Tranquilo, Señor Obispo, tranquilo

No me he atrevido a titular " Tranquil, Lluis, tranquil", no fuera a soliviantar a nuestro cardenal, aunque, siendo como es un hombre de carácter planer, seguro que sabría comprender que ese título no iba a ser más que un remedo de la célebre frase que dirigió el Rey a Jordi Pujol con motivo del 23-F. Pero dejémoslo ahí y vamos a lo que nos ocupa. En ocasiones una imagen vale más que mil palabras y ese aferramiento al báculo que se observa en la fotografía (tomada este último domingo) es la viva representación de los nervios que empiezan a aflorar en el palacio episcopal barcelonés. Se acerca el 29-A y no se recibe ninguna señal desde Roma. Nadie piensa en una inmediata sustitución, una vez presente su renuncia al Santo Padre por cumplir 75 años, pero se esperaba alguna manifestación vaticana que permitiese albergar la confirmación de la anhelada prórroga. El mismo tratamiento que al cardenal Carles. Una indicación clara y precisa de que su mandato se alarga por dos años más. Y por el momento, no solo no se recibe, sino que los rumores que llegan de la Santa Sede indican todo lo contrario.

En estos momentos, el Vaticano es un hervidero de murmuraciones. Los más sesudos vaticanistas nos hablan de una guerra abierta entre partidarios y antagonistas del cardenal Bertone. Se publican algunas noticias propias del periodismo amarillo (como el anuncio del asesinato del papa) y otras que pertenecen al bulo más infundado (nadie puede pensar que un recién designado cardenal Scola como arzobispo de Milán va a ser designado nuevo secretario de estado). Pero parece que están sobre el tapete la posible sustitución de Bertone y, con más probabilidad, la del cardenal Levada como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Este último caso podría propiciar la recolocación de su número dos, monseñor Ladaria. Y cada vez son más insistentes los rumores que le situarían, en tal caso, en la archidiócesis de Barcelona. Hasta el punto de que también se habla de que su designación iría acompañada de tres obispos auxiliares que paliasen su escasa experiencia pastoral.

Estos dimes y diretes han suscitado la alarma en el entorno de nuestro cardenal. Si no hay un anuncio de prórroga, similar al que se produjo con el cardenal Carles, a partir del 29-A se van a disparar las filtraciones interesadas. Con el hándicap de una curia romana en la que se acaba de desatar un torbellino, que nadie sabe como va acabar, pero del que todos dan por seguro que nos hallamos solo ante sus inicios.

El cardenal Martínez Sistach no es un hombre tranquilo ni flemático. Los nervios le pueden en numerosas ocasiones. Pero si es un hombre astuto y sabe moverse bien en Roma. Este fin de semana va a asistir al consistorio en el que se van a crear nuevos miembros del colegio cardenalicio. Será una inmejorable ocasión para tocar según que puertas; acercarse a influyentes colegas; cenar con relevantes curiales; regalar los oídos de aquellos que son proclives a la lisonja y- ¡como no!- explicarles las maravillas del templo de la Sagrada Familia.

Pero el descontrol vaticano le tiene desconcertado. ¿Y si se hubiese equivocado de amigo al apostar tanto por la longa manu de Bertone? Un avispado calculador como él sabe que no pueden colocarse todos los huevos en la misma cesta. Todavía confía en saber moverse como una anguila, pero puede ser que en estos momentos Roma tenga otras preocupaciones que la prórroga de Sistach. Incluso algunos interpretan esta ansiedad con el proyecto de sobreático en la Residencia sacerdotal Sant Josep Oriol, que nos daba a conocer ayer el perspicaz Prudentius de Bárcino.

Todo se andará. No se distingue el Vaticano por la rapidez en la toma de decisiones ni su política de nombramientos suele regirse por la celeridad. Pero una prórroga (¡como la del Cardenal Carles!) sosegaría los patentes nervios de nuestro cardenal y permitiría una sucesión ordenada. Esa sucesión ordenada que venimos reclamando desde Germinans (hasta el punto de haber solicitado expresamente la prórroga del mandato), porque más que determinados nombres, lo verdaderamente importante van a ser las prioridades del nuevo período episcopal. No solo respecto a un clero dividido en dos bandos irreconciliables, sino a un laicado que todavía tiene que dar juego, siempre y cuando se le dé cancha y se abra el abanico. ¡Existe alguien más con vida que el profesor Torralba! Si se produce esa sucesión ordenada tiempo tendremos de poner en orden estos objetivos. En estos momentos, todo está en mantillas y la única noticia que tenemos es la de un Sistach aferrado al báculo, al que, por su bien, solo podemos pedir calma y relajación.

 

P.S: Aunque sea off topic, debo recomendarles muy vivamente el último artículo de Josep Miró i Ardèvol en Forum Libertas dedicado a los 17 sacerdotes entrevistados en el libro Fills del Concili.

Oriolt