Siguiendo los pasos de San Pablo. ECCE ROMA!! ( 2ª PARTE)

ECCE ROMA!!!

Siguió su camino por la VIA APPIA, por donde hoy se encuentra la BASILICA DE SAN SEBASTIAN (Vía Appia Antica,136), junto a las CATACUMBAS DE SAN CALIXTO (Vía Appia Antica 110,126) Y LAS CATACUMBAS JUDIAS (algunas de ellas como las catacumbas que hay bajo la Villa Torlonia – Vía Nomentana 70) son mucho más antiguas que cualquiera de las cristianas). Desde muy antiguo, la ley romana establecía que las necrópolis – ciudades de los muertos, en griego – debían situarse fuera de las murallas de la ciudad. “Al hombre muerto ni se le sepultará ni se le quemará en la Urbe.”16

Los romanos solían incinerar los cuerpos de los difuntos, pero también existían algunas familias de buena posición que enterraban a sus seres queridos en campos de su propiedad. Así fueron surgiendo las catacumbas cristianas.

“Como los primeros fieles en la quietud de las catacumbas romanas, podemos clamar: “Dominus illuminatio mea et salus mea, quem timebo?” (Sal 26,1); el Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Sólo así podemos explicarnos las hazañas, verdaderamente recias, que llevaron a cabo aquellos primeros cristianos. Con una confianza segura en la ayuda de Dios, sin hacer cosas raras, entraron en todas partes: en el foro, en los palacios, hasta en la casa del emperador.”17

“Se calcula que el número de sepulturas cristianas en las catacumbas de San Calixto ronda las quinientas mil. La mayor parte son tumbas sencillas, con algún simple grabado para distinguirlas. A partir del siglo IV – acabada la persecución –, se hacen más frecuentes las inscripciones en las lápidas. Junto al nombre, como para señalar un elemento característico de la vida de esa persona, se solía indicar la profesión. Allí había panaderos, carpinteros, sastres, pintores, maestros, médicos, abogados, funcionarios del Estado, soldados…; un claro reflejo de la variedad de oficios de los cristianos, que – como dice San Agustín– mezclados entre los demás hombres corrientes, hacían la vida de todos , pero animados por una fe distinta, una esperanza distinta y un amor distinto.”18

    

ATRAVESANDO LAS MURALLLAS DE LA CIUDAD

Probablemente, San Pablo entra en la ciudad por la PUERTA CAPENA (Piazza di Porta Capena), una de las dieciséis puertas de las Murallas Servianas (una barrera defensiva construida alrededor de Roma a principios del siglo cuarto antes de Cristo por el senado romano y, al parecer llamado así por el sexto rey romano, Servio,s.VI ac), cerca de la Colina de Celio, en Roma. Aunque se desconoce el origen del nombre, es posible que se refiera al hecho de que el camino lleva a Capua, una ciudad importante de Campania, al sur de Roma.

“Así pues estaba ahora Pablo en Roma. Pablo sabía lo que significaban estas cuatro letras para él y para la cristiandad. El hombre que llevaba en el corazón un mundo de amor había llegado a aquella ciudad, que en los días de Nerón, como dice Gregorovius, suspiraba por una gota de humanidad y un soplo de amor.”19

Una vez dentro del Servian Muro, el centurión Julius dirigió a los prisioneros por el Circo Máximo y el Palatino, adornado con palacios imperiales. Siguió por la Vía Sacra (Camino Sagrado) a través del Foro Romano.

Finalmente, llegan a la Castra Praetoria, los cuarteles (castra) de la Guardia Pretoriana construidos durante el gobierno del emperador Tiberio en la periferia noreste de Roma, para entregar a los prisioneros al jefe del campamento con los documentos explicando a las acusaciones en su contra.

No se sabe muy bien si al campamento de los Pretorianos (MONTE CELIO-CASTRA PEREGRINORIUM) o en el cuartel de la VIA NOMENTANA. El centurión, impresionado gratamente por las palabras y obras de San Pablo, lo presenta al jefe de la policía imperial, Sexto Afranio Burro (asesor de Nerón junto a Séneca)

No se le trata como a un vulgar delincuente, sino como a un Preso Ilustre Imperial. Los primeros 10 días se aloja en casa de la guardia. Más tarde  recibe “autorización para alojarse en una casa particular con un soldado que lo custodiara.”20 

Conducido a pie desde el Castro Pretorio hasta el piso alquilado junto al Tiber, Pablo pasó por las calles de Roma disfrutando de la imagen de los maravillosos edificios de la Roma de los Césares: el Panteon, El Capitolio, Teatro Marcelo,los Templos de Apolo y del Foro Boario…

Aunque el lugar exacto donde Pablo vivió es desconocido, debió ser una casa de vecindad cercana a los almacenes del puerto del Tiber, en pleno barrio judío,  lo suficientemente amplia para dar cabida a grandes visitas. La tradición la sitúa en lo que hoy es la Iglesia san Paolo alla Regola (Piazza de San Paolo alla Regola) . En su interior hay un letrero en la entrada de una capilla que reza: DIVI PAULI APOSTOLI HOSPITIUM ET SCHOLA (Albergue y escuela de San Pablo Apóstol)

“La pobre casa alquilada por el Apóstol fue el foco del movimiento cristiano en la roma pagana… Según Tacito, la comunidad de los cristianos en el año 64 era ya una multitudo ingens- una enorme multitud”21 , algunos de ellos de la aristocracia romana.

“Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.” 22

“Debió de haber sido muy amable e interesante narrador y de fácil conversación. Poseía, como lo muestran sus cartas, el don griego de la ironía inofensiva y del chiste, el don de trato agradable, el terpnón, como decían los griegos.”23

Se supone también que se alojó durante una época en casa de sus amigos y colaboradores Aquila y Priscila, en el monte AVENTINO, que habían regresado a Roma tras la muerte del emperador Claudio en el año 54, donde hoy se encuentra la basílica de Santa Prisca (Vía di S. Prisca), a unos 30 minutos de las Catacumbas de Priscila (Vía Salaria, 430).

Los esposos cristianos Priscila y Aquila, cuya amistad hacia Pablo de Tarso resultó entrañable, fueron capaces de levantar su tienda y partir con él desde Corinto a Éfeso y luego ir a Roma, de donde habían sido exiliados previamente, para preparar la llegada del Apóstol.

Allí continuaron su tarea misionera, acogiendo en su casa a los hermanos. Pablo los recuerda como colaboradores en la misión evangélica y les envía saludos muy cordiales: “Saludad a Prisca y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy solo en agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad; saludad también a la Iglesia que se reúne en su casa.”24 

Es curioso observar la naturalidad y gratitud con que San Pablo trataba a los miembros de su comunidad, especialmente, a las mujeres, ya que con su aportación generosa, su desinterés,  su compañía, y sus fraternales cuidados permitían al Apóstol desarrollar más libremente su labor al servicio de Cristo.

Debo confesar que Priscila, esposa de Aquila, es la que más me ha cautivado hasta ahora. Tal vez sea porque su matrimonio ejemplar tiene mucho que enseñarme todavía sobre el compromiso y la entrega de los esposos al servicio del Reino de Dios. O tal vez, porque me ilusiona pensar que mi hogar puede transformarse en una pequeña comunidad con  proyección evangelizadora, una  iglesia doméstica, con las puertas siempre abiertas a las necesidades materiales y espirituales de todos los que la componen y se acerquen a ella.

“Sabemos el papel importantísimo que esta pareja desempeñó en el ámbito de la Iglesia primitiva: es decir, el de acoger en su propia casa al grupo de los cristianos del lugar, cuando se reunían para escuchar la Palabra de Dios y para celebrar la Eucaristía.

Es precisamente ese tipo de reunión que en griego se llama «ekklesía», la palabra latina es «ecclesia», la italiana «chiesa» [la española «iglesia», ndr.], que quiere decir convocación, asamblea, reunión (…)

Al regresar posteriormente a Roma, Aquila y Priscila siguieron desempeñando esta función preciosísima también en la capital del imperio.”25

 

En la casa de Áquila y Priscila, por tanto, se reúne la Iglesia, la convocación de Cristo, que celebra allí los sagrados misterios. De este modo, podemos ver precisamente el nacimiento de la Iglesia en las casas de los creyentes

Libre para moverse dentro de la ciudad, se supone que pasaría muchos momentos en el Foro, centro neurálgico de la ciudad, pero no podía salir de Roma. Como es evidente debió aprovechar este tiempo para fortalecer la pequeña iglesia cristiana de Roma, junto con Pedro, además de mantener el contacto por carta con las iglesias que había fundado en otras ciudades. Los hombres iban y venían, trayendo noticias de iglesias distantes y regresar con noticias de su fundador, incluyendo: Timoteo, Onésimo, Tíquico, Lucas, Demas, Epafras, Aristarco y Juan Marcos. “Ánimo, así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, también tendrás que darlo en Roma."26

Tanto cristianos como judíos iban frecuentemente a charlar con él: “Pablo vivió dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a todos los que querían verlo, proclamando el Reino de Dios, y enseñando con toda libertad y sin encontrar ningún obstáculo, lo concerniente al Señor Jesucristo.” 27

“Para seguir las huellas de Cristo, el apóstol de hoy no viene a reformar nada, ni mucho menos a desentenderse de la realidad histórica que le rodea… —Le basta actuar como los primeros cristianos, vivificando el ambiente.”28

“La narración de Lucas concluye mencionando los dos años que pasó en Roma bajo una blanda custodia militar, sin mencionar ni una sentencia del César (Nerón) ni mucho menos la muerte del acusado… Me parece que la conclusión de esta breve reseña de los viajes de san Pablo puede ser: ver su pasión por el Evangelio, intuir así la grandeza, la hermosura, es más, la necesidad profunda del Evangelio para todos nosotros.” 29

“Y quiero que sepan, queridos hermanos y hermanas, que todo lo que me ha pasado aquí ha contribuido a difundir la Buena Nueva. Para todos los presentes, incluyendo a todos los soldados de la guardia de palacio, sabe que estoy preso a causa de Cristo. y debido a mi prisión, muchos de los cristianos aquí han ganado confianza y ser más audaces en decirle a otros acerca de Cristo. “30 

Tres días después de su llegada a Roma- por sugerencia de sus amigos cristianos, Pablo  envía un mensaje a los líderes de la comunidad judía para reunirse con ellos judíos como gesto de conciliación y explicarles lo acontecido en Jerusalén. El decreto de expulsión de Tiberio había sido ya extinguido, y los judíos habían regresado desde entonces a la ciudad con sus líderes.

“El primer contacto que según costumbre procuró Pablo establecer, fue con sus paisanos judíos. No quería parecer como renegado de su pueblo(al haberse acogido a su condición de romano para ser juzgado en Roma), ni dejar que se dijese que defraudaba a su pueblo de las promesas mesiánicas…Él pudo señalar con eficacia sus cadenas y decir que por causa de la más noble joya de su pueblo, por la esperanza mesiánica, estaba ceñido de esta cadena.”31

Pablo les dijo:

 "Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y puesto en manos de los romanos.

Después de interrogarme, quisieron dejarme en libertad, porque no encontraban en mí nada que mereciera la muerte; pero ante la oposición de los judíos, me vi obligado a apelar al Emperador, sin querer por esto acusar en nada a mi pueblo.

Por eso he querido verlos y hablarles, ya que a causa de la esperanza de Israel llevo estas cadenas

Ellos le respondieron: “No hemos recibido ninguna carta de Judea acerca de ti, y ninguno de los hermanos que han venido de allí ha reportado o dicho nada malo de ti. Pero queremos saber cuáles son sus puntos de vista son, pues sabemos que la gente de todo el mundo están hablando en contra de esta secta."32

Tanto cristianos como judíos iban frecuentemente a charlar con él: “Pablo vivió dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a todos los que querían verlo, proclamando el Reino de Dios, y enseñando con toda libertad y sin encontrar ningún obstáculo, lo concerniente al Señor Jesucristo.” 33

Eusebio de Cesárea (c. 263-339) describe lo que sucedió a Pablo después de su primer encarcelamiento:

“Después de defenderse a sí mismo, [Pablo] fue enviado de nuevo en el ministerio de la predicación, y que viene por segunda vez a la misma ciudad sufrieron el martirio bajo Nerón. Durante este encarcelamiento escribió la segunda epístola a Timoteo, indicando al mismo tiempo que su primer defensa había tenido lugar y que su martirio estaba a la mano.”

Hay una fuerte evidencia (pero no concluyente) que el juicio de Pablo terminó en una sentencia absolutoria. Esta afirmación está respaldada por un pasaje de la segunda carta de Pablo a su fiel compañero y compañera de trabajo, Timoteo:

Hay una fuerte evidencia (pero no concluyente) que el juicio de Pablo terminó en una sentencia absolutoria. Esta afirmación está respaldada por un pasaje de la segunda carta de Pablo a su fiel compañero y compañera de trabajo, Timoteo:

“En mi primera defensa nadie me apoyó, sino que todos me abandonaron; puede que no sea tomado en cuenta, pero el Señor me ayudó, y me fortaleció, con el fin de que a través de mí la proclamación podría ser totalmente cumplida, y que todos los gentiles oyesen, y me ha librado de la boca del león.” 34

“Su prisión termino en el verano del 63 con la absolución. Una mañana vino un centurión a la casa de Pablo, quito la cadena del clavo y la sujetó a su cinto con la declaración de que el prefecto de Roma había retirado la continuación de las actuaciones judiciales. Con esto Pablo podía ir donde quisiera.”35

¿A DÓNDE SE DIRIGIÓ SAN PABLO?

Su mirada se dirige hacia Oriente. Parece probable que Pablo, a partir de la primera prisión de Roma, se embarcó en un cuarto viaje misionero con Timoteo, Tito y otros compañeros (c. 62-67 d.C). Su posible itinerario:

A través del Mar Mediterráneo viajó a España y volvió a visitar algunas de las Iglesias que él había fundado como las de Éfeso, Corintio y Filipo, adentrándose también en nuevas comunidades apostólicas como Creta y Dalmacia.

“Espero verlos de paso cuando vaya a España, y que me ayuden a proseguir mi viaje a ese país, una vez que haya disfrutado, aunque sea un poco, de la compañía de ustedes”36 , señala San Pablo. Y más tarde añade: “Y una vez que haya terminado esa misión y entregado oficialmente la ofrenda recogida, iré a España, pasando por allí.”37

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  16 Doce Tablas, 10.1

  17 San Josemaría, AGP, P12, p. 32.

  18 Vestigios de la historia de la Iglesia, siguiendo los pasos de San Josemaría,pdf

  19 Josef Holzner, San Pablo, heraldo de Cristo. Edit. Herder

  20 Hch 28,16

  21 Josef Holzner, San Pablo, heraldo de Cristo. Edit. Herder

  22  Hch 28,23

  23 Josef Holzner, San Pablo, heraldo de Cristo. Edit. Herder

  24 Rm 16, 3-5

  25 Benedicto XVI, Audiencia general, 7 febrero 2007

  26 Hch 23, 11

  27 Hch 28,30-31

  28 San Josemaría Escrivá de Balaguer, Surco, n. 320.

  29 Benedicto XVI, 27 de agosto 2008

  30 Filipenses 1: 12-14

  31 Josef Holzner, San Pablo, heraldo de Cristo. Edit. Herder

  32 Hch 28, 17-23

  33 Hch 28,30-31

  34 2 Timoteo 4:17

  35 Josef Holzner, San Pablo, heraldo de Cristo. Edit. Herder

  36 Rom 15, 24

  37 Rom 15, 28

1 comentario

  
Rexjhs
*****
Precioso artículo. Cuando estuve en Roma la última vez, visité las catacumbas de San Sebastián, que es una experiencia que aconsejo a todo cristiano. Sentí una profunda emoción de pensar los cientos de miles de muertos que allí estuvieron enterrados, muchísimos de ellos mártires, de ser consciente de su fe hasta la muerte, no como la nuestra. Y al final del recorrido te dejan leer las inscripciones que los primeros cristianos dejaron en las tumbas de San Pedro y San Pablo, que estuvieron allí enterrados temporalmente. Se leen multitud de inscripciones de este tipo: "Petrus, ora pro nobis", "Paulus, ora pro nobis".
17/01/15 1:14 PM

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