(15) Que el zen es esencialmente incompatible con la vida cristiana

Un cristiano no puede practicar zen sin buscarse innecesariamente  problemas en su vida cristiana y llenar de obstáculos su camino de santificación, por no decir abandonarlo o algo peor. Por la sencilla razón de que zen y vida cristiana son incompatibles. Quien no lo crea así, no tiene más que comparar la fe cristiana con la doctrina zen que expondremos en este y otros post, para convencerse de ello, si Dios quiere. Es lo que sinceramente deseo. Que se centre en Cristo y en la oración conforme al Logos, en Espíritu y en Verdad.

Mi objetivo es mostrar la esencia de esta forma del budismo a través de textos relevantes del pensamiento zen, para que su cosmovisión propia quede manifiesta y su incompatibilidad con el cristianismo se haga visible. He utilizado fuentes prestigiosas, de reconocida competencia, y no los mediocres manuales de autoayuda budista que circulan por ahí divulgados por la New Age. Vamos a ello.

1. La cosmovisión zen define la naturaleza esencial de las cosas como vacío. Para eso, utiliza una palabra clave en zen, que es sûnyatâ.

“Literalmente, vacío:  Sûnya significa vacío, y el sufijo ta le confiere el carácter de sustantivo abstracto. Se emplea esta palabra para describir la naturaleza esencial de todas las cosas” ("Diccionario Zen", E.Wood, edit. Paidós, pág. 156- (a partir de ahora, D.Z.)

“Cuando el zenista afirma que la verdadera naturaleza propia del hombre o la verdadera naturaleza de uno mismo es sûnyatâ, enuncia una idea similar.” Es decir, que “su realidad es un vacío” (D.Z. pág. 156)

Para el cristianismo, la naturaleza esencial de las cosas no es el vacío. Porque del vacío la razón no puede extraer la Ley Natural. Negando la naturaleza de los seres creados y concretamente del ser humano, es imposible descubrir la Ley Natural como fundamento mismo del ethos. Si la naturaleza de las cosas fuera vacuidad, entonces también la Ley Natural sería vacuidad carente de contenidos, vaciada de los Mandamientos de la Ley de Dios.

CAT 1955 La ley divina y natural (GS 89) muestra al hombre el camino que debe seguir para practicar el bien y alcanzar su fin. La ley natural contiene los preceptos primeros y esenciales que rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo en cuanto igual a sí mismo. Está expuesta, en sus principales preceptos, en el Decálogo. Esta ley se llama natural no por referencia a la naturaleza de los seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana”

«Existe ciertamente una verdadera ley: la recta razón, conforme a la naturaleza, extendida a todos, inmutable, eterna, que llama a cumplir con la propia obligación y aparta del mal que prohíbe. […] Esta ley no puede ser contradicha, ni derogada en parte, ni del todo» (Marco Tulio Cicerón, De republica, 3, 22, 33).

2. El concepto de vacuidad, o vacío, fundamental en el zen, es entendido bajo una perspectiva religiosa venida del taoísmo. Luego no es sólo una mera técnica mental. Es una filosofía especulativa de índole religiosa.

Al pensamiento tradicional chino, sustentado en el confucianismo y el taoísmo, le costó mucho entender este concepto budista del vacío. Pero el concepto de sûnyatâ caló en la religiosidad china asociado al concepto de nada del taoísmo. De esta manera, el budismo chino/japonés comprendió el vacío como nada. Así lo explica la primera autoridad del Japón en budismo zen, Daisetz Teitaro Suzuki, profesor de la Univesidad Imperial de Tokyo,  que influyó en Heidegger, C.G, Jung y Erich From:

“Hay dos corrientes originales de pensamiento chino, el confucianismo y el taoísmo puro, es decir, el taoísmo no deformado por las creencias y las supersticiones populares. El confucianismo representa el pragmatismo o positivismo de la mentalidad china, mientras que el taoísmo representa su tendencia mística y especulativa. Cuando el budismo se llevó a China al principio de la última dinastía Han (64 dC) encontró un verdadero asociado en el pensamiento de Lao-tzû y Chuan-tzù. Al principio el budismo no fue muy activo en el pensamiento chino. Sus adeptos se ocuparon principalmente de traducir sus textos al chino, y la gente no sabía exactamente cómo integrarlo en su sistema de ideas y creencias. Pero a través de las traducciones debieron comprender que había algo muy profundo, muy inspirador, en la filosofía del budismo. Desde el siglo II, cuando los Prajñâ pâramitâ Sûtras fueron traducidos por primera vez al chino, los pensadores chinos quedaron profundamente impresionados por ellos y emprendieron su estudio con toda seriedad. Aunque tenían dificultades para comprender con claridad la idea de sûnyatâ, vacuidad, encontraron un concepto afín en la idea de wu, Nada, de Lao-Tzû”. ( “El zen y la cultura japonésa”, edit Paidós, Madrid, 1996, pág. 42)

Resalto de este texto algo muy significativo, que contradice la tesis según la cual el zen es sólo una técnica mental sin visos de religión. El concepto de vacuidad, o vacío, fue entendido como nada, concepto propio de la cosmovisión taoísta, que representa, como dice Suzuki, la tendencia mística y especulativa de la mentalidad china.

3. La cuestión de la objetividad de la realidad es tratada en el pensamiento zen bajo la dicotomía de lo interior y lo exterior, para convertirlo en un pseudoproblema y concluir su vacuidad.

Veamos cómo explica esto un filósofo zen de la talla de Toshihiko Izutsu , que enseñó en el Instituto de estudios Culturales y Lingüísticos de la Universidad de Keiō en Tokio, en la Academia Imperial iraní de Filosofía en Teherán, y en la Universidad McGill en Montreal,  en su muy riguroso libro sobre metafísica y epistemología zen “El Kôan Zen. Ensayos sobre budismo zen”, edit. Eyras, Madrid, 1980 (a partir de ahora, K.Z.):

“El Zen habla a menudo del exterior y del interior, y hace un gran uso de esta distinción (…) refiriendo el interior al espíritu y a la conciencia habitualmente y el exterior  al mundo de la naturaleza”. (…) Sin embargo, desde un punto de vista estrictamente zen, el problema del interior y del exterior no es más que un seudoproblema, cualquiera que sea la forma bajo la cual puede surgir, puesto que para un ser humano iluminado, el interior y el exterior no son en modo alguno dos compartimentos estancos que puedan ser distinguidos uno del otro. Semejante distinción no tienen realidad alguna: no es más que una construcción del pensamiento”. (K.Z, pág. 108/109)

4. El zen concede a la Nada un papel articulador de la realidad, cuyo objetivo es deconstruir la dicotomía subjetivo/objetivo, espíritu/naturaleza, interior/exterior

“La nada absolutamente inarticulada se articula en forma concreta y sensible, le da forma a aquello que es negado inmediatamente, es decir, en el momento mismo de su articulación;  y por ello, la nada original se revela en un instante.” (K.Z., pág. 112)

5. El pensamiento zenista utiliza el concepto de no-espíritu como articulación personal de la nada, entendida positivamente, como afirmación espiritual del vacío. Es un ejercicio explicito de autoafirmación.

“El no-espíritu es la fuente subjetiva o el fundamento de un tipo no esencialista de visión del mundo. El no-espíritu, wu-shin, que puede traducirse de modo más explícito por espíritu que no es espíritu, o espíritu que existe como espíritu no existente, o espíritu que se halla en estado de Nada (…)  es un estado psicológico  en el cual el espíritu se encuentra en su más alto nivel de tensión” (…) (K.Z. pág. 57)

“El fin del zen es que el ser humano cultive en sí mismo el estado de no-espíritu de un modo tan sistemático que tal estado se convierta en su estado normal de conciencia, de modo que pueda comenzar a ver todas las cosas y hasta el mundo entero del ser desde este punto de vista privilegiado. “ (K.Z. Pág. 58)

Si el fin del zen es que el practicante de zen vea todas las cosas bajo la perspectiva del no-espíritu, del no-pensamiento, de la visión no esencialista de la naturaleza creada como un estado normal y habitual de conciencia, ¿cómo no va a repercutir esto en su vida interior? Por el contrario, la visión cristiana de las cosas, que es profundamente razonable, realista, sobrenatural, queda alterada en su esencia.

6. Podemos resumir los fundamentos metafísicos y epistemológicos del zen en cuatro ideas:

a) inutilidad del conocimiento natural y su lenguaje racional para conocer la verdad

b) descarte de la conciencia personal  y confusión de la misma con lo exterior a ella

c) experiencia técnica y artificial de la nada o vacuidad, como vivencia de autoafirmación

d) carácter religioso de la preiluminación y la iluminación zen (kenshô, satori) 

7. El abad del monasterio Nazenji, en Kyoto, Zenkei Shibayama, estudia estos cuatro contenidos en su célebre obra “Las flores no hablan. Ensayos sobre el zen”, del que tenemos traducción española en editorial Eyras, Madrid, 1989, pág. 49 (a partir de ahora, FNH):

“El Zen no es una conclusión conceptual que se pueda alcanzar por la especulación y el razonamiento. El camino del Zen no puede encontrarse por medio de nuestro conocimiento dualístico común. Y no sólo eso, sino que todo conocimiento y todo pensamiento que sean producto de nuestra conciencia ordinaria deben apartarse totalmente. Cuando esto se consiga, se presenta el hecho de la experiencia real, desde la que uno se despierta hacia la no-mente, la llamada “vacuidad”. El Zen se encuentra en esta experiencia interior.”

“Por tanto, y hablando objetivamente, la experiencia zen consiste en acceder a la conciencia de los fundamentos reales de la existencia. Desde un punto de vista subjetivo, el Zen se puede explicar como el despertar a la espiritualidad más interior y profunda del género humano. En el Zen utilizamos una palabra tan simple como satori, que se traduce a menudo como “Iluminación”, para referirnos al hecho de la experiencia religiosa” (FNH, pág. 49)

8. Sin embargo, los católicos, laicos o sacerdotes, que practican o enseñan zen, justifican esta práctica como algo no-religioso, como una simple técnica respiratoria y de concentración para conseguir equilibrio, serenidad, etc., y afirman que no tiene nada de religioso, que es complementario con el cristianismo, que es algo neutro. Ya vemos que no es así. Puesto que se tiene la pretensión de “acceder a la conciencia de los fundamentos reales de la existencia”.

El abad Zenkei Shibayama, en la obra citada, se dedica también a explicar la doctrina zen contenida en el muy popular y muy estudiado poema Zazen Wasan, “La Canción del Zazen”, del famoso maestro Hakuin, (1685/1768), todo un clásico,  cuya pedagogía y modo de alcanzar el satori es el más común y generalizado. El autor, dice de Hakuin que es “un genio religioso”, “el mayor sabio de los últimos quinientos años”.

9. Pues bien, en este texto fundamental del zen, muy comentado desde hace siglos, encontramos claramente explicitado el pensamiento esencial del budismo zenista. Citamos algunos versos del Zazen Wasan, (FNH, pág. 35):

“El mérito de una sola persona sentada en zazen

borra los innumerables pecados acumulados durante el pasado”

10. Pero, ¿puede una persona borrarse a si mismo y por sí mismo sus pecados? Los cristianos sabemos que tal cosa sólo puede hacerlo el Señor, con su Sangre. Esto se llama pelagianismo antropocéntrico.

“si volvéis los ojos hacia vuestro interior

y dáis fe de la verdad de la Autonaturaleza

-la Autonaturaleza que es no-naturaleza-

habréis sobrepasado el misterio del sofisma” (idem)

El auxilio de la gracia es innecesario. Uno mismo puede penetrar en su Autoverdad.

Pero para los cristianos, la verdad no es nuestra autoafirmación solipsista ¿?, sino Cristo. Nosotros no somos criterio de verdad, sino Cristo. Nosotros no somos fuente de verdad, sino que Cristo es la Fuente, el Logos por Quien todo fue hecho.

11. Sigamos con el Zazen Wasan.

“La puerta de la unidad entre causa y efecto está abierta;

el sendero de la no-dualidad y no trinidad discurre frente a nostros,

vuestra forma es la forma de la no-forma” (FNH, pág. 35)

Pero si unimos en lo mismo la causa y el efecto, es imposible comprender las realidad, la razón se vuelve inoperante, incapaz de un conocimiento comprensivo. Deconstrúyese así toda teología natural.

“se transciende el dualismo antes/después, largo /corto, y se domina el tiempo” (FNH, pág. 119)

La ley de la causalidad, fundamento axiomático de nuestro conocimiento natural del ser, es descrito por Hakuin como sofisma.

La Iglesia, sin embargo, nos enseña algo muy distinto, que, como dice el Compendio, 3:

“A partir de la Creación, esto es, del mundo y de la persona humana, el hombre, con la sola razón, puede con certeza conocer a Dios como origen y fin del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita.”

Y el Catecismo nos enseña que

31 Creado a imagen de Dios, llamado a conocer y amar a Dios, el hombre que busca a Dios descubre ciertas “vías” para acceder al conocimiento de Dios. Se las llama también “pruebas de la existencia de Dios", no en el sentido de las pruebas propias de las ciencias naturales, sino en el sentido de “argumentos convergentes y convincentes” que permiten llegar a verdaderas certezas.

Estas “vías” para acercarse a Dios tienen como punto de partida la creación: el mundo material y la persona humana.”

36 “La Santa Madre Iglesia, mantiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza mediante la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas” (Concilio Vaticano I, Const. dogm. Dei Filius, c.2: DS 3004; cf. Ibíd., De revelatione, canon 2: DS 3026; Concilio Vaticano II, DV 6). Sin esta capacidad, el hombre no podría acoger la revelación de Dios. El hombre tiene esta capacidad porque ha sido creado “a imagen de Dios” (cf. Gn 1,27).

43 Al hablar así de Dios, nuestro lenguaje se expresa ciertamente de modo humano, pero capta realmente a Dios mismo, sin poder, no obstante, expresarlo en su infinita simplicidad. Es preciso recordar, en efecto, que “entre el Creador y la criatura no se puede señalar una semejanza tal que la desemejanza entre ellos no sea mayor todavía” (Concilio de Letrán IV: DS 806)

 

HIPER-NOMINALISMO

12. Seleccionamos a continuación algunos textos de K.Z., de Izutsu, cap. I, “Razón y sinrazón en el budismo zen”, para constatar el hipernominalismo zen:

“la aproximación zen al lenguaje tiene una base histórica en la escuela mâdhyamika o de la Vía Media del budismo mahâyâna” (K. Z. pág. 281)

Veamos, pues, qué enseña la escuela mâdhyamika:

“La escuela de la Vía Media y de la Ideación Pura son, ambas,  radicalmente opuestas a semejante concepción de las relaciones entre el lenguaje y la realidad” (K.Z. Págs. 28/29)

 (se refiere a la concepción realista de las escuela Vaisesika y Nyâya, que afirman que a cada palabra corresponde con una cosa del mundo exterior)

13. Para la Vía media del zen, “el lenguaje “no tiene significación ontológica. Una palabra no corresponde a un fragmento o a un aspecto de la Realidad” (K.Z., pág. 29)

(y menos aún a una esencia universal).

El realismo, por el contrario, es visto como la

“visión propia del nivel secundario, es decir, mundano, de la realidad” (K.Z., pág.  29)

La razón y su lenguaje son vistos, pues, como algo mundano. Esto es indudable.

Según la escuela de la ideación Pura,

“es el lenguaje el que provoca una tal visión errónea de la realidad (Pág. 29)

Pero el zen no sólo aplica esto a los universales, a las esencias, sino a todas las palabras, por lo que es una especie de nominalismo radical:

14. En el Trimsikâ Vignatimâtratâsiddih, XX, Vashubandu afirma que

“todas las cosas producidas mediante esta tendencia (realista) del lenguaje son, “en realidad, no existentes” (K.Z. pág. 30)

“El ser humano, sostiene Vashubandu, tiene la costumbre de imaginar la existencia de un objeto exterior que se corresponde con la palabra(…) En realidad, lo único que podría decirse que existe es únicamente el acto de la percepción” (K.Z., pág.30)

15. Vaya, pero, amigos, ¿no os recuerda esto a Matrix? Lo que sí es, desde luego, es nominalismo, y del más extremo. Si recordáis nuestro post sobre esta insidiosa corriente filosófica, menciónábamos las curiosas teorías del nominalista medieval Pedro de Ailly, que sostenía que no podemos afirmar que las cosas exteriores existen, sino que sólo podemos afirmar esto de nuestras percepciones.

Termino este post con las clarividentes palabras que San Juan Pablo II dedicó al budismo en el cap. 14 de “Cruzando el umbral de la esperanza”, edit. Plaza y janés, Barcelona, 1994.págs 99/104::

“la soteriología del budismo y la del cristianismo son, por así decirlo, contrarias”.

“La mística cristiana de cualquier tiempo –desde la época de los Padres de la Iglesia de Oriente y de Occidente, pasando por los grandes teólogos de la escolástica, como santo Tomás de Aquino, y los místicos noreuropeos, hasta los carmelitas- no nace de una iluminación puramente negativa, que hace al hombre consciente de que el mal está en el apego al mundo por medio de los sentidos, el intelecto y el espíritu, sino por la revelación del Dios vivo. Este Dios se abre a la unión con el hombre, y hace surgir en el hombre la capacidad de unirse a Él”

No está por eso fuera de lugar alertar a aquellos cristianos que con entusiasmo se abren a ciertas propuestas provenientes de las tradiciones religiosas del Extremo Oriente en materia, por ejemplo, de técnicas y métodos de meditación y ascesis. “

17 comentarios

  
Luis Fernando
Mat 12,42-43:
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, discurre por lugares áridos buscando reposo, y no lo halla. Entonces se dice: Me volveré a mi casa, de donde salí. Y va y la encuentra vacía, barrida y compuesta.


El zen es una "magnífica" herramienta para dejar la casa vacía, barrida y compuesta para ser víctima de una posesión.
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A.G.- Bien lo has dicho, Luis Fernando. Y más, cuando el alma se encuentra vulnerable, en ese estado de perceptibilidad extrasensorial denominado makyo.
24/08/14 11:27 AM
  
Luis Fernando
No solo ocurre con el zen. También con otro tipo de prácticas muy típicas de la Nueva Era, que es un sofrito edulcorado de la espiritualidad oriental.

Por eso es tan DAÑINO que se usen casas de espiritualidad de órdenes y congregaciones religiosas para ese tipo de actividades. Deberían estar proscritas absolutamente bajo penas canónicas importantes.
24/08/14 12:25 PM
  
Quico
Me parece bien que se marquen las diferencias entre religiones, pero las simplificaciones abusivas no son justas y se supone que la verdad nos importa algo (es uno de los nombres de Cristo). Si bien sunyata significa "vacio" su sentido no es en absoluto el de "nada" tal como solemos entenderla (el nihilismo es considerado una herejia por el budismo ortodoxo). Ese "vacio" simplemente describe lo no formulable de la realidad ultima, que no es un "esto" que se pueda expresar en palabras. Tal cosa ni siquiera es ajena a la propia tradicion cristiana, vease si no la nada supraesencial de Dionisio Areopagita o la "nada, nada, nada y aun en el monte nada" de nuestro San Juan de la Cruz.
24/08/14 12:34 PM
  
Alonso Gracián
El concepto de Nada sirvió a la mentalidad china para comprender el concepto de vacuidad, como dice Suzuki en la obra reseñada en el post. Está relacionado con la disolución, con la "misteriosa fusión del sujeto y del objeto de la que habla el monje Chao" (El Kôan Zen, Izutsu, pág. 53)

Y, ¿de qué habla el monje Chao?: "el objeto no es más que el sujeto mismo", "el sujeto y el objeto se confunden de modo infinitamente sutil y delicado en uno solo, y finalmente se incorporan al fondo original de la Nada" (K.Z., pág. 53)

Nada de esto existe en la mística cristiana.
24/08/14 12:59 PM
  
Alonso Gracián
"Aunque tenían dificultades para comprender con claridad la idea de sûnyatâ, vacuidad, encontraron un concepto afín en la idea de wu, Nada, de Lao-Tzû”. ( “El zen y la cultura japonesa”, edit Paidós, Madrid, 1996, pág. 42)

Por otra parte, la nada a que se refiere san Juan de la Cruz, por ejemplo, no es una vacuidad metafísica, no es una disolución del sujeto y el objeto en una unidad indiscernible por la razón "dualística", es sólo un camino de desapego y desnudez, un medio, no un fin, para la unión con Dios.
24/08/14 1:05 PM
  
Daniel Iglesias
Muchas gracias, Alonso. Excelente artículo.

El dogma cristiano de la Creación implica que todo lo que es es bueno, porque ha sido creado por Dios. La caridad cristiana es imposible si no partimos de esta visión: existes porque eres amado por Dios; es bueno que tú existas, y por eso también yo debo amarte en cuanto ser personal realmente distinto de mí.

En cambio, si todo es vacío e insustancial, si toda realidad mundana (incluyendo los seres humanos individuales) no es más que mera ilusión, el verdadero amor al otro se hace imposible: no se puede amar de verdad a lo que se considera como una mera ilusión, una idea falsa, en el fondo un engaño.
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A.G.-Gracias, Daniel. Como bien dices, "En cambio, si todo es vacío e insustancial, si toda realidad mundana (incluyendo los seres humanos individuales) no es más que mera ilusión, el verdadero amor al otro se hace imposible"

Tienes toda la razón.

El zen no entiende de realidad creada y Creador. Todo esto es nada, ilusión, de la que hemos de liberarnos para descubrir la verdad. Por eso los introductores del zen en Occidente niegan ser nihilistas y niegan que sunyata sea nada. Pero sabemos que ese vacío conduce a algo que deconstruye la razón y la metafísica, y nos aleja del Creador.

Gracias por el comentario.
24/08/14 1:25 PM
  
Javier Sánchez Martínez
Me parece exhaustivo su estudio y artículo, por senderos que nadie transita para reflexionarlos.

De Lubac trabajó estos asuntos también en sus estudios sobre el budismo.

La "nada" no es la "nada" de san Juan de la Cruz, como vd. responde en un comentario. Es un vacío para ser llenado por el Señor. San Agustín, comentando la 1ª carta a san Juan -tal vez uno de sus escritos exegéticos-espirituales más sabrosos- habla de cómo hay que vaciar los barriles del vinagre (de nosotros mismos y nuestros pecados) para llenarlos del vino del Amor de Dios.

Un corazón que desea -capax Dei- no puede aspirar a la nada, sino al Todo, a Dios.


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A.G.- Buena matización, que le agradezco. Como bien dice, la nada no es la nada de san Juan de la Cruz. Además, la nada budista es una vacuidad, una nada articuladora, diferente. Un no pensamiento, una disolución, un borrón y cuenta nueva, una no-razón, un no-logos, no exactamente un punto cero metafísico, un "a no es a", para ser "no a", y luego ser "otra a".

Qué bello lo que dice: "habla de cómo hay que vaciar los barriles del vinagre (de nosotros mismos y nuestros pecados) para llenarlos del vino del Amor de Dios." En su línea, siempre en el punto exacto de pulchrum. Gracias!
24/08/14 2:22 PM
  
Longinos
Magnífico artículo, Alonso. Creo que en general y de forma simple, el budismo es autosalvación, supuestamente mediante una reducción hacia la nada. Eso es opuesto a lo que nos enseña y nos hace Cristo.
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A.G.-Sin duda es una autosalvación sin Dios. De esto no cabe duda.
Reducción a la nada, porque hay que hacer el vacío en la mente, hacer la nada en ella: ni categorías, ni conceptos, ni ideas, ni juicios de valor, ni a prioris fundamentales, nada de razón. El ser humano se queda sólo con la capacidad intuitiva, esperando y esperando una iluminación que luego no ha de interpretar, y que si no llega a Dios o al ser, porque Dios y ser son sólo conceptualizaciones, a qué llega?
24/08/14 2:42 PM
  
ult
Yo también creo lo que dice Daniel Iglesias:
"El dogma cristiano de la Creación implica que todo lo que es es bueno, porque ha sido creado por Dios. La caridad cristiana es imposible si no partimos de esta visión: existes porque eres amado por Dios; es bueno que tú existas, y por eso también yo debo amarte en cuanto ser personal realmente distinto de mí."
Existes porque eres amado por Dios.
Pero esos artículos sobre la predestinación parecen decir que Dios ama a unos sí y a otros no. Algunos existen porque Dios los ama y otros al parecer para hacer bulto hasta condenarse eternamente porque Dios sólo le da la gracia eficiente a los que están en su lista de amados.

Naturalmente no me creo ni media palabra de esa monstruosidad.
24/08/14 5:11 PM
  
Alf_3
Por un lado, estas filosofías son un subjetivismo absoluto. Seguramente a través de los filósofos-sicólogos de aquellos días, llegaron al subjetivismo actual occidental. Pero no para ahí la cosa, sino que va más allá y resulta que nos hacen incapaces de conocer. Nunca hubiera avanzado la ciencia, de ser así. Y ¿por qué ha avanzado la ciencia, a pesar de su pensamiento? Porque están equivocados de raíz: Podemos conocer la Verdad, de ahí el desarrollo de la Ciencia.
Y muchos de estos 'pensadores' creen en la re-encarnación. Vayamos a la primera generación humana: Ada y Eva. Es evidente que cometieron errores serios, por lo cual debieron re-nacer en especies inferiores, según ellos. Y ¿cuándo hubo reproducción humana para que se expandiera? ¿Siglos después con Caín y Abel? ¿Y cómo creció la humanidad hasta nuestros días? 7,000 millones de humanos y todos bastante poco excelentes. ¿Cómo pudo crecer la humanidad si solo los excelentes no re-nacen y se van a la nada? Todos somos pecadores y solo nuestros Santos son ejemplos de humanismo-perfección. Siendo la mayoría pecadores, ¿cómo pudo crecer la humanidad?
¡Están absolutamente erróneos! La 'nada' NO puede guiar la historia.
Y dicen que esto son 'solo técnicas de relajación'. Puede que sí, solo el inicio, pero traen muchas 'malas mañas' en su interior.
Dios no permita que esto siga permeando algunos grupos religiosos.
¡Sálvanos Señor, que zozobramos!
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A.G.- Desde el luego, el zen no es sólo una técnica de relación, en plan New Age. No. Es una religión, porque pretende que el adepto alcance una iluminación metafísica. El problema es este.

De lo que ha mencionado, resalto algo importante: "Podemos conocer la Verdad, de ahí el desarrollo de la Ciencia."

El zen conlleva una clara deconstrucción de la razón, porque cree que con el entendimiento natural no se puede conocer la verdad, que hay que suspenderlo, hacer el vacío en él.
la Iglesia sin embargo enseña la capacidad natural del ser humano para alcanzar verdades mediante su razón.
Luego está el problema más serio. Si no se puede hablar de Creador ni criatura, sujeto/objeto, bien/mal, etc., porque son solamente categorías de la mente, y hay que alcanzar la no mente para poder intuir la verdad, se hace realmente imposible un conocimiento positivo de Dios ni de la ley natural.
Gracias por el comentario
25/08/14 2:26 AM
  
Ricci
De la catequesis del Santo Padre Benedicto XVI sobre Dionisio Areopagita en la Audiencia del miércoles 14 de Mayo de 2008:

"Hoy Dionisio Areopagita tiene una nueva actualidad: se presenta como un gran mediador en el diálogo moderno entre el cristianismo y las teologías místicas de Asia, cuya característica consiste en la convicción de que no se puede decir quién es Dios; de él sólo se puede hablar de forma negativa; de Dios sólo se puede hablar con el "no", y sólo es posible llegar a él entrando en esta experiencia del "no". Aquí se ve una cercanía entre el pensamiento del Areopagita y el de las religiones asiáticas; puede ser hoy un mediador, como lo fue entre el espíritu griego y el Evangelio."
25/08/14 8:01 AM
  
rastri
1. La cosmovisión zen define la naturaleza esencial de las cosas como vacío
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Entiendo y creo perfectamente que existe una infinita dimensión llamado Cielo de infinita Luz e infinita Vida iluminada y poblada; al que, yo al menos, llamo Dios.

Sea un Dios llamado dicho y tenido como unidad y Trinidad. Al que yo veo como un infinito foco de Luz, principio de todo principio, llamado Dios Padre; Y un infinito foco de Luz, fin de todo fin, llamado Dios Hijo. Quienes, ambos mutuamente, proyectándose el uno hacia el otro y viceversa; en ésta su única e infinita morada llamada Cielo, en infinita y obligada función copulativa de amor creadora, generan una infinita dimensión de Vida llamada Espíritu Santo.



Y de aquí cómo en esta lógica e infinita razón del ser y existir e iluminar y poblar: no puedo aceptar que donde está este Dios, a la vez en absoluto vació, Éste Dios no pueda estar.


Me niego a aceptar, ya sea en el infinito Espacio, o Cielo donde el Dios Trinidad mora, como así en el limitado Tiempo o Universo donde el hombre mora: No me cabe en la cabeza que la nada, como así una dimensión carente de algo en movimiento denominada como vacío pueda existir.

Así como yo acepto que el yo hombre limitado no pueda, definir y medir - en mi mente limitar- al infinito Dios; Así no puedo aceptar que el vacío absoluto, o carente de Dios, tal cual y como yo lo pretendo ver pueda existir.

Absurdo por mucho que se quiera el mar no cabe en un pocillo hecho en la playa. Ni menos el vació está hecho para poder ser rellenado de Dios.


Nunca me han interesado las pseudofilosofías orientales. La razón me es muy simple: siempre he visto en ellas la incompatibilidad de querer ser un dios todopoderoso en este nuestro limitado mundo.

Yo busco un infinito Dios- y de cierto que lo he encontrado- que tal cual y cómo me permite ver y comprender; medir y definir lo que de mi es mayor en intensidad, me permita ver y comprender, medir y definir lo que de mi es menor en densidad.

Dicho sea que el yo ser creado de un infinito Dios creador, me permita ver y comprender de dónde vengo y a donde voy yo; ciclo a ciclo en la infinita dimensión de Luz y de Vida que es mi Dios creador. Dicho sea que me permita ser un eterno dios limitado dentro del infinito espacio del infinito Dios


25/08/14 11:08 AM
  
Alonso Gracián
"el mismo cuidado que se pone en no pensar en nada despertará la inteligencia a pensar mucho" y que dejar de lado el misterio de Cristo en la meditación cristiana es siempre una especie de "traición" (cf. Santa Teresa de Jesús, Vida 12, 5 y 22, 1-5).
25/08/14 1:33 PM
  
Longinos
De adolescente, dejé el pseudo-cristianismo que me habían predicado y estuve coqueteando con el budismo y luego desarrollé un pensamiento al estilo de la "Nueva Era", que entonces apenas existía. Hoy soy un converso cristiano, desde hace 14 años. Si tuviera que señalar algo bueno de aquello, y visto con la perspectiva de ahora, es que hay en el budismo como un anhelo de pureza, a pesar de que se rechaza todo anhelo como externo al ser humano. Se desecha todo anhelo para dirigirse hacia la pureza -e incluso la armonía- de la nada. Es claro que el camino es muy equivocado, pero ese anhelo que mueve a muchos a adentrarse en esos caminos es bueno. Es como esa nostalgia del Paraíso que todos llevamos dentro. El que va por ese camino budista rechaza los anhelos materiales porque los encuentra contaminados, rechaza los sentimientos porque los encuentra contaminados, y rechaza la razón porque la encuentra contaminada. Y es verdad, todo eso está contaminado por la caída, pero la caída no lo ha destruido, y Cristo lo ha restaurado haciéndose hombre y venciendo al pecado.

Curiosamente, cuando me convertí, me encontré con quien colmaba todas aquellas aspiraciones de pureza y armonía: la Inmaculada Concepción. Dice el Ct 4,7: "Eres toda bella, amada mía, y en tí no hay mancha". El azul y el blanco luminosos de la Inmaculada tenían esa pureza y armonía que yo anhelaba y que buscaba sin encontrarlos. No me extraña nada que la Inmaculada de la Medalla Milagrosa tenga algo especial para las personas que aún están en el New Age.

En fin, no sé cómo se podría ayudar a estas personas a encontrarse con Jesús, pero por aquí puede haber algún camino.
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A.G.- Muchas gracias por el testimonio, Longinos.
Es verdad que hay un deseo de bien, que late en todo ser humano, y que sólo descansa en Dios.
Me ha parecido muy bello lo que dices de la Inmaculada Concepción.
25/08/14 5:17 PM
  
Horacio Parenti
LA MEDITACION ZEN ES UNA MAGNIFICA MANERA DE TENER EL ALMA LIMPIA, PREPARADA PARA RECIBIER A DIOS.
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A.G.-- Amigo, no confíe en eso, nadie puede limpiarse el alma a sí mismo, con ninguna técnica meditativa.

Es el Amor y la gracia del Señor, que nos vienen principalmente por los sacramentos, lo que nos limpia y sana el alma. Saludos.
26/08/14 2:18 AM
  
marian vilchez
No veo que la practica meditativa no permita mantener limpia el alma y que sea incompatible con el catolisismo. Pienso que es una herramienta para hacer inventario de nuestra conducta y acciones. Ayuda a estar seneros, calmados. Y nos permite estar vigilantes a las palabras pensamientos y sentimientos impuros cuya prohibicion junto con la de no juzgar, esta sostenida por los mandamientos.
Todos los libros sagrados son valiosos, y los mensajes o consejos sobre cual es la mejor conducta ante los ojos de DIos y de tener una vida util y digna, son ciertos y valiosos tambien, sin que se trate de la new age.
Pero solo el poder de la voluntad es lo que hace que una persona se abstenga de realizar actos que puedan dañar alma. No veo nada de malo en realizar practicas meditativas mucho menos zen.
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A.G.- El gran peligro del zen es el Pelagianismo, es decir, creer que con la propia voluntad, sin el auxilio de la gracia sobrenatural, puede uno perfeccionarse, sanarse, restaurarse a sí mismo.

La voluntad sin embargo es absolutamente impotente para realizar por sí sola, con sus solas fuerzas, actos sobrenaturales y salvíficos.
Y por su comentario, en que exalta la voluntad, compruebo que el voluntarismo zen, que es un gran obstáculo para la vida cristiana, puede calar en vd, por lo cual le propongo cordialmente que reflexione sobre ello.

Nadie, con su sola voluntad, podrá impedir que el mal le dañe. Necesita de la gracia de Dios, que activa sobrenaturalmente la voluntad y la fortalece en Cristo.

Es uno de los espejismos zen, la sobrevaloración voluntarista.

Y esto se lo escribo con respeto, y con el deseo de que comprenda el peligro de estas filosofías orientales occidentalizadas.

Saludos cordiales
12/10/14 11:17 PM
  
Christian Flores
Si bien la temática desarrollada en el artículo es claramente intensionada, el acto de negar o asegurar la existencia de un ser superior es personal, las ideas fanáticas y llenas de retórica sólo dejan a la luz la poca capacidad de autoanálisis, con vidas llenas de temores y caretas y que no se condice con quienes realmente su fe les da el descanso de la observación, si existe o no existe "Dios" no es lo importante, su copa de vino ya fue servida, lo que haces con tu vida y la compartes con tu prójimo eso es lo importante, ese es el acto supremo de la creación. Gracias.
29/09/18 4:09 AM

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