El proceso jurídico de Cristo 4. La policía y los sacerdotes

a. La policía en tiempos de Cristo[1]

En la época que se realizó la detención de Nuestro Señor, la guardia policial judía estaba dividida en dos cuerpos que tenían por finalidad la tranquilidad y seguridad estatal y el cuidado de los particulares. Para ello se organizaban del siguiente modo:

a) Por un dado existían los soldados romanos o “policía extrajera”; en efecto, el historiador Flavio Josefo narra que desde de la sumisión de Judea al Imperio Romano, los dominadores romanos mantenían una legión de su ejército en Jerusalén, asentada en la ciudadela Antonia, pequeña villa situada en el ángulo noroeste de la explanada del Templo y comunicada por medio de los pórticos. Dicha legión estaba encargada de velar por la seguridad de la ciudad impidiendo que, en las grandes solemnidades religiosas (donde la masa superaba el millón de personas), se levantara algún tumulto o desorden. Con este fin, una cohorte de la legión romana (alrededor de 600 o 700 soldados), tomaba posición delante del pórtico del Templo, con la consiga de mantener la tranquilidad pública en manos del superior de la policía judía denominado “Capitán” o “Magistrado” el Templo (Hech 4,1; 5,24) Dichos soldados romanos se encontraban así a disposición de este jefe superior del cuerpo sacerdotal, constituyendo una verdadero grupo de elite o policía para asuntos “federales”.

b) Por otra parte se encontraban también los soldados judíos, la policía local, cuya función era la de ejecutar las órdenes de detención emitidas por el Sanedrín (como ya hemos visto, Roma había dejado a los judíos el derecho de juzgar las causas que tocaban a su religión, con el consiguiente derecho de detener, realizar castigos menores y hasta excomulgar). Esta policía dependía únicamente del tribunal supremo y es llamada por los Evangelios con la palabra “ministros” de los sacerdotes, o sea, los servidores o esbirros o criados, según el sinóptico y la traducción que se tome.

En base a los testigos oculares, la detención de Jesús fue efectuada por los esbirros que venían de parte de los sacerdotes, escribas y ancianos; (Jn 18, 3) o los criados de los pontífices y fariseos. Los sinópticos hablan de oxlos polus, que en griego tiene el sentido de “muchedumbre”, “montón”, “masa”, entendida de manera relativa. Así por ejemplo, un grupo de 12 personas sería bastante para prender a una sola, pero en el caso de Jesús, los sanedritas debieron tener en cuenta la presencia de los 11 compañeros (incluso con que algunos de éstos estaban armados, como Pedro). Sea como fuere, la policía que apresó a Nuestro Señor actuó por encargo y con la autoridad del Sanedrín en vistas de la custodia y guarda del Templo. Sin embargo, dicha policía sólo tenía jurisdicción para guardar la seguridad “dentro” del Templo aunque el Sanedrín se las arreglaba muy bien como para utilizar sus fuerzas más allá de su jurisdicción como se lee en los mismos evangelios[2]. Incluso actuaban sin orden romana como se ve en el caso de Cristo al entregarlo a Pilato quien no tenía ningún conocimiento del asunto antes que se lo presentasen (cfr. Jn 18,29).

 

b. ¿Cuántos soldados detuvieron a Cristo?

 

Hay un detalle importante en el prendimiento que normalmente se nos pasa por alto al leer los evangelios. Como sabemos, los Evangelios fueron escritos en un orden, Mateo, Marcos, Lucas y por último Juan, quien tenía a la vista el resto de los relatos y que se ocupa de narrar lo que ellos no han podido relatar. Quizás fue éste el propósito del apóstol San Juan al narrar la Pasión y explicitar exactamente, con palabras técnicas, la participación romana en el momento de la detención de Cristo; participación más bien mixta, como veremos.

En el Evangelio de San Juan, junto a los servidores del Sanedrín, se menciona también la speira (o “cohorte” en latín) con su jefe (xiliaryos), que comandaba la tropa. Una speira romana estaba compuesta de alrededor de 600 (enorme cantidad para Getsemaní, un pequeño huerto) pero absolutamente necesaria para detener a alguien que desde hacía tiempo los judíos querían detener y siempre se les escapaba de entre las manos (vgr. Lc 4,28). Se debe afirmar, entonces que la tropa que detiene a Cristo no es simplemente un pequeño grupo como muchas veces se ve en los cuadros, sino un verdadera cohorte de soldados romanos (o policía extrajera, federal) bajo las órdenes del Jefe del Templo, junto con la “policía local” o los servidores del Sanedrín. Es por ello que recrimina a los jefes de las tropas: “todos los días estaba yo en medio de vosotros en el Templo y vosotros no me prendisteis” (Mt 26,55), haciendo mención claramente a esa policía “federal” dirigida por los sanedritas del Templo que, luego de prenderlo lo condujeron a casa de Anás y Caifás. Hay quienes comoBlinzler, concluyen a favor de la legalidad formal del prendimiento pues quienes lo llevaron a cabo estaban al servicio del Sanedrín, la más alta autoridad judía con cuyo consentimiento y voluntad se llevó a cabo.

Esquematicemos entonces (Jn 18,3):

- Policía judía: los alguaciles, policíacos y judiciales, que fueron enviados por el Sanedrín a Getsemaní directamente desde (ex, dice el texto griego) el lugar donde se reunían[3].

- Policía romana: la guardia del Templo, mandada por el oficial del Templo, el xiliarxos, que salió para Getsemaní desde su lugar de estacionamiento (el Templo) y fue enviado igualmente por el Sanedrín.

c. Los Sumos Sacerdotes

El Evangelio de Lucas nos introduce en el Sanedrín con el siguiente marco histórico: “El año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea…” y tras aludir a Herodes, Filipo y Lisanias, el evangelista termina situando la época con las autoridades judías: “…bajo los Sumos Sacerdotes Anás y Caifás” (Lc 3,1 y ss.)

Estos personajes presentados al inicio de la vida pública de Jesús, aparecen nuevamente, citados también por Lucas cuando, luego de haber dado muerte al Maestro, empiezan a perseguir a los discípulos con la intención de juzgarlos, y tras haber ordenado su detención, nos dice: “al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas; también Anás, el sumo sacerdote, Caifás, Juan Alejandro y cuantos eran de la familia de los sumos sacerdotes…” (Hch 4,5 y ss.). Es por el mismo San Lucas que sabemos otro dato importante: “el sumo Sacerdote con todos los suyos pertenecía a la secta de los saduceos” (Hch 5,17), como habíamos dicho antes.

Sucede que al ser el antiguo Israel una nación teocrática, su organización era conforme a las leyes religiosas y el sumo sacerdote era asimismo el jefe de todo el pueblo judío, reuniendo en su persona poderes religiosos y civiles. Sin embargo, en tiempos del Imperio Romano, esto no se daba sino en teoría, a raíz de la potestad que detentaba el procurador imperial, quien de hecho nombraba al sumo sacerdote quien custodiaba incluso las vestiduras sacerdotales, cedidas sólo en  ocasiones especiales y limitadas. Con todo, al sumo sacerdote correspondían la autoridad y responsabilidad en materia religiosa ya que los romanos, como era habitual en ellos, no querían mezclarse en tales asuntos.

Pero: ¿quién elegía al Sumo Sacerdote? Como dijimos, el nombramiento era con la anuencia de Roma, pero la elección correspondía a los miembros más encumbrados de las familias sacerdotales: una casta privilegiada. Su cargo, en principio, el era vitalicio y sólo de manera excepcional el sumo sacerdote podía ser depuesto, excepción que, desde la época de Herodes el Grande, se había convertido en regla. Desde los comienzos del reinado de Herodes hasta el drama del Calvario (unos 65 años aproximadamente) se sucedieron quince sumos sacerdotes, alguno de los cuales sólo ejercieron su cargo durante un año o menos.

Los sumos sacerdotes depuestos –juntamente con otros miembros de sus privilegiadas familias– formaban aquella casta que no sólo los evangelios sino también Flavio Josefo, califican de “sumos sacerdotes”. En la época del proceso de Jesús, ocupaba el cargo, Qajapha (Caifás), nombre que deriva del arameo y significa Cefas; Caifás, excepcionalmente, hacía 12 años que estaba al frente del sacerdocio judío a raíz de la designación del procurador Valerio Grato (18 d.C.) y de su confirmación por Pilato, siendo destituido recién en el año 36 de nuestra era por Vitelio.

Así pues, Caifás llevaba varios años ininterrumpidos en el más alto puesto de la Sinagoga ¿Cómo es que podía sostenerse tanto tiempo ante una situación tan precaria? La respuesta era sencilla, por medio del soborno con el que “convencían” a los procuradores. “Poderoso caballero es don Dinero”, decía el poeta Quevedo.

Existía, por lo que varios estudiosos señalan, un acuerdo entre Pilato y Caifás (y la familia de su suegro, Anás), por el que el procurador recibía periódicamente una cuantiosa suma de dinero, evitándose de esta manera que por intereses económicos hubiera sustituciones en el cargo. No por nada en el mismo año, caído en desgracia Pilato y enviado a Roma, fue depuesto también Caifás.

Hay que tener en cuenta entonces que, al hablarse en los Evangelios de “sumos sacerdotes” en plural, (como lo hace San Lucas[4]) se refería a lo más encumbrado de la casta sacerdotal, sin que por esto contradiga a los demás evangelistas que hablan en singular: “el sumo sacerdote”. Así, Anás, suegro de Caifás, también podía ser llamado por extensión “sumo sacerdote”, quien había sido depuesto en el año 15 por Valerio Grato y luego del cual ocupó su cargo por dos años uno de sus hijos, Eleazar.

El gobierno de la Sinagoga en aquel tiempo, se daría de manera conjunta entre Caifás y Anás, siendo este último quien gobernaría también desde las sombras –por su prestigio y riqueza, además de por su habilidad–, como señala el historiador judío, Flavio Josefo, al decir que llegó a tener en el cargo a sus 5 hijos, además de su yerno. Era, “el padrino” del rabinato y poseía una extraordinaria energía y un enorme talento diplomático y, aunque hacía tiempo que había sido destituido de su cargo su influencia permanecía intacta, de allí que un autor insospechado como Renan le endilgase la responsabilidad del arresto de Cristo: “es un hecho perfectamente comprobado que la autoridad sacerdotal, de hecho, estaba sólidamente asentada en manos de Anás. Y es bastante probable que la orden de arresto proviniera de él. Por tanto, es normal que Jesús fuera llevado inmediatamente a presencia de este influyente personaje”.

Pero, ¿cómo fue el encuentro Anás y Cristo?

Según los textos (cfr. Jn 18,3) Anás realizó el interrogatorio no oficial, siendo enviado allí sólo “porque era suegro de Caifás”, es decir por motivos familiares o privados: quizá Caifás quiso por medio de esta previa entrega manifestar su respeto al anciano suegro a quien los judíos consideraban como único y legítimo Sumo Sacerdote a causa de haber sido destituido a la fuerza por los romanos[5]; o bien, porque confiaba en la experiencia y sagacidad del anciano para procurar un rápido proceso ante el Sanedrín. Sea como fuere, era un modo de aprovechar el tiempo mientras convocaba durante la noche al tribunal en pijamas. Es por esto que Anás y Caifás aparecen siempre nombrados por pares atribuyéndose a ambos el cargo.

 

 



[1] Cfr. Agustín Lemann, La police autour de Jesús-Christ, Librarie V. Lecoffre, París 1895.

[2] También por los Evangelios sabemos que existía en toda Galilea el “espionaje” o policía secreta que informaba al Sanedrín. Según Mateo (15,1; 16,1) y Lucas (5,7) eran “escribas y fariseos” enviados entre medio de la masa para informar sobre Jesús. Además todo el capítulo 7 de San Juan está dedicado al proceder de este espionaje judío.

[3] A este grupo se añade el soldado Malco, perteneciente al servicio personal del Sumo Sacerdote (Jn 18,10; Mc. 14,47), parece que no cumplía una tarea oficial, sino que, seguramente, tenía la misión de informar a Caifás.

[4] Mateo utiliza muchas veces la expresión en plural pues la utiliza para designar a toda la nobleza sacerdotal, el grupo más poderoso del Sanedrín. Son los “sumos sacerdotes” los que persuaden a la multitud para que elija a Barrabás; los que lo insultan al pie de la cruz; piden a Pilato que ponga una guardia en el sepulcro; pagan a los soldados para que no hablen de la Resurrección y propaguen la mentira del robo del cadáver.

[5] La dinastía de Anás terminó con la muerte de su quinto hijo, también Sumo Sacerdote y llamado igual que su padre, quien fuera asesinado en el año 67 por los insurrectos judíos contra Roma.

 

10 comentarios

  
Ernesto
Hay aquí algunas cosas que quisiera matizar, Javier:

1. Vamos a aceptar lo de "policía" como una metáfora, porque la policía, en el sentido actual del término, no aparece hasta tiempos muy posteriores. En aquellos tiempos lo que había, como apuntas, era tropas, sirvientes y/o esbirros.

2. No consta que hubiese en esos momentos ninguna legión romana en Judea, ni motivos para ello. Mover y sostener una legión era una cosa muy cara, igual que un ejército moderno, por lo que sólo se enviaban a las guerras o cuanto menos a situaciones muy conflictivas. No había ninguna guerra en Judea en ese tiempo. Las fuerzas romanas en el sector debían ser tropas auxiliares, normalmente reclutadas entre los locales, que no seguían la organización legionaria estándar y de hecho eran poco más que bandas de (siguiendo tu analogía policial) "mercenarios con placa." Probablemente las únicas fuerzas romanas "auténticas" en Jerusalén en esos momentos debía ser la guardia personal del prefecto Pilatos, que dudo mucho se viera envuelta en ese mejunje hasta que éste no se encontró con los hechos consumados.

3. Al menos hasta el año 70 dC, un prefecto ecuestre como Pilatos no tenía autoridad directa ("imperium") sobre las fuerzas legionarias, aún en el caso de que hubiese habido alguna en el sector (cosa, como digo, sumamente improbable.) En realidad, siguiendo los Evangelios y el registro histórico, en el área de Jerusalén no sólo no había ninguna legión, sino tampoco ninguna persona con autoridad para comandar una legión (o sus componentes.) Para movilizar a una auténtica cohorte romana de una auténtica legión romana, habrían tenido que ir a pedírsela al legado imperial de la vecina provincia de Siria, que se habría reído en su cara ante la mera idea de desplazar a una cohorte para un "vulgar arresto" en un "asunto interno entre judíos."

4. Por tanto, esa "speira" podía estar compuesta de cualquier número de hombres, no podemos saberlo. A mi modo de ver el Sanedrín enviaría a todos los que pudiese, en su mayor parte mercenarios, esbirros o sirvientes de distintas categorías, como era común en la época, y todos o casi todos ellos locales. Pero difícilmente una cohorte legionaria "auténtica." En suma: que mandaron a "una turba", seguramente en su mayor parte reclutada para la ocasión a través de sus redes clientelares. Lo típico de aquella época, vamos.

5. Un puntillismo: en aquella época, en Judea no había procuradores, sino prefectos, un rango algo inferior. A los romanos, Judea les importaba entre poco y nada, era simplemente una provincia de mínima importancia. A los ojos de un romano, "un pudridero."

6. Por ese mismo motivo, sospecho que a los prefectos romanos les resbalaba bastante quién fuera el Sumo Sacerdote local, con tal de que no molestase mucho, no les agitase el gallinero y sí, como bien dices, pagase las oportunas mordidas.

7. Lo de Anás, Caifás y compañía es un caso de puro nepotismo y clientelismo. Igual que hoy en día, pero elevado a la enésima potencia, como era corriente en la Antigüedad.

En suma: que si no fuera porque el protagonista de la historia es Nuestro Señor Jesucristo, esta sería una historia totalmente vulgar de "talibanes" corruptos hasta la médula, un rey pelele (Herodes Antipas), un gobernador romano igualmente corrupto pero más civilizado que pasa de todos ellos y además no los traga (Poncio Pilatos), y en general una mera serie de abusos de poder propios de la época. Si no estuviésemos hablando de Nuestro Señor, sería meramente la historia de un "pobre desgraciado" que se le puso entre ojo y ojo a la "casta" local y no pararon hasta verlo muerto a manos de una autoridad romana que con toda probabilidad estaba deseando acabar con todo ese oscuro asunto en la tenebrosa Jerusalén para volverse a sus playas de Cesarea Marítima y "relajarse" con alguna esclavita recién comprada.
20/03/15 12:46 AM
  
Palas Atenea
Apoyo a Ernesto en lo que dice sobre las legiones, la legión más cercana estaba en Siria y en las Guerras Judías (68-70) combatieron la Legio III Gallica, la Legio VI Ferrata y la Legio XII Fulminata. Todas ellas eran móviles y habían combatido en todo el Imperio.
Pero una legión fija en Palestina en tiempos de Jesús dudo mucho que hubiera y, aunque pudiera reforzarse la guarnición romana en tiempos de la Pascua, dudo que desplazaran una legión entera, si acaso alguna que otra cohorte.

20/03/15 12:07 PM
  
Palas Atenea
Según el P. Castellani los soldados romanos destacados en Jerusalén podían ser miembros de alguna cohorte de la III Legio Gálica, porque insinúa que eran "franceses". Esto no sería raro porque la autoridad superior de Pilato estaba en Siria y esa legión anduvo por allí. Él sólo era prefecto, el gobernador estaba en Siria porque Palestina pertenecía a esa provincia romana.
20/03/15 12:21 PM
  
Palas Atenea
Hay cosas extrañas, desde luego, en este juicio:
1) Parece que Herodes Antipas-que había mandado degollar a Juan El Bautista sin necesidad de recurrir al poder romano-no conocía a Jesús aunque era Tetrarca de Perea y Galilea ??, siendo Galilea el territorio testigo de la predicación de Jesús y a dónde se dirigió después de la Resurrección.
2) Tampoco lo conocía el prefecto romano Poncio Pilato.

¿Qué podemos deducir de esto? O bien que Jesús no era tan conocido como nos pueda padecer o bien que los servicios de espionaje no lo consideraban peligroso y no habían informado.

3) Que en la Palestina de aquellos tiempos no era necesario recurrir a los romanos para matar impunemente a un judío-otra cosa es si era ciudadano romano como Saulo de Tarso o Flavio Josefo-porque ya había habido un intento de lapidación de la mujer adúltera, porque la lapidación de Esteban se consumó posteriormente a la muerte de Jesús y porque el mismo Juan El Bautista había sido muerto por Herodes.

Entonces ¿por qué esa obstinación del Sanedrín por llevar a juicio a Jesús y condenarlo con todas las de la ley (nunca mejor dicho).
La única explicación que encuentro es que los saduceos, algunos fariseos y escribas, si que tenían información y lo habían visto cuando echó a los mercaderes del Templo e, incluso, habían hablado con Él.
Para ellos si constituía un peligro porque se había metido en su territorio, no en el del César ni en el de Herodes, sino en el suyo.
Ahora bien, como allí había un contubernio clarísimo entre Herodes, el Sanedrín y la administración romana-corruptos a manta-estos se guardaban las espaldas unos a otros.
La iniciativa partió del Sanedrín, Herodes le sacó el cuerpo y Pilato-a desgana-les siguió el juego hasta el final. Es decir: Jesús fue víctima de todos los poderes en juego en aquella época: políticos y religiosos.

También es verdad que el Hijo del Hombre tenía que ser elevado en la Cruz y ese era su destino. Lo que nos deja sobrecogidos ante el misterio.
20/03/15 2:21 PM
  
Ernesto
Palas: Es incluso posible que tampoco hubiese legiones en Siria. No había motivo para tenerlas, porque no había conflicto en que emplearlas.

A veces con esto perdemos la perspectiva. Las legiones romanas fueron las mejores tropas de élite del periodo. En un ejército moderno, serían el equivalente a una división mecanizada o aerotransportada de élite, análoga a lo que los rusos llaman "unidades de la Guardia." Y una cohorte equivaldría a algo a mitad camino entre un batallón y una brigada "de la Guardia." Tropas de asalto, combatientes de alto nivel, dedicadas a los "fregados serios." Ni en Judea ni en Siria (que en esos momentos eran provincias distintas) había ningún "fregado serio" que justificase su presencia (y su altísimo coste.) Y aunque hubiese habido alguna unidad en el sector por casualidad, encargarles un "vulgar arresto" habría podido ser percibido fácilmente como una ofensa.

El equivalente moderno sería movilizar a una brigada militar de élite para arrestar a una docena de "anarquistas de provincias" que como mucho se van a defender a pedradas o con un par de cócteles Molotov. Impensable. Para un arresto así, mandas unas furgonetas de policías (en aquellos tiempos, una partida de sirvientes o esbirros.)

Ni siquiera creo que emplearan a las tropas auxiliares romanas reclutadas entre la población local. Eso habría significado "destapar las cartas" antes de tiempo precisamente ante la máxima autoridad romana en Judea: el prefecto Pilatos. Dudo mucho que pudieses movilizar a una unidad de tropas auxiliares sin que el prefecto romano se enterase. Y el Sanedrín quería presentar al prefecto Pilatos con un hecho consumado.

Así pues, veo lo más probable que el Sanedrín enviase a una mera banda de servidores y esbirros, quizá con alguna tropa auxiliar "pluriempleada" "echando horas extras" a cambio de algún dinero en un rápido trabajo nocturno. No más. A veces parece que esto "nos sabe a poco", hablando como estamos hablando de Nuestro Señor, y queremos imaginarnos que "se lo tomaban más en serio."

Pero no había caso. Tú mismo lo dices: el propio Tetrarca de Galilea y Perea no parece tener noticias de Jesús hasta que se lo presentan, pese a que había estado predicando en la propia Galilea. Esto nos sugiere que el movimiento de Cristo y Sus discípulos era algo muy minoritario, "irrelevante", al menos lo suficiente como para que ni el Tetrarca de Galilea sepa quién es y a qué se dedica hasta después de su arresto.

A mi modo de ver, lo que le "buscó la ruina" a Nuestro Señor fue precisamente confrontar al Sanedrín en Jerusalén, y todo su proceso y condena fue básicamente un "asunto jerosolimitano." Es el Sanedrín quien quiere verlo muerto, porque les desafía en su propio terreno. Herodes Antipas ni siquiera "les saca el cuerpo" como dices; lo único que hace es "devolverle el muerto a Pilatos" que a su vez, como ya hemos comentado, está posiblemente furioso ante la manipulación a que el Sanedrín le está sometiendo, pero al mismo tiempo no puede pasar más de todos ellos.

Da la sensación de que todo el lío es entre el Sanedrín de Jerusalén y Nuestro Señor, con los demás poderes "flipando" ante semejante "montaña de un grano de arena" e intentando "pasarse la patata caliente" de mano en mano. Si te fijas, ninguno de ellos parece saber nada de Jesús y sus discípulos hasta que el Sanedrín no "monta la pirula." Herodes llevaba siendo Tetrarca de Perea y Galilea ¡desde el año 6 dC!, y Pilatos llevaba siendo prefecto de Judea desde el año 26 dC. Ambos llevaban la tira de tiempo en el cargo... y ninguno de los dos tenía noticia de Jesús y sus discípulos hasta esa noche. Eso nos sugiere un dato histórico relevante: el "movimiento original" de Cristo y Sus discípulos o era muy minoritario, o era percibido como tan "vulgar" en su tiempo que había "pasado bajo el radar" de dos experimentadas autoridades políticas con muchos años en el cargo y en el lugar.

¿Por qué el Sanedrín lo quiere "legalmente muerto" a manos romanas en vez de mandar a unos esbirros a reventarlos a todos de una paliza, u organizar una lapidación "entre judíos"? ¡Buena pregunta! Pues creo que la respuesta se centra justamente en este mismo contexto: Jesús había desafiado al Sanedrín en el mismísimo Jerusalén de manera pública y notoria. Quizá necesitaban demostrar ante el pueblo y/o ante otros poderes locales que el poder romano estaba de su lado. El propio "pasotismo" de Pilatos y sus dos intentos de salvar a Nuestro Señor (uno más desganado, el otro más comprometido) podría revelar que el poder romano (representado en el prefecto Pilatos) no estaba muy con el Sanedrín.

Se evidencian ahí unos "subtextos políticos" que el tiempo ha borrado, pero revelan que el Sanedrín necesitaba una clara demostración de que los romanos estaban con ellos (¿quizá relacionado con las revueltas de Barrabás y demás?), y que al mismo tiempo los romanos pasaban muchísimo de ellos hasta el punto de que Nuestro Señor es crucificado "por los pelos." Claramente Pilatos no sólo ordena Su crucifixión a desgana, sino por completo a regañadientes y con un cabreo monumental contra el Sanedrín y el "universo jerosolimitano" en general. Lo hace porque es políticamente conveniente y expeditivo, y quizá porque no le interesa mostrar públicamente la poca relevancia e influencia del Sanedrín, pero hay un par de momentos en que si le llega a echar sólo un pelín más de agallas al tema, no hay crucifixión. Su lavado de manos en público y su "sobrada" final del "quod scripsi, scripsi" demuestran hasta qué extremo los desprecia, le resultan irrelevantes y está furioso con ellos.
21/03/15 1:28 AM
  
Palas Atenea
Ernesto: Sobre esto no podemos estar más de acuerdo. Todo se gestó en Jerusalén y por la gente adscrita al templo. A saber cuántos agravios juntaron, habrá algunos que ni nos podemos imaginar, por ejemplo la condición de galileo de Jesús. El Evangelio dice que nació judío pero toda su vida fue el Nazareno y el Galileo. Galilea era aquello que quedaba más arriba de Samaria, tierra de pastores broncos-el movimiento zelote nació allí, con Judas de Gamala el año 7 d.C,-y pescadores del lago. Parece que los sabios se concentraban en Judea y, principalmente, en Jerusalén. La visión del Profeta de Galilea entrando en el Templo y flagelando a los cambistas les debió parecer una intrusión total. Una cosa es un rabí y otra un sacerdote. Rabí podía ser cualquiera al que siguiera un puñado de gente, pero la casta es la casta y del Templo vivían maravillosamente bien.
A mi me da la impresión de que en Galilea podía haber vivido largos años sin ser molestado-parece que a Herodes, "La Raposa", sólo le molestaban los que se metían directamente con él, como El Bautista-pero Él, consciente de su misión, se dirigió a Jerusalén porque sabía que el nido de víboras estaba allí y, con ellos, su destino.
Sin embargo la querencia de Jesús hacia Galilea es notable porque, después de la Resurrección, hacia allí se encamina. Galilea para Él parece representar la vida, sus amigos, lo conocido mientras que Jerusalén es el lugar del poder terrenal y la muerte.
21/03/15 8:56 AM
  
JCA
«Qajapha (Caifás), nombre que deriva del arameo y significa Cefas»

Interesante dato.
25/03/15 1:50 PM
  
GERARDO GUTIERREZ DE NICARAGUA
JAVIER Y ERNESTO PRECIOSO LOS COMENTARIOS DE AMBOS AN SIDO DE MUCHA AYUDA PARA MI PERO ME PREGUNTO CUAL ES EL VERDADERO COMENTARIO POR QUE LA DIFERENCIA DE OPINIONES
27/12/16 12:25 AM
  
GERARDO GUTIERREZ DE NICARAGUA
me gustaria saver cual es su opinión con mi pregunta
27/12/16 12:26 AM
  
GERARDO GUTIERREZ DE NICARAGUA
porque la diferencia de comentarios javier y ernesto

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Gerardo: en este momento estoy en la India, en una misión. Recuérdeme esto por correo electrónico dentro de un mes, más o menos, y le respondo gustoso. Dios lo guarde. PJOR
27/12/16 12:30 AM

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