Los obispos españoles hablaron sobre el golpe de Estado de 1981

Tras todo lo publicado y declarado con motivo del XXX aniversario del golpe de Estado el 23 de febrero de 1981, deseo, leyendo frases escritas hoy como la del señor Cebrián, director, entonces del diario de Prisa, donde afirma: “Juntos andaban igualmente los obispos españoles, reunidos en conferencia por casualidad esa misma tarde, y protagonistas de un silencio más culpable que cobarde. La misma Iglesia que había bendecido y apoyado décadas atrás el levantamiento fascista del general Franco, callaba a hora ante una agresión armada contra la libertad”.

Y, ante las declaraciones de algunos fontaneros de aquellos años del palacio de La Moncloa, quienes han afirmado que llamaron a los obispos y estos no respondieron aquella noche del 23 de febrero, dejo aquí colgado para conocimiento de unos, para recuerdo de otros, y como testimonio para la historia los documentos publicados por la Conferencia Episcopal en aquella asamblea que comenzó el 23 y acabó el 28 de febrero. El asunto esencial de aquella plenaria era la elección del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, que cayó en monseñor Gabino Díaz Merchán, arzobispo de Oviedo, y cesando el cardenal don Vicente Enrique y Tarancón.

Cuando los obispos pudieron seguir por la radio, el teléfono y la televisión los acontecimientos de aquella noche. Al día siguiente emitieron la siguiente nota, donde se nota la prosa excelente y periodística de monseñor Antonio Montero Moreno.

«Los obispos españoles, reunidos en Asamblea Plenaria, venimos siguiendo desde ayer tarde, con preocupación, serenidad y confianza, los graves acontecimientos que amenazan perturbar la normalidad democrática de la nación y, con ella, la paz y la convivencia de los españoles. Al abrir hoy nuestra segunda jornada de trabajo, queremos expresar a Su Majestad el Rey, a las autoridades y al
pueblo nuestro firme propósito de contribuir, como pastores de la Iglesia, a la serenidad y a la responsabilidad de todas las instituciones y personas del país dentro del respeto a la Constitución y con voluntad de concordia por parte de todos.
Manifestamos también nuestro profundo respeto y nuestra afectuosa solidaridad a los miembros del Gobierno y del Parlamento retenidos en el Palacio de Congresos y pedimos con el máximo encarecimiento a quienes los retienen que faciliten cuanto antes su salida pacífica del edificio para que puedan reasumir sus responsabilidades públicas como representantes del pueblo. Hacemos un llamamiento a todos los fieles y a todos nuestros conciudadanos para que mantengan la calma, el buen sentido y el espíritu de colaboración con las autoridades legítimas. Mantenemos la firme esperanza, y así lo pedimos a Dios, de que este episodio tendrá muy pronto un desenlace pacífico y
feliz para bien de todos».

Enviaron un telegrama de adhesión al Rey

Texto del telegrama enviado a su Majestad el Rey.
«Los obispos españoles, reunidos en Asamblea Plenaria, hacemos patente a Vuestra Majestad nuestra profunda adhesión a vuestro mensaje de respeto a la Constitución, de normalidad democrática y de serena consideración entre todos los españoles. Estamos pidiendo insistentemente a Dios que asista a vuestra persona en tan altas responsabilidades y otorgue siempre a nuestro pueblo el don de la paz en la libertad y en la justicia. Con la más alta consideración, Cardenal Enrique y Tarancón».
24 de febrero de 1981

Al acabar la plenaria los obispos española dieron el siguiente comunicado a toda la opinión pública:

Comunicado final de la
XXXIV Asamblea Plenaria
de la CEE
Amenaza a la normalidad constitucional. Llamada a la esperanza
XXXIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española
1. “Los obispos españoles terminamos hoy la XXXIV Asamblea Plenaria, dedicada
principalmente a la renovación de cargos en nuestra Conferencia, en el marco de una obligada reflexión sobre los problemas de la Iglesia y de nuestra sociedad.
Durante estos mismos días hemos vivido muy intensamente, con todo el pueblo español, unas horas azarosas y decisivas, en las que estuvo seriamente amenazada la normalidad constitucional de la nación y la convivencia en libertad de todos los españoles.
La gravedad de los acontecimientos nos llevó a expresar directamente a Su Majestad el Rey, y en comunicado público a todos nuestros conciudadanos, la honda preocupación que desde un principio nos causaron hechos tan graves y reprobables, y nuestro apoyo moral a las personas, instituciones y actuaciones que hicieran posible, como así ocurrió después, un final sin violencias del secuestro del Gobierno y de los congresistas y una respuesta constitucional y serena a la situación planteada. Nunca ha faltado en estas horas decisivas nuestra oración personal y litúrgica por nuestro pueblo y por sus representantes y autoridades.

2. La experiencia vivida constituye ahora una plataforma de responsabilidad colectiva que puede ayudarnos a mirar hacia delante con ánimo esperanzado. Urge superar, en la medida que corresponda a cada uno, el desencanto difuso que anida en tantos espíritus, la hipercrítica que invalida cualquier empeño colectivo, el miedo paralizante y el desinterés sistemático por la cosa pública. Es de todo punto necesario recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones, todo ello en el respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución.
Ello exige de los legisladores y de los gobernantes un claro sentido del bien común, un recto ejercicio de la autoridad y una solidaridad con el pueblo a la escucha fiel de sus aspiraciones. Pero no es menos verdad que a los ciudadanos nos toca construir entre todos una España más justa, primero con el trabajo exigente de cada día, luego con una participación cívica que conjugue honradamente derechos y deberes, compartiendo todos siempre las cargas de los más débiles.
3. La crisis energética, la inflación monetaria y especialmente la plaga social del paro son azotes muy duros para nuestra sociedad, unidos a la violencia armada de grupos subversivos y al desprecio de la vida y de los derechos de la persona que lleva a muertes, secuestros y abusos injustificables.
Se da paralelamente en nuestra sociedad otra crisis de energía en el orden de las fuerzas
morales; abunda a veces una inflación de palabras y promesas, sin cobertura de compromisos y realidades; se aprecia un abandono manifiesto del ejercicio de las responsabilidades familiares, educativas, políticas e incluso pastorales.
4. No tratamos de acentuar las sombras del cuadro, puesto que seguimos creyendo en los valores éticos y en las energías espirituales de nuestro pueblo. Buscamos, más bien, una sacudida moral y una toma de conciencia de todos los hombres y mujeres para alzarnos de este bache y recuperarnos como personas y como ciudadanos. También en ese campo debe acabar la transición, no para restaurar nostálgicamente modelos sociales ya agotados, sino para impregnar de hondo humanismo y de cualidades espirituales la sociedad libre y justa que nuestro pueblo intenta forjar.
5. Tampoco ignoramos cuánto nos comprometen estas afirmaciones a los pastores de la
Iglesia y a toda la humanidad cristiana. Y menos aún intentamos eludir la cuota de responsabilidad que puede tocarnos, por acciones u omisiones, en el deterioro que padece nuestra sociedad. Entre las insinuaciones interpeladas, la Iglesia se siente incluida muy señaladamente.

Lo que afirmamos con toda verdad es que nos sentimos urgidos a ser en nuestro pueblo agentes de reconciliación y animadores de la esperanza; que, sin imponernos a nadie, ofrezcamos el mensaje de Cristo como fermento y luz de nuestra sociedad. Evidentemente, la fe cristiana forma parte de nuestro ser histórico y nosotros estamos convencidos de su virtualidad de cara al futuro.
Es ésta una hora muy indicada para que florezcan en la Iglesia de España nuevos y vigorosos testimonios evangélicos y para que todos acreditemos con palabras y obras que la Iglesia está al servicio de los hombres.
Nuestro llamamiento, marcadamente religioso y en vísperas de cuaresma, reclama de todos nuestros hermanos de fe un paso de conversión a Cristo, en el marco concreto de la vida española de 1981, donde todos estamos comprometidos para que nuestro pueblo acreciente su esperanza.

28 de febrero de 1981”

Por lo tanto los obispos hablaron y llamaron a la paz, la serenidad y la convivencia, quien no desee verlo es que está ciego física y mentalmente.

Tomás de la Torre Lendínez
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Lean, por favor: Radio Maria trasmite en directo la ordenación del obispo auxiliar

Blog del padre Tomás

http://hal2.blogcindario.com/2011/02/00026-radio-maria-trasmite-en-directo-la-ordenacion-del-obispo-auxiliar.html
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10 comentarios

  
Chistu
Yo no estoy con Cebrián.

Por supuesto que callaron, condenaron el golpe el 24 cuando ya habría fracasado. También lo condenaron muchos que participaron directa o indirectamente en él.

Los obispos actuaron con prudencia e hicieron bien.
25/02/11 11:18 AM
  
Pep
Cebrián no es el único que ha formulado dicha acusación. El otro día, en el Gato al Agua, Recarte dijo lo mismo.
25/02/11 11:44 AM
  
Andrea
Sí, padre, hablaron, pero después del golpe.

Sinceramente, no pasa nada. La Corona, el PSOE, la UCD, AP y hasta el PCE, más Tarradellas, estaban metidos de hoz y coz en las conspiraciones. Y Armada era el general favorito del Rey.

http://historia.libertaddigital.com/23-f-otro-golpe-del-psoe-1276238714.html

http://www.lavanguardia.es/opinion/articulos/20110224/54118810983/un-grano-de-arena-al-23-f.html

Al menos usted no ha empleado la justificación que le he leído varias veces a José Luis Restán de que los pobres obispos sólo tenían UN teléfono en el edificio donde estaban.

Permita que le diga que cae en la trampa de Cebrián: en vez de recordar que Jesús Polanco quiso que no saliese ninguna edición a la calle, usted se disculpa.
25/02/11 3:51 PM
  
exmilitante
En el artículo completo de Cebrián está publicado en "El País" que se puede leer en Internet sin pagar. En ese artículo Cebrián y su periodismo van asumiendo la función del periodismo en España hasta que llegamos al final feliz de que el resultado del 23-F fue lo que hizo de "El País" el gran periodismo. Es una visión prepóstera de lo que ha sido el polanquismo y la obra prisaica. Además se ve que Cebrián, después de escuchar un poco la radio, ya vió que aquello era un golpe chusquero de la Guardia Civil caminera, sin embargo Cebrián acudió a su cita con la Historia de "este país" y procedió a hacerse el periodismo todo en sí mismo. Además del periodismo de Cebrián, funcionaron el Rey y tres o cuatro más, el resto callados. De ahí el silencio con el que acusa a los obispos "protagonistas de un silencio más culpable", una frase que es una gilipollez propia de un periodista más periodista, ése es Cebrián. Los obispos no tenían palabras y el resto del periodismo, el gran Pedro J. (j de "journalist"), no tenía huevos. En cambio no acusa a este mismo Pedro J. de "haber apoyado décadas atrás el levantamiento fascista del general Franco" y es raro porque su mismo Cebrián, su padre, periodista del régimen, participó en el levantamiento y el funcionamiento del franquismo; además de participar en el engendramiento de su futuro hijo que vivió estupendamente en la Televisión Española del franquismo, tal vez por enchufe familiar. La expresión "la misma Iglesia", si tiene alguna validez, es la que tendría "el mismo Cebrián", o sea, su mismo padre, si es el mismo porque es frase famosa de Janli Cebrián que cada uno elige a su padre. No había en 1981 esa misma Iglesia que era masacrada en 1936, y Cebrián que se lo pregunte a su padre. El periodismo tiene un problema con los deícticos, y con eso no puede ni el periodismo por muy periodista que se ponga. De hecho un deíctico es la ocasión para que el periodismo se ponga hipócrita.

En todo caso, lo bueno del artículo es ver cómo en la mente de Cebrián, el periodismo se hace él y su periódico y ya no queda otra cosa, saca edición especial tras edición especial, sin parar, el periodismo a tope. La gente se quedaría impresionada de tantísimo periodismo a la vez que el golpe. Eso convierte al golpe en un acto del terrorismo porque, si hay relación entre las cosas, a todo acto de terrorismo le sigue el periodismo. Es indiscutible. Los atentados de terrorismo se hacían por la mañana para que los periodistas tuvieran tiempo de componer las noticias. El asesinato da el molde de la noticia y la gente es asesinada para que se vez en la Prensa. El terrorismo y el periodismo son actos diarios y diurnos. No hay terrorismo sin periodismo, siempre se siguen el uno al otro como si fuesen del mismo mundo, curiosa relación. En cambio el golpismo tiene otra relación con el periodismo y el golpe de Tejero y sus jefes en la sombra, sean los que sean, no pudo parar al periodismo, sino que le siguió a dónde fue y en todo lo que hizo, igual que pasa con el terrorismo. Es lo que cuenta Cebrián, de cómo el periodismo en "este país" nunca se detuvo gracias a que Cebrián en persona lo mantenía en marcha.
25/02/11 6:04 PM
  
Kino
Naturalmente que los obispos hablaron después del golpe, no iban a hablar antes.
El mismo Rey habló unas horas después del mismo, aunque se le justificó con lo de que la TV estaba ocupada.
Dejen las cosas como están y analicen sobre las causas del mismo. Y asómbrense que ha sido el único golpe INCRUENTO de la Historia. Ni un rasguño. Sólo el estropicio de la escayola del techo del Congreso. Compárenlo con los golpes que están sucediendo estos días en los países árabes.
25/02/11 6:23 PM
  
MOLINA
Los obispos se encontraban esa noche sin cabeza:
1.- No estaban reunidos en la sede de la Conferencia, que aún no existía, sino en la desaparecida casa de ejercicios de Chamartín.
2.- Es verdad que sólo había un téléfono en la casa que, por otra parte, no era una redacción de periódico. No había móviles ni ordenadores ni internet. Se enteraron del golpe cuando terminó la sesión, a las 8 de la tarde.
3.- El Presidente era el Cardenal Tarancón, que no podía ser reelegido, y se marchó a su casa antes de conocerse el golpe. La elección de Presidente tendría lugar a primera hora del martes 24.
4.- Mal asunto es aplicar a los acontecimientos de hace 30 años las condiciones de vida de ahora mismo. La verdad fue así, como yo le he oido contar a un obispo.
25/02/11 6:35 PM
  
Vicente
los obispos hablaron y se pusieron a favor del régimen constitucional.
25/02/11 7:17 PM
  
Vult
Siempre se recurre a aquella frase de que la historia la escriben los vencedores, aunque en este caso según se mire, hoy, da risa escuchar a todos los “valientes” políticos presumir de su defensa de la “democracia” aquel día.
La Iglesia aquel día se mantuvo expectante, pero no como la visión retorcida del señor Cebrián insinúa maliciosamente. Según el Libro de Jesús Palacios,23F- EL REY Y SU SECRETO. El nuncio de Su Santidad en España, Antonio Innocenti fue informado por los organizadores del golpe, de que este era un golpe de timón, solicitado en los medios por muchos, entre los que se encontraba Tarradellas, para corregir el sistema (la chapuza constitucional) y solicitar la neutralidad del Vaticano, concretándole que no sería un golpe involucionista o antidemocrático y que lo daba el Rey.
Así pues, de ser así como parece, todo cobra sentido y la actitud de los Obispos fue correcta.

Saludos y Bendiciones.
25/02/11 7:29 PM
  
Catón
Cebrián, director de los informativos de TVE durante los últimos años del franquismo, con su camisa azul, se olvidó de Jose Antonio,que ya no rentaba, y junto a Polanco, otro pajarraco, montaron ese imperio de la mentira llamado PRISA. Y la respuesta de la prensa de derechas ha sido tímida, con miedo, sin hacerles frente, excepto algún que otro periodista.
25/02/11 11:52 PM
  
exmilitante
Prisa no es el imperio de la mentira sino del periodismo y el periodismo es verdad y no hay más verdad que Prisa. Lo que está haciendo ahora algún periodismo de derechas es inverosímil. Intereconomía se presenta como "Orgullosos de ser de derechas" y muestra a un viejo lector de periódicos que lleva "El País" y tiene pintas de izquierdista; después sale gente joven con el periódico de Intereconomía. Ese lema es polanquismo del revés, el principio polanquista es la unión exitosa de periodismo y política y eso es lo que sale en el lema de Intereconomía: polanquismo. Y eso es lo que sale en todo el periodismo español.

En su artículo que yo titulo: "El trono bífido o de cómo el 23-F dió a Prisa el trono del periodismo y al Rey el otro trono", Cebrián trata al gran Pedro J. como siempre le ha tratado: con un desprecio inteligente. Pero no es un sentimiento compartido, el gran Pedro J. y el resto del periodismo español admiran a Prisa porque es la máxima evolución del periodismo español. Aún hoy, cuando Prisa busca nuevos periodistas, es normal que contrate a gente que ha salido de "El Mundo" y eso es motivo de orgullo para el gran Pedro J, "orgulloso de ser prisaico", al menos por reflejo. El periodismo del gran Pedro J. es cantera de Prisa y hay varias firmas en su nómina y su alta direccón que se dedican a hacer cada día lo que se llama "fascismo sociológico", meternos miedo todos los días con supuestos peligros para nuestro sistema de vida, es algo que tiene otro nombre pero que ha sido asumido por el periodismo progre que es el buen periodismo y no hay otro. El resto son imitaciones o reducciones grotescas. Incluído "Público".

Es una cosa de mucho trabajo exponer el alcance de lo que ha sido Prisa en la política y el periodismo español pero ha sido el germe de todo. Cada paso que está dando ahora ZP, ha nacido en Prisa, incluso lo de crearse una Prisa de bolsillo, Mediapro, que haga justamente lo que cada socialismo quiere que el periodismo haga. Prisa ha sido su propio profeta sin saberlo, ha creado un negocio típico del periodismo. El desarrollo de lo que ha hecho Prisa es cuestión muy larga y espesa que atañe al conjunto de la cultura y la política, la información. Este asunto da para mucho, por ejemplo la distinción entre polanquismo y prisaico. La gente como el gran Pedro J., también Intereconomía, intentarán salvar lo prisaico porque es donde está la fabulación sobre el periodismo y los periodistas, toda esa monserga sobre la independencia y profesionalidad de los periodistas, el consenso de la publicación. Ahí está la parte práctica donde se reconoce el periodismo profesional y es lo que le importa. En cambio, es mucho más importante el hecho del polanquismo que pone límites y objetivos al periodismo y lo marca; además hace meditar sobre las situaciones en las que no hay polanquismo, en ese caso, ¿qué hay entre periodismo y política?, por ejemplo en Cataluña, no hace falta polanquismo porque la unión es tan fuerte que nadie tiene que gestionarla, se da por hecha y existe por sí misma. A veces cuando parece que nadie hace de Polanco sigue habiendo polanquismo, así con el periodismo puramente independiente que estaría en situación general de Gran Polanco. Son asuntos para discutir.

Hay que mencionar al único antiprisaico y antipolanquista que se conoce: Losantos. Hay que pasar por Losantos que, al menos lo es la mitad del tiempo y con la mitad de la boca, con el resto vuelve al periodismo y ya se sabe, periodismo sólo hay uno y ha alcanzado hace tiempo sus últimos objetivos. Hay que admitirlo o la cosa no funciona. Es cierto que en el momento supremo del polanquismo, en los años felipistas, hubo una coalición de periodistas de derechas que se veían fuera del tinglado mediático y lucharon contra Prisa. Entre éllos estuvo el gran Pedro J. pues pretende estar en todo con su universalismo democrático, una cosa parecida a Fraga o a Bono en lo político, pero el trabajo duro de extensión social fue de Antonio Herrero que era un buen partenaire por la radio para el gran Pedro J. Los dos eran muy periodistas y hacían un bonito diálogo de periodistas. Entonces comenzó Losantos con menos contemplaciones que los otros dos; llevaba la revista de Prensa y siempre entraba a matar contra Prisa y eso le ponía inmediatamente en contra a los contertulios progres, siervos de periodismo. Aquella coalición se deshizo hace muchos años y muchos volvieron al reconocimiento a Prisa, uno de aquellos se casó por lo académico con Cebrián y ahora andan de la mano por la Academia de la cosa. Cebrián académico, ¿porqué?, maravillas del periodismo. Cebrián iba como periodista máximo de España, el otro, el que hacía de novia, iba de parte del Rey que la quiere mucho. El Rey los casó y fueron las más famosas bodas de periodismo, algo gays antes de ZP. El final completo de la vieja coalición del periodistas es que Cebrián escribió un artículo, hace poco, donde proclamaba al gran Pedro J. como gran periodista honoris causa y le reconocía su lugar, destacado y honroso, dentro del periodismo regido por el polanquismo y conformado por Prisa. Chúpate esa, gran Pedro J. (j de "journalist"). En cambio el sumo Cebrián no le reconoce nada a Losantos, es raro, también por ahí el periodismo busca una salida y está por ver si Losantos lo consigue.

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Vuelvo sobre el asunto de "la misma Iglesia". Esa expresión puede entenderse en el uso cebrianesco de la identidad.

La expresión "padre de Cebrián", tal como define Cebrián a su padre:

- periodista del régimen y director del diario de la Falange

La expresión "hijo de Cebrián", tal como fue definida en el franquismo:

- periodista del régimen y director de informativos de Televisión Española.

Ahí tenemos "el mismo Cebrián", un ente periodístico, padre o hijo, que es periodista del régimen y ocupa un cargo muy importante en la dirección del periodismo de ese régimen. No ha cambiado nada, es el mismo Cebrián.

En su artículo, Cebrián pretende que su gestión del 23-F le dió la supremacía en el periodismo pero el polanquismo y lo prisaico llegaron a su realidad máxima, su verdad, más adelante, en la unión con el socialismo y defendiendo sin descanso y sin distinción los desastres políticos del felipismo. Lo que hace Cebrián es una retrospectiva porque el polanquismo es vinculante del poder y ahí está su fuerza y lo que vende es la hegemonía en el periodismo. O sea que Cebrián sigue siendo:

- periodista de régimen y líder universal del periodismo español

¿Se puede mantener la lógica de la expresión "el mismo Cebrián" a través del tiempo?. Es la cuestión. ¿Es Cebrián su padre o es Cebrián su hijo?. ¿Habrá un Cebrián nieto o es una relación de ascenso a padre?. Vaya. Que el periodismo es uno y sólo uno es la gran revelación del polanquismo, y sólo existe el mismo periodismo, lo cual ha llevado a la depresión a algunos heteroxidados del periodismo español, pobres, han seguido escribiendo resignados y no han dejado el periodismo porque ya no se les ocurre otra cosa, gruñen pero nada. En fin que las cosas no pasan para el mismo eterno -mientras exista periodismo en España- Cebrián y, se supone, el periodismo está para contar lo que pasa; eso sí que es mentira y no el periodismo que es verdad, toda la verdad. El periodismo existe y su Cebrián es el mismo. No hay que luchar contra eso, es más duro reconocerlo.

Y algo inquietante: ¿es Cebrián "la misma Iglesia"?, laica claro. La Iglesia que sería si "la misma Iglesia" fuera una expresión correspondiente a "el mismo Cebrián" y la Iglesia hubiera hecho lo que Cebrián hace. A ver si el periodismo va de Iglesia.
26/02/11 10:08 AM

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