¿Tiene algún sentido no comer carne los viernes de Cuaresma?
De los cinco mandamientos de la Iglesia, el que habla de “ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia”, es probablemente el más desconocido, despreciado e ignorado de todos. Dudo que una encuesta en España entre restaurantes, cafeterías, mercados o servicios de comida a domicilio revelase una gran diferencia entre el consumo de carne los viernes de cuaresma y el resto del año. Hace un par de años, fui de convivencias con la parroquia durante la Cuaresma a una casa regentada por religiosos y, el viernes, nos pusieron para comer muslitos de pollo.
¿Por qué sucede esto? Generalmente, cuando una norma o un mandamiento son olvidados o despreciados de forma casi universal, se debe a una de dos causas: o bien se trata de una norma obsoleta, que ya no tiene sentido en el tiempo actual, o bien sucede exactamente lo contrario, la norma pone el dedo donde más duele y, por eso, se evita. Creo que conviene que intentemos discernir a cuál de los dos casos corresponde la abstinencia de carne los viernes de Cuaresma.
A mi juicio, el problema fundamental que impide comprender adecuadamente este tema ya existía en tiempos de San Pablo: es la obsesión con la ley. Si lo importante de esto para nosotros es, ante todo, cumplir o no cumplir un precepto, no entenderemos nada. Si sólo se trata de marcar con una crucecita otra obligación cumplida, para que podamos estar tranquilos, estamos engañándonos a nosotros mismos.
No comer carne los viernes de Cuaresma simplemente porque está mandado y quedarnos ahí apenas tiene valor. Dios no gana nada con que comamos merluza en lugar de ternera, porque no tiene acciones de pescaderías ni está obsesionado por el colesterol. Es como si alguien dijera, con respecto al 7º mandamiento: “yo no robo nunca, así que soy un buen cristiano”, a la vez que tiene el corazón totalmente esclavizado por el dinero y sólo piensa en ganar más todos los días de su vida. Se estaría engañando, porque Dios lo que quiere es su corazón, su vida entera. No podemos negociar con Dios y decirle: “Yo hago esto por ti, pero luego me dejas en paz para que viva mi vida”.
Este engaño de limitarnos a la letra de la ley, sin embargo, no se limita a las personas cumplidoras que se abstienen de carne. Generalmente, los que desprecian esta práctica caen en lo mismo. Las objeciones más habituales a la abstinencia de carne los viernes de cuaresma son: ¿Y si alguien no come carne y se da un banquetazo con una mariscada? Y, si a mí me encanta el pescado ¿no es una tontería que coma pescado en lugar de carne? Estas preguntas llevan implícita la convicción de que lo único importante es la materialidad de comer o no comer carne, pero lo que nos pide la Iglesia es muchísimo más que eso. Quien se quede ahí, ya sea para hacerlo o para no hacerlo, no ha entendido nada.
La abstinencia de carne es, ante todo, un signo que nos regala la Iglesia, que nos recuerda que estamos en un momento de gracia, en la Cuaresma. Nos despierta de nuestro letargo, para que no se nos pase este tiempo maravilloso de conversión sin pena ni gloria, porque quizá sea la última Cuaresma que vivamos, quizá no tengamos otro momento para volvernos a Dios. Y es un signo especialmente útil, porque no se queda en el templo, como las vestiduras moradas o la falta del “Aleluya”, sino que se mete en nuestra casa, en nuestra vida, porque la conversión cambia el corazón, es decir, la vida entera y absolutamente todos los segundos de nuestra existencia.
Y parece que, a pesar de todo, cumple su cometido, porque, de otro modo, no estaríamos hablando de esto. Todos los viernes del año, la Iglesia nos recomienda recordar la pasión de Cristo para convertirnos, pero yo diría que son poquísimos los cristianos que se acuerdan de ello. En cambio, en Cuaresma, la obligación de abstenernos de carne los viernes es un recordatorio de que estos días son especiales, que no podemos seguir en nuestros mismos pecados, siendo los mismos hombres viejos, comiendo y bebiendo y esperando la muerte.
La abstinencia tiene también otra utilidad: es un clavo que la Iglesia pone en nuestro sofá, es una señal de peligro que nos avisa de nuestro aburguesamiento. La pequeña incomodidad de no comernos esas lonchas de jamón pata negra que acabamos de comprar nos puede recordar que es Dios quien nos da lo que necesitamos para vivir. Así podremos decir con más sinceridad “Danos hoy nuestro pan de cada día”, en lugar de pensar secretamente que es nuestro esfuerzo el que verdaderamente se gana el pan de cada día. Tener que renunciar a alguna cosa que nos gusta debería mostrarnos también en nuestra propia carne una pequeña parte del sufrimiento de aquellos que apenas tienen que comer y que son hermanos nuestros.
Además, la abstinencia, si se vive adecuadamente, puede ser una preciosa catequesis familiar, en la que la familia entera vive ese signo cuaresmal, de forma comunitaria, como una iglesia doméstica. El padre puede mencionarlo en la bendición de la mesa e incluso puede aprovechar para dar una breve catequesis sobre la cuaresma a los hijos que van a comer pescado. Así, los hijos verán que la Cuaresma no es de esas cosas que los padres dicen pero no cumplen, como cruzar las calles por el paso de zebra. De forma similar, es también un signo externo, una forma de dar testimonio del cristianismo si coincide una comida de trabajo o familiar.
Por otra parte, la abstinencia es una puerta muy baja, como la de la basílica de Belén. Es un gesto de humildad, de obediencia a nuestra Madre y no a nuestros propios criterios. Nos obliga a ajustarnos a los planes de la Iglesia, que no son los nuestros, aunque sea en un detalle sin importancia. Esto es quizá, lo que más molesta de la abstinencia, el hecho de tener que obedecer en lugar de ser como Dios y hacer siempre y en todo lo que nos da la gana. Sólo este pequeño detalle haría ya que no comer carne los viernes de Cuaresma mereciera la pena. Pocas cosas hay que necesitemos más que la humildad.
Finalmente, la abstinencia es una flecha que señala más allá de sí misma. Si nos quedamos en simplemente cambiar el menú, apenas habremos hecho nada. La abstinencia, como todos los signos y prácticas de Cuaresma, señala hacia Cristo y hacia la Pascua. Abre nuestro apetito de disfrutar del cordero pascual, que es Jesucristo, y de celebrar la noche santa de su Resurrección. Ojalá lleguemos todos a esa noche con un hambre voraz de recibir el Cuerpo glorioso del Resucitado, que es la única verdadera medicina de inmortalidad.
37 comentarios
Te voy a poner un ejemplo clásico, estas en la fila de un restaurante de hamburguesas cualquiera un viernes de cuaresma y de pronto una tipa pide una hamburguesa cuadruple con doble de todo y papas y soda tamaño cuartel ;) y cuando ya la cajera va a cobrarle, grita (voz chillona de mujer para que lo oiga todo el restaurante): "Hayyyyy niiiñnaaa que tonta soyyy!!! se me olvido que es cuaresmaaaaa!!!! cambieme la orden por un pan de pescado!"
Multiplica eso a cualquier restaurante o reunión en toda la república y te haces la idea de lo que te digo.
Pues sí que deben de ser muy diferentes las cosas. Aquí, incluso quien no come carne, suele hacerlo ocultamente. No por humildad, sino por vergüenza, porque eso suena a cristiano y a pasado de moda.
Está claro que toda situación tiene sus propios peligros. Así somos los peligros, cuando todo es fácil, caemos en la vanidad de creer que somos mejores, cuando todo es difícil, caemos en la cobardía de avergonzarnos de Cristo. Menos mal que, aun así, el Señor no nos ha abandonado.
Saludos.
Casi me muero de risa. La próxima vez que me confiese me acusaré de incitar al pecado a mis lectores.
Ya me has dicho eso, voy a señalar en el artículo que hablo de España, para que se entienda. Gracias.
Fuera bromas, no sé si será porque aquí en la Argentina la carne es la religion nacional, pero la privacion por un tiempo prolongado (como en la Edad Media, cuando no se comía carne en toda la Cuaresma) es realmente difícil, por lo que me han dicho. Las veces que he ido de retiro a la Trapa, aunque fuera un par de días, ya me sentía inquieto. Será que la prohibicion le agrega un atractivo extra.
Buen tema para un artículo o una discusión.
¡Santa Cuaresma a todos!.
¿Me fastidia? mucho, y esto es lo bueno que contemplo lo que me fastidia.
Y a efectos prácticos uno se da cuenta lo carnívoros que somos en algunos ambientes.
Lewis tiene un analisis muy bueno de la transgresion en Peralandra: en un planeta, Mercurio, Dios ha puesto una prohibicion arbitraria como la de no comer un fruto (consiste en no dormir en tierra firme, si mal no recuerdo).
Quizas el atractivo de violar una prohibicion discrecional resida en afirmar nuestro yo.
Desde que soy católico yo si siento el cambio (pero no se si soy yo el sugestionado o que).
A mi me gusta mucho el pescado pero estos días sólo pienso en filetes y en el olor de la carne asada, mañana se me pasará.
Me ha gustado lo del sentido comunitario. Voy a añadir algo sobre eso al artículo.
Ana:
¡Está visto que hoy le apetece carne a todo el mundo!
Josafat:
Yo también lo noto, porque soy bastante carnívoro.
Me voy a comerme ... una naranja.
Yo también me acabo de comer una naranja :)
Shugen:
Cualquier alimento particular es prescindible, pero ¿por qué tendríamos que prescindir de alguno en particular de forma definitiva?
Los trapenses y los cartujos no comen carne como una forma más de austeridad, no porque piensen que comer carne tiene nada de malo. Ya lo dijo Cristo: "Escuchadme todos y entendedlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
Por cierto, como San Bruno, el fundador de los cartujos, es mi santo patrón, me permito señalarle que los cartujos no son vegetarianos. Incluyo lo que dicen los cartujos de sí mismos:
Qué comen los cartujos?
Los cartujos, tanto los monjes como las monjas, jamás comen carne. Esta es la única limitación total. Fuera de esto comen de todo, aunque con las restricciones propias de ciertos períodos o ciertos días. La más significativa es la abstinencia de lacticinios (leche, manteca, queso y derivados) durante el Adviento y la Cuaresma, así como también todos los viernes del año.
Los viernes, en unión con la Pasión del Señor, pasan a pan y agua y sal. Esta última estaba permitida en la Edad Media porque era el único estimulante para subir la tensión arterial; se compensaba así el bajón del ayuno. Si bien los monjes no lo sabían, notaban sus efectos y por eso estaba incorporada en la dieta.
Los cartujos son vegetarianos?
No, dado que comen pescado. La abstinencia de carne, característica de la Orden, tiene una intención penitencial y no comporta un principio de rechazo a la comida de origen animal.
Se puede ser vegetariano en la cartuja?
Un monje puede elegir no comer pescado o huevos, sin poder pedir por ello suplemento alguno. Es pues posible ser vegetariano a condición de no crear complicaciones a la comunidad al rechazar todo plato en el cual se encuentren rastros de comida animal. Un régimen vegetariano (que rechaza también los derivados de la leche) es incompatible con nuestra vida, ya que la salud no lo resistiría.
Se debe no obstante tener en cuenta que la vida monástica no es una vida de retorno a la naturaleza, y que esta clase de preocupaciones indica a menudo una mala interpretación de la vida cartujana. Si estas son demasiado predominantes constituyen una señal de una búsqueda de sí mismo más que de una búsqueda de Dios.
Un saludo y bienvenido al blog.
Es muy interesante que haya colgado esa información sobre la dieta de los cartujos. Yo he hecho también algunas averiguaciones, y en la pagina Catholic.net, viene una entrevista a un cartujo, el cual dice lo siguiente:
“Hubo un Papa que pensaba eso y quiso obligar a los cartujos a comer carne y envió un oficio al General de la orden mandándolo. Entonces el General le presentó a 40 cartujos en perfecto estado de salud y que pasaban todos de los 90 años. El Papa tuvo que cambiar de idea”.
En otro momento el monje dice algo muy interesante sobre la dieta del monasterio:
“Es verdad que ayunamos mucho, y que nunca comemos carne. También, del 14 de setiembre al Domingo de Resurrección suprimimos la leche y sus derivados. Y durante el tiempo de Adviento y de Cuaresma hacemos una sola comida al día y una frugal colación (puede ser medio bollo de pan y un poco de vino o agua) por la noche”.
Esto demuestra que los cartujos tienen una dieta muy similar a la de los monjes budistas, que no toman leche ni derivados lácteos por regla general, aunque, eso si, comen algo de pescado, como ocurre al parecer en las Cartujas, salvo que no toman vino. Como paso temporadas yo mismo en cierto monasterio zen japonés (debo decir que no soy monje), he visto que los monjes de vez en cuando tienen alguna comida fuera del monasterio (les invitan los parroquianos, o van a alguna fiesta de la ciudad) y entonces comen de todo y beben sake. También ocurre que los mismos parroquianos llevan ofrecimientos de comida en determinadas fechas, y por supuesto se como lo que llevan. En cierta ocasión, incluso, se pasaron lonchas de cerdo.
Personalmente sigo una dieta basada en la macrobiótica, que incluye pescado y huevos, pero no suelo comer carne ni ningún derivado lácteo. Es más o menos como se come en los monasterios zen, y por lo que veo, también en las Cartujas. He visto testimonios de personas que aseguran haber curado un cáncer terminal siguiendo una estricta dieta macrobiótica, y los médicos parecen corroborar ciertas cosas. (Por ejemplo, aseguran que el te verde y la sopa de miso son antioxidantes). Los japoneses son el pueblo mas longevo que existe, y suele considerarse que es su dieta la que les alarga la vida. (Los maestros zen en particular suelen alcanzar edades muy avanzadas, como los cartujos).
Naturalmente, la salud no es la meta, pero a nadie le amarga un dulce.
Un saludo
Shugen, esa dieta budista que citas ¿qué busca? ¿salud o facilitar un estado "alterado" o predispuesto a la espiritualidad? Lo digo porque el consumo abundante de pescado -en Japon o en Bilbao parece que funciona-, ciertos derivados lacteos (como el kefir asiático, o como el yogur), o una cantidad moderada de vino o cerveza parecen elementos importantes de una dieta apropiada.
cuaresma devemos de comer pescado
cuaresma devemos de comer pescado por fa es una tarea que tengo que hacerla para mañana ayudenme
"lean estudien"
Me voy a permitir aconsejarle lo mismo, porque lo que dice no tiene el más mínimo sentido.
La diosa Eostre u Ostara, de la que prácticamente no sabemos nada, pertenecía a la mitología germánica y estaba relacionada con la primavera y el mes de abril. Probablemente (es un santo monje del siglo VIII quien lo afirmó), el nombre inglés de la Pascua (Easter) esté relacionado con ese término germánico, pero no por ser de una diosa, sino porque Pascua se celebra en primavera, igual que en español se habla de la Pascua florida por la misma razón.
Le voy a dar una sorpresa: el lenguaje de los primeros cristianos no era el inglés. Hablaban arameo, griego, latín, etc. Que el nombre inglés de Pascua esté emparentado (de lejos) con la primavera y por lo tanto con el nombre mitológico de la primavera entre los germanos no quiere decir absolutamente nada sobre la Pascua en sí misma, cuyo nombre viene del hebreo y cuya fecha en el calendario proviene del día en que murió Cristo, según el calendario del pueblo de Israel (no de Constantino), en torno al 14 del mes lunar de nissán.
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