Miércoles de ceniza: el desaparecido arte de morir
Un amable lector me ha avisado de un curioso artículo aparecido en el periódico británico The Guardian. Me ha parecido tan interesante que lo he traducido para el blog. Curiosamente, trata el mismo tema del que hablé hace tiempo en un post… y llega a unas conclusiones similares a las mías, pero desde un punto de vista secular: el valor de la visión cristiana de la muerte frente al escapismo de la cultura moderna.
Para entender bien el valor de estas reflexiones hay que saber que The Guardian es un periódico de izquierdas, generalmente muy crítico con el cristianismo en general y especialmente con la Iglesia Católica en particular. El hecho de que un periódico así publique un editorial como éste supone que hay cuestiones en las que va quedando claro, a pesar de las ideologías y del pensamiento débil de nuestra época, que el único camino moral y existencial viable a largo plazo es el que marca la Iglesia. Quizá estemos acercándonos ya a la sociedad post-postcristiana.
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Miércoles de Ceniza: el desaparecido arte de morir
“La vida es una enfermedad con una mortalidad del 100%", afirma el Dr. Pomerantz, psiquiatra especialista en suicidios en una nueva película israelí del mismo nombre que se estrenó el fin de semana en Tel Aviv. La Iglesia Católica transmite un mensaje similar hoy, el Miércoles de Ceniza, cuando los creyentes son marcados en la frente con las cenizas de su propia mortalidad, mientras el sacerdote les recuerda: “Eres polvo y en polvo te convertirás". Sin embargo, las películas de autor y la Iglesia Católica son dos de los pocos sitios donde la muerte sigue siendo parte de las conversaciones públicas. En otros lugares, la muerte se disfraza de suaves eufemismos suaves como “irse” o “quedarse dormido", o bien se enfoca desapasionadamente a través del discurso científico de la medicina. Mucho antes de que el actual gobierno ideara sus últimas reformas del Sistema Nacional de Salud, la propia muerte había sido culturalmente privatizada.
Actualmente, si se nos pregunta cómo queremos morir, generalmente decimos que queremos que suceda rápidamente, sin dolor y, preferentemente, mientras dormimos. En otras palabras, no queremos que la muerte se convierta en algo que experimentamos como parte de la vida. Esto no habría tenido sentido para las generaciones pasadas. Durante siglos, lo que más se temía era “morir sin estar preparado". La muerte era una oportunidad para poner las cosas en su sitio. Para decir las cosas que habían quedado sin decir: “Lo siento", “me equivoqué", “siempre te he querido". Solíamos morir rodeados de la familia en sentido amplio. Ahora, morimos rodeados de tecnología, y la creencia en la ciencia médica a menudo reemplaza el enigma tradicional de la existencia humana.
Incluso como mero hecho biológico, la muerte nos plantea a todos, seamos religiosos o no, la pregunta del sentido de la vida. Para algunos, esto se convierte rápidamente en un asunto teológico, para otros, en un reto para no perder el resto de nuestras vidas. Sin embargo, cuando la muerte es expulsada de la esfera pública, esa pregunta ya no tiene la misma urgencia. Y esto tiene consecuencias muy concretas. Una cultura que mantiene la muerte fuera de su vista y de sus pensamientos es una cultura que cada vez es menos capaz de confortar a otros en su dolor. En lugar de tener esa conversación importante en el supermercado con la vecina que ha perdido a su marido, nos cambiamos de pasillo y lo justificamos por un supuesto deseo de no molestarla. Permitimos que nuestras residencias de ancianos se conviertan en lugares de abandono, porque no queremos mirarlos muy de cerca. Cuando la muerte se convierte en un asunto privado, es mucho más difícil acercarse a los demás, precisamente cuando más lo necesitan.
Aquellos que renuncian a cosas en Cuaresma, a menudo viven estos días como un tiempo de alegre mejora de uno mismo. Los sacerdotes y los directores de cine israelí de tipo existencialista no están de acuerdo en las respuestas a las preguntas sobre el significado de la vida, pero comparten la opinión de que no podemos resolver el significado de la vida si no planteamos la cuestión de la muerte.
The Guardian, editorial del 21 de febrero de 2012
39 comentarios
Pero lo que enseña el cristianismo es, precisamente, que gracias al sacrificio de Cristo en la cruz, precisamente no nos morimos. Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal. A todo el que quiera no morirse para siempre.
Saludos.
Visto de esta forma mi frase podría ser suscrita por los cristianos, pero añadiendo que es cierto que las demás religiones son escapismo a la muerte, salvo el cristianismo que no es escapismo sino verdadero escape.
eso es todo lo que se le ocurre decir... jojojo
Un punto para doña Urraca
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No, no lo es. Lo que si está claro es que todos los argumentos ateos, ya sean pseudocientíficos o directamente inventados, chocan siempre, indefectiblemente con el misterio de la muerte.
Para la Iglesia la muerte ha sido considerada el "Dies Natalis", el nacimiento a la otra vida. Pero el cristiano no trata de escapar de la muerte. Al contrario, vive esta vida a conciencia, en plenitud, y espera vivir también la otra vida en la plenitud del Reino.
Tu "nivel" no es demasiado bajo para que yo intervenga, lo es para que intervenga en hablar contigo cualquiera que haya pasado el bachillerato (el anterior, claro).
Dicho lo cual, vamos a hablar en serio de este artículo.
Sin embargo, esa obsesión por la muerte ultrarrápida y sin darse uno mismo cuenta es algo incomprensible para un cristiano. Yo quiero darme cuenta de mi muerte, siempre que eso no comporte sufrimientos insoportables, más allá de lo humanamente resistible (tampoco es que tenga madera de heroína).
Por eso, me empeño en aclarar a quienes me dan el pésame y la enhorabuena por su "muerte rápida", que a mi padre le fue concedida una gracia inmensa, en efecto, en la manera de morir: murió sin una agonía larguísima, es cierto, con cierto grado de sufrimiento pero no sufrimientos insoportables que no respondieran a los medios de alivio. Pero lo más importante fue que pudo prepararse en todos los sentidos. No se escapó de la conciencia de su muerte.
Y aunque eso es una suerte, quizá pueda serlo aún más vivir conscientemente la muerte durante meses.
¿Y qué otra cosa hacemos sino sabernos morir desde que tenemos uso de razón? Pero ahora hay que mirar para otra parte; y, si no se puede, disfrazar la muerte de cualquier manera. mentir al paciente, esconder la enfermedad, buscar eufemismos, no llamar al sacerdote para los sacramentos "por si se impresiona" el moribundo (en serio, he oído decir eso), etc
Ver a los propios seres queridos morir sin miedo, lenta o rápidamente, pero con serenidad, confianza y preparación, mirando de frente a la muerte, sin esconderse de ella ni escondérsela a los demás, y con los ojos puestos en Dios, es el mayor consuelo, la mejor lección y un verdadero privilegio para quienes experimentan la pérdida de un ser querido, y saben, porque mirar para otro lado no cambia nada, que un día tendrán que enfrentarse a la propia muerte: llevamos ya la lección aprendida acerca de cómo muere un hombre de bien y un buen cristiano.
En general, salvo accidente, asesinato o demencia, morimos como hemos vivido. No tanto en lo que se refiere a las circusntancias concretas (que también, por lo general) como a la actitud con la que se afronta.
¿Seguro que The Guardian es un periódico crítico con la Iglesia?
Sé que es de izquierdas... pero la verdad es que no tiene nada que ver con El País.
Si mal no recuerdo, fue "The Guardian" el periódico que público el desveló el desmentido de las palabras del Papa y la agencia Reuters. (Y digo que no tiene nada que ver con "El País"... porque si El País hubiese sabido esto, jamás lo hubiese publicado con tal de enturbiar al Papado).
¡En fin! Sin más me alegro de que en UK empiecen a tener una izquierda política más sana. ¡Aquí nos quedan bastantes años porque somos poquísimos!
Por cierto, Yolanda, mañana hará 32 años de la muerte de mi padre.
Me sorprende el artículo de The Guardian. Mucha sensatez para lo que suele leerse por ahí.
Y estoy totalmente de acuerdo con Yolanda y contra qwertyy: no existe escape posible ante esta realidad. Está allí y no podemos no verla. Incluso cuando la negamos o la silenciamos, reaparece con fuerza indetenible y terca. Hasta con brutalidad.
El cristianismo no evade ni anestesia ante la muerte, sino que descubre en ella un sentido. Y un "después" lleno de posibilidades. La cruz de Cristo enseña mucho al respecto: convierte la muerte del que cree y espera en la puerta de la Vida.
32 años no años para Dios; tampoco son nada para un hijo o una esposa. Es lo que tiene el amor, que no sabe de tiempo: es lo que nos llevaremos de aquí.
La muerte es una realidad, como la vida, hay que "esperarla como una visita"(palabras de mi padre en su lecho de muerte).
Después de largos años de sufrimiento,murieron mis padres(muy jóvenes), hermano e hijo.
Hoy,el sentido de mi vida es el Señor Crucificado, pero con la alegría del resucitado.
No me preocupa la muerte en sí, sino, como agrado al Señor con mi vivir.
Ten ánimo!el Señor venció a la muerte!
Bendiciones!
Y sí, quiero enterarme y, si puedo, me sea concedida la gracia de sufrir antes para unirme con Él en su Cruz para luego llegar, con Él a la resurrección.
A mi lado, la Virgen, San José (patrono de la buena muerte y a quien a menudo le pido que sea santa)y, si es posible, la gente que me quiere, después de recibir los santos sacramentos.
¿Es posible tener miedo de esto? A mí, simplemente, me da paz.
Como lectura mas o menos habitual de los dos, a mi no me parecen iguales. A pesar del "hermanamiento" que profesan.
Pero no similitudes o acercamiento entre lineas de opnion, sino porque son (o han sido) esencialmente diferentes los publicos a los que van dirigidos. El laborista celoso y patriota amante del Guardian no es el 'moderno' desteñido y esceptico lector de el Pais. Es la diferencia entre haber o no liberales y en España hasta hace bien poco no existian.
Criticos con la Iglesia catolica? no, en general son muy respetuosos. Esta editorial, un poco rara, pero no la veo muy alejada de lo que se puede esperar.
PS: Bruno, yo habria truducido el "...cheery self-improvement" por aprovechar mejor el tiempo pero lo dejaremos estar! xd, todavia recuerdo la bronca montada por no se que translate ... ;-)
Si firmaras quien eres (y lo se ;-) diria, jo! que puntilloso pero tratandose de la que fija y da esplendor ... callaita quedo.
Bueno, ya que estamos, para el tema, el asunto es que se crea o no, la muerte da un panico tremendo. Yo tambien hace poco estuve en un funeral y el sacerdote dijo unas palabras ciertamente muy bonitas, llenas de esperanza ... pero ...
Que dificil es creer ...
A mí, como Yolanda y Susi, me gustaría morir consciente, tras haber confesado y comulgado, espectante e ilusionado por ver a Quien he amado (o he creído amar) en esta vida -con tantas infidelidades diarias por mi parte-, por ver al Señor. A ser posible sin sufrimientos excesivos, pero si los tengo, que el Señor me dé la gracia santificante de poder unir ese sufrimiento a su cruz.
La fe no es un escapismo, sino la "prueba de lo que no vemos". Confío en Jesús y en sus promesas, y sé que "ni el ojo vio ni la mente imaginó lo que el Señor tiene preparado para los que le aman". Y confío más en su misericordia que en mi amor.
Desgraciadammente no se recuerda eso, se hace una llamada a la conversión que no se parece en nada al recuerdo de la muerte...
Que The Guardian es crítico con la Iglesia, lo dicen hasta ellos mismos. El año pasado, uno de los editores asistentes confesó que en el periódico se sentían mal al criticar cualquier cosa de la clase trabajadora, de la inmigración o del fraude al subsidio de desempleo, pero no tenían ningún tipo de problema en criticar a los cristianos, "especialmente al Papa", a Israel, a la Familia Real o a los republicanos estadounidenses.
http://www.guardian.co.uk/politics/blog/2011/mar/09/media-self-censorship-problem-turkey
De todas formas, es cierto que no son equivalentes El País y The Guardian. Yo diría que sobre todo porque El País tiene una línea editorial monolítica y muy estricta, mientras que The Guardian permite más libertad entre sus colaboradores. Por otra parte, la tradición jacobina y anti-católica de El País es una de sus signos de identidad más característicos. Si perdiera eso, dejaría de ser El País.
"Desgraciadammente no se recuerda eso, se hace una llamada a la conversión que no se parece en nada al recuerdo de la muerte"
Eso hay que matizarlo. Según la liturgia, el sacerdote puede elegir entre dos frases:
- Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás.
- Conviértete y cree en el Evangelio.
Como es lógico, cada sacerdote en concreto hace lo que le parece mejor y los hay más o menos formados, con más o menos fe, más o menos políticamente correctos y con más o menos miedo a todo lo relacionado con la muerte. Por eso hay algunos que, con poco respeto por la Tradición de la Iglesia, sólo usan la segunda frase.
Personalmente, creo que lo ideal, en este caso, es ir alternando ambas frases, porque el memento mori cristiano lleva siempre consigo la esperanza de la salvación.
Aqui tendría que venir Adriano Celentano, a decir cuatro verdades.
He estado leyendo todos los posts anteriores, y quisiera comentarle un asunto que es una fruslería: he leído que "obispo" significa en latín "siervo". Antes bien, "obispo" deriva del griego, "episcopus", y significa "epi-", "por arriba" y "-scopio", "mirar": es como decir en nuestro romance "supervisor".
También he leído que "in medias res" significa en griego "directo al asunto". El significado es correcto, pero no es una expresión griega, sino latina.
Los cristianos hemos de ser prudentes cual serpientes, y cuidadosos de no errar...
Esos posts a los que se refiere son humorísticos, así que lo que menciona son errores intencionados (entre otros muchos que descubrirá, si lee despacio esos posts). Todos los posts atribuidos a Higinio Fernández (personaje imaginario) son humorísticos.
Saludos.
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-Y si por causa del Pecado Original todo heredamos el efecto en causa de la muerte; Dicho sea: si todos nacimos ya muertos a la vida:
- En principio causa:¿Puede el muerto plantearse la cuestión de la muerte ?
Esta frase me recordó a aquella otra de :
Vivo todos mis días como si fuesen el último: acojonado
Te recomiendo un librito de Gustave Thibon escrito en forma de obra de teatro llamado "Seréis como dioses" en donde plantea precisamente el tema de la religión como un "consuelo" ante la muerte inevitable y la ciencia evolucionando hasta alcanzar el punto de vencer a la muerte. Entonces cae la pregunta clave "¿Creemos en Dios sólo porque no tenemos una solución para la muerte o creemos en Dios por Dios mismo? Es decir, cuando la ciencia venza a la muerte ¿dejarán de existir las religiones? o mejor dicho ¿dejará de existir Dios?. Te lo recomiendo. Creo que es excelente.
"Los últimos instantes de nuestra vida serán los más importantes. En nuestro encuentro con Dios, si estamos lúcidos..."
Por la experiencia que viví, le aseguro que sí estaremos lúcidos.
Más lúcidos y conscientes que nunca y que así permaneceremos.
Por eso, me quedo mirando las letras escritas por quienes mencionan "el sueño eterno", el "descanso"... Pienso que lo único que podría "descansar" sería nuestro cuerpo.
Nuestra alma cobra más vitalidad. Eso me ocurrió.
Sin embargo, para muchos, resulta más cómodo aferrarse a esa idea del descanso y auto consolarse; dejando además de lado la ayuda espiritual que el difunto necesita y espera.
También les sirve de "consuelo que en la Misa de difuntos se mencione: "que ya está junto al Señor" o frases semejantes.
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