Veterum Sapientia: magisterio olvidado
Existe un magisterio que ha tenido una suerte desigual y que ha sido orillado, de manera escandalosa diría yo. Un magisterio desaparecido de los anaqueles de los obispados – si es que alguna vez estuvo -, olvidado, como si no fuera existido. La Veterum Sapientia de Juan XXIII es un ejemplo patente.
Sobre Juan XXIII pesa una imagen equivocada, la proyectada por los progresistas. En la construcción de este «muñeco de paja», se han tenido que obliterar documentos como la Veterum Sapientia, o imágenes como las que encabezo el artículo, donde se muestra al Papa, adorando la Cruz el Viernes de Paresceve, según los libros litúrgicos anteriores a la reforma vigente en ese tiempo, promulgada por su antecesor el Papa Pío XII.
La Veterum Sapientia era el documento que, según Romano Amerio, prefiguraría «la fisonomía cultural de la Iglesia del Concilio» (Iota Unum, 51). En pocas palabras podemos decir que, con la encíclica Veterum Sapientia, el Papa Juan XXIII pretendía un repliegue de la Iglesia sobre sus principios, sirviendo para su renovación. Con dicha Encíclica se afirma la continuidad interna de la cultura de la Iglesia, a través de las letras cristianas, que son griegas y romanas, y la continuidad externa, que engancha y recoge la sabiduría antigua.
De hecho, el pensamiento cristiano elabora el contenido de la Revelación, adhiriéndose igualmente al contenido revelado naturalmente mediante la luz de la razón creada. La verdad cristiana no sólo incluye la revelación, sino toda verdad humanamente alcanzable. Los filósofos medievales enseñarán que la cultura cristiana fue preparada y esperada, obedecialmente, por la sabiduría antigua; Santo Tomás de Aquino, lo sintetizará magistralmente, viniendo a decir que no hay contradicción entre la razón y la fe.
Bajo estos principios, la Veterum Sapientia desarrolla una praxis, donde establece la la ratio studiorium eclesiástica, fundándose sobre lo específico del clérigo y, en consecuencia, recobrando sustancialmente las enseñanzas tradicionales, especialmente en lo que concierne a las lenguas clásicas, latín y griego. De ahí que prescriba que las ciencias fundamentales, del curso teológico, como la dogmática y la moral, se impartan en latín, bajo manuales en latín, siendo apartados los profesores que no sepan latín, igual que Platón expulsó de su Academia a los que no sabían Geometría.
Culmina el Papa la encíclica, decretando la erección de un Instituto superior de la latinidad, con el objeto de formar latinistas para toda la Iglesia.
El documento fue llevado como el polvo por el viento. En la práctica quedó abrogado . Y no sólo por los progresistas. Porque, por desgracia, el estudio del latín y el griego se ha abandonado en la mayoría de los Seminarios, como ha pasado en las Facultades civiles de Filosofía. En este caso, tenemos el reverso de lo acaecido en las épocas pretéritas: si antes, el mundo civil se miraba en el espejo de la Iglesia, hoy la Iglesia ha abandonado su impronta cultural, como puede ser el estudio y cultivo de las lenguas clásicas y la Filosofía Clásica. Por ende, no se pueden hacer distinciones. Un breve paseo por cada una de los centros de estudios teológicos, servirá de ejemplo para contemplar el estado de ruina en el que nos encontramos.
Hoy, antes que estudiar a Platón, Aristóteles, Cicerón, Séneca o Plutarco, se prefiere «dialogar» con Sartre, Heidegger y Lyotard,, en vez de seguir el hilo que comunica a Platón con San Buenaventura, o Aristóteles con Santo Tomás de Aquino.
A pesar de que la Veterum Sapientia pertenece a esos documentos magisteriales caídos en el saco del olvido. No por todos. En esta humilde bitácora hacemos memoria de él.
Texto Veterum Sapientia: aquí
20 comentarios
¿Más aspectos olvidados de Juan XXIII? La necesidad y el efecto saludable de la penitencia (Poenitentiam agere), y el papel del Sucesor de Pedro (Aeterna Dei Sapientia). Por cierto, he aquí el link de Veterum Sapientia en su original latino: http://www.vatican.va/holy_father/john_xxiii/apost_constitutions/1962/documents/hf_j-xxiii_apc_19620222_veterum-sapientia_lt.html
La adoración es el culto que sólo se debe a Dios. Adoramos la eucaristía porque ya no es pan y vino, es el cuerpo y la sangre de Cristo, que es Dios. Las imágenes las veneramos. Pero en Viernes Santo adoramos una cruz, ¿cómo se explica esto?.
Si alguien puede aclararmelo o indicarme dónde buscar información, se lo agradecería.
Pongo el enlace a la caché de google porque la web apologetica.org falla más que una escopeta de feria. El enlace original es este:
http://www.apologetica.org/cruz-adoracion.htm
La Veterum Sapientia, en español y latín, y un documento aún más olvidado pero valiosísimo, que son las "Adnotationes" de Florentius Romita sobre la Veterum. Junto con algunas entrevistas y el capítulo de Iota Unum que trata sobre el abandono del latín (de efectos tan devastadores que muchos no se dan cuenta). Finalmente, unas notas sobre el estudio de latín. Todo ello se encuentra aquí:
https://docs.google.com/fileview?id=0B727RHq0DeAlZGE2NWQ3ODQtZDg5NC00NTQ1LWIyODAtYmJiMGY2MmE2NmI5&hl=en
La adoración de la Cruz, proviene de una constumbre que había en Jerusalén, en el siglo IV, de venerar el leño de la vera Cruz, mientras que el coro cantaba en griego los Improperios o tiernas quejas que Cristo dirige a su pueblo, a quien Él había colmado de bienes.
Ciertas comparaciones son pueriles y denotan un nivel de desesperación típico del que se ve aislado, separado y camino del abismo.
Aburrís hasta a las ovejas
Aunque si estoy equivocado, agradecería la corrección.
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LF:
Desde que lo decidimos así el consejo de redacción y yo como director del portal.
La misa Tridentina HA SIDO CANCELADA a partir del 13 de marzo pasado:
http://pagina-catolica.blogspot.com/2011/03/lo-hizo-stalin-no-un-obispo-catolico.html
También puede interesarte este otro donde se ven unas breves declaraciones del padre Michel, luego de la amenaza de excomunión:
http://pagina-catolica.blogspot.com/2011/03/denuncian-al-padre-michel.html
Por favor, pásame tu email. [email protected]
Gracias
Víctor
Aparte de lo que apunta amablemente, el mismo Papa realizó el traslado del Santísimo Sacramento desde el Monumento y no el diácono, como exigían las nuevas rúbricas.
Aquí hay un estudio interesante sobre los cambios realizados en la Semana Santa:
http://rorate-caeli.blogspot.com/2010/07/reform-of-holy-week-in-years-1951-1956.html
Y aquí, el estudio que realizó The New Liturgical Movement, http://www.newliturgicalmovement.org/search/label/1955%20Holy%20Week%20Revisions
"As in the earlier rite, all come in procession to the adoration of the Cross, first the priest, then the deacon and subdeacon, the acolytes and the attending clergy. The three “stations” no longer consist of the double genuflection, i.e. kneeling and making a profound bow, but rather three simple genuflections. (“simplici genuflectione ter repetita”.) After the third genuflection, each person kisses the feet of the Crucifix and returns to his place; the rubrics do not mention the genuflection after kissing it."
El ritual anterior marcaba lo siguiente, según explican perfectamente los amigos de TNLM:
"When the Cross has been completely uncovered, all remain kneeling, while the priest carries the Cross down to the middle of the lowest step of the altar. During the Solemn Prayers, the acolytes lay on the floor, in the middle of the sanctuary, a violet carpet, and upon the lowest step itself, a violet cushion, symbol of the regality of Christ. This cushion is covered with a large white veil, which represents the Shroud of His burial. All rise, and the priest, deacon and subdeacon genuflect to the Cross once more. They then go to the seats, where they remove their shoes, as do all of the acolytes and the attending clergy; the adoration of the Cross is done barefoot, an ancient gesture of repentance. Meanwhile, the choir begins to sing the Improperia, or Reproaches of Christ to His people, one of the most beautiful texts in the Missal.
All those who are in the sanctuary go in procession to the Cross, first the priest, then the deacon and subdeacon together, then the acolytes and attending clergy in pairs. As each person comes towards the Cross, he stops before It three times, and makes the so-called “double genuflection”, that is, kneels and makes a profound bow. The third of these stations is made immediately before the Cross; each person kisses the feet of the Crucified Lord, then rises, genuflects again, and returns to his place. When all those in the sanctuary have thus adored the Cross, it is brought outside the sanctuary, together with the violet cushion and its white veil, for the adoration of the faithful. (It should be noted that in the Byzantine Rite, the double genuflections and adoration of the Cross are done in a very similar way during the ceremonies of Good Friday.)"
http://www.google.es/imgres?imgurl=http://farm4.static.flickr.com/3060/3058440689_f5f75e4204_z.jpg&imgrefurl=http://www.flickr.com/photos/jdtreat/3058440689/&usg=__0-Wexq6cnI8IjVACa8emboi8ND4=&h=441&w=640&sz=99&hl=es&start=22&zoom=1&um=1&itbs=1&tbnid=GgfpGpFhO61Y0M:&tbnh=94&tbnw=137&prev=/images%3Fq%3Dgood%2Bfriday%2Bjohn%2BXXIII%26start%3D20%26um%3D1%26hl%3Des%26sa%3DN%26ndsp%3D20%26tbm%3Disch&ei=X1aLTaKRJsbOswas4N2gCg
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