Las críticas a la JMJ y el cánido del horticultor
Estoy harto de algunas críticas a las jornadas mundiales de la juventud (diría que estoy indignado, pero hoy en día el término tiene algunas connotaciones no del todo recomendables). Por usar las inmortales palabras del poeta: Estoy ahíto de tanto parchear y tanto pito.
No me refiero a las críticas de aquellos que no profesan la fe católica (ya se trate de indignados, enfadados, molestos o irritados o quizás de protestantes, judíos o testigos de Jehová), pues lo lógico es que critiquen lo que no comparten. Y, en el caso de algunos de ellos, es de esperar que odien lo que les han enseñado a odiar como consecuencia de premisas incorrectas, ideologías equivocadas o falsas doctrinas. Con este grupo, en lugar de argumentar sobre las JMJs creo que convendría discutir sobre temas más fundamentales.
Tampoco hablo de las críticas legítimas de católicos a aspectos concretos de las jornadas, pues huelga decir que las mismas, como evento humano y además de una grandísima magnitud, dan lugar a incontables meteduras de pata. A nadie debería escandalizar que se produzcan esos errores (y pecados), pues lo mismo ha sucedido a lo largo de la historia con los Concilios Ecuménicos (en algunos de los cuales los padres conciliares acabaron a tortas), la curia romana, las órdenes religiosas, los Estados Pontificios, todas las diócesis y parroquias que en el mundo han sido y hasta el más pequeño grupo de monaguillos. Es más, casi me atrevería a decir que no nos viene mal descubrir esos errores, para que de una vez nos convenzamos de que existe el pecado original. Disciérnanse los fallos con humildad cristiana, corríjanse en la medida de lo posible y a otra cosa lepidóptero.
¿A qué me refiero, entonces, con la hartura de la que hablaba? A las críticas a la totalidad de estos encuentros realizadas so capa de “catolicismo auténtico”. Desde grupos muy diversos, con la única característica común de estar instalados en la crítica constante a la Iglesia, se escuchan unas descalificaciones exageradas y absolutas que parecen más bien una expresión de fobias y obsesiones particulares. Pretenden ser críticas proféticas, pero a mi juicio se quedan en ladridos (con perdón) del perro del hortelano, que, como dice el refranero, ni come ni deja comer. No aprovechan lo bueno que pueden tener estos encuentros y les molesta que otros lo aprovechen.
He leído hoy, por ejemplo, a un periodista hablar con desdén de “macrofiestas eclesiásticas” que no son más que “puro fuego de artificio, subidón de adrenalina y autoestima coyuntural, apoteosis papolátrica para convencidos”. Critica también que muchos de esos jóvenes que “vendrán a la JMJ” “pasan ampliamente de la moral sexual de la Iglesia”. Lo más curioso es que tanto el periodista como el medio que dirige tienen un odio reconcentrado a la moral de la Iglesia (especialmente la moral sexual), les importa un bledo la autoridad de la Iglesia, incluida la del Papa, y promueven un cristianismo light y mundanizado que para mí resulta indistinguible de fuegos de artificio y autoestima coyuntural. Yo me pregunto, ¿no vendrá más bien esta crítica del reconocimiento de todo lo bueno que harán las jornadas, del incremento de amor a la Iglesia y al Papa y de la manifestación de fe católica que suponen? Aparte de la crítica al Card. Rouco, claro, que para el autor parece ser la guinda del pastel.
Desprecian otros los encuentros desde posturas muy diferentes, porque supuestamente no son algo tradicional (como si pudiera haber algo más tradicional que una Misa con el Papa), porque son encuentros multitudinarios (como si la multiplicación de los panes fuera algo malo por haberse realizado ante miles de personas) o porque no solucionan todos los problemas de la Iglesia (como si hubiese alguna otra cosa que pueda solucionar todos esos problemas, antes del Juicio Final). También, curiosamente, parece molestarles que los jóvenes sean jóvenes, que canten, que armen barullo, que organicen vídeos en Youtube en los que se divierten invitando a otros a las jornadas, que expresen su fe como buenamente sepan, que miren a la Iglesia y al futuro con entusiasmo… Es decir, lo propio de su edad. Puede que esos jóvenes sean aún inmaduros y no sean teólogos como San Agustín ni conozcan la liturgia como el ceremoniero del Papa, pero es que no es razonable esperar otra cosa de ellos, porque van a las jornadas a recibir y no a dar, a aprender y no a enseñar. Para aprovechar esta ocasión, basta con que acudan con sus sacerdotes y obispos a la llamada del Papa, escuchen lo que la Iglesia les enseña y participen en la Eucaristía con el Sucesor de Pedro. Que no es poco.
Otra crítica habitual en estos últimos ambientes es aún más difícil de comprender para un católico: la crítica de “juanpablismo”. Una palabra que a mí, por sí sola, ya basta para hacerme sentir incómodo, por la falta de respeto y de cariño que manifiesta hacia la Iglesia (la Iglesia real, no la de idealizaciones romanticoides) y hacia el propio Beato Juan Pablo II. Hay gente para la cual el hecho de que Juan Pablo II iniciase estas jornadas las convierto ipso facto en algo malo y condenable. Resulta curioso observar los extraños malabarismos mentales que tienen que hacer para explicar que Benedicto XVI continúe celebrándolas. En fin, gajes de creerse la verdadera Iglesia al margen de la Iglesia real, un peligro al que todos estamos sujetos.
Quizá algún lector algo escéptico imagine que digo estas cosas porque me encantan las jornadas mundiales de la juventud, porque no se me cae de la boca la juventud, o porque he basado mi experiencia de fe en este tipo de encuentros. En ese caso, sin temor a ser políticamente incorrecto, diré que el lector se equivoca. Más aún, no ha acertado en nada. Personalmente, me disgustan las grandes aglomeraciones de gente. Prefiero acudir a una Misa en la que participan tres personas que a una en la que participen cien (o, a fortiori, a una en la que participen un millón de personas). He acudido a varias de las jornadas celebradas en diversas partes del mundo contento y con buen ánimo, pero esencialmente por obediencia y para el bien de otros.
Nada de eso impide, sin embargo, que haya sido testigo de lo que vería cualquiera que no esté cegado por prejuicios ideológicos espurios: las jornadas de la juventud son un acontecimiento de gracia para muchísima gente. Conozco a multitud de personas cuya fe ha madurado o se ha iniciado en estos encuentros. Si me pusiera a contar los sacerdotes y monjas que conozco personalmente y que descubrieron su vocación en una de estas jornadas, probablemente llegaría a las tres cifras. Para jóvenes de todo el mundo, los encuentros con el Papa han sido una ocasión de descubrir que la Iglesia, que según todos los medios de comunicación está agonizando, sigue viva. Para incontables parroquias, movimientos, congregaciones y sacerdotes que saben apreciar con sencillez estas jornadas, los viajes a las mismas son un momento ideal para catequizar a sus jóvenes, iniciarlos en la oración de la Liturgia de las Horas o del rosario o para confesar y aconsejar a quienes no se confesaban desde hacía mucho tiempo. Con ocasión de las jornadas, se organizan charlas, encuentros, viacrucis, confesiones y actos litúrgicos en Madrid y otras muchas ciudades. Por toda Europa, grupos de jóvenes salen a evangelizar, anunciando a Jesucristo por las calles, como ya hicieron, por ejemplo, en Australia…
Claramente, las jornadas mundiales de la juventud no son la panacea de todos nuestros males, pero no hay duda de que hacen un bien inmenso. A uno le pueden agradar más o menos personalmente, igual que puede preferir una breve Misa de diario a una Misa solemne cantada o viceversa. Sin embargo, hay que estar ciego para no reconocer que estos encuentros son un acontecimiento de gracia, en el que Dios se complace en derramar sus dones de forma especial sobre incontables jóvenes (y no tan jóvenes). El Papa y los obispos lo ven y, como es lógico, lo agradecen y lo promueven.
¿Ladran los perros del hortelano porque otros cabalgan, aunque sea en rocinantes poco bucefalianos? Que ladren hasta quedarse roncos. Como católicos nos toca, sí, criticar humildemente lo que haya que criticar, pero sin olvidar nunca que para un cristiano siempre es más importante descubrir lo bueno que criticar lo malo. Especialmente en lo que hace la Iglesia, nuestra Madre y Maestra. Y, sobre todo, cuidemos de no desaprovechar los acontecimientos de gracia que Dios nos regala, hoy como siempre, por su misericordia sobreabundante. Si escuchamos hoy su voz, no endurezcamos el corazón.
64 comentarios
Supongo que para los profesionales de la conspiración el hecho de que niegue la planificación conjunta de estos dos artículos será una clara prueba de que intento ocultar la verdad sobre ello, pero eso es inevitable.
Me uno a todo lo que en el dices. Y por supuesto, yo también estaré en la JMJ, le pese a quien le pese, con mis pecados, pero con ganas de cambiar.
La paz.
No me tientes, malvado, no me tientes, que me acuerdo de la sugerencia de Juanjo...
Sí, así es la Iglesia: un pueblo santo lleno de pecadores acogidos a la misericordia de Dios.
¿Y quién dijo que todo es malo? Veremos una Misa celebrada junto al arbol de Gondor, tras la torre de Ecthelion...
Fray Juan, tiene el día ingenioso. Recuerda, hermano, la línea sutil que separa la ironía simpática de la ofensa: tan sutil que, en menos de un milímetro, el salto es cualitativo no un gradito más...
;)
En cuanto a las JMJ, como la dije en el blog de LF que hay cosas que no me gustan, pero que ya están otros diciéndolo tanto tanto quer no me da la gana de sumarme a ellos..., pues ya está. Hago como si me enacataran... SPH
Ahora bien, lo de la juampablolatría es una pasada y a quien hace ese tipo de "críticas" y del modo en que las hace, y con los medios y la ruindad que las hace... quizá algún superior debería cerrarle el chiringuito destructivo.
Por otro lado, aquí no se le espera, ¿para que aparece por aquí? ¿para importunar al hermano? pues eso es pecado, vaya a su confesor y así hará algo de provecho.
No entiendo sus comentarios. Reconozco los nombres, pero confieso que no sé a qué se refiere con las referencias a Taxil o a los elementos del Señor de los Anillos.
. Y si ese artículo vendido es realmente cristianismo, o la forma con que se lo vende termina por contaminar el mensaje. O si el balance entre contaminación y beneficio es positivo, Dios lo sabrá..
Ese es el debate. Todo lo demás tinta de calamar, opciones tipo River-Boca
Gracias por el comentario.
Manipula usted el debate, hablando de "técnicas de manejo de masas", "manipulación", "vender a Cristo" o "entusiasmo juvenil digitado" (que no sé lo que es pero suena fatal. Si usted ya decide como premisa que se están haciendo maldades en las jornadas, no hay discusión posible.
En realidad, es una premisa absurda. Nadie pretende vender a Cristo, ni manipular ni nada por el estilo. Nada hay de malo en que se junte mucha gente, en la música o en los carteles que anuncian algo. Igual que no hay nada de malo en el latín por el hecho de que Nerón hablase en esa lengua, en un altar por el hecho de que también los usasen los idólatras para sus sacrificios o en un libro, aunque se impriman tanto biblias como novelas indecentes.
Lo verdaderamente curioso es que haya católicos cuya crítica a las jornadas mundiales de la juventud parezca más propia de fanáticos anti-católicos que de otra cosa. Ese es el debate. Todo lo demás tinta de calamar.
Saludos.
Las reuniones multitudinarias están en la Historia de la Salvación desde el mismo principio cuando Moisés reune a todo el Pueblo Elegido allí por el Sinaí, a los tiempos preconciliares con los macro Congresos Eucarísticos llenando las calles de Barcelona.
Claro que sí, mostremos al mundo y resto de jóvenes mediante las multitudes que otro mundo es posible a este del metrialismo nihilista.
Que vean a millones cantando y alabando al Rey de Reyes, al Señor de Señores y a Su Vicario en la Tierra.
Que vean a millones testimoniando que ésta, hagan lo hagan y digan lo que digan, es una nación católica en su alma más profunda, la Tierra de María Santísima. Que lo es y que nuevas generaciones están empeñadas en que siga siéndolo !
Bienvenido Santo Padre !! Bienvenido Benedicto XVI a una tierra pisada por grandes santos, cuna de naciones y semilla de sangre de innumerables mártires por Dios y su Santa Iglesia !
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Don Fray sabiondo, se me abre usted el Tomo 1 de la Beata Anna C. Emmerich y se me lee usted los primeros capítulos donde describe sus visiones del Paraíso y de sus árboles.
Y luego seguimos con las bobadas.
Lamentablemente la crítica farisáica abunda en estos tiempos.
Por cierto, lo que dice fray Juan se refiere a que la misa del Papa contará con una especie de árbol que creará un microclima más suave a través de la suspensión de micropartículas de agua a su alrededor. Ahora, a qué se refiere con los elementos del Señor de los Anillos no sé, no me ha dado tiempo de leermela completa... :(
Sobre las criticas de las que hablais contra la JMJ a mi me desborda, porque no sé para qué sirve tanto revuelo. No construye nada. Qué saca un católico con decir todas esas barbaridades? Es como si te invitan a cenar y, antes de ir, pones de vuelta y media al anfitrión, menú, etc. Pues si va a ser un sacrificio tan grande... no vayas, pero deja que los demás cenen tranquilos.
Yo personalmente prefiero una misa como las que tu dices o rezar en un sitio tranquilo; no me gustan nada las multitudes. Pero esta vez no toca eso. Toca animar, apoyar, asistir, ser todos una sola voz. Porque los jóvenes, a los que realmente va dirigido todo esto, necesitan ver, además, un Iglesia adulta unida.
¡Todavía hay clases!
Excelentes artículos los dos.
-Digo mejor: Alguien me podría decir qué impronta espiritual se ha perseguido en unas u otras de estas concentraciones. Y por lo tanto qué resultados se obtuvieron. Como para que la sociedad creyente pudiera decir algo así: -Gracias a este ecuentro Mundial de la Juventud, Dios nos ha librado que en nuestra sociedad fuera ley el derecho,..al divorcio, al aborto, al ayuntamiento homosexual,..; a LA ESPECULALIVA CIENCIA DE LA GENÉTICA HUMANA. etc. etc. Donde todo va a peor.
-Porque, sincéramente, algo similar a esto aún yo no lo he oído.
-Será que la sociedad, ya demasiado embrutecida, más que concentraciones místicas de este tipo, lo que necesita es un correctivo físico de otro tipo.
Mire, yo he estado en casi todas las JMJ, creo haber faltado a 3 de ellas, si no recuerdo mal. He sido testigo del cambio personal de muchos jóvenes, de como muchos de ellos han cambiado sus vidas ha raíz de esas jornadas, unos han descubierto su vocación al sacerdocio, a la vida contemplativa, o al matrimonio. Esos jóvenes siguen hoy día ligados a la Iglesia, los que son matrimonios han dado frutos impresionantes de fecundidad (a los que Dios se los ha concedido) abiertos a la vida, cumpliendo la Humanae Vitae, con 4, 5, 8, 10, 13 hijos. Están insertos en sus parroquias, realizan todo tipo de labor tanto catequetica como de ayuda en la liturgia y los diversos sacramentos....
Y bueno, podría seguir dos horas escribiendo ... si eso no son frutos, pues que quieres que te diga. Que los gobiernos hagan o no leyes más o menos cercanas a nosotros, no nos incumbe, nosotros debemos denunciar lo que no nos parezca bien, pero no podemos hacer más. Los mártires de los primeros siglos denunciaron al poder establecido entregando sus vidas, no forzando a nada a nadie. El fruto de estas jornadas estará en el corazón de los que asistan, y se verá a nivel pequeño, o sea en las comunidades parroquiales, en las familias, etc., pero en ningún modo se puede pretender buscar cambios de quienes no son o no se consideran cristianos o católicos, o sea, los gobiernos o los poderes públicos.
Por supuesto el final de su comentario, su último párrafo, no es ni puede ser de nadie que se llame cristiano o católico, pero para nada... ¿quien narices es ud. para pedir castigo físico de nadie? ... "quien a hierro mata a hierro muere".
Es evidente que los tiempos de "obediencias reales-desobediencias aparentes" y los "estados de necesidad" se están acabando; y el pescado, todavía sin vender.
En este intento de cargársela llevan más de 40 años, ensayando mil formas distintas: procuraron rodearla; intentaron saltarla; quisieron ignorarla; la vituperaron; la llamaron "anticristo" y después, ofrecieron infinidad de rosarios por ella; la volvieron sospechosa de herejía y enemiga de la Tradición, al tiempo que protestan amor filial (¡extraña forma, por cierto!!) estampando en sus blogs el piadosísimo y ortodoxísimo "Oremus pro Pontifice nostro BXVI", que traducido al dialecto "tradi" significa "Quiera Dios que Pedro deje los errores en la Fé y vuelva pronto a la Tradición; es decir, que Roma deje el modernismo y vuelva a Econe".
Se imaginan, en sus quizás honestas y afiebradas mentes, que vivirán para ver el espectáculo de un "papa posconciliar" pidiendo perdón y protestando su regreso a la ortodoxia a las puertas del "bunker suizo".
En una curiosa voltereta eclesiológica pretendieron que el Magisterio de la Roca no era ya apto para juzgar sobre lo que era y debía aceptarse como Tradición; por el contrario, la misma Cátedra de la Roca ("que por nadie puede ser juzgada y quién a todos puede juzgar") se volvió sospechosa de heterodoxia, debiendo ser examinada escrupulosamente a la luz de la Tradición, de ahí en más interpretada por un selecto grupo de esclarecidos.
Quisieron "comer Papa y reventaron" como decían los viejos católicos; quisieron cargarse la Roca y se estrellaron; y es que detrás de la Roca se esconde un misterio, o mejor dicho, la Roca misma es un misterio: el misterio de la unidad en Cristo por Pedro. Por supuesto, saldrán "caóticos informantes" a despotricar contra esta afirmación. Pero que quieren que les diga: ahí tienen a LXIII y su "Satis Cognitum"; que la lean:
"De aquí que ciertos nombres que designan muy grandes cosas y que «pertenecen en propiedad a Jesucristo en virtud de su poder, Jesús mismo ha querido hacerlas comunes a Él y a Pedro por participación, a fin de que la comunidad de títulos manifestase la comunidad del poder"
"Ecce enim propter lignum venit gaudium in universo mundo".
(Con perdón, ejem, que ya sé que esta antífona está prohibida en el Novus Ordo).
-Hombre no hay para tanto. Es un comentario, no creo haber criticado estas concenttraciones. Al principio de su disertación parecía que me convencía. Un solo arrepentido vale quizás tanto como mil reencuentros de mil paises, vale.
-Ahora bien tal cuál y cómo termina la mencionada respuesta me parece que a usted no le aprovecha tanto la espiritualidad del encuentro como parece ser el espectáculo del mismo.
-Y que: Que los gobiernos hagan o no leyes más o menos cercanas a nosotros, no nos incumbe, nosotros debemos denunciar lo que no nos parezca bien, pero no podemos hacer más . Entonces a quién incumbe,.. Más o menos leyes cercanas a nosotros, las que yo enumero,... para mi son blasfemas.
Por lo que respecta al... ¿quien narices es ud. para pedir castigo físico de nadie? ... " Del ¿quién soy yo?: Quizás sea su problema. Porque el mío no lo es, y por esto, quizás, lo digo.
"«Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
«Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan."
El final de mi anterior escrito es cierto que quizá no es de lo más cristiano, pero claro, le recuerdo que solo Dios es perfecto y que yo soy un pecador. Y si no me hubieran servido las JMJ's probablemente no estaría aquí perdiendo el tiempo, y quizá no estaría a lo mejor en la Iglesia, ¿quien sabe?
Para mi también hay leyes blasfemas, pero hay un gran problema, Dios dejó al hombre en la total libertad de actuación y conciencia, algunos sabemos que es "la libertad gloriosa de los hijos de Dios", y otros usan esta libertad para hacer estas leyes malvadas o para pecar. Pero le reitero a mi comienzo, puedo luchar contra ello, pero no puedo quitar la libertad de nadie, entre otras cosas porque yo no soy más que Dios, que es quien se la dio.
Yo estaré allí, para limpiar aseos o repartir comidas, acompañar a quienes vienen de fuera o transmitir cuanto pueda.
En fin, que están locos estos católicos papólatras neocon haciendo escenarios...
rastri, le reitero, ud. no es nadie para pedir el castigo físico de nadie, el único que juzga los corazones es Dios y es a quien tenemos que dejar la suprema justicia:
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Vale, vale amigo Miguel.
-Pero ten cuidado con los que no matan el cuerpo físico; y sí matan el alma mística. Porque con el alma muerta,..el cuerpo no resucita.
- Y no te olvides que Dios hace a los hombres "libres sí" pero responsables de sus leyes y costumbres.
Yo asistiré al primer encuentro Internacional de Blogueros con el Papa que se celebrará coincidiendo con la JMJ, será el día 17. Habrá mesas redondas, ponencias y esta hecha por Blogueros para Blogueros. Mira www.cumpetro.com
Yo diría que para un cristiano (en este contexto) siempre lo más importante es descubrir la verdad y señalarla: si es bueno, bueno; si es malo, malo.
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pero con quirotecas
qwerty: creo que te equivocas con fraysabiondo.
- "A los caóticos, LF, les ocurre como a los jóvenes: tomados de uno en uno son buena gente, agradables, educacos, cultos u alguno hasta tiene buen corazón; ¡pero juntos en pandilla hay que echarse a temblar!"
jeje, muy buen análisis, Yolanda.
A mi también me despistó de momento pero, obviamente este qwerty no es el qwerty al que estamos acostumbrados. Y me temo que confunde al simpático (aunque un poco tocawebs) fray juan, con otro personaje del que no hay nada bueno que decir.
Creo que las JMJ, independientemente de si se dan conversiones individuales, es una buena forma de entender la universalidad y unidad de la Iglesia. Jóvenes de todos los países, todas las razas (todas las sangres como decía José María Arguedas), todas las culturas, unidos bajo el sucesor de Pedro, profesando una sola fe, debe ser una experiencia inolvidable.
Otra forma de entender la universalidad y unidad de la Iglesia es yendo a misa en cada viaje que haces. El mismo rito, el mismo evangelio, las mismas respuestas, uno se siente como en casa a tal punto que por un momento llegas a olvidar que estas en una parroquia en un país extraño...
"tocawebs" no es nada, es un juego de palabras, entre una palabra malsonante, al menos malsonante es España, (y que así me abstengo de decir abiertamente)y toca- web (página web en plural, webs)... bueno, en España creo que se entiende...
Fray Juan y los suyos (filolefes, tradifuribundis, etc) son bastante tocawebs en todos sentidos de la palbra quese quiera entender.. je je je
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ssshhhh!, no digas lo de la diversión que los amargados de turno enseguida hablarán de mundanismo!. Lo de las bodas de Canáa nunca se lo enseñaron en clase.
¡¿Cómo?! ¿¿¿"Por obediencia"???
O una digresión útil: http://castellaniana.blogspot.com/2011/05/disgresion-sobre-la-obediencia.html
Papel higiénico edición limitada para la Jornada
Amarillos y blancos, los colores del Vaticano
El papel higiénico para la JMJ: 7.000 rollos que serán lanzados como serpentinas
Los packs ya están disponibles para su compra en la web de Renova por un precio aproximado de de 3,50 euros
.... ideas para animar el evento más importante que tendrá lugar en Madrid este año
JAJAJAJAJA
Fray Juan, fray Juan... qué malos malísimos que son ustedes, los gilolefes, filocismásticos, antitodo y contratodo...
¡¿No cree usted que es necesario ese tipo de intendencia?!
Son usyedes unos pijoteros malvados, le sacan punta a todo, parecen los progres de RD, se fijan en las mismas tonterías para chinchar y fastidiar...
¡Qué bien escribes Bruno!
Desde Argentina algunos ya partieron y otros están allá. Y doy fe de que Dios ya está obrando en sus corazones, abundantemente.
Mi único cuestionamiento a este tipo de eventos es el modo en el que se planifica y se desarrolla la Liturgia. Estoy rezando para que el Papa regale a toda la Iglesia celebraciones llenas de unción y de piedad, con cantos acordes a la Tradición de la Iglesia y en un clima de adoración...
Bendiciones!
"UNA ALEGRÍA QUE NO SE PUEDE COMPARAR CON EL ÉXTASIS DE UN FESTIVAL ROCK"
por Benedicto XVI
[...] El fenómeno de las Jornadas Mundiales de la Juventud se hace cada vez más objeto de análisis, con el fin de comprender esta especie de cultura juvenil, por decirlo así.
Nunca antes, ni siquiera con ocasión de las Olimpiadas, Australia había visto tanta gente de todos los continentes como durante la Jornada Mundial de la Juventud. Y si antes se temía que la presencia de tantos miles de jóvenes pudiera implicar alguna alteración del orden público, paralizar el tráfico, obstaculizar la vida diaria, provocar violencia y dar espacio a la droga, todo eso se demostró infundado.
Fue una fiesta de alegría, una alegría que al final invadió también a los reacios: al final nadie se sintió molestado. Las jornadas se transformaron en una fiesta para todos; más aún, sólo entonces se cayó verdaderamente en la cuenta de lo que es en realidad una fiesta: un acontecimiento en el que todos, por decirlo así, salen de sí mismos, van más allá de sí mismos y precisamente así están consigo y con los demás.
Así pues, ¿cuál es la naturaleza de lo que sucede en una Jornada mundial de la juventud? ¿Cuáles son las fuerzas que actúan en ella? Algunos análisis que están de moda tienden a considerar estas jornadas como una variante de la cultura juvenil moderna, como una especie de festival rock modificado en sentido eclesial con el Papa como estrella. Con fe o sin fe, en el fondo estos festivales serían siempre lo mismo; y así se piensa dejar de lado la cuestión sobre Dios. También hay voces católicas que van en esta dirección, considerando todo ello como un gran espectáculo que, aunque sea hermoso, sería de poco significado para la cuestión sobre la fe y sobre la presencia del Evangelio en nuestro tiempo. Serían momentos de un éxtasis festivo, pero que en fin de cuentas luego dejarían todo como estaba antes, sin influir profundamente en la vida.
De ese modo, sin embargo, la peculiaridad de estas Jornadas y el carácter particular de su alegría, de su fuerza creadora de comunión, no encuentran ninguna explicación.
Ante todo, es importante tener en cuenta el hecho de que las Jornadas mundiales de la juventud no consisten sólo en la única semana en que se hacen visibles públicamente al mundo. Hay un largo camino exterior e interior que lleva a ellas. La cruz, acompañada por la imagen de la Madre del Señor, realiza una peregrinación a través de los países. La fe, a su modo, necesita ver y tocar. El encuentro con la cruz, que es tocada y llevada, se transforma en un encuentro interior con Aquel que en la cruz murió por nosotros. El encuentro con la cruz suscita en lo más íntimo de los jóvenes el recuerdo del Dios que quiso hacerse hombre y sufrir con nosotros. Y vemos a la mujer que él nos dio como Madre.
Las Jornadas solemnes son sólo la culminación de un largo camino, en el que se encuentran unos con otros, y juntos se encuentran con Cristo.
En Australia, no por casualidad, el largo vía crucis a través de la ciudad se convirtió en el acontecimiento culminante de esas jornadas. Ese vía crucis resumía una vez más todo lo que había acontecido en los años anteriores e indicaba a Aquel que nos reúne a todos: el Dios que nos ama hasta la cruz. Asimismo, el Papa no es la estrella en torno a la cual gira todo. Es totalmente y sólo vicario. Remite a Otro que está en medio de nosotros.
Por último, la liturgia solemne es el centro de todo el conjunto, porque en ella acontece lo que nosotros no podemos realizar y que, sin embargo, siempre esperamos. Él está presente. Él entra en medio de nosotros. Se ha rasgado el cielo y esto hace luminosa la tierra. Esto es lo que hace alegre y abierta la vida, y une a unos y otros en una alegría que no se puede comparar con el éxtasis de un festival rock. Friedrich Nietzsche dijo en cierta ocasión: "El arte no consiste en organizar una fiesta, sino en encontrar personas capaces de alegrarse en ella". Según la Escritura, la alegría es fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5, 22). Este fruto se pudo constatar abundantemente en los días de Sydney.
Del mismo modo que un largo camino precede a las Jornadas mundiales de la juventud, así también de ellas deriva el camino sucesivo. Se hacen amistades que estimulan a un estilo de vida diverso y lo sostienen desde dentro. Las grandes Jornadas tienen también como finalidad suscitar esas amistades y hacer que de este modo surjan en el mundo lugares de vida en la fe, que son a la vez lugares de esperanza y de caridad vivida. [...]
Soy de Ecuador y varios amigos estan ya con ustedes en las Jornadas.... Aunque muero por estar alli, los acompañare con mis oraciones....
QUE VIVA LA IGLESIA CATOLICA... QUE VIVAN LAS JMJ!!!!
BENDICIONES Y FUERZAS EN ESTA LOCURA DE AMOR VERDADERO
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