2.01.15

Las llaves de Pedro – Meditaciones en Santa Marta: En Misa sin reloj.

  Papa Francisco

 El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, “es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles” (Lumen Gentium, 23)

Vamos a traer a estas “Llaves de Pedro” las meditaciones que el Santo Padre Francisco pronuncia en la Casa de Santa Marta en las homilías diarias que allí celebra, tomadas  las mismas de  L’Osservatore Romano.

 

En Misa sin Reloj (10 de febrero de 2014)

 

Papa Francisco en Santa Marta

 

“A misa no se va con el reloj en la mano, como si se debieran contar los minutos o asistir a una representación. Se va para participar en el misterio de Dios. Y esto es válido también para quienes vienen a Santa Marta a la misa celebrada por el Papa, que, dijo en efecto el Pontífice el lunes 10 de febrero, a los fieles presentes en la capilla de su residencia, ‘no es un paseo turístico. ¡No! Vosotros venís aquí y nos reunimos aquí para entrar en el misterio. Y ésta es la liturgia’.

Para explicar el sentido de este encuentro cercano con el misterio, el Papa Francisco recordó que el Señor habló a su pueblo no sólo con palabras. ‘Los profetas —dijo— referían las palabras del Señor. Los profetas anunciaban. El gran profeta Moisés dio los mandamientos, que son palabra del Señor. Y muchos otros profetas decían al pueblo aquello que quería el Señor’. Sin embargo, ‘el Señor —añadió— habló también de otra manera y de otra forma a su pueblo: con las teofanías. Cuando Él se acerca al pueblo y se hace sentir, hace sentir su presencia precisamente en medio del pueblo’. Y recordó, además del episodio propuesto por la primera lectura (1 Re 8, 1-7.9-13), algunos pasajes referidos a otros profetas.

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1.01.15

María, Madre de Dios y de su Cordero

 

  

 

Bien podemos decir que es difícil empezar un nuevo año de una forma más acertada y más certera. Recordamos, para comenzar una nueva andadura de la que nos lleva al definitivo Reino de Dios, a quien hizo posible que tal camino de desbrozara de mala hierba y, en suma, nos hiciera ver que es posible llegar allí.

 

Y al que esto escribe le sale decir, así, de primeras, estas tres oraciones:

 

 “Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén”

 

 “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén”.

 

 “¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén”.

 

Seguramente es poca cosa esto porque la Madre de Dios, a la que hoy celebramos, es mucho más que algo que se le pueda decir. Está muy allá en el Cielo pero muy acá en nuestros corazones. Y por eso nos sale decirle que la queremos, que la tenemos muy por encima, muy por arriba, de nuestras ambiciones como hijos de Dios y que en ella nos refugiamos cuando necesitamos refugio, a ellas nos dirigimos cuando necesitamos dirección y en ella buscamos amparo, consuelo, limpieza de corazón.

 

Bien dijo San Juan Pablo II que España es tierra de María. Y, por extensión, todas las naciones hermanas de América, también lo son. Y nuestros pastores nos dicen que “Los Padres del Concilio de Éfeso la aclamaron como Theotokos, porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo nombre”.

 

A nosotros, los sencillos, nos basta con decir que María es Madre, es nuestra Madre. Y con eso ya podemos empezar el año con los bríos propios de quien se sabe hijo de una tal Madre e hijos de un tal Padre.

 

Amén y gracias. También podemos decir eso.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Nazareno 

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Por la libertad de Asia Bibi. 

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 

Madre nuestra, ¡Madre nuestra! ¿Es posible decir algo más apropiado?

 

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

 

31.12.14

Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe: ¿Qué esperamos, en cuanto a nuestra fe, el año que viene?

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- ¿Qué esperamos, en cuanto a nuestra fe, el año que viene?

 Proceloso viaje de la Esposa de Cristo

La expresión “Estos son otros tiempos” se utiliza mucho referida a la Iglesia católica. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación de la Esposa de Cristo a eso, a los tiempos que corren o, como dirían antiguamente, al “siglo”.

 

En realidad siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso. Es más, entonces empezó a caminar, como desterrado, y aun no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino.

 

Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe católica.

 

¿Son, pues, otros tiempos?

 

Antes de seguir decimos que Jesús, ante la dificultad que presentaba la pesca para sus más allegados discípulos, les mostró su confianza en una labor gratificada diciéndoles (Lc 5,4)

 

 ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’

 

Quería decirles Jesús que, a pesar de la situación por la que estaban pasando siempre había posibilidad de mejorar y que confiar en Dios era un remedio ciertamente bueno ante la misma.

 

El caso es que, como es lógico, las cosas han cambiado mucho, para el ser humano, desde que Jesús dijera aquellas palabras u otras de las que pronunció y quedaron para la historia del creyente católico como Palabra de Dios.  Por eso no es del todo extraño que se pueda lanzar la pregunta acerca de si estos son otros tiempos pero, sobre todo, que qué suponen los mismo para el sentido primordial de nuestra fe católica.

 

Por ejemplo, si de la jerarquía eclesiástica católica se dice esto:

 

Por ejemplo, de la jerarquía eclesiástica se dice:

Que le asusta la teología feminista.

Que es involucionista.

Que apoya a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Que participa en manifestaciones de derechas.

Que siempre ataca a los teólogos llamados progres.

Que deslegitima el régimen democrático español.

Que no se “abre” al pueblo cristiano.

Que se encierra en su torre de oro.

Que no se moderniza.

Que no “dialoga” con los sectores progresistas de la sociedad.

Que juega a hacer política.

Que no sabe estar callada.

Que no ve con los ojos del siglo XXI.

Que constituye un partido fundamentalista.

Que está politizada.

Que ha iniciado una nueva cruzada.

Que cada vez está más radicalizada.

Que es reaccionaria.

Y, en general, que es de lo peor que existe.

 

Lo mismo, exactamente lo mismo, puede decirse que se sostiene sobre la fe católica y sobre el sentido que tiene la misma pues, como los tiempos han cambiado mucho desde que Jesús entregó las llaves de la Iglesia que fundó a Pedro no es menos cierto, eso se sostiene, que también debería cambiar la Esposa de Cristo.

 

Además, no podemos olvidar el daño terrible que ha hecho el modernismo en el corazón de muchos creyentes católicos.

 

Por tanto, volvemos a hacer la pregunta: ¿son, éstos, otros tiempos para la Iglesia católica?

 

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"-  ¿Qué esperamos, en cuanto a nuestra fe, el año que viene?

 

 

“Quien se siente hijo de Dios sabe que la forma de comportarse en el mundo es importante. No vale, por tanto, hacer como si no hubiese relación entre reconocer la filiación divina y lo que cada cual hace en su particular circunstancia.

 

A eso se le llama “unidad de vida” y supone, para quien la lleva a la práctica, una forma de afirmar su fe y, sobre todo, una forma de manifestar que es quien es porque Quien quiso así lo creó.

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30.12.14

Un amigo de Lolo – Campanada de esperanza al finalizar el año

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

En su libro “Las golondrinas nunca saben la hora” hace Manuel Lozano Garrido un ejercicio de esperanza en el inmediato futuro. En el momento o, mejor, para el momento, en el que, por tradición y gozo, se celebra la entrada del nuevo año (que va acompañada por el sonar de doce campanadas) escribe, para tal instante (que dura poco en el tiempo pero puede ser muy extenso en la realidad espiritual de lo por venir) un, a modo, de texto esperanzado que muy bien puede ser tomado como una serie de oraciones a razón de una por cada campanada.

Traemos, hoy, la segunda campanada.

En el preámbulo de 365 días, quiero colocar un ancho sentimiento de aceptación; mi mente y mi corazón como una página en blanco, con la firma muy bien estampada al pie de la cuartilla, para que Tú escribas renglones muy derechos con todos los detalles de tu voluntad. Los labios se morderán para que no entre  una gota de acíbar, pero Tú ya sabes que es que ‘sí’, que lo que quieres es siempre dulce, misericordioso y conveniente”.

 

Cuando va empezar un año suele ser común que hagamos planes para nuestra vida. Se trata de unos meses y muchos días los que se abren de par en par para que veamos un campo limpio donde aún no ha crecido ni la cizaña ni otra mala hierba. Por eso miramos a Dios para ofrecer lo que pueda ser y, también, para pedir que sea… si nos conviene que sea.

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29.12.14

Serie oraciones – invocaciones – Oración de fin de año

 

 Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre 
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón, 
ponme a prueba y conoce mis sentimientos, 
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud. 

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso. 

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador. 

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración“es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso (¡Alabado sea por siempre!).

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones – Invocaciones: Oración de fin de año (Padres Columbanos)

 

Señor, al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de ti. Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor por lo que fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco cuanto hice en este año: el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir. Te presento las personas que a lo largo de estos meses ame, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que están más lejos, los que me dieron la mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

 

Pero también, Señor, hoy quiero pedir perdón por el tiempo perdido, por el dinero malgastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías, y el trabajo mal hecho, por vivir sin entusiasmo. Por la Oración que fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón”.

 

 Cuando llega el fin de año solemos hacer revisión de lo que ha sido el tiempo inmediatamente pasado. Es una forma de ver si hemos cumplido nuestras expectativas o si, por el contrario, hemos fallado en ellas.

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28.12.14

La Palabra del Domingo - 28 de diciembre de 2014

Biblia

 Lc 2, 22-40.

 

“22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén  para presentarle al Señor, 23  como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito será consagrado al Señor = 24       y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. 26       Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. 27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, 28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 29  ‘Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;       30 porque han visto mis ojos tu salvación, 31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos, 32 luz para iluminar a los gentiles  y gloria de tu pueblo Israel.’33    Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.        34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – 35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos  corazones.’ 36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, 37        y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.   38 Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. 39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40        El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él”.

 

 

COMENTARIO

Cumpliendo la Ley y la voluntad de Dios

 

No se puede decir que la familia, la Sagrada Familia, no cumpliese con lo establecido en la Ley de Dios. Ya desde bien pequeño hacen ver a Jesús que ha de ir por ese camino. Luego, claro está, nada extraña que dijera el Mesías que no había venido a derogar la Ley de Dios sino a que se cumpliese.

 

Pues bien. En aquel momento correspondía  acudir al Templo de Jerusalén para presentar al recién nacido. Sería consagrado a Dios, por ser el primer nacido de María (y único, por cierto) y correspondía hacer una ofrenda. En el caso de aquella pobre familia una que era, en efecto, pobre.

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27.12.14

Serie “Al hilo de la Biblia- Y Jesús dijo…” – Tomar nuestra cruz para seguir a Cristo

Sagrada Biblia

Dice S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en losversículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento y que en las vacaciones veraniegas se ofrece con toda su fuerza y desea ser recibido en nuestros corazones sin el agobio propio de los periodos de trabajo, digamos, obligado aunque necesario. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que diceFrancisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia “ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuanto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Por otra parte, es bien cierto que Jesucristo, a lo largo de la llamada “vida pública” se dirigió en múltiples ocasiones a los que querían escucharle e, incluso, a los que preferían tenerlo lejos porque no gustaban con lo que le oían decir.

Sin embargo, en muchas ocasiones Jesús decía lo que era muy importante que se supiera y lo que, sobre todo, sus discípulos tenían que comprender y, también, aprender para luego transmitirlo a los demás.

Vamos, pues, a traer a esta serie sobre la Santa Biblia parte de aquellos momentos en los que, precisamente, Jesús dijo.

Tomar nuestra cruz para seguir a Cristo

 

Y Jesús dijo… (Mc 8, 34-38)

Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí  mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?  Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.’”

Jesús sabía de cruces. Es más, la Cruz, aquel instrumento que, siendo de tortura, sirvió para la salvación del mundo y del hombre, ha pasado a la historia de la humanidad como ejemplo a seguir y, aunque para muchos pueda ser una necedad o una locura para los discípulos de Cristo es algo bien distinto.

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26.12.14

Las llaves de Pedro – Meditaciones en Santa Marta: instrucciones para los momentos de tinieblas.

Papa Francisco

El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, “es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles” (Lumen Gentium, 23)

Vamos a traer a estas “Llaves de Pedro” las meditaciones que el Santo Padre Francisco pronuncia en la Casa de Santa Marta en las homilías diarias que allí celebra, tomadas  las mismas de  L’Osservatore Romano.

  

 Instrucciones para los momentos de tinieblas (3 de febrero de 2014)

Papa Francisco en Santa Marta

 

“En los momentos difíciles de la vida no se debe ‘negociar a Dios’ usando a los demás para salvarse a sí mismo: la actitud correcta es hacer penitencia, reconociendo los propios pecados y encomendándose al Señor, sin ceder a la tentación de ‘hacer justicia con las propias manos’. En la misa celebrada el lunes 3 de febrero el Papa Francisco propuso nuevamente el testimonio del rey David, ‘santo y pecado’», en el «momento de oscuridad» de la huida de Jerusalén por la traición del hijo Absalón. Al término de la celebración, el día de la memoria litúrgica de san Blas, dos sacerdotes impartieron al Papa y a todos los presentes la tradicional bendición con dos candelas puestas en la garganta en forma de cruz.

Para su meditación el Pontífice partió de la primera lectura, tomada del segundo libro de Samuel (15, 13-14.30; 16, 5-13a). ‘Hemos escuchado —dijo— la historia de ese momento tan triste de David, cuando tuvo que huir porque su hijo lo traicionó’. Son elocuentes las palabras de David, que llama a Absalón ‘hijo nacido de mis entrañas’. Estamos ante ‘una gran traición’: incluso la mayor parte del pueblo se agrupa ‘con el hijo contra el rey’. Se lee, en efecto, en la Escritura: ‘el corazón de los israelitas sigue a Absalón’. Verdaderamente para David era ‘como si este hijo estuviese muerto’.

¿Qué hace David ante la traición del hijo? El Papa indicó ‘tres actitudes’. Ante todo, explicó, ‘David, hombre de gobierno, acoge la realidad como es. Sabe que esta guerra será muy dura, sabe que allí habrá muchos muertos del pueblo’, porque está ‘una parte del pueblo contra la otra’. Y con realismo realiza ‘la opción de no hacer morir a su pueblo’. Cierto, hubiese podido ‘luchar en Jerusalén contra las fuerzas de su hijo. Pero dijo: no, no quiero que Jerusalén sea destruida’. Y se opuso incluso a los suyos que querían llevar el arca, ordenándoles que la dejaran en su sitio: ‘Que el arca de Dios permanezca en la ciudad’. Todo esto muestra ‘la primera actitud’ de David, que ‘para defenderse no usa ni a Dios ni a su pueblo’, porque sentía por ambos un ‘amor muy grande’.

‘En los momentos malos de la vida —destacó el Pontífice— sucede que, tal vez, en la desesperación uno busca defenderse como puede’, incluso ‘usando a Dios y a la gente’. En cambio David nos muestra cómo su ‘primera actitud’ es precisamente ‘la de no usar a Dios y a su pueblo’.

La segunda es una ‘actitud penitencial’, que David asume mientras huye de Jerusalén. Se lee en el pasaje del libro de Samuel: ‘Subía llorando’ por la montaña ‘y caminaba con la cabeza cubierta y descalzo’. Pero, comentó el Papa, ‘pensad lo que significa subir el monte descalzo’. Lo mismo hacía la gente que estaba con él: ‘llevaban cubierta la cabeza y subían llorando’.

Se trata de ‘un camino penitencial’. Tal vez, continuó el Pontífice, David en ese momento ‘en su corazón’ pensaba en ‘muchas cosas malas’ y en los ‘numerosos pecados que había cometido’. Y probablemente se decía a sí mismo: ‘Pero yo no soy inocente. No es justo que mi hijo me haga esto, pero yo no soy santo’. Con este espíritu David ‘elige la penitencia: llora, hace penitencia’. Y su ‘subida al monte’, indicó una vez más el Papa, ‘nos hace pensar en la subida de Jesús. También Él dolido y descalzo, con su cruz, subía al monte’.

David, sin embargo, vive una ‘actitud penitencial’. Cuando a nosotros, en cambio, dijo el Papa, ‘nos sucede algo por el estilo en nuestra vida, siempre buscamos —es un instinto que tenemos— justificarnos’. Al contrario, ‘David no se justifica. Es realista. Busca salvar el arca de Dios, a su pueblo. Y hace penitencia’ subiendo al monte. Por esta razón ‘es un grande: un gran pecador y un gran santo’. Cierto, añadió el Santo Padre, ‘cómo vayan juntas estas dos cosas» sólo «Dios lo sabe. Pero ésta es la verdad’.

A lo largo de su camino penitencial el rey encuentra a un hombre de nombre Semeí, que le ‘arrojaba piedras’ a él y a quienes le acompañaban. Es ‘un enemigo’ que ‘lanzaba maldiciones’ dirigidas a David. Así, Abisay, ‘uno de los amigos de David’, propuso al rey capturarlo y matarlo: ‘Éste es un perro muerto’ le dijo con el lenguaje de su tiempo para remarcar en qué sentido Semeí era ‘una persona mala’. Pero David se lo impidió y ‘en lugar de elegir la venganza contra tantos insultos, eligió encomendarse a Dios’. Se lee, en efecto, en el pasaje bíblico: ‘Un hijo mío, salido de mis entrañas, busca mi vida. Cuánto más este benjaminita —este Semeí—. Dejadle que me maldiga, si se lo ha ordenado el Señor. Quizá el Señor vea mi humillación y me pague con bendiciones la maldición de este día’. He aquí la tercera actitud: David ‘se encomienda al Señor’.

Precisamente ‘estas tres actitudes de David en el momento de la oscuridad, en el momento de la prueba, pueden ayudarnos a todos nosotros’ cuando nos encontramos en situaciones difíciles. No se debe ‘negociar nuestra pertenencia’. Luego, repitió el Pontífice, es necesario ‘aceptar la penitencia’, comprender las razones por las cuales se ‘necesita hacer penitencia’, y así saber ‘llorar sobre nuestros errores, sobre nuestros pecados’. Por último, no se debe buscar hacer justicia con las propias manos, sino más ‘encomendarse a Dios’.

El Papa Francisco concluyó la homilía invitando a invocar a David, que nosotros ‘veneramos como santo’, pidiéndole que nos enseñe a vivir ‘estas actitudes en los momentos difíciles de la vida’. Para que cada uno sea ‘un hombre que ama a Dios, que ama a su pueblo y no lo negocia; un hombre que sabe que es pecador y hace penitencia; un hombre que está seguro de su Dios y se encomienda a Él’.

No podemos negar que, en muchos momentos de nuestra vida o, al menos, en algunos, vamos a pasar por una tiniebla espiritual que nos puede hundir en el abismo más profundo.

Ante eso es posible que caigamos en la tentación, como dice el Papa Francisco, de usar a nuestro prójimo con la intención de salvarnos a nosotros mismos. Al contrario debemos actuar y, en concreto, recomienda el Santo Padre, hacer penitencia y, reconocimiento nuestros pecados, encomendarse a Dios. Además, no cabe tomarnos la justicia por nuestra mano.

Para dar a entender cuál es la forma de actuar ante una situación de tal jaez toma el ejemplo de David, rey escogido por Dios para dirigir a su pueblo.

Ante una situación difícil por la que iba a pasar aquel rey no cedió a la tentación de usar a su pueblo o a Dios mismo en el conflicto bélico que se estaba preparando. Y eso le viene muy bien al Papa Francisco para, a modo de ejemplo, dar a entender que en los momentos difíciles no debemos hacer lo que podría haber hecho David. Él no quiso valerse ni de su prójimo ni de Dios y, al contrario, manifestó una primera actitud que consiste, precisamente, en no hacer eso.

Pero aquel hombre, además, adoptó una actitud penitencial porque se reconocía no santo, no inocente y aunque su hijo le hiciera lo que no debía hacer no por eso iba a mantener que él era totalmente inocente o no culpable de nada. Sabe, y se da cuenta, de que Dios, que todo lo conoce, estará al cabo de la calle de su corazón.

Al contrario, sostiene el Papa, hacemos nosotros. Es decir, si pasamos por una situación similar a la que pasó David (o similar según sean las circunstancias) podemos caer en la tentación de justificarnos: nosotros no somos culpables de nada o, en todo caso, tenemos alguna justificación a mano para salir adelante.

Pero si no era suficiente tanto la penitencia como el no usar a su prójimo o a Dios, David adopta una tercera actitud: se encomienda a Dios.

Haciendo eso aquel hombre, que estaba en plena tiniebla de su vida, actúa de la mejor forma posible pues Dios, que todo lo sabe, no es del gusto de que sus hijos se maten entre sí y prefiere que cada cual reconozca sus propias culpas y pecados. Y eso es lo que hace David y eso es lo que el Papa Francisco nos recomienda a nosotros mismos.

Al fin y al cabo, David (y nosotros con él) debemos tener más que claro qué es lo que nos conviene: si salir de la tiniebla o agrandar la oscuridad de la misma con nuestra actitud. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

 El Pensador

 

La Editorial Stella Maris convoca el I Premio de Ensayo REVISTA EL PENSADOR.

Las bases son las que siguen:


1.- Editorial Stella Maris convoca el I Premio de Ensayo REVISTA EL PENSADOR, conforme a las presentes bases.

2.- Podrán concurrir al Premio cualesquiera obras inéditas de ensayo, en lengua castellana, cuya temática verse sobre “De Franco a hoy: evolución de España desde 1975 a 2013″ desde el punto de vista social, cultural y/o moral. Esta temática podrá ser abordada en conjunto o desde cualquier aspecto concreto.

3.- Las obras tendrán una extensión mínima de 150 páginas y máxima de 300. La tipografía a utilizar será el Times New Roman, tamaño 12, espaciada a 1,5. Se presentarán dos copias impresas en papel y se adjuntará una copia en formato word.

4.- Los autores, que podrán ser de cualquier nacionalidad, entregarán sus obras firmadas con nombre y apellidos, o con pseudónimo.

En el caso de que la obra venga firmada con nombre y apellidos, es obliga-torio incluir fotocopia del documento oficial de identidad, una hoja con los datos personales (nombre y apellidos, dirección postal, teléfono y email), un currículum vitae detallado del autor, así como un certificado firmado en donde se haga constar que la misma es propiedad del autor, que no tiene derechos cedidos a o comprometidos con terceros y que es inédita.

En el caso de que la obra sea presentada bajo pseudónimo, se incorporará una plica (con el título de la obra y el pseudónimo utilizado), en cuyo interior se incluirá la documentación referida en el párrafo anterior. Las plicas sólo serán abiertas en el caso de que la obra fuera premiada. En caso contrario serán destruidas junto a los originales presentados.

5.- Se admite la presentación de obras colectivas, pero en este caso el premio se repartirá a prorrata entre los autores. Y la documentación exigida en la cláusula anterior regirá por cada uno de ellos.

6.- Las obras presentadas al Premio no podrán ser editadas, reproducidas, cedidas o comprometidas con terceros, hasta el fallo definitivo. El ganador y, en su caso, los accésits ceden, por el mismo acto del fallo y de manera inmediata, los derechos exclusivos y universales de edición durante quince años a favor de Stella Maris.

Ninguna obra presentada al Premio podrá ser retirada del concurso hasta el fallo del Jurado.

7.- El Premio consistirá en: 
* 6.000 euros en concepto de anticipos de derechos de autor. 
* Publicación de la obra en una de las colecciones de Stella Maris. 
* El 7% sobre las ventas, en concepto de derechos de autor.

8.- El Premio puede ser declarado desierto. Asimismo puede otorgarse un Accésit por cada una de las siguientes modalidades: Ciencias Sociales, Cultura y Filosofía.

El premio de cada accésit será un diploma acreditativo. Stella Maris se reservará el derecho de publicación de cada accésit y, en este caso, el otorgamiento de un 7% sobre ventas en concepto de derechos de autor.

9.- El plazo máximo de presentación de obras que opten al Premio comienza el 1 de febrero y finaliza el 29 de diciembre de 2014 a las 24 horas. 
Las obras deberán presentarse por correo certificado a la siguiente dirección:

Stella Maris 
(PREMIO “REVISTA EL PENSADOR") 
c/. Rosario 47-49 
08007 Barcelona

10.- El Jurado estará compuesto por cinco profesores universitarios e intelectuales de reconocido prestigio, designados por Stella Maris. La composición del Jurado se hará pública al mismo tiempo que el fallo del Premio.

11.- El premio será fallado el 27 de febrero de 2015 y será publicado al día siguiente, comunicándose directamente además al ganador y accesits. El fallo del jurado será inapelable.

Las obras no premiadas serán automáticamente destruidas y no se devolverán en ningún caso a sus autores. Stella Maris no están obligados a mantener correspondencia con ninguno de los aspirantes al Premio.

12.- La concurrencia al Premio implica la aceptación expresa de las presentes bases de convocatoria.

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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

El Vicario de Cristo pastorea a la grey de Dios porque sabe que es lo que Dios quiera que haga. 
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Para leer Fe y Obras.

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25.12.14

¡Feliz Navidad!

 

 

 

 

 

 

De muchas formas se puede decir que Cristo ha nacido, que ha venido porque quiso venir al mundo Dios y se hizo hombre, se encarnó y… fue. 

Sin embargo, todas ellas encierran una verdad, la Verdad misma que se ha hecho carne para ser como nosotros en todo menos en el pecado. Cristo, pues ha nacido y nosotros, que somos sus hermanos y, gracias a su venida, salvos sólo podemos decir ¡Gracias!, Dios nuestro Padre  se ha gozado en eso… y estamos alegres.

¡Feliz Navidad!

  

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Nazareno

 

 Por la libertad de Asia Bibi. 

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Panecillo de hoy:

Cuando nace Jesús sabemos que algo ha cambiado en el mundo. ¿Y en nosotros?

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24.12.14

¡Noche Buena Feliz, Feliz Noche Buena!

 

No hace falta mucho para decir lo que hay que decir en este día, en esta noche que, como siempre desde que fue la primera, nos trae a Jesucristo, Hijo de Dios y hermano nuestro.

 

Trajo la paz, el amor y la salvación para todo el género humano a cambio de aceptarlo como Quien es.

 

Feliz, pues, día; feliz Noche Buena a todos.

 

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Nazareno 

 

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Panecillo de hoy:

Esta es una noche perfecta para que nuestro corazón acuerde con el de Dios una entrega eterna.

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