Nostalgia del cielo
Leyendo el salmo 23, me ha llamado la atención un verso en el que nunca me había detenido: habitaré en la casa del Señor por años sin término. En los salmos, como decía Santo Tomás, está contenida la Escritura entera, y al leer la frase he tenido que detenerme para rumiarla tranquilamente cual estólido buey.
Obviamente, el salmo hace alusión a la vida eterna en el cielo. En ese sentido es casi trivial, porque no hace más que repetir algo que todo cristiano sabe al menos desde que tiene uso de razón: que nuestro fin es la vida eterna en el cielo. Me ha parecido especialmente llamativo, sin embargo, que el salmo hable del cielo como la Casa del Señor. El cielo es un Reino, un banquete, una patria, una Ciudad… pero también, y quizá ante todo, es una casa, un hogar.
No es una imagen exclusiva de este salmo, claro está. Se repite en otras ocasiones en la Escritura, a veces referida al Templo de Jerusalén, como figura del cielo. Andaré con rectitud de corazón en medio de tu casa, suspira el salmista en otro lugar. El propio Jesús habla directamente del cielo como la casa de mi Padre, en la que hay muchas moradas.
Curiosamente, es uno de los nombres que menos utilizamos los católicos para hablar del cielo, pero probablemente no debería ser así, porque combate una de las ideas más dañinas que se han introducido en nuestra generación a través del cine y la televisión: la impresión de que el cielo es una especie de escenario blanco, infinitamente vacío, con nubecitas aquí y allá y quizá algunas arpas. Es decir, un lugar frío, aséptico, aburrido y sin vida, en el que uno no querría pasar ni un fin de semana, mucho menos la eternidad entera.
Un hogar es, en cambio, justo lo contrario. En efecto, la casa se define ante todo en términos de vida: es el lugar donde vives, donde vive tu familia y, a ser posible, donde vivieron tus antepasados. Una casa está llena de vida. A lo largo de los años, las risas, los llantos, el cariño, las carreras de los niños y la sabiduría de los ancianos, las presencias queridas y las ausencias lloradas, las vidas de sus moradores en definitiva, han ido permeando las paredes, los suelos y los muebles, para convertir cuatro paredes en un hogar.
Así es el cielo. No es un lugar frío, sino rebosante del calor de un hogar. Y recordemos que la palabra hogar significa precisamente eso: fuego, lumbre, porque una casa se creaba sobre el fundamento del fuego, en torno al cual se reunía la familia. Al menos cuando los hogares eran hogares, y no cajas de cerillas prefabricadas y sin raíces. Como han hecho las familias durante miles de años, la familia de Dios se reúne en el Hogar del cielo, que es la morada de Dios con los hombres, al calor del fuego del Espíritu Santo. Por eso el cielo huele a pan recién hecho y suena a música y danzas. Nuestros hermanos los santos aguardan a que lleguemos, deseosos de abrazarnos, reír con nosotros y contárnoslo todo: el Señor ha hecho cosas grandes con nosotros y estamos alegres.
Cristo, nuestro Señor y hermano, nos ha precedido y nos espera también en la casa de nuestro Padre. Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Como hijos pródigos, la decisión más importante de nuestra vida es la de volver a casa: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Con la diferencia de que nuestro hermano mayor está deseando que nos sentemos con él en el banquete de bienvenida. Y junto a Él, nuestra Madre. Ella dio un hogar terreno a su Hijo en Nazaret y nos dará un hogar celeste a nosotros también.
Así es el cielo. No es un lugar aburrido, sino la Casa de las casas, el lugar más lleno de vida, de historias y de familia que podemos encontrar. Hasta el punto de que nuestro hogar y todos los hogares del mundo no son más que vacilantes reflejos de ese Hogar del Padre. Mientras vivimos en esta vida, no tenemos morada permanente. Peregrino soy sobre la tierra, dijo el salmista, sabiendo bien de lo que hablaba. El cariño que tenemos por nuestros hogares terrenos, que es real y maravilloso, en su sentido más profundo es un deseo del cielo. No hemos estado allí y lo echamos de menos; no podemos imaginarlo siquiera, pero nuestro ser entero lo desea intensamente con una fuerza que todos los pecados del mundo no pueden borrar por completo. Por eso, como decía Belloc en referencia a la Iglesia, la metáfora más apropiada no es “ir al cielo", sino “volver a casa”, a la casa de Dios, que es la nuestra.
64 comentarios
"En la casa de mi Padre hay muchas moradas; y si no, os lo habría dicho, puesto que voy a preparar lugar para vosotros.
Y cuando me haya ido y os haya preparado el lugar, vendré otra vez y os tomaré junto a Mí, a fin de que donde Yo estoy, estéis vosotros también.
Y del lugar adonde Yo voy, vosotros sabéis el camino”.
Díjole Tomás: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo, pues, sabremos el camino?”
Jesús le replicó: “Soy Yo el camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre, sino por Mí."
«Curiosamente, es uno de los nombres que menos utilizamos los católicos para hablar del cielo»
A mí no me parece tan curioso. Es que, aunque ya me dedicaste un post sobre esto, en media, los católicos estamos muy poco acostumbrados al lenguaje bíblico, y se suele mediocremente burlarse de una cierta familiaridad bíblica en el lenguaje de de muchos protestantes. Por supuesto que si los católicos nos tomásemos en serio la incomparable sublime y pedagógica manera de introducir en nuestras almas el lenguaje bíblico que tiene nuestra liturgia, bien distinta sería la realidad.
Dicho esto, aclaro que odio la herejía protestante con toda la ira de la que soy capaz, y que tengo muy claro que la imagen del hogar celestial que se pueda un protestante siempre será infinitamente inferior a la que se haga un católico, porque el protestante separa, al modo nestoriano, la divinidad de la humanidad de Cristo, entonces cuando piensa en el hogar del Jesús humano, no puede pensar que es el hogar del propio Dios, y como consecuencia de ello, en ese hogar falta lo esencial de todo hogar: la Madre.
Y eso de un estado espiritual es incluso más insulso que las nubes blancas y es más, lo que hace dudar es de la fe en su existencia que es el verdadero daño de esas teologíason. Dios os guarde.
Yo también tengo nostalgia del Cielo!! Y tenía nostalgia de escuchar o leer estas verdades sobre el Cielo. Las anhelaba, las extrañaba, las necesitaba para reconfortar mi alma contra la angustia terrible que significó para mí escuchar, hace pocos días, que el Cielo no es un lugar, como se dice en las fábulas.
Ay!! Ay!! Era incomprensible para mí un "abrazo con Dios", sin ese Hogar donde se diera el abrazo. Como también era incomprensible que Jesús esté sentado a la derecha del Padre, si no había ni derecha, ni izquierda, ni arriba, ni abajo... Tantas cosas de mi Fe omitidas y/o explicadas a medias. No!! El Cielo no es un lugar como en las fábulas!! Pero el Cielo sí es un lugar: nada menos que El Hogar que nos tiene preparado nuestro Señor.
Que, por los méritos de Cristo, seamos dignos de sentir, allá, el Fuego del Amor inextinguible!!
"el protestante separa, al modo nestoriano, la divinidad de la humanidad de Cristo, entonces cuando piensa en el hogar del Jesús humano, no puede pensar que es el hogar del propio Dios, y como consecuencia de ello, en ese hogar falta lo esencial de todo hogar: la Madre."
Lo que dices conlleva 2 errores:
1º Nestorio no separó las dos naturalezas de Cristo, sino que afirmó una sola naturaleza, la divina, que absorbió la humana.
2º Los protestantes, por lo menos las confesiones herederas de los comienzos del protestantismo, mantienen el dogma zeándrico; confesión de Augsburgo:
"la Palabra, es decir, el Hijo de Dios, asumió la naturaleza humana en el seno de la bienaventurada Virgen María, por lo que hay dos naturalezas, divina y humana, inseparables en una persona, un Cristo, Verdadero Dios y verdadero hombre"
3º Los que separan las dos naturalezas, o mejor dicho, separamos las dos naturalezas somos los católicos y los ortodoxos de los siete concilios ecuménicos; en concreto desde Calcedonia. En ese concilio, se separaron las iglesias ortodoxas orientales (copta, etíope y armenia), ya que consideraban que Cristo tiene sólo una naturaleza humana y divina, es decir, una sola naturaleza con todas las propiedades de la humanidad y con todas las propiedades de la divinidad. Por eso ellos niegan que Cristo tenga dos voluntades, como nosotros afirmamos.
Por ahora sólo sentimos el calor de la hoguera, buscándola entre las habitaciones y mazmorras, pero por la fe sabemos que allí está Dios, que es fuego ardiente; los pecadores arderán con la Luz del Santo (Isaías 39), mientras que para los justos será el nuevo sol "y ya no necesitarán ni sol ni luna, pues el Cordero será su sol, y ya no habrá noche ni llanto" (Ap)
A partir de entonces han sido numerosas veces las que he escuchado la frasecita un poco adaptada. Ya no se dice de nadie que "ha muerto fulanito", si acaso que "muere fulanito" o "fallece menganito", eso a nivel laical, y en esferas eclesiales, ya se repite como sainete que "se ha ido a la Casa del Padre".
Presuponer de alguien está en la Casa del Padre es obviar la existencia de infierno y purgatorio, cargarse el juicio sobre las almas y es por tanto una forma de tergiversar la doctrina.
Bueno... sólo era un comentario al hilo...
Esta última me gusta especialmente, quizás porque muchos de los mejores momentos de nuestra vida han sucedido en torno a una mesa.
Además, ahí veo una imagen preciosa del inefable misterio de la Trinidad. Porque en ese banquete Dios Padre es el cálido y vivo hogar, Cristo es el anfitrión -y qué anfitrión, plenitud de sabiduría, amor y servicio-, con su bendita y dulce madre junto a Él, y nos convoca a una mesa espléndida, acompañados de los mejores amigos y familiares, y probando un "vino nuevo" absolutamente embriagador (el Espíritu Santo).
De todos los que frecuentamos este portal es sabido que tu condición personal te condiciona mucho a la hora de aceptar la moral católica, sus ejemplos y modos de hacer. Pero la familia no se vive sólo hacia abajo (hijos, esposo/esposa), sino también, y fundamentalmente hacia arriba (padre, madre, hermanos), donde tu condición no debería de afectarte.
También te sientes privado de esa relación filial? Si es así, lo lamento muchísimo... es una privación inmensa.
Sólo recordarte que todos tenemos un Padre y una Madre a quien acudir y sentirnos amados como hijos. A sus brazos y amores te encomiendo como hermano.
Un saludo en la Fe
______________
Quien diga esto lo dice porque en su ignorancia no sabe, científicamente, qué y en qué consiste la verdadera Luz que es Dios y la Vida que es Dios. Por una parte.
Por otra parte, para su desgracia, quien dice así: no sabe qué es, y como se siente uno cuando esta Luz y esta Vida, en oscuridad y muerte, le falta.
Y nunca olvidemos que el Cielo, pues tendremos un cuerpo real -glorioso sí, pero real- gozaremos también con los sentidos.
___________________
Solo los espíritus puros, como el Cristo ya resucitado, pueden entrar en el Cielo. Para poder ser espíritu puro hay que desprenderse de ésta nuestra vieja vestimenta temporal de Pecado Original que se llama oscuridad y muerte.
Y para desprenderse de esta nuestra vieja vestimenta hay morir y después resucitar como así está escrito. Es decir hay que esperar a lo que se entiende como el juicio final, o fin del mundo.
«El nestorianismo o difisismo (del griego δύς, dys, 'dos', y φύσις, physis, 'naturaleza') es una doctrina religiosa dentro del cristianismo que considera a Cristo radicalmente separado en dos naturalezas, una humana y una divina, completas ambas de modo tal que conforman dos entes independientes, dos personas unidas en Cristo, que es Dios y hombre al mismo tiempo, pero formado de dos personas (prosopōn) distintas.
[Nestorio] Fue patriarca de Constantinopla y fue acusado de profesar la doctrina que lleva su nombre (nestorianismo), consistente en una separación total entre la divinidad y la humanidad de Cristo.»
Esta separación de personas está, si bien no de manera explícita, en la raíz del pensamiento protestante y de la irremediable corrupción de la naturaleza humana. Ellos no adoran a Cristo en la carne, les parece una aberración. De ahí su doctrina radicalmente distinta a la católica sobre la justificación. De ahí su profunda desconfianza de la razón, y su negación de las obras para la salvación; de ahí su imposibilidad de aceptar el concepto de participación divina, por medio de la gracia santificante, del hombre redimido por Cristo.
En el infinito Espacio o Cielo no hay recuerdo de ésta nuestra pasada vida temporal terrenal. Allí todos son la unidad de una nueva forma de vivir la verdadera vida.
"Camino" 744: "Tú- si eres apóstol- no has de morir. Cambiarás de casa, y nada más. Y para remate>: "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman." (Corintios, 2) Bueno Bruno, hoy quizá a los que te leemos, nos has invitado a "presentificar" esa tremenda y joyosa esperanza.
No tengo la cita a mano, pero tu entrada, Bruno, me ha recordado la descripción que Tolkien hace de la "Sala del fuego" de Rivendel,..
Me alegra leerte.
Gracias.
José manuel.
Un giro ontológico: La vida no es creadora de la luz, sino efecto de la Luz. La Luz es la causa de la vida.
___________
Porqué complicar las cosas. Pues tanto da ser creador de qué, o efecto de qué; que generar. No es más fácil decir y entender que.
En el infinito Espacio, fuera de este nuestro limitado Tiempo o Universo;
Y de entre el Dios Padre, como infinito principio LUZ QUE ES y el Dios Hijo, como infinito fin LUZ QUE ES; en reciproca función copulativa de amor, es generada la infinita Vida, que emerge, del medio centro de este infinito Espacio, el Espiritu Santo que es.
Por mí no se duela, disfruto de mis hijos, disfruté de su madre y familia política cuando la tuve que tener, y ni que decir tiene que disfruto horrores con la que usted llama "familia hacia arriba", de ambas doy al Señor todas las gracias que puedo.
Una puntualización sí quiero hacerle, a usted y al "buenrollismo" doméstico que esta mañana parece poseer al blog. La familia (las familias, todas las familias) también son complicaciones, celos, dinero, herencias, malos tratos, autoritarismo, cuñados, cuñadas, suegros y suegras. La solución ya me la sé, no se me ha olvidado, que la tengo: la familia que verdaderamente se consagra a Dios y tal y tal.
Pero Dios está allí arriba y nosotros estamos aquí abajo, un día y otro día y otro año y otro año.
Un abrazo en la fe a usted también.
_______________
Y si contra esta forma de añorar la calidad el hogar y familia, recitamos la siguiente:
Porque desde ahora en adelante, cinco en una casa estarán divididos; tres contra dos y dos contra tres. 53Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra. (lc,12,53)
La ciencia sigue sin entender que ese calor temporal que tanto llama la atención entre los seres vivientes no es otra cosa; que es el resultado de la constante lucha que existe, mientras existe, de entre lo que es el sentido de la Oscuridad y la Muerte y su contraria que es el sentido de la Luz y la Vida de nuestro tiempo por prevalecer.
Sí. Toda la obra de Tolkien, como subcreación, es sumamente evocadora. Es imposible que la "última casa hogareña al este del mar" no nos "recuerde" ese cielo en el que no hemos estado.
"'Esta es la Sala del Fuego' dijo el mago. 'Aquí escucharás muchas canciones e historias, si es que puedes mantenerte despierto. Pero excepto los días de fiesta suele estar vacía y tranquila, y aquí vienen los que desean estar en paz y pensar. Siempre hay un fuego encendido, todo el año, pero apenas hay más luz que esa'.
Elrond entró y, mientras caminaba hacia el asiento preparado para él, los trovadores elfos comenzaron a tocar una dulce música. La sala se fue llenando y Frodo contempló encantado los numerosos y bellos rostros que se reunieron, al tiempo que la dorada luz del hogar jugaba en ellos y brillaba en sus cabellos".
También lo que dice Sam sobre Rivendel: "Es una casa muy grande y muy peculiar. Siempre hay algo más que descubrir y no hay forma de saber lo que uno se va a encontrar al dar la vuelta a una esquina. ¡Y elfos, señor! ¡Elfos aquí y allá! Algunos se dirían reyes, terribles y espléndidos; otros son tan alegres como niños. Y la música y las canciones..."
"Por supuesto que si los católicos nos tomásemos en serio la incomparable sublime y pedagógica manera de introducir en nuestras almas el lenguaje bíblico que tiene nuestra liturgia, bien distinta sería la realidad."
Ahí está la clave. Tengo pendiente terminar de escribir un librito (entre otros muchos) titulado ¿Por qué no entendemos la Biblia?. Una de las ideas fundamentales es la importancia del oficio divino. Es asombroso el conocimiento de la Escritura que tenían los autores medievales, un conocimiento infinitamente mayor que el de cualquier autor de hoy en día, incluidos los biblistas. Y ese conocimiento se basaba en el oficio divino. En levantarse, vivir el día y acostarse con la Sagrada Escritura, en forma de oración litúrgica. Gracias a eso, su lenguaje, su estilo, sus expresiones y modos de hablar eran completamente bíblicos. Respiraban la Escritura, se alimentaban de ella y la introducían en todo lo que hacían.
En mi opinión, quizá el mayor logro del Vaticano II fue abrir el oficio divino a los seglares. Creo que hace un bien inmenso a todos los que se acostumbran a rezarlo de forma habitual.
Ánimo, hombre. En vez de bajar los ojos hacia sus miserias y las de los demás, alce la mirada al cielo, donde le espera nuestra Señora, y verá cuánto bien le hace. ¡Hemos sido creados para el cielo!
¡¡¡La gallina!!!
A la Santísima Virgen Inmaculada me encomendé una vez en este portal, como lo hago desde niño, seguro de que no permitirá dejarme de su mano, y no tuvo mejor cortesía el entonces director que soltarme que ni me atreviera a mencionar yo ese sagrado nombre (textual). Entenderán ustedes, por tanto, que les leamos con prevención, por la cuenta que nos trae.
«En mi opinión, quizá el mayor logro del Vaticano II fue abrir el oficio divino a los seglares.»
Esto también interesante, no sabía que antes del CVII no estaba abierto. Todo lo que tiene que ver con la palabra de Dios me parece que fue lo mejor del CVII. La Dei Verbum pienso que es el documento que más luz arrojó a la Iglesia. Y la ampliación de los textos bíblicos en las lecturas de la misa, así como su lectura en lengua vernácula, también es una contribución enorme.
Ya no será necesario rezar por ellos, han vuelto a la Casa del Padre, y allí, con el Padre, ya no necesitarán nuestras oraciones. ¿ Ofrecerles misas ? Eso es de tradicionalistas. ¿ Pedir por ellos ? No lo necesitan, seguro que están mejor que cualquier ultra ordoxo de esos.
¿ Desde cuando lo lícito depende de lo sentimental ? Decir que ha vuelto a la casa del padre, además de una cursilada puesta de moda hace poco, es meramente un desideratum, como el que compra la lotería y anda convencido que este año el calvo de la lotería aparecerá por su casa. Esto es así, y ha sido siempre así, mal que le pesen a los modernizantes buenistas.
"Esto también interesante, no sabía que antes del CVII no estaba abierto"
No es que estuviera prohibido, pero estaba en latín, era bastante complicado y, aunque algún Papa como San Pío X había animado a los seglares a participar en el oficio divino, generalmente se entendía como asistencia al rezo de una comunidad monástica o catedral. Si querían rezar algo privadamente, se les solía recomendar que rezaran el oficio parvo de la Virgen.
La reforma de la Liturgia de las Horas hizo más fácil el rezo en sí y, además, se recomendó bastante en el Concilio y después de él:
Sacrosantum Concilium: Procuren los pastores de almas que las Horas principales, especialmente las Vísperas, se celebren comunitariamente en la Iglesia los domingos y fiestas más solemnes. Se recomienda, asimismo, que los laicos recen el Oficio divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e inclusive en particular.
Catecismo 1196: Los fieles que celebran la Liturgia de las Horas se unen a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, por la oración de los salmos, la meditación de la Palabra de Dios, de los cánticos y de las bendiciones, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal que da gloria al Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el mundo entero.
Canon 1174 § 2: Se invita encarecidamente también a los demás fieles a que, según las circunstancias, participen en la Liturgia de las Horas, puesto que es acción de la Iglesia.
A Dios no lo he visto pero eso se me reveló como una epifanía cuando murió mi madre y me di cuenta de que de Dios había sido y a Dios había vuelto pero no me dejó, se quedó conmigo.
Les ruego que conversen cordialmente y sin acritud, como conviene a hermanos en la fe.
En cuanto al tema que discuten, conviene salvar la posición del otro en lugar de lanzarse a condenarla, como enseña San Ignacio.
Por un lado, es cierto que hay una reprobable tendencia a considerar que todos los que mueren van directamente al cielo y muchos funerales parecen ceremonias de canonización, fruto probablemente de falta de fe.
Por otro lado, en la Iglesia siempre se ha hablado de los que mueren "con signos de predestinación", es decir, que uno puede razonablemente creer que se han salvado. La Enciclopedia Católica señala algunos de esos signos de predestinación: pureza de corazón, gusto por la oración, paciencia en el sufrimiento, frecuente recepción de los sacramentos, amor a Cristo y a su Iglesia, devoción a la Madre de Dios, etc. En algunos casos incluso se habla de los que mueren en "olor de santidad", cuya intercesión se puede pedir privadamente.
Es decir, nada impide tener la opinión de que alguien que uno ha conocido ha ido al cielo, incluso directamente. Lo que prohíbe la doctrina de la Iglesia es pretender tener la certeza absoluta de ello. Por eso, en todos los casos se reza por los difuntos, incluso los que han muerto en olor de santidad.
La diferencia está en eso: ¿rezamos para que Dios purifique de sus culpas a los difuntos y le dejamos el juicio a él? Si lo hacemos, estamos dentro de lo que enseña la Iglesia.
"Aparte de las películas creo que también ha hecho mucho daño ciertas teologías que han reducido el cielo o el infierno a un estado espiritual despojandolos del realismo descriptivo que usan las Escrituras y que también testimonian los santos videntes que han sido llevados temporalmente allí"
Yo creo que eso se puede resumir en que, en realidad, algunos no creen en la resurrección de la carne, ni en la de Cristo ni en la nuestra. Les escandaliza y prefieren hacer del cielo algo que sea lo más abstracto posible.
Veo que sigue empeñado en miserias y rencores y en arrastrar a los demás hacia ellos.
Ánimo, hombre. Disfrute por un momento de pensar en el cielo, que es muy sano.
Por supuesto, lo de "volver" a la casa de Dios es, como se dice en el artículo, una metáfora y no debe entenderse en ningún caso en sentido literal, como preexistencia de las almas, transmigración, reencarnación, etc, sino como el reconocimiento de que hemos sido creados por Dios y, por eso, nuestro corazón anhela llegar un hogar en el que no hemos estado aún pero que es realmente nuestro hogar.
Nostalgia del Cielo es un título muy acertado. ¿Quién no sufre el aguijón del pecado? ¿Quién no sufre el dolor físico y espiritual propio y ajeno? ¿Quién no sufre los ataques y agresiones a Dios por todas las esquinas de este mundo? ¿Quién no está deseoso de vivir en Paz y Concordia, vivir En y con El Amor, fuera de envidias, rencores, soberbias, orgullos, egoísmos...? ¿Quién no desea, en definitiva, vivir en Libertad, libres ya de todo lo que nos hace y por lo que hacemos sufrir?
Yo si, y en no pocas ocasiones echo mucho de menos a Dios. Y lo echo de menos por que nos ha dado a pregustar lo que seremos, cómo viviremos, y eso hace una mella que es imposible negar y uno ansia vivirlo para siempre y no por momentos. Es Su Hogar, Su Morada, llegar a vivir en La Verdad absoluta, en El Bien absoluto, en El absoluto Amor.
Esta certeza es el motor que nos impulsa hacia El, que hace que Le deseemos más y más, hasta tenerLo del todo.
Y aunque necesitemos de purificación aquí o en el Purgatorio, ¡bendito sea! por que su fin es El.
Dejo el presente mensaje para decirte que cuando lo desees, a través del teléfono podemos charlar sobre los puntos que me escribiste en tu artículo. Hazlo sólo si lo crees conveniente. Si consideras que ambas posturas están ya suficientemente expuestas, no te sientas obligado. Yo sólo me ofrezco a argumentar frente a las razones que expusiste.
No me importa dar mi teléfono, porque es público [...].
Un saludo.
Gracias por tratar de intermediar.
Quizá fuí rudo _en la forma_ en que dije las cosas.
Pido perdón si alguien se sintió dolido.
El Señor le bendiga.
Pienso que nadie puede tener una idea exacta de la casa del Cielo, si no la añora aquí en la tierra amando el templo santo (la Iglesia como depósito del Santísimo) y participando de la Santa Misa.
Por eso más que una certeza incontestable ("habitaré...") a mi modo de ver la frase nos invita es a anticipar la casa del Cielo degustando el santo templo del Señor en la tierra. Y creo que en el último párrafo del post, a partir de "No hemos estado allí y lo echamos de menos", se vislumbra la añoranza (y la nostalgia) como dice Belloc de "volver a casa".
Cuando María y José pierden a Jesús niño, según comenta san Lucas en su evangelio, no es casualidad que donde lo encuentren sea en el templo. Es una metáfora dirigida a nosotros para cuando perdamos a Dios por nuestras andanzas, sepamos que siempre podemos conseguirlo en el templo, su Iglesia, su casa.
Muchas gracias por el detalle de darme su teléfono. Estaremos en contacto.
Aunque dice que es público, voy a quitar el número de teléfono de su comentario, para no dar herramientas a los habitantes de los rincones oscuros de Internet.
Un saludo.
"Pienso que nadie puede tener una idea exacta de la casa del Cielo, si no la añora aquí en la tierra amando el templo santo (la Iglesia como depósito del Santísimo) y participando de la Santa Misa"
Muy de acuerdo. Gracias por el comentario.
No se preocupe. Es mi obligación como dueño del blog advertir de esas cosas para que no vayan a mayores.
Un saludo.
"El reino de los cielos es ... El verdadero yo."
No, es el verdadero Tú.
Ayer, era precismente el cumpleaños de mi hermano fallecido recientemente y me consoló un momento pensando precisamente en esto que escribes hoy aquí. Y por ello, le rogué a Dios, que se lo llevara ya al Cielo, a Su Casa ya. Le ofrecí mis sufrimientos para que él tuviese que purgar menos. Qué ganas de que estén con Su Familia. En Su Casa. En la del Padre...ese el consuelo. Que lleguen allí y que algún día podamos volver a encontrarnos.
Gracias Bruno por este artículo de hoy. Volver a encontarnos pero en el mejor lugar. En la mejor Casa. En la del Padre.
Salivo solo de pensar en ellas.
Pienso que nadie puede tener una idea exacta de la casa del Cielo, si no la añora aquí en la tierra amando el templo santo (la Iglesia como depósito del Santísimo) y participando de la Santa Misa.
_________________
Vaya por delante que en la casa del Señor no existe el tiempo y aquí "los años sin término" como parte de un todo. En la casa de Señor todo es una infinita unidad de presente presencia de Luz y de Vida.
Estoy de cuerdo que nadie puede tener un idea exacta de la casa del Cielo, o del Señor que no sea otro que el propio Señor donde Él en el Cielo mora. Pues ésta como casa Cielo y Señor, en morador y morada es infinita.
Aunque la necesidad obliga. Participar del sacrificio de la Santa Misa no es un acto que a mi, personalmente, me complazca.
Aunque la necesidad obliga, no obstante, pienso que tampoco a la Virgen María, la made de Jesús, le complació ver a su hijo en el trance de su Calvario.
En el Cielo como morada del Señor no hay templo y sacrifico otro que no sea el que es el del propio Señor, Dios Padre y Dios Hijo generando Vida Dios Espiritu Santo.
En parte limitada de esta infinita morada o Cielo, la Nueva Jerusalén, como nombre antiguo. Y del "Fotogoniotom" como "mi nombre nuevo"(Ap.7,12) Dice:
-Pero templo no vi en ella, pues el Señor , Dios Todopoderoso (El Dios Padre), con el Cordero (el Dios Hijo) era su templo- (Ap.21,22)
Nota y para que mejor se comprenda: Estando yo preocupado por qué y cómo sería este decir: "...la que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo" (Ap.3,12). Oí perfecta y claramente: "Fotogoniotom".
Al punto, como pidiera claridad al respecto, la respuesta fue:
-Dónde y cómo la Luz de Dos, en unidad, (Dios Padre y Dios Hijo) se divida y genera Vida-
Foto=Luz; gonio= profundointerno nuclear menor; tomo=división
Es el único caso en que tal afirmación no me ofrece la menor duda.
Pues ellas jamás, jamás, han ofendido a Dios en su vida. Han vivido impolutas en el "misterio redentor de Dios".
"Mientras sea un Tú, Bruno, es alguien fuera de ti. Pero si tú estás en Dios, y Dios en ti, como puede ser un Tú? Como puede estar El fuera de ti, y tú fuera de El? Mi Padre y yo somos uno.
No es alguien fuera de mí, pero sí Alguien distinto de mí. La comunión de los hombres con Dios, igual que la comunión dentro de la misma Trinidad, no anula la diversidad de personas (ni, en nuestro caso, de naturalezas). Gracias a Dios.
Su interpretación, me temo, es puro panteísmo. O, mejor dicho (y sin ánimo de ofender), triste, desesperanzado y confuso panteísmo (valga la redundancia). Yo prefiero la fe católica, entre otras cosas porque es la verdadera.
Un saludo.
"En el Cottolengo, cada vez que fallece una enferma..."
Muchas gracias por contarlo.
¿Cómo es la existencia de un ser humano en el cielo mientras está a la espera de la resurrección, siendo que somos una unidad sustancial de alma y cuerpo y no nos convertimos en ángeles (espíritu puro) al morir?
Un saludo.
Gracias Bruno por este post tan entrañable y lleno de esperanza. Al hilo de él me gustaría compartir algo.
Uno de estos últimos domingos hice de postre un flan un poco distinto de los habituales, estaba muy rico y nos gustó mucho a todos. Después en algún momento, recordaba a mi padre fallecido hace 6 años y pensaba cuánto hubiera saboreado él este postre pues todos los dulces le encantaban. Deseo y tengo la esperanza de que mi padre esté ya disfrutando de la presencia de Dios en el cielo, y allá voló mi imaginación. Me preguntaba si allí podrían tener alguno de estos placeres sensibles, puesto que solo vive el alma, pero aun así casi le pedí a Dios que le dejara probar el flan... Al momento me sentí culpable por pensar que pudiera faltarle algo estando con su Creador, como si Dios no supiera antes que yo todo lo que le hacía feliz. Pero cuando entras en conversación con nuestro Padre celestial, aunque sea de forma fugaz porque piensas si no estás patinando un poco, Él siempre te da la réplica. Lo siguiente que entendí, dejando a un lado el flan, fue como si el Señor me dijera “mira, tú te preocupas por tú padre aun creyendo que está conmigo y sabiendo que no tienes motivos porque yo cuido muy bien de mis hijos, pues ahora quiero que pienses cómo será la preocupación que siento yo por vosotros, los que aún estáis en la tierra, cuando dejo a unos encomendados al cuidado de otros.”
Yo creo que Dios está totalmente prendado de nosotros y que cuando hacemos lo que le agrada y lo hacemos con un poco de amor es como un papá que mira encandilado a su chiquitín y al que se le cae la baba viendo sus pequeñas evoluciones. Pero también es un Papá que sufre cuando ve a su hijo pobre, débil, enfermo, abandonado, maltratado…, y un Papá al que se le desgarra el corazón cuando lo ve perdido.
Un día una mujer de mi pueblo me contó lo siguiente. Ella está viuda y no tuvo hijos, y un día un niño de unos 5 años, hijo de familia numerosa de al menos 7 hermanos, perteneciente al movimiento neocatecumenal para más señas, le pidió que le enseñara su casa. La tiene muy bien arreglada y brillante porque como está sola tampoco la mancha, y la mujer iba enseñándole al niño todas las habitaciones. Él iba abriendo puertas y mirando curioso todas las estancias del piso de abajo, del de arriba…, y al final asombrado le dijo a la mujer “¿y dónde está la gente?”
Es solo un ejemplo y en este caso creo que no fue culpa del matrimonio que la casa estuviera vacía, pero otras veces sí es culpa nuestra que nuestras casas estén vacías de personas, vacías de afectos... Por eso y porque creo de verdad que Dios está del todo enamorado de nosotros, deseo y pido que nosotros encontremos el camino para enamorarnos también perdidamente de Él y en torno a Él formar verdaderos hogares aquí en la tierra, que alivien sus divinas preocupaciones y nos impulsen a llegar un día a habitar en la Casa Grande donde vive el Amor Más Grande, en el Cielo.
"Cómo puede estar dentro y no ser lo mismo? Es imposible!"
No tiene nada de imposible. Muchas cosas están dentro de otras sin ser lo mismo. Infle usted un globo y verá que el globo se llena de aire, pero el globo no es aire.
Dios está en todas partes, pero sin indentificarse con sus criaturas. Está en ellas dándoles el ser como Creador.
"La comunión con Dios no anula la diversidad de personas, dice usted. Per sonare es la máscara por donde sopla el espíritu. Dios tiene máscaras? Cuantas? Tres? El tiene tres, usted tiene una. Quitemonos las máscaras y veamonos las caras!"
Confunde usted la etimología de una palabra con su sentido. La palabra moneda viene de la diosa romana Juno Moneta, pero sería absurdo decir que, cada vez que compramos una barra de pan, en realidad estamos adorando a los dioses de la antigua Roma.
Persona, etimológicamente, significaba máscara, pero no es ese el sentido que tiene persona cuando hablamos ahora ni es el sentido que tiene al hablar de la Trinidad. De hecho, el significado actual de la palabra persona proviene del cristianismo, que lo descubrió contemplando a Dios.
Persona equivale a "quién", a "alguien", como distinto de un mero "qué" o "algo". En Dios no hay tres máscaras o apariencias, sino tres "quiénes" reales. Esas son las caras de la Trinidad, su ser más íntimo.
"En otras palabras: vayamos mas allá de lo que pensamos y creemos"
Me temo que, al cerrarse a la gracia de Dios, quien no es capaz de ir más allá de lo que piensa y cree es usted. Para ir más allá de lo que pensamos y creemos tenemos que encontrarnos con alguien (un Tú, una Persona) que esté más allá de nosotros, pero usted toma como premisa que eso es imposible y destruye su propio pensamiento. Por eso está encerrado en esos razonamientos panteístas tan poco razonables y que se limitan a sonar bien pero no llevan a ningún sitio.
Siento ser tan brusco, pero creo que necesita que se lo digan.
"Un saludo, gracias por este pequeño y coedial debate"
Un saludo cordial.
Meditador:
"Cómo puede estar dentro y no ser lo mismo? Es imposible!"
No tiene nada de imposible. Muchas cosas están dentro de otras sin ser lo mismo. Infle usted un globo y verá que el globo se llena de aire, pero el globo no es aire.
__________________
Este ejemplo tampoco me va; Pues un globo es un globo siempre y cuando éste esté hinchado, ya sea de aire caliente o de cualquier otro gas menos denso que el aire de la atmósfera..
El globo sin aire caliente, o sin cualquiera otro gas menos denso que el aire no es un globo; es un trapo, Y viceversa el aire caliente sin el trapo que lo aprisione, pues será libre de la redondez del trapo pero no será un globo.
"Mientras sea un Tú, Bruno, es alguien fuera de ti. Pero si tú estás en Dios, y Dios en ti, como puede ser un Tú? Como puede estar El fuera de ti, y tú fuera de El? Mi Padre y yo somos uno.
___________________
Ningún ser limitado puede está fuera de lo infinito, Y Dios es infinito.
El Tú, Bruno u otro, podrá estar más o menos integrado en el infinito, pero nunca fuera del mismo.
El Padre y yo somos uno;.
. Entiéndase el Padre Dios y el yo Hijo, Jesús, son uno porque es el Padre y; Él, porque siendo el Hijo, ambos son infinitos. Dicho sea porque habitando los dos en un mismo Espacio infinito; ambos forzosamente tienen que estar el uno dentro del otro y el otro dentro del uno infinitamente.
...Sería interesante para mí conocer su respuesta. Porque (no lo tome como una ofensa) no creo que sea usted un globo😅
Para que pudieras saber quien soy yo, Meditador, tendrías que ser, por lo menos, como yo mismo soy. Y ya sabe hay globos que según sea el gas que aprisionan, ascienden unos más otros menos.
"Quien soy yo? Es entonces la pregunta. Ha encontrado la respuesta?"
Soy Bruno, un hijo amado de Dios Padre, salvado por la sangre de Cristo derramada por mí y templo del Espíritu Santo.
"Hijo amado de Dios, es una suerte de título (maravilloso, sin duda), pero no es usted..."
De nuevo, voy a tener que mostrarme en desacuerdo. Los seres humanos somos criaturas y lo que nos define como personas es nuestra relación con Dios. Soy un quién porque soy amado por un Quién. Existo porque Dios me ha creado para hacerme hijo suyo.
Mi ser persona es, esencialmente, ser en relación con Dios.
Saludos.
Dejar un comentario