El sábado confirmé un descubrimiento espiritual y físico triste, triste, triste

Para no decir algo que alguien ya haya dicho antes y atribuirme imaginación cuando, en este caso, no la tengo, manifiesto que la idea general del artículo de hoy la leí no sé bien dónde de InfoCatólica. Quiero decir que no sé qué blogger apuntó esto o qué comentarista de algún blog hizo lo propio. Y esto pasa cuando hay mucho y bueno y no siempre nos podemos acordar de todo.

Entonces me impresionó la deducción que se hizo.

Así, el sábado pasado, 15 de enero del año de Nuestro Señor de 2011 descubrí que lo escrito por el compañero o comentarista de este portal religioso es totalmente cierto.

En España, en concreto entre los creyentes católicos, hay una gran epidemia de artritis.

No crean que desvarío porque lo pude comprobar. Era la celebración de la Santa Misa, 6 de la tarde.

En el momento de la consagración yo voy a lo de Dios o, lo que es mismo, a lo mío (porque en este caso hay coincidencia perfecta entre una voluntad, la del Creador, y una actitud, la del creyente). Es decir que estaba de rodillas y, como suelo hacer, para mejor recogimiento, con los dedos cruzados y tapándome los ojos (así lo aprendí el primer día de colegio cuando un jesuita nos dijo que se podía rezar, también, poniendo así los dedos y no sólo con las palmas de las manos juntas mirando hacia arriba y fue mi primera decisión espiritual que aún mantengo).

Pero decidí experimentar algo y miré para mi derredor y para el resto de la Iglesia. !Albricias¡, vi que más de la mitad (bastante más) de los fieles no se arrodillaban cuando el cuerpo y la sangre de Cristo se consagraba y, digamos, traíamos al presente aquellas palabras de Jesucristo “Esto es mi cuerpo… porque éste es el cáliz de mi sangre” y demás parte de la consagración.

Es bien cierto que muchas personas de las que no se arrodillaron eran mayores y, como es de esperar, no pueden ponerse de rodillas. Sin embargo, un gran número de creyentes eran, seguramente más jóvenes que yo (que tengo 47 años ya cumplidos).

Eso sólo podía deberse, pensé yo, a que el virus de la gripe de este año ha afectado, sobre todo, a las articulaciones de las extremidades inferiores y eso ha hecho que muchas personas, pudiendo, no presentasen el debido respeto a Jesucristo que, recordemos, se entregó también por ellas y por su salvación eterna. Les parecería poco importante la relación entre una cosa y la otra.

Sin embargo, como yo he sido atacado de forma poco respetuosa por tal virus (ahora mismo tengo, como se dice, algo de fiebre y entonces ya tenía claros síntomas) y veo que, si lo intento, puedo arrodillarme con facilidad (y entonces también), me pregunto qué es lo que pasó, pasa y, seguramente, pasará, para que muchos creyentes permanezcan de pie en un momento tan relevante de la Santa Misa. Si, además, como pude ver con mis propios ojos, las personas, al menos muchas, de las que no se arrodillaban no mostraban síntomas gripales, eso me hizo pensar que algo raro pasaba allí dentro.

A este respecto, pues, podría parecer cosa debida al gusto particular del que esto escribe, la Instrucción General del Misal Romano dice que “Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración”. Eso se dice.

Pues hay que reconocer que, bien mirado, es un éxito de parte de quien no se arrodilló pudiendo que, además, tampoco inclinaran la cabeza. Es decir, estando en condiciones físicas (no espirituales como puede verse) pasaron olímpicamente de lo que se dice que hay que hacer. Y, como si nada, se quedaron mirando el rito de consagración de una forma, por poco respetuosa, descarada.

Se podrá decir, a lo mejor, que soy demasiado tiquismiquis (como cuando observé, desde mi posición tras el atril que una señora, seguramente madre de una niña menor de la edad apta para tomar la comunión daba parte de la forma sagrada, tomada con la mano, a la niña sin la menor preocupación); se me puede decir, también y con acierto, que debería haber dicho algo pero deben comprender que tales situaciones producen, en el que esto escribe, una situación tan chocante que me deja patidifuso y patitieso. No sé, en tales momentos, si salir corriendo y decir que eso no está bien hecho o rezar para que, si eso es posible, se remedie alguna vez. Y me quedo con la segunda posibilidad… por si sirve de algo de cara a Dios hacer de abogados de ciertos diablos.

Pero, digo, con franqueza, que me parece que, según se manifiesta el creyente medio católico, no habrá remedio alguno al caso del arrodillarse durante la consagración.

Será trabajo, a lo mejor, para el Espíritu Santo que conviene que sople en determinados corazones para ver si les da un aire y cambian y dejan de cumplir y de mentir (el famoso cumpli-miento) y hacen lo que se dice que sienten.

Pero yo, desde mi humildad cristiana, prefiero presentar una actitud de gratitud a Jesucristo. A lo mejor es que soy muy preconciliar pero, a pesar de que se me pueda decir que estoy juzgando… si no lo digo, reviento.

Eleuterio Fernández Guzmán

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Para el Evangelio de cada día.
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33 comentarios

  
Maricruz Tasies
Estoy perpleja.
No se qué decir, en nuestro país son contados con los dedos de la mano derecha y sobran quienes no se arrodillan.
Santo cielo, me doy cuenta cuán grave está el asunto allá en tu tierra.
Espero que mejore en algún momento; aunque no se cómo, espero que suceda.
18/01/11 1:49 AM
  
Marco Antonio Echeverría Díaz
Eso no es ser preconciliar, estimado Eleuterio. Es ser católico, preocupado de la tradición de la Iglesia y de participar con un espíritu humilde y sincero en el Santo Sacrificio de la Misa, que es, como dice el concilio, cúlmen y fuente de la vida de la Iglesia.

Saludos!
18/01/11 1:51 AM
  
Ricardo de Argentina
Bueno, en Argentina y gracias a Dios las cosas son como comenta Maricruz.
Pero el año pasado hice un viaje muy breve a España y concurrí a una misa dominical en un suburbio de Madrid, Carabanchel, Pquia. de San Pedro, adonde la mitad de los bancos, quizás los más nuevos, carece de reclinatorio. Al momento de la consagración nos habremos arrodillado 10 personas, incluendo a mi esposa y a mí, sobre una concurrencia de bastante más de un centenar de fieles.

18/01/11 4:30 AM
  
Pilar
Y a los curas les importa un pito, por más que se lo decimos algunos. No dicen "de rodillas" ni a tiros, aunque sí que dicen siempre "de pie" cuando les parece. La culpa del estado actual de cosas la tienen los curas, como dicen los que se han alejado de la Iglesia por ese motivo.
18/01/11 4:36 AM
  
Johan Liebhart
Pues creo que tienes razón elueterio, si no saben comportarse como buenos católicos, no deberían estar en el templo con los otros que si tienen una buena ortodoxia.
18/01/11 7:59 AM
  
unomas
Eleuterio.

No arrodillarse es lo mas común en casi todas las Iglesias que conozco, y son unas cuantas. Fijate como será, que yo en la parroquia de toda mi vida, NADIE,se arrollidaba. A mi nadie me lo enseño, ya con la edad y leyendo aquí, se lo que significa y lo hago. Creo que gran parte de la culpa es de los sacerdotes que no se lo explican a la gente, al menos cuento mi caso.


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EFG



Pues seguramente es bastante cierto que no se utilice el lugar apropiado para decir ciertas cosas que los fieles, muchos fieles, ignoran.
18/01/11 8:54 AM
  
Luis López
El otro día, revisando el Denzinger, leí las condenas de un Conclio, celebrado en Viena en el siglo XIV, contra los Begardos. En uno de los artículos de condena se decía -cito de memoria- que estos individuos no se arrodillaban ante la Elevación. Claro, se consideraban tan "puros" que obviamente no iban a arrodillarse ante el mismo Dios.

A pie de página no pude resistirme a poner la siguiente nota: es asombroso el número de "begardos" que hay hoy entre los mismos católicos. Una epidemia.

Yo siempre me arrodillo, y sólo me levanto cuando el sacerdote pronuncia la sublime doxología y ofrece al Padre la ofrenda pura de nuestro Señor. Ni que decir tiene que casi siempre soy el único. La mayoría se levanta a las palabras "Este es el Sacramento de nuestra fe". Y cada vez más hay quienes en ningún momento doblan sus rodillas.
18/01/11 9:38 AM
  
Antonius
Me he sentido muy identificado con esa sensación como de "patidifuso y patitieso", en mi caso siento un gran escándalo que me provoca parálisis y me deja atónito, y no se como reaccionar. Hablaré con mi párroco a ver que me dice sobre qué es lo que debo de hacer.

Por desgracia situaciones así son el pan nuestro de cada día: la falta de respeto en la consagración; la falta de respeto ante el Santísimo (con conversaciones a viva voz mas propias de verdulería); el mismo sagrario a un lado de la nave, y no en el centro, en el altar como debería; la falta de decoro y pudor de muchas señoras que se ponen demasiado guapas como si fueran de verbena, con coquetos zapatos rojos y falda por encima de la rodilla, a veces muy por encima, cuando no ropa muy ajustada, y del velo ni hablamos; el simple hecho de comulgar en la mano y de pié (cuando estamos recibiendo a Cristo, pero estamos tan llenos de soberbia que nos inventamos cualquier excusa); el que se caiga al suelo la Sagrada Forma a la hora de la "manipulación" y sin esperar a que el sacerdote de instrucciones volverla a coger y tomarla como si de un aperitivo se tratara, etc... etc... etc...

Pero no nos engañemos, esto pasa porque quién debería frenarlo no lo hace, y quién debería de enseñar no lo hace, así que "mi pueblo se muere por falta de conocimiento" y si el rebaño pastorea en malos pastos es en gran parte porque el pastor lo lleva a malas praderas, de malas hierbas y donde abundan los lobos, siendo tan fácil llevar al rebaño a las buenas praderas.

En mi opinión estos no son mas que parte de los frutos que ha dado el magno CVII, ese que es interpretable según la hermeneútica que esté de moda en cada momento. Ciego el que no quiera verlo.



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EFG



Pues, para eso, el Santo Padre defiende la herméutica de la continudad:

http://la-buhardilla-de-jeronimo.blogspot.com/2009/05/el-papa-insiste-hermeneutica-de-la.html
18/01/11 9:56 AM
  
ricardo
En algunas iglesias de Barcelona, han llegado a quitar los reclinatorios.
Y no hablemos de la Sagrada Comunion en la mano.
18/01/11 9:57 AM
  
Miguel Serrano Cabeza
En el santuario de Caravaca de la Cruz no hay reclinatorios.

En el momento de la Consagración, casi nadie se puso de rodillas (yo sí, claro).

Es lo que hay.

ADVENIAT REGNVM TVVM.



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EFG



Me parece que estamos tirando de la manta y, eso, para mejor conocimiento de todos, está más que bien.
18/01/11 10:03 AM
  
Luis López
Ningún católico, por no haber reclinatorio, deja de arrodillarse. Aunque sea en el suelo, aunque sea en el barro.
18/01/11 10:10 AM
  
Francisco Javier
Antonius,

Sobre el velo no es obligatorio. Ya lo dice Pablo en Corintios: "El pelo largo le sirve de velo".

Ahora pasando al artículo, totalmente de acuerdo. Yo tengo 21 años y tocó el violín en misa. Normalmente toco alguna melodía suave durante la consagración para hacerla más solemne y siempre que el sacerdote se arrodilla paro de tocar para inclinarme yo (porque estoy de pie).

Pero es peor los días que no toco que es cuando yo me arrodillo. El panorama es el siguiente:

Si no me pongo en primera fila, estoy perdido porque no sé que pasa (si se está elevando la hostia, si se está bajando... NADA). Ya que a lo mejor en toda la fila soy yo el único que se arrodilla y los de adelante mía tan panchos parecen que se ponen hasta de puntillas.

Obviamente soy el único del intervalo 20 a 40 años que se arrodilla. Conmigo se arrodillan 4 abuelas (y las misas de mi parroquia son muy concurridas.

Es triste.

Como dicen por ahí. La culpa es de los curas xd Porque los que se van es por los curas y los que nos quedamos "y sufrimos" es por los curas también.

¡Recemos!
18/01/11 10:17 AM
  
Luis I. Amorós
Como han dicho varios comentaristas, es un problema de ignorancia, raramente de rebeldía al canon de la misa.
Los sacerdotes tienen el instrumento de las moniciones para ejercer una cierta docencia sobre la asistencia correcta y respetuosa a misa, pero pocas veces la emplean, y rarísimamente para advertir de incorrecciones al canon. Esa enseñanza es oficio de cristianos, pero sobre todo de sacerdotes, y los obispos son quierens deben supervisar que cumplen su labor.


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EFG


Es más que cierto que, en verdad, quien corresponde, en vez de dedicarse a lo más alto (como por ejemplo, organizar grupos para que se hable del Evangelio que está muy bien) se dedicara, también, a decir lo mínimo que hay que saber o, al menos, recordarlo.

Por otra parte, yo también creo que es de ignorancia el asunto pero superable.
18/01/11 10:21 AM
  
Antonius
Francisco Javier

Pregunta: ¿Desde cuando no es obligatorio el velo?
Respuesta: ...

En cualquier caso mas que al cumplimiento de los preceptos yo estoy apelando al sentido íntimamente piadoso del católico, sobre todo ahora que falla la pedagogía y el pastoreo por parte de quienes deben (lo segundo alienta a lo primero, pero a lo primero también se llega con fe y oración), ese sentido piadoso que te hace comprender que estás recibiendo a Cristo y que eres un indigno como para hacerlo de pié y mucho menos en la mano, por ejemplo.

Tristemente descubrimos que efectivamente, no hay piedad, ni fe, ni conocimiento. Son los "grandes, abundantes y dulces" frutos que ha dado CVII.
18/01/11 10:38 AM
  
Antonius
Ya que hablamos de pedagogía (yo insisto en el matiz de la falta de pastoreo) yo me pregunto como se forman los niños y los adolescentes en las catequesis de primera comunión y confirmación. Todos sabemos de tristisimas y vergonzoncísimas historias al respecto. Pues ahí está bien claro: los niños y los jóvenes no están siendo correctamente educados en la fe, ¿que esperamos que suceda cuando se hacen adultos? Y por desgracia he de decirlo de nuevo: mas frutos del CVII.


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EFG


Pues en este tema puedo hablar de forma directa y por experiencia propia porque llevo 7 años en Catequesis Familiar. Es bien cierto que es posible que se pudiera hacer de otra forma y, de hecho, así se hace en muchos otros sitios pero tampoco podemos negar que la preparación de los niños es buena. Otra cosa es el ejemplo que luego puedan ver en su casa o cuando terminan el período de formación de Primera Comunión. Ahí, seguramente, fallan muchas cosas.
18/01/11 10:42 AM
  
Diego
Lo curioso es que los irrespetuosos son los que estaban atentos a la consagración, aunque de pie y sin inclinarse (seguramente por ignorancia) y el señor Eleuterio, de rodillas, DURANTE LA CONSAGRACIÓN, observando y prejuzgando,con cierto aire prepotente, a todos los asistentes por no hacer como él hace.

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra, luego que hablen de respeto.



18/01/11 11:00 AM
  
marcial
Diego: Don Eleuterio estaba como debía, y los otros no. ¡Ah qué difícil es para los progres entender lo más elemental, que hay cosas que están bien y cosas que están mal!

De todas formas, de poco se espanta Don Eleuterio. Son tantas y tan graves las ofensas a la Iglesia POR PARTE DE LOS SACERDOTES CELEBRANTES, que uno no sabe ya adonde acudir.
18/01/11 11:23 AM
  
Diego
Antonius, no le heches la culpa al CVII y pregúntate...." ¿Qué puedo hacer yo?".

A lo mejor podrías dar catequesis a los niños de comunión, a los jovenes de confirmación, cursillos prematrimoniales, o incluso charlas a los catequistas, clases de litúrgia,.........

Haces como Eleuterio, que tenía dos opciones, decir que eso está mal o rezar.
Él elije rezar, osea quejarse a Dios.
¿Y por qué no las dos opciones?
18/01/11 11:29 AM
  
Antonius
Efectivamente Eleuterio, importante ese matiz, en los hogares también... Puedo dar testimonio pues me considero víctima tanto de una mala educación católica tanto en la parroquia como en la casa.

Y como comentario, obviamente hablaba en términos generales, no se puede hablar de modo individual de cada caso, yo lo que digo es que en general y de forma mayoritaria según mi opinión los niños y los adolescentes no son bien educados en la fe, y me refiero a la educación en la piedad, tanto en la parroquia como en la casa, pero habida cuenta de la apostasía que sufrimos y que los padres mandan al nene y la nena a hacer la primera comunión a menudo por cualquier motivo menos el piadoso, la Iglesia debería aprovechar esa oportunidad para hacer mucho mas de lo que se hace (humildemente opino que se puede hacer mucho mas), es decir, ya que en casa no hay educación en la piedad por lo menos que la haya en la parroquia.

Yo no estoy cargando sobre catequistas y sacerdotes de modo particular, estoy diciendo que hay una gravísima relajación de todos nosotros como Iglesia y empezando por los que tienen la autoridad como jerarcas, es decir, los obispos, incluyendo al Papa.

Pero que no hablen mis palabras y opiniones, que hablen los hechos, ahí están las realidades al alcance de cualquiera: apostasía masiva por muchas razones, y entre ellas la falta de educación piadosa de los niños.
18/01/11 11:34 AM
  
Diego
marcial, entonces es cuestión de postura o de actitud.

Pues seré un progre de esos porque no entiendo que, DURANTE LA CONSAGRACIÓN, se pueda estar pensando en las musarañas, pero "como estoy de rodillas y con las manos juntitas Dios tiene suficiente".

18/01/11 11:35 AM
  
Antonius
Diego

¿Y como sabe usted que no rezo y no hago mas? No lo soy, pero ¿y si le dijera a usted que yo soy catequista? No se precipite usted ni se confunda, yo no estoy repartiendo culpas, cuando hablo de Iglesia lo hago en la primera persona del plural, es decir, que yo también tengo culpa en la parte que me toca... no se si me entiende usted.

Hablar y denunciar lo que humildemente uno crea que está mal ya me parece otra forma importante de obrar. Creo que estoy no solo en mi derecho sino en mi obligación de hacerlo. Es mi obligación compartir con mis hermanos los análisis que yo pueda hacer, y en este caso me estoy yendo a una de las posibles fuentes del problema. En este caso concreto opino humildemente que el CVII tiene mucho que ver y por tanto lo comparto, y a partir de ahí hablamos y argumentamos a ver si se puede llegar a algo. Pero por el amor de Dios no me diga usted que me calle ni tergiverse mis actitudes diciendo o sugiriendo que solo me dedico a echas culpas y juzgar a diestro y siniestro mientras no hago nada mas que quejarme, y además lo hace sin conocer lo que hago o dejo de hacer en el aspecto religioso (el mas importante) de mi vida.

Si yo no soy catequista es por un millón de razones y eso es algo que usted ha obviado sin tener idea.
18/01/11 11:46 AM
  
unomas
Yo tengo la edad de Cristo, por lo que soy relativamente joven. En mi parroquia, nadie nos decía si nos teniamos que arrodillar. Nadie me explicó que la luz roja del Sagrario significa que esta Dios allí.
Comulgué cientos de veces sin confesarme, porque nadie me decia que había que hacerlo. Por no haber no había confesionario, ni cura que confesase.
Yo todo eso lo he visto como normal hasta que me he hecho bastante mayorcito. Sólo sé que de mi generación soy el único que va a misa. Así que esa pedadogía católica ha resultado un fracaso (al menos por lo que yo he visto).
18/01/11 11:58 AM
  
Diego
Antonius, por Dios, no le he dicho que se calle. Al contrario, le digo que rece y además, que si cree que algo falla busque una solución.
No sé cual es su situación ni conozco ese millón de razones, eso es cierto y le doy la razón, además yo mismo soy un catequista frustrado, que por circunstancia no puedo ejercer como catequista.

Lo único que le he dicho es que hay que moverse, cada uno en sus posibilidades, pero moverse, trabajar, intentar cambiar lo que está mal. No solo quejarse y echar culpas al CVII y esperar que venga el Espíritu Santo a reparar lo que, quizás Él espera que nosotros cambiemos.

Por cierto, en mi comentario anterior he puesto "heches" en vez de "eches". Perdón por el daño visual que pueda causar.
18/01/11 12:06 PM
  
Vicente
durante la consagración los fieles deben estar de rodillas (siempre que puedan)
18/01/11 2:03 PM
  
JacinTonio (Católico, laico fiel, tercera edad, España)
Es muy normal que, en cuestión de formas y protocolos externos, la gente se ajuste a lo que hace la mayoría sin que ‘en principio’, sea reprochable dicha actitud. Esto que pasa en la vida corriente, también pasa, como tendencia, en las ceremonias y actitudes litúrgicas en la Iglesia.

Importa mucho las actitudes y posturas externas, pero han de ir en paralelo con las actitudes y posturas interiores. Las costumbres externas no siempre suponen hábitos internos. Además, no debemos presuponer malos hábitos internos en los que no guardan las costumbres externas. En cierta manera, puede ser constructivo el que haya diversidad de composturas externas, para que reparemos en que en las internas no hemos de caer en la rutina.

Lo único que cabe reprochar, en general, y evitando señalar con el dedo al que está a nuestro lado, es que no se cumpla lo que dispone la Instrucción General del Misal Romano que yo, sinceramente, ignoraba: “…los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración”, pero, a mi parecer, lo que falta es catequesis.

Refiriéndome a las posturas y actitudes externas, no podemos culpar al que ya fue catequizado hace tiempo y se quedó con las normas de antaño, cuando posteriormente ha habido diversidad de normas cambiantes. Empezando con aquella controversia que creo recordar, aunque confusamente, sobre la aplicación del Concilio, que si lo que importaba era la letra o lo que importaba era el espíritu, zanjándose finalmente con que tanto una como el otro eran importantes. (Además, en España –finales de los años 60, y toda la década de los 70- la aplicación del Concilio estuvo medio politizada).

Me falla la memoria de cuáles eran las posturas en la misa, antes del Concilio último, pero ha caído en mis manos un misalito, en castellano, de los que usaba la gente para seguir la misa (que se decía en latín), y veo que una gran parte significativa de la misa se hacía de rodillas. Incluso el Padrenuestro.

Cuando vinieron los primeros cambios, que se hacían para ajustar las normas a los tiempos actuales, recuerdo que se nos decía que las oraciones centrales de la Misa se dirigían al Padre y que, actualmente, nadie se pone de rodillas para hablar con su padre sino que, respetuosamente, se pone uno de pie. Así es como allí donde esto se dijo, la gente adquirió la costumbre de ponerse de pie en la consagración. No fue, por tanto, sino una adaptación bienintencionada a las costumbres. Eran tiempos de cambio, y el darse la mano se hacía (donde yo iba a misa) antes de la consagración. También se unía el pueblo a la oración del Sacerdote: “por Cristo, por él y en él… etc.” y alguna otra, costumbre que ha llegado hasta hoy en muchas parroquias.

Luego vinieron las desavenencias posconciliares, y las protestas de algunos fieles, que decían que se les sometía a una tabla de gimnasia: (ahora, de pie, ahora, de rodillas, ahora, sentados, ahora, otra vez de pie… ahora, etc. en contraste con la manera preconciliar de “oír” misa –actualmente se dice “participar” en la misa, para que la gente se involucre-), y se fueron concretando y fijando las normas, que a veces, eran distintas a las que previamente se habían inculcado en el pueblo para aplicar el Concilio, y, así, se normalizó el estar de rodillas durante la consagración, momento en el anteriormente a muchos se dijo que tenían que estar de pie; se determinaron las oraciones que sólo eran del sacerdote, debiéndose el pueblo unirse a ellas en espíritu, pero en silencio. Y la paz se debía dar en el rito de la paz, antes de la fracción del pan, antes de la comunión, y no en algún momento, antes de la consagración.

No todas las normas se siguen estrictamente, (yo no sé la exactitud de las normas, tal como están en la actualidad, y dudo de que todos, todos, los sacerdotes las conozcan, pero puedo estar equivocado). Sin embargo, creo que en la mayoría de las iglesias se sigue una gran uniformidad en lo esencial.

Por cierto, en algún momento se dictó una norma consistente en que, tras la comunión, se debía estar de pie en el banco hasta que la Reserva estuviera guardada en el Sagrario. Se dictó, creo yo, para dejar paso a los que del mismo banco querían salir, o volvían de comulgar. Pero creo que hay una razón espiritual de mayor peso: debemos considerar que con cada cristiano que está comulgando, somos nosotros los que comulgamos, por lo que no hemos terminado de comulgar hasta que el último de los fieles lo haya hecho. Consecuencia: no debemos empezar a dedicarnos el tiempo a nosotros al incorporarnos en nuestro banco, como si nuestra comunión sólo nos incumbiera a nosotros, sino que debemos unirnos a la comunión de la asamblea, estando de pie, mientras alguien esté comulgando.

Cabría mucho más que decir, pero imposible acordarse de todo. De todo esto quiero sacar varias conclusiones.

-- Que no debemos prejuzgar la actitud interna de un fiel por la actitud externa que adopta, (por supuesto, dentro de ciertos límites que, si se sobrepasan gravemente, CUALQUIERA QUE LO OBSERVE DEBE EVITARLO SEGÚN SUS POSIBILIDADES, o denunciarlo al sacerdote. Me refiero, por ejemplo, a lo que usted ha dicho: lo de la mujer que repartió su comunión con su niña pequeña –si leo niña “pequeña”, entiendo que puede tener seis años (?), pero a nadie le está permitido repartir su Sagrada Forma con otro fiel, aunque el mismo tenga disposición de comulgar dignamente. Es una función que corresponde únicamente al ministro, a veces, extraordinario, de la comunión-). LA COMUNIÓN HA DE HACERSE DELANTE DEL MINISTRO, DE FORMA QUE EL MISMO VEA CÓMO SE LA INTRODUCE EN LA BOCA. ESTO ES IMPORTANTÍSIMO EN CUANTO A LAS MANERAS, (sobre todo, en los tiempos actuales), Y NO SE CUMPLE.

-- Que no se debe culpar a los que ‘oyen’ misa sin participar ‘externamente’ en ella, pues su actitud depende, unas veces, de la conservación de una equivocada o superada catequesis, que no ha sido actualizada o rectificada, o de un cansancio hacia las cosas espirituales por no haber encontrado el aliciente suficiente en la oficialidad de la Iglesia: aquellos “que mandan en ella”, según lo ve el fiel no participante.

ES DECIR, FALTA CATEQUESIS, LA CUAL HA DE ESTAR IMPLÍCITA O EXPLICITADA EN LAS NORMAS, ES DECIR, QUE LAS NORMAS TENGAN SENTIDO, Y QUE ESTE SENTIDO LLEGUE A LOS FIELES.

-- Ya sé que la misa no es el momento apropiado para dar catequesis, pero toda norma litúrgica ha de traer incorporado lo catequético, es decir, que cuanto más intuitiva sea, mejor. Y también sé del respeto que se debe a la situación particular de cada fiel asistente a la misa. Es una pena que los cristianos que cumplimos, aunque sea mínimamente, estemos desunidos, no por las normas, que la Iglesia procura que sean uniformes dentro de su contexto, sino por disensiones incómodas por las actitudes y posturas que pueden ser para muchos, más culturales que cultuales. En cualquier caso, creo que falta catequesis.
18/01/11 4:57 PM
  
Alexiei
Mt 23, 23-26
18/01/11 6:55 PM
  
J.Mª.
No es artritis, es obediencia indebida.
Todo, todo se hizo desde la Jerarquía.
El mejor ejemplo son los comulgatorios: suprimidos universalmente por decreto. Y, de facto, obligación de comulgar de pié y en la mano.

Y muchos sacerdotes, que no dicen "de rodillas" cuando se debe estar en adoración, si dicen "de pié" cuando no es obligado, adelantándose a la norma y costumbre.
Pues eso, Jerarquía y presbíteros ...¡Allá ellos con su conciencia!, pero no son estaslas menores de sus errores y responsabilidades


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EFG



Seguramente está Ud. en lo cierto.
18/01/11 9:26 PM
  
Nova
Luis López, a mí siempre me han enseñado que sí hay que levantarse cuando el sacerdote dice "éste es el Sacramento de nuestra fe"; y me lo enseñó gente con muy buena formación litúrgica.

Lo que usted dice sólo lo he visto hacer a gente muy mayor. Quizá es que las cosas fueron así hace muchos años; pero ya no, que yo sepa.
19/01/11 12:12 AM
  
JacinTonio (Católico, laico fiel, tercera edad, España)
No, no culpemos a nadie, ni a la Jerarquía ni a los fieles. Dios sabe lo que a cada uno le toca de bueno y de malo. Fijémonos en lo mucho bueno que calladamente, y sin ruido, (del ruido todo el mundo se entera), ha conseguido el Concilio, y en las buenas voluntades que, querámoslo o no lo queramos, Dios premia siempre, porque el cumplimiento del deber empieza en la buena voluntad de las personas, aunque se equivoquen. No juzguemos a nadie y mirémonos a nosotros mismos.

Y reitero: ES UNA PENA QUE LOS CRISTIANOS QUE CUMPLIMOS, AUNQUE SEA MÍNIMAMENTE, ESTEMOS DESUNIDOS, y no lo digo por las normas, QUE LA IGLESIA PROCURA QUE SEAN UNIFORMES DENTRO DE SU CONTEXTO, sino por las disensiones incómodas debidas a las actitudes y posturas QUE EN EL FONDO, PUEDEN SER MÁS "CULTURALES" QUE "CULTUALES", (más de cultura que de culto).

Me apenan LAS INCOMPRENSIONES de muchos hacia las formas de comulgar permitidas por la Iglesia, y de las diferentes posturas que han de guardarse en la misa. Mi anterior comentario se refiere a las consideraciones de un fiel sin responsabilidades, según la visión que le llegaba en aquellos tiempos del posconcilio. Estoy seguro que cada Jerarca y cualquiera con autoridad tuvo sus experiencias dolorosas y sus cruces, aunque también sus satisfacciones justificadas. ¿Sería mucho pedir que, por lo que a nosotros nos toca, dejáramos estas cuestiones definitivamente y admitiésemos al hermano que se desenvuelva delante de Dios de diferente forma que nosotros, según el Espíritu le dé a entender, sea de pie, sea de rodillas en los momentos críticos de la misa, mientras se ajuste a las normas establecidas por la Iglesia, aunque no nos gusten?

¡Son tan poco caritativas este tipo de críticas, ya sea hacia los pastores, ya hacia los fieles…, incluso aunque las palabras sean sólo palabras! A veces parece como si se quisiera torpedear el buen curso espiritual de los fieles, o de la Iglesia, mostrando disensiones y provocando inquietudes y divisiones dentro de la Iglesia por cualquier cosa.

Fijémonos, mejor, en el Octavario para la Unión de las Iglesias, que empieza hoy mismo (ayer). Y mostremos unión entre nosotros.
19/01/11 12:15 AM
  
Semper Fidelis
Se nos tilda de "enfant terribles" a los que asistimos a las misas de la FSSPX, pero este tema, allá, no es tema. Hasta los artríticos se arrodillan con ayuda de alguien. Porque efectivamente, creemos en la Real Presencia, "ante la que toda rodilla se dobla". Es hora de exigir a los sacerdotes que cumplan con su obligación.
19/01/11 3:02 AM
  
Óscar
Yo lo que he detectado es que la gran mayoría de las personas con las que hablo sobre la Santa Misa no son conscientes en su plenitud de que se está haciendo presente Cristo en la consagración.
De ahí deriva todo. Mucha gente no sabe a lo que va a Misa.
No arrodillarse es una consecuencia lógica. Si no tengo delante a Cristo ¿ante quien me arrodillo?
Primero debe venir la sorpresa de saber que ahí se produce un milagro, después el regocijo de saber que es una presencia que te salva, después el reconocer que sin Él no puedes nada y por lo tanto es tu Señor. Y si es tu Señor... entonces te pones de rodillas sin dudarlo, una y mil veces.
¿Cuántos se arrodillaban antes por costumbre? ¿cuántos están ahora de pie pero sobrecogidos por el Misterio?
Mas predicación. Mas homilías. Mas catequesis. El católico medio debe ser formado de nuevo o por primera vez en las enseñanzas de la Iglesia. Debe descubrir a Cristo de nuevo. Enamorarse de Él. Y todos sabemos que, un enamorado, se pone de rodillas ante su enamorada las veces que haga falta con tal de agradarle, de ponerse a su disposición.
Si la genuflexión se abandonó por el pueblo es porque es posible que el pueblo se olvidara de Quien es el que tiene delante y de cuánto le debe.

Por cierto, muchos curas jóvenes y lozanos he visto que no se arrodillan tras la consagración...
19/01/11 2:40 PM
  
Alberto Morán
Bueno Eleuterio, yo te apoyo, acá en el Perú la mayoría se arrodilla en tan solemne momento, pero hay algunos que no ¿Porqué será?

Pero claro, el arrodillarse y mostrar actitud de sumisión que es digna por ser ante nuestro Señor, no es suficiente, habría que ver esos corazones, qué hacen antes y despues de la Santa Misa.

Conozco demasiada gente que parece muy devota, que reza el Rosario cada día, que se razga las vestiduras por algunos pecadillos ajenos y no consideran los enormes que tienen en su equipaje de vida.

La hipocresía es un mal cada vez más extendido y la gente que nos puede engañar con actitudes virtuosas, no puede hacerlo con Dios, pero sin embargo, parece no importarles, para esa gente Dios es la sociedad y nada más les importa.

Por eso, está bien mostrar la actitud correcta, lo digo yo que fui niño en la era pre Vaticano II y me quedan algunas preferencias liturgicas de la época y también otras preferencias como que los sacerdotes y monjas usen sotana y hábito, pero más importante es la condición del corazón y de la acción frente a nuestros hermanos en la Iglesia y fuera de ella, porque Jesús no hizo diferencias.

Entonces arrodillarse en momentos solemnes no sólo está bien, es una necesidad para nuestro propio desarrollo espiritual, pero debemos llevar a nuestra vida cotidiana esa misma humildad, ese mismo sometimiento a la voluntad de nuestro Dios, porque si no es así, el arrodillarse sería peor que no hacerlo.

En todo caso, hay que invocar a nuestros hermanos a que demuestren una actitud más respetuosa y agradecida y el mismo tiempo, a practicar el amor cristiano.

VJMJ
19/01/11 10:05 PM
  
Freider Florián
Lo que dice Nova es cierto, hasta las palabras "Este es el sacramento de nuestra fe" se está de rodillas, cuando se termine de contestar a la aclamación (Anunciamos...) la asamblea se pone ya de pie.

Sería ideal que los sacerdotes usaran espacios en sus homilías para formación litúrgica, porque es que muchos no saben y eso incluye el significado. Yo pienso que aún sufrimos ciertas secuelas de aquella interpretación errónea del CVII (El Concilio no es culpable, fijense en la correctísima instrucción Redemptionis Sacramentum cimentada en la SC)

El que el autor de este blog hable de esto, me parece incluso cargado de caridad, porque es que cosas como estas debemos inculcarnosla todo el tiempo. Algún lector ya sabe, que el no arrodillarse es más grave que lo que pensaba antes.

Lo más correcto (y no lo juzgo, querido autor) es fijar la vista cuando el sacerdote eleva las sagradas formas. No por nada se llaman estos momentos "Ostención del Cuerpo y del Cáliz" el nombre correcto no es "elevación" es ostención. Si, en la plegaria es muy conveniente (y nos mete en el ambiente de la magnificencia divina ante la pequeñez humana) estar recogidos de nuestra vista, pero ante la ostención fijamos la vista en el pan que ya no es pan y el vino que no es ya vino, y si, cumplimos con la condiciones debidas, ganamos indulgencia si decimos al tiempo de la ostención: "Señor Mío, y Dios Mío" como S. Tomás y esta indulgencia concedida por disposición de S. Pío X
21/01/11 5:19 AM

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