La Reforma hizo un gran daño a la comprensión de la Escritura
En su discurso en Lund (Suecia) con motivo del 500º aniversario de la Reforma protestante, el Papa Francisco dijo: “Con gratitud reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”.
Entiendo que, en este tipo de ocasiones, los discursos son protocolarios y tienden a evitar todo aquello que pueda molestar a los anfitriones, pero, con todo el respeto, me gustaría señalar que la realidad es exactamente la contraria. El bienintencionado deseo de llevarnos bien con los protestantes no puede justificar que nos traguemos la leyenda negra que los antepasados de esos mismos protestantes inventaron como propaganda en favor de sus tesis heterodoxas.
Los protestantes generalmente piensan, y afirman sin el menor rubor, que la Iglesia Católica ocultó la Biblia durante siglos al pueblo cristiano, hasta que llegaron los grandes héroes Reformadores, que tradujeron la Biblia para que todo el mundo pudiera entenderla. Hasta cierto punto, es normal que los protestantes se crean su propia propaganda, pero lo triste es que muchos católicos se hayan tragado ese bulo, que no tiene más que un lejanísimo parecido con la realidad.
En España, por poner el ejemplo que nos resulta más cercano, la Biblia estaba ampliamente difundida gracias a la labor de la Iglesia desde los orígenes del cristianismo. No olvidemos que la lengua vulgar de la época era el latín. ¿Y qué hizo la Iglesia? Lo que haría innumerables veces después, traducir la Escritura a esa lengua vulgar latina para que la gente que la entendiera, ya que no hablaban griego. Del siglo III data una versión propia española, la Vetus Latina Hispana, en uso hasta que se generalizó la Vulgata de San Jerónimo en el siglo V.
De la Baja Edad Media se han conservado muchas biblias, como por ejemplo la Biblia Gótica Emilianense del siglo VII, conservada en San Millán de la Cogolla (además de otras dos biblias, tres salterios, tres exposiciones del Apocalipsis, dos comentarios a los salmos y varios evangeliarios de distintas épocas), diversas biblias mozárabes como la Biblia Visigótica del Colegio de San Ildefonso de Alcalá del siglo IX (que recogía tanto la Vulgata como la Vetus Latina, con notas al margen en árabe), el códice legionense del siglo X y la Biblia de Ávila, la Biblia Románica de Burgos y la Biblia de la Colegiata de León del siglo XII, entre otras muchas.
Contra las leyendas protestantes, durante la Edad Media la Biblia era sin duda el libro más leído en Europa. O mejor dicho, los libros de la Biblia, porque a menudo circulaban por separado, debido a lo voluminoso de los libros manuscritos. Cuando uno lee a los autores medievales, lo que más llama la atención es su uso constante de los textos bíblicos. En muchos autores, sobre todo los monásticos gracias a la repetición constante del oficio divino, prácticamente la mitad de las frases son citas explícitas o implícitas de la Escritura. Como la mayor parte de las personas no sabían leer (en ningún idioma), el arte medieval se empeñó en divulgar la Escritura por medio de las pinturas, vidrieras, estatuas y tallas religiosas. Cualquiera que conozca algo de la cultura medieval sabe que tanto los textos literarios, como los teológicos y la misma cultura popular rebosaban de contenido bíblico a un nivel prácticamente inalcanzable para los cristianos modernos.
Conforme el latín se fue haciendo menos comprensible para la gente, la Iglesia se fue adaptando a la nueva situación. Al comienzo mismo de la aparición de las lenguas romances como lenguajes separados del latín, el Concilio de Tours del año 813, por ejemplo, aprobaba ya y fomentaba las traducciones a las nuevas lenguas romances y bárbaras (rusticam romanam linguam aut theodiscam quo facilius cuncti possint intellegere quae dicuntur). En el año 863, los santos Cirilo y Metodio tradujeron la biblia al eslavonio antiguo, inventando para ello el alfabeto cirílico.
En España, ya durante la dominación árabe, la Biblia fue traducida al árabe para los cristianos mozárabes. En cuanto al castellano, la Biblia se tradujo a esta lengua romance en el siglo XIII, en tiempos de Alfonso X el Sabio (la famosa Biblia alfonsina). Se trató de la primera Biblia completa en un idioma europeo que no fuera el latín, aunque antes ya se había traducido el Nuevo Testamento (biblias prealfonsinas). También en el siglo XIII, el rey Alfonso III de Aragón encargó la traducción de la Biblia de Montjuich al catalán (medio siglo después, Fray Romeu Bruguera publicó el Salterio en mallórquín). A eso hay que añadir otras traducciones parciales, como el salterio de Hermán obispo de Astorga, de la escuela de traductores de Toledo, realizado a partir del texto hebreo y latino.
Posteriormente, en el siglo XV, el rey de Aragón Alfonso V mandó traducir de nuevo la Biblia al castellano, esta vez utilizando el texto hebreo. También en el XV, como uno de los primeros libros impresos en España, se publicó la primera Biblia en valenciano, con traducción del cartujo Fray Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente Ferrer. Asimismo, la Orden de Calatrava encargó otra traducción del Antiguo Testamento a un erudito judío, Moisés Arragel, con comentarios de dos teólogos católicos (Fray Arias de Encinas y D. Vasco de Guzmán), la llamada Biblia de la Casa de Alba. La denominada Biblia del Rabino Salomón, obra probablemente de un converso, contiene una traducción castellana del Antiguo Testamento. El Marqués de Santillana encomendó asimismo una traducción del Evangelio y las Epístolas paulinas a Martín Lucena, judío converso toledano.
A comienzos del siglo XVI, el sacerdote español D. Ambrosio de Montesinos publicó una recopilación de casi un millar de textos bíblicos traducidos al español. Por esa misma época, el cardenal Cisneros promovió la monumental obra de la Biblia Políglota Complutense, que ofrecía el texto hebreo, arameo (caldeo, en la terminología de la época), latín y griego, junto con un diccionario hebreo-latino y un diccionario etimológico bíblico (su texto griego fue el primero impreso del mundo). En 1527, se publicó la Biblia de Quiroga, una traducción al castellano del Antiguo Testamento de la Vulgata, llamada así por el cardenal Quiroga. También los misioneros católicos en el nuevo mundo fueron traduciendo textos bíblicos a las lenguas indígenas; es especialmente relevante el caso del Evangeliario de Fray Bernardino de Sahagún escrito en latín, nahuatl y otomí (lenguas mexicanas), descubierto recientemente en Toledo.
Cosas similares podrían decirse de otros países europeos. La primera biblia portuguesa, o Biblia del Rey Dionisio I, se publicó en el siglo XIII. En francés, tras la versión inacabada de Jean le Bon a mediados del siglo XIII, se publicaron la Bible historiale de Guyart des Moulins en 1297, la Biblia de Carlos V en el siglo XIV y Nouveau Testament de Buyer y la Bible de Jean de Rély en el XV. Las primeras traducciones parciales polacas datan del siglo XIII y posteriormente destacan el Salterio de San Florián y la Biblia de la Reina Sofía, entre otras. En italiano y sus dialectos, podemos citar la Biblia de Malermi de 1471 o el Nuevo Testamento de Fray Zacarías de Florencia en 1542. En inglés, hubo múltiples traducciones (completas o de algunos libros bíblicos) al inglés antiguo, como las de Beda el Venerable, Aldhelmo de Sherborne o el Abad Aelfrico, el salterio Vespasiano, el Psalterium Triplex (latín, inglés antiguo y anglonormando), los preciosos Evangelios de Lindisfarne o los Evangelios de Wessex (en el dialecto del sajón occidental), entre otros. En inglés medio, podemos recordar el Ormulum o el salterio de Richard Rolle. Finalmente, en inglés moderno, no podemos olvidar la majestuosa versión Douay-Rheims del siglo XVI.
En alemán… Mucha gente piensa que Lutero fue el primero en traducir la Biblia al alemán. ¡Ja! Se han conservado un millar de manuscritos de traducciones medievales al alemán de los libros de la Biblia anteriores a Lutero. Desde la primera, hecha por Wulfila en tiempos de los godos, pasando por Carlomagno, hasta la Biblia de Ausburgo, la Biblia de Wenceslao o la Biblia de Mentel (que tuvo 13 reediciones antes de la Reforma protestante), con un total de unas veinte versiones diferentes de la Biblia completa, más un centenar de versiones de los Evangelios y una quincena de salterios. Asimismo, hubo versiones en los distintos dialectos alemanes, como el renano, el bajo alemán, el dialecto de Lübeck o el bajo sajón.
A partir del siglo XVI, sin embargo, estas traducciones se hicieron mucho menos frecuentes en el catolicismo. ¿Qué sucedió? La Reforma protestante, que fue un durísimo golpe para esta labor de traducción. Y no era para menos. La herejía protestante, que dividió a Europa en dos, se basaba precisamente en interpretaciones privadas de la Biblia, contrarias a la Tradición de la Iglesia, que es la única que permite entender la Escritura en su contexto. Cada reformador hacía su propia traducción, introduciendo en ella sus propios prejuicios y herejías, ya fueran wycliffitas, hussitas, lolardos, anglicanos, calvinistas, luteranos, zuinglianos, presbiterianos o anabaptistas. Lutero, por ejemplo, introdujo el inexistente “sola” junto a la fe en su traducción de Rom 1,17 porque lo decía él, “contra todos los asnos papistas”. La Biblia protestante Reina-Valera, si no recuerdo mal, tiene el dudoso honor de haber traducido la misma palabra griega παράδοσις (paradosis) por “tradición” cuando la frase era peyorativa y por “doctrina” cuando era elogiosa, como en 2Tes 2,15.
Ante esa situación, multiplicada por la difusión de la imprenta, la Iglesia tuvo que poner el freno a las traducciones, para evitar que fueran una vía de introducción de herejías. Ya había pasado anteriormente: el Papa Inocente III y los sínodos provinciales de Tolosa y Tarragona habían tenido que prohibir las versiones no autorizadas de la Biblia en el siglo XII para evitar los errores cátaros y valdenses que se introducían en el pueblo cristiano. Con la Reforma protestante, que coincidió con el auge de la imprenta, este peligro se multiplicó por mil. Las traducciones en lenguas vulgares se hicieron sospechosas y, en varios momentos y lugares, tuvieron que prohibirse. Varias de las traducciones hechas anteriormente se retiraron, como la primera Biblia valenciana. Los traductores bíblicos también resultaban sospechosos y, por ejemplo, traductores profundamente católicos como Fray Luis de León o Fray José de Sigüenza fueron denunciados ante la Inquisición, aunque resultaron absueltos. Así se pasó del florecimiento medieval de traducciones a lenguas vernáculas a la casi desaparición de las mismas en el catolicismo a partir de la Reforma.
En España, cuando Felipe II mandó publicar una nueva versión de la Sagrada Escritura, la Biblia Regia o Biblia de Amberes, lo hizo en latín y griego. Fray José de Sigüenza, que gozaba de la admiración del rey, hizo una traducción al castellano de los Evangelios, pero con una circulación muy restringida. El benedictino P. Juan de Robles tradujo también los Evangelios, utilizando la versión griega de la Biblia Políglota, pero de nuevo tuvo que limitarse a una difusión privada de la obra. Lo mismo se puede decir de la traducción que hizo Fray Luis de León del Cantar de los Cantares y el libro de Job. En América, dejaron de traducirse las Escrituras a los idiomas indígenas, aunque siguieron utilizándose catecismos en lenguas nativas americanas (y el P. Díaz SJ tradujo parcialmente las Escrituras al chino en el siglo XVII).
El protestantismo había creado anticuerpos y las traducciones de la Biblia al español se reanudaron de forma muy lenta y con muchas precauciones. Por ejemplo, en el siglo XVIII, Carlos III encomendó una nueva traducción española al P. Felipe Scío y Riaza de San Miguel, basada tanto en el latín de la Vulgata como en los textos griego y hebreo, que se publicó en 1793 y se reeditó infinidad de veces. En la misma época, el P. Anselmo Petite, abad de San Millán de la cogolla, tradujo e hizo ediciones baratas de los Evangelios y los Salmos. Unos años después, en Nueva España, el impresor Mariano Galván publicó con ayuda de varios sacerdotes católicos una traducción al español en veinticinco tomos basada en la versión francesa del abate De Vence. A comienzos del siglo XIX, se publicó la versión de Torres Amat traducida a partir de la Vulgata (que recuerdo con cariño porque estaba entre los libros de mis abuelos paternos). Hubo que esperar a finales del siglo XIX y a la primera mitad del XX para que empezara a incrementarse de forma rápida el número de traducciones modernas al español de la Escritura: Juan José de la Torre, Carmelo Ballester, Jünemann, Biblia Cristera, Nacar-Colunga, Straubinger, Bover-Cantera, etc. En la segunda mitad del siglo, las traducciones se hicieron demasiado numerosas para reseñarlas.
Con estos breves apuntes, queda claro un hecho innegable: la consecuencia de las herejías de Lutero fue que la Escritura se leyera menos en la Iglesia, con muchas más cortapisas, precauciones y desconfianzas. Como hemos visto, no es cierto que la Iglesia Católica hubiera ocultado la Biblia. Al contrario, la había traducido en innumerables ocasiones a las lenguas vulgares. Al menos hasta que el mal uso que los protestantes hicieron de la Biblia obligó a restringir muchísimo las traducciones, que esos mismos protestantes utilizaban como vehículo de transmisión de sus errores. Del mismo modo que, cuando se produce un envenenamiento masivo por alimentos en mal estado, el gobierno endurece la regulación de esos alimentos, la Iglesia tuvo que frenar durante más de un siglo las nuevas traducciones a lenguas vernáculas para evitar la infiltración protestante, lo cual fue, sin duda, una desgracia.
Todo esto, en el aspecto cuantitativo de la cuestión. En cuanto al aspecto cualitativo, el desastre bíblico que supuso la Reforma es mucho más profundo. Conviene tener en cuenta una verdad que los partidarios de un ecumenismo buenista se empeñan en negar: las doctrinas de los reformadores, además de erróneas, eran radicalmente contrarias a la Biblia. En lugar de buscar lo que decía la Escritura, lo que hacían era realizar elucubraciones teológicas e introducir con calzador sus conclusiones en el texto bíblico. La misma idea de “sola Scriptura” que es la base de todo el protestantismo, no se encuentra en ningún lugar de la Biblia; es puro invento protestante.
No es de extrañar que una de las primeras cosas que hicieran fuera redefinir la propia Escritura. Así, eliminaron siete libros que no les gustaban, los llamados deuterocanónicos del Antiguo Testamento, que defendían con claridad doctrinas como la de la oración por los muertos. Lutero no se atrevió a eliminar varios libros del Nuevo Testamento, pero enseñó que, de alguna manera, había libros de la Escritura que eran “mejores” y otros que eran “peores”, como la epístola de Santiago (a la que llamó “epístola de paja”, porque se atrevía a decir, contra la interpretación luterana, que la fe sin obras es una fe muerta), la carta a los Hebreos (demasiado sacerdotal para él), la carta de Judas y el Apocalipsis. Aún hoy, muchos protestantes anteponen las cartas de San Pablo al Evangelio, porque supuestamente la predicación evangélica de Jesús estaba dedicada a los judíos y no a los cristianos (así explican, por ejemplo, que diga que en el Juicio final va a haber un examen de las obras, “tuve hambre y me disteis de comer”, en lugar de sobre la fe).
También negaron la Tradición de la Iglesia, que evidentemente les era contraria, porque refutaba todas sus innovaciones. Al abandonar la Tradición, los reformadores hicieron imposible entender la Escritura, porque ningún texto se puede entender sin su contexto vital. La Tradición es el contexto propio e insustituible de la Escritura, la tierra de la que nació y el lugar en el que se hace vida. Sin Tradición, la Escritura se convierte en mera letra, a la que cada uno puede dar el sentido subjetivo que prefiera. Sin Tradición, lo único que queda son tradiciones humanas, que anulan la palabra de Dios. Es decir, en la práctica y como es tan frecuente entre los revolucionarios, lo que hicieron (y siguen haciendo hoy en día sus sucesores) los Reformadores era lo que ellos mismos criticaban en los católicos: someter la Biblia a sus propias tradiciones humanas protestantes.
Al igual que decir Señor, Señor no es lo mismo que cumplir la voluntad de Dios (cf. Mt 7,21), hablar mucho de sola Scriptura no es lo mismo que dar un lugar central a la Biblia. Lo primero que hace falta para que la Escritura tenga un lugar central en la vida de la Iglesia es comprender lo que realmente quiere decir, en lugar de introducir en ella nuestras propias opiniones. En ese sentido, Lutero y los demás reformadores no sólo no contribuyeron a dar un papel más central a la Escritura, sino que, al contrario, sustituyeron el papel central que siempre tuvo la Escritura en la Iglesia por un subjetivismo exacerbado. El mismo Lutero se dio cuenta horrorizado de ello al final de su vida: el protestantismo había dado lugar a tot capita quot sententiae, tantas opiniones como cabezas. Como signo claro de esa confusión, cuando los principales reformadores se reunieron en 1539 para adoptar una posición común sobre algo tan básico como la Eucaristía, fueron incapaces de ello y terminaron peleados, porque cada uno introducía en la Biblia su propia teoría sobre lo que sucedía en la Cena del Señor.
Comprendo perfectamente que el Papa desee llevarse bien con los protestantes, pero de nada sirven esos deseos si pretendemos que se cumplan a costa de la verdad. Y la verdad es que el día que Lutero (supuestamente) clavó sus tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg fue un día funesto para la comprensión de la Escritura. Aunque fuera inconscientemente, pocas personas en la historia habrán dañado más que Lutero la verdadera comprensión cristiana de la enseñanza de la Biblia. No caigamos en el mismo gravísimo error sólo por intentar llevarnos bien con todo el mundo. Recordémoslo una vez más: la verdadera caridad siempre está basada en la verdad.
90 comentarios
Razón de más para que sean muy meritorias todas las ediciones antiguas de la Biblia, y comprensible su difusión más restringida.
Dicho lo cual es ocioso recordar que NSJC no dejó un Vicario para que se llevase bien con todo el mundo. Y menos que menos a costa de la Verdad.
Feliz dia de Todos los Santos
Que Dios os premie, según aquel "a quien Me confesare delante de los hombres, Yo lo confesaré delante de mi Padre" (escribo de memoria)
De nada sirven miles de posts si no hay un Pablo que se plante delante de todo el Vaticano a decir las cuatro verdades, que son las que allí están faltando con tanto "bienquedas".
El post es bueno, pero si los obispos y cardenales no le dicen al Papa, alto y claro: "estudia y sé humilde. Luego habla, porque tu hablar sin lo previo, confunde", de esta no salimos y seguirá en este camino de superación.
Porque ¿qué será lo próximo? Ya ha tocado demasiados palos y en la barca está entrando agua.
Lo escrito: no se puede sonreír al mundo y sus intereses sin menospreciar a Dios y sus intereses.
Llevarse bien con el Mundo, de por sí, cuando no es menospreciar, es olvidarse que existe un Dios su creador.
Vale lo expuesto. Aunque una exposición diferenciada de entre lo que pregona la Biblia Protestante y la Biblia Católica más exhaustiva, hubiera sido, por lo menos, más interesante.
Al pan, pan y al vino, vino. Y esto es castellano que yanto se entiende tanto acá como allende de allá.
La misma idea de “sola Scriptura” que es la base de todo el protestantismo, no se encuentra en ningún lugar de la Biblia; es puro invento protestante.
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No, a ver, el SOLA FIDE SÍ SE ENCUENTRA EN LA BIBLIA. Una SOLA VEZ. Pero precisamente para NEGARLO.
Stg 2,24
Ya veis que el hombre queda justificado por las obras y no por la fe solamente.
Es decir, los del SOLA SCRIPTURA se pasan la Escritura por el forro para sostener su SOLA FIDE herético.
Cuestión de inercia temporal física y moral. Así como hay enfermedades del cuerpo que llegadas a un estadio son incurables; así hay enfermedades del alma que nunca se convertirán.
En este día en que conmemoramos a nuestros hermanos mayores en la fe pedimos su intercesión para que nuestro Señor siga orando por Pedro para que su fe no decaiga y nos ayude a todos a llegar a la verdad plena.
Que Dios te bendiga.
Tras el Concilio Vaticano II, en la Iglesia Católica se puso muy de moda leer la Biblia y asistir a cursos bíblicos, sin que se note la misma ansia por conocer la doctrina de la Iglesia. Yo he oído auténticas herejías en los cursos bíblicos de mi parroquia. Es absurdo preocuparse tanto en leer y conocer la Biblia sin estudiar a la vez el magisterio de la Iglesia, pues sólo a la Iglesia corresponde interpretar la Biblia de forma auténtica y verdadera.
Forman un triángulo equilátero, en el que cada lado sostiene a los otros dos, -la Biblia -la Tradición católica -y el Magisterio apostólico (Vaticano II, Dei Verbum 10), siendo la Biblia el lado horizontal-básico.
Un ejemplo concreto:
LA BIBLIA enseña como Palabra divina sobre las parejas homosexuales: "Por esto [por dar culto a las crituras en lugar de al Creador] Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza. Y de igual modo los hombres, abandonando las relaciones naturales con la mujer, se abrasaron en sus deseos, unos de otros, cometiendo la infamia de las relaciones de hombres con hombres y recibiendo en sí mismos el pago merecido por su extravío" (Rom 1,26-27).
LOS LUTERANOS, por el contrario, enseñan con palabra humana falsa que esas relaciones son perfectamente lícitas. Quizá en su viaje a Suecia el Papa Francisco haya sido saludado por la Obispa luterana de Estocolmo, la Sra. Eva Brunne, "casada" con la luterana presbítera Gunilla Linden. (Luis Fernando lo refiere en "Al encuentro con Eva", en el post de ayer en su blog).
El libre examen de la Biblia da para esas degradaciones doctrinales y prácticas y otras muchísimas más.
Lutero convierte de hecho la Palabra divina verdadera en mera Palabra humana falsa, y lo consigue mediante "el libre examen". Es por tanto uno de los mayores enemigos que la Biblia ha tenido en la historia.
Estos son los ejemplos. Biblia católica:
1ª Corintios 11,2
Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido.
2ª Tesalonicenses 2,15
… manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.
2ª Tesalonicenses 3,6
… que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis.
Así lo traducen ellos, ocultando el término tradición:
1ª Corintios 11,2
Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué.
2ª Tesalonicenses 2,15
Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.
2ª Tesalonicenses 3,6
... que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.
Al hacer tal cosa, les pasa lo que a Balaam, que quería maldecir a Israel y le salía una bendición. Ellos traducen tradición por "instrucciones, doctrina y enseñanza". Es decir, dan la definición exacta de lo que es la Tradición cristiana.
"Además hay otro aspecto de los que la gente se olvida, y es el tecnológico: antes de la invención de la imprenta de tipos móviles, la producción de libros era MUY CARA: un libro era un producto que no estaba al alcance de todos los bolsillos. Era un producto típicamente heredable"
En efecto. De hecho, no estaba al alcance de casi ningún bolsillo. Por eso fue tan importante la labor de la Iglesia por medio de los monasterios al preservar la Biblia en innumerables códices (y la gran mayoría de los libros de la antigüedad que se han conservado). Vivían en pobreza pero conservaban nuestras riquezas más preciadas.
Curiosamente, los reformadores reservaron su odio más profundo (después del Papa) para los monjes, que habían conservado la Biblia para ellos y habían dedicado su vida a estudiarla y ponerla en práctica. Quizá porque eran la refutación viva de sus tesis.
"Razón de más para que sean muy meritorias todas las ediciones antiguas de la Biblia, y comprensible su difusión más restringida".
Su difusión fue amplísima... por los medios adecuados de su época: copias y más copias manuscritas, predicación, estudio, teología, liturgia, impregnación de la cultura popular, etc. Por algo los protestantes realizaron su labor en un continente cristiano que había sido cristianizado desde cero por la Iglesia Católica.
"El post es bueno, pero si los obispos y cardenales..."
A mí, el día del Juicio, el Señor me preguntará por lo que hice yo, no por lo que hicieron obispos y cardenales. Y bastante tengo con eso. Dios tenga misericordia de mí.
Tenemos que rezar mucho por los obispos, para que se robustezcan las rodillas vacilantes, como dice Isaías.
"Agradezco mucho su articulo, está muy interesante y muy fundamentado. Lamentablemente creo que toda su fundamentación está fuera del texto y de su contexto ya que, al parecer, el papa dijo: “Con gratitud reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”. Le escribo mi opinión personal. A mi me parece que el autor no entendió para nada el comentario del papa y lo interpretó a su modo: Si el papa dijo: “Con gratitud reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”, no entiendo desde ningún punto de vista que este diciendo que no existían biblias en lenguas vernáculas, que no se leía etc. como presupone y fundamenta Bruno M. L a afirmación está diciendo que le dio mayor centralidad... puesto que el acento estaba puesto en otras cosas. Además, es verdad, quien leía eran los monjes, no el pueblo, el pueblo escuchaba".
Mi respuesta:
Gracias por su comentario. Si quiere opinar sobre el artículo, en general lo mejor es que lo haga en el blog, para que se pueda contestar públicamente.
Hasta donde puedo ver, no es cierto que el acento estuviera puesto en otras cosas. Como he mostrado, ya antes de Lutero la Iglesia se había encargado de preservar la Biblia, traducirla a todas las lenguas que pudo, y catequizar sobre ella a varios continentes. Basta leer cualquier libro medieval para darse cuenta de que la cultura medieval (tanto la académica como la popular) estaba incomparablemente más empapada de la Escritura que la actual.
No es verdad que quien leía eran los monjes. Leía la Escritura todo aquel que sabía leer, ya fueran monjes, sacerdotes, religiosos, estudiosos o simples seglares. Y la Iglesia, que no se conformaba con eso, llevaba la Escritura por medio de la predicación, la liturgia, las devociones y el arte a todos aquellos que no sabían leer. Además, de hecho, la Escritura está hecha ante todo para ser proclamada litúrgicamente. Su lectura es algo bueno, pero subordinado a esa proclamación.
Finalmente, como he señalado en el artículo, el resultado de la Reforma protestante fue, de hecho, disminuir durante más de un siglo el papel de la Escritura dentro de la Iglesia (por precaución necesaria contra la infiltración protestante) y destruirlo entre los propios protestantes (que sustituyeron la verdadera Escritura por su interpretación errónea de la misma). Es decir, la afirmación criticada es completamente ajena a la realidad, por muy bienintencionada que sea.
Los protestantes pretendieron ensalzar la Biblia, como quien expone la belleza de una rosa, colocándola en un vaso de Murano. Pero, cortada de sus raíces, su hermosura ya está condenada a muerte.
Además, recordemos la muy oportuna pregunta del ministro de la reina Candaces de Etiopía, al ser preguntado por el diácono Felipe: "¿Entiendes lo que lees?" - "¿CÓMO VOY A ENTENDER SI NADIE ME LO EXPLICA?" (Hech 7,30 - 31). Ya la Biblia misma nos indica que ella "sola" (SOLA SCRIPTURA), no alcanza, para que sea comprendida rectamente.
Estupenda cita. Muchas gracias.
Lutero mutiló la Biblia, arrancándole siete libros, y después la convirtió en una caricatura de sí misma, desgajándola de la Tradición, que es el único lugar en el que puede ser leída como Dios quiso que se leyera.
Todas las buenas intenciones de católicos o protestantes no pueden cambiar ese hecho.
"La postura de Bergoglio pareciera ser la de un político..."
Un Papa tiene el deber de ser un político en el noble y etimológico sentido de la palabra, porque uno de sus tría múnera es el de regir o gobernar la civitas Dei en este mundo, la ciudad de Dios. Por eso, la prudencia es una virtud fundamental para un Papa.
Por supuesto, la verdadera prudencia, igual que la verdadera caridad, no está reñida con la defensa de la Verdad, sino que la requiere necesariamente.
"En este día en que conmemoramos a nuestros hermanos mayores en la fe pedimos su intercesión para que nuestro Señor siga orando por Pedro para que su fe no decaiga y nos ayude a todos a llegar a la verdad plena".
¡Amén!
"En cuanto a la formación de los Presbiteros en Latinoamérica , muchos de ellos se han Educado con la llamada Biblia Latinoamericana, una biblia popular y pastoral de tan mala traducción, que había un Jesuita que decía que le resultaba falso, incluso para el, después de proclamarla, sostener que era palabra de Dios".
Las pocas veces que he leído algún texto de esa Biblia me pareció malísimo. Y las notas tenían muy poco de católico. Debe de ser de lo peor en ediciones de la Biblia y eso que el listón está bastante bajo.
"A rezar por el Papa, eso sí, sugiero dejar por esta semana fuera sus intenciones..."
Me ha hecho reír.
Lo bueno de la oración es que es todopoderosa para el bien. Es como una bomba nuclear que el Padre ha puesto en manos de sus hijos pequeños, pero asegurándose antes de que no puedan hacer daño con ella. Incluso si el Papa se equivoca en sus intenciones, las oraciones por ellas serán utilizadas por Dios para el bien.
Ahí están los resultados de los reformadores, no hay más que asomarse y ver como va esa iglesia luterana. Y el dolor de cabeza que tenemos muchos y la cantidad de almas confundidas, desorientadas, patitiesas y boquiabiertas. Un veneno que nos envuelven en caramelos ecuménicos.
El daño que hizo y no te pierdas de vista el que sigue haciendo.
Estoy de acuerdo con lo que ha planteado Bruno en relación con la Historia. Sin embargo considero que los dos puntos destacados; la "Reforma" sana y no la que acaba en una ruptura y la difusión de las Escrituras son cosas puntuales y reales. Por supuesto que sobre ello se puede ahondar. Pero no es ni cinismo, ni ignorancia ni pactar a costa de la verdad. NO es eso lo que los Papas vienen buscando sino el diálogo.
Es más fácil marcar lo que divide que tender puentes. FIrmar un acuerdo en el que la Iglesia Luterana y la Católica dejen de mantener relaciones tan tensas que llevan a mencionar no más odios es my fuerte. Algo no está bien. Y además, considero que está en la línea de lo que todos los últimos papas desde Pio XII y más en particular desde CVII con San Juan XXIII se viene trabajando. Por tanto, más que ignorancia considero que el Papa Francisco está caminando por la misma senda que sus predecesores.
Es más fácil derrumbar o mantener abismos que seguir por senderos que buscan construir puentes, insisto. Está claro que no es ceder en el Credo, esos doce artículos de nuestra Fe Católica NO son los que están en juego. Pero la falta de UNIDAD sobre la que San Juan Pablo II marcó con fuerza que era un escándalo para el mundo sigue siéndolo.
Un saludo cordial a todos y que la Virgen nos ayude a comprender los signos de cada tiempo pero siempre pegados a ELLA.
SCM
Copio una parte corta del texto firmado entre Papa Francisco y el Obispo Munib Yunan, Presidente de la Federación Mundial Luterana firmaron una declaración conjunta al término de la oración conjunta que celebraron en la catedral luterana de Lund el primer día de la visita del Pontífice a Suecia.
“Exhortamos a todas las comunidades y parroquias Luteranas y Católicas a que sean valientes, creativas, alegres y que tengan esperanza en su compromiso para continuar el gran itinerario que tenemos ante nosotros”, dice el texto.
Y más adelante...........Estamos agradecidos profundamente por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma, también reconocemos y lamentamos ante Cristo que Luteranos y Católicos hayamos dañado la unidad vivible de la Iglesia. Las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos. Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión permanente, para que dejemos atrás los desacuerdos históricos y los conflictos que obstruyen el ministerio de la reconciliación. Aunque el pasado no puede ser cambiado, lo que se recuerda y cómo se recuerda, puede ser trasformado. Rezamos por la curación de nuestras heridas y de la memoria, que nublan nuestra visión recíproca. Rechazamos de manera enérgica todo odio y violencia, pasada y presente, especialmente la cometida en nombre de la religión. Hoy, escuchamos el mandamiento de Dios de dejar de lado cualquier conflicto. Reconocemos que somos liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama constantemente............etc
Iba a responder, pero me ha salido tan larga la respuesta que la publicaré como un post.
"En todo este hermoso texto dónde aparece la tradición o el "magisterio de la iglesia"
¿Y dónde aparecen en ese hermoso texto la Trinidad, la justificación, la resurrección, la predestinación, el Espíritu Santo, la creación y otras mil doctrinas cristianas? Y si esas doctrinas cristianas no aparecen, ¿por qué tendrían que aparecer la Tradición y el Magisterio precisamente en ese único versículo?
Aparecen en muchos otros versículos de la Biblia. Por ejemplo,
1 Cor 11,2: Os alabo porque en todas las cosas os acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido.
2 Tes 2,15: Manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.
2 Tes 3,6: Que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis.
1 Tim 3,5: Esta es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.
Mt 16,18: Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Lc 10,16: Quien os escucha me escucha a mí.
Y una infinidad de citas más.
Saludos.
debo comentar que la realidad indiscutible, al menos en América Latina, es que un protestante promedio tiene mucho más conocimiento, amor y reverencia por la Sagrada Escritura que un católico promedio.
¿Sobre qué Sagrada Escritura, Feri, tiene el protestante de promedio más conocimiento, amor y reverencia: de la que proviene de la Biblia : protestante, o de la que proviene del catolicismo?
Porque si es de la Biblia protestante pues, bueno, que siga. Yo he leído algo al respecto, de la Biblia protestante y la verdad es que ni me movió, ni menos, su lectura, me tranquilizó.
Y eso que yo me casé con una mujer digamos protestante, aunque fuera repudiada por parte por su familia,.. protestante ; al saberse casada con un católico; Que se negaba casarse a menos que no fuera por mi Iglesia.
Y sin ánimo de ser proselitista que según parece hoy día es pecado, mi mujer es católica.
La Biblia durante mucho tiempo se consideró en manos de los fieles un peligro mayor que El manifiesto comunista.( Entiéndaseme la broma)
Decir que los protestantes se han preocupado mucho más por formarse en la lectura de la Biblia y por darle la importancia que merece es una realidad evidente, por muy distorsionada que en determinados aspectos esté esa realidad.
Los católicos no leían la Biblia en España, memorizaban el Carecismo Ripalda.
Y estaban inenrmes cuando les llegaban unos mormones o unos Testigos de Jeová con su cháchara.
Si no fuera por em Vaticano II la dituación en este campo sería insostenible.
No veo que eso contradiga en nada el artículo, en el que se muestran básicamente dos cosas: 1) que el factor más importante que hizo que durante mucho tiempo se restringiera la lectura directa e individual de la Biblia entre el común de los católicos fue precisamente el protestantismo y 2) que los protestantes, a pesar de su buena voluntad, no se forman sobre la Biblia, sino que se de-forman, porque han abandonado el único lugar en el que se puede entender, que es la Tradición de la Iglesia y lo que hacen es transmitir ideas erróneas sobre lo que afirma la Escritura. Eso son hechos, no opiniones mías.
En cuanto a estar inermes cuando llegaban unos mormones o unos testigos de Jehová, el hecho es que esos católicos conservaron la fe, mientras que los de ahora, supuestamente tan formados, abandonan la fe por millones para hacerse testigos de Jehová, mormones, protestantes o, más frecuentemente, agnósticos. Luego algo debe de estar mal en tu razoamiento.
Por supuesto, nada tengo que objetar a la magnífica Dei Verbum, aunque no entiendo que omitas, por ejemplo, la Providentissimus Deus de León XIII o la Divino Afflante Spiritus de Pío XII, que parecen igualmente relevantes para el tema.
En cuanto a lo de tu abuela, lo trataremos en el próximo post (no a tu abuela, por supuesto, sino el tema que mencionas relacionado con ella).
Saludos.
Antonio1... Pues mi abuela, nacida en 1900, nos recitaba a los nietos el Cantar de los Cantares de pe a pa y se sabía los Salmos de memoria. Y mis padres tenían en la mesilla de noche la Biblia y la leían.
En cambio, a mi generación, hijos del postconcilio, EGBy BUP, en clase de religión nos hablaban sobre Martin Luther King y Ghandi y nada de Historia Sagrada a partir de 1970. Más bien fue el postconcilio el que trajo el olvido de la Historia Sagrada. Basta, en España, con ver cómo eran los libros de religión de primeros de los 60 y los años 70...
PROPOSICIÓN. El Protestantismo constituye un suicidio teológico.
Demostración.
(A) El Axioma Protestante no figura en las Sagradas Escrituras, luego, en virtud de sí mismo, no es teológicamente admisible.
(B) Qué constituye las Sagradas Escrituras no figura en las Sagradas Escrituras. En consecuencia, no es teológicamente admisible.
Q.E.D.
COROLARIO. Las Escrituras Protestantes no son teológicamente admisibles.
Demostración. Inmediata, por (B) de la Proposición anterior.
Q.E.D.
Como la frase en cuestión habla de la Reforma y la Reforma fue anterior al Concilio de Trento y obviamente muy anterior al Concilio Vaticano II, no puede referirse a eso. La realidad es que la Reforma no sólo no contribuyó a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, sino que contribuyó precisamente a lo contrario, como muestra el artículo.
Saludos.
Impagable trabajo de síntesis sobre la Biblia en la vida, tradición e historia de la Iglesia. ¡Gracias!
PD: En el tema polémico, mejor no entro... Saludos
Si a lo que se refiere Antonio1 es a los Testigos de Jehová, evidentemente no hay forma de hablar con ellos porque su táctica es hablar, no escuchar. En todo caso una discusión con algunos protestantes es echarse unos a otros versículos de aquí y de allá como si fuera un concurso de la tv. Todavía no se ha dado entre nosotros gente como el predicador de "La noche del cazador" que perseguía a sus víctimas a golpe de citas bíblicas. Y hay muchas películas en que la Biblia parece, por la forma de manejarla, una relato de terror. También hay un sesgo ridículo en el protestantismo si se quiere ver, cosa que nosotros casi nunca sacamos. Estoy segura que el conocimiento bíblico del KKK es infinitamente superior al mío.
SAN ANSELMO, año 1109: "Nuestro sermón resulta sin provecho... si no tiene su fuente y orientación en las sagradas Escrituras.
SAN BERNARDO, año 1153: "Si te combaten ejércitos de enemigos, toma la espada del espíritu que es la Palabra de Dios, y con ella, fácilmente alcanzarás la victoria" (Sermón 14).
HUGO DE SAN VICTOR (teólogo), año 1141: "La sagrada Escritura es como un maestro público que siempre ha de estar en medio del pueblo" (Miscel, I).
PAPA INOCENCIO III, año 1216: "Acudamos a las sagradas Escrituras, cada vez que tengamos que luchar con graves tentaciones" (Sermón Cuar. III Dom.).
PAPA GREGORIO IX, año 1241: "Todos tienen que leer o escuchar las sagradas Escrituras, siendo que está probado que la ignorancia de la Escritura ha originado muchos errores y herejías" (Ep. 6 ad Gerranum).
ALEJANDRO DE HALES (teólogo) año 1245: "El fin de toca especulación teológica es penetrar profundamente en el conocimiento: la sagrada Escritura" (Sum. T. p. 1).
SAN BUENAVENTURA, año 1274: "Todo nuestro saber debe tener como fundamento el conocimiento de las sagradas Escrituras" (En Las Artes y la Teología).
Si la respuesta, como sospecho, es que no existe al lista, va a resultar que necesitas de la Tradición para saber qué libros son bíblicos y cuáles no.
Solo con eso salta hecho pedazos el Sola Scriptura. Es un Sola que no sirve para saber qué es Scriptura y qué no.
gracias por la (futura) respuesta, que la gracia te dé escribir algo edificante para todos, como es habitual. Por cierto, la plena consciencia de la "gracia" en nuestras vidas es algo inexistente en un católico promedio, en cambio algo muy tenido en cuenta, que se manifiesta hasta en su forma de hablar, en un protestante promedio... porque el protestante promedio va al culto y escucha predicar sobre la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, en cambio que el católico promedio suele reducirse a un consumidor ocasional de sacramentos, devociones y fiestas de fe inculturadas, con lo que cree, y a veces lo dice a los cuatro vientos, que es muy católico, quizás porque eso, y nada más que eso, es lo que siempre ha visto hacer a su abuela y a su madre, de quienes siempre escuchó decir que son muy católicas.
Todo lo que elogiamos --con razón-- del lugar que tiene la Palabra de Dios en la Iglesia, y del conocimiento y maravillosos escritos que nos han dejado los grandes doctores y padres de la Iglesia, de poseer la única interpretación auténtica garantizada por el Magisterio, sólo es motivo para echarnos más ceniza, y comenzar a tomarnos más en serio la predicación de la Palabra... comenzando por la formación de nuestros sacerdotes, quienes deberían ser los principales predicadores de la Palabra de Dios. En esto tenemos mucho para aprender de los protestantes, que sin tener la Biblia completa, con traducciones adulteradas, y sin contar con la riquísima Tradición de la Iglesia ni con la unción del sacramento del orden sacerdotal, muestran un servicio mucho más diligente y eficaz en la predicación... Algo de cambio he tenido la oportunidad de notar en la Renovación Carismática (con todos los errores y abusos que pueden darse en ese movimiento o corriente), que no es casualidad que vino de las Iglesias protestantes.
A este respecto, el padre Guillermo Juan Morado comenta algo pertinente en un post de Luis Fernando del año pasado, extraigo sólo lo más relevante:
«Pero, en serio, ¿no nos dicen nada las iglesias ortodoxas con su liturgia?, ¿no nos dicen nada los protestantes que siguen tomando en serio la Biblia?, ¿no podemos aprender de ellos, de los buenos cristianos (aún o formalmente) no católicos?»
«Pero, en serio, ¿no nos dicen nada las iglesias ortodoxas con su liturgia?, ¿no nos dicen nada los protestantes que siguen tomando en serio la Biblia?, ¿no podemos aprender de ellos, de los buenos cristianos (aún o formalmente) no católicos?»
Digo:
De algunos de los protestantes evangélicos y los ortodoxos podemos apreciar muchas cosas que, en todo caso, han estado presentes en el acervo católico a lo largo de los siglos. De los protestantes liberales, que ordenan lesbianas que participan en marchas del orgullo gay, no tenemos NADA que aprender. Y del heresiarca Lutero, tampoco.
De Lutero, y del cualquier hereje, siempre hay algo que aprender.
Si cristaliza una herejía solo es posible porque tiene un fondo de verdad.
Cuando se condena el luteranismo se corre el riesgo de pasarse de frenada, y junto el error a condenar a veces también se obscurece el fondo de verdad que necesariamente trae. Por ejemplo, el retraso en el acceso a la Sagrada Escritura ,que es algo todavía bien visible hoy en día entre los católicos, por la reacción exagerada en este punto a Lutero, pero hay otras cuestiones también.
Si Lutero hubiera permanecido en la Iglesia católica habría sido un gran teólogo sin ningún género de dudas, de los más grandes de la historia de la teología, pues el demonio tienta especialmente a los más grandes, para arrastrar con ellos a miles entre los humildes.
El artículo de Bruno es deslumbrante, pero tiene algún error precisamente por pasarse de frenada.
Es el pueblo cristiano quien en su totalidad tiene que estudiar la Biblia para que el Espíritu Santo lo lleve a la comprensión progresiva de sus misterios hasta que alcance a ser completa en el final de los tiempos.
Lo que hace la jerarquía es seleccionar entra las interpretaciones de la Biblia que hace el Pueblo de Dios la correcta, y una vez fijada por el Magisterio el Pueblo ha de darla por buena y seguir progresando en su estudio hasta la comprensión final.
Si alguien espera a que el Magisterio Papal vaya a tener el papel central para señalar cual es la interpretación correcta del Apocalipsis ya puede coger un buen sillón. Ese papel central es posterior a lo que subjetivamente los diversos cristianos aventuran respecto a los misterios de la escritura.
Soy profesora de historia y he tenido y tengo que lidiar tanto con este tema que usaré el artículo en todos lados. Muchas gracias y que Dios te bendiga
Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que aún sin ver una Biblia, conocimos la Palabra de Dios a la perfección, al estilo de los primeros cristianos, que vivieron su Fe en Cristo y murieron por ella (muchos de ellos) sin haber visto en su vida una Biblia.
Todos los Apóstoles predicaron y encarnaron la Palabra de Dios en sus vidas y, ninguno de ellos tuvo una Biblia en sus manos.
Gracias a la Tradición Apostólica y al Magisterio de la Iglesia es que posteriormente se compiló la Biblia, la cual siempre necesitará de aquellas otras dos realidades, para ser comprendida en su verdadero sentido.
Cristo, María y José nos bendigan.
Si Lutero hubiera permanecido en la Iglesia católica habría sido un gran teólogo sin ningún género de dudas, de los más grandes de la historia de la teología,
LF:
No, Lutero, no. Calvino, sí. Lutero como teólogo era poca cosa. Calvino fue el que dio empaque teológico, aunque errado, a todo el protestantismo.
www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/lutheran-fed-docs/rc_pc_chrstuni_doc_2013_dal-conflitto-alla-comunione_sp.pdf
Saludos.
Si Lutero hubiera permanecido en la Iglesia católica habría sido un gran teólogo sin ningún género de dudas, de los más grandes de la historia de la teología,
LF:
No, Lutero, no. Calvino, sí. Lutero como teólogo era poca cosa. Calvino fue el que dio empaque teológico, aunque errado, a todo el protestantismo.
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No lo discuto. Quizá a Lutero le tocaba ser un Santo Domingo de Guzman, y a Calvino ser un Santo Tomas de Aquino.
Lutero podía haber sido más bien el iniciador de una gran obra santa -el fundador- en la que Calvino hubiera sido llamado a ser el culmen de la misma.
En todo caso fueron grandes personalidades, y precisamente por ello, al desviarse, han resultado ser tan funestos.
San Antonio María Claret tenía claro, que Lutero no era reformador, y por tanto, no es ejemplo de evangelización. Como cristianos, la mentira no cabe en nosotros.
San Antonio, me parece que nos ofrece alguna pista que Lutero y sus seguidores terminan en el infierno. Nosotros no debemos ir por ese camino de condenación. Los protestantes tienen la posibilidad de aceptar la fe de la Iglesia Católica como único medio de salvación, porque es en la Iglesia Católica donde tenemos la Sagrada Tradición de los Apóstoles y Santos Profetas, tenemos al Sucesor de Pedro, para permanecer a Cristo Jesús en la unidad verdadera, y debe ser espiritual. No se trata de ser una unidad con protestantes ni con la mundanidad, lo que nos cerraría las puertas del cielo.
Martín Lutero era un hombre animal, no espiritual, fuera de la Iglesia Católica no podemos hallar el camino espiritual.
La Iglesia Católica tiene los sacramentos como camino de salvación eterna, fuera de la Iglesia Católica no hay sacramentos
De la exhortación de San Antonio María Claret:
• «Lutero y Calvino, son dos relajados, haraganes y abandonados, que no quieren celebrar ni oír Misa; por eso la suprimen. Rehúsan administrar y recibir los sacramentos; por eso los niegan; les cansan el rezar; les repugna mortificarse; por eso lo desprecian todo y concluye que todas las buenas obras no son necesarias para salvarse, que basta solo la fe tan regalona como la vida que llevan; fe que reciben tantas formas como son los vicios y pasiones que quieran encubrir cohonestar con su manto. Puede decirse que estos dos cómodos creyentes a su manera que están en el último paso para llegar a perder con la fe la Religión. Dominados por esa fatal indiferencia, viven como animales irracionales, y se cumple la sentencia del Apóstol: «el hombre animal no percibe aquellas cosas que son del Espíritu de Dios» (1Cor 2,14). Por esto nos exhorta el mismo Dios por el profeta en el Salmo 31,v.,9: «Guardaos de ser semejantes al caballo y al mulo, los cuales no tienen entendimiento» Y luego añade: «Sujeta, ¡oh, Señor!, con cabestro y freno las quijadas de los que se retiran de ti o rehúsan obedecerte. Muchos dolores le esperan al pecador; más al que tiene puesta en el Señor su esperanza la Misericordia le servirá de muralla». Ved aquí hermanos e hijos muy queridos en Jesucristo, explicada aquella palabra Misterio (cf. Ap 17,5), que está escrita en la frente de la fe falsa que con copa dorada en la mano, pero llena de abominación, convida a todos a apurarla y hacen eternamente desgraciados a los que le siguen. Visten de púrpura, pero esa púrpura es como la vestía el Epulón, de quien habla el Evangelio (Lc 16,19) y nos dan muestra de los que se van al infierno.
(San Antonio María Claret, de los escritos pastorales; «Exhortación pastoral sobre las biblias protestantes». Págs. 339s. Biblioteca de Autores Cristianos, 1997.)
• Esa fe tan encomiada por los protestantes no es aquella fe del que vive el justo (Heb 10,38), sino la que tienen los demonios, como dice Santiago: “demones credunt, et contremiscunt” (Santiago 2,19) « también los demonios creen, y tiemblan ». Pues así como los demonios tienen fe sin obras buenas y sin penitencia de las obras malas, así se halla inculcada en los libros prohibidos que os regalan. Esta fe es un cuerpo en esqueleto, que no tiene carne mortificada, ni espíritu de vida; todo es hueso; todo es aridez y frialdad. No tiene el espíritu de vida por la falta de obras buenas, y es corrompida porque no tiene penitencia de las obras malas. (San Antonio María Claret, escritos pastorales, «exhortación pastoral sobre las biblias protestantes» pág. 337. Biblioteca de Autores Cristianos. 1997).
Yo invito a leer por completo esta exhortación pastoral de San Antonio, pues hay consideraciones muy importantes, que el alma buscadora de Dios termine aceptando a Cristo como católico.
Este Santo dice en otro lugar, que no es suficiente llamarse católico, si no cumple la voluntad de Dios. Y lo vemos en el Evangelio, que muchos ya creen haberse ganado el Reino de los cielos, y escucha aquellas palabras de Dios, que no le reconoce. Claro, es que no se ha identificado esa alma con Cristo, no se ha hecho semejante a Él y ahora descubre, en el momento del juicio particular, que llamándose católico, pero que no se ha esmerado por la vida espiritual, la humildad, la mansedumbre, las buenas obras de caridad, y todo los demás valores santificantes.
Pero a la vez, hay que reconocer lo que en el mismo artículo se afirma: que "la mayoría de la gente no sabía leer", es decir era analfabeta y, por tanto, "presos de lo que les enseñaron..." hasta que aprendieron a leer. Y lo que les enseñaron, no fue precisamente la palabra de Dios, sino un montón de prácticas que nada tenían que ver con las enseñanzas de Jesús, que si las enumeráramos todas “no cabrían en el mundo los libros que habrían de escribirse”.
Qué lástima que en vez de enseñar a leer al pueblo, velando por su libertad a través del conocimiento de las Escrituras y otras lecturas, se preocuparan más de esas "tradiciones" que, de una forma o de otra, lo único que contribuían era al "engordamiento" de la clase religiosa (en todos los sentidos) mientras que la gente perecía en la miseria de su ignorancia: moral, espiritual y física, por falta del conocimiento liberador de las Escrituras. Puestos a elegir, entre "aquello" y la liberación que supuso el conocer al Jesús de las Escrituras, sin dudarlo, me quedo con lo segundo. Y que nadie me venga a decir que aquí en España, país en el cual vivo, se ha dado valor a las Sagradas Escrituras. Las "tradiciones" religiosas han sido de muchísimo más valor y lo seguirán siendo, hasta que "el velo" se les caiga y vean cuál es el origen de dichas tradiciones y dónde está la verdadera fuente de la vida, que es en Cristo Jesús.
Al menos, el autor del artículo, debería haber roto una lanza en favor de esos despreciados "protestantes", por el bien que trajeron al pueblo que, deseoso de poder leer las Escrituras, raudo y veloz aprendieron a leer para poder hacerlo. Privilegio que era solo de unos pocos durante siglos. Y eso, aunque todo lo que siguió después a la Reforma, no fuera positivo. Pero qué bueno, que ahora todos podemos leer para no ser presos de nadie, excepto del que queramos serlo.
Lo de la traducción de Reina-Valera sobre el término que hace referencia a las "tradiciones", ni merece la pena comentarlo; parece una broma. Como si las "tradiciones" las cuales hizo referencia el apóstol Pablo, tuvieran algo que ver con las que después se introdujeron a lo largo de los siglos en la iglesia del Señor. ¡Para nada! Pero en fin, cada uno defiende sus tradiciones como “más antiguas” pretendiendo que su institución es “más auténtica” por esa razón. ¿Ante quién?.
Como si nosotros los protestantes no creyésemos que "la fe sin obras está muerta"; como si nosotros no creyésemos que, como dice el apóstol san Pablo, "somos creados en Cristo Jesús, para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Ef.2.8-10); Como si nosotros no supiéramos lo que dijo el Señor Jesús, respecto de "ser sal" y se "luz en el mundo... así vean los hombres vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". (S. Mt. 5.13-16)
Será por eso que dice el tal José Luís, que un estudio hecho el año 2015, resultaba que el pueblo protestante-evangélico, va por delante de todas las demás ONG e instituciones religiosas en la obra social en España. ¡Qué pena de pueblo protestante que "menosprecia las buenas obras"!. Pero en fin, parece que después de decir lo fenómenos que somos "nosotros" y "los nuestros" nos quedamos tan a gusto, y eso aunque estemos diciendo una gran mentira.
Seguramente el tal José Luís, ha contado los comedores sociales que hay en España fundados por Iglesias evangélicas; Y también los hogares de ancianos, así como los centros de rehabilitación que, desde la década de los 70 han estado funcionando en España, rescatando jóvenes de la droga, antes que ninguna institución se haya preocupado de ellos; también se habrá dado cuenta de los equipos que están trabajando para el rescate de las mujeres explotadas sexualmente por las mafias, como Rescate; y sin duda, se habrá percatado también de la organización Redime que trabaja con personas que han sido abusadas sexualmente, y los bancos de alimentos y... y... ¿Sigo?. Pobres y despreciables "protestantes" que hemos puesto eso de "la justificación por la sola fe" como almohada para descansar de las buenas obras. En fin... Lo despreciable y "diabólico" es hablar y acusar de diabólicos a los demás sin saber lo que se dice y, además, hacerlo de forma pública.
Más abajo, el comentario al cual me refiero de un tal, "José Luis". Que le aproveche:
"Esa fe tan encomiada por los protestantes no es aquella fe del que vive el justo (Heb 10,38), sino la que tienen los demonios, como dice Santiago: “demones credunt, et contremiscunt” (Santiago 2,19) « también los demonios creen, y tiemblan ». Pues así como los demonios tienen fe sin obras buenas y sin penitencia de las obras malas, así se halla inculcada en los libros prohibidos que os regalan. Esta fe es un cuerpo en esqueleto, que no tiene carne mortificada, ni espíritu de vida; todo es hueso; todo es aridez y frialdad. No tiene el espíritu de vida por la falta de obras buenas, y es corrompida porque no tiene penitencia de las obras malas. (San Antonio María Claret, escritos pastorales, «exhortación pastoral sobre las biblias protestantes» pág. 337. Biblioteca de Autores Cristianos. 1997)."
Los niños no tienen sabiduría para saber que deben ir al colegio y preferirían quedarse todo el día jugando, pero van al colegio por la sabiduría de los padres. Del mismo modo, los niños se bautizan por la fe de los padres.
Eso es lo que ha hecho la Iglesia desde el principio, la Iglesia de los Apóstoles y los Padres de la Iglesia, que habían recibido la fe del mismo Cristo. Supongo que algo sabrían del tema, ¿no? Usted, en cambio, argumenta simplemente con lo que a usted le parece personalmente que dice la Escritura. Francamente, entre la Iglesia de los Apóstoles y su opinión personal, me quedo con la Iglesia de los Apóstoles.
Saludos.
Estudiada, leida e interpretada por todos los cristianos . La biblia ya no esruvo en poder de pocss manos
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