El espíritu de conquista
Leo en los medios que el Papa Francisco ha dicho recientemente que la “docilidad al Espíritu implica un estilo de vida y una proclamación sin un espíritu de conquista, sin la voluntad de hacer proselitismo (es la peste) y sin una intención agresiva de refutación”. Me he quedado pensando en esta frase y me ha parecido necesario hacer una brevísima reflexión sobre ella.
Como es lógico, no es mi intención corregir al Papa, entre otras cosas porque el Pontífice actual no se caracteriza por la claridad de su pensamiento y no sé muy bien qué quiere decir con esa frase. Supongo que estará criticando la intención de quedar por encima de los demás o algo por el estilo. En cualquier caso, sin embargo, creo que conviene resaltar que, en principio, no hay nada de malo en el espíritu de conquista en la Evangelización, como muestra sin lugar a dudas la historia de la Iglesia.
Por ejemplo, San Juan Bautista de la Salle hablaba de la “conquista de las almas por el anuncio del Evangelio” (Meditaciones para los días de retiro, 1ª meditación). Santo Domingo “se consagraba con todas sus fuerzas y ardiente celo a conquistar para Cristo el mayor número de almas, todas las que podía, y en su corazón tenía una ambición sorprendente, casi increíble, de la salvación de los hombres”, según nos cuenta el beato Jordán de Sajonia (Vida de Santo Domingo). San Juan Bosco esperaba que Dios le diese la gracia de imitar a San Francisco de Sales “en la conquista de las almas” y para “imitarle en el combate contra los errores de la religión, especialmente del protestantismo” (Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales).
Si acudimos a la Compañía de Jesús, San Alberto Hurtado, jesuita chileno y canonizado hace solo quince años, exhortaba a ir a la “conquista del mundo, conquista que, más que el fruto de sus palabras, será el fruto de la gracia de Dios”, recordando que “para la conquista de las almas hay que ser otro Cristo” (El llamado del Rey). El mismo San Ignacio, en la meditación del Rey temporal, imagina que Cristo nos llama a cada uno y dice “mi voluntad es de conquistar todo el mundo y todos los enemigos, y así entrar en la gloria de mi Padre”, llamándonos a trabajar con Él en esa conquista. De hecho, el Papa Pío XI exhortaba a los sacerdotes y religiosos a que acudieran a los ejercicios espirituales con el fin de adquirir “aquella abundancia de espíritu sobrenatural” necesaria para “conquistar muchas almas para Cristo” (Carta encíclica Mens Nostra).
Podrían citarse innumerables ejemplos más, pero creo que los citados hacen evidente que lo crucial es para quién conquista el evangelizador: para sí mismo y su propia gloria y satisfacción o para gloria de Dios y de Cristo. Lo importante, asimismo, es en qué fuerzas confía el evangelizador para esa conquista: las suyas o las de la gracia de Dios. Como decía San Francisco Javier, patrono de las misiones, que algo sabría del tema, “no pretendo conquistar este reino (Japón) para Portugal, sino para Cristo; y para esta conquista no son menester más armas que la verdad y la paciencia”. No se trata, pues, de no conquistar, sino de no conquistar a la manera mundana, de hacerlo a la manera de Dios.
Algo similar podría decirse del nunca bien definido y aparentemente pestífero proselitismo, que antes se consideraba deber de todo cristiano, aunque supongo que es posible que el Papa se refiera a algo diferente de lo que antes se entendía por esa palabra. También podríamos hacer un repaso de la intención de refutación, a menudo combativa, que tantísimos santos y doctores de la Iglesia han mostrado contra las herejías y los que las sostenían.
Creo, sin embargo, que bastan los párrafos anteriores para darse cuenta, gracias a este ejemplo tan poco importante, de que, del mismo modo que el magisterio papal ayuda a entender la Tradición de la Iglesia, ese magisterio necesita entenderse dentro de esa misma Tradición. Es lo que el Papa Benedicto XVI llamaba la hermenéutica de la continuidad. De otro modo, nos exponemos a estar sacudidos por todo viento de doctrina, algo que el apóstol San Pablo tendía a considerar con cierta desaprobación.
57 comentarios
Y a eso se suma lo que dice Bruno de vete tu a saber lo que quiere decir el Papa. Desde que Francisco saco a relucir la habilidad hermeneutica de muchos catolicos, que ni siquiera ellos sabian que tenian tal habilidad, e interpretar al papa se volvio disciplina olimpica, la vida de los catolicos, donde va a parar, es muuuucho mas interesante.
Esto parece una comedia Italiana.
Lo ha dicho en Nápoles, en un congreso titulado "La teología después de la Veritatis gaudium en el contexto del Mediterráneo" (solo el título ya alcanza unas cotas pasmosas de adulación), organizado por la Facultad de Teología de Italia Meridional. Lo cuentan varios medios, por ejemplo Europa Press.
Pero dice cosas similares a menudo. Recién elegido, habló en una homilía en Santa Marta de "La humildad, el servicio, la caridad, el amor fraternal. Pero ¡Señor tenemos que conquistar el mundo! Esa palabra ´conquistar no está bien. Tenemos que predicar al mundo. El cristiano no puede ser como los soldados que cuando ganan la batalla arrasan todo. El cristiano anuncia el evangelio con su testimonio más que con las palabras y con una doble disposición: un ánimo grande que no se asusta de las cosas grandes, de caminar hacia horizontes inmensos y la humildad de tener en cuenta las pequeñas cosas".
Como siempre, es difícil saber qué quiere decir.
“docilidad al Espíritu implica un estilo de vida y una proclamación sin un espíritu de conquista, sin la voluntad de hacer proselitismo (es la peste) y sin una intención agresiva de refutación”
lo primero que se me vino a la mente fue el libro de "El proceso" del mencionado autor. Y que Dios me perdone.
Sólo sé que Dios permite ese desastre para obtener un bien mayor, y que por mi parte debo crecer en fidelidad y celo apostólico, no sólo con el ejemplo sino sobre todo con palabras, que es lo que más falta hace en estos tiempos en que abunda la palabrería falsa, y la cobardía o pusilanimidad de quienes podrían contribuir con palabras de verdad. Y eso basta.
"Sólo sé que Dios permite ese desastre para obtener un bien mayor, y que por mi parte debo crecer en fidelidad y celo apostólico"
Bien dicho.
"no sólo con el ejemplo sino sobre todo con palabras"
Completamente de acuerdo.
Términos clásicos, pero legítimos si los entendemos y enfocamos bien; otra cosa es si denotan imposicíón, obligación sin libertad o el "deber ser y creer" sin convicción interna alguna.
Creo que hoy nadie niega que la evangelización es una propuesta de salvación para el que la quiera acoger como don y gracia, a la cual el hombre tiene que responder con libertad y convicción.
Evidentemente que no es una propuesta cualquiera y al acogerla o rechazarla nos jugamos todo. (O sea que no es:"si quieres, muy bien y si no, no pasa nada).
Fui siguiendo las ocurrencias del Santo Padre durante bastante tiempo. Ahora ya no. He perdido la cuenta y me llevaba demasiados disgustos.
Despojar el lenguaje religioso y la predicación es restarle fuerza y atractivo. Yo rezo porque algún día en el "Santo" de la Misa volvamos a aclamar al "Dios de los Ejércitos" y no a ese aséptico "Dios del Universo". Decir esto no es ser un forofo de la carrera armamentística, es adorar a Dios de la misma forma en que Él mismo nos enseña.
Sí, hablemos de conquistas y de luchas. Los santos son héroes guerreros, incluidos San Francisco y Santa Teresita. Los pecadores son heridos de guerra. Nuestra alma y la Iglesia son fortalezas asediadas. Nuestro Dios es un rey victorioso que enciende el ánimo de sus tropas.
"Combate los buenos combates de la fe"
(1Tim 6,12),
Lástima que cuando uno quiere FELICITAR a quienes combaten con inteligencia notoria y gran fe, y son nuestros guías, en los combates de la fe, como lo son quienes escriben estos post. en InfoCatólica, no alcanza uno a "saborear" todos los títulos y su contenido, y cuando va a hacerlo ya está cerrada la participación. Me ocurrió con Fray Nelson Medina, el dominico colombiano, tan firme y claro en sus exposiciones y defensa de la fe, cuando hace la crítica a Cristo-visión y a los obispos de Colombia, quienes ya por segunda vez ( la primera, no obedeciendo a Benedicto XVI quien no recomendaba traer a la Conferencia Episcopal al herético benedictino Anselm Grüm, y lo hicieron... aunque a tiempo no lo supimos los laicos) y lo vuelven a traer... Yo desconfío de varios de los temas que llevan a la pantalla en Cristo-visión... y con mayor razón de la entrevista y despliegue progre-modernista que allí se le hace a este herético monje. ¡Bendito sea Dios! tenemos a Fray Nelson, el monje dominico humilde, sincero y recto, quien nos aclara algunas cuestiones falsas que expone Grüm. Un poco tarde, pero espero que como a Antony de Melo y otros, la Iglesia termine callándolo para bien de toda la Iglesia. No es buena influencia para laicos que tenemos anhelos espirituales, descansar leyendo semi-verdades de origen budista y de otras latitudes que no son la Sagrada Biblia y las Verdades de la Sana Doctrina.
Pero, ya nos lo había advertido Benedicto XVI...
Obviamente no se trata de obligar a la fuerza o con compulsión, ya que quien evangeliza debe "dar razón de su esperanza, haciéndolo con dulzura y respeto" (1 Ped. 3,15). Y con la conciencia siempre de que somos meros "siervos inútiles", y que "llevamos un inmenso tesoro en vasijas de barro".
Estoy de acuerdo con el Santo Padre con que el error no puede refutarse "de manera agresiva". Ahora bien, tampoco puede dejarse sin respuesta o templar gaitas (por respetos humanos o cobardía) con los disparates sobre la fe que oímos tantas veces. Porque obligación esencial de cualquier cristiano -no sólo de los curas- es evangelizar "a tiempo y a destiempo", y llevar a la Verdad y a la salvación a los que están en el error. La firmeza y contundencia no es agresividad.
Creo que se explica bien en el artículo. No sé lo que quiere decir el Papa (ni siquiera sé si él mismo lo tiene claro) y es imposible corregir lo que no se conoce. Lo que hago es ayudar a evitar que los lectores puedan sacar de ello conclusiones contrarias a la Tradición y la enseñanza de la Iglesia. Para corregir al Papa están su confesor, sus asesores y los obispos.
Por otra parte, la cortesía siempre es buena y el respeto a un ungido de Dios no se le debe por lo bueno que sea, sino por la presencia misteriosa de Dios que lo ha ungido. Léase el primer libro de Samuel y lo verá.
"Yo rezo porque algún día en el "Santo" de la Misa volvamos a aclamar al "Dios de los Ejércitos" y no a ese aséptico "Dios del Universo""
No pierda la esperanza. En inglés volvieron en tiempos de Benedicto XVI a la antigua versión de "Lord of hosts" con la nueva traducción del Misal de 2011 (fruto de la labor de Vox Clara y siguiendo las instrucciones de Liturgiam authenticam), que corrigió innumerables fallos en la traducción de los setenta.
Desgraciadamente, ha resurgido de sus cenizas la resistencia contra la nueva (y estupenda) traducción inglesa, en buena parte porque el Papa Francisco introdujo una gran confusión en el tema con su motu proprio Magnum principium, dando a entender que las diferentes conferencias episcopales podrán hacer lo que les de la gana en el futuro en ese ámbito. Mi impresión personal es que solo la presencia del Cardenal Sarah ha impedido por ahora que estalle la revolución en ese sentido.
"Estoy de acuerdo con el Santo Padre con que el error no puede refutarse "de manera agresiva""
Eso suena bien, pero me temo que está basado en las ideologías políticamente correctas de nuestra época y no en la fe o la tradición de la Iglesia. Basta leer a San Jerónimo, San Agustín o prácticamente todos los Padres de la Iglesia para entender que no es cierto. O la misma Palabra de Dios. San Pablo refutaba con enorme agresividad a los judaizantes o a los "superapóstoles". Y las cosas que decía Nuestro Señor a los fariseos harían temblar a un legionario.
Todo eso lo sabemos, pero aun así, años y años de catequesis mundana de tipo pacifístico-sensiblero han modificado profundamente nuestra forma mentis sin que nos demos cuenta de ello.
Recomiendo volver a leer Caridad y dulzura no son sinónimos. O también Donde no hay odio a la herejía, no hay santidad.
Ahi le has dao, guapeton. El discipulo ha superado al maestro.....🤗
Aunque podria tambien ser el argumento de una telenovela de enredos cutre.
Si yo fuera cineasta, Francisco me inspiraria a hacer una seria mezclando Los Borgia, conspiraciones palaciegas del siglo XVI, el cardenal Richelieu, Frankestein, Dr Jekyll y Mr Hyde, Psycho, y todo ubicado en una republica bananera bolivariana.
Dios de los ejércitos, o del universo, no deja de ser una invocación poética que no aporta mucho más que sonoridad literaria a la alabanza divina.
Mucho más decisivo me resulta a mí tener que elegir entre los hombres de buena voluntad o los hombres que ama el Señor. Me temo que los segundos sean algunos pocos más que los primeros.
En el caso de por cuántos de ellos, muchos o todos, se ha derramado la Sangre de la Alianza, se ha mostrado mayor determinación. Asisto, no obstante, a cierta misa, algún que otro domingo, en la que sigue siendo por todos, Dios sabrá por qué (y con que sea Dios el que lo sepa yo, la verdad, por mi parte tengo bastante).
Pero es alucinante la cantidad de conceptos ¡e incluso preceptos! que dependen, y vienen dependiendo desde siglos (o a partir de un momento dado) de una traducción, una acepción, un sentido o un punto de vista.
Espíritu de conquista es quedarse corto, a la hora de hablar de las palizas a que, solo esto, ha dado lugar.
Es que el amariposamiento generalizado expande estas ideas, que no se puede ser comprensivo y combatiente a la vez. A que si Haddock? Ande estas?
Ahora en cambio tiene sentido porque es algo olvidado por dos generaciones.
Es decir, hay que incidir en lo que es bueno y santo y ha caído en desuso y no hay que recordar a los dominicos que no organicen el Santo Oficio si ya no tienen Santo Oficio.
Es que esto es un disparate, cuándo más necesitamos el ardor-San Juan Bautista, ayúdanos-nos dicen que cojamos la manguera.
Por lo tanto recomendar ahora, con un cristianismo agonizante, que no seamos proselitistas es, sencillamente, abstruso por no decir otra cosa por eso no sirve ni para chiste.
"¡Cambio de vida! ¡Cambio de vida!
¡Dejad de lanzar piedras contra vuestro propio tejado!
Dejad de tirar piedras al Papa. Tendedle cuerdas. Cuerdas de salvación. Corregidle si yerra, pero no le ataquéis."
Mensaje de Jesús a Marga del 13 de mayo de 2019
Por eso las llamadas a no hacer proselitismo (otrora evangelización) causan sorpresa.
No fue el Papa del momento sino San Ireneo de Lyon quién combatió las herejías pero el Papa lo refrendó, si no hubiera sido así difícilmente San Ireneo sería considerado ahora "Martillo de los herejes".
Por otro lado, fue ordenado en 1969, o sea que hizo el seminario en la década del 60, y esa fue una época complicada para formar curas.
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