¿Y la castidad? Reflexiones sobre el Sínodo

Sínodo extraordinario sobre la familia 

Es desconcertante y preocupante que el Sínodo haya ignorado totalmente este aspecto

Enrico Cattaneo, escribe en La Nuova Bussola Quotidiana, un artículo titulado “¿La castidad ya no es una virtud? Reflexiones sobre el Sínodo”, que presentamos a nuestros lectores, traducido por Religión en Libertad.

Cattaneo afirma, con razón: “Ahora bien, nos preguntamos: en lugar de plantear soluciones ambiguas, que lo único que hacen es desorientar a los fieles, ¿por qué no se ha dedicado ni una sola palabra a la “belleza de la castidad” como valor auténticamente humano y cristiano? ¿Tal vez sea porque la castidad ya no es una virtud? ¿O es que la Iglesia ya no tiene la valentía de indicar a los jóvenes, a los prometidos y también a las parejas casadas, el valor de la castidad y de la virginidad por el Reino de Dios? ¿No sería este el verdadero mensaje profético para nuestro tiempo? (…) ¿Es posible que no existan hoy teólogos, pastores, médicos, sociólogos que sepan ilustrar la belleza de la castidad como valor humano y, sobre todo, la virginidad por el Reino? Este sería el trabajo que hay que hacer y esperemos que se haga en el año de la vida consagrada (noviembre 2014-2015).

Y continúa diciendo, “es desconcertante y preocupante que el Sínodo haya ignorado totalmente este aspecto. Si la Iglesia ya no sabe proponer integralmente el mensaje evangélico sobre la sexualidad, entonces significa que la mentalidad del mundo ha entrado también en la Iglesia. (…) En lugar de rociar con un poco de agua bendita situaciones objetivas de pecado (y se ha observado que en la relación-síntesis falta precisamente este concepto), ¿por qué no plantear, también respecto a la sexualidad, esa propuesta positiva que se quiere hacer para la familia? En otras palabras, hay dos ‘bellezas’ evangélicas que hay que presentar: la ‘belleza de la familia’, escuela de oblación, de fecundidad y de comunión y la ‘belleza de la castidad’, escuela de autodisciplina y de elevación del amor humano y cristiano”.

Vale la pena leer a Enrico Cattaneo, no es un punto de vista más, sino que refleja la tradición milenaria de la Iglesia.

Quien no habla de castidad en un documento tan importante puede ser que no crea en ella y, por lo tanto, descrea en el poder transformador de la gracia. FIN, 26-10-14

Fuente: La Nuova Bussola Quotidiana.