“La Rebelión Pendiente” de Antonio Aradillas
Con la historia de la Iglesia Católica en la mano se demuestra cómo el papel de la mujer dentro de la misma no ha sido tomar una escoba y una fregona, como pregonan los de siempre, los que tachan a la Iglesia de “machista” y otras lindezas por el estilo.
El más que centenario periódico del Papa, “L’Osservatore Romano”, ha comenzado a lanzar un encarte mensual, el último jueves siempre, titulado “Mujeres, Iglesia, Mundo”. Son cuatro páginas hechas por mujeres periodistas, algunas de ellas no católica, que ofrecerán diferentes puntos de la vista sobre la presencia de la mujer en la Iglesia Católica.
Los que están, siempre, con la escopeta montada ya han dicho que son unas migajas que se caen de la mesa “machista” de una Iglesia dirigida solamente por hombres, donde las mujeres siempre serán segundonas.
Hace unos días un cura que nunca más cumplirá los 80 años, don Antonio Aradillas, antiguo colaborador del diario Pueblo, durante el régimen de Franco, ha presentado un libro titulado La Rebelión Pendiente, donde defiende abiertamente el sacerdocio femenino y otras “conquistas” que chocan frontalmente con el Magisterio de la Iglesia Católica.
Me llama la atención el titulo del libro. Crecí en un ambiente español donde escuchaba la frase siguiente: “Nosotros defendemos la revolución pendiente”. Pasó el tiempo y aquella revolución nunca llegó y sigue pendiente. Los meandros de la historia se la llevaron para siempre. El cura Aradillas está en esa rebelión pendiente, pues que siga pendiente de la pendiente y tenga cuidado que caerse a su edad la pendiente abajo es altamente peligroso para la salud.
La presencia de la mujer en la Iglesia es esencial: María, la Madre de la Iglesia, estaba en el Cenáculo el día de Pentecostés cuando el Espíritu Santo vino sobre los Apóstoles en forma de lenguas de fuego.
La innumerable lista de mujeres presentes en la vida de la Iglesia es grande. Desde las primeras mártires como Cecilia, Inés, Lucía; siguiendo por las que optaron por la vida eremitita en el desierto; continuando por las primeras ramas femeninas de los benedictinos, franciscanos, dominicos, carmelitas….hasta llegar a mujeres doctoras de la Iglesia como Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Jesús, y la próxima Santa Hildegarda de Bingen.
El papel de la mujer en la Iglesia es insustituible. Todos los días agradezco al Señor haber nacido de una madre que me enseñó los rudimentos de la fe católica, junto a un esposo y padre colaborador en ese crecimiento cristiano.
Las catequistas que luego tuve sirvieron para afianzar mi formación en la fe de la Santa Madre Iglesia Católica, donde un día encontré la llamada del Señor a seguirle en el ministerio sacerdotal hasta el día de la fecha.
Por lo tanto, recibo con gozo esa iniciativa del diario del Vaticano. Es una forma sencilla de comunicar el permanente servicio de las mujeres dentro de la Iglesia de hoy y del futuro. Ha salido en papel, y también está colgado en la Red.
Para saber más haga clic aquí.
Tomás de la Torre Lendínez
13 comentarios
Pues eso; que es poco creíble que N.S. Jesucristo sea más injusto que el juez de su pueblo, aunque evidentemente la actual junta directiva, masculina por entero, sostenga que las órdenes vienen directamente de Él.
La ley civil, por supuesto, no se aplica a estas cosas eclesiásticas. Pero sí debería aplicarse el principio moral de no discriminación, a no ser que los clérigos expliquen con claridad qué rasgos del carácter femenino las hacen a ellas ineptas para gobernar el rebaño. Sería una discusión interesante.
Pero escudarse detrás de Jesús para reservarse todas las posiciones de poder institucional, parece un poco canalla, ¿no?
Si usted no es católico no puede entender nada.
Y si usted es católico, debería de formarse mejor en la Fe que profesa.
Empezando por lo que es un dogma de la Iglesia, el significado del sacerdocio (junta directiva? Es lo que suele pasar al aplicar los esquemas humanos a una obra divina, que no se acercan ni por asomo) o lo que es más de base, el significado de Justicia.
Justicia no es dar a todos lo mismo, es dar a cada uno lo suyo.
Un saludo en la Fe
Con el manoseado tema de la ordenación de mujeres -a pesar de que el Magisterior ya ha expresado de modo definitivo su postura doctrinal- resulta, entre otras cosas, admitir,sin más, que es la sociedad la que debe marcar las pautas a seguir por parte de la Iglesia y ésta subordinarse a sus parámetros sociológicos. Pues mire sr Aradillas y demás corifeos, Cristo y su Iglesia no tienen que ir a remolque de las decisiones humanas, sino al revés, es el ser humano el que debe subordinarse, por amor, a Cristo y a su Iglesia.
Lo del principio moral de no discriminación si que tiene gracia, sobre todo para los que pretenden que la Iglesia no puede decir que es moral y que no.De verdad...pasando y mucho de las cosignitas ya pasadas de moda.Son muy pesados, y tampoco merecemos tanto castigo.
"Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia."(O.S. #4)
No es entonces que la Iglesia haya impuesto una ley, sino al contrario. La Iglesia se declara sin autoridad para actuar por encima de lo establecido por Cristo.
Un año después, el 25 de octubre, la Congregación para la Doctrina de la Fe en su respuesta a una consulta del episcopado estadounidense, señalaba que esta enseñanza ha sido considerada "infalible por el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia". "Infalible", quiere decir que la Iglesia la presenta como verdad segura sin error.
El Papa ampliamente explica la verdadera dignidad de la mujer y su magnífico lugar en la Iglesia en su Carta a las Mujeres.
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( Mirar en Google, " CARTA A LAS MUJERES, Juan Pablo II 1995". Muy interesante :
http://www.google.es/search?q=arta+a+la+mujeres+juan+pablo+II&rls=com.microsoft:es:IE-SearchBox&ie=UTF-8&oe=UTF-8&sourceid=ie7&rlz=1I7ADRA_esES371&redir_esc=&ei=FY7IT4DZEsK4hAfY1pD2Dw
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"Cristo, llamando como apóstoles suyos sólo a hombres, lo hizo de un modo totalmente libre y soberano. Y lo hizo con la misma libertad con que en todo su comportamiento puso en evidencia la dignidad y la vocación de la mujer, sin amoldarse al uso dominante y a la tradición avalada por la legislación de su tiempo" (Mulieris dignitatem).
Saludos y buen día de San Justino a todos.
Ensayo de la Historia del Puerto de Marsella desde sus orígenes hasta el fin del Siglo XIII.
La Unidad Francesa, PUF, (1944)
Luces del Medioevo, Graset (1944)
Vida y muerte de Juana de Arco, testimonios del proceso de rehabilitación 1950-1956, Hachette, (1953)
Cristina de Pizán, Olañeta, 2000, ¿Qué es la Edad Media?, Magisterio Español,
La Mujer en Tiempos de las Cruzadas, Complutense, 2000, Para Acabar con la Edad Media, Jose J. De Olañeta (Editor), Hildegarda de Bingen: Una Conciencia Inspirada Del Siglo XII, Paidos Iberica, San Martín de Tours.
Encuentro Ediciones. 1998. Blanca de Castilla: La Gran Reina de la Europa Medieval, Belacqua, Eloísa y Abelardo, Espasa Calpe, Madrid, 1973, ISBN 978-84-239-1548-4; Acantilado, Barcelona, 2011, Leonor de Aquitania, Espasa Calpe, Madrid, 1969, Acantilado, Barcelona, 2009, Los Hombres de las cruzadas: historia de los soldados de Dios. Swan. 1987. Régine Pernoud, Marta Vasallo (1999). La mujer en el tiempo de las catedrales. Editorial Andrés Bello.
Lo demás son brindis al sol y poner la "imagen" por encima del deber.
Escribe usted: " Pero esas alabanzas desmesuradas a las mujeres suenan a mala conciencia ". Falso.
Solo puedo decirle, que la mujer más grande que ha existido y existirá, es la la Santísima y siempre Virgen María Inmaculada. Nunca habrá una Mujer mejor.
Es una mujer, y NUNCA, ¡ jamás ¡, me canso de alabarla.
Esto, alabar y glorificar a la mujer, que es mi Santa Madre del cielo, puede usted creer, que no me causa ninguna mala conciencia.
Muy al contrario, doy muchas gracias a Dios todos los días, por tan inefable y santa Mujer que es la Nueva Eva: el culmen y la cúspide de la Creación de Dios.
Y en ella, alabo a todas las mujeres de la tierra.
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CÁNTICO DE LA VIRGEN MARÍA:
«Magníficat» (Lc 1, 46-55)
Alegría del alma en el Señor.
" Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
***
Un respetuoso saludo.
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