte del informe del Dr. Paul Sullins, del Ruth Institute, de la Catholic University of America.
El original se puede encontrar en esta dirección:
http://www.ruthinstitute.org/clergy-sex-abuse-statistical-analysis
Hemos alterado un poco la distribución en párrafos para una mayor claridad. Todos los resaltados en negrita son nuestros.
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“(…)
El presente informe se basa en cuatro fuentes de datos principales:
1) Un censo exhaustivo de denuncias de abuso sexual que involucra a menores contra el clero católico desde 1950, recopilado en 2002 por el Colegio de Justicia Criminal John Jay ("Datos de JJR"). Como ya se señaló, esta recopilación de datos fue encargada por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) como parte de un esfuerzo por aumentar la seguridad de los niños en entornos católicos, que se expresó en la Carta de Protección de Niños y Jóvenes Adultos de 2002 (“Carta” o “Carta de Dallas “). El presente estudio examina los datos sobre las víctimas, que formaban parte de un gran conjunto de pruebas recopiladas también sobre perpetradores, entornos institucionales y perfiles psicológicos, que se convirtieron en la base de dos informes completos publicados por el equipo de investigación en John Jay College en 2004 y 2011, sobre el alcance ("JJR1, es decir” Informe John Jay 1”) y las causas (“JJR2”) del abuso sexual de menores por parte del clero católico en los Estados Unidos. Todas las diócesis en los Estados Unidos debían presentar sus registros. Por lo tanto, los datos son muy completos, pero el hecho de que los datos combinados desidentifiquen tanto a la diócesis como al perpetrador limita su utilidad. El archivo contiene información sobre 10,667 casos de presunta victimización por 4,262 perpetradores desde 1950 hasta 2002. El número promedio de víctimas fue de 2.5, con un rango de 1 a 159. Ciento cuarenta sacerdotes (3.3% de todos los abusadores) abusaron de diez o más víctimas cada uno, contabilizando todos juntos 2,710 víctimas, o el 25.4% del total de víctimas.
2) Informes de auditoría sobre las denuncias de abuso sexual o conducta indebida recopilada anualmente por la USCCB desde 2004. Como parte de la auditoría del progreso en la implementación de la Carta, cada informe anual incluye los resultados de una encuesta de seguimiento sobre las nuevas denuncias recopiladas por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado (CARA). A lo largo de 2017, las nuevas denuncias totalizaron 4.465 ("Informes de auditoría"); la mayoría de las nuevas denuncias reportaron abusos pasados. El presente estudio hace uso de los informes y cuadros publicados; no tuve acceso a los datos originales.
3) El informe mencionado de un gran jurado estatal en Pensilvania sobre acusaciones de abuso sexual contra sacerdotes católicos en 6 diócesis en Pensilvania ("Datos de GJR”). El informe de 1,233 páginas incluyó una lista de 564 páginas que detallaban 924 incidentes de abuso por 263 sacerdotes desde 1924 hasta 2016. Al igual que con los datos de JJR, un incidente puede incluir múltiples víctimas o múltiples casos de abuso de una sola víctima. El número de víctimas por perpetrador fue de 3.5, el promedio desde 1 hasta 27. Dieciséis sacerdotes (6,1% del total de perpetradores) abusaron de diez o más víctimas cada uno, sumando 275 víctimas, o el 30% del total de víctimas. A diferencia de los datos de JJR y los informes de auditoría, los datos de GJR también incluían denuncias de conducta sexual inapropiada con adultos, que representaban el ocho por ciento del total de denuncias, así como la identidad de los perpetradores y las diócesis.
4) Una encuesta de sacerdotes católicos realizada en 2002 por el periódico Los Angeles Times ("LA Times Data"). Impulsado por el escándalo de las revelaciones de abuso, en ese momento, el LA Times solicitó a una muestra aleatoria estratificada de 1854 sacerdotes católicos un conjunto completo de preguntas sobre temas pertinentes. La metodología de la encuesta, los resultados principales y los principales hallazgos fueron publicados en 2003 por LA Times, y fueron discutidos ampliamente en libros sobre sacerdotes católicos de Andrew Greeley y Dean Hoge. Además de utilizar la distribución de edad y año de ordenación para determinar la edad al examinar las tendencias en el abuso, el presente estudio utiliza dos preguntas fundamentales de la encuesta: la orientación sexual y la presencia de subculturas homosexuales en el seminario.
El elemento de orientación sexual utilizó una escala de Kinsey modificada, con solo cinco en lugar de las siete categorías de respuesta originales de Kinsey. La pregunta dice: “Algunas personas se consideran a sí mismas como heterosexuales en su orientación, mientras que otras se consideran a sí mismas como homosexuales en su orientación y otras sienten que su orientación sexual se encuentra en algún punto intermedio. ¿Y tú? Las posibles respuestas fueron: “Orientación heterosexual"; “En algún punto intermedio, pero más en el lado heterosexual"; “Completamente en el medio"; “En algún punto intermedio, pero más en el lado homosexual"; y “Orientación homosexual”. Los sacerdotes que respondían con las dos últimas respuestas se clasificaron como homosexuales para este análisis; el 15.2% de los sacerdotes que respondieron reportaron una orientación homosexual.
La encuesta de LA Times también preguntó: “En el seminario al que asististe, ¿existía una subcultura homosexual en ese momento?” Las posibles respuestas fueron “Definitivamente", “Probablemente", “Probablemente no” y “Definitivamente no". Las dos primeras respuestas se combinaron para indicar una respuesta afirmativa ("Sí"). Un cuarto (26.6%) de los sacerdotes en general respondieron que sí, aumentando al 53% de los sacerdotes ordenados más recientemente (en los últimos 20 años).
Una encuesta concurrente realizada por Dean Hoge de The Catholic University of America arrojó un 55% de respuestas “Sí” entre los sacerdotes ordenados más recientemente a idéntica pregunta.
El presente análisis también utiliza la distribución de edad y año de ordenación para controlar la edad al examinar las tendencias de abuso. La edad promedio en la ordenación de los sacerdotes católicos, y por lo tanto la edad promedio en general, ha aumentado significativamente durante el siglo XX. En LA Times Data, la edad de la ordenación aumentó en casi una década durante el período de este estudio, de 25.6 en 1941-1945 a 36.4 en 1996-2000. Es importante ajustar la edad en aumento durante el período para aislar cualquier efecto de los sacerdotes o subculturas homosexuales. Sin un ajuste de este tipo, si los sacerdotes mayores tenían menos probabilidades (o más) de abusar de menores, podría parecer que el abuso se había reducido (o aumentado) debido a sacerdotes homosexuales u otras tendencias cuando, de hecho, el cambio simplemente reflejaba una población de sacerdotes que envejecía.
(…)
¿El abuso del clero católico está relacionado con los sacerdotes homosexuales?
La característica más sorprendente del mal comportamiento sexual por parte del clero católico no es que sea más común que en instituciones o comunidades similares – más bien, desde muchos puntos de vista, es sustancialmente menor. Lo que es notable es que la gran mayoría de las víctimas son hombres. En la mayoría de los entornos, las víctimas de agresión sexual masculina son generalmente mujeres, pero en las parroquias y escuelas católicas de los Estados Unidos durante los últimos 70 años, las víctimas de agresión sexual por parte de sacerdotes católicos varones han sido abrumadoramente masculinas.
Tanto en los datos de JJR como en los de GJR, los hombres y las mujeres fueron victimizados en números aproximadamente iguales solo en la pequeña proporción de abuso que tuvieron los niños prepúberes menores de 8 años (5.0% del abuso total en GJR, 5.9% en JJR). Del 95% restante de los abusos que tuvieron lugar con menores de 8 a 17 años, la gran mayoría de los incidentes (83% en GJR, 82% en JJR) consistió en abuso de hombre a hombre.
Informes de abusos sexuales menores similares en Alemania también informan que las víctimas de sacerdotes católicos eran hasta un 90% hombres, pero las víctimas de perpetradores masculinos en entornos protestantes o no religiosos eran solo alrededor de la mitad (46-49%) hombres.
La sorprendente diferencia parece sugerir, a primera vista, que los abusadores católicos prefieren a los varones como objetos sexuales, o dicho de otra manera, el abuso sexual infantil entre el clero católico es en gran parte perpetrado por sacerdotes homosexuales, no heterosexuales.
JJR2 rechazó esta idea principalmente porque, como lo entendieron los autores, el aumento en los incidentes de maltrato entre hombres no estuvo asociado con un aumento de los sacerdotes homosexuales.
En sus palabras, la hipótesis de que “un aumento en los hombres homosexuales en el sacerdocio conducirá a un aumento en el abuso de los niños” no fue cierta porque el aumento en “hombres homosexuales en los seminarios en la década de 1980… no corresponde a una aumento en el número de niños que fueron maltratados “.
La tesis de este argumento, de que más hombres homosexuales llevaría a un mayor abuso de hombres contra hombres, es plausible, pero la evidencia que los autores citan para refutarla no lo es. De hecho, como reconocieron, optaron por no examinar ningún dato sobre “la identidad sexual de los sacerdotes y cómo cambió con los años", sino que se basaron en informes públicos sobre el aumento de la actividad homosexual en los seminarios católicos.
Los informes de actividad homosexual en el seminario en la década de 1980 no son un indicador verosímil de la concentración de hombres homosexuales en el sacerdocio católico por dos razones.
Primero, como reconocen los autores de JJR2, no podían saber “si la expresión abierta de la identidad sexual en los seminarios en [la década de 1980] apoya la tesis de que más hombres ingresaban al seminario entendiéndose a sí mismos como homosexuales, en lugar de ser más propensos a revelarse como homosexuales que en décadas anteriores”.
Sin embargo, este punto no es neutral, sino que pesa en contra de la validez de su indicador. Es bien sabido que las personas en muchos entornos comenzaron a “revelar” su homosexualidad durante la década de 1980, a medida que el estigma social contra las personas homosexuales comenzaba a disminuir. Al igual que la ola de personas que “salieron del armario” no significó un aumento real en las personas homosexuales, sino que simplemente aumentó la divulgación pública de esta característica personal por parte de personas que hasta entonces habían permanecido más ocultas, del mismo modo es improbable inferir - como lo requiere la lógica de JJR2— que la proporción de seminaristas o sacerdotes que “salieron” como homosexuales durante ese tiempo necesariamente correspondió a un aumento equivalente de sacerdotes homosexuales.
En segundo lugar, el análisis de JJR2 confunde la homosexualidad de los ordenados y los seminaristas con la de todos los sacerdotes, pero las dos medidas no son en absoluto las mismas. Dado que una clase de ordenación agrega solo unos pocos cientos de hombres, a lo sumo, a una población ya existente de decenas de miles de sacerdotes, sacar conclusiones sobre las características de todos los sacerdotes de la pequeña fracción de sacerdotes recién ordenados puede ser altamente engañoso, y por lo tanto inadecuado como medida.
En 1980, por ejemplo, había 58,398 sacerdotes, de los cuales 593, o aproximadamente el 1%, fueron ordenados ese año. Incluso si la clase de ordenación hubiera sido 100% homosexual - lo que en el análisis de JJR2 representaría una gran afluencia de sacerdotes homosexuales - aumentaría la concentración homosexual de todo el sacerdocio estadounidense solo en un 1%. Incluso si se midiera con mucha precisión, la homosexualidad del 1% de los sacerdotes recién ordenados no puede decirnos nada sobre la homosexualidad del 99% restante de los sacerdotes ya ordenados.
En esta sección, examino la hipótesis propuesta por los autores de JJR2, utilizando los datos disponibles sobre la proporción de sacerdotes católicos que informan sobre una orientación homosexual. A partir de los datos del 2002 del “Los Ángeles Times”, podemos estimar la proporción de sacerdotes ordenados en o antes de cualquier año dado que informaron sobre una orientación homosexual. Los resultados se muestran en la gráfica 7.
GRÁFICA 7.
Las barras rosadas muestran el porcentaje de homosexuales entre los hombres ordenados durante cada período de 5 años ; las barras rojas muestran el porcentaje de homosexuales de todos los hombres ordenados antes de (e incluyendo) ese período.
En 1950, solo el 2 por ciento de los sacerdotes católicos eran homosexuales, una proporción a la par con la población general, aproximadamente el 1-2% de la cual experimenta atracción homosexual. Pero en la década posterior a la Segunda Guerra Mundial, los hombres homosexuales comenzaron a ingresar al sacerdocio en porcentajes muy por encima de su proporción en la población, y el sacerdocio católico reflejaba cada vez más una concentración de hombres homosexuales. De 1965 a 1995, un promedio de al menos 1 de cada 5 sacerdotes ordenados anualmente era homosexual, una concentración que llevó a la proporción general de hombres homosexuales en el sacerdocio a un 16%, o uno de cada seis sacerdotes, a fines de los años noventa. En esta concentración, la proporción de sacerdotes católicos que eran homosexuales era aproximadamente diez veces mayor que la de la población masculina en general.
Es posible, por supuesto, que la actividad homosexual del seminario tenga su propio efecto independiente sobre el abuso de los niños, aparte de la proporción general de sacerdotes homosexuales. El conocimiento o la tolerancia de dicha actividad, por ejemplo, puede haber alentado a los posibles abusadores a ser más activos, además del efecto de la proporción de hombres homosexuales en el clero.
A medida que los hombres homosexuales se volvieron más abiertos sobre la sexualidad en la década de 1980, la creciente concentración de hombres homosexuales en el sacerdocio católico estuvo acompañada por la formación, en diócesis y particularmente en seminarios, de distintas “subculturas homosexuales”. La frase fue acuñada por Donald Cozzens, un prominente rector del seminario, en un libro del 2000, para describir una subcultura exclusiva o camarilla de hombres homosexuales “que interactúan continuamente entre sí y rara vez con extraños, y que desarrollan experiencias, entendimientos y significados compartidos". Según Cozzens, tales camarillas se habían vuelto tan generalizadas, incluso entre los profesores del seminario, que habían llegado a dominar la vida social y comunitaria de los seminarios. Las preocupaciones de Cozzens se hicieron eco de las del psicoanalista A.W. Richard Sipe, quien argumentó que un cambio de la estructura de la vida en un seminario altamente regulado que comenzó a principios de la década de 1970, llevó al desarrollo de organizaciones homosociales en algunos seminarios que fomentaban las “relaciones con “objetos sexuales” en el comportamiento homoerótico generalizado.
El sociólogo Dean Hoge y Jacqueline Wenger, al informar sobre encuestas, entrevistas y grupos focales con sacerdotes católicos en 2003, confirmaron que “muchos sacerdotes reconocen la existencia de subculturas homosexuales” en sus seminarios y diócesis, y que tales grupos eran sexualmente activos entre sí, no célibes. Resumiendo sus hallazgos, informaron: “La mayoría de los problemas con las subculturas homosexuales ocurren en el seminario. “Algunos sacerdotes expresaron su preocupación por la promiscuidad, una actitud depredadora hacia los jóvenes seminaristas y la falta de voluntad para abordar estos problemas por parte de los profesores del seminario“.
La gráfica 8 muestra el crecimiento de las subculturas homosexuales de seminario desde 1940 hasta 1999, según se informa en el LA Times Data.
GRÁFICA 8
La tendencia muestra que, si bien las subculturas homosexuales crecieron rápidamente durante los años 60 y 70, han estado presentes en la vida del seminario al menos desde la Segunda Guerra Mundial. Más de la mitad de los sacerdotes ordenados en los años 80 y principios de los 90 informaron la presencia de una subcultura homosexual en su seminario, pero al menos el diez por ciento de los sacerdotes ordenados desde 1945 reconocieron la existencia de algo así en su seminario.
Asociación estadística de abusos con sacerdotes homosexuales y subculturas.
La consideración de JJR2 de la hipótesis del sacerdote homosexual infiere una tendencia temporal, examinando si un aumento en los sacerdotes homosexuales acompañó o precedió un aumento en la incidencia de abuso a lo largo del tiempo. Las figuras 9 y 10 presentan los datos para examinar la cuestión relativa a ese razonamiento.
La gráfica 9 muestra la incidencia de abusos alegados para el momento con el porcentaje de sacerdotes homosexuales por un período de 5 años desde 1950-1999.
GRÁFICA 9.
Ambas tendencias comenzaron poco a poco en la década de 1950 y aumentaron hasta fines de la década de 1980, antes de que el porcentaje de sacerdotes homosexuales disminuyera y la incidencia de abuso comenzara a disminuir. Es fácil ver que las líneas de regresión que resumen ambas tendencias son muy similares. La correlación entre ellos es .90, lo que indica una asociación positiva extremadamente fuerte.
La gráfica 10 muestra una comparación similar de la incidencia de abuso con las subculturas homosexuales. Para estas dos tendencias, las líneas de regresión son casi indistinguibles; en una correlación de .96, existe una asociación casi perfecta entre ellos.
GRÁFICA 10.
Las correlaciones sorprendentemente fuertes que se muestran en las Figuras 9 y 10 proporcionan evidencia sólida y directa, según la lógica establecida en JJR2, de que el abuso de niños por parte de sacerdotes católicos está fuertemente asociado tanto con la proporción de hombres homosexuales en el sacerdocio como con la prevalencia de Subculturas homosexuales en los seminarios católicos.
Estas comparaciones no abordan la hipótesis de manera definitiva, sin embargo, por varias razones. Primero, JJR2 planteó la hipótesis de que, si los sacerdotes homosexuales eran una causa o un factor en el abuso, el aumento de hombres homosexuales en el sacerdocio llevaría a un mayor abuso de niños en lugar de niñas, no necesariamente a un mayor abuso en general.
En segundo lugar, los datos mostrados en Figuras 8 y 9 colapsan la variación de año en año en categorías de 5 años, lo que puede hacer que la asociación entre sacerdotes homosexuales y el abuso parezca más fuerte de lo que es.
Tercero, las Figuras 8 y 9 muestran la asociación entre las tendencias cronológicas en ambas variables, no la asociación directa entre las variables. Eliminar la imposición de una tendencia de tiempo en las variables puede revelar una asociación mucho menor entre ellas.
Cuarto y finalmente, la asociación bivariada entre las dos variables en cada figura no tiene en cuenta otros factores que pueden haber influido en el aumento del abuso, que puede disminuir o eliminar el efecto aparente del aumento en los sacerdotes homosexuales. Quizás lo más importante es que no nos dice cuál de estas dos asociaciones fuertes, sacerdotes y subculturas homosexuales, fue más importante para la incidencia de abuso, y si solo una de ellas sin la otra hubiera resultado en una mayor incidencia de abuso.
Los análisis presentados en la Tabla 1 abordan todas estas preocupaciones, en la medida en que se puede hacer con la evidencia disponible. La tabla presenta modelos de regresión multivariable que predicen la incidencia de abuso no solo del porcentaje de sacerdotes homosexuales sino también de la presencia de una subcultura homosexual en el seminario.
TABLA 1.
La Tabla 1 presenta los mismos dos modelos para cada uno de los cuatro resultados: el porcentaje de todas las víctimas que fueron hombres; el porcentaje de víctimas menores de 8 años que eran hombres; la incidencia del abuso de niños solamente; y la incidencia de todo abuso. Este último resultado es el mismo que se examinó en las Figuras 9 y 10.
Para cada resultado, el Modelo 1 muestra el efecto del porcentaje de sacerdotes homosexuales y el Modelo 2 el efecto combinado de los sacerdotes homosexuales y las subculturas homosexuales de seminario, después de ajustar ambos modelos para la edad de la ordenación por año. La tabla muestra los coeficientes de regresión estandarizados que, como coeficientes de correlación, varían de -1 a 1, donde 1 indica una asociación positiva perfecta, -1 indica una asociación negativa perfecta y 0 indica que no hay asociación.
El primer panel en la Tabla 1 presenta modelos que predicen el porcentaje de víctimas que fueron hombres. Este resultado aborda directamente la hipótesis de JJR2 con respecto a la asociación de más víctimas masculinas, en lugar de víctimas femeninas, con el aumento de sacerdotes homosexuales. En el Modelo 1, la correlación ajustada de las víctimas masculinas con la concentración de sacerdotes homosexuales, en .98, es casi perfecta y es la asociación más fuerte en la tabla. El modelo 2 muestra que la actividad actual de las subculturas de seminarios homosexuales no alienta a más víctimas masculinas, lo cual todavía está fuertemente determinado por la concentración homosexual del clero.
Estos hallazgos brindan un fuerte apoyo a la conclusión de que la alta proporción de víctimas masculinas en el abuso sexual del clero católico se debió a la alta proporción de hombres homosexuales entre el clero.
¿Oportunidad u orientación?
Los paneles segundo y tercero restringen el análisis, respectivamente, a las víctimas de delincuentes múltiples y pedófilos. JJR1 clasificó a la gran mayoría (72.3%) de los delincuentes múltiples como delincuentes “generalistas“, que abusaron de manera oportunista de un rango más amplio de víctimas, por edad, contexto y quizás tipo de abuso. La implicación ha sido que estos delincuentes múltiples, en su mayoría “generalistas", estaban menos enfocados en las víctimas masculinas. De hecho, los delincuentes múltiples abusaron de una proporción mayor de víctimas masculinas que los delinquieron una sola vez, y la proporción aumentó con un mayor número de víctimas. Ver la Tabla 2.
TABLA 2
La oportunidad puede haber funcionado de maneras complicadas, por supuesto, pero si los delincuentes múltiples fueron mejores aprovechando las oportunidades, preparando, cebando, y las otras formas descritas por JJR2, parecen haber usado sus habilidades para obtener acceso a más varones, no a menos.
El tercer panel restringe aún más el análisis, examinando solo a las víctimas menores de 8 años, aislando al pequeño grupo de abusadores que JJR2 clasificó como pedófilos clásicos o fijos, cuya principal atracción son los niños más pequeños, independientemente del género. Para este grupo de víctimas no hay posibilidad de acceso diferencial a varones. Ninguna de las víctimas en este grupo tenía la edad suficiente para ser servidores del altar o para tener alguna otra función específica de género en la Iglesia. Confirmando este punto, en los datos de GJR, que incluyen información sobre el contexto, el lugar de abuso más frecuente de las víctimas de este grupo etario fue la residencia de la víctima (23%), seguida de su escuela (17%); ninguno de los abusos en este grupo etario ocurrió en los terrenos de la Iglesia fuera de la residencia del perpetrador.
Como muestra el Modelo 1 de los paneles segundo y tercero, la preferencia por hombres propia de sacerdotes homosexuales, en .81 para todos los abusadores múltiples y en .77 para aquellos que abusaron de víctimas más jóvenes, fue más débil de lo que era en general, en .98., consistentemente con la tesis de que los abusadores múltiples y los pedófilos estaban más abiertos a abusar de ambos sexos. Sin embargo, aunque fueron menos selectivos de varones que los abusadores de una sola víctima o los abusadores de las víctimas de mayor edad, no fueron indiferentes al sexo de sus víctimas ni dejaron de estar afectados por la proporción de sacerdotes homosexuales. Las correlaciones de .81 y .77 todavía tendrían que ser caracterizadas como fuertes.
La cuestión de la oportunidad u homosexualidad no es necesariamente una cuestión mutuamente excluyente: ambos pueden ser operativos en cualquier caso o patrón de abuso de niños. Las correlaciones reducidas de los hombres homosexuales en el sacerdocio con la preferencia por las víctimas masculinas cuando el acceso diferencial a los hombres pueden (o no pueden) haberse reducido (como ocurre con delincuentes múltiples) o no existe (como ocurre con los pedófilos o las víctimas menores de 8 años) respecto de los casos en que pudo haber habido un acceso diferencial, sugiere fuertemente que el acceso diferencial a los hombres fue un factor, pero un factor menor, en el abuso desproporcionado de hombres por parte de los sacerdotes católicos.
Cuando los abusadores podían obtener varones más fácilmente, tendían a hacerlo, pero incluso cuando no podían, seguían prefiriendo a las víctimas masculinas, condicionadamente a una mayor proporción de hombres homosexuales en el sacerdocio. Como estimación aproximada, la relación de la diferencia entre el segundo y el tercer panel de correlaciones de la correlación general (.17-.21) con la correlación general en sí misma (.98) sugiere que un acceso más fácil a los hombres puede representar hasta una quinta parte de preferencia masculina entre todas las víctimas, con las otras cuatro quintas partes representadas por la orientación sexual del clero.
La oportunidad parece haber desempeñado un papel en el abuso de los hombres en lugar de las mujeres, pero no un papel suficiente para descartar el efecto de los sacerdotes homosexuales, que también desempeñó un papel independiente y mucho más importante.
Contrariamente a la insistencia de JJR2 en que el abuso de los hombres fue puramente situacional y oportunista, hay en los informes de JJR pruebas adicionales de que “los sacerdotes habrían estado buscando a hombres para abusar de ellos” en lugar de solamente a “las víctimas a las que tuvieron acceso". Aunque, como señalan, la actividad homosexual de principios de la década de 1980 en los seminarios no correspondió al pico del abuso, que ocurrió (por los informes retrospectivos) a mediados de la década de 1970, sí correspondió al pico de la preferencia por víctimas masculinas.
La gráfica 11 reproduce la Figura 5.2 de JJR2, que muestra la tendencia temporal de la proporción de víctimas masculinas y femeninas. La preferencia por las víctimas masculinas estuvo en su nivel más alto desde 1975 hasta 1984, precisamente cuando, según los informes, la actividad homosexual estaba en su apogeo en los seminarios católicos.
GRÁFICA 11
JJR2 argumenta además que el “aumento sustancial en el porcentaje de mujeres víctimas a fines de los años 1990 y 2000, cuando los sacerdotes tenían más acceso a ellas en la iglesia" también demuestra que los sacerdotes abusaron de más hombres antes porque tenían un acceso más fácil a ellos. Este argumento, sin embargo, ignora un cambio radical en la edad de las víctimas que tuvo lugar en los años 80 y 90, como se informa en otras partes de los informes de John Jay. JJR1 informó que el porcentaje de víctimas masculinas mayores, pero no mujeres, aumentó dramáticamente desde la década de 1980 hasta la década de 1990, a medida que disminuía la proporción de víctimas masculinas.
La gráfica 12 presenta los números, adaptados de JJR1 y JJR2.
GRÁFICA 12
A medida que la proporción general de víctimas masculinas disminuyó en la década de 1990, el porcentaje de víctimas masculinas mayores de 15 años aumentó dramáticamente. En la década de 1980, poco más de un tercio (36%) de las víctimas masculinas tenían más de 15 años, pero en la década de 1990, más de la mitad (55%) eran así de mayores. Esto es consistente con el efecto de la disminución del acceso a los varones más jóvenes, ya que más niñas se convirtieron en servidores del altar, pero también sugiere que los abusadores de niños respondieron a la presencia de menos niños jóvenes, principalmente recurriendo a niños mayores, no a víctimas femeninas. Una mirada más atenta a la disminución de la victimización por abuso por sexo de los años 1980 a 1990, como se muestra en la gráfica 13, apoya esta sugerencia.
GRÁFICA 13.
Si los abusadores fueran generalistas cuyo acceso a las víctimas masculinas se redujera y el acceso a las víctimas femeninas se incrementara en la década de 1990, esperaríamos ver una disminución en el abuso de niños para ser compensada por un aumento en el abuso de niñas. En cambio, el abuso de las niñas disminuyó al mismo tiempo que el abuso de los niños. Además, el número de víctimas masculinas disminuyó en mayor medida (77%) que el número de víctimas femeninas (43%), lo que indica que estas tendencias respondían a diferentes factores sociales e institucionales compatibles con estar relacionadas con distintas categorías de agresores.
En conjunto, los datos presentados en las Figuras 12 y 13 presentan una imagen de hombres que, cuando los niños más pequeños son reemplazados por niñas más jóvenes, prefieren a los niños mayores en lugar de las niñas más jóvenes como víctimas. Si bien los datos de JJR sugieren que este escenario es posible, incluso plausible, es necesario un estudio adicional que se centre en las características de los delincuentes para determinar qué tan probable y en qué medida puede haber ocurrido.
Sacerdotes homosexuales e incidencia de abusos.
Los paneles cuarto y quinto de la Tabla 1 pasan de la preferencia de género de la víctima a la incidencia de abuso, prediciendo respectivamente el número de víctimas masculinas y de todas las víctimas.
Al igual que con el porcentaje de víctimas masculinas, el número de víctimas masculinas y la incidencia del abuso en general estuvieron fuertemente asociados con el porcentaje de sacerdotes que eran homosexuales en el momento del abuso (ver Modelo 1 de cada panel).
Una proporción cada vez mayor de sacerdotes homosexuales no solo condujo al abuso más probable de los hombres en lugar de las mujeres, sino que también condujo a un abuso más general.
A diferencia de la preferencia por las víctimas masculinas, la incidencia de abuso se vio fuertemente afectada por la presencia de subculturas homosexuales de seminario en el año de abuso. Cuando se incluyeron las subculturas en el Modelo 2, el efecto de la concentración homosexual se redujo sustancialmente. Esto indica que una gran parte del efecto de la orientación homosexual sobre la incidencia de abuso puede explicarse por la influencia concurrente de las subculturas del seminario homosocial. Sin la influencia de las subculturas, una concentración de hombres homosexuales en el sacerdocio no habría conducido a un aumento tan grande en el abuso sexual menor como se demostró. Dado que sin una concentración de hombres homosexuales en los seminarios, las subculturas no podrían haber existido, este hallazgo confirma que el abuso fue perpetrado desproporcionadamente por sacerdotes que eran de orientación homosexual.
La gráfica 11b [le hemos agregado la “b” porque en el original hay dos gráficas 11, lo cual suponemos que es un error] muestra el efecto del aumento de la proporción de sacerdotes homosexuales en la incidencia del abuso sexual infantil, que ilustra los resultados del Modelo 2 en el cuarto panel de la Tabla 1.
GRÁFICA 11b.
Para mostrar el nivel de concentración, la proporción de hombres homosexuales en el sacerdocio se expresa como un múltiplo de la proporción de hombres homosexuales en la población general de EE. UU., que es aproximadamente el 1,8% según la medida más generosa. Una mayor concentración de sacerdotes homosexuales resulta en un aumento del abuso, pero el efecto no es lineal. Cada aumento del doble de la concentración de homosexuales en la población duplicó aproximadamente la incidencia de abuso hasta ocho, después de lo cual la concentración adicional no aumentó significativamente el abuso.
Dado que la cantidad promedio de incidentes por año en los datos de JJR fue de 17.4, podemos estimar que, si la proporción de sacerdotes homosexuales se hubiese mantenido en su nivel bajo de principios de la década de 1950 (3.2%; ver Figura 7), el abuso total se habría reducido aproximadamente un 85% de su nivel actual de 1950-2001. En términos de todos los abusos denunciados antes de 2001, un total de al menos 14,817 incidentes, esto representa un estimado de 12,594 niños, la mayoría de ellos varones, que se habrían salvado de la victimización sexual por sacerdotes católicos.
Conclusión
Sobre la cuestión de la homosexualidad del clero, los datos muestran que más hombres homosexuales en el sacerdocio se correlacionaron con más abusos generales y más niños abusados en comparación con las niñas. La asociación de estas tendencias fue extremadamente fuerte, con una correlación superior a .9.
El aumento de las subculturas homosexuales en el seminario explicó aproximadamente la mitad de la incidencia de abuso, pero no la preferencia por víctimas masculinas, lo que sugiere que el abuso de las víctimas masculinas fue perpetrado por abusadores homosexuales, quienes fueron alentados a abusar más de lo que habrían hecho de otro modo, por la presencia o actividad de las subculturas.
Después de tomar en cuenta la influencia de las subculturas del seminario, un aumento de la concentración de hombres homosexuales en un factor de dos en relación con el de la población general duplicó aproximadamente la incidencia de abuso.”
40 comentarios
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En realidad es el trabajo del Dr. Sullins el que hace muy pero muy difícil sostener lo que sostiene el Cardenal.
Saludos cordiales.
Mi humilde percepción, depende más de mi experiencia:
A. Un alumno a quien ayudé para ingresar al Seminario, cambió de sitio, se fue a una comunidad religiosa, hoy es Sacerdote. Aguna vez, se refirió a experiencias desagradables en el Seminario, como a Mala orientación de parte de directivos...
B. En las comunidades religiosas femeninas, se abrió el compás en cuanto a experiencias antes de la primera profesión, y es ahí donde la responsabilidad compartida entre el Noviciado, sus Maestras y las casas a donde las envían, no me parece que las favorece: Me correspondió recibir a dos novicias bien diferentes de quienes no quise responsabilizarme, pues me dije: La Maestra de Novicias, las conoce bien y sabrá qué hacer! Unos treinta años después... supe de su vida, y constaté que no había cambiado su manera de ser y descubrí que detrás de un título profesional como psicóloga, se escudaba para obrar... con tocamientos hacia las personas. Entonces, se lo confié a una de las personas que conocí más Prudentes, y me conocía; le abrí mi corazón, le dije lo que pensaba de ella y cómo ello me llevó en parte a salirme... Cada vez entiendo más el error que cometí no hablando a tiempo con la Maestra de Novicias, sobre lo que me parecía "malas inclinaciones"... por entonces.
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Es un poco complicado, sí, sobre todo en algunas partes, pero de todos modos el mensaje central parece claro, sobre todo en las gráficas 9 y 10.
Es cierto que sí, requiere un poco de atención y concentración.
En cuanto a si es mentira o no, me parece que el estudio expone adecuadamente la metodología que ha seguido y que ésta da la impresión de ser correcta. Obviamente que todos estos estudios son aproximativos, pero mientras nos aproximen a la verdad, todo bien.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
- ¿Cómo explica entonces que la homosexualidad en los laicos no arroja similares proporciones ni comportamientos?
¿Cómo idéntico factor puede ser "el que más incide en ello" para unos pero no para otros individuos, cuya única diferencia es la de profesar o no un ministerio religioso?
Algo más habrá, ¿no?
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Cunado ud. dice ahí "laicos" no queda claro si refiere a seglares católicos, o a no católicos o no creyentes.
En todo caso Ud. asume que el abuso por parte de homosexuales que son sacerdotes es mayor que el abuso realizado por homosexuales que no son sacerdotes. ¿En base a qué datos?
Podemos hacer algunos números para tener una idea global del asunto. Los datos son sacados de Internet y podrá haber obviamente cifras distintas según estimaciones distintas, pero para tener una idea pienso que sirven.
POBLACIÓN DE EE.UU.: 325.000.000
ADULTOS: 240.000.000; VARONES: 120.000.000 MUJERES: 120.000.000 (supongamos)
CATÓLICOS EN EE.UU.: 70.000.000
ADULTOS: 50.000.000 VARONES: 25.000.000 MUJERES: 25.000.000 (supongamos)
HOMOSEXUALES EN EE.UU.: 3,3 % = 8.000.000 VARONES: 4.000.000 (supongamos)
SACERDOTES EN EE.UU.: 45.000
PORCENTAJE DE SACERDOTES HOMOSEXUALES ACTUALMENTE: 16 % = 7.200
PORCENTAJE DE ABUSOS SEXUALES CON VÍCTIMAS MASCULINAS: 80 %
CANTIDAD DE ABUSOS SEXUALES A MENORES HOY EN EE.UU.: 63.000 por año, la mayoría entre los 12 y 17 años.
https://laopinion.com/2018/04/22/cifras-y-datos-sobre-la-agresion-sexual-en-estados-unidos/
Supongamos generosamente, para descontar el caso de los abusadores “generalistas” y la influencia de las oportunidades, que un 60 % de los abusos sexuales realizados por sacerdotes se debieron a sacerdotes que solamente abusaban de varones, lo cual nos acerca bastante a decir que son “homosexuales”.
Si con un 16 % de sacerdotes homosexuales tenemos un 60 % de abusos homosexuales en el total de abusos realizados por sacerdotes, con un 3,3 % de homosexuales en la población general cabe esperar un 12 % de abusos homosexuales en el total de abusos a menores en EE.UU., lo cual sería unos 7.500 abusos sexuales al año.
TOTAL DE ABUSOS POR SACERDOTES DENUNCIADOS DESDE 1924 HASTA 2001 (77 años): Unos 15.000, lo cual daría unos 194 por año.
Si mantenemos para todo ese período los datos anuales de abuso infantil arriba mencionados (lo cual es dudoso, pues parece lógico pensar que esa cifra haya ido aumentando en el pasado hasta llegar a lo que es hoy), tendríamos que el abuso sacerdotal de menores representa el 0,3 % del total de abusos a menores en EE.UU.
Mientras que las cifras arriba estimadas para el abuso sexual a menores realizado por homosexuales en general nos daría un porcentaje del 11 % de los abusos sexuales a menores en EE.UU.
Si aplicamos al total de abusos sacerdotales denunciados el criterio de que el 60 % se debe a sacerdotes homosexuales, tendríamos un total de 9.000 abusos, que repartidos en 77 años nos da 116 abusos por años, lo cual viene a ser un 0,18 % del total de abusos a menores en EE.UU..
Si a este 11 % le restamos entonces el 0,18 %, tendremos que el porcentaje anual de abusos sexuales a menores realizados por homosexuales no sacerdotes es del 10,8 %, o sea, unos 6.800 abusos anuales.
En esos 6.800 abusos sexuales anuales realizados por homosexuales no sacerdotes, si queremos discriminar los que son debidos a homosexuales católicos y no católicos, y asumiendo las peores expectativas acerca de la coherencia de los homosexuales católicos con su fe religiosa, suponiendo también que el porcentaje de católicos entre los varones adultos homosexuales es el mismo que el porcentaje de católicos entre los varones adultos en general, o sea, más o menos el 10 %, lo cual es asumir bastante, ya que estamos diciendo que el porcentaje de varones homosexuales entre los católicos es el mismo que entre la población en general, siendo así que la doctrina católica condena abiertamente los actos homosexuales, a diferencia de la opinión pública generalizada, tendríamos que unos 680 abusos de menores por año se deberían a varones homosexuales adultos católicos no sacerdotes, y el resto, o sea, unos 6.120 por año, a varones homosexuales adultos no católicos.
Con lo cual, finalmente, y siempre sobre la base de los datos y suposiciones mencionados, tendríamos que el abuso sexual de menores por sacerdotes homosexuales estaría en una relación de 1 a 6 con los abusos sexuales de menores realizados por varones adultos homosexuales católicos no sacerdotes, y en una relación de 1 a 54 con el abuso a menores realizado por varones adultos homosexuales no católicos.
Saludos cordiales.
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En cuanto a lo primero, sí, uno de los factores puede ser la búsqueda del celibato como forma de encubrir la propia homosexualidad.
No deja de ser interesante la posibilidad de, además, una infiltración deliberada. Bella Dodd, ex comunista norteamericana convertida al catolicismo, dijo que cuando estaba en el Partido hizo entrar a unos mil jóvenes, del Partido o simplemente de izquierda, en los seminarios, obviamente que no como parte de una campaña vocacional. Eso fue por los años 50, que es justamente cuando comienza a aumentar el porcentaje de sacerdotes homosexuales en EE.UU.
El vínculo podría estar en que una de las primeras agrupaciones defensoras de los derechos de los homosexuales en EE.UU., la "Matachine Society", de por aquella época justamente, fue fundada por miembros del Partido Comunista norteamericano.
La idea tiene un apoyo histórico que es el caso de los espías de Cambridge, durante la Segunda Guerra Mundial, que fue un grupo de homosexuales en la Universidad de Cambridge, utilizados por la KGB para espiar en la sociedad inglesa e incluso para infiltrarse en el servicio secreto inglés, el M16.
https://es.wikipedia.org/wiki/Los_cinco_de_Cambridge
La Wikipedia omite pudorosamente o por otro motivo la homosexualidad reinante en el grupo, pero ésta es clara por otras fuentes, por ejemplo:
https://www.quo.es/ser-humano/a403/el-circulo-de-cambridge/
En cuanto a si los homosexuales protagonizan violaciones, es claro que sí, aquí van algunos datos tomados medio al azar de Internet:
"• En un estudio de 162 hombres homosexuales y 111 lesbianas, 52% reportaron por lo menos un incidente de coacción sexual por compañeros del mismo sexo. Los hombres homosexuales experimentaron 1.6 incidentes por persona; en tanto que las lesbianas experimentaron 1.2 incidentes por persona.
• Los estudios realizados en los últimos veinte años sobre la violencia sexual lesbiana muestran un rango que va desde un nivel bajo de 5% a uno más alto de 57% de las personas que respondían que decían que habían sufrido un intento de acoso sexual o que habían padecido de uno que se había llevado a cabo de acoso o violación por otra mujer, y la mayoría de los estudios encontró tasas superiores al 30%.
• Los hombres que viven con compañeros íntimos hombres experimentan más violencia por parte del compañero íntimo que los hombres que viven con compañeras íntimas mujeres. 15% de los hombres que vivían con un hombre como pareja reportaron haber sido violados o agredidos o acechados por un cohabitante masculino."
https://s3.us-east-2.amazonaws.com/wcasa/old-website-resources/LGBT-PopulationsSA_InfoSheet-enEspanol-2003.pdf
Saludos cordiales.
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Te das cuenta de que con ese nombre el optimismo es obligatorio !!:)
Saludos cordiales.
¿Lo dice usted en serio? La relación entre la pedofilia, efebofilia y la homosexualidad es un hecho altamente conocido. Le recomiendo lea
"www.aciprensa.com/blog/la-pedofilia-y-la-homosexualidad-la-relacion-politicamente-incorrecta"
Un escalofriante fragmento:
"Basta recordar que la Asociación Internacional de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés) avaló durante cerca de 10 años una política a favor de la pedofilia, incluyendo entre sus miembros a organizaciones promotoras de la pedofilia, como Martijn y la Asociación Norteamericana por el Amor entre Hombres y Niños (NAMBLA)."
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Muchas gracias y saludos cordiales.
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Sin duda, eso también es gravísimo, pero no hay duda que tiene mayor incidencia el abuso a varones. Se trata de una diferencia numérica, no anatómica. Y es claro que eso se explica por la homosexualidad de los abusadores, como se dice en el "post".
Saludos cordiales.
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Gracioso pero un poco subido para el blog.
Saludos cordiales.
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Excepto que se arrepientan.
Saludos cordiales.
Transcribo a continuación un texto de su autoría, donde compara la pureza en que deben vivir los sacerdotes, con la inviolable virginidad que guardaron María Santísima y su Castísimo Esposo José:
"“¿Ignoras, acaso, que el Hijo de Dios de tal manera eligió la limpieza de la carne que ni siquiera se encarnó de la castidad conyugal, sino más bien de una fidelidad virginal?
Y para que no pareciese bastar que sólo sea virgen la Madre, es esta la fe de la Iglesia, que fuese virgen también quien representaba ser su padre.
Así, pues, si nuestro Redentor amó tanto la integridad de un floreciente pudor que no sólo naciese de un seno virginal, sino que también fuese cuidado por un padre nutricio virgen, y esto siendo todavía Niño en la cuna ¿por quiénes –pregunto- quiere que sea ahora tratado su Cuerpo, cuando reina, inmenso, en los cielos?
Si quería ser llevado en manos limpias al ser puesto en el pesebre, ¡cuánta limpieza quiere que rodee a su cuerpo ya sublimado en la Gloria paterna!”".
"SAN PEDRO DAMIAN, CONSIGUENOS DE DIOS, LA GRACIA DE QUE NUESTROS SACERDOTES Y OBISPOS SEAN VERDADERAMENTE SANTOS Y SEPAN CUMPLIR FIELMENTE SU CELIBATO"
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Así sea. Recordemos con todo que esa Asamblea la preside precisamente el Card. Cupich cuya opinión ponemos al comienzo del "post".
Saludos cordiales.
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Los errores de selección de postulantes dependen también de la mala formación previamente recibida, así como del hecho de que los seleccionadores, a veces, han sido previamente mal seleccionados, pues también son homosexuales.
Se dice que los miembros del "lobby" gay cuando entran a trabajar en una empresa tratan de que los pongan en la sección de "Personal", para desde ahí influir en la contratación de otros miembros de esos mismos grupos. Así es como se van infiltrando en los distintos ambientes.
Por otra parte, podemos imaginar la formación que se recibe en esos Seminarios que son centros de "subculturas homosexuales", como dice el Dr. Sullin.
Es innegable que en todo eso ha tenido una parte muy importante el "espíritu" (no los documentos) del Vaticano II, el cual "espíritu" tampoco hay que dar por descontado que no estuvo a su vez influenciado por esa presencia creciente de homosexuales entre las filas del clero, aunque ésta no sea obviamente toda la explicación de dicha ventosidad.
Saludos cordiales.
"Hace casi tres años, Church Militant realizó una entrevista en cámara con la notable Alice von Hildebrand, viuda del muy venerado Dietrich von Hildebrand. La entrevista no recibió mucha atención entonces, pero creemos que lo hará ahora.
Von Hildebrand compartió con nosotros la historia de Bella Dodd, una agente comunista en el Partido Comunista Americano de 1927–49. Dodd finalmente se convirtió a la fe católica bajo la dirección de Abp. Fulton Sheen y se hizo amiga de los von Hildebrand.
Aquí está lo que Alice nos dijo que Dodd le dijo a ella y a su esposo en 1965:
"Stalin, poco después de llegar al poder, ordenó a sus amigos que invadieran los seminarios católicos ... con hombres jóvenes que no tenían ni fe ni moral. Ahora ... los casos ideales: homosexuales. Obviamente, no supones que alguien ... bueno, es mucho más complicado tener una aventura con una mujer. Pero si eres homosexual, y entonces fue una misión trágica ... [Dodd] declaró públicamente, repito públicamente, que en el transcurso de los 20 años de actividades para los comunistas, reclutó a unos 1.100 jóvenes."
Agentes comunistas que eran homosexuales, sin fe ni moral, se sembraron en los seminarios de la Iglesia en las décadas de 1920 y 1930 explicaría muchas cosas. Y esa revelación de Dodd, de que ella fue la que realmente reclutó a estos hombres, 1.100 de ellos a lo largo de los años, comienza a completar muchas de las piezas de rompecabezas que faltan de lo que ha salido terriblemente mal.
Y para que conste, hay declaraciones juradas de varios testigos como prueba de que Dodd también les dijo estas cosas."
https://www.churchmilitant.com/news/article/news-episcopal-sodomy-communist-homosexual-infiltrators
Es que en realidad, si a la KGB no se le hubiese ocurrido eso sería casi decepcionante.
Saludos cordiales.
Señala el Papa en el libro “La fuerza de la vocación”, de Publicaciones Claretianas.....El Papa Francisco afirmó que un homosexual no puede ser candidato para el sacerdocio o la vida consagrada, y que los formadores deben ser “exigentes” en este punto.....Luego señaló que “a los curas, religiosos y religiosas homosexuales, hay que urgirles a vivir íntegramente el celibato y, sobre todo, que sean exquisitamente responsables, procurando no escandalizar nunca ni a sus comunidades ni al santo pueblo fiel de Dios viviendo una doble vida. Es mejor que dejen el ministerio o su vida consagrada antes que vivir una doble vida”.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA INSTRUCCIÓN
SOBRE LOS CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO VOCACIONAL EN RELACIÓN CON LAS PERSONAS DE TENDENCIAS HOMOSEXUALES ANTES DE SU ADMISIÓN AL SEMINARIO Y A LAS ÓRDENES SAGRADAS En continuidad con la enseñanza del Concilio Vaticano II y, en particular, con el decreto Optatam totius sobre la formación sacerdotal, la Congregación para la Educación Católica ha publicado diversos documentos con el fin de promover la adecuada formación integral de los futuros sacerdotes, ofreciendo orientaciones y normas precisas acerca de varios de sus aspectos.
A la luz de tales enseñanzas este Dicasterio, de acuerdo con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cree necesario afirmar con claridad que la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión,[9] no puede admitir al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay.[10]
Dichas personas se encuentran, efectivamente, en una situación que obstaculiza gravemente una correcta relación con hombres y mujeres. De ningún modo pueden ignorarse las consecuencias negativas que se pueden derivar de la Ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas.
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Efectivamente. Parece claro que es necesaria una purga del clero y un filtro serio en los Seminarios.
Saludos cordiales
Pues yo como policía ante una "confesión" así sólo puedo pensar que se lo inventó como parte de la contrapropaganda católica, para hacer una "caza de brujas" anticomunista y homófoba.
Porque si entraron en los treinta para los sesenta todavía estaban activos y alguno habría llegado a la púrpura, y habría sido estupendo desenmascararlos.
En fin,que todo esto es como cuando se dan datos de crimininalidad e inmigración y hay gente que pone más el acento en los inmigrantes que en los crímenes, porque le interesa usar la criminalidad para acabar con la inmigración.
Empezó la caza del cura homosexual.
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Que sepamos, no dio ningún nombre en público, lo cual después de todo no es tan raro. Las declaraciones de Dodd las tiene archivadas el gobierno de EE.UU., y encima algunas de ellas pidió que no fueran registradas sino que tuviesen solamente forma oral. Algo tuvo que ver con eso Mons. Fulton Sheen, su director espiritual. La táctica de usar homosexuales como agentes infiltrados era ya propia de la KGB a esas alturas, como muestra el caso de los espías de Cambridge.
Saludos cordiales.
Sigo con la Instrucción para el Seminario "Corresponde al director espiritual una tarea importante en el discernimiento de la idoneidad para la Ordenación. Aunque vinculado por el secreto, representa a la Iglesia en el fuero interno. En los coloquios con el candidato debe recordarle de modo muy particular las exigencias de la Iglesia sobre la castidad sacerdotal y sobre la madurez afectiva específica del sacerdote, así como ayudarlo a discernir si posee las cualidades necesarias.[20] Tiene la obligación de evaluar todas las cualidades de la personalidad y cerciorarse de que el candidato no presenta desajustes sexuales incompatibles con el sacerdocio. Si un candidato practica la homosexualidad o presenta tendencias homosexuales profundamente arraigadas, su director espiritual, así como su confesor, tienen el deber de disuadirlo en conciencia de seguir adelante hacia la Ordenación".
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Más que permitir la entrada de personas heterosexuales al clero, sólo los heterosexuales pueden ingresar al clero, en principio, desde siempre. Para vivir el celibato sacerdotal hay que ser varón normal, y el que a alguien no le gusten las mujeres no es señal de vocación sacerdotal, sino al contrario.
El celibato es la renuncia, por amor a Cristo y a las almas, a algo que se tiene, no a algo que no se tiene y a lo cual, por tanto, no se puede renunciar.
Saludos cordiales.
Sirve de bastante poco cualquier estudio que pretenda recoger, en régimen de igualdad, tanto datos numéricos objetivos como conjeturas elevadas a "dato" numérico.
Es posible conocer que en EEUU hay censados 153,8 millones de varones, pero no es de recibo afirmar que, entre ellos, los homosexuales "andarán" por el 3,3 %.
Es posible conocer que 45.000 varones estadounidenses son sacerdotes católicos, pero no merece consideración alguna la inferencia de que "unos 7.200 de ellos verosímilmente deben de ser homosexuales".
Y a partir de esa imposible estructura de pilotes de acero y palillos de dientes, pretender levantar un edificio que pueda sostenerse.
"Cuando ud. dice ahí laicos no queda claro si se refiere a seglares católicos, o a no católicos o no creyentes".
- Para el caso es igual. Pero ni sumándolos a todos ellos parece que se alcanza comparación..
Verá, por más esperanzas que le echemos a la apuesta estadística, la vida cotidiana nos puede prestar testimonios más inmediatos y sobre todo fiables, porque no hacen falta más números que dos ojos en la cara.
Del primer sector, los sacerdotes (conocidos), prefiero no meterme en comentarios de mal gusto. Por más que vengan al caso, no voy a ponerme a relatar situaciones con las que respaldarme.
Del segundo sector, los laicos (conocidos), tampoco me voy a entretener en relatar testimonios, pero le puedo dar a usted la completa seguridad de que "la afición" por la gente menuda yo no he llegado a poder conocérsela a nadie; y no dude usted que durante años he conocido gente, mucha gente, gente rara y gente rarísima. De los que por desgracia trascendían defectos inconfesables, pero curiosamente no el que tratamos. Luego quiere decir que los concernidos tienen que ser una minoría bastante subterránea (que es evidente que existe y se hace notar).
De todas formas, no ha explicado usted su afirmación que yo le exponía primeramente: "la homosexualidad en los sacerdotes es un factor que aumenta significativamente la probabilidad de ser abusador".
No ha aclarado si está queriendo decir que han sido delincuentes porque, siendo homosexuales, y por culpa de serlo, tenían todas las papeletas para el sorteo.
Y no solo eso sino que "probablemente es el factor que más incide en ello". Por si quedaba alguna duda.
Lo de que en unos sí pero en otros casualmente no tanto, hemos comprobado que ahí está pero que no merece más faena.
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No veo a qué viene pedir tanta exactitud cuando lo que interesa, obviamente, es tener una idea aproximada de las grandes proporciones del asunto. Si me dicen que saqué en la lotería unos dos millones de euros sé muy bien de qué me están hablando y sería ridículo si esperase la cifra exacta para ponerme a festejar.
Al contrario, las que son vagas y poco claras son las consideraciones que Ud. hace, si hace alguna.
Como Ud. al final reconoce, lo que quiero decir con esa afirmación no necesita mucha explicación más que la que viene en la afirmación misma.
Se lo pongo más claro, si cabe: dados dos sacerdotes que son iguales en todas sus condiciones salvo que uno de ellos es homosexual y el otro no, el primero tiene más probabilidades de ser abusador que el segundo.
Saludos cordiales.
Quiere decir que con una población de sacerdotes homosexuales del 16 %, la incidencia del abuso es del 60 %, mientras que con una población de sacerdotes heterosexuales del 84 %, la incidencia del abuso es del 40 %.
Eso quiere decir que cada sacerdote homosexual tiene un, digamos, "potencial abusivo" del 3, 75 %, contra un 0,47 % de cada sacerdote heterosexual.
Saludos cordiales.
- Viene, lisa y llanamente, a que no cabe ni exactitud ni inexactitud ante cifras de "3,3 % de varones homosexuales" o de "16 % de sacerdotes homosexuales" por la sencilla razón de que no existen tales evidencias ni fuente que las defienda. Nadie tiene esos datos.
Lo cual no impide, como usted bien dice, que sí se da ese asunto de grandes proporciones.
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Néstor.
El 16 % viene del estudio realizado por "Los Ángeles Times" y publicado en el que traduzco en el "post", donde se describe su metodología. El 3,3 % es un promedio entre diversos resultados de estudios que hay en Internet y que van del 2 % al 4,5 %.
No hay ningún dogma que diga que no se puede conocer esas cifras ni hay nada de malo en querer averiguarlas.
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"Al contrario, las que son vagas y poco claras son las consideraciones que Ud. hace, si hace alguna".
- Exacto, es que no hago ninguna, sino que le pido a usted razón de las suyas. Yo no elucubro. Yo no hago cálculos. Yo como mucho me apoyo en mi propia experiencia con mucha gente de la que estamos hablando, de los unos y de los otros. ¡Que me sirva de algo haber conocido a tantos en primera persona, para por lo menos poder afirmar si es verdad o no es verdad de qué pie cojean!
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Néstor.
En cuestiones estadísticas la experiencia propia es engañosa, es demasiado particular y parcial.
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"Se lo pongo más claro, si cabe: dados dos sacerdotes que son iguales en todas sus condiciones salvo que uno de ellos es homosexual y el otro no, el primero tiene más probabilidades de ser abusador que el segundo".
- Yo se lo pongo igual de claro, y no me podrá decir que por alterar el orden de los factores obtendremos distinto producto: dados dos varones homosexuales que son iguales en todas sus condiciones salvo que uno de ellos es sacerdote y el otro no, el primero tiene más probabilidades de ser abusador que el segundo.
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Néstor.
Esa es una especulación que no se apoya en dato alguno, como sí lo hace lo que he afirmado. Por otra parte, es claro que entre la homosexualidad y el sacerdocio, a priori, es mejor candidata al título del factor diferencial en el tema del abuso sexual la homosexualidad, no sólo porque, curiosamente, tiene que ver con la sexualidad, sino porque además ya tiene en sí la marca de lo moralmente desordenado.
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Pues en principio, parece que en realidad estamos más de acuerdo de lo que, al menos yo creía.
De todas formas, no me parece la mejor excusa tener que subrayar la orientación sexual ni la ordenación sacerdotal del, igual e independientemente, canalla.
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Néstor:
No es excusa, sino buscar la causa del mal para poder combatirlo eficazmente. El remedio es simple: expulsión de los sacerdotes homosexuales activos y no admisión de candidatos homosexuales en los Seminarios. Con sólo eso, a tenor de los datos que se maneja en el "post", el problema del abuso sexual en el clero disminuiría muy sustancialmente.
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Sí termino con una consideración. Estamos hablando de sucesos que pueden remontarse a mucho más de medio siglo. Comportamientos que ahora se ha sabido que fueron el pan nuestro durante décadas. Y que también sabemos que han ido disminuyendo, no solo en los términos absolutos de la caída de las vocaciones, sino en los relativos de proporción interna.
En otras palabras: eso era antes. En el sentido de que, en nuestos días, el homosexual, o muy pocos, o los de un determinado perfil que en algunas zonas es casi paisajístico, ya no se meten a curas, como antes sí se metían, puesto que se han multiplicado otro tipo de oportunidades entre las que ya no figura la tapadera que durante tanto tiempo fue moneda de cambio.
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Néstor:
Eso es muy poco. El sacerdocio puede seguir siendo una "carrera" atractiva para muchos que no lo ven con ojos de auténtica fe cristiana y católica. Y para los homosexuales no existe siquiera el "obstáculo" del celibato. Los que formaron parte de los "picos" de los años 70 y 80 no tienen porqué haberse muerto, y sobre todo, seguramente han seguido con su costumbre de incorporar "amigos" a su función parasitaria eclesial. Además, es bueno que se recuerde de tanto en tanto en la Iglesia que el sacerdocio y la homosexualidad no son compatibles, y a eso ayuda también recordar el vínculo especial entre homosexualidad del clero y abusos sexuales por parte de sacerdotes.
Saludos cordiales.
¿Y de cardenales?
Una Iglesia con el 16% de curas sodomitas no amerita sesudos análisis estadísticos, sino un castigo escarmentador.
Que bien podría empezar con un entredicho sobre la Iglesia en los EEUU, hasta tanto sea expurgada de los pervertidos asesinos de almas que apaña en su seno.
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Al menos los análisis estadísticos o alguna otra cosa parecida son necesarios para identificar a una Iglesia que está en esas condiciones.
Sin llegar al entredicho, bastaría con elaborar, tras los escrupulosos informes del caso, para evitar que paguen justos por pecadores, las listas completas de los que serían expulsados del ministerio.
Saludos cordiales.
Es como si alguien me dijese que un amigo mío sacó la lotería, y luego lo viese saliendo a la calle lleno de alegría y abrazando a todo el mundo, y me enterase de que renunció a su trabajo y no piensa conseguir otro.
Ambas cosas, sacarse la lotería y hacer todo lo otro, son improbables, pero la segunda hace probable a la primera.
Eso es lo que dice, en sustancia, el teorema de Bayes: dados dos sucesos improbables A y B, si además B se vuelve probable en el caso de que A suceda, y vemos que B sucede, eso entonces hace probable que haya sucedido A.
Es improbable que mi amigo saque la lotería, y es improbable que haga todas esas demostraciones, y es probable que las haga si se saca la lotería, luego, si las hace, es probable que haya sacado la lotería.
Igualmente, es improbable que alguien haga lo que Bella Dodd dijo que hizo, infiltrando comunistas y homosexuales en la Iglesia, y es improbable que se manifieste en la Iglesia un aumento tan grande de sacerdotes homosexuales como el que se manifestó en EE.UU., pero es probable en la hipótesis de que Bella Dodd y otros como ella hayan hecho efectivamente eso que ella dice que hizo.
Por tanto, si décadas después hay un aumento desproporcionado de homosexuales en el clero de EE.UU., es probable que lo que dijo Bella Dodd sea cierto.
Saludos cordiales.
En vez de echar culpas, lo positivo que podría hacer por estos días la Iglesia con respecto a los homosexuales, es dejar de pedir que se los encarcele, como hasta hoy lo hacen diferentes conferencias episcopales africanas.
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No crea, lo de los gráficos y las estadísticas dudosas fue la parte fácil, lo difícil fue fabricar la máquina del tiempo para poder cambiar la historia y producir esos aumentos tan correlacionados entre homosexuales en el clero y abusos sexuales por parte de clérigos. Una mañana agotadora, realmente.
Saludos cordiales.
Si la respuesta es cero, pues ya tenemos la solución.......El resto son majaderías pseudoteológicas que lo único que hacen es alentar y mantener la cultura homosexual en el clero, y con ello los escándalos.
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A los sacerdotes homosexuales no les interesa la supresión del celibato, a no ser, tal vez en algún caso, que vaya acompañada también de la posibilidad del gaymonio, que obviamente no puede ser.
A no ser, también, que Ud. proponga el matrimonio obligatorio de los clérigos, y que sea heterosexual, que obviamente tampoco puede ser.
Mientras haya celibato o mera soltería aunque sea opcional en el clero, va a haber la posibilidad del clero homosexual, si no se hace lo que realmente se debe hacer, que es impedir la entrada de homosexuales al Seminario, o promover su salida si ya entraron.
En cuanto a las Iglesias orientales, no tengo estadísticas a mano. Me sorprendería mucho que los casos fuesen iguales a cero, dada la naturaleza humana post-adámica.
Además, el matrimonio de los clérigos abre nuevas posibilidades que están cerradas en el caso del celibato clerical, como es la del adulterio sacerdotal, o el abuso de los propios hijos.
Recordar siempre que en la historia de la humanidad venimos después del pecado de Adán.
Saludos cordiales.
El post es sumamente claro: podemos afirmar con certeza científica (una correlación de 0.9) que en el caso que nos ocupa, los abusos y la homosexualidad están relacionados.
Dado que parece usted negar la evidencia estadística alegando que no es extrapolable al resto de la sociedad, le recuerdo que existe la evidencia histórica nadie puede negar que las organizaciones que defienden la sodomía y las que defienden el sexo con menores han estado muy relacionados.
Le compartí una lectura, hay mucha literatura al respecto, si prefiere el enfoque psicológico, puede leer:
serpsiquiatrahoy.blogspot.com/2016/09/homosexualidad-y-pederastia-como_30.html
"15 Respetar el principio tradicional de proporcionalidad de la pena con respecto al delito cometido. Dictaminar que los sacerdotes y obispos culpables de abuso sexual de menores abandonen el ministerio público.
Introducir reglas concernientes a los seminaristas y candidatos al sacerdocio o a la vida religiosa. Para esto, introducir programas de formación inicial y permanente para consolidar su madurez humana, espiritual y psicosexual, así como sus relaciones interpersonales y su comportamiento.
Para los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada, se ha de realizar una evaluación psicológica por parte de expertos cualificados y acreditados".
Todo eso ya está hace tiempo y algunas de las disposiciones están mencionadas en este blog, por qué no las aplican.
Los llamaron a Roma para gastar una fortuna y ahora los devuelven cn el lema vuelvan es un problema suyo nosotros no tenemos nada que ver y hagan un vademecum.
Pero todo ya estaba antes vean Carta Circular - Subsidio para las Conferencias Episcopales en la preparación de Líneas guía para tratar los casos de abuso sexual de menores por parte del clero, 3 de mayo de 2011 AAS 103 (2011) 406-412 Doctrina de la Fe.
Carta a los obispos de la Iglesia católica y a los demás ordinarios y jerarcas interesados acerca de las modificaciones introducidas en la Carta apostólica en forma de Motu Proprio Sacramentorum sanctitatis tutela, 21 de mayo de 2010 AAS 102 (2010) 431 Communicationes 42 (2010) 345 Doctrina de la Fe.
En la realidad los delicta graviori son de Competencia exclusiva del Santa Oficio y si les interesa vean Los Delicta Graviora en perjuicio de los menores de Mons. Charles J. Scicluna (fiscal en los casos Karadima y Barros) A. IUS SUBSTANTIVUM
Haciendo eco del art. 52 de la Consitución Apostólica Pastor Bonus (28 de junio de 1988), el Art. 1 del Motu Proprio Sacramentorum sanctitatis tutela [MP SST] (promulgado por San Juan Pablo II el 30 de abril de 2001) distingue entre dos tipos de delicta graviora reservados a la competencia exclusiva de la Congregación para la Doctrina de la Fe: a) "delicta en sacramentorum celebratione commissa "; b) "delicta contra mores". La misma distinción se refleja en la Nueva Versión de las
Normas aprobadas por Benedicto XVI el 21 de mayo de 2010 (la numeración de los artículos del Motu Proprio [MP] se refiere a la de la Nueva Versión del 2010). En esta presentación me limito a señalar los delicta graviora que implican una violación de la ley de la continencia perfecta en el celibato cometida por un clérigo contra un menor de 18 años".
Se está aplicando al pié de la letra la doctrina Cupich la homosexualidad no es la causa del abuso de menores y por lo tanto la reunión no tiene por qué expedirse.
el problema de la pederastia no es exclusivo de la Iglesia Católica, otros grupos religiosos, y no religiosos, también tienen sus serios problemas. Así que está fuera de lugar el suponer que eliminando el celibato se arreglan los abusos.
Mire, uno de tantos ejemplos, en la comunidad judía de Estados Unidos, lo puede leer en
lastampa.it/2011/12/14/vaticaninsider/estados-unidos-escndalo-pederastia-entre-los-judos-ortodoxos-de-brooklyn-TjjP4RA3ltUdw9aMvNQ31J/pagina.html
"Las víctimas de las molestias, niños y muchachos que han sufrido actos de violencia sexual, son 117. Las personas investigadas arrestadas durante estos últimos tres años son ochenta y cinco, todos pertenecientes a la gran comunidad judía ortodoxa del barrio neoyorquino de Brooklin, que ha tratado -en vano- de resolver el problema desde dentro antes de denunciar todo lo que estaba ocurriendo a la policía. La oficina del fiscal del distrito, Charles Hynes, sigue investigando y no se excluyen nuevos acontecimientos."
Como hay curas gays que abusan de niños, eliminemos el celibato y fin del problema.
Y se queda tan ancho después de soltar semejante memez.
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La ilación lógica no es muy clara, en efecto.
Saludos cordiales.
Larevolucionpacifica.com/2018/02/23/escandalo-en-la-onu-60-000-violaciones-por-parte-de-trabajadores-humanitarios-y-3-300-pedofilos-en-sus-filas/amp/
Pero seguro que estos rabinos estaban casados.
lastampa.it/2011/12/14/vaticaninsider/estados-unidos-escndalo-pederastia-entre-los-judos-ortodoxos-de-brooklyn-TjjP4RA3ltUdw9aMvNQ31J/pagina.html
Así que....
O está otra del imán de Cartagena.
elpais.com/sociedad/2010/02/17/actualidad/1266361211_850215.amp.html
Tampoco es pedofilia. Caramba, qué casualidad!............
- El día en que a las personas, incluso en las sociedades más abiertas, les sea posible responder con igual tranquilidad al dato de su domicilio como al de su orientación sexual (y más aún, este sea tan irrelevante como el color de ojos), ese día será innecesario emprender investigaciones de este tipo, pues el factor del que estamos tratando ya ni siquiera será considerado factor.
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Néstor.
Claro, por eso fue necesaria esta investigación, que por otra parte, al ser anónimas las respuestas, no impedía responder con total tranquilidad.
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“En cuestiones estadísticas la experiencia propia es engañosa, es demasiado particular y parcial”.
- Tiene la ventaja, nada desdeñable, de que la vida real es así de patente y reveladora.
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Néstor.
Pero siempre corre el riesgo de ser demasiado subjetivo. Por eso son necesarias las estadísticas y los números.
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“Por otra parte, es claro que entre la homosexualidad y el sacerdocio, a priori, es mejor candidata al título del factor diferencial en el tema del abuso sexual la homosexualidad, no sólo porque, curiosamente, tiene que ver con la sexualidad, sino porque además ya tiene en sí la marca de lo moralmente desordenado”.
- De algunas marcas que “lleva en sí” la condición de tonsurado también podríamos conversar un rato, a estas alturas ya de “vida parroquial”. No le voy a replicar más sobre ese orden de los factores que le expuse en mi intervención anterior y que, con toda lógica, puedo mantener.
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Néstor:
En efecto, cuando no se tiene argumentos no se debe seguir discutiendo.
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“El remedio es simple: expulsión de los sacerdotes homosexuales activos y no admisión de candidatos homosexuales en los Seminarios. Con sólo eso, a tenor de los datos que se maneja en el "post", el problema del abuso sexual en el clero disminuiría muy sustancialmente”.
-Concluyente. Salomónico incluso. Pero no sería más que cuestión de tiempo que semejante maniobra cayese como fruta madura. Se pueden arbitrar aseos para blancos y aseos para negros durante un tiempo, tal vez durante muchos años. Tarde o temprano llegará el momento de tener que dar explicaciones.
El sacerdocio puede seguir siendo una "carrera" atractiva para muchos que no lo ven con ojos de auténtica fe cristiana y católica.
-En esto yo también he podido conocer no pocas muestras, por desgracia.
“Además, es bueno que se recuerde de tanto en tanto en la Iglesia que el sacerdocio y la homosexualidad no son compatibles”.
-Tanto como con respecto a la heterosexualidad. Ambas condiciones son aspectos completamente extraños a un ministerio que se quiere presentar como perfectamente asexual. También esa “garantía” de que al seminarista se sepa que le gustan las mujeres deja bastante que desear como supuesta doctrina.
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Ahí revela Ud. su ignorancia del catolicismo. El ministerio sacerdotal no es "asexual", es "célibe", y eso significa que el sacerdote es un varón normal, con tendencias e impulsos normales, es decir, heterosexuales, que renuncia al ejercicio de la genitalidad por amor a Cristo y a las almas.
La Iglesia pide en los candidatos al sacerdocio la "madurez afectiva" que los capacite para relacionarse correctamente con "hombres y mujeres", y es claro que una persona "asexual" no puede tener "madurez afectiva" alguna.
"Según la constante Tradición de la Iglesia recibe va válidamente la Sagrada Ordenación exclusivamente el bautizado de sexo masculino.[4] A través del sacramento del Orden el Espíritu Santo configura al candidato, por un título nuevo y específico, con Jesucristo: el sacerdote, en efecto, representa sacramentalmente a Cristo Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia. [5] Por razón de esta configuración con Cristo, la vida toda del ministro sagrado debe estar animada por la entrega de su persona a la Iglesia y por una auténtica caridad pastoral.[6]
El candidato al ministerio ordenado debe, por tanto, alcanzar la madurez afectiva. Tal madurez lo capacitará para situarse en una relación correcta con hombres y mujeres, desarrollando en él un verdadero sentido de la paternidad espiritual en relación con la comunidad eclesial que le será confiada."
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_doc_20051104_istruzione_sp.html
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Francisco de México, son ya clásicas sus alegaciones “antisodomíticas” por los diferentes blogs de este portal. Su contundencia suele carecer de una mínima defensa (al cebarse en sus temores, por ejemplo, contra comportamientos -y encima dando cifras- que se vienen al suelo estrepitosamente cuando las invertidas son dos mujeres) pero pueden dar muy buena pista sobre a qué atenerse; a mí al menos me sirven de eso, y solo en ese sentido se las agradezco.
Otra cosa es que alguien se atreva a decir que ha sido él o ella quien los metió.
Eso hay que demostrarlo.
Si a mi alguien me dice "he infiltrado miles de terroristas en la policía " , yo lógicamente le respondo "ajá, pues dígame sus nombres que ahora mismo los detenemos ".
"Pues es que no puedo dar nombres...".
"¿Ni uno sólo? "
"No, pero Ud debe creerme soy el líder de una conspiración marxista y al menos un de cada diez compañeros suyos son infiltrados".
"¿Y no me dará ni un nombre?".
"Ni uno"
"En ese caso váyase por donde ha venido antes de que le detenga por calumnias o avise al psiquiátrico".
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En historia las cosas se conocen por testimonios. Los testimonios deben ser evaulados en cuanto a su credibilidad. Dodd tiene un gran punto a favor que es haber sido agente comunista, y estar por tanto en la situación ideal para tener información de primera mano sobre el tema. Más aún, información en primera persona, porque se trata de algo que ella hizo.
Si hubiese dado nombres también se podría preguntar qué pruebas hay que de esas personas realmente fueron infiltradas por ella, y así "in infinitum".
El hecho, como señalé en otro comentario, es que efectivamente hubo un aumento inaudito de homosexuales en el clero de EE.UU. en los años posteriores al tiempo en que Dodd habría reclutado a esas personas.
Cosa que nadie podía prever en el momento en que Dodd hacía esas revelaciones.
Aplicando el teorema de Bayes, eso arroja una probabilidad favorable a la verdad de sus afirmaciones.
Saludos cordiales.
Kim Philby se casó dos veces.
¿Y si alguno lo fuera qué tiene que ver eso con su actividad como espía? .
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Blunt, McLean y Burgess eran homosexuales. De Cairncross no tengo datos. Philby había pasado por experiencias homosexuales en sus años de estudiante, según Randy Engel, de la cual transcribo dos pasajes sobre homosexualidad y espionaje soviético:
“La vinculación del sexo con el espionaje se remonta a los tiempos bíblicos, pero Stalin convirtió la trampa sexual en una forma de arte. El gancho sexual soviético se demostró particularmente valioso en relación con la seguridad militar, defensa nacional y inteligencia política, y como un arma para derribar a los opositores políticos de la Unión Soviética.
En su libro de 1976, “Sexpionage - The Exploitation of Sex por Soviet Intelligence”, David Lewis describió el complejo, costoso y completamente deshumanizante entrenamiento de “golondrinas” soviéticas (agentes femeninas) y “cuervos” (agentes masculinos) que fueron reclutados generalmente por la KGB de respetables familias de clase media y tenían antecedentes profesionales.
Además de la formación ideológica, política y técnica básica, los agentes sexuales estaban sujetos a un proceso completo de desensibilización sexual antes de su instrucción formal en todas las formas de actos sexuales, incluida la homosexualidad y sadomasoquismo.
Lewis informó que los soviéticos mantenían un gran establo de homosexuales como agentes de tiempo completo cuyos objetivos variados incluían diplomáticos extranjeros y turistas. Estos hombres solían ser jóvenes prostitutos a los que se daba a “elegir” entre trabajar para la KGB o ser encarcelados. Según un "graduado" que Lewis entrevistó en el centro sexual Verkhonoye cerca de Kazan y que usaba el nombre de "Dimitri", estos prostitutos homosexuales eran extremadamente guapos y algunos eran "muy jóvenes". Se mantenían separados de los otros reclutas de la KGB, dijo. "Parecían sufrir mucho por los métodos de entrenamiento deshumanizantes, y dos de ellos se suicidaron durante mi estancia allí ", le dijo Dimitri a Lewis.
(…)
Ha sido reportado por varios desertores soviéticos a los Estados Unidos e Inglaterra, que cuando Ivan Maisky, el Embajador Soviético en Gran Bretaña propuso inicialmente el novedoso concepto de reclutar jóvenes radicales ingleses de clase alta como agentes de inteligencia soviéticos antes de entrar a los corredores del poder, tanto Stalin como Lavrenti Beria, jefe de la NKVD, eran escépticos de que tal plan pudiera funcionar.
Cuando supieron que muchos de estos reclutas potenciales eran confirmados pederastas y homosexuales fueron aún más incrédulos.
Sin embargo, dado que el GRU ya estaba bien establecido en Londres y los residentes legales e ilegales estaban en el lugar para servir como controladores, Stalin dio el adelante a los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética para poner en marcha el plan. El año fue 1932. La inteligencia soviética bajo la cobertura de Comintern comenzó el proceso de identificar, cultivar, evaluar y, en última instancia, reclutar a candidatos liberales y antifascistas de Oxbridge.
Para sorpresa de los soviéticos, el plan funcionó como magia. Resultó que Cambridge y, en menor medida, Oxford, los dos principales centros universitarios británicos, ya estaban bien preparados para convertirse en los epicentros del mayor éxito de espionaje soviético del siglo XX.”
ENGEL, Randy, “The Rite of Sodomy”, Vol. 1, pp. 302-303; 306. (traducción nuestra).
Saludos cordiales.
me alegro que lea mis comentarios y que le sirvan. Tiene usted razón, escribo desde el punto de vista científico, y no desde el moral, ético o religioso. Esos enfoque son para gente mas capacitada que yo.
Desde el punto de vista médico, la estadística demuestra que la sodomía es tan grave como el alcoholismo (acorta en promedio de 10 a 20 años a quien la practica).
También el efecto psicológico en la víctima del abuso es devastador en el caso de la sodomía. De ahí que sabemos que hubo suicidios entre las víctimas de los execrables sacerdotes abusadores.
Por supuesto que desde el punto de vista ético moral ambos tipos de homosexualidad son igual de graves, pero no soy yo con quien deba discutir eso.
No se trata de preguntar ad infinitum sino simplemente que si se hace una acusación sólo se puede tomar en serio si se dan datos concretos y no meras generalidades y especulaciones.
La única forma de asegurarse de que Dodd decía la verdad era que hubiera dado algún nombre y que se hubiera comprobado que realmente era homosexual y comunista.
Lo demás no tiene absolutamente ninguna validez salvo para quien quiera verlo.
Y tampoco explicas si a tres de los cinco de Cambridge los reclutaron porque eran homosexuales o si eso era circunstancial. Y si si homosexualidad tenía algo que ver, entonces para qué servía.
Más bien parece todo un esfuerzo por identificar homosexualidad y comunismo, como si ser homosexual ya te convirtiera en un potencial agente para desestabilizar a occidente. Igual que ser masón o judío.
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Es una pena que siempre se podría preguntar de todos modos cuál es el valor de los testimonios que dicen que Fulano de Tal era homosexual y comunista. No hay peor sordo que el que no quiere oír.
Es evidente que la NKVD y luego KGB vio una sustancial utilidad en los agentes homosexuales, pues invirtió en ellos el tiempo, esfuerzo y dinero que Ud. habrá visto si leyó, cosa que no queda clara, el texto que copié en la respuesta anterior.
El uso del sexo en el espionaje es algo obvio y tiene símbolos conocidos como Mata Hari, por ejemplo. Es una forma de obtener confidencias y filtraciones de secretos, acceso a ambientes que de otro modo estarían cerrados, por ejemplo, nombramientos y cargos en puestos clave, desde donde se puede luego extraer información que enviar a los superiores, y también un poderoso medio de chantaje y extorsión.
Pero leyendo a Engel queda claro que lo que allí funcionó ante todo fue la existencia misma del submundo homosexual en la sociedad británica de entonces, una red de personas unidas de algún modo por un interés común y no publicable, que abarcaba todas las clases sociales y llegaba hasta las más altas esferas del poder, incluido el Palacio real y los servicios secretos M15 y M16, en los cuales hicieron su carrera Blunt y Burgess.
Dice por ejemplo Engel:
“Blunt y Burgess hicieron gran parte de su "hospedaje" de oficiales y personal del MI5 y MI6 en su apartamento de 5 Bentinck Street, una casita de tres pisos con instalaciones de grabación y fotografía que fue propiedad de Victor Rothschild. Sus invitados incluyeron al Mayor General Sir Stewart Menzies del MI6 de 1939 a 1952; Sir Dick White, jefe del MI5 de 1953 a 1956, y más tarde director del MI6 de 1956–1968; Sir Roger Hollis, apodado "Sr. "Inercia", de quien se dice que era bisexual y encabezó el MI5 entre 1956 y 1965; y Capitán Guy Maynard Liddell, Director Adjunto de MI5.
El hecho de que Liddell y Hollis pasaran tanto tiempo en compañía de homosexuales como Blunt y Burgess de forma regular hizo más tarde a Liddell y Hollis candidatos para el concurso “Quinto hombre” o “super topo” del MI5.
Sin embargo, las críticas dirigidas contra Hollis y Liddell se aplicaron a prácticamente todos los de los escalones superiores de la inteligencia británica durante las décadas de 1940 y 1950: es decir, ningún director de los servicios nacionales de inteligencia tenía derecho a ser tan crédulo y confiado.
Blunt también estaba en términos amistosos con Sir Dick White y acostumbraban pasar la Navidad junto con Víctor Rothschild en la casa de los Rothschild en Cambridge. El barón Rothschild y su segunda esposa Teresa "Tess" Mayor, una ex empleada de inteligencia británica, también visitarían el apartamento de Bentinck de vez en cuando.
En esencia, Blunt conocía a todos los que valía la pena conocer. Su educación privilegiada y sus contactos produjeron un gran número de amigos y protectores altamente colocados e influyentes. Pero fue su conocimiento de la alta y baja sociedad homosexual de Londres, y las múltiples redes que cada una representaba, así como la mejor forma de explotarlas, lo que fue de particular valor para los soviéticos.
Según Costello, entre los lugares de reunión de homosexuales frecuentados por Blunt y Burgess y sus compañeros de clase alta estaba el Packenham, un pub centralmente ubicado entre Whitehall, el Palacio de Buckingham y los cuarteles de la caballería y los guardias. El escritor irlandés, Robin Bryans, que Burgess recogió en Oxford en 1944 y que más tarde se convirtió en un habitual del círculo de homosexuales de Blunt-Burgess en Pakenham, informó que Blunt estaba muy orgulloso de sus conexiones con la Realeza y de toda su importante red de asociaciones, y hablaba abiertamente sobre ellos en el pub. Blunt también solía organizar orgías homosexuales fuera de horario en el Instituto Courtauld que siempre atrajo una gran multitud de jóvenes artistas y estudiantes de postgrado, guapos, sexualmente captables y políticamente explotables.”
ENGEL, Randy, “The Rite of Sodomy”, vol. I, p. 320 – 321 (traducción nuestra)
Saludos cordiales.
¿Tiene Pell perdón de Dios o no lo tiene?
¿Debe ser tratado Pell como Mc Carrick por la jerarquía de la Iglesia o no?
¿Comentarán ustedes algo del asunto o harán oídos sordos?
¿Seguirán ustedes las directrices de sus hermanos infovaticanos tratando de cuestionar el veredicto?
¡¡Cuantas dudas!!
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Por lo visto la duda lo atormenta. Digo "lo", porque Sor, obviamente que no, y me late, a lo mejor me equivoco, que mujer tampoco.
Pero bueno. Si Pell es culpable, es lógico que le cabe la misma culpa y castigo que a los otros, precisamente, porque no somos "progresistas", no somos relativistas, creemos que hay actos que son intrínsecamente malos, y que por tanto, no se pueden realizar justificadamente en absolutamente ninguna circunstancia, independientemente también, por tanto, de la circunstancia de quién sea el que los realiza.
Otra cosa es si Pell es efectivamente culpable o no, que también puede ser, obviamente, pero que es cierto que hay indicios que hacen sospechar, y es que Pell estaba poniéndose verdaderamente incómodo con las investigaciones financieras que estaba haciendo en el Vaticano y con sus denuncias de errores tocantes al tema de la "Amoris Laetitia", y en un mundo tan intercomunicado como el nuestro, y habiendo además sociedades secretas de alcance universal que se esconden para beneficiar mejor a la humanidad, no es absurdo pensar que algunos resortes hayan sido movidos en Australia para que todo volviese al orden, al menos a ése que es nuevo y mundial.
Pero nada, compruébese fehacientemente que Pell es culpable (parece que hasta ahora eso ha estado lejos de lograrse), y sea castigado como todos los demás.
Saludos cordiales.
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