El patetismo de Oriol Domingo

Nuestro querido Oriol Domingo se ha alzado contra el Papa por no hablar en catalán en la ceremonia de canonización de Francesc Coll Guitart. No me dirán que no resulta grotesco que critique al Papa en castellano (¡en castellano!) por no hablar en catalán. La contradicción es evidente: ¿Por qué no escribe Oriol Domingo en catalán, cual exige al Papa? Simplemente, porque jamás ha escrito en la lengua de Pompeu Fabra. Toda su vida la ha pasado en La Vanguardia. Y en La Vanguardia nunca se ha escrito en catalán. Ni siquiera en sus blogs, bajo cuya manta se cubre el periodista. Desde el año 1974 está a sueldo de la familia Godó. Empezó como redactor local, preferentemente dedicado a la vida universitaria; pasó a redactor de Cataluña; luego a redactor encargado del seguimiento de la actividad de Esquerra Republicana, hasta que en el año 2002 recaló en la sección de religión (sin otro título que el de ex - seminarista), merced a la influencia del Cardenal Carles, cuyo ojo clínico en la selección de personal resultaba manifiestamente mejorable.

Pero la exigencia de que el Papa hable en catalán es una mera anécdota en los disparates en que suele incurrir Oriol Domingo. Recuérdese cuando informó de que un ponente (que era él mismo) de la Fundació Joan Maragall había solicitado la censura a Germinans por parte del arzobispo de Barcelona. Tanto sus artículos dominicales como su blog redactado esquemáticamente suelen resultar auténticos monumentos al esperpento. El penúltimo (no se preocupen, que habrá más) ha sido uno desprestigiando la manifestación contra el aborto del 17-O. Sin embargo, La Vanguardia ha demostrado ser mucho más inteligente que el periodista y ha sabido captar la tremenda importancia de la manifestación del pasado sábado. En palabras del rotativo: “la mayor manifestación contra el gobierno Zapatero”. Claro que para informar de la impresionante manifestación se ha encargado Enric Juliana. Ya se sabe que Enric Juliana está para las noticias importantes y Oriol Domingo para las menudencias. Por eso el primero fue el único que supo predecir que Sistach sería designado Cardenal, sin dejar participar al segundo en la noticia. La división de poderes entre ambos todavía ha quedado mayormente ejemplificada este fin de semana. Por un lado, Juliana impresionado con el tremendo poder de convocatoria de la manifestación contra el aborto. Por otro lado, Oriol Domingo reseñando el acto íntimo (así lo refirió Sistach) o familiar (así lo califica Llisterri) de la conmemoración del año de fallecimiento del obispo Carrera. Mira que avisamos desde Germinans que la elección del día 17 de Octubre mermaría la concurrencia al acto. La asistencia resultó pobrísima, con el agravante de una nula presencia de juventud. De ahí los calificativos de íntima y familiar. ¡Pobre bisbe Joan!

Es indudable que resulta especialmente penoso que el único diario catalán que tiene dos páginas fijas (dominicales) dedicadas a religión esté bajo la responsabilidad del personaje Domingo. Nadie comprendió como bajo el patronazgo del Cardenal Carles alcanzó aquel cometido. Nadie comprendió tampoco como en el pasado mes de Marzo no acompañaba a sus compañeros de quinta que fueron prejubilados en La Vanguardia. Nada menos que 24 de una tacada. Algunos de ellos tan conocidos como Eugeni Madueño, Mercè Beltràn, Enric Tintoré, José Ramón González Cabezas o Josep María Orta. Inexplicablemente alguien salvó a Oriol Domingo en el último minuto. Chevalier servant como es no movió ni un dedo, ni una tecla, en defensa de sus compañeros. Tampoco lo hizo –él que presume de la opción por los más necesitados- en defensa de los 90 trabajadores despedidos en La Vanguardia el pasado verano.

Pese a todo, ahí sigue Domingo. Puede ser que a La Vanguardia cada día le importe menos su sección de religión y por eso la ha dejado en manos del errático periodista. Pero lo último es caer en la contradicción manifiesta entre su línea y la información que nos proporciona Enric Juliana. Creemos que esto último no deja en buen lugar a La Vanguardia. Desconocemos porque no lo prejubilaron, pero realmente habrían salido todos ganando. Incluso Oriol Domingo que, con el riñón bien cubierto, habría podido escribir su blog en catalán. Libre de las ataduras lingüísticas de La Vanguardia.

Oriolt