Pequeñas medallas y grandes milagros
—Me habría gustado poder despedirme de Tony —dijo el Sr. Crouchback—. No sabía que se iría tan pronto. El otro día busqué una cosa para él y quería dársela. Sé que le habría gustado tenerla: la medalla de Nuestra Señora de Lourdes que llevaba Gervase. La compró estando de vacaciones en Francia el año que estalló la guerra y siempre la llevaba. Me la enviaron después de que muriera [en la guerra], con su reloj y otras cosas. Tony debería tenerla ahora.
—No creo que haya tiempo ya para hacérsela llegar.
—Me gustaría haber podido dársela en persona. Enviarla por correo no es lo mismo. Es más difícil explicar.
—Bueno, a Gervase no le protegió mucho, ¿no?
—Claro que sí —respondió el Sr. Crouchback—, mucho más de lo que podría parecer. Me lo contó al venir a despedirse, antes de marchar otra vez al frente. El ejército está lleno de tentaciones para un muchacho. Una vez, en Londres, en la época en la que todavía estaba haciendo la instrucción, se emborrachó con algunos compañeros de su regimiento y, al final, terminó solo con una chica que habían encontrado en algún sitio. Ella empezó a tontear, le quitó la corbata y entonces encontró la medalla. En un instante, los dos se serenaron y ella empezó a hablar del convento donde había ido al colegio y después se marcharon cada uno por su lado, como amigos y sin que pasara nada. Yo diría que eso es estar protegido. He llevado una medalla toda mi vida. ¿Y tú?
—A veces. En este momento no tengo ninguna.
—Pues deberías, ahora que están cayendo bombas y todas esas cosas. Si te hieren y te llevan a un hospital, sabrán que eres católico y llamarán a un sacerdote. Me lo dijo una enfermera. ¿Te gustaría llevar la medalla de Gervase si Tony no puede hacerlo?
Evelyn Waugh, Hombres en armas, 1952
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Estoy releyendo la magnífica trilogía Sword of Honour, de Evelyn Waugh, y esta pequeña escenita me llamó (de nuevo) la atención al leerla. Tiene un sabor profundamente católico, por dos cosas.
En primer lugar, porque muestra la importancia de las cosas materiales, como la medalla de la historia. Nuestra fe no es algo abstracto y espiritual. Gracias a Dios, el catolicismo es intrínsecamente sacramental y en la Iglesia se unen el espíritu y la materia para dar gloria al creador de ambas. El Verbo se hizo carne y, desde entonces, la materia, transfigurada, es vehículo de salvación. En cambio, basta visitar una iglesia calvinista o evangélica para sentir una frialdad y una vaciedad que son desconocidas en nuestras iglesias católicas (al menos las que no han caído víctimas del feísmo posmoderno).
Más aún, el fragmento de la novela de Waugh muestra la importancia de las cosas materiales, como las medallas, que son pequeñas y tradicionales, ambas características tan despreciadas en una época más dada a las grandes abstracciones modernas, ya se trate del compromiso social, la ecología o el diálogo interreligioso. La sabiduría inmemorial de la Iglesia, por el contrario, no se cansa de recordarnos que, desde que Cristo vivió oculto la mayor parte de su vida en el pueblo más insignificante del rincón más recóndito del Imperio romano, lo pequeño es infinito. Dios se vale de las pequeñas cosas para salvarnos, de modo que su grandeza se manifieste en la pequeñez.
Asimismo, Cristo ha querido venir a nosotros a través de la fe transmitida por la Tradición. Ninguno de nosotros la descubre, como grandes exploradores de la terra incognita de lo divino, sino que la recibimos humildemente de la Iglesia, como Tradición que se expresa en mil pequeñas tradiciones, incluidas las medallas que llevamos al cuello. Si prescindimos de esas pequeñas tradiciones, lo hacemos por nuestra cuenta y riesgo, porque no sería extraño que, dejando a un lado las tradiciones, también se quedara por el camino la Tradición y perdiéramos así la herencia de vida eterna que nos corresponde como católicos.
Además de todo esto, se percibe claramente en la historia de Waugh algo de lo que ya hablamos otro día, aquella inmortal frase del salmista: tu gracia vale más que la vida. En el diálogo se muestra, de forma muy sencilla, pero quizá por eso más real, que la vida terrena no es lo más importante. La gracia de Dios vale infinitamente más. Por eso, el Sr. Crouchback, que perdió a su hijo mayor en la guerra, puede decir con sobrenatural satisfacción que Nuestra Señora lo protegió.
Paradójicamente (esas paradojas que tanto le gustaban a Chesterton), reconocer la bondad y la importancia de algo material como la medalla no lleva a idolatrar la materia (como creen los protestantes), sino a descubrir con mayor claridad aún que lo terreno es una preparación para la vida celestial, que es la que verdaderamente vale la pena:
La ciencia más acabada
es que el hombre en gracia acabe,
pues al fin de la jornada,
aquél que se salva, sabe,
y el que no, no sabe nada.
25 comentarios
Ya sea en inglés o en español, recomiendo leer la trilogía, que versa sobre el último miembro de una noble dinastía de católicos ingleses, que se presenta voluntario para luchar en la Segunda Guerra Mundial: Hombres en armas, Oficiales y caballeros y Rendición incondicional.
Muchas gracias por sus artículos.
Este comentario no tiene nada que ver con el contenido de este último artículo suyo. Más bien con una idea que me viene rondando últimamente sobre cómo influye el hipertexto en nuestra concentración e inteligencia. He llegado a la conclusión de que cuantos más enlaces haya dentro de un texto, soy menos capaz de concentrarme en su lectura, incluso si no "pincho" en ellos.
Creo que sería mejor que hubiera una serie de llamadas, no enlazadas, a notas a pie de artículo en las que sí aparecieran los enlaces que el autor sugiere visitar.
Discúlpeme por esta digresión.
Reciba un saludo cordial.
Sí, señor.
Muchas gracias, D. Bruno. Resalto este fragmento para rumiarlo en oración.
María Dolores Pradera cantaba "devuélveme el rosario de mi madre". Si observamos películas estadounidenses en las que se haga referencia a lo hispano -Mexicano, por lo común- vemos como usualmente se acude al recurso de mostrar una exibición abigarrada de rosarios, estampas, pasos procesionales, meddallas, reliquias y santos; todo ello observado, desde ojos protestantes, como una rareza antropológica. Una rareza antropológica que se opone al racionalismo y sentido práctico de la modernidad, claro.
Sin embargo, nosotros sabemos que ese rosario de Maria Dolores Pradera nos remite a esa pequeña tradición familar que es continuación y reflejo de la gran Tradición; y que el paso procesional es celebración comunitaria donde nos encontramos con esa gran familia a la que aún podemos llamar la christianitas.
¿Es casualidad que el mundo moderno enfrente al individuo y al estado, al tiempo que conspira contra la famila?
"Este comentario no tiene nada que ver con el contenido de este último artículo suyo. Más bien con una idea que me viene rondando últimamente sobre cómo influye el hipertexto en nuestra concentración e inteligencia. He llegado a la conclusión de que cuantos más enlaces haya dentro de un texto, soy menos capaz de concentrarme en su lectura, incluso si no "pincho" en ellos. Creo que sería mejor que hubiera una serie de llamadas, no enlazadas, a notas a pie de artículo en las que sí aparecieran los enlaces que el autor sugiere visitar".
Gracias por el comentario. Es un tema interesante, porque cualquier cosa que facilite la lectura es buena. Supongo que no se aplica mucho a este artículo en particular, en el que solo hay un enlace y en una parte que no es propiamente de texto, pero sí podría afectar a otros artículos más enlazados. No sé si otros lectores tienen también la misma sensación.
A mí en general el texto en Internet en sí mismo me dificulta la lectura y creo que es una experiencia general. Por eso limitamos bastante la longitud de los artículos, porque hemos visto que en cuanto son un poco largos la gran mayoría de la gente no los lee. No sé si los enlaces dificultan aún más esa lectura, aunque sin duda resultan bastante útiles.
Lo de las notas al pie podrían ser una alternativa, pero tampoco ideal, porque pocos acuden a ellas.
El enlace de este texto remite a un libro determinado y, por lo tanto, lo mejor es hacer caso omiso de él hasta que no se haya leído todo el artículo y después solo es necesario acceder si uno está verdaderamente interesado por el libro, si no es así vale con lo que está escrito.
"A Igreja Católica possui uma espécie de mapa da mente que parece um labirinto, mas que é, de fato, um guia para o labirinto. Ele foi compilado a partir de um conhecimento que, mesmo se considerado humano, não tem nenhum paralelo humano.
Não há nenhum outro caso de uma instituição inteligente e contínua que tenha pensado sobre o pensamento por dois mil anos. Sua experiência cobre naturalmente quase todas as experiências; e especialmente quase todos os erros. O resultado é um mapa no qual todas as ruas sem saída e as estradas ruins estão claramente marcadas, bem como todos os caminhos que se mostraram sem valor, pela melhor de todas as evidências: a evidência daqueles que os percorreram."
"Agora, todas essas falsas questões têm uma maneira de parecer novas em folha, especialmente para uma geração nova em folha. Suas primeiras afirmações soam inofensivas e plausíveis."
"Ou novamente, soa muito piedoso dizer: “Nosso conflito moral deve terminar com a vitória do espiritual sobre o material”. Siga essa sugestão e você terminará com a loucura dos maniqueus, dizendo que um suicídio é bom porque é um sacrifício, que a perversão sexual é boa porque não produz vida, que o demônio fez o sol e a lua porque eles são materiais. Então, você pode começar a adivinhar a razão de o cristianismo insistir que há espíritos maus e bons; que a matéria também pode ser sagrada, como na Encarnação ou na Missa, no Sacramento do matrimônio e na ressurreição da carne."
G. K. Chesterton, Por que sou católico
Na Encarnação do Verbo no seio virginal de Maria Santíssima, são condenados, quer o Panteísmo, quer a gnose. O Panteísmo materialista é condenado pois o dogma da Encarnação afirma a existência do Verbo. A gnose, por sua vez, é condenada pela assunção da natureza humana por Deus.
E como no fim das contas a ação de Satanás consiste em fomentar numa ponta diversas formas de panteísmo e na outra diversas formas de gnosticismo, o ódio a Encarnação é recorrente, pois, ele ataca as duas lâminas da tesoura. Daí que contra o dogma da Encarnação que se lançarão todos os ódios de todas as heresias e porque Maria Santíssima esmagou todas as heresias e é odiada pela serpente.
Además si Bruno los recomienda, para mi es una recomendación a seguir.
Sólo espero que la traducción al español esté a la altura de la obra. Lamentablemente no puedo leerlos en inglés.
Toda la realidad material es espejo e icono de Dios, sin duda deformada por el pecado a menudo (y, sobre todo, nuestra visión de ella también esta deformada siempre por el pecado). Cada lugar es la puerta del Cielo y cada instante es la eternidad. En los sacramentos se nos revelan las cosas como realmente son y en los sacramentales se nos muestra que todo es realmente de Dios y para Dios.
También creo que aquí es donde vemos en acción la virtud de la piedad, entendida de forma amplia como la justicia con la que intentamos cumplir en nuestra relación con todo aquello que hemos recibido, aquello de lo que debemos estar agradecidos y que realmente no somos capaces de pagar. A nivel sobrenatural la Tradición se recibe de forma concreta en una serie de tradiciones que son humanas y cambiables, si, y que pueden tener cosas que es necesario cambiar y algunas que incluso no deberían haber estado nunca, pero solo aprendiendo a amar esas tradiciones podemos recibir de verdad la Tradición. Igual que en el ambito natural, la tradición de lo humano, el saber ser humanos (que no es algo independiente de la Tradición, sino su anticipo, su espejo e icono) la recibimos de forma concreta, en una serie de mil tradiciones, empezando por la lengua y las costumbres de nuestro pueblo. Sin duda estas contienen muchas mas deformaciones y muchas mas cosas que corregir, pero es amando una tradición concreta que llegamos a ser verdaderamente humanos (y solo así podemos ser cristianos porque la gracia construye sobre la naturaleza). No somos consumidores que elegimos entre una cultura y otra desde un punto neutral (aunque sin duda podemos tener que irnos a otro lugar y tener una cultura nueva que recibir), porque esas tradiciones solo se pueden juzgar desde dentro o, a veces, desde un punto de vista superior (la moral objetiva y la Tradición). Tampoco elegimos desde un punto neutral entre ritos o tradiciones eclesiales. El cambio tan gordo de la reforma litúrgica tuvo algo de desprecio de lo antiguo y sin duda se aplico en muchísimos sitios con un profundo desprecio de lo recibido (con impiedad, vamos); y, a la vez, hoy día somos todos hijos del novus ordo y si se puede preferir y apreciar la liturgia antigua (al fin y al cabo también nos la ofrece nuestra madre la Iglesia), pero despreciar la forma en la que se nos ha entregado el cuerpo de Cristo, en la que hemos sido bautizados, nos hemos casado, hemos recibido al Espiritu Santo y el perdón de Dios (no así los abusos claro) es impio.
Todo estaba conectado y todo contribuía a lo mismo.
Desde que murió mi madre y la enfermera me dio su medalla nunca me la quito. Si puedo ponerla encima del jersey o la blusa lo hago: tiene en una cara el Sagrado Corazón y en la otra la Virgen del Carmen, amén de una pequeña cruz de oro. Espero morirme con ella puesta pero no tengo a quién dársela y eso interrumpe una tradición, resulta doloroso que ocurra una cosa así.
Si le preguntáramos a Monseñor Athanasius Schneider qué se llevaron sus abuelos cuando fueron deportados a las estepas seguro que nos diría que una medalla, un rosario, un crucifijo o cosas así. Ningún cristiano se va sin llevarse algún objeto religioso, los iconoclastas estaban muy equivocados.
Dios no es la imagen, pero la imagen ayuda a tenerlo presente, todos los que estuvieron en cárceles comunistas fabricaban rosarios con miga de pan endurecida y muelles arrancados de las camas que servían para engarzar, pintaban cruces en la pared-a veces con su propia sangre-o llevaban medallas escondidas. La fabricación de objetos religiosos en condiciones extremas ayuda a la oración, conecta al aislado con el resto de los cristianos y amortigua la soledad. Lo mismo ocurre con cualquier trozo de papel donde se puedan escribir oraciones o meditaciones. El apoyo material de la fe es muy necesario.
"los campesinos se tomaban la destrucción de las campanas y los iconostasios de las iglesias tan a pecho o más que el hurto de sus aperos de labranza o sus animales. Las descripciones de las campesinas llorando a moco tendido ante la caída de la campana de una iglesia conmueven"
Siempre ha sido así, gracias a Dios. Es el amor concreto y real de la gente sencilla por Dios y sus cosas. Por eso comprenden instintivamente lo que tantos "teólogos" de hoy son incapaces de entender: que el primer mandamiento está a una distancia infinita del segundo y, en consecuencia, la inmensa gravedad y las catastróficas consecuencias del pecado de impiedad.
"Espero morirme con ella puesta pero no tengo a quién dársela y eso interrumpe una tradición, resulta doloroso que ocurra una cosa así."
Dios proveerá.
Esas mismas campesinas en Kolymá, alejadas de los suyos, protagonizaron aquella mañana de Pascua, que yo siempre tengo en cuenta, cuando en el barracón de castigo se negaron a trabajar, el episodio que cuenta Yevgenia Ginzburg *, diciendo: "Es la Pascua del Señor, debemos alabar su Resurrección, dejadnos en paz que mañana trabajaremos el doble". Permanecieron todo el día con los pies desnudos sobre el permafrost entonando cantos de la Pascua Rusa. Cuando ya no tenían ni familia seguían alabando a Jesús Resucitado.
* Eugenia Ginzburg: "El Vértigo" Galaxia Gutemberg, 2005
es que el hombre en gracia acabe,
pues al fin de la jornada,
aquél que se salva, sabe,
y el que no, no sabe nada." Es de... no recuerdo bien.
Gracias por tan importante tema. La sencillez es la elegancia de la vida, y lo es de la vida espiritual, si nos gusta la espiritualidad de S. Teresita de Lisieux... que desde joven tanto me atrajo. Con qué amor se besa una medalla, un crucifijo!
Merece un artículo.
El enlace se abre en el segundo indicado... solo hay que aguantar un minuto.
https://youtu.be/v775aLI-B0k?t=1110
"Por cierto VOX ya propone despenalizar el aborto"
Es lo que siempre han propuesto: volver a la ley socialista de 1985, que despenalizó el aborto en España en cuatro supuestos. Lo curioso es que no importa las veces que el propio partido lo reconozca, muchos siguen empeñados en afirmar que Vox es el gran defensor de la vida.
Si la ley que introdujo el aborto en España y pervirtió moralmente a los españoles hasta extremos insospechados es lo mejor que pueden proponer los defensores de la vida, estamos apañados. Y si defender la vida consiste en ser partidario de legalizar el asesinato, más de lo mismo.
Por no hablar de que, cuando hablan del tema, lo hacen con criterios utilitarios: que hay pocos niños en España. Como si matar a un niño fuera bueno cuando hay muchos y malo cuando hay pocos.
Así nos va.
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