22.01.22

La Palabra para el domingo - 23 de enero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 23 sino sábado 22 de enero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Lc 1, 1-4; 4, 14-21


“1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, 2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, 3 he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, 4 para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. 15 Él iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. 16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:18 ‘El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos’ 19 y proclamar un año de gracia del Señor’.20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21 Comenzó, pues, a decirles: ‘Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.’”

 


COMENTARIO


Admirados de la Verdad


Aquel hombre, que era médico y al que, por tanto, se le supone una educación y formación elevada (mucho más que la de los apóstoles escogidos por Jesús) sabía que su labor debía cimentarse sobre datos concretos y no sobre elucubraciones. Por eso, cuando empieza a escribir el relativo de la vida de Cristo lo hace advirtiendo acerca de eso.

Suponemos que aquel Evangelio lo escribía para un tal Teófilo. Sería, como bien dice el propio Lucas, persona importante. Por eso le pone sobre la pista de que el trabajo que va a enviarle está hecho a conciencia porque ha investigado “diligentemente” y no ha dejado nada a la casualidad o a la imaginación. Sabemos, por tanto, que San Lucas escribe este Evangelio y los Hechos de los Apóstoles consciente de lo importante que es hacerlo bien.

Lo que hace Lucas es confirmar lo que han escrito otros. Lo decimos porque escribe diciendo que hace lo que hace para que conozca Teófilo “La solidez de las enseñanzas que has recibido” y no dice, por ejemplo, para “decirte lo que verdaderamente sucedió”. Y es que aquel hombre, médico, sabe que lo que han escrito otros es cierto y lo que él hace es, por eso mismo, confirmarlo tras una ardua investigación.

Escribe, por tanto, acerca de aquel hombre que, llamado Jesús, había sido enviado por Dios. Y lo hace poniendo un ejemplo de cómo, en efecto, aquel hombre, aquel Maestro, reconocía que era, en efecto, el Hijo de Dios.

Vemos a Jesús movido por el Espíritu Santo. No es la primera vez que eso ocurre porque, como sabemos, lo mismo le sucedió cuando fue al desierto tras su bautismo. Pero ahora, ya empezada su vida, llamada, pública, camina enseñando la Buena Noticia: el Reino de Dios ha llegado y es necesaria la conversión del corazón. 

Jesús en la Sinagoga | Ecos de la Palabra

Jesús, como es de imaginar, iría a su pueblo algunas veces. Aquí lo vemos haciendo lo que tiene que hacer: enseñar.

La enseñanza de Jesús, como sabemos, era de las llamadas con “autoridad”. Así mismo lo recogen otros textos evangélicos poniendo en boca de los que le escuchaban aquel “enseña con autoridad” y no como otros que, dándoselas de sabios y entendidos, no sabían explicar ni enseñar.

Pero Jesús sí sabía. Por eso no dejaba pasar ninguna ocasión para que se supiese que había sido enviado al mundo a cumplir una misión de importancia no pequeña.

Podemos decir, a tal respecto, que muchos no acababan de entender lo que quería decir. Por eso ahora, cuando acude a la sinagoga de Nazaret, ve en aquello un momento preciso y precioso para comunicarles algo.

Antes de eso Jesús había caminado mucho y enseñado mucho. Y ahora no iba a dejar de hacerlo. Por eso se levanta a leer el texto que le dan.

Nada más y nada menos que se trata del profeta Isaías que fue aquel que, en varios momentos de sus escritos, muestra cómo será la vida última del Mesías. Y Él, el Mesías, tenía su texto entre las manos e iba a leerlo.

El caso es que Jesús no leyó cualquier parte del libro de Isaías. No, tomó aquella en la que se anuncia que el Mesías anunciará la Buena Noticia y que muchos, cautivos de males físicos y espirituales, sanarán cuando venga enviado por Dios.

Podemos imaginar qué estaban haciendo aquellos que le escuchaban. Jesús no era nada desconocido en su tierra sino que habrían llegado muchas noticias de sus predicaciones y de los hechos extraordinarios que había llevado a cabo. Muchos signos hechos que, para ellos, significaban mucho. Y esperaban, claro, algo de parte de aquel Maestro.

Se sabía, por tanto, que cuando el Mesías llegase a la Tierra pasaría eso: los cautivos del Mal serían liberados (pensemos en los endemoniados), los ciegos verían y, en general, aquellos que estaban oprimidos (por cualquier causa o circunstancia) alcanzarían la libertad. Y eso era lo que había pasado cuando Él había venido al mundo y otros lo habían presentado, porque lo era, como el Cordero de Dios.

Podemos imaginar cómo quedarían muchos con aquellas palabras: unos contentos y felices por ver que había llegado el tan esperado Mesías; otros vivamente preocupados por lo que eso podía suponer para sus intereses al conocer que aquel Mesías no era como esperaban.


PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no esperan el regreso del Mesías. 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Cristo.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a escuchar las palabras de tu Hijo.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

20.01.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher: 2- Saber dónde le gustaría estar a uno...

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Continuamos, por cierto, con la carta que envía el 29 de noviembre de 1943 al hijo citado arriba. Y decía, ahora, esto: 

“Nacimos en una era oscura fuera del momento debido (para nosotros) Pero hay este consuelo: de otro modo no sabríamos lo que amamos o no lo amaríamos tanto. Imagino que el pez fuera del agua es el único que tiene vocación acuática. También tenemos todavía pequeña espadas que somos capaces de utilizar: ‘No me inclinaré ante la Corona de Hierro, ni dejaré caer mi pequeño cetro de oro’. Arroja a los Orcos aladas palabras, hildenæ̃ddran (víboras de guerra), dardos mordientes, pero asegúrate del blanco antes de disparar.”

 

Es cierto y verdad que a algunas personas les parece que no han nacido en la época en la que les hubiera gustado nacer. Y es que su forma de ser y de pensar, a lo mejor, no cuadra mucho con el tiempo en el que les ha tocado vivir. Y eso pasa, lo dice él mismo, con J.R.R. Tolkien e, incluso, con su hijo Christopher. 

El caso es que cuando nuestro autor utiliza el plural para decir esto estamos más que seguros que a su hijo, a quien le dirigía esta carta, no le disgustaba nada la idea que aquí expone. Y es que, bien podemos decir eso de “de tal palo, tal astilla”. 

Muy bien contrapone Tolkien padre la época en la que han nacido ambos con “su” Tierra Media pues no poca verdad decir que el primero es un tiempo oscuro mientras que la segunda es, justamente, todo lo contrario. Y, a pesar de eso (y de saber que poco remedio pueden poner a tal realidad salvo lo que ahora dice) ellos saben que así se dan cuenta de que lo que aman (ya sabemos qué es) lo aman con todas las fuerzas de su corazón

Decir eso no es poco sino, al contrario, mucho y más que mucho pues saben que pueden refugiarse de lo que pasa acudiendo a los caminos propios de la Tierra Media, a los personajes que, por ejemplo con el Hobbit ya los habían recorrido y con los que iban a venir aunque no fuera muy pronto… 

Por otra parte, es muy buena la imagen del pez que, fuera del agua, es el que mejor sabe de lo que supone estar dentro de la misma: la vida misma y no otra cosa. Y eso es lo que pasa con este padre y este hijo que, conociendo bien el mundo en el que están, no dudan lo más mínimo en darse cuenta de que la Tierra Media es el medio vivencial donde mejor respiran y viven, por así decirlo

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18.01.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 2- La verdad íntima de las cosas que nos pasan

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

 

2- La verdad íntima de las cosas que nos pasan

 

Ayer mismo recibía la carta de una amiga que acaba de enterarse de mis problemas de salud, y me escribe furiosa: ‘Una gran carga de rabia invade todo mi ser y me rebelo una vez y otra vez contra ese Dios que permite que personas como tú sufran.’ ¡Pobrecita! Su cariño no le deja ver la verdad. Porque -aparte de que yo no soy más importante que nadie- toda mi vida es testimonio de dos cosas: en mis cincuenta años he sufrido no pocas veces de manos de los hombres. De ellos he recibido arañazos y desagradecimientos, soledad e incomprensiones. Pero de ti nada he recibido sino una interminable siembra de gestos de cariño. Mi última enfermedad es uno de ellos.”

  

Continuamos con la carta que el P. José Luis Martín Descalzo dirige a Dios. Y es que, como veremos a continuación no todos vemos las cosas de igual manera sino, muchas veces, de manera más que distinta. 

En efecto, en estas líneas nos damos cuenta de que lo que para una persona puede ser una gran desgracia el sufrimiento para otra, que seguro lo comprende mejor, es algo así como una gracia…. 

 En esto último, es cierto, puede haber opiniones bien distintas pues es seguro que algún lector pensará que no es sino masoquismo creer que es un donde de Dios el sufrimiento por el que se esté pasando. Pero es que, como podemos comprender, hay espíritus muy especiales que son capaces de alcanzar un nivel superior de sobrenaturalidad que es algo así como cuando no entendemos lo que un poeta ha querido decir porque ha sido capaz de profundizar mucho en determinada realidad… Pues algo así nos pasa con Martín Descalzo en esto que nos dice o, al menos, puede haber quien eso crea. 

Cosa común entonces, en su tiempo: recibir una carta (suponemos y estamos seguros de que es “por escrito”, en papel, vamos) Y lo que dice tal persona, una amiga como nos dice Martín, es que no comprende las razones de su sufrimiento, es decir, el del sacerdote a quien le ha enviado tal carta. Y es que le resulta insoportable la idea de que una persona tan buena (en el buen sentido de la palabra, como diría el poeta Antonio Machado)

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17.01.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - ¡Qué gran verdad!”

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

¡Qué gran verdad!

 

“¿Qué tememos con que uno muera entre sábanas o que lo paseen por las calles si no ha conseguido subir ni un palmo por la senda de la bondad? (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 23)

 

En realidad, lo que subyace en esto que nos dice el Beato de Linares (Jaén, España) es algo muy importante y que deberíamos tener en cuenta a lo largo de nuestra vida. Y es que se trata de una realidad espiritual que no es cosa de un día ni de un día para otro sino que es, exactamente, de siempre y para siempre. Y nos referimos a saber distinguir entre hacer las cosas bien y hacerlas mal, a que hay que escoger.

El caso es que Lolo, que con este capítulo está comenzando este nuevo diario suyo, presenta las cosas según su corazón de creyente cree que deben ser presentadas. Y aquí no vale ninguna clase de subterfugio ni pretender engañar a nadie. No. Aquí sólo vale y sirve la verdad que, desde el corazón y el alma, salen a la calle del mundo cuando escribe esto.

Poco antes de estas palabras escribe Manuel Lozano Garrido, para que se pueda entender mejor el sentido de lo aquí traído hoy, que “nada hay tan bonito, dulce y caliente que el destino a secas, mondo y lirondo”. Y es que, en realidad, dependiendo todo de la santa Providencia de Dios como depende lo que a nosotros nos toca es hacer nuestra parte y procurar hacerla lo mejor posible.

Nos dice Lolo que no debería importarnos cuál es el discurrir, por así decirlo, de nuestros restos ya mortales. Y es que a él nada gusta eso de que el mundo lo tenga a uno por muy importante si, en realidad, lo ha sido poco de cara a Dios y con su Voluntad por delante. Es decir, si no ha habido bondad en su vida y si, por decirlo así, su corazón no ha sido de carne sino de piedra… entonces, de nada van a servir las alabanzas del mundo. Pero de nada y para nada van a ser salvo para el mundo mismo… embebido en sus simplezas, apariencias y necedades…

Sabe muy bien el Beato linarense que lo que somos ahora, mientras vivimos, nos movemos y existimos poco tiene de importancia cuando llega el momento de partir del mundo hacia donde nos corresponda partir según sea nuestro Juicio Particular. Y esto lo decimos por dar poca, o ninguna, importancia al devenir posterior en cuanto a nuestra realidad física. Lo único que importa es lo que hemos sido de cara a Dios y, claro, según la Voluntad que tiene el Padre de que sus hijos se amen unos a otros como él los ha amado. Y si eso no se cumple… entonces no hay miel sobre hojuelas sino negritud sobre negritud.  

Aquí hay algo más que terrible porque muestra el camino que pueden seguir los hijos de Dios cuando el Todopoderoso les ha otorgado la vida para que la misma sea fructífera según entiende El Señor que debe ser y no según cree el ser humano que debe ser… Y esto lo decimos porque dice Lolo que es posible que, al morir, no se haya subido “ni un palmo por la senda de la bondad”.

Debemos leer esto con atención y tratar de entender lo que eso significa para el momento de presentarse ante el Tribunal de Dios pues no es poca cosa sino mucha y más que mucha.

Arriba hemos dicho eso que dijo Jesucristo en un momento determinado cuando le preguntaron sobre el Mandamiento  más importante de la Ley de Dios. Él dijo, como era de esperar, que era “amar a Dios sobre todas las cosas”. Pero luego añadió algo que muchos de los que escuchaban no esperaban y que, seguramente, no querían escuchar: amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos.

Para amar al prójimo hay que tener el nivel de bondad muy elevado pues, de otra forma, nos va a resultar muy difícil hacer lo que debemos que hacer cuando debemos hacerlo y no mirar para otro lado. Y es que amar al prójimo no siempre nos resulta posible y, a veces, creemos que hasta ni conveniente. Y ahí es donde reside la mayor bondad, el saber que debemos amar al prójimo no siete sino setenta veces siete que son las mismas que Cristo dijo a Pedro que tenía que perdonar a su hermano. Cuanto más si no es hermano, digamos, de sangre, a quien debemos perdonar y mostrar bondad sino que es “otro“ prójimo.

Lolo, en realidad, lo que quiere decirnos con esto es que ha de prevalecer la bondad sobre otras “cosas” que nosotros creemos más importantes. Y la verdad es que eso es tan cierto que, como nos dice Manuel Lozano Garrido, poco importa lo que hagan con nosotros una vez muertos pues, primero, Dios todo lo sabe de nosotros y, luego, tendremos el destino merecido.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

15.01.22

La Palabra para el domingo - 16 de enero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 16 sino sábado 15 de enero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Jn 2, 1-11


“1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. 2  Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. 3      Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: ‘No tienen vino.’ 4 Jesús le responde: ‘¿Qué tengo yo contigo mujer?, Todavía no ha llegado mi hora.’ 5 Dice su madre a los sirvientes: = ‘Haced lo que él os diga.’ =6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. 7 Les dice Jesús: ‘Llenad las tinajas de agua.’ Y las llenaron hasta arriba. 8 ‘Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.’ Ellos lo llevaron.9 Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían  sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio 10 y le dice: ‘Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.’ 11  Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.”

 


COMENTARIO     

 
Nos dice este texto del evangelio de San Juan que con esto que contiene Jesús dio comienzo a sus señales porque, al parecer, era necesario que hiciese eso para que, al menos, fuese escuchado…

Bien podemos decir que dio comienzo a sus señales a su pesar. Y es que, como le responde a su Madre, aún no había llegado el momento de manifestarse al mundo. Y es que esto, lo que sucedió en aquella boda, fue una manifestación, una Epifanía, de Jesús. Digamos que es como un decir que el Hijo de Dios ha venido al mundo a cumplir con lo que ha sido establecido por Quien lo engendró y lo hace a plena satisfacción del prójimo.

También hay algo importante. Nos dice San Juan que con aquello que allí sucedió, en Caná de Galilea, los discípulos de Jesús, creyeron.


El caso es que hasta entonces el Emmanuel se había limitado, por decirlo así, a reclutar a los que iban a caminar con Él por los caminos del mundo conocido por ellos para transmitir la Buena Noticia según la cual el Reino de Dios ya había llegado. Seguramente, como bien nos dice aquí San Juan, aún no había manifestado Cristo un poder tan grande como el que aquí muestra. Se habría limitado a instruir a sus discípulos más allegados pero no había demostrado que el poder de Dios estaba en Él y con Él.

No podemos olvidar la intervención de María que aquí muestra un poder nada pequeño sobre su Hijo: un poder de Madre.

Fiesta de boda en Caná – signo de transformación - Crossroads Initiative

Aquella mujer, sabía (porque lo había guardado todo en su corazón) que su Hijo no era un hombre cualquiera: ni por su nacimiento ni por nada de lo que había antecedido podía pensar que era un hombre cualquiera. Sabía, por tanto, María, que era capaz de hacer mucho. 

Seguramente por eso hace lo que hace la Madre.

No puede callar. Ante la situación de aquellos amigos que los habían invitado a la boda no puede hacer otra cosa que dirigirse a su Hijo Jesús. Él puede hacer algo por ellos. Sin duda que María no sabe qué va a hacer pero tiene la confianza absoluta en el que algo puede hacer que los saque de aquella mala situación.

Y María casi ordena a los presentes: “¡Haced lo que Él os diga!” No sabe, decimos, qué va a ser lo que les diga pero espera algo bueno porque sabe que de su hijo sólo puede salir lo bueno y lo mejor.

Jesús se resiste. Y no es que sea mala persona y no quiera hacer uso de sus dones sino que cree que aún no ha llegado el momento de decir al mundo que es Quien es. Pero no puede hacer otra cosa. 

Su Madre insiste. Y es que no se conforma María con que su Hijo le diga que no ha llegado su momento. No. Ella insiste y pide a los tiene que pedir que hagan lo que Él les va a decir. Y algo dirá.

Y lo dice. Más bien lo hace. Transforma el agua en vino o, lo que es lo mismo (y por equiparar situaciones) convierte lo que sería su sangre en Sangre de vida eterna. Eso es lo que haría con el vino de la Última Cena. Y es, a lo mejor, algo que nos muestra lo que luego pasaría aunque es fácil entender que entonces nadie, salvo Él, conocían nada de lo que iba a suceder años después. 

Es más, Jesús saca de donde no hay nada (las tinajas parece que estaban vacías) para entregar a quien lo pide lo mejor que puede entregar: el mejor vino.

Y por cierto, lo mismo que en alguna que otra ocasión dijo a Dios, su Padre del Cielo, acerca de que el Creador escondía las mejores cosas a los sabios y se las daba a entender a los más sencillos, lo mismo hace ahora: son los sirvientes los que conocen lo que ha pasado.  Y el maestresala no se da cuenta de nada. Y es que Dios parece que goza al hacer que los más sencillos accedan a lo mejor porque, con seguridad, tienen el corazón más preparado.


PRECES
 
Pidamos a Dios por todos aquellos que no aceptan la mediación de María.

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no creen en la señales del poder de Dios en Cristo.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a perseverar en la oración y pedir sin cansarnos y dar gracias sin cansarnos.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

12.01.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher: 1- De ciertas opiniones políticas de Tolkien padre y del reflejo que tienen en su obra

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden…

Cartas, Tolkien | La Bitácora de Ithil

Pues bien, corría el 29 de noviembre de 1943, cuando Tolkien padre dice esto que sigue:


Mis opiniones políticas se inclinan más y más hacia el anarquismo (entendido filosóficamente, lo cual significa la abolición del control, no hombres barbados armados de bombas o hacia la monarquía ‘inconstitucional’. Arrestaría a cualquiera que empleara la palabra Estado (en cualquier otro sentido que no fuera el reino inanimado de Inglaterra y sus habitantes, algo que carece de poder, derechos o mente) y después de darle la oportunidad de retractarse, ¡ejecutarlo si se obstina en no hacerlo!

 

No podemos negar que apuesta fuerte Tolkien padre en lo que dice pero, como es lógico, aquí hay mucho que matizar para que nadie se lleve a engaño. Y es que no conviene andar por el camino equivocado sin llegar a lugar alguno y errando el paseo intelectual por esto se caiga por algún barranco donde algún dragón ideológico esté esperando para devorarlo… 

Pues bien, de estas palabras de J.R.R. bien podemos creer que, en cuanto a pensamiento político nuestro escritor era, en esencia, liberal pues nos muestra una de las razones de ser del liberalismo: cuanto menos intervención estatal mejor. 

Y aún estando nosotros totalmente de acuerdo con esto no se trata aquí de mitinear sobre tal asunto sino ver si, acaso, tal forma de pensar se refleja en su obra escrita pues eso demostrará no poca coherencia y ningún intento de tergiversar su pensamiento por intereses, digamos pecuniarios. 

Algo que no era del gusto particular del autor de El Hobbit (etc.) era, precisamente, lo que supone el control que, desde el Estado, puede llegar a ejercerse sobre la población que lo constituye. 

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11.01.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 1- Un simple gracias

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

 

1- Un simple gracias

 

Gracias. Con esta palabra podría concluir esta carta, Dios mío, Amor mío. Porque eso es todo lo que tengo que decirte: gracias, gracias. Si, desde la altura de mis cincuenta y cinco años, vuelvo mi vista atrás, ¿qué encuentro sino la interminable cordillera de tu amor? No hay rincón en mi historia en el que no fulgiera tu misericordia sobre mí. No ha existido una hora en que no haya experimentado tu presencia amorosa y paternal acariciando mi alma.

 

Seguramente nada hay mejor que ser agradecido y, así, bien nacido. Y eso es lo que hace para empezar, José Luis Martín Descalzo. 

Su primera palabra, en esta especial y gozosa carta, es “Gracias". 

Sin duda alguna, dar las gracias supone que se ha reconocido, digamos, un beneficio por parte de quien se haya recibido. Y el P. Martín Descalzo, a pocos días de ser llamado a la Casa del Padre, sabe que Quién eso ha hecho con él no ha sido otro que Dios mismo

El caso es que Martín Descalzo sabe que eso viene de lejos. Es decir, que se siente agraciado por Dios, literalmente, desde siempre. Toda la misericordia del Todopoderoso la ha volcado con este hombre que, como podemos imaginar, debía sentirse el hombre más afortunado del mundo sabiendo que su Padre del Cielo se fijaba tanto en él (seguro que pensaba que como en cada uno de sus hijos) que no había rincón de su existencia en el que no pudiera encontrar una huella tan gozosa como la de Dios

Por otra parte, podemos decir que el P. Martín era más que afortunado en cuanto a las cosas del alma. Y es que experimentaba la presencia de Dios en su corazón. Además, que la misma era amorosa y era paternal lo cual, por cierto, no debía extrañar nada a quien eso recibía pues conocía muy bien la bondad y misericordia de su Padre del Cielo. Creyente, pues; confiado, pues; agradecido, pues, hasta decirlo algunas veces en tan pocas palabras. Es decir, que sus “gracias” tenían pleno sentido al crecer sobre la Roca firme que era Cristo (sacerdote suyo era) y, entonces, estar más que seguro de ser, digamos, “mimado” por Dios y, por tanto, capaz de lo mejor en su vida para el Creador y su prójimo. 

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10.01.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - La felicidad bien entendida

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

 

“Y es que la felicidad es una cosa bien distinta a las palmas de tango y el pasarlo bien. A uno le puede bajar por la cara un reguero de lágrimas, estar tosiendo, con taquicardia o detrás de un balcón y en el corazón bullirle todas las campanas del mundo“ (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 23)

  

La felicidad bien entendida

 

Que sí, que es posible que alguien pueda pensar y decir que estas palabras de Lolo, en ellas, hay una voluntad de que las cosas, a pesar de todo, sean bien consideradas en la vida de uno. Algo así, digamos, como un voluntarismo un tanto exagerado… 

Es cierto que eso podría decirse pero, de hacerlo, es claro que no se ha entendido nada de lo que el Beato de Linares (Jaén, España) ha querido decir con esto. Y vamos a tratar de decir algo a tal respecto. 

Tenemos, por un lado, la felicidad, digamos, ordinaria, oficial podríamos decir. Y es la que se sostiene sobre aspectos externos a nosotros, en cómo nos comportamos de acuerdo a nuestros particulares intereses. Por eso habla Lolo de las palmas de tango o el mismo pasarlo bien. 

¿Están mal, acaso, las palmas de tango o pasarlo bien? 

Seguros estamos que Manuel Lozano Garrido no estaba contra las primeras o lo segundo. Sin embargo, tenía muy claro que las cosas de la felicidad tienen otro “nivel” para que se pueda considerar tal estado del alma aunque bien sepamos que estar alegre, dando palmas o pasándolo bien no es lo mismo que ser feliz pues una cosa es una cosa y otra… pues es otra. 

Y es ahí, precisamente, en el “alma” donde se centra lo relacionado, de verdad, con ser feliz o, en fin con la felicidad en su estado más puro, más cierto, como debe ser considerada la misma. 

Esto lo decimos porque Lolo considera la felicidad, ser feliz, desde otro punto de vista que no resulta tan mundano donde, como sabemos, lo externo priva sobre lo de “dentro” de uno, de su alma y de su espíritu. 

Debemos apreciar los casos en los que, de ordinario, no se presenta la felicidad como realidad con cartas sobre la mesa. Así, por ejemplo, nos habla Lolo de estados en los que eso de ser feliz… como que no casa con lo que pasa:

 

- Pasarlo mal y estar llorando, 

- Estar, simplemente, enfermo, sea cual sea la enfermedad

 

Y, por último, algo que lo retrata a él mismo a la perfección y que es, estar “detrás de un balcón” que es como permanecía durante buena parte del día al no poder pisar la calle, por así decirlo, debido a su enfermedad… 

Cualquiera diría, y se dice, que si se llora por pasarlo mal, si se está enfermo o si se está recluido en su casa detrás de un balcón como única comunicación con el exterior, que ahí no puede haber felicidad alguna. Y ahí es cuando Lolo pone sus cartas sobre la mesa y sale vencedor de esta partida

Esto lo decimos porque cree Lolo que, incluso en las situaciones que pone como ejemplo de lo malo que a uno le puede suceder, se puede ser feliz y, como dice, que las campanas del mundo, “todas” (no unas pocas o muchas sino, exactamente, todas) pueden estar repicando en su corazón y no lo hacen, precisamente, a muerto sino, justamente, a lo contrario: a vivo bien vivo y a feliz y bien feliz. 

Claro que, para eso, se ha de tener un sentido del sufrimiento y del dolor muy diferente a como solemos tenerlo. Y, claro, ser de otra pasta espiritual distinta a la ordinaria…

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

8.01.22

La Palabra para el Domingo - 9 de enero de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 9 sino sábado, 8 de enero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

 

Lc 3, 15-16. 21-22

 

“15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; 16 respondió Juan a todos, diciendo: ‘Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego’.

 21 Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, 22      y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo:  ‘Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado’”.

      

 

COMENTARIO

Aquel que bautiza con fuego

 

Muchos judíos esperaban, con franqueza y con fe, la llegada del Mesías. Y es que sabían que Dios, que nunca incumple sus promesas, había prometido que lo enviaría para que el mundo se salvase de la perdición eterna.

El caso es que muchas señales mostraban, en los textos sagrados del pueblo elegido por Dios para ser el Suyo, que el Enviado del Todopoderoso haría cosas grandes, que muchas otras cambiarían de signo y que, en general, vendría al mundo el perdón de los pecados. No extraña, por tanto, que muchos miraran a Juan el Bautista de una forma muy especial y esperanzadora. 

Juan, aquel hombre que había nacido de la prima de María, la Virgen, llamada Isabel estaba más que seguro de una cosa: él no era el Cristo. Lo sabía, primero, porque no se sentía capaz de serlo (por su indignidad personal según él mismo creía) pero, sobre todo, porque se le había dicho que sería él, precisamente él, quien anunciaría al Enviado de Dios. 

Es bien cierto que Juan sabía eso. Y lo muestra con unas palabras que son muy fuertes porque enseñan que Quien tenía que venir haría algo que él, el Bautista, no podía hacer: bautizaría con Espíritu Santo y fuego. 

¡Espíritu Santo y fuego! Estas dos realidades mostraban, bien a las claras, que quien bautizada en el río Jordán no era el Mesías. Él bautizaba, sí con un bautismo para el perdón de los pecados. Lo hacía, sin embargo, con agua. No lo hacía, tampoco, con Espíritu Santo. Eso era cosa de otro, del Otro. 

Juan, por tanto, presenta al Hijo de Dios mostrando dos características propias, en exclusiva de él: el Espíritu Santo estará con él y el fuego de su bautismo limpiará los pecados con el fuego de la purificación. 

Y entonces acude Jesús a ser bautizado por Juan. 

¿El Hijo de Dios pecador para ser perdonado? No, el Hijo de Dios mostrando qué se debía hacer a sabiendas de no haber cometido, Él, pecado alguno y, además, haber nacido de mujer Inmaculada. 

Jesús muestra qué se ha de hacer: nacer a la vida eterna a través de un bautismo que perdona los pecados, de la infusión del Espíritu Santo que sana el alma y prepara el corazón para ser su templo. Eso es lo que muestra Aquel que había venido a ser bautizado por su primo Juan. 

La cosa, como es de imaginar, no iba a quedar ahí. Dios debía manifestarse porque todos debía conocer, todos debían saber a qué atenerse. 

Dios, diciendo que Aquel era su hijo y que le había engendrado, sienta las bases de una fe, de una creencia, que se asentaba en una Voluntad santa: el Todopoderoso había engendrado, no creado, a Aquel que había salido de las aguas del río Jordán. Además, sobre Él se había posado el Espíritu Santo, que desde entonces regirá su vida de una forma muy especial (llevándolo, por ejemplo, enseguida, al desierto) y, a partir de entonces, iba a bautizar con fuego, con aquel que sana, con aquel que purifica y, en fin, con aquel que prepara para la vida eterna que dura para siempre, siempre, siempre. 

Por otra parte, Juan se sabe indigno. Y es que nos dice que no lo es para desatarle la “correa de sus sandalias”. Y se refiere al Cristo. 

Podríamos preguntarnos nosotros mismos si creemos que somos más que Juan y podemos hacer otra cosa que no sea seguir la santa Providencia de Dios que envió a su Hijo para que el mundo se salvase… y el mundo no lo recibió.

  

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no aceptan el bautismo de fuego de Cristo.

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar la voz de Dios.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a escuchar tu voz y a seguirla; y a seguirla.

  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

6.01.22

Epifanía del Señor

Epifanía del Señor

A lo largo del año litúrgico hay una serie de días especiales que son, digamos, de Precepto en el sentido de que no son el propio del domingo, día de Precepto por antonomasia. Y hoy, 6 de enero es el segundo de este nuevo año del Señor de 2022habiendo sido el primero de ellos el pasado 1 de este mismo mes de enero, especialmente dedicado a Santa María, Madre de DiosPor eso, tratamos de comentar el conjunto de los textos que el Calendario Litúrgico nos propone para hoy y no, como suele ser habitual los domingos, sólo el Evangelio.

Por tanto, los textos para el día de hoy, Epifanía del Señor, son los siguientes:

 

Is 60, 1-6

Sal 71

Ef 3, 2-3a.5-6

Mt 2, 1-12



Isaías 60

1 ¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz
y la gloria del Señor brilla sobre ti!

2 Porque las tinieblas cubren la tierra
y una densa oscuridad, a las naciones,
pero sobre ti brillará el Señor
y su gloria aparecerá sobre ti.

3 Las naciones caminarán a tu luz
y los reyes, al esplendor de tu aurora.

4 Mira a tu alrededor y observa:
todos se han reunido y vienen hacia ti;
tus hijos llegan desde lejos
y tus hijas son llevadas en brazos.

5 Al ver esto, estarás radiante,
palpitará y se ensanchará tu corazón,
porque se volcarán sobre tilos tesoros del mar
y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti.

6 Te cubrirá una multitud de camellos,
de dromedarios de Madián y de Efá.
Todos ellos vendrán desde Sabá,
trayendo oro e incienso,
y pregonarán las alabanzas del Señor.


Sal 71

1 De Salomón.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
2 para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.

3 Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
4 que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres
y aplaste al opresor.

5 Que dure tanto como el sol y la luna,
a lo largo de las generaciones;
6 que sea como lluvia que cae sobre el césped
y como chaparrones que riegan la tierra.

7 Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
8 que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.

9 Que se inclinen ante él las tribus del desierto,
y sus enemigos muerdan el polvo;
10 que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas
le paguen tributo.
Que los reyes de Arabia y de Sebá
le traigan regalos;
11 que todos los reyes le rindan homenaje
y lo sirvan todas las naciones.

12 Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.

13 Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.

14 Los rescatará de la opresión y la violencia,
y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.

15 Por eso, que viva largamente
y le regalen oro de Arabia;
que oren por él sin cesar
y lo bendigan todo el día.

16 Que en el país abunden los trigales
y ondeen sobre las cumbres de las montañas;
que sus frutos broten como el Líbano
y florezcan como la hierba de los campos.

17 Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz.

* * *

18 Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas.

19 Sea bendito eternamente su Nombre glorioso
y que su gloria llene toda la tierra.
¡Amén! ¡Amén!

20 Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.

Ef 3, 2-3a. 5-6

2 Si es que conocéis la misión de la gracia que Dios me concedió en orden a vosotros: 3 cómo me fue comunicado por una revelación el conocimiento del Misterio.

5 Misterio que en generaciones pasadas no fue dado a conocer a los hombres, como ha sido ahora revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6 que los gentiles sois coherederos, miembros del mismo Cuerpo y partícipes de la misma Promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio.

Mt 2, 1-12

1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén 2 y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo". 3 Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. 4 Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. 5 “En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: 6 Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel". 7 Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, 8 los envió a Belén, diciéndoles: “Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje". 9 Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. 10 Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, 11 y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. 12 Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

 

COMENTARIO

Dios se presentó al mundo

 


Esto se ha realizado, lo sabemos, en el hecho de que tres magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos por una estrella para conocer y adorar al Rey del cielo y de la tierra. La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo

 

San León Magno

Sermón en la Epifanía del Señor

 


1.- Puede resultar extraño que unos sabios, de lejanas tierras, acudieran a Belén en busca, o mejor dicho, para encontrar, a alguien que no conocían. ¿Qué les podía impulsar a ello?, ¿Qué extraña llamada fue la que les atrajo?

Cuando no sabemos qué responder a algo que nos produce duda o perplejidad echamos mano, en muchas ocasiones, de lo tangible, de lo que puede demostrar aquello y, así, tranquilizamos nuestra conciencia y nuestras ansias de conocimiento.

Y a esto también se le ha pretendido encontrar respuesta. Al parecer, por aquella época un cometa surcó el cielo, indicando el camino a seguir.

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