Martirio o Apostasía: Silencio de Scorsese
La película Silencio de Martin Scorsese es una gran película, una de esas películas que no se debería usted perder. Su factura es magistral: una fotografía espléndida, actores aceptables y un buen guión. Pero no voy a hacer una crítica de la película de Scorsese. Ya se han escrito muchas a favor y en contra: busquen en Google.
Defenderé la tesis de que Scorsese no habla en su película de la persecución de los cristianos en el Japón del siglo XVII: habla de la actualidad. Habla de una disyuntiva que se nos plantea aquí y ahora. Y nos hace la pregunta que todos nos debemos plantear: ¿Qué hacemos: apostatamos o aceptamos el martirio, si llegara a resultar inevitable?
Imaginemos una sociedad dominada por una oligarquía tiránica: un pequeño grupo de iluminados – pequeño pero muy poderoso – que pretendiera cambiar el mundo, acabar con la civilización cristiana e imponer su inmoralidad, su ideología y su filosofía a todo el mundo. Pero sin que se note. Se trata de esclavizar sin que los muy cretinos se enteren de que son esclavos. Ya no hace falta recurrir a la fuerza de las armas para imponer una dictadura. Eso es muy antiguo. Hay que convertir a los ciudadanos en siervos mientras las víctimas aplauden y dan gracias por su esclavitud. Y así, todos tragan, asumen, aceptan. “Podréis hacer lo que os dé la gana, lo que os apetezca (por pervertido que pudiera resultar), lo que os guste. Así seréis felices. Dad rienda suelta a vuestros más bajos instintos. Todo vale. A cambio tendréis que apostatar, que pisotear a Dios. A cambio tendréis que adorarme“, dice Satanás.
Imaginémonos un grupo pequeño de presión tan poderoso que pretendiera imponer su pensamiento único a todo el mundo, aplacando y aplastando a todos los que piensen distinto. Imaginemos una democracia en la que todos los partidos políticos pensaran lo mismo y votaran por unanimidad todas aquellas leyes positivas que pretendieran aplastar la Ley de Dios y así convertir en delincuentes a los santos: a todos cuantos se manifestaran como católicos auténticos. Imaginemos una dictadura que impusiera un pensamiento único e incuestionable, aunque mantuviera la apariencia de democracia y de pluralismo: muchas siglas pero un solo pensamiento obligatorio y unanimidad en la concepción del hombre, de la vida, del mundo. Imaginemos un sistema democrático donde todos los partidos estuvieran de acuerdo en imponer las ideas del homosexualismo político, las del feminismo radical, las de la ideología de género. Imaginemos que cuantos quisieran oponerse a esas ideas quedaran fuera de la ley y fueran considerados delincuentes por no pensar ni creer lo que piensan y creen los oligarcas tiránicos.
Imaginemos que esa oligarquía empleara todos los recursos que ofrecen los medios de comunicación y la escuela para convencer a la mayoría alienada y cretinizada (como diría mi admirado Juan Manuel de Prada) de que lo malo es bueno y lo bueno es malo. ¿Se lo imaginan? ¿Se imaginan que todas las series de televisión se dedicaran a convencerles de que lo depravado es lo normal y que lo moral resulta ridículo y deleznable? ¿Se imaginan un pensamiento único que pretendiera cambiar incluso el lenguaje: la manera de hablar y de escribir de la gente? ¿Se imaginan una sociedad dominada por las ideologías satánicas? (No tienen que hacer un gran esfuerzo: miren a su alrededor). ¿Se imaginan un mundo que negara la Ley de Dios e impusiera la inmoralidad y el pecado como normas de conducta? ¿Se imaginan un mundo que adorara a Satanás? ¿Se imaginan una inquisición satánica que persiguiera a los que adoramos a Cristo y que nos acusara de delito de odio por negarnos a renegar, por poner un ejemplo, de Rom. 1, 26? ¿Se imaginan que estuviera prohibido adorar a Dios y renegar del pecado y de Satanás?
Ese es el planteamiento de Scorsese en Silencio. Una inquisición laicista y satánica persigue a la Iglesia y la obliga a vivir oculta en las catacumbas. Los cristianos están perseguidos y son proscritos y martirizados, si se niegan a apostatar.
Pero Scorsese ve con claridad que no hay una Iglesia: hay dos. Hay una Iglesia fiel a Cristo que vive en la clandestinidad y acepta el martirio y otra falsa, dispuesta a todo con tal de congraciarse con el mundo.
Antes morir que renegar de Nuestro Señor Jesucristo. No hay mayor pecado que la apostasía. La verdadera Iglesia es la que representa en la película el P. Francisco Garupe, que en el minuto 49 de la película se enfrenta a su compañero Sebastián Rodrigues. Este les dice a los prisioneros que deben pisotear a Cristo para salvar sus vidas. Pero Garrpe le replica:
- Pero ¡¿qué dices?! ¡No podéis!
Ya desde el principio se plantea ese dilema entre la apostasía y el martirio. La escena de los tres crucificados en los acantilados resulta conmovedora por la actitud heroica de los mártires. Los tres crucificados mueren por Cristo. El último en morir canta un himno antes de fallecer: ¡es el Pange Lingua!, el himno eucarístico que compuso santo Tomás de Aquino (¡qué grande es el Doctor Angélico!) para la solemnidad del Corpus Christi. Aunque en la película apenas si se escucha, cualquier escusa es buena para recordarlo:
Canta, oh lengua,
el misterio del glorioso cuerpo
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
terminó el tiempo de su destierro
dando una admirable disposición.En la noche de la Última Cena,
sentado a la mesa con sus hermanos,
después de observar plenamente
la ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
como alimento para los doce.El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.Veneremos, pues,
postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
la fe reemplace
la incapacidad de los sentidos.Al Padre y al Hijo
sean dadas alabanza y gloria,
fortaleza, honor,
poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
Aquel que de uno y de otro procede.Amén.
Los cristianos vivimos de la Eucaristía: ese es el alimento que nos salva y nos une a Cristo; es el Señor quien nos santifica. El viejo Ichizo lo tiene tan claro, como todo fiel cristiano, y refiriéndose a los sacerdotes a los que ha invitado a comer, les dice: “son ustedes los que nos alimentan” (min. 21:40). Por eso hay que pervertir a los sacerdotes, hay que acabar con ellos. Hay que acabar con la Misa. Hay que acabar con la transubstanciación. Hay que acabar con la presencia de Cristo en la Santa Hostia. Hay que privar a los ultracatólicos de su alimento. Los otros, los católicos light, los modernistas, como no creen en nada, nada pasa si se quedan sin su misa. Los satánicos saben muy bien lo que se traen entre manos. Por eso profanan nuestros sagrarios y pisotean y escupen sobre el Santísimo Sacramento. ¡Hijos de Satanás! ¡Malditos!
Sebastián es apresado por el Gran Inquisidor y llevado junto a un grupo de cristianos japoneses prisioneros (1 h, 13 min). Llama la atención el miedo y la desesperación del jesuita frente a la paz y a la fe de los cristianos japoneses: “¿Por qué están tan tranquilos? ¡Estáis a punto de morir como Él!”, les increpa Rodrigues. Una joven le contesta sin inmutarse: “¿Y no es bueno morir? El padre Joan dijo que si moríamos iríamos al Paradiso. Nadie hambre, nadie enfermo, no impuestos, sin trabajo duro…” El P. Rodrigues repite las palabras de la chica, confirmándola en la fe: “No hay sufrimiento, no habrá dolor. Al final todos estaremos con Dios”. Pero se ve que el sacerdote no tiene la fe de la joven japonesa: repite las palabras sin convicción, sin convencimiento, sin fe. En el fondo, se ve que no se lo cree.
Efectivamente, hay una iglesia sin fe, una iglesia apóstata. Está a la vista para quien la quiera ver. Nosotros hemos venido en llamarla iglesia modernista y es una iglesia falsa a la que hemos declarado la guerra, porque esa no es la Iglesia de Cristo, sino una ramera que sirve a Satanás. En la película de Scorsese la iglesia modernista es la que representan Rodrigues y Ferreira. Es una iglesia que se rinde ante los inquisidores de este mundo que la incitan a apostatar. “Apostata. Pisa a Jesús. No pasa nada. Es sólo una imagen. ¡Vamos: un poquito! Sé libre. ¡Písala ya! Y si pisar a Cristo no es suficiente prueba de apostasía, escupe al crucifijo y di que la Santísima Virgen María es una puta. ¿Qué tiene de malo pisar una imagen si a cambio salvas tu vida y la de otros inocentes? El fin justifica los medios”.
A las dos horas y cuatro minutos de película, el traductor que dialoga con Rodrigues y trata de convencerlo de que apostate, hace una serie de afirmaciones clave para entender la película y también lo que está pasando hoy en la Iglesia. Se dirige al P. Sebastián y le pone a Ferreira como ejemplo de apóstata. Dice el intérprete:
“Ahora [Ferreira]es Sawano Chuan, un hombre que ha encontrado la paz. Deje que le guíe a lo largo del su camino, el camino de la piedad (¡A la mayor impiedad la llama “piedad”! ¿Cabe mayor perversión?). No tiene por qué abandonarse a sí mismo. Nadie debería interferir en el espíritu de otro hombre. Para ayudar a otros está el camino de Buda. Y su camino también. Ambas religiones afirman lo mismo. No es en absoluto necesario ganarse a la gente hacia un bando u otro cuando hay tanto que compartir”.
Todas las religiones son iguales en el fondo: no hagas apología ni proselitismo. No evangelices. Apostata. Vive y deja vivir.
Ferreira, en diálogo con Rodrigues, reafirma esta misma idea:
- Que Dios se apiade de usted – dice Sebastián.
- ¿Qué Dios? ¿Cuál de ellos? Se pueden mover montañas y ríos pero la naturaleza humana no se puede mover (niega la doctrina católica de la gracia).
Más tarde, Ferreira afirma: “Él está callado pero tú no tienes por qué. Si Cristo estuviera aquí habría actuado apostatando por su bien. Ahora vas a consumar el acto de amor más doloroso que ha existido nunca. Sólo es un formalismo. Sólo eso”.
¡La apostasía se presenta como un acto de amor y de piedad! Así la presentan los modernistas.
En la cárcel, Rodrigues reza: “Dios, ayúdame. Moriría por ti, si te conociera. ¿Estás aquí conmigo?” El P. Sebastián Rodrigues no cree en Dios. No lo conoce. No lo ve en la Santa Misa. No es capaz de escuchar su Palabra en las Sagradas Escrituras. Es sacerdote pero no tiene fe. La iglesia de Ferreira y de Rodrigues es una farsa. No creen en nada en realidad. Hacen como que creen, pero carecen de fe. No creen que después de la muerte haya un cielo o un infierno. No tienen temor de Dios. El fin justifica los medios. Todo vale con tal de no sufrir o con tal de evitar el sufrimiento de otros. ¡Cuántos sacerdotes han renunciado a su fe y han pisoteado a Cristo en nombre de una supuesta opción por los pobre y por los que sufren! Dicen que Cristo está en los que sufren, pero a la vez lo pisotean y rechazan la presencia del Señor en el Sagrario, en los sacramentos de la Iglesia…
Hay que discernir en cada caso qué me pide Cristo, qué me dice a mí el Señor. ¿O es que Dios guarda silencio? ¿Qué siento que Dios me dice? Porque lo importante es si yo siento o no siento. No si yo conozco la Verdad, sino si yo siento: modernismo puro y duro. Ese es el tema de la película: el silencio de Dios. Y resulta que al final, “Dios” va y le habla al P. Sebastián Rodrigues, sj. ¿Pero no habíamos quedado en que el problema está en el silencio de Dios? Pues no. Va ese supuesto “dios” y le dice:
“Adelante. ¡Vamos! No pasa nada. Písame. Entiendo tu dolor. Yo nací en este mundo para compartir el dolor de los hombres. Cargué con esta cruz por tu dolor. Tu vida ya está conmigo. ¡Pisa!”
Hay una iglesia falsa que no sabe discernir, que no sabe distinguir la Palabra de Dios de la tentación de Satanás. Es la Serpiente la que incita a la apostasía. Es el Demonio quien tienta al hombre a la apostasía, ofreciéndole a cambio una vida tranquila, riquezas, poder, lujos, placeres… Nos ofrece estar a bien con el mundo. “¿Para qué sufrir por Cristo? Sé como el mundo, sé como todo el mundo. Acepta el aborto, aplaude el matrimonio homosexual y repite lo que manda el gran inquisidor: todo vale, todo es bueno, todo es normal ¿quién eres tú para juzgar? No hay nada que sea pecado, nada que sea aberrante. Pisotea a Cristo. Di que la que tú dices que es la Santísima Virgen María es una puta (¿no es lo que hacen en los desfiles de no sé qué orgullo?). Apostata. No pasa nada. ¿Para qué vas a sufrir? ¿Por qué seguir a Cristo si eso no te va a servir nada más que para que se burlen de ti, para que te desprecien, para que te insulten, para que te multen, para que te inhabiliten, para que te cierren el Colegio…? Renuncia a Cristo… Si al final, todas las religiones dicen lo mismo… Lo importante es el amor, la tolerancia, vivir en paz… ¿Qué falta hace meterse en problemas? ¿Por qué empeñarse en advertir de que el pecado conduce al infierno? ¿No es mejor decir que todos van a ir al cielo y que no hay infierno? ¿No es más simpático y agradable? ¿No es mejor dejar que el pensamiento único se imponga en los colegios católicos, aunque vaya en contra de la Verdad, que es Cristo? ¡Apostata! Sólo es un formalismo. Lo importante es el amor. Si lo que Dios dice que es pecado mortal ahora resulta que es lo más aconsejable, pues escupamos a Nuestro Señor: si se quieren, ¿por qué no se van a poder casar? ¿por qué no casar a los LGTBI por la Iglesia? Lo único importante es que nos amemos. Nada de proselitismo ni de poner a unos contra otros. No es necesario ganarse a la gente hacia un bando u otro cuando tenemos tanto que compartir. Todas las religiones afirman lo mismo…".
La verdadera Iglesia es la que se mantiene en la fe verdadera y acepta el martirio. La iglesia modernista conduce a la apostasía y pacta con el gran inquisidor, con los iluminados, con Satanás. Los modernistas son siervos del Demonio. Hay que elegir. Estamos en guerra y no hay neutralidad posible: martirio o apostasía; con Cristo o con Satanás. No hay una Suiza neutral. Hay un personaje patético – Kichijiro – que intenta estar con Dios y con el Diablo. Apostata y se arrepiente una y otra vez. Resulta patético ese modernista apóstata, ese tipo - ¿Scorsese, tal vez? – que quisiera ser católico pero no puede y traiciona a Cristo una y otra vez. No tiene fe. No cree en el poder de la gracia. ¿Fue mártir al final? No se sabe… Sólo Dios lo sabe. Dios lo sabe todo. Y Dios no guarda silencio. Así lo dice el Catecismo:
65 “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo” (Hb 1,1-2). Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta. San Juan de la Cruz, después de otros muchos, lo expresa de manera luminosa, comentando Hb 1,1-2:
«Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra […]; porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado todo en Él, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad (San Juan de la Cruz, Subida del monte Carmelo 2,22,3-5: Biblioteca Mística Carmelitana, v. 11 (Burgos 1929), p. 184.).
No habrá otra revelación
66 “La economía cristiana, como alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo“. Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos.
67 A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas “privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de “mejorar” o “completar” la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia.
La fe cristiana no puede aceptar “revelaciones” que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas religiones no cristianas y también de ciertas sectas recientes que se fundan en semejantes “revelaciones".
Dios no guarda silencio. La apostasía es el mayor pecado. Pidamos al Señor la gracia de que nos tenga entre sus elegidos y nos mantenga fieles hasta dar nuestra propia vida por fidelidad a Él, si fuera necesario.
Que la Santísima Virgen María nos cuide e interceda por nosotros.
Santidad o muerte
73 comentarios
Por otra parte le diré una cosa, no nos tenga como enemigos.
Nadie le impide seguir creyendo lo que cree ni le va a perseguir por vivir su fe como crea que debe hacerlo. Simplemente nosotros haremos lo propio y viviremos nuestra fe como creamos conveniente.
El que la Iglesia decida acogernos a nosotros también y no solo a ustedes es algo irrelevante; a fin de cuentas, tanto usted como yo acabaremos frente al padre y ambos sabremos quien lleva razón.
Si la lleva usted yo me condenaré terriblemente a las llamas del infierno (para mi preferible a un cielo con un Dios justiciero y castigador, puestos a ello prefiero el genuino) y si la llevo yo, ambos nos reiremos un rato.
Y hablando de risas, esa es una de las razones para leerle.
Así, viendo como los seres humanos nos desatamos en disputas ridículas y sin importancia, es como el Padre obtiene sus mejores ratos de humor, estoy seguro. (aunque puedo equivocarme y se aplica el párrafo anterior)
No se preocupe tanto.
¿No está usted seguro de llevar razón, de poseer la verdad?
Entonces ¿Cuál es el problema?
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Pedro L. Llera
Yo no me preocupo nada. Y yo no he dicho que posea la verdad. Yo creo en la verdad revelada por Cristo y por la Iglesia. Es un acto de humildad. Son los modernistas los soberbios que se creen que pueden cuestionar los dogmas porque son más listos que nadie.
En cualquier caso, no es este el blog adecuado para usted. Váyase a Religión Digital. Y no se haga ilusiones pensando que va a trollearme el blog. Primer y último comentario que le publico.
Aparte de que San Pablo profetizó la gran apostasía final (2 Tes 2,3), ya se nos advierte en el libro del Apocalipsis:
Y gritó con fuerte voz: «Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable; porque del vino del furor de su prostitución han bebido todas las naciones, los reyes de la tierra fornicaron con ella, y los mercaderes de la tierra se enriquecieron con el poder de su opulencia».
Y oí otra voz del cielo que decía: «Pueblo mío, salid de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados y para que no os alcancen sus plagas; porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus crímenes.
Ap 18,2-5
Una vez veamos claramente, y el Señor nos lo concederá ver, cuál es la falsa Iglesia apóstata cuyo nombre es la Gran Babilonia, deberemos emprender el camino de salida, en la seguridad de que esa, y no otra, es la voluntad de Dios. Pero no cabe precipitación. Antes ha de cumplirse el tiempo del regreso a las catacumbas, de la búsqueda de hermanos en la fe, de esa manada pequeña de la que habla Cristo, del remanente que Dios siempre se guarda para sí en tiempos de rebeldía masiva del pueblo de Dios, como en tiempos del profeta Elías.
Los tiempos recios de los que hablaba Santa Teresa de Jesús:
«Andan ya las cosas del servicio de Dios tan flacas, que es menester hacerse espaldas unos a otros los que le sirven para ir adelante».
En una ocasión la comunión las daban dos mujeres con el sacerdote sentado, y pregunte al celador de la iglesia, estas mujeres están consagradas para dar la Sagrada Eucaristía? No están consagradas, ahora las pueden dar cualquiera,sacrilegio puro y duro y a los que la reciben, por desidia o ignorancia, en Barcelona han convertido la casa de Dios en una casa de mercaderes y en circos.
Tenemos claro que, aunque ustedes sean de carne y sangre, nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra Satanás y sus huestes angélicas... pero es que ustedes están a su servicio.
Ríase cuanto quiera. La Escritura cuenta el final de esa batalla.
La realidad es que los admirados "cristianos clandestinos" de Japón eran "apóstatas" según los criterios rigoristas (fingían ser budistas, estaban inscritos en templos paganos, pisaban fumies, etc...).
Mantenían la fe aferrándose a pequeñas cosas (la crucecita, la medallita), como simboliza Rodrigues al final.
Esa doble vida es la que Shusaku Endo refleja en su libro.
No podemos decir al mismo tiempo "qué maravillosos eran los kakure kirishitan" (cristianos ocultos) y "qué magníficos mártires"... O unos, u otros.
Los kakure kirishitan se mantuvieron como católicos sin curas 250 años en una isla totalitaria precisamente porque a ojos del Estado (y del rigorista) apostataron.
(El rigorista considera que quien finge apostatar es que apostata).
Sí.
Incluso algunos teólogos calvinistas secestàn dando cuenta de esto y aceptando el lenguaje sacramental de santo Tomás.
buscar Boersma, Christ in the Eucarist en youtube
No es que seas modernista, es que eres inculto en tu propia fe.
No te verás delante del Padre, sino delante del Hijo, que es quien te va a juzgar, pprque "el Padre nada juzga" y todo juicio se lo ha concedido al Hijo.
Recita el Credo que ya lo tienes en tu idioma y a ver si te enteras de lo que dices al hacerlo.
Esa misma impresion y enseñanza recibi despues de ver la pelicula.aunque no pude compartirla en profundidad con mi entorno de personas creyentes porque ellos habian visto en la pelicula algo diferente a lo que yo habia visto.justificanan la apostasia como parte de la misericordia del Señor.yo alucinaba.vi en la pelicula lo mismo lo mismo que tu dices. me parece que has tardado un poco en escribir este articulo.gracias por hacerlo.no estas solo yo pienso igual que tu
¿Por qué si no los torturadores pedían pisar la imagen de Jesucristo ante los demás cristianos?
Un cristiano que simulara apostatar, una comunidad de cristianos simuladores de apóstatas, desaparecería rapidísimamente. Porque son lo contrario del mártir: testigo de Jesucristo, testificador ante los demás de Jesucristo, y además hasta el extremo, reconociendo con la propia vida que Él es la verdadera Vida.
La simulación es, como digo, el otro extremo: testificar que la única importante es la vida terrena. Es decir, mostrar una ausencia total de fe.
Alguno sugiere que en esa tesitura habría de verse el autor del artículo para opinar como opina. Intuyo que en situaciones muy comprometidas ha de verse en la España de hoy, dirigiendo un colegio católico.
Yo no puedo hablar por él, pero ojalá Dios me tenga reservado ese supremo sacrificio y yo lo afronte sabiendo aceptar su Gracia.
No es mérito mío, ni del autor del artículo, ni el de ningún santo y mártir. Tan sólo don de Dios y, en todo caso, docilidad a sus designios.
Tengamos fe, y no seamos incrédulos sino creyentes.
Que Dios le bendiga, don Pedro.
A Dios gracias por este artículo que ha hecho contigo.
Vi la pelicula y senti que era en parte lo que pasa en la Iglesia modernista.
no pasa nada , se feliz tolerante y si se aman todo vale.
Con la gracia de Dios , no hay que temer.
Pero ... que bien se lo monta el" mentiroso".
Después de esta lectura me resta concluir que mi único camino, y el de muchos, es seguir afianzada en la Santa Eucaristía a la que, como una Bendición y Preferencia de Dios, he estado unida diariamente en lo últimos años.
De otra forma, sería imposible tener fuerza para levantarse y enfrentar esta sociedad donde lo normal es todo lo contrario al Mensaje del amor a Dios, cuidando y amando a los demás. ¿Es posible vivir sin la Santa Eucaristía esta realidad a contracorriente de la lógica del amor?. Peor aún, ¿Cómo vivir el día a día con argumentos y leyes en contra de la razón misma?.
Por ejemplo, hoy se me pide aceptar que a los niños se les afirme como "normal" que dos hombres o dos mujeres pueden ser padres de familia. Pero, no sólo se espera que actúe y piense contra la razón, también contra la VERDAD porque, por ejemplo, se debe decir que es por "misericordia" o por "amor a sí misma" que una mujer puede abortar o regalar al hijo que concibió en sus entrañas.
Sí, definitivamente, sólo accediendo con frecuencia a la Sagrada Eucaristía podré sostener mi Esperanza y La Confianza en Dios.
Qué pensaríamos de una película o novela (probablemente sueca) que entrara en una reflexión profunda y exhaustiva acerca del amor esponsal, contando la historia de un personaje que, amando a su esposa, también ama a la vecina del quinto, hasta el punto de considerar la infidelidad como una forma de expresión del amor que comparte en su corazón con el que siente por su esposa: ¿no se puede ser fiel amando a más de una mujer? Si el amor persiste, siempre hay fidelidad: el adulterio sería así una forma de la misma. Es más, podríamos decir que el amor que siente por la legítima hace desbordar su corazón que, generoso, se da a otras mujeres. ...Seguro que esto ya se ha filmado o escrito.
Una "fidelidad" con muchas mujeres a la vez no es muy distinta de una apostasía llena de la fe de la que se apostata.
Creo que es acertado en muchos sentidos.
Se equivoca. "Silencio" es puro veneno espiritual, diga lo que diga Juan Manuel de Prada. La idea principal, que puede ser moralmente válida una contradicción total entre lo que uno cree y lo que uno lleva a la práctica, según las circunstancias, es modernismo puro. Y lo estamos sufriendo en Amoris Laetitia y su aplicación heterodoxa por parte de muchísimos obispos, demasiados.
La cristiandad no se mantuvo viva en Japón gracias a gente como Ferreira o Rodriguez, que cometen actos despreciables por el resto de sus vidas, como delatar a comerciantes que esconden un crucifijo en su mercancia, entro otras muchas cosas (eso sí, llevando su propio crucifijo a escondidas).
No, la fe se mantuvo viva gracias al testimonio de los miles de mártires que, aunque vivían su fe con cautela para no poner su vida en peligro, en el momento en el que eran descubiertos estaban dispuestos a dar su vida antes que renunciar a Cristo. Coherencia cristiana. Ellos fueron la semilla de la Iglesia en Japón.
¿Qué hacemos: apostatamos o aceptamos el martirio, si llegara a resultar inevitable? (Scorssese)
El martirio no depende de nuestras propias fuerzas, porque el ejemplo del discipulo de Cristo, antes Pedro, ahora San Pedro.
El Apóstol Pedro, en su momento parecía reunir suficientes fuerzas para morir con Cristo y los demás apóstoles, pero en esa terrible hora, el miedo le hizo cambiar su forma de ser, y es porque sobre ellos, los Apóstoles, no había descendido el Espíritu Santo, que eso sucedería después de la Resurrección de Cristo.
Que yo sepa, Scorssese no tiene fe, pues hizo alguna que otra pelicula blasfema. Este director de cine, me parece que no moriría por Cristo. Aunque en la actualidad no estoy al tanto, de como es ahora Scorssese. Nunca he visto sus peliculas, pero me contaron eso, blasfemias por medio de sus peliculas.
Los cristianos que viven según el mundo, los modernistas, tampoco parece reunier las fuerzas necesarias para ser mártires de Cristo. No tienen la fuerza de la vida espiritual, de la oración, y así mismos, las distracciones voluntarias dentro de la Casa de Oración, son requisitos que fortalecen la fe y la espiritualidad del cristiano.
La mundanidad, el modernismo, es como una cadena de las tinieblas, que tiene cogido por el cuello, a esas personas, y en un momento de angustia termina apostatando. Y creyendo salvar la vida, ya pierde ante Dios, y pierde su alma.
«Los cristianos vivimos la Eucaristía», cierto, lo que significa que estamos unidos al Señor, que el mundo no nos dice nada, y que deseamos salir de esta carcel, del mundo, para entrar en la verdadera Patria. Pues no tenemos hogar permanente en este peregrinaje hacia la vida eterna. Y ya procuramos con los auxilios del Altísimo, no ensuciarnos con las cosas terrenales, pero si tropezamos, no nos mantenemos en la caída.
De los tres crucificados, que uno de ellos había entonado el himno: «Pange Lingua», hasta qué punto amaba a Cristo. Y al momento de morir, entraría en el Reino de los cielos. Pues no murió como desesperado, sino alegre, por su fortaleza espiritual.
Muchas gracias, D. Pedro.
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Pedro L. Llera
Lo de los debates me da mucha pereza. Resulta muy cansado y no suele conducir a ninguna parte. Dialogar para nada es tontería. Creo que el diálogo está muy sobrevalorado.
Yo discrepo de mucha gente y no voy por la vida dando la lata. Es fácil: lo leo si me interesa (si no me interesa, no), comento algo si tengo algo bueno que decir. Y si no tengo nada bueno que aportar, me callo y no le doy la tabarra a nadie. Hay un principio que suelo aplicar: si tengo algo bueno que decir de alguien, se lo digo. Pero si no tengo nada bueno que decir de alguien, mejor me callo. No me siento en la obligación de ser grosero con mi sinceridad.
¿A quién le importa si yo estoy de acuerdo o si discrepo radicalmente de Juan Manuel de Prada (por poner un caso)? No le importa a nadie. Y mis opiniones no son tan relevantes como para ir por ahí dando lecciones a otros o iniciando debates que nadie me pide que inicie.
No sé si me he explicado con claridad...
La película transcurre en el Japón del siglo XVII, pero Scorcece habla de la Iglesia de hoy, o mejor dicho de las dos Iglesias de hoy, la auténtica y la falsa.
Gracias, don Pedro Llera, muchas gracias, porque usted maneja la palabra con la habilidad que un cirujano sin par maneja su bisturí sobre el cuerpo del moribundo.
Primero lo clava en el punto justo y luego corta por lo sano, evitando que la gangrena acabe con la vida del paciente.
La dictadura democrática ha tomado debida nota de su advertencia y lo tiene registrado en la columna de los enemigos de temer. Es un honor.
Esperemos que los indecisos y timoratos -que por desgracia son mayoría- también tomen debida nota, porque el tiempo se acaba y pronto habrá que tomar partido entre la Iglesia de Cristo y la de Satanás.
En esto nos va la vida eterna, que es mucho más que esta vida terrena repleta de placeres y tentaciones que acaba en el infierno.
Que Dios nos dé sabiduría para distinguir una cosa de la otra, porque sólo los que perseveren hasta el fin alcanzarán la gloria.
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Pedro L. Llera
Exagera usted con los elogios.
Hijo de María Santísima me considero por las palabras de Nuestro Señor en la cruz.
Siervo del Sagrado Corazón de Jesús, creo serlo aunque un poco vago y tontico.
Partisano de la Gracia, no lo soy cabalmente todavía porque estoy de prácticas, soy un becario, pero no descarto que pueda algún día serlo plenamente y coincidir con usted en algún Campo de Concentración de los que piensa crear el NOM.
Pero sí: La Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana es y siempre ha sido UNA. Aquí no caben las medias tintas ni las componendas tan en boga hoy en día. Quien no esté dispuesto al martirio (que en alguna de sus formas y expresiones lo vamos a conocer ¡Lo vamos a conocer!) no es apto para aprobar el examen.
La versión moderna de los "lapsi" con su musiquita de Disney de fondo, dirán lo que quieran, pero ante la que se nos avecina, ante el silencio cobarde o mercenario de quien tendría que hablar alto y fuerte y calla con sonrisa pastueña, alguien tendrá que dar un Do de pecho.
Dios quiera que seamos dignos para ese momento.
Pues entre otras cosas, no llamarte ayer Modernista, hoy Rufus y luego Antonio1...
Así alguien podría llegar a tomarte en serio....
Y procura no quemar aquí también tu nick de Antonio1.
Lo de que "Nadie le impide seguir creyendo lo que cree ni le va a perseguir por vivir su fe como crea que debe hacerlo" suena bastante groseramente sarcástico en los tiempos que corren y en los que van a correr (que ya están empezando)
Ese planteamiento de patio de colegio de "a ver quién tiene razón" ya delata la inmadurez total de esa (presunta) fe. Aquí no estamos para eso y la religión no tiene esa finalidad.
Como la puerilidad tan cómica del "prefiero las llamas del infierno a un Dios vengador y justiciero". O sea: si papá no me deja hacer lo que yo quiero, ya no le ajunto. Preferir las llamas del infierno.... no seas ridículo, por favor. En cuanto empiecen a quemarte un poco el culete, a correr llamando a papá.
¿Que cuál es el problema? Ver que alguien se está condenando por un punto de soberbia infantil. A mí no me hace ninguna gracia. Yo sé que tengo razón y Dios me pide orar por todos los pecadores e intentar ayudarles a que no se pierdan. Ese es el problema y eso es lo que me preocupa.
Antes de ver la película leí el libro de Endo y no hace ninguna referencia a un arrepentimiento último.
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Pedro L. Llera
Los hechos de la película son los siguientes:
1.- Rodrigues apostata para evitar el sufrimiento propio y el ajeno (el fin justifica los medios).
2.- Rodrigues apostata reiteradamente: no una vez, sino periódicamente. Incluso colabora con la persecución religiosa de los inquisidores contra los cristianos.
3.- No consta que se confesara antes de morir.
4.- Se ve un pequeño crucifijo en su mano dentro del ataúd cuando lo van a incinerar. ¿Mantenía su fe en secreto? Probablemente. Pero no muere en el seno de la Iglesia Católica.
En InfoCatólica tenemos a unos y a otros. En otras palabras, salvo las normas comunes a todos, que aparecen debajo de la ventana de comentarios, cada bloguero manda en su blog como si fuera su propia casa. Y no hace falta que explique que no hay ninguna obligación de invitar a casa a todo el vecindario.
"Es mejor leer la novela"
De verdad: hay tanta maravilla que leer desde Homero y la Biblia para acá, y tanto peliculón que disfrutar desde los hermanos Lumière --y sobre todo con los fantásticos medios que tienen ahora las salas modernas--, que dedicar un minuto a los tóxicos 'Silencios' de Endo-Scorsese-De Prada es una flagrante pérdida de tiempo.
El tercer milagro es un film de Agnieszka Holland , no de Martin Scorsese.
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Pedro L. Llera
Indigenismo marxista mezclado con leyenda negra y unas gotas de anticlericalismo. Un combinado estupendo para hacer limpieza intestinal.
¡Haga el favor de no venir aquí con esas!
Además, no viene a cuento con el artículo.
Si no quiere que le digamos estas cosas, cierre la opción a comentarios. O si sólo quiere recibir alabanzas para hacer crecer su vanidad, modere los comentarios.
Si los deja abiertos, acepte que no me guste su post y no se queje. No espero comentario alguno a este post. Que solo transmite que NO me ha gustado su post.
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Pedro L. Llera
Pues me parece muy bien que no le haya gustado mi artículo. Está usted en su derecho.
Y no necesito adhesiones inquebrantables ni alabanzas ni nada de nada.
Aplíquese lo que le comenté a Antonio1.
Solo digo que NO ME HA GUSTADO su POST. A mi entender ES MALO.
No publique y si publica, no comente. Yo NO quiero debates. Solo comentó porque está abierto. Si no quiere comentarios ciérrelos. Si solo quiere alabanzas, modere y solo admita alabanzas.
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Pedro L. Llera
¿Se ha quedado tranquilo y a gusto? Ya ha dicho dos veces que no le gusta mi artículo... Fenomenal... No le publicaré más.
En lo más, en el cambio de la misa católica, que es sacrificio y presencia real de Cristo, pues es la Eucaristía el corazón de la Iglesia. El golpe dado a la Iglesia fue un golpe mortal, directo al Corazón.
Si aún hay fe sobre la tierra es solo por gracia de Dios.
Todo esto no es casual ni de repente, como dije al principio. Todo esto un obispo lo vio venir, desde ese concilio que iba a ser "la primavera de la Iglesia". Un obispo que no fue un perro mudo, ni por miedo ni por conveniencia. Un obispo que fue mártir. Porque tenemos claro que mártirio es de muerte, y generalmente horrible, pero martirio también es el ostracismo, el que te aparten y te calumnien, que te humillen y desprecien. Ese primer martirio lo sufrimos ahora en lo que un día fue la Cristiandad, y dentro de la Iglesia Católica, tomada por los modernistas. Al igual que nuestros hermanos en Cristo de Oriente medio,vemos llegar la hora de la sangre. Y la sangre de los mártires es semilla de cristianos.
Pero no a todos Dios nos llama al martirio. Hay a quien Dios llama a ser cruzado, y defender la fe y a sus hermanos. Y a otros llama a ser testigos y sobrevivir, para poder transmitir lo visto y vivido, y dar testimonio, y después transmitir la fe por la que tantos dieron la vida cantando, sin apostatar.
Dios nos de a cada uno la gracia de cumplir para lo que somos llamados
Aprovecho para indicarle que opino como usted, pero si no quiere debates, ¿para que responde? Veo que los blogueros de Infocatolica que no quieren debates tienen cerrados los comentarios, me permito recomendarle que los cierre.
Suyo en el Señor.
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Pedro L. Llera
Los comentarios pueden enriquecer el artículo. Hay comentarios muy interesantes.
La gente puede opinar lo que quiera: que le gusta el artículo o que lo detesta.
Por eso dejo abierto. No para que me alaben como decían antes con muy mala intención. Tampoco para que me insulten ni para iniciar debates estériles.
Lo interesante es que se comente el fondo del artículo. Creo que para eso están los comentarios.
Creo que se puede opinar, enriquecer, como dice don Pedro, pero estoy con él en lo de debates estériles. El comentario que inició este, me pareció, porque esa era la intención, ofensivo. Y entrar en un debate en el que las premisas son ya tergiversadoras, en llegar a la esterilidad y a la confusión, que de eso va el modernismo.
No echéis vuestras perlas a los cerdos, pues estos las pisotearán.
Sacudíos hasta el polvo de las sandalias.
Estas máximas se deberían practicar en más ocasiones.
Un abrazo en el Corazón de Cristo. Ese que una vez se lio a latigazos con los mercaderes del templo, y cuya Paz, no es como la paz del mundo. Mi Señor
Lo que yo personalmente opino es que la escena del cruficijito en las manos tiene una lectura múltiple pero muy sencilla.
Para empezar, como se ha dicho, y se sabe, no está en la novela, sino que es cosecha del propio Scorsese. Scorsese tiene sus propios problemas religiosos. De pequeño fue educado en el catolicismo y hasta fungió frecuentemente de monaguillo. Me parece que se educó en un ambiente jesuita (de esto no estoy seguro) y hasta creo haber leído que en algún momento sintió una pequeña vocación (nada que tener mucho en cuenta) Luego pasó lo que pasó. Y en sus películas anda siempre detrás de esa fe que él no sabe si tiene, si la ha perdido, si es compatible con "el" mundo y "su" mundo, si puede racionalizarse....
Esa sería una de las lecturas posibles de la escena final. Su propio debate interior y su plasmación en el personaje de Rodrigues de su misma situación: parece que actúo como un anticristiano, pero en realidad tengo mi quemazón interior.
Otra posibilidad es que sea un mero juego cinematográfico. El libro que diga lo que quiera, pero yo como cineasta voy a hacer que la gente se tire debatiendo años qué fue lo que pasó en realidad con Rodrigues. Y que dentro de cinco años me pregunten qué quería hacer aquello.
Cabe, igualmente la interpretación de que subliminalmente Scorsese esté planteando cómo puede ser una fe. Tú en público reniega, pero sigue en secreto con tu idea y tu relación. Al final.... tan felices.
Ni que decir tiene que esto es una falacia inmensa. Está obligando a los cristianos de hoy en día a que pensemos que la fe puede ocultarse y no darle problemas a la ideología dominante del pensamiento único políticamente correcto, mientras en tu casa reces todos los rosarios que quieras. O sea, retirar la religión de la vida pública y que sea una cuestión íntima y sin proyección. Dado que casi con estas mismas palabras lo está proponiendo el Nuevo Orden Mundial, tampoco es descabellada la interpretación de la idea de la escena final.
O incluso hasta puede ser una mezcla de todas. O de ninguna.....
...La he visto y leído intuía un algo más que me hacía rechazar a los apóstatas pero no encontraba que ..Gracias es sencillamente:
GENIAL
No es lo mismo la situación de los apóstatas que la de aquellos que quedan aislados y sin sacramentos sin apostatar, pero también es cierto que puede no haber apostasía pública pero implícitamente se apostata. Los recusantes católicos que pasaron por las cárceles y perdieron todos sus bienes hubo un momento en que, lentamente, acabaron por cumplir la Ley de Supremacía y, aunque ésta no llevaba a renunciar a Dios si que llevaba la renuncia a la Iglesia Católica porque esa ley que recusaban hacia del rey de Inglaterra la cabeza de la iglesia anglicana.
Paradójicamente era más fácil para los nobles y los poderosos sortear la ley porque, seguramente, pagaban impuestos especiales, de lo contrario no se entiende como el más importante de todos ellos, el Duque de Norfolk, pudiera seguir siendo católico, porque es a él a quién pide ayuda el Cardenal Newman en su célebre carta para contrarrestar la propaganda anglicana contra el Dogma de la Infalibilidad Pontificia.(1874).cuando las dos Leyes de Supremacía son de 1534 (Enrique VIII) y 1559 (Isabel I). Hemos de suponer entonces que la dinastía Norfolk había permanecido católica trescientos años, pero yo no he podido averiguar cómo. Si alguien lo sabe le agradecería que me informara.
Nietzsche es un excelente escritor, con un mordiente estético-morboso irresistible. Lo digo a sabiendas. Pero "Ars longa, vita brevis". Al final no se puede leer ni conocer ni una mínima parte de todo lo interesante que se ha escrito, hecho o dicho. Y morirse o quedarse ciego o impedido sin poder saborear, verbigracia, la "Divina comedia", por haber perdido el tiempo con obras tóxicas, es desperdiciar una oportunidad de oro de penetrar --en vida-- en el misterio de la vida.
Testimonio de Plinio el Joven (en su carta a Trajano) sobre la prueba que empleaban los pretores romanos de averiguar si un acusado era cristiano o no.
Lo que valió para evangelizar el imperio romano a lo visto no vale para evangelizar Japón.
Cuando en la noticia de los sacrificios aztecas yo dije que América no fue tierra de martirio muchos no me creyeron. A partir del Renacimiento el martirio estuvo concentrado en dos lugares: Europa y Asia y sólo más tarde se trasladó a África.
No sé por qué razón Ignazio de Azevedo y Compañeros Mártires son beatos y no avanza su causa de canonización. Por ser, como dice un buen palmero, los grandes olvidados quiero traer aquí su recuerdo. ¡Jesuitas mártires rogad por vuestra Orden y por todos nosotros!
El martirio como una gracia del cielo es lo que todos esperamos sin ser abandonados a nuestras propias fuerzas.
Un abrazo Don Pedro.
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Pedro L. Llera
Muchas gracias. Cuente con mi amistad.
La pregunta también tiene otra formulación nos interesa dejar este mundo para llegar al Reino de los Cielos ?. Creemos realmente en la eternidad ?.
Estamos dispuestos a aceptar la forma de muerte que nos llegue o también queremos manejar desde lo humano ese hecho inevitable ?. Creemos que se puede morir en Gracia de Dios ?. Realmente la apostasía tiene el poder de evitar la muerte ya que si es así somos Dioses y no haría falta ninguna tortura para llegar a la apostasía, apostatamos y no nos morimos.
Ese mundo nuevo ficticio creado falsamente en base a criterios humanos donde Dios no tiene lugar ni rol alguno, donde da lo mismo un pecador pertinaz que uno arrepentido, donde la conversión aparece como cobardía, ese mundo (la adjetivación pónganla ustedes como quieran) es defintivamente un mundo apóstata en el sentido dado por el Derecho en el Canon 751 "apostasía es el rechazo total de la fe cristiana".
Por otra parte el martirio conoce modos modernos que escapan al pozo de japón, la pederastía, el aborto y otras menudencias usuales son realmente un martirio.
Finalmente pregunto a todos, el bautizado pecador reiterado arrepentido verdaderamente de sus pecados en forma sincera y auténtica en el instante de la muerte queda justificado, salva su alma ?
Sobre la pelicula, expone un dilema moral que, desde una perspectiva religiosa, es para ser discutido por teologos morales. No lo soy, pero si tengo claro que a la comunidad no le quedaba más que su martirio, no hay muchas vueltas que darle al asunto. Pero asi planteado no hubiera habido argumento alguno y la pelicula ni el libro existirian.
Por eso creo que verla desde una perspectiva religiosa es interesante, pero no haria al meollo del tema.
Ahora, el "Ad maiorem gloriam Dei" del final da que pensar acerca de las intenciones del director.
En síntesis, una película para el olvido… salvo que uno quiera diagnosticar el momento presente (aunque la película se basa en la novela homónima del escritor Shusaku Endo) en que la crisis indiferentista está a todo lo que da.
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Pedro L. Llera
Efectivamente, la película es un pretexto.
Saludos cordiales.
"La obligación de confesar la fe cristiana bajo todas las circunstancias y evitar cualquier acto de negación fue firmemente establecido en la Iglesia desde tiempos apostólicos." (Cfr. todo ese artículo que es muy interesante).
Saludos cordiales.
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