A vueltas con la reencarnación (3)

Como terminaba diciendo en el artículo anterior de esta serie (ver aquí partes 1 y 2), la reencarnación, tal como es aceptada hoy por mucha gente en la órbita de la espiritualidad de la Nueva Era, trae consigo una complicación considerable. Continuando con el estudio de Courtney Bender sobre la creencia en la transmigración de las almas entre la población norteamericana, observamos que la autora pasa de la investigación teórica al trabajo de campo, comprobando cómo las personas asumen la reencarnación y la integran en su cosmovisión. Ni corta ni perezosa, estudió un grupo de “practicantes espirituales” de Cambridge, entrevistando a varias decenas de participantes en sus actividades.

“Aunque la reencarnación nunca era el objetivo central de mi investigación, cerca de las tres cuartas partes de mis entrevistados me hablaron sobre sus vidas pasadas, con diferentes grados de detalle. Ninguna de las personas con las que dialogué rechazaron la posibilidad de la reencarnación física, aunque un número considerable de ellos subrayaron que no era parte de su sentido actual de la realidad”, escribe. La creencia en existencias anteriores, además de llevarles a preguntarse por ellas, les supone una carga importante a la hora de juzgar su realidad actual, interesándose en gran medida por la existencia de “almas gemelas”, grupos de almas, etc.

Y, mientras que para muchos estadounidenses la creencia en la metempsicosis se queda en algo privado, otros hacen de ella “una práctica social con consecuencias sociales”. Sin embargo, Bender reconoce que “las conexiones místicas [que establecen los integrantes de grupos de la Nueva Era con sus almas gemelas] raramente sustituyen a las biológicas”. Hacen, además, que los creyentes de esta órbita se fijen más en el presente que en las vidas pasadas, y que éstas sólo interesen para interpretar la vida actual y para iluminar la actuación. La persona sitúa su origen en un pasado indeterminado, porque se trata de diferentes biografías pretéritas, y a partir de ahí elabora su narrativa genealógica personal.

Por eso Courtney Bender afirma que todo lo relacionado con la reencarnación lleva a sus creyentes “no tanto a negar la historia mundana ‘ilusoria’, sino a transformarla”. Para esta autora, mirar a las pretendidas existencias anteriores no constituye una huida del mundo, sino que sitúa a la persona con sentido en su situación real. Todo esto lo concluye de su estudio de campo. En cambio, puede constatarse que muchas aplicaciones de la doctrina de la transmigración de las almas recluyen al individuo en su conciencia personal, y como mucho lo llevan a plantearse una vida respetuosa con los demás. Una espiritualidad individualista que pone en el centro a la persona, preocupada de sus vidas pasadas y de su devenir contemporáneo, sin pensar en la humanidad en un sentido global.

Como ya he dicho en el primer artículo de esta serie, la reencarnación en su versión occidental de la Nueva Era es un proceso ascendente del individuo hacia el perfeccionamiento total. Un optimismo escatológico que prescinde de su tradición matriz: en lugar de rueda de las reencarnaciones propia de la cosmovisión oriental, algunos estudiosos dicen que podemos hablar de una espiral. El teólogo español Santiago del Cura afirma que “en las versiones occidentales de la reencarnación, vigentes en nuestros días, se acentúa con más fuerza que en las tradiciones orientales la valoración positiva de la reencarnación, enlazándola con los ideales propios de evolución progresiva, autorrealización personal y logro de la propia madurez; los aspectos más duros y negativos se dejan normalmente a un lado”.

Esta creencia también tiene sus consecuencias en la praxis humana: no hay nada irrevocable en la vida, todo puede revisarse, dado que siempre habrá más oportunidades. Se banaliza la muerte, que no es un tránsito definitivo, y se banaliza la vida, en la que cada acto nuestro no es vinculante. Se trata de una doctrina que se enfrenta seriamente con la que proclama el cristianismo, y que recuerda con fuerza a todo el mundo especialmente los domingos, y en este tiempo de Pascua: la resurrección de los muertos, acreditada por la Resurrección de Jesucristo. Pero esto es tema para otra entrega.

Luis Santamaría del Río
En Acción Digital

3 comentarios

  
Victor Doominical
La reencarnación en varios pasos es muy parecida a la reencarnación en un solo paso que es el que proporciona el espiritu santo, al fin y al cabo, una o mas reencarnaciones es lo mismo y contiene el mismo material para demostrar su falsedad o verosimilitud.
19/04/10 11:41 AM
  
Madrileño
Lo curioso de las personas que defienden y afirman la reencarnación, e incluso te hablan de sus vidas pasadas, se da una circunstancia común y es que todos fueron faraones, patricios romanos, soldados... nadie ha sido esclavo o campesino... ¿no es curioso?
25/04/10 6:18 PM
  
Victor Doominical
Exactamente Madrileño, nada mas que por esa afirmación, la reencarnación es un camelo, y si existiera, no sería de esa forma, tan mundana de ir cambiado de carcasa con el devenir del tiempo.
26/04/10 11:43 AM

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