El caso de Mons. Angelelli
Pocos días atrás se ha publicado en este portal un texto titulado “Se abre un proceso por el supuesto martirio del obispo pro-montonero Enrique Angelelli“. Dado que algunos de los comentaristas ha recomendado mis escritos sobre el tema, publico aquí uno pero de pluma ajena aparecido el año pasado en la bitácora que dirijo.
Su autora es hija del Prof. Jordán Bruno Genta, laico, ex-ateo y converso al catolicismo, asesinado durante la sangrienta década del ‘70 en la Argentina, por haber predicado la Verdad.
Respecto de Genta (como de otros laicos católicos asesinados por Cristo), por el momento, la jerarquía de la Iglesia ha visto no prudente abrir aún el proceso de beatificación, alegando que las heridas están aún abiertas en la Argentina. Creemos que este criterio podría utilizarse también para casos análogos, aunque se encuentren en las antípodas.
Que no te la cuenten…
Monseñor Angelelli
Por María Lilia Genta
Después de ver por la televisión pública la sentencia del tribunal que condenó al Comodoro Estrella (que está hace más de sesenta años en la vida de mi familia) por el “asesinato” de Angelelli, logré recuperarme lo suficiente como para transmitir algo que supe, en su momento, de primera mano por boca de uno de los protagonistas.
Lo que voy a contar ocurrió poco tiempo después de haber sido designado Angelelli obispo de La Rioja (julio de 1968), tras consumar su traición y zancadilla al arzobispo de Córdoba, monseñor Castellano, a quien hizo perder su diócesis.
El Padre Eliseo Melchiori, de origen chacarero, doctor por Roma, Capellán de Aeronáutica (llegó a ser Vicario General de esa Arma) estaba destinado en la Base Aérea de El Chamical, en la Provincia de La Rioja. Así las cosas, Angelelli lo llamó a Melchiori citándolo en el Obispado para hablar. Los capellanes militares dependen del Obispado Castrense, pero es costumbre y norma no escrita que tengan cierto vínculo y aún una relación cordial con el Ordinario de cada lugar. De modo que el buen cura Melchiori acudió prestamente al llamado del pastor. La sorpresa fue mayúscula cuando, al quedarse a solas con el obispo, este le espetó:
–Che, Melchiori, vos que estás con los milicos, ¿por qué no sacás algunos fierros y me los traés para que yo pueda armar a los muchachos?
Esto ocurría allá por 1968, antes de que estuvieran definitivamente constituidas y diferenciadas las organizaciones guerrilleras que fueron después, en los 70, el brazo armado de la subversión. Tan tempranamente, pues, andaba el obispo entreverado con la lucha armada.
La negativa de Melchiori no se hizo esperar. Roma, con sus doctorados, no le había quitado al cura su rico y fuerte vocabulario chacarero, al que había agregado la jerga militar. Imposible, por tanto, reproducir aquí los términos en los que se dirigió al obispo.
Solía decir mi padre, refiriéndose a los prelados indignos: “Si ellos no respetan su investidura, yo sí la respeto”. En fidelidad a este magisterio, me abstengo de calificar al obispo.
Esta anécdota se la hice llegar a monseñor Giaquinta, que presidió la Comisión Episcopal que tuvo a su cargo la investigación de la muerte de Angelelli y que llegó a la conclusión de que no había ningún elemento que permitiera afirmar la tesis del atentado.
Por supuesto, sé muy bien que este testimonio no tiene valor legal alguno. Desgraciadamente, aunque el padre Melchiori informó en su momento a sus superiores sobre este hecho, no dejó ninguna constancia escrita. La única prueba es la insobornable veracidad de Melchiori y la memoria de quienes oímos y conservamos sus palabras.
Pero hay sobrados testimonios objetivos (entre ellos la fotografía que lo muestra a Angelelli celebrando misa con el emblema de Montoneros a sus espaldas), suficientes para preguntarnos: ¿cuál era esa acción pastoral impedida por el Ejército de la que hablaba Angelelli en sus cartas al Nuncio Pío Laghi y que, según leímos en los medios, contribuyeron decisivamente a la condena de los imputados por un crimen que no existió?
María Lilia Genta
Fuente: http://www.lanueva.com/opinion/768506/monse-or-angelelli.html
11 comentarios
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La historia nunca puede ser "imparcial", por más que se lo intente. Pretender lo contrario en no sólo utópico, sino hipócrita. Gracias por su comentario. P. Javier
Y, en cuanto a su actuación en La Rioja, están los testimonios de los diarios que le eran afines, como "El Imparcial", que publicó las "famosas" fotografías de Mons. Angelelli celebrando misa para Montoneros.
Fue un obispo ROJO, y punto.Si lo mataron hicieron mal. Pero eso no lo hace a él bueno.
Es que de ser cierto, se explican varias noticias publicadas en Infocatólica sobre la injerencia de políticos argentinos en la Iglesia, en particular durante el actual gobierno.
Saludos.
La eliminación del Patronato se iba a concretar durante la reforma de la Constitución de 1949 pero el presidente Perón la impidió y además consiguió que se autorizara la reeleción presidencial por otros 6 años y fue reelecto en 1952.-
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JM + JA= Angelelíi- mártir
He conocido a Mons. Angelelíi por los años 70, cuando era Auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba. Venía a visitar a uno de nuestros sacerdotes, P. Félix Casá, profesor de Sgra. Escritura, quien abrigaba, si no ideas subversivas, sí muy afines a las mismas.
Sí me consta, por esas visitas, que era muy mal chofer, vista la forma que conducía entonces su camioneta cuando venía de la ciudad de Córdoba a nuestro convento redentorista de Villa Allende, casa San Alfonso.
En nuestro ambiente se lo ponderaba por su celo apostólico y cercanía con la gente de su Diócesis de La Rioja. Pero se lo veía con precaución y preocupación: muy cercano a grupos de ideología subversiva.
Las fotografías que, pasados unos años, me hicieran llegar, confirman ese malestar.
Pasé después de Córdoba (1973-1974) a Añatuya hasta 2002. Ahí conocí de cerca a Mons. Withe, quien había investigado por medio de gente especializada, los hechos de su antecesor, y abrigaba el mismo temor: complicidad con medios subversivos... y muerto en un accidente.
En el 2002 fui nombrado Obispo Castrense. En este ambiente, nuevo para mí, noté malestar por las interpretaciones de la muerte de Mons. Angelelíi. Sé que quien hoy está detenido (Comodoro Estrella) lleva con altura su situación; pero niega totalmente la versión oficial de asesinato propulsado por las FFAA.
Me toca visitar con cierta frecuencia a los militares presos. Sé que la beatificación de Mons. Angelelíi como mártir les va a hacer tambalear a más de uno en la Fe. Y voy constatando en muchos cristianos bien formados que abrigan, como yo, una duda muy seria acerca de este supuesto martirio. Claramente, si hubiera sido muerto por los militares, no habría sido por su Fe, sino por su compromiso con las fuerzas de izquierda, entonces operantes en La Rioja y hoy, en el poder, al que han llegado muy hábilmente.
Por todo esto y por las consecuencias hoy previsibles de desorden que acarraría tal beatificación, creo que no sólo es errónea sino también traería consecuencias lamentables para la paz en Argentina.
t Mons. ANTONIO JUAN BASEOTTO
C. Ss. R.
Obispo Castrense de la Argentina (E)
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Te equivocas Gregory, lo que sí es "tendencioso y parcializado" es ésto que pone el Padre:
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"Respecto de Genta (como de otros laicos católicos asesinados por Cristo), por el momento, la jerarquía de la Iglesia ha visto no prudente abrir aún el proceso de beatificación, alegando que las heridas están aún abiertas en la Argentina. Creemos que este criterio podría utilizarse también para casos análogos,..."
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¿Y? ¿Qué tal?
Aunque si me permite Padre, no estoy de acuerdo con lo de "análogos", porque entiendo que no hay analogía entre dos mártires verdaderamente muertos por odio a la fe como lo fueron Genta y Sacheri, y un subversivo promocionado post morten que engrosa la lista de tantos otros falsos "héroes" de la guerrilla marxista, que ensucian con su nombre nuestras plazas y avenidas.
Ni punto de comparación.
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