No puedo dar testimonio de lo que no he visto

Hace poco, un lector de nombre arcangélico me hizo la siguiente pregunta, que me pareció interesantísima:

“La realidad es que la gran mayoría de los cristianos/católicos creemos por fe, no por evidencia. Es decir, existirá algún Tomás que crea por haber visto signos milagrosos o eventos similares. Personalmente, yo jamás he visto nada sobrenatural, mi creencia se basa exclusivamente en la fe. El problema es ¿cómo puedo yo dar testimonio de la verdad si no la he visto? Claro que creo firmemente en ella, pero no soy testigo; luego, no puedo dar testimonio de la verdad. Puedo tratar de transmitir mi fe, pero no puedo dar testimonio de que esa fe es verdadera. En síntesis ¿no es deshonesto (exagerando un poco el término) decir que doy testimonio de la verdad cuando no he sido testigo de esa verdad? En cierto sentido, aquellos bienaventurados que creen sin haber visto, tienen la desventura de no poder dar testimonio de algo que, precisamente, no han visto.

No sé si logro transmitir esta dicotomía. Tengo la esperanza de que en algunos minutos puedas “rumiarla” un poco y decirme si ves algo. Creo que debe haber un error de planteamiento, es solo que no alcanzo a ver dónde está".

Supongo que cada lector podrá dar su propia respuesta a esta pregunta, pero aquí tienen lo que yo, torpemente, alcancé a responder:

A mi juicio, se mezclan en tu pregunta varias cuestiones. Una cuestión es la forma en que tú particularmente llegaste a la fe. Entiendo que recibiste la fe de tus padres desde que eras pequeño, en cierto modo “sin darte cuenta”, de manera natural y sin grandes conversiones y acontecimientos extraordinarios del estilo de los que cuenta San Pablo. Acostumbrados a leer historias de conversiones dramáticas, esa manera de recibir la fe de tu familia podría parecer anodina y sin interés, pero no hay nada más lejos de la verdad. Lo cierto es que nuestra época necesita desesperadamente testimonios de ese tipo: testimonios de cómo se transmite la fe en familia.

A diferencia de lo sucedido en los dos últimos milenios, en nuestro tiempo la cadena de transmisión de la fe de padres a hijos se ha roto. La mayoría de los padres no pueden, no saben o no quieren transmitir la fe. Esto es una tragedia, porque, si bien lo que llama la atención son las historias de conversiones extraordinarias, lo más habitual siempre ha sido la transmisión de la fe en el seno de las familias, que Dios creó precisamente para eso. Es bueno y necesario que, a la vez que el niño aprende a distinguir el bien y el mal, a comportarse en sociedad y a utilizar su inteligencia, aprenda también a amar a Dios y a seguir a Cristo. Los padres que enseñan las primeras palabras a sus hijos están llamados también a enseñarles las primeras oraciones y la misma familia fundada sobre el sacramento del matrimonio es una verdadera iglesita, una iglesia doméstica, que permite que los hijos comprendan lo que es la Iglesia santa y esposa de Cristo.

Tú puedes (y debes) dar testimonio de todo eso, basándote en tu propia experiencia. Yo recuerdo, por ejemplo, cómo mi abuela y mis tías nos introducían en la virtud de la piedad del modo más sencillo posible: enseñándonos a besar las imágenes que había en casa o a recoger flores en el campo para ponérselas a la Virgen. También recuerdo cómo rezábamos el rosario en familia en las cálidas noches de verano o cómo nunca a nadie se le ocurría plantearse siquiera no ir a Misa un domingo, porque todos sabían que eso era lo verdaderamente importante. Recuerdo, entre miles de cosas más, las bendiciones de la mesa, las oraciones al irse a la cama, el rechazo de películas indecentes en la televisión, la costumbre de hablar bien de las personas, el no comer carne los viernes de cuaresma, el respeto al referirse a un sacerdote, la generosidad con los necesitados, las visitas al Santísimo al pasar a una iglesia, aunque fuera como turistas, la fidelidad, la caballerosidad y el convencimiento sereno y sencillo de que Dios es siempre lo primero. Pienso en las vidas de santos para niños que me daban a leer y el recuerdo imborrable de San Tarsicio, Santa Inés o San Francisco Javier, los villancicos llenos de fe, los poemas religiosos aprendidos. ¿Cómo olvidar las historias familiares sobre sacerdotes escondidos y defendidos durante la guerra civil o sobre antepasados carlistas que lucharon por Dios (el primero) y por la patria y el rey? Tantos libros buenos en mi casa y en las casas de mi familia, tantos buenos ejemplos y la conciencia de que, como el hijo pródigo, se puede obtener el perdón después de obrar mal.

Todo eso, sin que uno se dé cuenta, exhala el buen olor de Cristo, que ya no se puede olvidar. Puede que uno, usando mal su libertad, se aleje después de Dios, pero el recuerdo queda y siempre se tiene la posibilidad de volver a esa fe, porque, como los rescoldos de un fuego apagado, a menudo solo se necesita que el dolor remueva un poco el alma para recibir el soplo del Espíritu Santo que aviva la llama aparentemente extinguida.

Sin duda tú podrás contar tus propias experiencias de cómo has recibido la fe, que serán similares, pero, a la vez, distintas y propias de tu familia. Esas experiencias harán mucho bien a otros matrimonios que no saben cómo transmitir su fe o que incluso se han creído ese engaño absurdo de que a los niños no hay que educarlos en la fe, para que “ellos decidan", como si esa misma idea no fuera ya una catequesis de que Dios, en realidad, es algo accesorio (a diferencia de ir al colegio o al médico, que son cosas necesarias y en las que no se deja “decidir” al niño).

Dices también en tu pregunta que no has visto nada sobrenatural, pero eso no es cierto. Tu vida está rodeada de lo sobrenatural y de milagros de Dios. Cada vez que rezas, no solo conversas con el Creador del universo (¿qué puede haber más sobrenatural que eso?), sino que además Dios ha tenido que hacer previamente un milagro en ti, porque, como dice la Escritura, nadie puede decir que Jesús es Señor si no es por obra del Espíritu Santo.

No sé si estás casado, pero, si lo estás, deberías dar testimonio de eso (o del matrimonio de tus padres, tus abuelos o tus hermanos), porque el matrimonio sacramental es un milagro que no existe en el mundo ni en ninguna religión. El matrimonio católico es indisoluble porque el mismo Dios se ha comprometido en él, por una alianza con los esposos. En el sacramento, Dios ha forjado un matrimonio que no se puede romper más que con la muerte, algo que está más allá de las fuerzas humanas. Además, se ha comprometido a dar la gracia necesaria para que los esposos puedan amarse y dar la vida el uno por el otro hasta que la muerte los separe, incluso aunque el otro cambie, sea infiel, o llegue a odiarle o a pegarle. Esto es un milagro de Dios, porque es una participación en el amor de Cristo por la Iglesia, que es indestructible.

¿Conoces a monjas de clausura? Su vida es un milagro constante, porque han abandonado todo lo que, a los ojos del mundo, da la felicidad: el dinero y lo que el dinero puede comprar, la sexualidad y la vida de familia e incluso la propia libertad de decidir lo que vas a hacer. Humanamente, la pobreza, la castidad perfecta y la obediencia son maldiciones de las que hay que huir siempre y, sin embargo, ellas viven felices, mucho más contentas y alegres que los demás. Eso solo tiene sentido por un milagro, porque hay Alguien que las hace felices.

Lo mismo podríamos decir de mil presencias más de Dios a tu alrededor de las que puedes dar testimonio. ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios? Tú has recibido muchas veces el sacramento de la confesión y puedes hablar de ello. Como los Israelitas, que nunca se cansaban de contarlo, Dios te ha sacado de Egipto y te ha liberado de la esclavitud del Faraón. ¿Acaso no ha teñido tus labios la Sangre de Cristo y no te has saciado de su Cuerpo? Ese milagro es infinitamente mayor que el del maná en el desierto. ¿No tienes una Madre en el cielo concebida sin pecado original? ¿No posees un arma mucho más poderosa que las bombas nucleares que es la oración? ¿No has encontrado la santidad, la catolicidad, la unidad y la apostolicidad de la Iglesia en gente pecadora, tontorrona y a menudo molesta? ¿No te ha sacado o protegido Dios de infinidad de pecados que, sin Él, te dominarían y esclavizarían? ¿No has notado nunca en ti la fe, la caridad y la esperanza, que son virtudes teologales que solo puede regalar Dios y, por lo tanto, milagros? Tu vida está cuajada de milagros, en comparación con los cuales resucitar a un muerto o dar la vista a un ciego son meras minucias. ¡Claro que “has visto"!

A eso se une que en ningún sitio está escrito que solo puedas hablar de tu experiencia. Muchas veces, alguien te pide un consejo sobre un tema que no conoces bien y tú le cuentas lo que te ha explicado sobre ello tu hermano el médico, lo que hizo el fontanero cuando vino a tu casa o lo que le sucedió a un amigo tuyo. Pues bien, tienes a tu disposición las inmensas riquezas de vida y de verdad de la Iglesia, para que las aproveches. Cuenta anécdotas de los santos o regala libros sobre sus vidas. Estudia tu fe en el catecismo o en las obras de los padres y doctores de la iglesia, para que puedas explicarla y disipar los malentendidos sobre ella. Reza con la Escritura y aprende sobre ella. Lee buenos libros y buenas páginas de Internet y recomiéndaselos a todo el mundo, pon a la gente en contacto con un buen cura, vela por que tus hijos o tus sobrinos tengan cerca a buena gente cristiana.

Y, sobre todo, ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Ama a la Iglesia, que te ha dado a luz, y a Nuestra Señora, que el mismo Cristo te dio como madre. Habla de Dios, de la Iglesia, de la Virgen y de los santos y no habrá mejor testimonio que ese, porque lo que evangeliza es el amor, la fe y la esperanza que ponemos en lo que contamos. La fe, la esperanza y la caridad se transmiten por contagio, como dichosas y bienaventuradas enfermedades que nos enamoran de Cristo. Todos podemos evangelizar, porque la evangelización no consiste en hablar de nosotros, sino de Dios. Incluso cuando alguien cuenta una experiencia propia, lo que está haciendo es proclamar algo que ha hecho Dios.

Recuerda, simplemente, lo que ya mandó Dios a los israelitas: Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es un solo Dios. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. No importa tu torpeza o cuál haya sido tu historia, si hablas de Dios con fe estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado, Él se encargará de lo demás. Y, con su gracia, los hombres escucharán tus palabras, se sentirán atraídos y podrán creer, al ver a Dios en ti, porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

El mero hecho de verte queriendo evangelizar y frustrado porque pensabas que no podías hacerlo, a mí me ha evangelizado, me ha recordado lo verdaderamente importante y ha sido para mí un testimonio de fe. Así que gracias y mucho ánimo.

93 comentarios

  
Vladimir
"¿cómo puedo yo dar testimonio de la verdad si no la he visto?"
Talvez la clave, para comprender esto, radica en que LA VERDAD NO ES ALGO QUE SE VE, es algo que se conoce por otra vía, es una certeza que nos viene por gracia del Espíritu Santo, pero es de tal naturaleza, que podemos ser testigos de su realidad.
26/02/20 6:03 PM
  
RafaelC
Muchas gracias Bruno. Bendiciones.
26/02/20 6:29 PM
  
Percival
Y, sin embargo, la fe también apela a la razón y se sostiene dentro de ella, llevándola más allá de ella. Hay una sintonía y armonía experimentada de la Verdad con nuestra capacidad racional de verdad. Somos testigos de ese efecto armonioso dentro de nosotros: como que podemos percibir el acuerdo entre la verdad de nosotros y del mundo, y la verdad de la fe.
Y también respecto a los sentimientos que acompañan al creer: una "concordancia" entre los sentimientos, lo que creemos y lo que experimentamos interiormente (especialmente en la oración).
Y que eso nos acompañe y se desarrolle en nosotros año tras año, le da una consistencia que sólo puede venir de arriba. De esa consistencia también somos testigos...
26/02/20 6:35 PM
  
JUAN NADIE
Decía shcopenhauer, que hay un momento en la vida del hombre en el que este tiene una clara visión de lo Eterno.
Aunque nos hayan transmitido la Fe, hay algún momento, en que la hacemos nuestra no ya por costumbre sino porque la asumimos y la profundizamos. Es un conocimiento vital, y como diría San Pablo todo es perdida comparado con Cristo. Por eso lo enseñamos, porque es lo mejor que tenemos y queremos lo mejor para los demas.
26/02/20 6:36 PM
  
Javier
Es que para los que recibimos la fe desde chicos estamos un poco tibios .Distinto y se nota es el fervor que tiene los conversos. Envidia da ver algunos testimonios....
26/02/20 6:45 PM
  
Palas Atenea
Yo tengo por testigos de la verdad a mis familiares porque fueron ellos los que me enseñaron y me abrieron al misterio. Tampoco ellos esperaban "ver", en el sentido en que se plantea la pregunta, pero tenían la certeza de la Verdad.
Esa certeza que ellos que ellos tenían devolvió a esta tonta moderna, que se creyó más lista, a la Iglesia, y tal vez las oraciones de mi madre. Sí, las oraciones de mi madre.
¿Y qué es ver y qué es oír? Yo no oigo voces, se me ocurren las cosas con naturalidad. ¿Y por qué se me ocurren las cosas y, si van por el camino de Dios, siempre acierto?
Este domingo pasado intuí que la solemnidad de hoy, Miércoles de Ceniza, no iba a ser muy solemne en mi parroquia. Y "se me ocurrió" de repente: "Vete a Vitoria a la iglesia que tú sabes". Y hoy llovía, y, después de todo la cosa no tenía tanta importancia...pero he sentido una urgencia que me decía: "¡vete!". Y he ido. Y me he encontrado con una misa penitencial llena de gente mayor, de mediana edad y jóvenes, seria, severa, perfecta entrada en la Cuaresma. Y, cuando he salido, llena de propósitos de oración, limosna y penitencia, he sabido por qué tenía que estar allí.
¿Qué no es un milagro? Pues no lo será, pero yo encuentro capillas de Adoración en ciudades desconocidas, santuarios que desconocía en horas que no hay casi gente...últimamente Alguien me lleva y, cuando tengo que ir, siento que tengo que ir, Y, cuando llego al lugar, sé por qué me habían llamado allí.
26/02/20 6:51 PM
  
Luis Piqué Muñoz
El Testimonio no es sólo ni sobretodo Ver ¡Creemos generalmente en lo que No vemos, y no sólo en Religión sino en todo! El Testimonio es Amar ¡somos Testigos del Amor! ¡la Omnipotencia del Espíritu! ¡el Espíritu Santo! ¡Dios es Amor! ¡Qué mayor Testimonio! ¡No hay Amor más Grande que el que da la Vida por los Amigos! ¡Ese es el bellísimo y glorioso Testimonio de la Fe! ¡Viva la Fe! ¡Viva el Amor! ¡Viva Dios!
26/02/20 6:54 PM
  
Palas Atenea
Y está la petición que hice cuando murió mi madre: "Señor, no me dejes entre apóstatas y tibios ahora que te has llevado a aquella con la que yo hacía Iglesia". Y sin comerlo ni beberlo, y sin buscarlo aparecieron de la nada, o así me pareció a mi, aquellos con los que podía hacer Iglesia. ¡Dios sea loado!. A peticiones conforme al bien espiritual siempre me he encontrado con la respuesta del Altísimo. Cada vez me encuentro más en sus manos, cada vez tengo más "ocurrencias", cada vez intento hacer menos forzándome,,,¡hágase su voluntad!
26/02/20 7:06 PM
  
Roberto
El tema del post es muy interesante, yo también me he hecho múltiples veces esta pregunta, lo mío también es fe pura y dura, sin fenómenos carismáticos, ni revelaciones privadas.........y sin embargo se nos dice que es imprecindible la experiencia personal del encuentro con Cristo (no nombro citas de los últimos Papas); si que es cierto que hay momentos puntuales en la vida que "percibes" esta experiencia de manera mas notoria o intensa, pero en otras acontece la sequedad y el no saber. Cada uno estamos en un estadio evolutivo diverso y es bueno el saber reconocer con honradez en donde permanecemos y si vamos creciendo o nos instalamos y bloqueamos sin avanzar en la medianía o en zonas de confort falsas y engañosas.

Cada alma tiene su dinámica y camino, lo importante es no dejar de caminar, buscar, orar, rodearte de gente que te ayude; un buen acompañamiento espiritual personalizado, discernir cual es tu vocación y ser fiel a ella, y sobre todo no dormirte.........porque es fácil dormirte, y en el camino de la fe, pararte a la larga es retroceder, la vida está llena de trampas y tentaciones y renunciar a la lucha es acabar sucumbiendo.
26/02/20 7:20 PM
  
Héctor
Bruno; con tu respuesta a la pregunta que te hicieron, me hiciste recordar mi niñez, y mi adolescencia, ambas, ya lejanas. Eso me impulsó a escribir. Después, vi con agrado el comentario de Juan Nadie que confirma tu tesis al afirmar que "hay algún momento, en que la Fe la hacemos nuestra..." GRAN MILAGRO QUE SE VIVE EN PRIMERA PERSONA POR EL QUE SE PUEDE DAR TESTIMONIO, porque esa CERTEZA "que asumimos y profundizamos" nos es dada por la presencia inequívoca del Espíritu Santo en nuestras personas, que no es poco. Dios te bendiga a ti, y a tus lectores.
26/02/20 7:21 PM
  
Parmandil
Bruno, creo que Morla es un troll.
26/02/20 7:40 PM
  
Bruno
Parmandil:

Sí, ya he borrado su comentario, gracias.
26/02/20 7:41 PM
  
rastri
Interesante la pregunta ciertamente;

Y vaya la mía: en extracto, sin mucha literatura. Hace como 50 años ya; que dentro de mí, como si fuera yo quien lo pensaba y lo oía, en mi fuero interno oía y me gustaba, mentalmente platicar con "Alguien" que me decía cosas del saber que ni yo sabía ni tenía porqué saber; Y hasta tal punto fuera este platicar que no solo me decía que mi persona estaba notablemente mentada en el libro de la Biblia; Y que como yo le dijera que nunca había abierto este libro; él me invitaba a que fuéramos los dos a ver dónde y cómo en la Biblia aparecía mi persona. Y como yo aceptara la invitación, otro día me dijo, -bien vamos.- pues vamos le respondí. Y fuimos, al menos yo físicamente. Y una vez en la biblioteca, y yo con el libro en cuestión; -he decir que no se me ocurrió pensar que dónde y cómo iba yo a saber de mi en aquel libro de por lo menos 500 o 600 páginas- El caso fue que tomando el libro, y yendo a una mesa de las que allí había; me senté. Y fuera que el libro se me cayó de las manos y quedó abierto en la mesa; fuera que yo instintivamente abrí el libro; el caso fue que empecé a leer que lo que yo en aquella página veía; y leía, qué y como el "yo paranoico" y el yo persona, en extraño diálogo lo habíamos ya comentado.
Ciertamente me asusté mucho por lo que leí y me dije que con más calma tenía que seguir leyendo este libro. Y lo sigo leyéndolo con un pero que muy grande provecho para mi
Y como la cosa no quiero alargarla, diré que el susodicho"Alguien" con quien yo hablo muy a menudo era y es mi buen amigo; mi Ángel de la guarda con quien yo suelo tener mis provechosas paranoicas pláticas.




26/02/20 7:44 PM
  
Bruno
Percival:

"Hay una sintonía y armonía experimentada de la Verdad con nuestra capacidad racional de verdad. Somos testigos de ese efecto armonioso dentro de nosotros: como que podemos percibir el acuerdo entre la verdad de nosotros y del mundo, y la verdad de la fe.
Y también respecto a los sentimientos que acompañan al creer: una "concordancia" entre los sentimientos, lo que creemos y lo que experimentamos interiormente (especialmente en la oración)."

Claro, y eso se debe a un hecho maravilloso: Cristo es la Verdad. Cuando damos testimonio de la verdad, estamos dando testimonio de Cristo y, cuando nos encontramos con ella es con Cristo, con quien nos encontramos. Por eso existe el octavo mandamiento. Por supuesto, cuanto más profunda e importante es una verdad (especialmente las de fe y en particular el Kerigma), más claramente refleja el rostro de Cristo, pero en todas las verdades, hasta las más pequeñas, hay un destello de su ser y nos encontramos con Él.
26/02/20 8:27 PM
  
Bruno
Roberto:

"pero en otras acontece la sequedad y el no saber"

Es que la sequedad y el no saber también son experiencia de Dios. Es la misma experiencia de los discípulos en el huerto de los Olivos o en el Calvario: tenían a Dios ante sus propios ojos, pero experimentaban esa presencia en medio de la oscuridad, el cansancio y el miedo.

Cuando experimentamos la acción de Dios no necesariamente somos conscientes de ello. De hecho, no existe absolutamente nadie en el mundo que no haya experimentado la presencia de Dios, porque el mismo hecho de existir es experimentar esa presencia, ya que es el propio Dios quien nos mantiene cada segundo en la existencia. La diferencia no está entre los que tienen experiencia de Dios y los que no tienen esa experiencia, sino entre quienes entienden, acogen y proclaman esa experiencia y los que la niegan o la confunden con cualquier otra cosa. En Él vivimos, nos movemos y existimos.
26/02/20 8:32 PM
  
Luis Z
Interesantísimo, gracias. Con frecuencia me he preguntado eso mismo, especialmente al estar en un ambiente académico. Casi nunca comento porque aquí muchos (no todos) me dan cátedra, gracias por ello.
Lo que yo he supuesto es que la fe, como el amor, es una decisión. Decido creer («Porque solo Tú tienes Palabras de Vida Eterna»). Decido amar a Dios. Y puesto que Dios es Amor, sé que la decisión de creer viene apoyada por Dios. Y parte de su apoyo es la capacidad de ver esos milagros, y de ellos dar testimonio.
(No leí todos los comentarios, no cuento con mucho tiempo, quizá esto que dije ya lo comentaron... o quizá solo digo burradas. Perdón por eso.)
26/02/20 8:41 PM
  
Tannhäuser
Interesante pregunta e interesante reflexión al respecto que con tu permiso copio en Twitter, porque creo que puede hacer mucho bien a quien la lea.
26/02/20 9:10 PM
  
Bruno
Herr Tannhäuser:

Será un honor.
26/02/20 9:37 PM
  
Mariasol
Yo encuentro la dificultad cuando digo que la Religión Católica es la verdadera porque así lo dijo el mismo Cristo: tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Pero alguno me dice que eso es un círculo cerrado porque el decir que la fundó Jesucristo, el Hijo de Dios, no me asegura que es la verdadera. Y ya no sé combatir o dialogar y me quedo con mi fe pero no sé razonarla ante los demás.
¡Cuánto me gustaría que me ayudaran!
Muchas gracias
26/02/20 10:44 PM
  
Javier
Pange, lingua, gloriosi
corporis mysterium,
sanguinisque pretiosi,
quem in mundi pretium
fructus ventris generosi
rex effudit gentium.

Lo sobrenatural existe. Yo creo sin haber visto, pero con mayor certidumbre creo en lo que no he visto que en lo que he visto, los ojos del alma y todos sus sentidos no pueden engañar. La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo y ya no fueron necesarios ojos ni manos para ver o para tocar, y así todo el que vea al Hijo verá al Padre. Yo doy testimonio de ello, y sin verlo con mis ojos que han de corromperse y resucitar, porque todo el que creyó vivirá. Ninguno puede ver, ni creer, ni amar, si el Padre no lo quiere ... «Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere.» «Y serán todos enseñados por Dios».

___________________________VINCEMMO, VINCEREMO. ✠
27/02/20 12:21 AM
  
Makabusa
En un evento de jóvenes yo preguntaba algo similar "¿Cómo encontrarse con Cristo? En la vida cotidiana, es muy difícil..."
La respuesta que me atravesó el corazón:
"Cómo que no te encuentras con Cristo? Lo difícil es no encontrarse con Él. Todo habla de Él. ¡¡¡SI TE LO COMES!!!!"
Dios ha hecho grandes cosas en cada una de nuestras vidas, sólo nos falta pedir humildemente el Espíritu Santo para verlo.
También en la oración.
Estás con Jesús. Es el que te espera en el Sagrario, el que te habla en su Palabra, el que te ama en los hermanos, el que te conoce profundamente y te quiere como eres...
27/02/20 12:25 AM
  
Makabusa
Me di cuenta de su presencia entonces pero si 23 años después sigo en la Iglesia es porque cada día alimento mi fe: en mi Comunidad Neocatecumenal, en la comunión de hoy ( me lo sigo comiendo), en la oración, los sacramentos...
27/02/20 12:32 AM
  
Rubén (de Argentina)
@Mariasol:

Pero alguno me dice que eso es un círculo cerrado porque el decir que la fundó Jesucristo, el Hijo de Dios, no me asegura que es la verdadera.
En este sitio hay participantes con mucho conocimiento, que más que probablemente te habrán de dar una respuesta mejor que la mía, pero si aceptamos que Jesucristo es el Hijo de Dios, entonces ¿puede Él hacer y obrar algo que no es verdadero? Si se concede que a la Iglesia la fundó Cristo, y que Cristo, como Hijo de Dios, no puede hacer nada imperfecto, entonces la Iglesia por Él fundada necesariamente tiene que ser verdadera. ¿Y qué otra Iglesia conocemos que tenga dos mil años de antigüedad? ¿Y qué otra Iglesia conocemos que enseñe lo mismo que enseñaron los primeros cristianos (los discípulos de los apóstoles, y los discípulos de estos, los llamados "padres apostólicos", los "padres apologistas" y los "padres de la Iglesia")? Quien te diga que la Iglesia Católica no es la verdadera, dile pues que lea, por ejemplo, las Cartas de San Ignacio de Antioquía, o el tratado de San Ireneo de Lyon "Contra los Herejes" para que vea y entienda que enseñaban los primeros cristianos y que enseñó la Iglesia siempre (aún cuando algunos de sus miembros actuales quieran abatir su doctrina milenaria).
27/02/20 12:33 AM
  
Rubén (de Argentina)
@Mariasol:

Y no olvides lo que dijo San Pablo en 1 Timoteo 3,15: "la Iglesia es columna y sostén de la verdad". Y todas las Iglesias protestantes, lo que sostienen es que la verdad no está en la Iglesia sino en la Biblia. Pero la propia Biblia dice que la verdad está en la Iglesia. Si Lutero hubiera reconocido que en la Iglesia está la verdad, entonces no se hubiera separado y no hubiera dado comienzo a todas las falsas iglesias que nacieron con posterioridad a partir de ese cisma.
27/02/20 12:39 AM
  
Jordi
Para mí, que se deje de filosofías y a darle con el mazo al malo:

1. Haz oraciones de liberación a personas, grupos y lugares: "¡En el nombre de Jesucristo, espíritu maligno, vete!"

2. Pide ayuda directa y expresa a las almas purgantes, previa liberación de 1.000 de ellas y encomendarlas una misión: "Padre, te ofrezco la Sangre de Jesús, junto con todas las misas del mundo entero, para las almas del purgatorio".

3. Usar de una de las oraciones más poderosas, de Kowalska, dirigida a una persona, la salva: "Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confio."

4. Ofrenda de los méritos de Nuestro Señor, recitada todas las noches, evita el purgatorio:

- En expiación de todos los pecados que hubiese cometido hoy y durante toda mi vida. Gloria Patri etc.

- Para purificar 'el bien que hubiese hecho mal' hoy y durante toda mi vida. Gloria...

- Para suplir 'el bien que hubiese podido hacer y por negligencia no he hecho' hoy y durante toda mi vida. Gloria...

5. Para la salvación de pecadores:

¡Oh, Jesús, Redentor del hombre!, que tanto sufriste por el amor y la salvación de los pecadores, sabiendo que no todos iban a aceptar tu Sacrificio...

Yo quiero unirme a esos Tus sentimientos de Amor, de Perdón y Misericordia, y pedirte en este día la salvación de mil pecadores por cada latido de mi pobre corazón, unidos a los latidos del vuestro y a los del Corazón Inmaculado de María, vuestra Santísima Madre y nuestra, que nos disteis al pie de la Cruz.

Os lo suplico, por vuestra Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia. Amén

6. Estar abierto al ángel de la guarda, María, José, los santos, pedirles cosas y oírlos, es decir, ejercer la comunión de los santos.

7. Usar de los sacramentales: reliquias, agua, aceite y sal bendecidas y exorcizadas.

8. Usar de la armadura de Efesios VI.

Hay una guerra a muerte contra el demonio, no contra personas. Los españoles somos guerreros místicos, luchamos contra espíritus del mundo y del aire.
27/02/20 12:50 AM
  
Osvaldo
Sin deseos de ser tajante, creo que solo bastan 2 momentos o experiencias en la vida de fe:un primer encuentro con el Amor y un segundo posterior en el tiempo que confirma el primero. Si hay algo más, bendito el Señor, pero no son por así decirlo imprescindibles. Con eso basta para que nuestro corazón, herido de amor, salga en búsqueda del Amado. Si el Señor nos llamó a la Fe, por el camino que sea , dar testimonio de esto se transforma en la única manera de acercarnos a El.
27/02/20 3:24 AM
  
Ecclesiam
«Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, como Salvador del mundo»
I Juan 4, 14

Oye y atiende bien, dice «hemos visto», pero, ¿acaso es con los ojos corporales con que vieron? Me dirás que sí, pues ellos son los que comieron y bebieron con Jesucristo, antes y después de su Resurrección.

Pues bien, te equivocas, y atiende bien lo que dice la Escritura. Fíjate lo que dice sobre los malos, ellos «aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán» (Lc 16, 31) ¿Cómo pueden conocer que resucitó un muerto? Por el testimonio de los sentidos. Pero, ¿no te das cuenta que, aunque sean testigos, no creerán?

Sígueme todavía un poco más. Mira a los discípulos de camino a Emaús que «mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran» (Lc 24, 15-16) ¿No ves cómo el testimonio de los sentidos no le sirvió de nada para reconocer al Resucitado? ¿Quieres más confirmación que los sentidos solos no sirven para conocer a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre? Mira a santa María Magdalena, quién estaba ante el sepulcro, cuando «se dio vuelta y vio a Jesús allí, de pie, pero no sabía que era Jesús» (Jn 20, 14) ¿No ves cómo le ve a Jesús, pero no le reconoce?

Ahora, atiende por última vez. Cuando Pedro y Juan van al sepulcro de Cristo, tras la noticia de que había resucitado, llegó primero Juan y después Pedro, pero es éste último quién primero entra y después «entró también el otro discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó» (Jn 20, 8) ¿No te das cuenta cómo, sin ver a Jesús Resucitado, la Escritura nos dice que Juan creyó? ¿En qué creyó, sino en la Resurrección de Cristo?

Por lo tanto, conocer a Cristo Resucitado, y ser testigos de Él, no es tanto una obra de los sentidos, como de la fe, fe que ilumina la inteligencia.

Por ende, también nosotros, aunque no tenemos el testimonio de los sentidos, sin embargo, tenemos el testimonio de la fe, por lo que, si creemos que Cristo resucitó, también nosotros conocemos y hemos visto su Resurrección, no con los ojos corporales, sino con los ojos de la inteligencia iluminada por la gracia de la fe.

Así, pues, también nosotros somos verdaderos testigos de Cristo, y es de este modo en que se cumplen sus Palabras: «seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hch 1, 8).

Sí, somos verdaderos testigos de Cristo, porque «hemos visto [con los ojos de la fe] y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, como Salvador del mundo» (I Jn 4, 14)
27/02/20 3:52 AM
  
JSP
1. Dejemos el relativismo aparcado a un lado. La fe no es una cuestión de opiniones (subjetivismo). ¿Cómo conocemos el pasado si no se puede reproducir en un laboratorio, la máquina del tiempo es imposible para viajar al pasado,? Pues por testimonio humano.
2. La fe cristiana se basa en el testimonio de hechos históricos, no en un cuento de hadas. Por lo que es fundamental tener claro qué significa fe y qué es un hecho histórico.
3. Definición de fe: youtube => padre manuel carreira definición de fe para un católico.
4. Definición de hecho histórico: registro oral y/o escrito de un suceso o acontecimiento presenciado por testigos directos que lo transmiten sin error, de forma digna, porque saben lo que dicen y dicen lo que saben.
5. ¿Y cómo se que ese testimonio es verídico? Pues porque existen pruebas humanas, no puede haber contradicción al mismo tiempo y desde un mismo punto de vista de una misma cosa identificada y se da una razón suficiente. En el caso de la fe cristiana: ¿Jesús es una persona real?; ¿Tenemos el testigo de los Evangelios y el Depósito de la Fe desde el primer Papa hasta el actual?; ¿Los Apóstoles dieron razones suficientes de Jesús, de sus milagros y Resurrección, incluso dando la vida por ello? Nadie abandona todo y entrega la vida por una mentira. Y es un testimonio racional decir incluso lo que no se entiende, pero lo han presenciado todos como indica San Pablo con los 500 hermanos y él mismo. ¿Saulo de Tarso de perseguir y matar a los cristianos a Apóstol de los gentiles por una mentira?
6. El 99% de lo que conocemos es recibido por Fe divina o fe humana. El 1% restante es por experiencia propia y el raciocinio de esa experiencia. Un átomo no lo verá nunca el ojo humano y damos crédito a lo que explica el profesor de física, porque esto es lo que nos diferencia de los animales. Los animales actúan siempre por ese 1%.
7. Ejemplos: Sócrates, Alejandro Magno, Julio César, Cristóbal Colón, los Reyes Católicos, mis tatatatatarabuelos, la ciudad de New York, etc. Ninguno he presenciado de forma directa, lo se únicamente por testimonio humano. Como dice N.S. Jesucristo: "dichosos los que creen sin haber visto."
27/02/20 9:33 AM
  
rastri
Personalmente, yo jamás he visto nada sobrenatural, mi creencia se basa exclusivamente en la fe. El problema es ¿cómo puedo yo dar testimonio de la verdad si no la he visto?


En mucho me temo que la fe de éste es como la del carbonero, muy negra y tan negra que ni de día en plena nieve la ve.

Amén de que haya gente que no ve la fe ni aunque le pongan un microscopio de cien mil aumentos.

Otros hay que nacen ciegos, imposibilitados por principio origen de su genética para ver, qué es y en qué consiste eso que llaman a fe en lo sobrenatural se entiende.
Y claro solo pueden dar fe y testimonio de su fe en lo temporal, que suele ser el sentimiento instinto animal pasional por lo que día a día se respira, se bebe, se come; Y se excreta.

27/02/20 11:12 AM
  
Miguel Hinojosa
Hay una encíclica que explica muy bien estas cuestiones que es la Dei Verbum haciendo referencia como no puede ser de otra forma a la historia de la salvación.

Además el ser humano es un ser transcendental por naturaleza.

El ser humano no se guía por instintos como los animales. Un acto como el comer implica compartir, familiaridad etcétera. También podemos decidir ayunar a diferencia de estos.

Tenemos consciencia y somos conscientes de nuestra existencia. El deseo de bien, de justicia, de felicidad, de infinito nos remite a una realidad superior.

La historia de nuestros hermanos mayores en la fe, los judíos son un claro testimonio de la presencia de Dios en la historia. Qué sólo se explicar desde una presencia verdadera de Dios. único pueblo monoteísta frente a la multitud de pueblos vecinos que tenían varios dioses. (Egipcios, Asirios, Persas,Babilónicos etcétera)...


El muro de las lamentaciones también es una especie de prueba de que existió el templo de Jerusalén, el rey Salomón etcétera. Lo mismo que la estrella de David que simboliza las doce tribus de Israel.

Los cristianos aparte tenemos los cuatros evangelios, que aplicándoles una serie de criterios como el de atestiguación múltiple, es decir que un mismo suceso se halla narrado por diferentes autores. Como por ejemplo el bautismo de Jesús que explica la importancia de este acontecimiento y lo que ello implica.

1.Jesús se acerca para ser bautizado. Juan el Bautista y Jesús cumplen el proyecto de salvación de Dios inscrito en la creación que se hace presente a través de un elemento como es le agua y que implica gratuidad.

2.Jesús es bautizado. El bautismo prepara para recibir el Espíritu Santo y llevar a cabo la misión.

3.El cielo se abre. Se rompe la dificultad creada por el antiguo pecado y comienza la era mesiánica.

4.El Espíritu desciende en forma de paloma. La economía de la salvación se hace presente, afecta a toda la creación y marca el final del castigo, comparación con el relato del diluvio universal.

5.Voz del cielo. Que proclama una unción mesiánica real.

El bautismo se convierte en el signo de la nueva alianza (nueva circuncisión). Por la cual uno es insertado en a pasión, muerte, y resurrección de Cristo y se convierte en miembro del pueblo de Dios y se compromete a vivir su fe.

Criterio de discontinuidad. Cuando los dichos y hechos de Jesús rompen con lo establecido de la época etcétera.

Por último tenemos los testimonios de diversos autores como Flavio Josefo, Plinio el joven etcétera,
27/02/20 12:53 PM
  
Argia
"¿no es deshonesto (exagerando un poco el término) decir que doy testimonio de la verdad cuando no he sido testigo de esa verdad ?"

No se si mi respuesta es demasiado simple, pero Jesus, no dijo que dieramos testimonio de la verdad, sinó que creamos en El y que prediquemos el evangelio. El que da testimonio de la verdad es El con su vida.
27/02/20 1:18 PM
  
Miguel Hinojosa
Viendo este articulo y el que acaba de subir don Jorge, Yo creo que nos falta formación religiosa, Ya que tenemos una fe superficial. Por poner un ejemplo todos acudimos a los sacramentos pero muy pocos saben lo que es un sacramento y como ha evolucionado su concepción. Desde desde Tertuliano, San Cipriano, San Agustín, Santo Tomas de Aquino, Hugo de San Victor, Lutero, Trento, Post Trento, Siglo XX o el Vaticano II.

Por no hablar de la causa, eficacia y sujeto del sacramento. La causa instrumental, la disposición del sujeto o el carácter y sujeto del sacramento.

Yo tengo la suerte de que estoy estudiando ciencias religiosas y en ese sentido me acerca más a Dios, Porque aunque no soy capaz de ver a Dios directamente, el testimonio de estos grandes santos, sus escritos y demás me ayudan muchísimo.

La formación es una tarea pendiente que en otras religiones como el judaísmo lo tienen más presente. Ya que muchos hombres se dedican al estudio de la Toráh y el Talmud judío.

Siendo cristiano laico es super difícil poder dedicarse al estudio de la Biblia, los santos y los padres de la iglesia y vivir de ello a menos que seas sacerdote.





27/02/20 1:32 PM
  
Palas Atenea
Miguel Hinojosa: Te sorprendería saber la formación que tenían los laicos con poca formación, valga la redundancia. Si Jesucristo quiso que la Fe en Él se transmitiera tuvo que contar necesariamente conque la mayoría de los creyentes no iban a estudiar ciencias religiosas. Es más, la Fe se transmitió por personas que carecían de ese conocimiento, y se transmitió muy bien. Lo que falta no es eso, falta el clima que facilita la transmisión que en otros tiempos había.
De hecho yo tengo amigos católicos "pata negra" (me refiero a que frecuentan los sacramentos, oran, siguen el calendario litúrgico, etc...) cuya formación es excelente, pero en materia de Fe no veo que sea mayor ni menor que la que tuvo mi familia, mucho menos doctos.
27/02/20 1:42 PM
  
Anacoreta
Qué gran testimonio, Bruno, gracias.Y gracias por todo el bien que puedes hacer con tu experiencia. Como tú y otros amigos del blog, yo he palpado la fe en mis mayores; crecí en el mismo entorno espiritual de fe y amor que narras. Soy lo que soy por la fe que me trasmitieron mis seres queridos; su experiencia estaba vinculada con la realidad, eran personas integras donde el amor flotaba en el aire del hogar, de la familia. Y unicamente eres consciente de esa realidad cuando la perspectiva del tiempo te trae las imágenes del rezo fervoroso del Rosario al caer la tarde, los actos litúrgicos y devociones varias, contemplados desde los ojos inocentes de la infancia; la oración de la noche, palpas que es real porque era completamente imposible irte a dormir sin dar gracias a Dios por el día que termina, y pedir perdón por las travesuras o desobediencia a los padres y profesores. Doy gracias a Dios por haber recibido todo eso desde un autentico y verdadero amor, que formó poco a poco, y sin ser notado, mi futura vocación de entrega total a Dios con la alegría de saber, que no podría haber sido otra cosa que lo que soy. Consagrados para Dios, amor único, amor pleno, aquí y en la eternidad. Pues solo Dios es la Verdad que constato porque traspira por mis poros. Enamorados de Dios en medio de un mundo que ha perdido el sentido de la trascendencia; pero donde Cristo tiene un lugar para su trono en nuestros corazones.
27/02/20 2:10 PM
  
Luis López
Cuando te das cuenta de lo que Jesucristo ha hecho por tí (sí, por tí, no por la abstracta humanidad), huelgan más pruebas.

De hecho, es tras mi conversión -impulsada por un hecho muy concreto y nada milagroso- cuando verdaderamente me he instruido en la fe, he comprobado la veracidad de la Biblia y la autoridad de la Iglesia, y he descubierto que hay un montón de evidencias de que lo que creo, es sencillamente la Verdad. Pero eso es posterior, lo más importante es que Cristo te llame. Y tú le respondas.

No necesito milagros, el gran milagro es que Cristo haya transformado y mi alma como lo ha hecho.
27/02/20 2:22 PM
  
Palas Atenea
Alguna correspondencia que se dirigieron los cristeros, hombres de pocas letras porque la mayoría eran gente del pueblo, indican que no tenían la menor duda sobre la Transustanciación. Cualquier teólogo ilustrado se podía plantear eso, pero ellos no. De ahí que para ellos las hostias consagradas había que defenderlas porque eran la Carne y la Sangre de Cristo. Es decir, su adhesión al Credo no era una mera formalidad, creían cada una de las palabras que decían. Es decir, los sustancial de la Fe lo tenían metido en el tuétano. De ahí que un niño como San José Sánchez del Río mostrara una actitud tan firme, la actitud de un mártir. Eso no se improvisa.
27/02/20 2:33 PM
  
Luis López
Y añado algo importante. Fui bautizado al nacer, mis padres me educaron en la fe católica y asistí a un colegio católico. Pero mi formación doctrinal era pésima, sin duda por culpa mía. Hasta mi conversión, la fe no atravesaba mi alma sino simplemente me acompañaba, como un ropaje más cultural más que otra cosa.

Cristo tocó primero mi corazón, y luego mi cabeza. No puede haber fe sin corazón, pero tampoco fe sin cabeza.
27/02/20 2:38 PM
  
JSP
Ante la necesidad de evangelizar la confusión que hay y para dar razones de nuestra esperanza en la vida eterna expongo:

1. Para / rastri / que hace una buena síntesis de tal confusión: "Personalmente, yo jamás he visto nada sobrenatural, mi creencia se basa exclusivamente en la fe. El problema es ¿cómo puedo yo dar testimonio de la verdad si no la he visto?"
2. / rastri /, en su afirmación y pregunta entra en contradicción, por lo que tiene razón cuando dice que no puede dar testimonio de la Verdad. ¿Por qué?
3. Ha de entender que la Fe, resumidamente, es conocimiento de un tiempo pasado recibido de otro que es la Verdad misma o testigo que "sí ha visto", incluso lo que no entiende: muerto en Cruz y después vivo; confianza en ese testimonio y aceptación libre, se da por cierta la información recibida, natural o/y sobrenatural; y es participación o injerto de divinidad de principio activo, fe por el Bautismo, para ser imagen de Cristo ante Dios Padre por medio del Espíritu Santo.
4. Contradicción: (a) Cuando la creencia se basa exclusivamente en la fe implica que se es protestante, sola fidei, y claro, uno se cree hasta los cuentos de hadas, aunque no haya visto nada "sobrenatural".
5. El hombre es un animal racional. El católico cree por fe y razón.
6. Contradicción: (b) si se cree por fe lo que otro me dice es porque me lo ha demostrado, visto, razón, si es la fuente primera o porque a su vez lo ha recibido de igual forma. Entonces, si repito sin error lo que acepto es como si lo transmitiera la fuente primera. Y el Carpintero de Galilea demostró que es el Hijo de Dios, Fuente primera, a los testigos directos, si no nadie hubiese creído ni dado la vida por Él. Y máxime por un condenado por blasfemia por el sumo sacerdote y el Sanedrín del Templo, condenado a muerte por Roma como un malhechor y por ser un maldito de Dios que cuelga del madero. Los Apóstoles estaban escondidos, atemorizados y perdieron la fe. La recuperaron por la plenitud de la Fe divina: la Resurrección.
7. Por tanto, el problema que plantea / rastri / no es tal porque si creo algo demostrado a través de un Obispo, sucesor de los Apóstoles, o de un profesor de Física, fe y razón, no tengo que demostrar nada para dar testimonio de mi esperanza o de mi conocimiento, somos luz y sal en el mundo, porque desde la fuente primera, Cristo Jesús (sobrenatural y natural) o Albert Einstein (natural), hasta mi, ha llegado sin error por fe, Iglesia Católica o Facultad de Física. Así, pues, tiene / rastri / razones para dar en el Sacramento de la fe, pues Cristo es la razón de nuestra esperanza en la vida eterna.
27/02/20 4:00 PM
  
Luis Fernando
Dos cosas que conviene tener en cuenta:

1- La gracia no anula la naturaleza, sino que la perfecciona.

2- El testimonio personal, si es que se camina por los senderos de la gracia, es bueno, necesario, conveniente, etc. Pero la fe viene por el oír la Palabra de Dios.
27/02/20 4:32 PM
  
Carlos
Era difícil, pero creo que hoy se ha superado, Bruno.

Muchas gracias.
27/02/20 4:52 PM
  
JSP
Para Luis Fernando:

1. Defina gracia y naturaleza para saber de qué hablamos.

2. Como dice San Pablo, si nadie habla de Cristo Jesús ¿cómo va a entrar la fe por el oído? El testimonio no es personal, personal es cuando se es la fuente primera. Y la Palabra de Dios no la transmite el Verbo encarnado sólo hace + de 2000 años. Para ello funda Su Iglesia y nos dice Mateo 18, 20.
27/02/20 5:49 PM
  
Luis Fernando
JSP, léase la Summa de Santo Tomás y sabrá de qué hablo.
27/02/20 5:53 PM
  
Nestor
Por lo que he podido leer, el análisis del acto de fe ("analysis fidei") es una de esas cruces que la misma fe hace que los teólogos lleven gozosamente.

Porque se trata de coordinar dos fuentes distintas de nuestra certeza de fe: los motivos racionales de credibilidad y la autoridad de la Palabra de Dios como tal, que es de orden sobrenatural.

Nuestra fe no se basa inmediatamente en el conocimiento de los sentidos, pero sí mediatamente, porque se basa en el testimonio ocular de los Apóstoles, y en las razones que tenemos para aceptar la autenticidad del mismo.

Eso por lo que toca al elemento racional y natural, pero la fe, como virtud sobrenatural que es, no puede apoyarse en última instancia en motivos humanos, sino en lo que los teólogos llaman la "Veritas prima in dicendo", es decir, la misma Verdad Primera, Dios, en tanto que nos habla y se nos revela mediante su Palabra.

Obviamente que nosotros necesitamos esos motivos racionales de credibilidad para que nuestro asentimiento a la "Veritas prima in dicendo" sea conforme a nuestra naturaleza humana racional.

Bajo este segundo aspecto, el nuestro es un testimonio "sui generis", pues no se basa en el conocimiento ocular, sino en la fuerza de la Palabra de Dios, que es viva, eficaz, y tajante como espada de dos filos, como dice la Carta a los Hebreos.

Saludos cordiales.
27/02/20 6:23 PM
  
Nestor
En cuanto a la pregunta de Mariasol, me parece que una forma práctica de plantear el tema es la siguiente:

1) Existe el cristianismo, y es un hecho histórico inmenso y bastante extraño, que debe ser explicado.

2) Más aún, el cristianismo es un hecho humanamente improbable, que sería mucho más lógico, ateniéndonos a lo meramente humano, que no se hubiese dado. En efecto, se trata de creer nada menos que en la Encarnación de Dios y en su muerte en cruz y Resurrección de entre los muertos, y de aceptar la moral más pura y exigente que existe. No es, humanamente hablando, lo más apropiado para lograr una adhesión multitudinaria y duradera.

3) Sobre todo hay que explicar el origen mismo del cristianismo, ya que Jesucristo murió crucificado, y a partir de ahí, lo lógico habría sido que sus seguidores se fueran para su casa y nunca más hablaran de él, pues habían creído que era el Mesías de Dios, salvador de Israel. Cfr. los discípulos de Emaús en San Lucas.

4) Sin embargo, salieron por todo el mundo a anunciarlo como Mesías, sabiendo que lo más probable era que los matasen, como efectivamente sucedió con muchos de ellos.

5) Eso hace que la explicación más sensata y razonable del origen de la fe cristiana sea precisamente la que da el Nuevo Testamento: la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Sólo esto pudo sostener la fe de los apóstoles en Aquel que ellos habían visto crucificado, muerto y sepultado, y darles una convicción a prueba de martirio.

6) Pero si Jesucristo resucitó, entonces es efectivamente lo que según el Nuevo Testamento Él dijo ser: el enviado definitivo de Dios a los hombres. Porque sólo Dios puede resucitar a un muerto, y que Dios lo haga con Jesucristo en las circunstancias en que ello ha ocurrido, es como que Dios ponga la firma sobre todo lo que Jesús ha dicho de Sí mismo y de su misión.

7) Con esto se fundamenta que Jesucristo es efectivamente el Mesías de Dios enviado a todos los hombres. Por lo que toca a la Iglesia Católica, para abreviar una materia que es bastante larga, baste observar que según el Nuevo Testamento efectivamente Jesucristo ha fundado una Iglesia, que la ha fundado sobre Pedro, que también los Apóstoles, según la Carta a los Efesios, son parte de ese fundamento de la Iglesia de Cristo, que los Apóstoles ya instituyeron sucesores como se ve por el mismo Nuevo Testamento (Cartas a Tito y a Timoteo), que en la Iglesia Católica sólo un Obispo puede ordenar a otro Obispo y que si vamos atrás en línea de sucesión de cualquier Obispo actual llegamos a los tiempos apostólicos, que según los testimonios de la tradición cristiana San Pedro murió en Roma como primer Obispo de la comunidad cristiana que había allí, que los Papas son los Obispos de Roma y que su línea sucesoria lleva hacia atrás directamente a San Pedro, que Jesucristo prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre su Iglesia, y la Iglesia Católica ya lleva 20 siglos de existencia desde aquel entonces, que todas las otras formas de cristianismo que hay hoy día en el mundo proceden de la Iglesia Católica, pues los ortodoxos orientales se separaron de ella recién en 1054, y los protestantes en 1521, digamos, con Lutero, del cual proceden todas las comunidades protestantes actuales.

Y muchas otras cosas más, algunas de las cuales ya se han dicho aquí y otras que podrán ser agregadas.

Y por supuesto que todo esto puede ser profundizado y detallado hasta tomar la forma de gruesos volúmenes.

Saludos cordiales.
27/02/20 6:47 PM
  
Rubén (de Argentina)
@Miguel Hinojosa:

La historia de nuestros hermanos mayores en la fe, los judíos son un claro testimonio de la presencia de Dios en la historia.
Miguel comparto todo lo que dijiste en tu comentario y vaya que la historia de los judíos son un claro testimonio de la presencia de Dios en la historia. Pero eso de que los judíos son nuestros "hermanos mayores" en la fe, fue una de las citas desafortunadas de Juan Pablo II. Los judíos podrán ser nuestros hermanos, pero no en la fe. Porque para serlos, primeramente deberían estar bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Solo así, a través del bautismo, nos revestimos del Espíritu Santo y nos hacemos hijos adoptivos de Dios (y de hecho, tú mismo haces notar esto en el resto de tu comentario). Por eso, en tanto y en cuanto los judíos no se conviertan en masa al catolicismo (como está profetizado) no podremos llamarlos "hemanos en la fe". Lo que por supuesto no quita que deban ser tratados con el mayor de los respetos y consideración. Un saludo.
27/02/20 7:03 PM
  
Luis Fernando
Los actuales judíos que profesan la religión talmúdica, que no es la religión judaica en tiempos de Cristo, no sólo no son hermanos en la fe sino que deben ser objeto de proselitismo evangelizador.

Dicho lo cual, no es ese es el tema del post, así que ruego disculpas
27/02/20 7:14 PM
  
JSP
Para Nestor:

1. Evangelizar es transmitir por fe humana la Palabra de Dios y la Encarnación, Milagros, Muerte y Resurrección como hechos históricos de Jesús. Es acto de fe del evangelizador.
2. Jesús es Persona divina. Palabra de Dios encarnada o Verbo de la Vida encarnado. En Jesús no existe fe humana porque Él es el único que conoce al Padre y Dios nuestro. Jesús no tiene acto de fe.
3. Fe divina es la Palabra de Dios en el A.T. transmitida por fe humana por los profetas y testigos.
4. Fe divina es el Testimonio Personal de Jesús con pruebas humanas en los Evangelios (racional aunque no se entienda que de la vista a un ciego de nacimiento). No acto de fe de Jesús. El acto de fe es del ciego curado y de los testigos oculares. Nuestra fe católica se basa en lo que testimonian los Apóstoles: tocamos, vimos y oímos, fe y razón.
5. Fe divina es el Testimonio de Jesús resucitado. No acto de fe de Jesús. Acto de fe de Saulo de Tarso, los mismos Apóstoles y los 500 hermanos. Y todas las revelaciones privadas.
6. Fe divina es la Palabra de Dios en la santa misa en el Ambón y en la sagrada mesa. Acto de fe del sacerdote y de los feligreses. ¿El oído es un sentido humano en el Sacramento de la fe?
7. Por tanto, el acto de fe es la segunda parte de la Fe, la primera es el oído y la tercera es pedir el Bautismo, principio activo para regresar a la Casa del Padre y Dios nuestro. El bebé bautizado no hace acto de fe, lo hacen sus padres, padrinos y sacerdote. Por lo que, son los responsables de su formación, evangelización: transmitir el Depósito fidei. Pero, el acto de fe personal es del bebe.adulto para que sea meritorio, acepte a Cristo incondicionalmente y viva en el mundo según los Mandamientos y el Evangelio del Reino.
27/02/20 8:22 PM
  
Vicente
estar vivo en un milagro.
27/02/20 9:10 PM
  
Ramvel
¡Qué tema! siempre tan actual e interesante.
Coincido con lo que ya han respondido algunos (no he leído todos)

Me viene a la memoria "He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!".

En cierta medida al estar unidos a Cristo compartimos este deseo suyo: querer que todos ardan con este fuego de su Espíritu, de su Amor. Y algunos tal vez desesperemos cuando descubrimos que "el Amor no es amado". Dios quiere valerse de nosotros, pero no es nuestra la obra. La impaciencia o la urgencia incontenida tal vez sea porque nos ubicamos en el lugar de Dios. Aunque esto no significa que debemos renunciar a lo que humanamente nos es posible hacer.

¿Y qué es lo que está en nuestras manos hacer? "Vivir" de esa fe.
27/02/20 9:19 PM
  
Mariasol
Gracias a los que han tratado de iluminar mis dudas. Qué enriquecedor es no sólo el gran artículo de Bruno, como siempre, sino la aportación y los testimonios de todas las personas que aquí participan.
Gracias
27/02/20 10:07 PM
  
Juana de Arco
¡Qué belleza de respuesta, Bruno! Me ha conmovido... ¡Cómo me gustan los comentarios de Palas Atenea! ¡Cómo me gustaría conocerla personalmente! Gracias a Infocatólica.
28/02/20 6:15 AM
  
rastri
Fe es el abandono, en modo y manera, de dar crédito a la empresa que uno postula, ya sea ésta de interés espiritual o de interés material.

Quien postula en seguir las enseñanzas de Cristo porque las considera justas para sí mismo; si no es hipócrita, en modo y manera se entregará a ellas y las seguirá tal cual Cristo las enseño. Y éste en su quehacer de cada día, sin querer, dará el testimonio de quien se las procuró, es decir: Cristo, u otro

Quien como empresa en el vivir postula ganar dinero, porque solo cree en el poder dinero, en la medida que cree pondrá su afán y obtendrá el dinero.

A mi juicio la persona que más y mejor nos dio ejemplo de su fue en el Dios que ella creía fue la Virgen María, cuando, en modo y manera a cómo; anunciándole que iba a ser madre del Mesías, por Dios prometido, Ella respondiera simplemente: en aquel su conocido acepto de: "He aquí la esclava de mi Señor; Hágase en mi según palabra".
28/02/20 11:57 AM
  
rastri
JSP

Perdona pero no he entendido nada de lo que quieres decirme. Intentaré releerlo
28/02/20 12:01 PM
  
rastri
Yo, a mi edad, y desde hace ya mucho tiempo pasado tengo fe en lo que Dios, para mi gobierno de fe en Dios, a mí Él me ha revelado. Y muy a pesar de que, una y otra vez me digo que más me valdría callarme sigo haciendo referencia a ello. De aquí que mi testimonio en Dios sea nulo, pues nadie me cree.
Pero yo sigo, porque si desisto me hundo en la miseria del no ser ni para el mundo ni para Dios.

¡Que Dios os ampare a todos los que decís tener fe en Dios por lo que os llega!
A los otros allá ellos y su babilónica empresa.




28/02/20 12:16 PM
  
Rubén (de Argentina)
rastri:

Quien postula en seguir las enseñanzas de Cristo porque las considera justas para sí mismo; si no es hipócrita, en modo y manera se entregará a ellas y las seguirá tal cual Cristo las enseño.
Una aclaración. Si partimos de la base que la fe es asentimiento, entonces no podemos postular que tiene fe aquel que sigue las enseñanzas de Cristo porque las considera justas. Eso no es asentimiento, eso es consentimiento y eso no es fe. Eso es tomar lo que nos parece bien y desechar todo lo otro. La fe es seguir las enseñanzas de Cristo pura y simplemente PORQUE LO DIJO Él, nos parezca justo o no nos parezca justo:

“Lo que Yo hago, no puedes comprenderlo ahora, pero lo comprenderás después. Pedro le dijo: “No, jamás me lavarás Tú los pies”. Jesús le respondió. “Si Yo no te lavo, no tendrás nada de común conmigo.”
Y el pasaje de Juan 6:60-69 también es revelador al respecto. Y tendremos fe si respondemos como Pedro:

Entonces Jesús dijo a los Doce: “¿Queréis iros también vosotros?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna Y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios”.
Esa es la razón por la que se debe creer, esa es la razón de nuestra fe y no porque nos parezcan justas o injustas sus enseñanzas.
28/02/20 2:21 PM
  
José Martí
En respuesta al lector arcangélico:

Ver a Jesús físicamente, con nuestros propios ojos, no es suficiente para poder decir que lo hemos visto "realmente". Fueron muchos los que "vieron" a Jesús en su tiempo. Y, sin embargo, no todos creyeron en Él. ¡Ya entonces era necesaria la fe en Jesús, aun cuando lo vieran! Es más: es un hecho histórico que, ya entonces, la mayoría de la gente no creyó en Él, a pesar de que había hecho milagros de todo tipo. Más aún: sus propios discípulos, que habían convivido con Él durante tres años y lo conocían íntimamente, a la hora de la verdad lo abandonaron. E incluso cuando resucitó muchos siguieron sin creer, hasta que lo vieron con sus ojos. Es el caso de Tomás, por ejemplo. Más todavía: sólo cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos, en forma de lenguas de fuego, alcanzaron la fortaleza que necesitaban para proclamarlo a todos los vientos, como Dios y hombre verdadero. Y es que, eectivamente: "Nadie puede decir: Jesús es Dios" si no es en el Espíritu Santo". Eso por una parte. Y por otra, tenemos estas palabras de Jesús: "Dichosos los que sin haber visto han creído". Ciertamente no vemos a Jesús con estos nuestros ojos. Pero ¿qué si lo viéramos? Posiblemente tampoco creeríamos. Sólo en el Espíritu podemos decir "Jesus es el Señor", es decir, Jesús es Dios. ¿Y dónde podemos encontrar ese Espíritu que nos dice quién es y cómo es Jesús? Pues, afortunadamente, Jesús, antes de morir, instituyó el sacerdocio y la Eucaristía.Todo esto viene recogido en el Nuevo Testamento. Donde está su Palabra está Él. Y, para colmo, tenemos su Presencia física y real en la Sagrada Eucaristía (aunque oculta por los accidentes del pan y del vino).

Así pues: si resulta que los que vivieron en tiempos de Jesús y lo vieron con sus propios ojos, la mayoría no creyeron, ¿de qué serviría el verlo ahora para poder, entonces, dar testimonio de Él? Conocemos lo esencial, porque se nos ha transmitido, a través de las Sagradas Escrituras y de la Tradición, hablada y escrita. La familia, en esto, como en tantas otras cosas, tiene un papel esencial, en la transmisión de todas estas enseñanzas de padres a hijos ... teniendo en cuenta siempre que la recta interpretación de los textos bíblicos corresponde al Magisterio de la Iglesia católica.

Me llama la atención el hecho de que Jesús, aun cuando había hecho grandes milagros en medio de su pueblo, sin embargo, muchos seguían sin creer en Él. Y dice san Marcos que el propio Jesús "se asombraba de su incredulidad" (Mc 6, 6).

Los primeros cristianos, que no habían visto directamente al Señor, lo "vieron" en el testimonio de los Apóstoles y de los santos Padres ... y esto hasta el punto de dar su vida antes que renegar de Jesucristo. ¿Por qué? Porque tenían fe. Lo que se les había transmitido era más que suficiente y les sirvió, de hecho, para combatir contra las asechanzas del mundo y del Diablo ... y vencer. La fe les daba una seguridad que el mundo no podía entender ... ¡y ninguno de ellos había visto físicamente al Señor!.

Por eso, dado que la fe es un don sobrenatural que Dios concede siempre a quienes se la piden, puesto que "no de todos es la fe" (2 Tes 3, 2) resulta necesario y fundamental hacer uso de los medios que Dios ha puesto a nuestra disposición para que podamos salir victoriosos en nuestra lucha contra el pecado y podamos salvarnos: la oración, la mortificación, la frecuencia de los sacramentos (especialmente confesión y comunión), la asistencia a la Santa Misa, al menos cuando lo manda la Santa Madre Iglesia, el ayuno, la limosna, etc ... y todo ello hacerlo porque somos conscientes del amor que Dios nos tiene y que lo ha manifestado haciéndose hombre en la Persona del Hijo (Jesucristo).

Si Él nos ha amado del modo en que lo ha hecho, ¿qué de particular tiene que exija de nosotros, de cada uno, un amor semejante al que Él nos tiene? Esto es lo único que puede dar sentido a nuestra vida. Y merece la pena lanzarse a esa aventura de creer sin ver. Son muchos los testigos que nos preceden. Y son testigos porque dan testimonio de lo que han recibido de sus antepasados en la fe y esto durante dos mil años. No es necesario "ver" para ser testigo. Somos testigos porque nos fiamos del testimonio de nuestros hermanos mayores en el Señor, que sabemos que no nos engañan. Entre ellos, hay muchos mártires ... ¡y nadie da la vida por una ilusión, sino por una realidad!.

Recuerda finalmente la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro. Cuando Epulón se encuentra en el infierno le dice a Abraham: "Te ruego, entonces, padre, que envíes a Lázaro a casa de mi padre -pues tengo cinco hermanos- para que les avise y no vengan también ellos a este lugar de tormento". Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas. Que los escuchen". Pero él dijo: "No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va a ellos, harán penitencia". Y le contestó: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se convencerán aunque uno de los muertos resucite" (Lc 16, 27-31).

Espero que estas reflexiones te sirvan de ayuda. Saludos.
28/02/20 3:07 PM
  
rastri
Rubén (de Argentina)
rastri:

Vale: la fe , para mi, es entrega, es darse a; es dar crédito de lo que es, dice, o hace quien sea el que lo diga y haga.

Yo tengo fe en Cristo no porque Él haya o siga haciendo milagros que yo no pueda hacer; sino porque su verbo a mi, personalmente, me complacía, o me complace.
Otra cosa es que la fe en Cristo y su palabra sea un don divino como se dice; es decir que Él se haga comprender, amar y atraer.

De aquí que en tanto y cuanto y en la medida que estoy de acuerdo con lo quien diga o haga, "asiento"; es decir tengo fe en éste dice o haga.

No sé a que viene aquí eso de "consentir"; pues consienta o no consienta yo, lo que el otro diga o haga; todo dependerá en cómo pueda obligar al otro el poder de " mi disentir" por lo que este diga o haga.
-Vaya lío-
Nada, tranquilo
28/02/20 5:45 PM
  
Raquel D. Catequista
Precioso Tema, Bruno, ¡ Dios te pague! Y también a todos los que nos enriquecen con sus palabras...

Yo quiero contarles que ante la muerte de uno de mis hermanos, fraternalmente inicié una cruzada de Oración Especial... en la cual participaban más mis amistades que mi propia familia. Pues, con la tortura de la imposición errada de la tal "TOLERANCIA"... no querían que se le tratase el tema de Dios.
Decía que ya no sabía en qué creía, que había sido re-Bautizado en varias ocasiones, que la promesa de ir ampliando su círculo de amigos filosofones... pues había caído en barbaridades de sofismas.
Me prendí de La Misericordia de Dios... y a todo momento, durante su larga prueba de enfermedad de cáncer que lo hizo "doblar rodilla"... ¡Lo sumergíamos en el Mar de La Divina y Misericordiosa Justicia de Dios!
Era incansable en estar constantemente prendida de Dios y Su Misericordia... Día y noche, lo presentaba ante el Señor, pidiéndole Misericordia! Y sentí un grande alivio cuando murió, pues el Señor me alcanzó la gracia de ver su transformación, su sometimiento amoroso a los designios de Dios... Al final, parecía un cirio consumiéndose lentamente... ¡Magníficat! obra de La Madre quien vela por La Iglesia!
Adquirí la costumbre de Orar para Reparar las faltas a los Diez Mandamientos, con un Padrenuestro luego de repetir cada uno... Y ¡Dios no se deja vencer en Generosidad! Dios mira el corazón de cada uno y conoce sus acciones.
28/02/20 6:20 PM
  
doiraje
Qué tema más interesante, bello y profundo has elegido, Bruno, para la reflexión. Comentar algo que merezca la pena en este espacio se torna tarea imposible. Muchos compañeros han aludido ya a muchas posibles dimensiones relacionadas con el misterio de la fe.

Quizá habría que tratar este tema desde una visión que ponga en tela de juicio el carácter extraño o, más bien, la necesidad de justificación del acto de creer. Dios, su presencia, se halla en nuestros corazones. No hay que buscarlo fuera. Somos seres trascendentes, que nos elevamos sobre la naturaleza de las cosas y de nosotros mismos porque en nuestro ser está el anhelo de plenitud. Y esa plenitud se halla en el origen de lo que somos, en el núcleo mismo de nuestro ser humano. Dios se aparece, pues, como necesidad, como deseo y como plenitud máxima cuando logramos reconectarnos con nuestro principio esencial, con nuestro fundamento.

Sólo desde esa cercanía, desde nuestra interioridad más íntima, por así decir, podemos detectar su presencia en el mundo y en nosotros mismos. Y esa presencia se manifiesta en los tres universales que funden todo lo que existe: el Bien, la Belleza y la Verdad. Cuando los captamos en lo que nos rodea, Dios nos habla en medio de las cosas. Es indiferente que ello se produzca ante la contemplación de un paisaje, ante la inocencia de un niño, ante la integridad de una actitud o la profundidad de un pensamiento.

En definitiva, para dar testimonio de Dios no hay que irse muy lejos: basta conectar con lo que más radicalmente somos.

Pero esto podría contestar de un modo limitado la cuestión planteada. En efecto, el trascendentalismo platónico no nos hace cristianos; si acaso, teístas. Aunque no es poco el terreno allanado: Dios es la raíz que nos constituye, no una entidad lejana y ajena. Sobre esta visión se apoya toda la civilización occidental, ahora atacada por el nihilismo irracionalista de la (post)modernidad.

Entonces, ¿por qué seguimos a Cristo, y no a otro Dios o a otro tipo de trascendencia? La respuesta está ligada necesariamente al aspecto anterior, la incardinación humana de Dios. La figura divina de Jesús, su encarnación, su evangelización, su vida, su Pasión, su muerte y su resurrección, así como su relación divina con el Padre y el Espíritu Santo es la que mejor completa esa presencia humana de su existencia en el corazón del hombre. Conociendo el contenido de los evangelios, y, en general, de toda la Sagrada Escritura, podemos percibir y atisbar (sin llegar a entender semejante misterio de amor) cómo se constituye ese deseo, esa necesidad de Dios en nuestros corazones.

Fenomenológicamente esto adquiere una sencillez maravillosa que refleja el origen divino del orden de lo creado. Y volvemos al comienzo de este pobre comentario. Cuando captamos que algo es bueno o bello o verdadero en nuestro corazón, nos sentimos elevados, transportados, mejorados, llenos de una satisfacción que no es la que dan los sentidos corporales. Es entonces cuando podemos hablar de que hemos tenido un encuentro personal con el Señor. Por supuesto que es mucho mejor que estas experiencias vayan asociadas a testimonios explícitos cristianos, que nos faciliten el sentido de aquello que nos ha embargado espiritual y físicamente. Pero aún sin darse, acudiendo a la Palabra de Dios, todo se vuelve claro, como nuestra felicidad.

Huelga decir que no son experiencias en absoluto místicas, con independencia de que puedan existir, si bien en un número escasísimo de casos (aunque tampoco tan infrecuentes como pueda pensarse). Dios no suele violar el orden natural de su creación. Basta con seguir nuestra naturaleza para que ello acaezca.

Aunque no tiene mayor importancia, sólo decir que mi religiosidad está por completo ajena a experiencias místicas de ningún tipo. Por otra parte, mi infancia careció por completo de todas la experiencias formativas que tan maravillosamente ha descrito Bruno en su post; mis padres jamás nos hablaban de Dios en casa ni en ningún lugar. Es más, jamás los vi confesarse o comulgar, aunque seguían a rajatabla la asistencia a misa los domingos y fiestas de precepto (mi madre decía que por qué iba hablar de sus cosas a una persona desconocida; digamos que para mis padres les era excesivamente evidente la dimensión humana de los curas). Recuerdo que los Jueves Santos hacíamos al anochecer las siete visitas a diferentes iglesias, pero no recuerdo que jamás nos explicaran por qué hacíamos tal cosa. Nuestra moral cristiana, la férrea distinción entre el bien y el mal, nos la introdujeron sólo con el testimonio de su ejemplo.

Llegado a la adolescencia, perdí la fe, si es que alguna vez la tuve, aunque sí añoraba la extraña plenitud que proporciona la infancia, pues aunque la mía no fue especialmente alegre, tampoco fue terriblemente desdichada: mis padres, a pesar de muchas cosas de sus vidas, me supieron transmitir su amor. Ya en plena juventud tardía llegó mi conversión de la mano de una persona que volvió a reconectarme con mis raíces más profundas. Por medio de él, de su amor hacia mí, encontré que Dios me amaba, y me reconcilié con mi pasado y con mis padres, en un proceso arduo, doloroso y apasionante gracias al cual hoy sigo vivo y soy lo que soy.

Este año se ha dado la circunstancia que anteayer, el Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, fue el cuarenta aniversario de la muerte de mi padre. Hoy tengo la impresión, subrayada por esta ¿coincidencia? cronológica, que he cerrado un largo ciclo: me he convertido en el hijo de mi padre, he seguido su ejemplo, aunque por caminos muy distintos a los que él había imaginado para mí; y paralela o simultáneamente soy cada vez más hijo del Padre, hijo de Dios.
28/02/20 6:33 PM
  
Raquel D. Catequista
Creíamos que éramos Católicos verdaderos; pero la verdad, luego de la muerte de nuestros padres que dieron Fé de ello hasta su muerte, cada uno cogió su camino... y La "Tolerancia" con su errada imposición como una tiranía actual... nos ha separado, al punto de prohibirnos hablar de RELIGIÓN como si fuera una política... en el sitio Whatsapp... Es la modalidad de hoy. ¡Y para mí es una prueba dura! Es como si solamente se pudiera comer papilla... y fuera los demás manjares. ¡Es triste!
Pienso que la verdadera fraternidad voy a experimentarla en La Mesa del Cordero, al Final, bien al final de los tiempos! Sólo queda Orar! Y de ello me hizo consciente mi madre antes de morir, como soy la hermana mayor, me pidió que la reemplazara en eso.
¡Bendito sea Dios! Así lo he venido cumpliendo.
28/02/20 6:36 PM
  
Rubén (de Argentina)
rastri:

No quiero salirme del tema principal del artículo, pero precisamente en esta frase:

De aquí que en tanto y cuanto y en la medida que estoy de acuerdo con lo quien diga o haga, "asiento"; es decir tengo fe en éste dice o haga.
radica precisamente que es o que no es fe. Si actuamos en la medida en que estamos de acuerdo, entonces no hay fe. Estamos poniendo por encima de la fe, lo que dice nuestra razón. Cuando hay fe, nuestro asentimiento no está causado por el pensamiento, sino a partir de nuestra voluntad. Tenemos que obrar como dice Cristo sencillamente porque lo dice Cristo (entendamos o no entendamos lo que nos pide). Y obramos como nos dice Cristo porque creemos que Él es Dios y sabe mejor que nosotros que es lo mejor para nosotros; repito, "lo que yo hago ahora tú no lo entiendes, pero lo entenderás después". Si Pedro hubiera esperado a entender cabalmente porque Cristo tenía que lavarle los pies, no hubiera tenido parte con Él.

Entiendo lo que tú dices y es común pensar así dado que la fe y la razón ambas llevan por fin la verdad y en consecuencia deberían estar en armonía y no debería haber contradicción entre ellas. ¿Pero que pasa si una verdad de fe se contradice con una verdad de razón (aunque lo más correcto sería decir aparente verdad de razón porque la verdad de fe siempre es la verdadera)? En el hipotético caso de que la razón nos diga una cosa y la fe otra, las dos cosas no pueden ser verdad al mismo tiempo, ¿a quien prestamos nuestro asentimiento? Si decimos a la verdad de fe, entonces estamos creyendo no porque nos parezca bien o justo, sino por la autoridad de Aquel que manifestó la verdad de fe. Ahora si decimos que vamos a obrar conforme lo que nos dice nuestra razón (en este hipotético caso en que razón y fe se contradicen), entonces lisa y llanamente no tenemos fe. El Concilio Vaticano I dijo lo siguiente:

«La doctrina de la fe, revelada por Dios, no ha sido propuesta para ser perfeccionada por los humanos ingenios, como si fuera un invento filosófico, sino que ha sido entregada como un depósito divino confiado a la esposa de Cristo, para ser fielmente custodiada e infaliblemente declarada. Por eso, debe también darse siempre a los dogmas sagrados aquel sentido, que haya sido una vez declarado por nuestra Santa Madre Iglesia; ni de este sentido ha de apartarse jamás nadie en nombre y con pretexto de superior inteligencia»
Si creemos solamente en lo que nos parece justo o entendemos, entonces sencillamente no hay dogmas para nosotros, y nos apartamos de ellos en nombre de una mayor inteligencia (la nuestra). La fe es una virtud sobrenatural por la que confiamos en Dios y, basados en esa confianza, aceptamos lo que Él ha revelado. Lo aceptamos por nuestra confianza en Él, no porque nos lo diga nuestra razón (que también nos va a decir lo mismo, pero creemos porque damos prioridad a nuestra confianza en Dios). Si te interesa el tema te recomiendo que leas el tomo 2 de "Teología de la perfección cristiana" de Royo Marín (págs 434 y siguientes). Entre otras cosas, Royo Marín nos dice:

La fe es una virtud teologal infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinamente reveladas por la autoridad o testimonio del mismo Dios que revela.

Al revelarnos su vida íntima y los grandes misterios de la gracia y la gloria, Dios nos hace ver las cosas, por decirlo así, desde su punto de vista divino, tal como las ve El. Nos hace percibir armonías del todo sobrenaturales y divinas que jamás hubiera podido llegar a percibir naturalmente ninguna inteligencia humana ni angélica.

El asentimiento a las verdades de la fe es de suyo firmísimo y ciertisimo, fundado en la autoridad de Dios que revela. Pero como las verdades reveladas permanecen para nosotros obscuras e inevidentes, ha de intervenir la voluntad, movida por la gracia, para imponer al entendimiento aquel asentimiento firmísimo; no por la evidencia intrínseca de que carecen para nosotros aquellas verdades, sino únicamente por la autoridad infalible de Dios, que no puede engañarse ni engañarnos. En este sentido, el acto de fe es libre, sobrenatural y meritorio.

La fe es incompatible con la visión intelectual o sensible.
Un saludo.
28/02/20 7:39 PM
  
Manu
"La fe es incompatible con la visión intelectual o sensible".

Esta frase no es correcta, puede ser perfectamente compatible, si no que se lo digan a Santa Teresa de Jesús.
Sin embargo sí es verdad que la fe no consiste en tener visiones
28/02/20 8:20 PM
  
Pedro 1
Dice el Catecismo: "157. La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir. Ciertamente las verdades reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humanas, pero «la certeza que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón natural» (Santo Tomás de Aquino)".
O sea, la fe es lo más cierto del Universo, creámoslo o no.
28/02/20 9:09 PM
  
Palas Atenea
La dimensión mística no es para todos, pero hasta las personas racionalistas, que exigimos pruebas contundentes de todas las cosas y ni siquiera somos intuitivas, podemos percibir el misterio.
28/02/20 9:10 PM
  
Pedro 1
Y más adelante añade: 159 "Fe y ciencia. «A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber contradicción entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe otorga al espíritu humano la luz de la razón, Dios no puede negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero» (Concilio Vaticano). «Por eso, la investigación metódica en todas las disciplinas, si se procede de un modo realmente científico y según las normas morales, nunca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son» (GS 36,2)".
28/02/20 9:14 PM
  
Bruno
Manu:

"Esta frase no es correcta, puede ser perfectamente compatible, si no que se lo digan a Santa Teresa de Jesús"

Me temo que no ha entendido bien la frase, que no solo es correcta, sino que es una cita casi literal de Santo Tomás y está basada en la Palabra de Dios y en la enseñanza de la Iglesia.

La frase no dice que en una persona no puedan coexistir la fe y el intelecto o la visión. Es evidente que pueden. Lo que dice la frase es que cuando vemos algo (sensible o intelectualmente) ya no tiene sentido decir que lo conocemos por fe. Nosotros, por ejemplo, conocemos los milagros de Cristo por la fe, pero el ciego que se curó no necesitaba fe para saber que estaba curado.

En el cielo no habrá ni fe ni esperanza, porque veremos cara a cara. Solo quedará la caridad.

No es nada extraño. Lo dice San Pablo varias veces:

"Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos).

"Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1 Corintios)

"caminamos en la fe y no en la visión" (2 Corintios)

"Una esperanza que se ve ya no es esperanza" (Romanos)

También el papa Benedicto XII, por ejemplo, enseñó esta doctrina: "La visión y el disfrute de la esencia divina eliminará los actos de fe y esperanza en esats almas [bienaventuradas]" (constitución Benedictus Deus). También San Isidoro: "Por la fe creemos firmemente lo que todavía no podemos ver, pues lo que ya vemos no puede ser objeto de la fe" (Etimologías). También Santo Tomás: "es evidente que no se da fe ni opinión sobre cosas vistas, sea por el entendimiento, sea por el sentido" (Summa), etc.
28/02/20 9:57 PM
  
Manu
Estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero sigo diciendo que el la palabra incompatible no me cuadra. Creo que sería mejor innecesaria.

Según la RAE incompatible se define como:
Que no puede existir, ocurrir o hacerse al mismo tiempo que otra cosa y de forma armónica con ella, o combinarse con ella sin estorbarla.

Saludos cordiales
28/02/20 11:06 PM
  
rastri
L.Rubén (de Argentina)
rastri:

Yo tampoco; No quiero salirme del tema principal del artículo, pero precisamente en esta frase: Y concretando.

Yo creo en Dios, no ya porque Él se me haya revelado como tal en la razón y poder de su existir; sino porque se me hace imposible admitir que Dios, para mi, no pueda existir; o pueda dejar de existir.
Es decir para mi la fe en Dios no es ya fe sino que ésta es constatada evidencia personal hacia la existencia de Él.

Y de aquí que yo diga, vea y comprenda; y me complazca en decir qué y cómo: Dios es la infinita dimensión cúbico-esférica de infinita Luz iluminada y de infinita Vida poblada. Y aquí qué y como: que por detrás o delante; por encima o por debajo y a derecha y a izquierda de eta forma de ver y comprender a Dios, -estas sus 6 caras de ala cubica- nada puede existir sino Dios.

Tengo otra forma de ver y comprender a Dios, que viene a ser igual que lo anterior viendo y comprendiendo cómo: " Dios es la infinita Unidad, Dualidad y Trinidad, dónde y cómo el Dios Padre -de infinita Luz esférica que es- Más el Dios Hijo - de infinita Luz esférica que es-, ambos , morando en el infinito Espacio; en infinita y mutua función copulativa de amor, generan la infinita Vida cúbica que es el Dios Espíritu Santo.






29/02/20 12:39 AM
  
JSP
Para José Martí:

1. Hace una buena explicación, pero he de advertirle que tiene confusión con el concepto de Fe por orientarlo en una sola parte de su definición.
2. El matíz está aquí en concreto: "Por eso, dado que la fe es un don sobrenatural que Dios concede siempre a quienes se la piden".
3. Esa afirmación es blasfema porque implica decir que Dios es injusto. Es decir lo mismo que un ateo: "a mi no me ha dado Dios el don de la fe, de qué se queja si no la tengo."
4. La Fe, primero infunde vida eterna por el oído, el don de la Gracia está siempre ahí presente. Es nuestro corazón el que tiene que romper con el pecado. Y Dios da Fe divina a todo el mundo por igual porque Ama primero a cada criatura de la misma forma.
5. Piense que el Verbo de la vida eterna encarnado es presente eterno.
6. El regalo de Dios en el Bautismo es también para todos por igual.
7. San Pablo en (2 Tes 3, 2) habla de la libertad humana. Mientras que no demos el "si quiero libre", si voluntario, no tendremos fe en Cristo, no será nuestro Centro, aunque estemos bautizados. Por ello, N.S. Jesucristo nos dice: "se salvaran aquellos que tengan fe y estén bautizados." No exclusivamente por estar bautizado como podrá observar cerca de usted en algunos cristianos.
29/02/20 7:26 AM
  
Rubén (de Argentina)
JSP:

Esa afirmación es blasfema porque implica decir que Dios es injusto. Es decir lo mismo que un ateo: "a mi no me ha dado Dios el don de la fe, de qué se queja si no la tengo".
En todo caso, más que blasfema, sería herética. pero la afirmación de José Martí no es ni la una ni la otra. El ateo no recibe la fe porque no la ha pedido, pese a las infinitas manifestaciones de Dios en su vida, para demostrarle que existe.

Y Dios da Fe divina a todo el mundo por igual porque Ama primero a cada criatura de la misma forma.
Esto si es un error de fe, PORQUE DIOS NO AMA A TODOS DE LA MISMA FORMA. Puedes decir que Dios ama a todos, pero no puedes decir que Dios ama a todos DE LA MISMA FORMA. ¿Ama Dios de la misma forma, con la misma intensidad a la Virgen María que a ti y a mi? No. La explicación que primero se nos aparece, es que Dios ama más a los que son más santos; pero no, es a la inversa, los más santos son tales porque primero Dios los ha amado más. Dios ama a todos, SÍ; Dios ama a todos por igual, NO.

Mucho me temo que tienes los conceptos confundidos JSP y en esa confusión, crees que los que están acertados, se encuentran en el error. Sin ofender, es a la inversa. Dios no es injusto porque da sus dones de manera desigual (y no lo digo yo, eso lo dice la propia Iglesia con Magisterio Extraordinario, o sea, infalible). Lee los siguientes artículos (el segundo desarrolla mucho el tema) y se te aclararán las cosas:

infocatolica.com/blog/coradcor.php/1412061246-iama-dios-a-todos-los-hombres

infocatolica.com/blog/praeclara.php/1704260349-dios-ama-desigualmente-a-todo

Un saludo.
29/02/20 12:50 PM
  
JSP
Rubén (de Argentina) quizás no me expliqué del todo bien, o como bien usted dice estoy errado en el concepto de Fe,
1. "En todo caso, más que blasfema, sería herética. Pero la afirmación de José Martí no es ni la una ni la otra." Denomino blasfemia por decir que Dios es injusto porque Dios es la Justicia misma. La herejía es justificar e insistir que Dios es injusto.
2. "El ateo no recibe la fe porque no la ha pedido, pese a las infinitas manifestaciones de Dios en su vida, para demostrar que existe." El don de la Gracia de Dios al mundo permea a todo el género humano, desde Adán y Eva hasta el último hombre. Es decir, la gracia de Dios está presente para cada ser humano. La Virgen María es llena de Gracia sin pedirla sino por aceptarla en libertad guardando en su Corazón Inmaculado la Voluntad, la Palabra y el Espíritu de Dios. El pecado de muerte es el que impide la entrada al corazón de Cristo, rechaza la Gracia al interior, rechaza el vestirse de Luz que refleja la Gracia, rechaza la Invitación y el traje de invitado al banquete de Bodas. La Gracia no es solo manifestación temporal, es eternidad presente ofrecida, no pedida por el hombre, porque Dios ama primero, no primero el hombre, en la vida temporal a cada uno de nosotros llamado por el Espíritu Santo, mismo Amor. Lo que pretendo expresar, es que el ateo o no ateo recibe la Fe aunque no la pida, porque la Palabra de Dios y su Gracia es eterna. Pero, es en su libertad, a imagen y semejanza, la del ateo o no es la misma libertad, el aceptarla o no, el sí quiero al Esposo de Su Iglesia, del bautizado, incondicionalmente y humildemente como hace la Virgen María. Si no nuestra Fe de católica pasaría a calvinista, protestante, predeterminados a la salvación unos y otros no por pedir la fe nosotros primero, salvo solo por la fe.
29/02/20 3:25 PM
  
Pedro 1
En una entrevista realizada el 18 de diciembre de 2013 a un sacerdote de mi diócesis, el entrevistador le pregunta: "¿Quién es Andrés Torres Queiruga?" Y el sacerdote, que preparaba una tesis doctoral de teología en una universidad de Roma, le responde: "¿Cómo lo conoces tu? Es un profesor de Teología con el que posiblemente he pasado más tiempo que con mi familia en los últimos dos años aunque sin salir de mi casa. Es el autor que está en el trasfondo de mis búsquedas e inquietudes. Este hombre intenta “hacer razonable” la fe. Para mi eso es precioso, porque la fe no es magia. Es un hombre que intenta hacer compatible fe y ciencia, y esa es una bella aventura, porque si fe y ciencia fueran incompatibles yo no podría ser cristiano. Es un hombre bueno, tranquilo y sereno, para mi, un ejemplo de que es posible en la vida manifestar tus convicciones sin ser maleducado, fijar una posición vital y eclesial sin echar por el camino de en medio, y resistir y permanecer aún cuando te sientes incomprendido.

¡Este hombre intenta “hacer razonable” la fe, dice el cura, como si antes no hubiese sido razonable! Y luego añade que Queiruga es un hombre que intenta hacer compatible fe y ciencia, y esa es una bella aventura, porque si fe y ciencia fueran incompatibles, él no podría ser cristiano. ¡No podría ser cristiano! Sus dioses son los científicos,que por supuesto nunca se equivocan o mienten. Hay que derribar a Dios y entronizar a la Ciencia incompatible. Así está el patio.
29/02/20 3:55 PM
  
Bruno
Pedro 1:

Terrible que el sacerdote admire así las herejías de Queiruga y terrible que se atreva a decirlo públicamente, sabiendo que su profesión pública de falta de fe no tendrá ninguna consecuencia.
29/02/20 5:43 PM
  
Rubén (de Argentina)
JSP:

El don de la Gracia de Dios al mundo permea a todo el género humano, desde Adán y Eva hasta el último hombre. Es decir, la gracia de Dios está presente para cada ser humano. La Virgen María es llena de Gracia sin pedirla sino por aceptarla en libertad guardando en su Corazón Inmaculado la Voluntad, la Palabra y el Espíritu de Dios. El pecado de muerte es el que impide la entrada al corazón de Cristo, rechaza la Gracia al interior, rechaza el vestirse de Luz que refleja la Gracia, rechaza la Invitación y el traje de invitado al banquete de Bodas. La Gracia no es solo manifestación temporal, es eternidad presente ofrecida, no pedida por el hombre, porque Dios ama primero, no primero el hombre, en la vida temporal a cada uno de nosotros llamado por el Espíritu Santo, mismo Amor.
Excelente.

Lo que pretendo expresar, es que el ateo o no ateo recibe la Fe aunque no la pida, porque la Palabra de Dios y su Gracia es eterna.
Yo diría que más que la fe, lo que reciben es la gracia de Dios, para que alcancen la fe, o si lo prefieres, lo que reciben son las "semillas de la fe", pero no la fe propiamente dicha. Pero como lo dijiste bien en el párrafo precedente, la gracia NO ES IRRESISTIBLE. Dios ama a todos (a unos más que a otros, pero ama a todos al fin) y quiere que todos se salven. En ese plan, infunde en el corazón de cada persona la ley natural y se hace presente el mismo. Los ateos rechazan esto y en consecuencia no llegan a la fe. Para que haya fe, es necesario que intervenga la voluntad (hiciste notar eso en tu comentario) del que cree. En tanto y en cuanto esta voluntad no se haga presente, no podemos hablar de fe. El ateo no pone esa voluntad. Y por eso decimos que la fe es un acto meritorio, por la voluntad que pone el que cree. Y si el ateo pidiera "la fe", ahí está la voluntad que falta.

Si no nuestra Fe de católica pasaría a calvinista, protestante, predeterminados a la salvación unos y otros no por pedir la fe nosotros primero, salvo solo por la fe.
Desde ya que Dios quiere que todos se salven (1 Tim 2, 3-4) y que Él pone su parte para ello y da el primer paso hacia nosotros. Pero si por la nuestra no damos el segundo en dirección a Él, todavía no podemos hablar de presencia de fe. El calvinismo lo que propugna es la predestinación de los condenados (una herejía); la Iglesia Católica por el contrario habla de la predestinación de los santos, de los predestinados a ser salvados. Sí, en la Iglesia Católica hay predestinación. Por supuesto que salvo revelación especial, nadie puede afirmar estar predestinado a la salvación (Concilio de Trento).

Un saludo.

29/02/20 6:16 PM
  
JSP
Ruben (de Argentina):

1. Puede leer mis post anteriores para completar concepto de Fe.
2. Creo que hablamos de lo mismo. Leí sus enlaces. La explicación teológica, luminosa como siempre, la trae Santo Tomás en Ia, q. 20, a 3: “Como amar es querer el bien para alguien, en un doble sentido puede decirse amar más o menos. 1) Uno, por parte del mismo acto de la voluntad, que puede ser más o menos intenso. En este sentido, Dios no ama a unos más que a otros, porque todo lo ama con un solo y simple acto de voluntad, que siempre tiene la misma intensidad. 2) Otro, por parte del mismo bien que alguien quiere para el amado. Y, en este sentido, decimos que alguien ama más a otro si el bien que se le desea es mayor, aun cuando no sea con una más intensa voluntad. Y en este sentido es en el que hay que decir que Dios ama a unos más que a otros. Pues como el amor de Dios es causa de la bondad de las cosas, como ya se dijo, una cosa no sería mejor que otra si Dios no quisiera para ella un mayor bien.”

3. II CONCILIO DE ORANGE (529). Contra los semipelagianos.

“D-176 [II. Sobre la gracia.] Can. 3. Si alguno dice que la gracia de Dios puede conferirse por invocación humana, y no que la misma gracia hace que sea invocado por nosotros, contradice al profeta Isaías o al Apóstol, que dice lo mismo: He sido encontrado por los que no me buscaban; manifiestamente aparecí a quienes por mí no preguntaban [Rom. 10, 20; cf. Is. 65, 1].

D-177 Can. 4. Si alguno porfía que Dios espera nuestra voluntad para limpiarnos del pecado, y no confiesa que aun el querer ser limpios se hace en nosotros por infusión y operación sobre nosotros del Espíritu Santo, resiste al mismo Espíritu Santo que por Salomón dice: Es Preparada la voluntad por el Señor [Prov. 8, 35: LXX], y al Apóstol que saludablemente predica: Dios es el que obra en nosotros el querer y el acabar, según su beneplácito [Phil. 2, 13].

D-178 Can. 5. Si alguno dice que está naturalmente en nosotros lo mismo el aumento que el inicio de la fe y hasta el afecto de credulidad por el que creemos en Aquel que justifica al impío y que llegamos a la regeneración del sagrada bautismo, no por don de la gracia - es decir, por inspiración del Espíritu Santo, que corrige nuestra voluntad de la infidelidad a la fe, de la impiedad a la piedad –, se muestra enemigo de los dogmas apostólicos, como quiera que el bienaventurado Pablo dice: Confiamos que quien empezó en vosotros la obra buena, la acabará hasta el día de Cristo Jesús [Phil. 1, 6]; y aquello: A vosotros se os ha concedido por Cristo, no sólo que creáis en El, sino también que por El padezcáis [Phil. 1, 29]; y: De gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, puesto que es don de Dios [Eph. 2, 8]. Porque quienes dicen que la fe, por la que creemos en Dios es natural, definen en cierto modo que son fieles todos aquellos que son ajenos a la Iglesia de Dios.

D-179 Can 6. Si alguno dice que se nos confiere divinamente misericordia cuando sin la gracia de Dios creemos, queremos, deseamos, nos esforzamos, trabajamos, oramos, vigilamos, estudiamos, pedimos, buscamos, llamamos, y no confiesa que por la infusión e inspiración del Espíritu Santo se da en nosotros que creamos y queramos o que podamos hacer, como se debe, todas estas cosas; y condiciona la ayuda de la gracia a la humildad y obediencia humanas y no consiente en que es don de la gracia misma que seamos obedientes y humildes, resiste al Apóstol que dice ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? [1 Cor. 4, 7]; y: Por la gracia de Dios soy lo que soy [1 Cor. 15, 10].

D-182 Can. 9. «Sobre la ayuda de Dios. Don divino es el que pensemos rectamente y que contengamos nuestros pies de la falsedad y la injusticia; porque cuantas veces bien obramos, Dios, para que obremos, obra en nosotros y con nosotros» .

D-185 Can. 12. «Cuáles nos ama Dios. Tales nos ama Dios cuales hemos de ser por don suyo, no cuales somos por merecimiento nuestro» .

D-187 Can. 14. «Ningún miserable se ve libre de miseria alguna, sino el que es prevenido de la misericordia de Dios» como dice el salmista: Prontamente se nos anticipe, Señor, tu misericordia [Ps. 78, 8] y aquello: Dios mío, su misericordia me prevendrá [Ps. 58, 11].

D-193 Can. 20. «Que el hombre no puede nada, bueno sin Dios. Muchos bienes hace Dios en el hombre, que no hace el hombre; ningún bien, empero, hace el hombre que no otorgue Dios que lo haga el hombre» .

D-195 Can. 22. «De lo que es propio de los hombres. Nadie tiene de suyo, sino mentira y pecado. Y si alguno tiene alguna verdad y justicia, viene de aquella fuente de que debemos estar sedientos en este desierto, a fin de que, rociados, como si dijéramos, por algunas gotas de ella, no desfallezcamos en el camino» .

D-198 Can 25. «Del amor con que amamos a Dios. Amar a Dios es en absoluto un don de Dios. El mismo, que, sin ser amado, ama, nos otorgó que le amásemos. Desagradándole fuimos amados, para que se diera en nosotros con que le agradáramos. En efecto, el Espíritu del Padre y del Hijo, a quien con el Padre y el Hijo amamos, derrama en nuestros corazones la caridad» [Rom. 5, 5].

D-199 Y así, conforme a las sentencias de las Santas Escrituras arriba escritas o las definiciones de los antiguos Padres, debemos por bondad de Dios predicar y creer que por el pecado del primer hombre, de tal manera quedó inclinado y debilitado el libre albedrío que, en adelante, nadie puede amar a Dios, como se debe, o creer en Dios u obrar por Dios lo que es bueno, sino aquel a quien previniere la gracia de la divina misericordia. De ahí que aun aquella preclara fe que el Apóstol Pablo [Hebr. 11] proclama en alabanza del justo Abel, de Noé, Abraham, Isaac y Jacob, y de toda la muchedumbre de los antiguos santos, creemos que les fué conferida no por el bien de la naturaleza que primero fué dado en Adán, sino por la gracia de Dios. Esta. Misma gracia, aun después del advenimiento del Señor, a todos los que desean bautizarse sabemos y creemos juntamente que no se les confiere por su libre albedrío, sino por la largueza de Cristo, conforme a lo que muchas veces hemos dicho ya y lo predica el Apóstol Pablo: a vosotros se os ha dado, por Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por El [Phil. 1, 29]; y aquello: Dios que empezó en vosotros la obra buena, la acabará hasta el día de nuestro Señor [Phil. 1, 6]; y lo otro: De gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no de vosotros: porque don es de Dios [Eph. 2, 8]; y lo que de sí mismo dice el Apóstol: He alcanzado misericordia para ser fiel [1 Cor. 7, 25; 1 Tim. 1, 13]; no dijo: «porque era», sino «para ser». Y aquello: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? [ 1 Cor. 4, 7]. Y aquello: Toda dádiva buena y todo don perfecto, de arriba es, y baja del Padre de las luces [Iac. 1, 17]. Y aquello: Nadie tiene nada, si no le fuere dado de arriba [Ioh. 3, 27]. (…)

4. Concilio de Trento, Decreto sobre la Justificación, cap. VII:

“Finalmente, la única causa formal [de la justificación] es la justicia de Dios, no aquella con la que Él es justo, sino aquella con que nos hace justos a nosotros, es decir, aquella por la que, dotados por Él, somos renovados en el espíritu de nuestra mente y no sólo somos reputados justos, sino que verdaderamente nos llamamos y lo somos, al recibir en nosotros cada uno su justicia, según la medida en que el Espíritu Santo la reparte a cada uno como quiere (1 Cor. 12,11) y según la propia disposición y cooperación de cada cual." (D. 799).

Disposición y cooperación nuestra, a su vez, que, de acuerdo con el II Concilio de Orange, deberá entenderse como fruto de la acción divina eficaz en nosotros.

5. Para mi la Gracia es la Palabra de Dios encarnada. La fe primero tiene que entrar por el oído al ser pronunciada en nuestra vida temporal. De ahí la necesaria evangelización de todos los rincones de la tierra. Aunque la Palabra de Dios es eterna, ya ha llegado a todos la Fe divina.
6. Dios es autor de la Fe y de la Ciencia.
7. La iniciativa libre siempre es de Dios por nuestra salvación en su relación primera, pero nosotros tenemos que cooperar y colaborar libremente en la relación segunda para que pueda obrar en nosotros el Único que es Bueno.

Nada hay bueno en el hombre que no sea don de Dios. Pero en los hombres hay distintos grados de bondad. Por tanto, Dios no da los mismos dones a todos los hombres igualmente.

Ahora bien, los dones de Dios a los hombres proceden del amor de Dios a los hombres.

Por tanto, si Dios no da los mismos dones a todos los hombres igualmente, entonces no ama a todos por igual, si bien sí ama a todos, pues a todos hace algún don, comenzando por el mismo don de la existencia.

Reciba un cordial saludo.
29/02/20 8:00 PM
  
Rubén (de Argentina)
JSP:

En términos conceptuales, si, pensamos lo mismo; diferimos en la terminología empleada.

La fe primero tiene que entrar por el oído al ser pronunciada en nuestra vida temporal. De ahí la necesaria evangelización de todos los rincones de la tierra.
El que afirma una cosa distinta, no es ni católico ni cristiano. El mismo San Pablo lo pone en negro sobre blanco: "La fe viene del oir, y el oir de la Palabra de Dios".

Aunque la Palabra de Dios es eterna, ya ha llegado a todos la Fe divina.
Si ahí escribiste "FE" como sinónimo de "religión verdadera", nada que objetar; suscribo eso. Ahora si escribiste el término para indicar —como decía San Pablo— "la convicción en lo que no se ve", ahí tenemos diferencias terminológicas. Dios no tiene fe, los actos de fe son humanos. Por eso es que la fe (al igual que la esperanza) desaparecerá en la Nueva Jerusalem, porque ya no creeremos, sino que sabremos. Sí concuerdo contigo (y con la Iglesia) que Dios siempre da el primer paso para que nosotros tengamos fe y que ese primer paso llega a todos.

Disposición y cooperación nuestra, a su vez, que, de acuerdo con el II Concilio de Orange, deberá entenderse como fruto de la acción divina eficaz en nosotros.
Y ahí hablamos de fe, cuando aparece nuestra disposición y cooperación. Lo escribiste bien en el punto 7:

La iniciativa libre siempre es de Dios por nuestra salvación en su relación primera, pero nosotros tenemos que cooperar y colaborar libremente en la relación segunda para que pueda obrar en nosotros el Único que es Bueno.
El ateo no pone esta cooperación y disposición y por ende no tiene fe. Pero nunca podrá decir que esa carencia de su parte fue porque no hubo primero disposición por parte de Dios. Harto que Dios busca nuestra salvación y se manifiesta a nosotros para que creamos. Pero como dice el dicho, "no hay más ciego que el que no quiere ver".

Nada hay bueno en el hombre que no sea don de Dios. Pero en los hombres hay distintos grados de bondad. Por tanto, Dios no da los mismos dones a todos los hombres igualmente.

Ahora bien, los dones de Dios a los hombres proceden del amor de Dios a los hombres.
Tal cual.

Por tanto, si Dios no da los mismos dones a todos los hombres igualmente, entonces no ama a todos por igual, si bien sí ama a todos, pues a todos hace algún don, comenzando por el mismo don de la existencia.
Exacto. Dios ama a todos (y por ende quiere que todos se salven), pero no ama a todos por igual porque no a todos da los mismos dones (el caso de la Virgen María habla por sí solo). Los más santos, son los que han recibido más dones de Dios, porque desea un mayor bien para ellos (por eso son más santos). De ahí la doctrina católica de la predestinación de los santos (de hecho, la misma Escritura habla de los "elegidos" de Dios). Pero los dones que Dios da a aquellos que los reciben en menor cantidad, son más que suficientes para que crean y se salven.

Un cordial saludo para ti también.
29/02/20 11:38 PM
  
Rubén (de Argentina)
Terrible que el sacerdote admire así las herejías de Queiruga y terrible que se atreva a decirlo públicamente, sabiendo que su profesión pública de falta de fe no tendrá ninguna consecuencia.
Así está la Iglesia. Hay alguien que no está cumpliendo con su tarea de custodiar el depósito de la fe.
29/02/20 11:45 PM
  
JSP
Ruben (de Argentina):

1. La definición del concepto de Fe no es sólo una virtud teologal, es decir, no se puede considerar solamente como un don sobrenatural en el Bautismo.
2. El ateo aunque no pida la fe está la actuación de Dios en la historia del hombre, aunque no sea eficaz por la negativa de la actividad volitiva del ateo. Ahí está la Fe divina y los hechos históricos, por lo que Dios es justo con Su Fe divina para todos.
3. Dios nos ha hecho criaturas racionales y no nos va a pedir que dejemos de ser racionales para creer en Él y acercarnos a Él, porque la racionalidad humana se concreta en la búsquedad de Verdad, Bien y Belleza. Por ello, no puede haber jamás contradicción entre fe y razón, porque Dios es el autor de la Fe y la Ciencia. Y Dios no se contradice, porque no sería Dios.
4. La fe católica se basa en el testimonio de hechos históricos. Fe y Razón.
5. Lo que conocemos, nadie nace conociendo ni nadie conoce por ser bautizado, lo referimos al modo de conocer por experiencia propia o por raciocinio propio. Pero,
el 99% de todo lo que sé no lo he obtenido de ese modo, ni por experiencia directa ni porque lo haya razonado. Lo recibido sin pedirlo, sin actividad y sin esfuerzo, es decir, porque me lo han dicho. Casi todo lo que
sabemos lo hemos recibido por transmisión cultural, donde nos beneficiamos de los
pensamientos y de los descubrimientos y de los trabajos de miles de personas a lo largo de todos los siglos, que se nos sirven hoy en bandeja cuando venimos a estudiar a una Universidad. De modo que, la fuente más importante de conocimiento es lo que llamamos la FE humana, conocimiento recibido de otro (testimonio).
6. Ahora bien, la Fe en el contexto religioso nos da un conocimiento que no puede obtenerse por ningún experimento ni raciocinio y se nos comunique en algún momento de la historia por manifestación de la infinita inteligencia que es Dios. De aquí la importancia del hecho histórico como base de nuestra fe católica, porque si hay una prueba histórica de que hubo este conocimiento recibido de Dios, entonces tengo la máxima certeza que se puede tener, porque es conocimiento recibido de Alguien que tiene conocimiento infinito y sinceridad indudable. Dios no puede engañarse ni engañar.
7. Así, pues, si se puede establecer con certeza histórica, por medios humanos, que Dios habló, y el contenido de su Mensaje, entonces tengo un conocimiento de lo que llamamos Revelación, en la que se funda la Fe Cristiana. Por ello, la fe católica no es un
cuento de hadas ni un cuento chino ni mitológico, ni tampoco un sistema filosófico.

La Fe Cristiana es aceptar una revelación
para la cual tenemos pruebas históricas. Una de las vaciedades irracionales que más
frecuentemente se escuchan, es que la Fe no puede tener pruebas. La Fe necesita tener pruebas, porque creer algo sin pruebas sería irracional. Pero la prueba no es de mi experiencia, ni de mi raciocinio, ni del contenido revelado, sino la prueba del hecho histórico de que Dios comunicó tales verdades. Entonces tengo razones suficientes para aceptarlo y lógicamente debo aceptarlo, con Fe divina aún sin estar bautizado. A eso es lo que me refiero cuando afirmo: "Aunque la Palabra de Dios es eterna, ya ha llegado a todos la Fe divina." Y es lo que nos diferencia con los protestantes que piden primero la fe y anulan/niegan la razón.
01/03/20 6:01 PM
  
Pedro 1
Dice Rubén de Argentina: "La Fe Cristiana es aceptar una revelación para la cual tenemos pruebas históricas".

Ocupando un lugar preeminente en la revelación, la palabra de Dios, la Biblia y la revelación de Cristo. «Es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual» (Conc. Vaticano II, Dei Verbum, n. 21).

01/03/20 11:47 PM
  
Pedro 1
Dice San Pablo: "La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de doble filo: entra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y descubre los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay ante ella criatura invisible, sino que todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuenta".

01/03/20 11:52 PM
  
Pedro 1
Balduino de Canterbury dice: "Es eficaz y más tajante que espada de doble filo para quienes creen en ella y la aman. ¿Qué hay, en efecto, imposible para el que cree o difícil para el que ama? Cuando esta palabra resuena, penetra en el corazón del creyente como si se tratara de flechas de arquero afiladas; y lo penetra tan profundamente que atraviesa hasta lo más recóndito del espíritu; por ello se dice que es más tajante que una espada de doble filo, más incisiva que todo poder o fuerza, más sutil que toda agudeza humana, más penetrante que toda la sabiduría y todas las palabras de los doctos".

01/03/20 11:58 PM
  
Pedro 1

Francisco Javier Avilés Jiménez, arcipreste de la Purísima, escribe en la hoja dominical de la diócesis de Albacete, junto al escrito del señor Obispo escribe un pequeño artículo en el que dice:

"Apologética para tiempos recios

La Biblia dice muchas mentiras

Lo que no es la Biblia es una enciclopedia de saberes científicos. Además de que son muchos libros —73— y de diferentes géneros —poesía, novela, mitos, normas, historia— ocurre que todos ellos tienen como fin y sentido leer la vida a la luz de la fe. Por otro lado, cada uno de esos libros tiene su historia y está condicionado por el lugar y el momento en que se escribió. Los cristianos intentamos no ser literales en nuestra lectura de la Biblia, su verdad es para vivirla y necesita siempre un discernimiento personal que ilumine que puede querer decir hoy, en qué me puede ayudar para vivir ahora lo que creo".

"

02/03/20 12:06 AM
  
Pedro 1
DEI VERBUM

La Iglesia venera las Sagradas Escrituras

21. la Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia. Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Sagrada Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles.

Es necesario, por consiguiente, que toda la predicación eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija por ella. Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual. Muy a propósito se aplican a la Sagrada Escritura estas palabras: "Pues la palabra de Dios es viva y eficaz", "que puede edificar y dar la herencia a todos los que han sido santificados".
02/03/20 12:13 AM
  
Pedro 1
CATECISMO 104
En la sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza (cf. DV 24), porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13).
02/03/20 12:16 AM
  
Pedro 1
Orígenes Adamantius, uno de los padre de la Iglesia, escribió en la Homiliae in Leviticum: "la Iglesia encierra en su Tradición la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la interpretación espiritual de la Escritura". Habla de la Tradición de la Iglesia, ojo, no de la interpretación personal.
02/03/20 12:27 AM
  
Pedro 1
CATECISMO:

85 "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.

86 "El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (DV 10).

87 Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus Apóstoles: "El que a vosotros escucha a mí me escucha" (Lc 10,16; cf. LG 20), reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.
02/03/20 12:52 AM
  
Pedro 1
Dice el interfecto del artículito que cada uno de esos libros tiene su historia y está condicionado por el lugar y el momento en que se escribió. ¿Y por eso tienen que estar llenos de mentiras? ¡Qué paciencia la del Espíritu Santo y los santos hagiógrafos inspirados por Él! Se habrán llevado las manos a la cabeza ante esta injuria. Es una blasfemia de las inmensas. Hace falta se gilí para escribir una sandez tan grande con tan pocas letras y llamarla apologética, cuando es una ridícula apología del príncipe de la mentira.
02/03/20 2:08 AM
  
JSP
Pedro 1:

1. Repito: la Fe Cristiana es aceptar una revelación para la cual tenemos pruebas históricas y el don de la Gracia de Dios al mundo permea a todo el género humano, desde Adán y Eva hasta el último hombre. Es decir, la gracia de Dios está presente para cada ser humano.
2. Cierto es que Dios es paciente y máxime el Espíritu Santo con la confusión del concepto de Fe en Su Iglesia (en parte por tener varios significados). Afirmar que: no puedo dar testimonio de lo que no he visto; creer con la sola fidei; decir que la fe es un sentimiento; decir que la fe es solo una virtud teologal o solo un don sobrenatural por el Bautismo; creer que la fe es un don sobrenatural que Dios concede siempre a quienes se la piden; o la sola Escritura, es decir que no se tiene clara la fe en Cristo, es decir que no se puede dar razones de nuestra esperanza en Su Promesa.
3. En esa tesitura no se puede evangelizar bien, como lo demuestra el arcipreste Francisco Javier Avilés Jiménez ¿qué dirá entonces del concepto de milagro apologético, necesario para fundamentar la Fe? (no es de extrañar que haya pocas vocaciones en Albacete), porque se tiende a la libre interpretación de la sagrada escritura, porque se reduce todo a una fe ciega de razón, porque se reduce la Tradición de los Apóstoles y los Padres de la Iglesia Católica a cero, porque se reduce a la experiencia directa y al raciocinio propio (1% de conocimiento), porque cómo sabemos en que libro de que Biblia está la Palabra de Dios, porque la razón no da apertura a la Fe humana ni divina, porque se niega la transmisión cultural, porque se niega la Fe humana, porque se niega la Fe divina, porque se niega la justicia, la sabiduría e inteligencia infinita que es Dios, porque se niega a la Palabra de Dios encarnada.
4. Por supuesto, el Magisterio y la Tradición de los Apóstoles y Padres de la Iglesia, pero para creer necesito establecer dos hechos: primero, que Cristo demostró que era Dios;
y segundo, que su enseñanza se ha transmitido hasta mí sin error, y estos dos hechos tienen que
demostrarse también históricamente.
5. La Fe es un obsequio racional, no se puede creer porque si o a la carta.
6. La Fe católica necesita tener pruebas de que Dios ha hablado al hombre, Su Palabra, porque creer algo sin pruebas sería irracional. El hombre es un animal racional, así nos crea Dios y en el modo de conocer que tenemos nos deja pruebas históricas porque la racionalidad propia del hombre es buscar Verdad, Bien y Belleza que es Dios.
7. Por otra parte, Ciencia, la primera afirmación de fe en el Credo: "Creo en Dios... Creador del Cielo y de la Tierra" se dirige a una verdad que el CV I definió como cognoscible con certeza por la razón humana: tal certeza de raciocinio lógico no impide la fe ni la desvirtúa. Ni se niega que sea fe la proclamación de Santo Tomás tocando las llagas de Cristo resucitado, aunque se alaba como mayor la fe de quienes creyeron sin haber visto, por el testimonio suficiente de testigos.
02/03/20 11:00 AM
  
Pedro 1
Perdón, padre de la mentira y no príncipe. Príncipe de este mundo.

¿Nos podemos imaginar a un sacerdote, un obispo, un cardenal o un papa que comience diciendo: "Hermanos, la Biblia dice muchas mentiras"? Pues ya no hay que imaginarlo. ¡El sacerdote albaceteño Francisco Avilés Jiménez ya lo hace! Aunque supongo que no será el primero, porque el mal modernista es muy antiguo. ¿Y cuáles son esas mentiras? Dice que son muchas.

¿El pecado original es una de ellas? ¿La condición divina de Jesús, el carácter redentor de su muerte y resurrección, la resurrección física de Jesús, la presencia total de Jesús en la Eucaristía, la Virginidad perpetua de la Madre de Dios, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, la indisolubilidad del sacramento del matrimonio, la Revelación total en Jesucristo, el crimen abominable del aborto, el carácter pecaminoso de las relaciones homosexuales, la institución de la Iglesia por Jesucristo como Sacramento Universal de Salvación, los milagros de Jesús en que no creen todos los teólogos actualizados, el Juicio Particular, el Juicio Universal, el diablo como persona enemiga de la humanidad, la existencia del infierno?

Supongo que para este señor, que declara que Andrés Torres Queiruga es el teólogo español más importante del postconcilio, será verdad lo que éste afirma en sus herejías y mentira lo que niegue como que el hombre ha nacido para servir a Dios.
02/03/20 3:15 PM
  
Jorge Cantu
La Fe Cristiana-Católica es paradójica.

Ordinariamente requiere un ambiente propicio, pero con frecuencia surge y florece en condiciones hostiles. La Fe con frecuencia depende de la credibilidad de quien nos la transmite. La fe como acto y como disposición receptiva hacia la persona de Cristo y todo aquello que Él nos ha transmitido, incluyendo la existencia, solidez y credibilidad en el tiempo y el espacio de su Iglesia (organización jerárquica integrada por personas concretas) y de la fidelidad de esta en transmitir veraz y claramente el mensaje auténtico y original del Señor, e investida de Su autoridad para iluminar las situaciones nuevas de la vida del hombre en diversas épocas en fidelidad a los criterios del Señor mismo.

Este testimonio creíble garantizado por Dios es clave para una fe verdadera y completa, que, sin embargo, puede quedar estéril, deformada y/o insuficiente sin la luz de la Gracia de Dios. Sin la Gracia de Dios, el mayor esfuerzo racional y la máxima credibilidad de los que nos la transmiten, puede ser inútil, pero el Señor se apiada del que Lo busca con sinceridad.
03/03/20 3:39 AM
  
José Martí
He aprovechado esta pregunta del lector angélico para una entrada en mi blog, en donde intento darle también una contestación, como hace Bruno, aunque fijándome sólo en el aspecto de que no es necesario haber visto, con los ojos del cuerpo, para que la fe venga automáticamente.

https://josemartiflorenciano.blogspot.com/2020/03/tambien-es-posible-dar-testimonio-de-lo.html
08/03/20 4:23 PM
  
RafaelC
Muchas gracias José Martí, he leído la entrada y me ha parecido muy interesante. Gracias por el tiempo para responder. Como aclaración, la pregunta no va tanto en torno al "ver" en el sentido meramente sensitivo, sino algo mucho más complejo.
Quizás lo que mejor responde la cuestión es "Puedo tratar de transmitir mi fe, pero no puedo dar testimonio de que esa fe es verdadera". Mi pregunta surgió tras reflexionar el papel de un testigo en un juicio, pues precisamente se le consulta para saber lo que a ese testigo le consta. Independientemente de ver o no a Cristo sensitivamente, San Pablo recibió el Evangelio de Jesús, un exorcista ha visto hechos sobrenaturales y San Francisco escuchó la petición de Cristo de reconstruir su Iglesia. En ese sentido, ellos pueden dar "testimonio" de Jesús, y Jesús (que es el único que ha visto al Padre) nos da testimonio del Padre y la Verdad. Pero en esencia la pregunta es mucho más profunda ¿puedo dar testimonio de que mi fe, Cristo y la Iglesia Católica son la verdad? ¿o en realidad eso solamente se cree, sin poder afirmarlo como testigo?
Bruno, tan clarividente como siempre, ha identificado aquello de lo que sí podemos dar testimonio: la fe es en sí misma un milagro, especialmente vivida en forma cotidiana, y de eso vaya que se puede dar testimonio.
09/03/20 9:13 PM
  
Proscrita
Muchas gracias a algunos comentaristas que han dado respuestas tan variadas como Roberto, Luis López, Argia, Mariasol y Néstor.
Mi testimonio coincidiría más bien con unas frases resaltadas por otro comentarista, aunque tal vez desde experiencias muy distintas: . «Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere.» «Y serán todos enseñados por Dios».
Y no me extiendo más porque este va a ser un comentario efímero, más que nada de agradecimiento a algunas personas.
Paz y Bien.
20/03/20 6:35 AM

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