Eppur si muove - ¿Quién puede matar con tanto desahogo?

Derecho a la vida

Sabemos que el ser humano, a lo largo de la historia, se ha comportado muchas veces de forma poco presentable y ha dejado de ser, esencialmente, humano. La codicia, la avaricia y el egoísmo han procurado, para la creación que Dios entendió que había sido muy bien creada, una existencia no pocas veces nigérrima en cuanto a futuro.

Pero la perversión, no sólo del lenguaje, ha llegado a un límite difícilmente imaginable por el ser humano que se quiera tener por tal y que entienda que su especie ha de estar muy especialmente protegida de ciertas depredaciones no precisamente irracionales.

También sabemos que, desde aquellos tiempos en los que el hombre habitaba en espacios agrestes y llevaba un comportamiento casi irracional hasta que se abrió paso una norma regulada por el ser social con ánimo de supervivencia de la especie, mucho ha pasado para que la regulación del vivir comunitario haya llegado a una perfección tal que bien podemos decir que casi nada de lo que vivimos ha dejado de estar ocupado por una norma. Y esto, que pudiera parecer propio de dominaciones ajenas a la propia persona no deja de ser cierta garantía para quien vive en sociedad.

Sin embargo, como era de esperar, no todo lo que reluce es oro ni todo lo que pudiera ser bueno, lo es.

Hay temas, a este respecto, sobre los que el ser humano ha rizado el rizo o, por decirlo pronto, en los que se ha pasado unos cuantos pueblos o, para que nos entendamos, donde ha hecho de su capa un sayo. Y esto, en román paladino quiere decir que ha jugado con lo que nunca se debe jugar y que tiene todo que ver con la vida humana; en dos palabras: vida-humana.

Al respecto de lo que estamos diciendo, corre un bulo, un creer social o un rumor muy extendido (sobre todo en la clase política) según el cual cuando se alcanza el poder, fruto de los sufragios convocados al efecto, todo es posible. Y cuando decimos todo, queremos decir todo.

Así, es como si un poder omnímodo se apoderara del pensar de quien gobierna. Todo, entonces, está al alcance de la mano y lo que pudiera parecer increíble de pensar y, aún peor, de llevar a cabo, se piensa y se lleva con la mayor falta de vergüenza, ninguna conciencia recta y, lo que es peor, creyendo que se hace lo correcto. Vamos, el acabose de la aberratio.

Pues bien, cuando se toca un tema tan delicado como es el del aborto (lo es porque es muy delicado el ser humano nasciturus y hay que tener sumo cuidado al tratarlo) diera la impresión, podría dar e, incluso, da, de que quien sea, pues es quien sea, puede disponer de la vida ajena con toda naturalidad, como si fuese lo más normal del mundo y como si nadie le afeara la conducta.

Y lo malo es que casi es verdad lo último dicho.

Decimos acerca, otra vez y todas las que haga falta, el tema del aborto…

Un ser humano mínimamente racional se ha de preguntar si existe una tragedia intrínseca a la muerte de un ser humano antes de que nazca o de que vea la luz del día. Es decir ¿es eso, tal realidad (por millones de realidades) admisible?

A lo que parece o por lo que parece eso, matar de tal forma, se puede hacer con total desahogo, es decir sin perturbación alguna de quien así actúa: quien consiente el aborto y quien lo provoca, médicamente hablando.

Nada pasa, todo está permitido en una sociedad hedonista y relativista. Por eso los nuevos Herodes tienen carta blanca. Pero la tienen manchada de sangre inocente, la más inocente de todas.

De todas formas, los creyentes en la justicia de Dios sabemos, y esperamos que así sea, que tales personas, que con tanto desahogo actúan, recibirán una medida bien cargada de acuerdo al mal hecho.

Y entonces, entonces, habrá llegado el tiempo del temblor y del rechinar de dientes…

Eleuterio Fernández Guzmán

Ha salido el recopilatorio de “El Pensador”

El Pensador

Adquisiciones: [email protected]

……………………….

Por la libertad de Asia Bibi.
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Matar… siempre es matar.

…………………………….
Para leer Fe y Obras.
…………………………….

InfoCatólica necesita vuestra ayuda.

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:


Y da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

2 comentarios

  
Juan Mariner
Es para mí motivo de orgullo y honda satisfacción que los católicos sinceros seamos ya los únicos que estamos contra toda forma de aborto provocado. En esta vertiente estoy convencido firmemente que vamos por muy buen camino, ojalá históricamente hubiésemos sido tan decididos en temas como la esclavitud, la discriminación social de la mujer, la explotación laboral o los totalitarismos (hicimos lo que pudimos, pero nuestra actuación no fue lo firme que se requería).


---
EFG


Es más que cierto que no siempre los católicos hemos hecho lo que debíamos hacer. Es más, ahora mismo a lo mejor tampoco es todo lo que podemos hacer aunque dadas las circunstancias por las que estamos pasando, lo mejor es hacer todo lo que se pueda. No nos debe importar el qué dirán que es el respeto humano que mata la propia fe. Dios ve lo que hacemos y eso es lo único que debe importarnos.


03/01/14 1:29 PM
  
Franco
Eleuterio, ya que hablaste de la Justicia, me pregunto, teniendo en cuenta lo espantosa que puede llegar a ser esa Justicia para el condenado, qué castigo le toca a los abortistas en el infierno. Pero prefiero no saberlo.


---
EFG


Francamente, yo también prefiero no saberlo aunque no debe ser nada bueno, con el ser el infierno tan malo...
03/01/14 8:07 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.