Eppur si muove - ¿Hay que desprivilegiar a la Iglesia católica?

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Antes que nada, espero que sepan perdonar al palabro “desprivilegiar” que he utilizado en el título pero que me parece que es el que corresponde para el caso. Así, sería como tratar de quitar los “privilegios” que algunos dicen que tiene la Iglesia católica.

En fin… las cosas están como están y con ellas tenemos que lidiar.

Algunos zascandiles de la política de izquierdas no saben para dónde tirar y vuelven a lo que solían y han practicado siempre: el anticlericalismo típico de aquellos que buscan enemigos donde no los hay o, en todo caso, los hay porque tienen el norte más que perdido y cojean más de la cuenta del corazón.

Quieren, eso dicen, que a la Iglesia católica se le quiten lo que llaman “privilegios” porque consideran que no son de recibo y que eso no se hace en una sociedad progresista y avanzada, esto y lo otro y lo de más allá…

Tenemos, por ejemplo y por citar algunos de los comportamientos típicamente “demócratas” de los comecuras al reciente Congreso del PSOE. En el mismo salió a colación el tema de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado. Por una parte el Rubalcaba dijo que “Si retrocedemos […], el PSOE se replanteará seriamente la revisión de los acuerdos con la Santa Sede, ¡seriamente, seriamente!”.

Esto lo decía porque entiende que el Partido Popular va a hacer retroceder a España en lo que los izquierdistas llaman “derechos” (divorcio, aborto, Educación para la Ciudadanía). Entonces ellos se plantean, como gran ofensiva, hacer lo posible para que se cambien los acuerdos de 1979.

Pero, entonces, surge el verdadero espíritu totalitario de ciertas personas. Cuando la candidata a presidir a la secta socialista, Carmen Chacón, tuvo a bien decir (como para subir el nivel de la cosa) que son “30 años aguantando demasiado” a la Iglesia y que pedía una España laica que, como sabemos, no es tal cosa sino todo lo contrario a lo que significa el laicismo porque nos es más que conocido que la nación española, en cuanto a su normativa ya es laica pues no impera ninguna confesión religiosa como sucede, por ejemplo, en las naciones musulmanas.

¿Qué es, entonces, lo que se quiere?

Pues ya lo sabemos más que de sobra y tampoco vamos a entrar ahora en discusiones de ningún tipo al respecto. Apunto, eso sí: anular a la Iglesia católica porque no está de acuerdo con la moral distraída de la que hacen gala determinadas personas de la izquierda y, ¡Ay!, también de la derecha.

Y, para más abundar, un tal Hernando, a la sazón alto cargo en el PSOE ha encontrado respuesta a la pérdida de las elecciones generales de noviembre de 2011: “Muchos ciudadanos creen que les hemos fallado, confiaban en que tendríamos una actitud más beligerante con la Iglesia. Y nos lo reprochan. Desde esta reflexión, enfocamos esta nueva etapa”.

Seguramente no habrán sido los más de cinco millones de parados ni la casi total ruina a la que han llevado a España. Tampoco que nos hayan dejado al borde de la bancarrota o algo por el estilo. No, el problema ha sido que no han sabido enfrentarse a la Iglesia católica como ellos sí supieron hacerlo en otra época… Y eso es lo que ahora pretenden hacer.

Abundan, también, en un hecho que es innegable como es el de la secularización de la sociedad. Y por eso creen que “Cada vez hay más secularización de la sociedad, y con la crisis la gente ve que la Iglesia goza de privilegios excesivos” que es una forma de poner a los pies de los caballos a la Esposa de Cristo para que sea pisoteada y como si no hubieran otras razones de la crisis económica.

Por cierto, Y en cuando a la Ley Orgánica de Libertad Religiosa en vigor, y de fecha 5 de julio de 1980, no es que el PSOE no quisiera cambiarla y sustituirla por otra más acorde a su anticlericalismo sino que no podía hacer mucho porque para reformar tal norma se requería, y requiere, una mayoría de las llamas cualificadas y, claro, no contaba con la misma. Y dicen que es que no había consenso… Pero intención de terminar con ella sí que había pues ya sabemos que estos individuos son partidarios de eso que dice que “La Iglesia que mejor ilumina es la que arde” y que se han aplicado, muchas veces, en hacerlo efectivo.

Y dicen que lo que quieren es alcanza la “laicidad positiva” cuando, en todo caso, lo que a ellos les gusta es el laicismo más rampante y más contrario a todo orden natural. Nada de laicidad que supondría un comportamiento acorde a la realidad sociológica de las cosas. Nada de nada sino siempre mirando hacia el mismo lado y siempre teniendo entre ceja y ceja el mismo pensamiento totalitario.

Y a eso lo llaman “privilegios” cuando aún tienen que demostrar que con los que, sin duda, cuentan entre otros los partidos políticos no son vergonzantes y vergonzosos.

Seguro que no pueden.

Otro por cierto.

Como habrán podido comprobar no se ha hecho referencia en este Eppur si muove a ningún privilegio concreto que tiene la Iglesia católica. Es, exactamente, porque no existen. Por eso. Pero ciertas obsesiones sí que existen y son tan enfermizas…

Eleuterio Fernández Guzmán

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