La persecución de los buenos
Para los verdaderos hijos de la Santa Madre Iglesia uno de los grandes peligros que les acechan, con la consiguiente tentación que no es pequeña: al contrario, es lo que bien puede llamarse “la persecución de los buenos"; es decir, aquella generada contra ellos por los que se presentan y se tienen por “buenos": los “oficialistas” eclesiales, jerárquicos y/o asimilados.
Lo han experimentado muchas almas santas, precisamente por sus afanes de fidelidad, al pretender mantener levantada en alto -bien visible- la bandera de Cristo: su Doctrina, su Palabra, sus Hechos, sus Mandatos: en definitiva, su Iglesia. No pretenden tener otra honra. Pero esta, exactamente esta, pretenden mantenerla contra viento y marea, también contra “los buenos” que les hacen la guerra. Y son perseguidos por “los buenos"; que, como no puede ser de otra manera pues a eso se agarran, tienen autoridad sobre ellos. Y esto sucede, hoy, en la Iglesia Católica, a todos los niveles, también a nivel institucional.
Por supuesto, no es nada nuevo. Por tanto, nadie puede sorprenderse, aunque no deja de ser “sorprendente” por decirlo de un modo suave que esto siga pasando, bien públicamente o “a la chita callando".
Y, por cierto: todos los perseguidores, como acredita la Historia eclesiástica, acabaron muy mal, ya que el mismo Señor toma la defensa de los suyos. Y esto lo saben tanto los perseguidos -para su confianza, seguridad y triunfo- como los perseguidores, aunque no quieran hacer caso de cómo han funcionado, y funcionan, las cosas en las que Dios está por medio.
Ya en el Antiguo Testamento se narran tremendas persecuciones contra toda voz que ha hablado en nombre del Señor; sin ir más lejos, muchísimos de los Profetas, del primero al último: es el caso de san Juan Bautista, el último precisamente, pero también el Precursor; y de tantos predecesores suyos.
Y en el Nuevo Testamento. nos basta y nos sobra con el ejemplo de Jesucristo al que le ponen asechanzas, le calumnian, pretenden hasta despeñarlo… para, finalmente, acabar entregándolo a los romanos, que detentaban el poder jurídico para condenar a la pena de muerte por crucifixión: la más cruel e infamante; mientras, ellos, los sacerdotes y escribas y ancianos y todo el que poseía alguna autoridad moral y religiosa -¡qué escarnio!- ante el pueblo -los “oficialistas", los “buenos y justos"- se “lavaban las manos” mucho antes que Pilatos, solo que con mayor cinismo e hipocresía.
Por eso, no tuvieron empacho alguno en tragarse las falsas acusaciones contra Él; más la pública retractación de Judas: “he entregado sangre inocente“; “a nosotros qué” contestarán, pues ya tenían lo que querían; y la inmoral incitación al pueblo, sumando engaño a engaño: “¡crucifícale, crucifícale!“; para llevar por último su cinismo al extremo, convirtiéndolo en blasfemia -¡lo que le han achacado exactamente a Jesús para condenarlo!-: “si es el Hijo de Dios, que baje de la cruz y creeremos en Él“.
“La persecución de los buenos” la han padecido muchos en la Iglesia. Algunos, conocidísimos por su fama de santidad, como el padre Pio, el santo de los estigmas y de los milagros en vida; o san José de Calasanz al que echaron de su “casa” sus propios “hijos” mediante denuncia ante tribunal competente.
Otros, anónimos: solo conocidos por Dios mismo y por esas almas excelsas y privilegiadas, que han aunado doble padecimiento, persecución y silencio, en la intimidad de su corazón. Pero a las que el Señor ni olvida ni deja de recompensar con creces.
Lo que sobran son ejemplos. Ejemplos que, como se ve aún hoy día, no han servido de nada. Por señalar uno de rabiosa actualidad: tras el CV II “se obligó sí o sí” a todas las Instituciones eclesiales, de toda naturaleza y raíz, a que cambiasen -sí o sí: insisto, porque es la verdad histórica- sus Estatutos, para “actualizarlos” según la letra y el espíritu del Concilio. Y, salvo contadísimas excepciones -por ejemplo, con las Carmelitas descalzas, que se permitió que se escindiesen en dos ramas separadas- así se hizo. Las consecuencias del sí o sí: en España se están cerrando convento tras convento de muerte “natural". ¡Triunfó el “aggiornamento"!
Para los perseguidos, la persecución es el signo visible de su Fidelidad. Son los que han preferido hablar antes que callar, para que no fuese Jesús al que se le ponía una mordaza infame e indigna. Son los que han preferido ser señalados injustamente por los “oficialistas", antes que dejar que hablasen las piedras en su lugar -”si estos callasen, gritarían las piedras“-, y antes de ser tachados, por el mismo Jesús, de “perros mudos“: porque la Verdad de Dios, la Palabra de Dios, tiene que oírse necesariamente. Los que han preferido la honra de Dios antes que la suya propia. Son los que no han dejado a solas a las ovejas a merced de los lobos y demás depredadores, y/o ante los mercenarios, que no pretenden sino destruir y arrasar.
Se les persigue. Se les pretende silenciar. Se les amenaza. Se les arrincona. Se les levantan toda clase de sospechas. Se les tilda de “no afectos", de “versos sueltos", de “destruir la unidad", de dar pie a “males mayores que los que pretenden combatir"… y se les monta un “cordón sanitario” para que no se infecten las demás ovejas: eso argumentan los perseguidores y así cauterizan su conciencia.
Pero la verdad es muy distinta. El cordón sanitario es “aviso de navegantes", porque es algo bien visible, ostentosamente visible y deja suficientemente en evidencia; amén de injusto, por supuesto. Pero esto último no lo acaban de pillar porque, al estar dotados de la “autoridad competente", cualquier cosa que monten está en el montón de las cosas “buenas y justas": ¡son la autoridad, y tienen gracia de Dios para actuar en consecuencia!
Esto es cierto. Sí. Tienen la autoridad. Otra cosa es que todo ejercicio de autoridad sea moralmente lícito. Porque no lo es de suyo, ni de lejos. Habrá que discernir su uso y su abuso. ¿Acaso no existe lo que se denomina exactamente así: “abuso de autoridad"? ¿No lo vemos así hoy todos los días? Salen muchas de estas cosas en las páginas que siguen siendo católicas; hasta con los nombres de las personas y de las instituciones perseguidas.
Pero los perseguidores, con su actuar aparte de delatarse a sí mismos, para más inri gravan su conciencia. Precisamente, por ser jerarcas y/o detentar autoridad deberían ser ejemplares y modelos de finura de conciencia. Y manifestarlo ostensiblemente. Una finura de conciencia que se ha de ejercer de modo exquisito precisamente a la hora de MANDAR, porque a los demás -a sus súbditos- se les exige exactamente OBEDECER: pero la obdiencia como virtud, no puede ser “perinde ad cadaver“, de cosa inerte, pues está muerta.
Además, los perseguidores que con su poder fuerzan injustamente una obediencia indebida, no se dan cuenta de que es un honor para los perseguidos el ser esto: “perseguidos". Estos saben que es un signo de efectiva predilecciòn divina: Si me han perseguido a Mï, también os perseguirán a vosotros.
Por eso, como los Apóstoles cuando vuelven de ser castigados severamente por la autoridad competente por haber seguido hablando de Jesucristo en lugar de callar como les habían ordenado, nos cuenta san Lucas que estaban gozosos de haber sido hallados dignos de padecer en nombre del Señor. Y siguieron hablando, y con mayor entusiasmo y fervor.
Por todo esto, los perseguidos siguen adelante. No tienen otro “orgullo” más que este: “mi auxilio es el Nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra“. Para, como “el Señor es el lote de mi heredad“, pretender finalmente alcanzar lo prometido, “el que pierda su vida por mí, la encontrará“.
Y es que el Señor es muy, pero que muy buen pagador. No lo hay más espléndido:”el ciento por uno ya ahora, y la vida eterna“. Amén.
Seguid rezando por mí, que lo necesito. Muchas gracias, en el Señor Jesús.
36 comentarios
Rezo por usted Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
El problema actual es incluso más profundo, porque los buenos son perseguidos incluso por otros que también son buenos, o al menos poco menos buenos que aquellos a quienes persiguen. Y otros muchos buenos que no persiguen, toleran sin embargo la persecución. Lo que creo que obedece a que muchos verdaderos cristianos que buscan con toda su alma y con todo su corazón ser buenos discípulos del Divino Maestro se encuentran confundidos.
Durante generaciones enteras se les ha enseñado que toda forma de desaprobación incluso del peor y más indigno de los Sucesores de San Pedro equivale a la impugnación global de la Iglesia. Y, pese a que no simpatizan con nada de lo que Francisco promueve, acaban obligándose a pasar por el aro e incluso adoptar una actitud de adhesión militante al Papa simplemente por que no conciben que sea posible oponerse de manera católica a los desvaríos de la misma cabeza terrenal de la Iglesia, por peligrosos que éstos sean. IHS
Toca resistir y ser fieles por gracia
Que EL SEÑOR NO LEVANTE SU MANO DE USTED
- De la noche a la mañana desaparecieron en España los comulgatorios para comulgar de rodillas.
- De la noche a la mañana todos los españoles querían comulgar en la mano.
- De un plumazo se cambió el Padrenuestro. No es lo mismo decir "El,pan,nuestro,de,cada,día,,dánosle,hoy" que entrar pidiendo directamente sin previa consideración del pan y Pan que pedimos, "Danos hoy nuestro pan de cada día".
- En uno, dos o tres cursos escolares, empezaron a vaciarse y desaparecerse Seminarios diocesanos, noviciados...
- etc...
... y como estas y otras cosas, no atacan el dogma, resulta que al final los fieles nos encontramos sin el Pasto y Pastoreo a que tenemos derecho.
Estamos como en los tiempos que nos muestra el libro de los Jueces en su último versículo, que casi, casi dice "cada uno hacía lo que le daba la gana".
... nada nuevo bajo el sol.
Ave María, gratia plena...
¡ VIVA CRISTO REY!
Está claro que la puerta estrecha no iba a ser famosa y la puerta ancha parece ser una buena opción, maquillando las intenciones y poniendo de rebajas la fe; de esta manera para ser Cristiano bastaba que buscásemos el amor en caridades cortitas, sin negaciones a nosotros mismos y sin más complicaciones que; confiemos en que Dios que es misericordioso lo quiere así, aunque el Evangelio diga otra cosa; pero claro también es verdad que no habían grabadoras y San Pablo era un Rígido, que está ahí, porque el Señor aún no había descubierto a los Jesuitas y la teología de la liberacion. Además cuántas probabilidades hay de que aquel que vino a salvarnos, predicó, hizo milagros(esto les duele también) y murió por nosotros se le hubiese olvidado el detalle de transmitirnos firmemente y fielmente todo esto a todos a través del Evangelio y la tradición en el Espíritu Santo, ? ninguna? Pués ninguna es mucho para quien no quiere creer.
Así que en nombre de la misericorditis, queridos Rígidos que os empeñais en ser fiel a la tradición y a nuestro Señor, vais a ser perseguidos. Eso sí, no sucumban porque os la jugáis y no hay segundo tiempo aquí.
Hace unas horas en Madagascar es lo que comentaba don Jorge Bergoglio. Así están las cosas. La verdad don José Luís, para qué cansarse la vista con tanta degeneración ordenada y por ordenar cuando las promesas de nuestro Señor están ante nuestros ojos. El perro vuelve a su vómito y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. Volvamos nosotros a nuestra casa. Rezaré por usted, y por mí, y por tantos.
Lo nuevo es que los perseguidores están dentro...y mandan mucho
A veces nos tomábamos a broma alguna palabra: "Contra pereza, diligencia" pero, más tarde o más temprano, el término encajaba y, cuando leías en una novela de las de antes: "El ama de casa, con su acostumbrada diligencia, aprestábase a dar de comer a las gallinas" ¡zas! lo entendías!.
Gracias por esta consolación.
Como usted ha dicho con tanta profundidad, esta persecución de los que con su conducta creen estar honrando a Dios, se convierte en doble revelación: desnuda la miseria del perseguidor y signa al perseguido con la bienaventuranza destinada a los profetas.
Don Bosco, el Padre Pío, Santa Bernardita, los niños santos de Fátima y tantas almas más, no solo recibieron persecución de los poderosos del mundo, sino también de hombres y mujeres "de Dios".
Y al parecer, creo que estas almas víctimas, en obediencia a Dios respondían más o menos con las mismas conductas:
1-Aceptación interior del inmenso sufrimiento uniéndolo en silencio, a la Pasión del Señor,
2-Aceptación paciente de las "medidas eclesiásticas" que se les imponían, obedeciendo sin rebeldías ni faccionismos,
3- Proclamación valiente, constante, fiel, inevitable de los sencillos, de la verdad que conocen y anuncian. Simplemente por amor a Dios, no pueden dejar de gritar la verdad.
4- Ruego, caridad y perdón por los que los persiguen.
Y con esto imitaban al varón de dolores, al Cordero, que fue llevado mudo al sacrificio.
Dentro de las instituciones mismas-ud también lo menciona-, nos vemos muchísimas veces contradecidos y llamados a silencio! porque no damos ejemplo de unidad.
Muy graves son los tiempos! Los pastores siguen mudos, aplaudiendo todo y poniendo en peligro la fe de su grey.
Rezo por Ud. y por todos los que hacen cabeza en instituciones buenas dentro de la Iglesia. Que el Señor los despierte! y acorte está prueba.
Lo he escrito en otro blog de infocatolica, el mal viene de lejos, Pio XII temía convocar un concilio por el humo que atisbaba, no estaba mal informado, la gangrena estaba ya presente en 1955. Y el humo se introdujo. Ahora respiramos humo y el futuro de la Iglesia es incierto. Yo aprecio mucho al cardenal Müller, pero no vale ni la mitad que el cardenal Siri y éste al final nada pudo hacer salvo preservar cierto decoro en su querida Génova, así que la implementación de un Concilio Vaticano II revisitado no va a tener mucha contestación y aún va a tener menor resistencia. ¿Y luego? Dios dirá; mis días se terminan y lo que he de ver tras mi muerte me interesa más que el grado en el que el obispado de Roma se descompone. Pero debemos formar a nuestros seguidores, no podemos abandonar nuestra fe, ellos retornarán algún día para purificar la cátedra, tenemos en nuestras manos el sagrado testigo del Evangelio y a Dios de nuestra parte, el resto es cosa de Satanás y del mundo.
Y no es poca cosa poder contar con todos ustedes en este viaje; que el Señor nos de fuerzas para superar las tentaciones y permanecer en la fe apostólica.
En el párrafo que comienza "Lo que sobran son ejemplos" aparece escrito "excindiesen". Debería decir "escindiesen", con "s", no con "x".
Gracias.
De los tres votos clásicos que suelen emitir los consagrados, el de más difícil cumplimiento acaba siendo el de la obediencia. El de castidad puede costar en alguna época determinada, pero no siempre. El de pobreza, puede haber situaciones que lo compliquen. Pero el de obediencia está siempre presente porque afecta al propio yo, a la soberbia. Y ésta, es la más difícil de combatir. Además, con el paso de los años, los dos primeros se van haciendo como más llevaderos. Al contrario de la obediencia, que posiblemente suceda al revés.
La obediencia es cosa fundamentalmente voluntaria. No requiere, en principio, de la inteligencia. Pero hay un pero.
Para clarificar las mentes de los sujetos a obediencia, algunos fundadores han dejado frases lapidarias que, en situaciones de normalidad, pueden ser válidas. Pero no siempre sucede así, como ocurre en la actualidad.
- Obedecer como un cadáver.
- El que obedece, nunca se equivoca.
- Semper, cum Petro.
Estas simples frases, que en situaciones normales pueden servir, creo que en la actualidad no son válidas. No son verdades absolutas. Para comprobarlo, basta con una simple "reductio ad absurdum". Para no alargar demasiado este comentario, cojamos la segunda.
Por increíble que parezca, muchos prelados y mandatarios eclesiásticos actuales se encuentran atrapados hoy en día por esta lógica tan simple. Creen que si obedecen, aunque sean caprichos y arbitrariedades están justificados ante Dios. Creo que están equivocados. Yo pregunto: ¿Hacían bien los militares y funcionarios de la Alemania nazi ejecutando las órdenes superiores cuando mandaban a las cámaras de gas a los judíos? ¿ O los subordinados de Stalin cuando mandaba asesinar a sus oponentes? Esto nos dice que no siempre obedeciendo se hace el bien.
Muchos de los "buenos" de los que habla D. José Luis actúan con esa lógica perversa. Alguien podrá argumentar que no es comparable. Pero los hechos que presenciamos delante de nuestras narices son tozudos. Se está pretendiendo acabar con la Iglesia Católica destruyendo su moral, sus costumbres piadosas y hasta su mismo Credo. Y, ante ésto, ¿ Hemos de permanecer pasivos ?...
La obediencia ciega y sorda de los "buenos" está destruyendo y persiguiendo a sus miembros más fieles y mejores desde dentro mismo de la Iglesia. Yo les recordaría aquellas palabras de Jesucristo: "El que pierda su vida por Mí y por el Evangelio, se salvará. Aquel que pretenda salvar su vida, la perderá."
En general, no nos cuesta entender esto cuando las órdenes provienen de una autoridad civil, porque rápidamente aplicamos el axioma: "es necesario obedecer a Dios, antes que a los hombres".
Hasta ahora siempre que se realizó la persecución del justo en manos de un "bueno", las ordenes, sanciones y disciplinas, se han referido a males circunscritos al mismo justo y su obra (clausura o confinamiento, limitaciones a su obrar, prohibición de difundir las gracias recibidas, difamación, juicio injusto, etc). A S. Juan Bosco se le prohibió confesar, al Padre Pío celebrar Misa públicamente, a Sta. Faustina hablar de las apariciones, a Sta. Juana se le obligó a retractarse de las gracias recibidas, y tantos ejemplos más.
Es verdad que aisladamente algún eclesiástico podría ordenar el mal (piénsese en el accionar de los abusadores y escandalosos, o en los cismáticos), pero nunca hasta ahora, desde el Magisterio disciplinar, se ha ordenado realizar una acción inmoral o que ofendiese a Dios (obligar a pecar).
Creo que este es un Misterio de la Bondad de Dios, que preserva al justo unido a su cruz, de esta terrible disyuntiva.
Y,también sucede que, aunque sea zarandeado como el trigo, el justo recibe luego, también en este mundo, el premio de Job , a veces en vida, y otras en su posteridad.
Así se cumple que el humillado "será ensalzado".
Ahora, fíjense bien que he dicho: "hasta ahora".
Roguemos al Padre del Cielo que esto no cambie
También lo encomiendo en mis oraciones.
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