Dedicado a los que aborrecen a Juan Pablo II en los altares
El anuncio de la beatificación de Juan Pablo II ha desatado los malos humores de los de siempre. De los que dicen amar a la Iglesia, estando dentro de ella metidos en el caballo de Troya, y salen de noche a echar basura sobre las personas que estamos en la Iglesia y la amamos como es: simul sancta et pecatrix.
Estos “puros” que desean una Iglesia según sus propias vidas tronchadas en las que nunca pudieron llegar a nada, y renegaron de lo que eran para no ser nadie, ahora se erigen en jueces de la vida de un futuro Beato, tan grande que pasará a la Historia con mayúsculas, cuando estos enanos escribientes no les recordará ni su propia prole.
Los que les duele la beatificación de Juan Pablo II son los de siempre. Los que desearían diseñar una Iglesia, bajo el esquema marxista, que es un fósil metido en el museo más negro de la historia humana del siglo pasado.
Los que les duele la beatificación de Juan Pablo II son los de siempre. Los que van en retirada, siendo una minoría de jubilados amargados por sus años y goteras de salud, a quienes no les lee ni les oye nada más que un par de palmeros tan viejos tristes como ellos.
Los que les duele la beatificación de Juan Pablo II son los de siempre. Los que presumen que sus ideas son las que “debería” defender la actual Iglesia, la cual, sabia, madre y maestra, está conducida solamente por el Espíritu Santo. Así que estos últimos filipinos deben tomar sus armas y bagajes e irse a una residencia de la tercera edad a prepararse a bien morir.
Los que les duele la beatificación de Juan Pablo II son los de siempre. Los que no tragan a quien no piensen como ellos. Están contra los kikos, contra los focolares, contra el Opus Dei, contra los carismáticos, contra Comunión y Liberación, contra la Asociación Católica de Propagandistas…. contra todo lo que se mueva en el paisaje eclesial de los últimos cien años y no sean de su cuerda.
Los que les duele la beatificación de Juan Pablo II son los de siempre. Los que se rodean de un episcopologio hecho a medida, que solamente son figuras decorativas colgadas en la pared de la vaciedad sin sentido en la que todo es vaciedad.
En mi opinión, la santidad de Juan Pablo II tuvo unos jueces claros: el día de su entierro, el pueblo cristiano reunido en la plaza de San Pedro, proclamaba su santidad: “subito”. El sentido común de la fe cristiana del pueblo, presidido por su jerarquía, es la presencia del Espíritu Santo.
Los de siempre, deben meterse la lengua en la boca, porque nunca aciertan, y mira que les gusta pronosticar.
Tomás de la Torre Lendínez
73 comentarios
Enhorabuena Tomás. Así son los de siempre.
Pero esa gente sigue en sus treces, sobretodo en otros portales pues en éste portal no se han atrevido a decir ni pío ni cuá cuá. uno de esos píos se ha atrevido a decir el cliché ese de que si es de Dios durará...
Dios me perdone tanto júbilo ya que otro de esos piensa que mi júbilo es inducido por Satanás.
Como ha dicho usted: "simul sancta et pecatrix"
Decir que alguien no es santo o beato no es un insulto, por cierto. Y decir que sí es, requiere una muy serena y profunda investigación de su vida y pensamiento y demostrar claramente que vivió las virtudes cristianas en grado heroico, entre otras cosas.
En cualquier caso, igual que los medios del sistema, siempre pueden censurar mi comentario para que la realidad prefabricada por este artículo no sea contradicha por la realidad objetiva.
Por cierto, que el día del entierro de Juan Pablo II no sólo eran cristianos los que le veneraban ya casi como a un santo, también herejes de todo tipo de sectas protestantes o cismáticas, apóstatas e idólatras de todo pelaje.
Recomiendo leer "Mortalium animos", "Syllabus" o "Libertas praestantissimum" y comparar con la doctrina predicada y llevada a la práctica por Juan Pablo II de manera no solemne ni comprometiendo su infalibilidad papal.
JPI trajo de nuevo la sonrisa a la ventana superior de la plaza de San Pedro. Afortunadamente para él, eso era lo que el Espíritu Santo quería de el: un aperitivo alegre para preparar el plato fuerte. De haber durado mas, le hubieran crujido vivo.
Hacía falta un papa fuerte, además de santo. JPII se agarró al timón y no aflojó hasta el final. Yo creo que a los que le denostan les come la envidia, pues además de ser un papa firme, ha sido tremendamente popular, lo que no cuadra en sus esquemas.
JPII hizo muchas cosas buenas. Pienso en su defensa a ultranza de la Vida, su lucha contra el comunismo, y su condena a la Teología de la Liberación.
No obstante, las sombras también son muchas, demasiadas para un Papa santo. Pienso en su laxitud a la hora de imponer disciplina en la Iglesia; la degeneración generalizada de la liturgia que ocurrió durante su pontificado, sin que él hiciera nada para rectificarlo; la oración con herejes y paganos como en Asís, un auténtico escándalo que confirmó a millones de católicos tibios en su indiferentismo religioso, a parte del insulto que supuso a Nuestro Señor.
Esperarse un tiempo prudente hubiera sido una buena idea. ¿Por qué tanta prisa? Acaso los neo-católicos que ahora son mayoría en la Iglesia temen que dentro de 50 años los tradicionalistas tengamos más influencia que ellos, e impedimos su canonización?
A pesar de este desaguisado personalmente no tengo problemas en reconocer la santidad de JPII, a pesar de sus errores como Papa. Sin duda sus INTENCIONES fueron buenas, y fue un buen hombre. Lo que pasa es que a menudo las intenciones no bastan.
Si bien en otros post coincido con usted al cien por cien, en este caso no. Tengo 29 años y no estoy de acuerdo con la beatificación: Asís'89, Piero Marini y el descuido de la liturgia, la Banca Vaticana, el caso Maciel,... creo que hacía falta más tiempo para evaluar su caso, y las implicaciones reales de su pontificado.
Sólo hace falta comparar el pontificado de Juan Pablo II con el de Benedicto XVI para darse cuenta de cómo se pueden hacer bien las cosas (liturgia, doctrina, ecumenismo, casos de pederastia,...).
En cualquier caso, si la Iglesia lo canoniza, enhorabuena a sus devotos, pero yo, de momento, tengo claro que Juan Pablo II no será santo de mi devoción.
¡¡Qué el Señor y su Santa Madre conserven al actual pontífice muchos años en el trono de Pedro!!
Por otro lado, el criterio definitivo no es viejo o nuevo, sino VERDAD O MENTIRA. Y la verdad es JESÚS, y el Papa es el "dulce Jesús en la Tierra", que es el que, en cada momento, tiene la responsabilidad (para la que está asistido por el Espíritu Santo), de ir sacando del tesoro de la Revelación "lo viejo y lo nuevo". O sea que, por voluntad expresa de Cristo, el único principio de unidad que hay en la Iglesia es el Ministerio del Sucesor de Pedro, NO LO QUE OS GUSTE U OS DEJE DE GUSTAR A VOSOTROS (permítaseme dudar absolutamente del sensus Ecclesiae de quien públicamente critica una beatificación, que es tanto como dudar del criterio del Santo Padre).
La cosa, pues, es muy sencilla: con el Papa, con cualquier Papa, a muerte.
(Por cierto: en materia de procedimiento, Hermenegildo, a uno le puede gustar más la práctica antigua que la nueva. Si se decidió acortar el tiempo fue por evitar la desaparición de pruebas para el proceso. A mí, la razón me parece [valga la redundancia] bastante razonable, tanto más que, en materia de beatificaciones y canonizaciones [ayer y hoy], la ÚLTIMA PALABRA, siempre, la tiene Dios, que confirma con un milagro la eficacia del Siervo de Dios como intercesor ante Él. Claro que, posiblemente, a Ana y a OldThunder y demás comparsa, no les haya gustado un pelo que Dios haya "apoyado" tan estentóreamente la causa de Juan Pablo II. Tal vez quieran enmendarle la plana a Nuestro Señor. En fin...).
hoy me decido a decirte que tienes más razón que un sánto.
Leo los comentarios de los blogs cátolicos, y desbarran tal como los describes y además suelen ser asiduos de estas blogs catolicas, pero realmente que lejos están de caridad cristiana, yo mismo y cansado de tanto comentario destructivo hacia mi madre la Iglésia (ya que si atacan a un miembro del cuerpo, todo el cuerpo se resiente), describía en el blog de Eleuterio, tal vez más pedante que de la forma que tu lo haces, lo mismo que tu has hecho hoy.
"...Pero en general demuestra que en la Iglesia siguen primando como fuera de ella, las opiniones (doxa), sobre el logos objetivo (episteme).
Como no hay una adecuacion a la verdad, mediante las opiniones que suelen responder a prejuicios y dan respuesta a malas experiencias personales o de personas del entorno y que por tanto hacen expresar rechazo.
De otra parte hay sujetos sometidos a una gran carga ideologica y que ven fuente de todos los males en los derroteros de moral o liturgia que la Iglésia recorre.
Crean su verdad unos y otros de forma subjetiva, tiranizando el logos objetivo.
Impiden el dialogo ya que suprimen todo referente objetivo.
En suma, el logos objetivo en este caso, ha sido la palabra del Papa que no solo hace posible el dialogo sino que lo ha exigido. Y doy fe de ello ya que como misionero en Japón, y del CNC fui enviado a predicar el Evangelio por su santidad junto con mi familia.
..."
http://www.agenciasic.es/2011/01/14/biografia-de-juan-pablo-ii/
a. es cierto que podemos llevarnos por la prisas o la emoción del momento al iniciar el proceso, pero no podemos olvidarnos de que para concluir un proceso de canonización hace falta un milagro, es decir, algo que no se pueda explicar de forma humana. en el caso de JPII hay 250 hechos documentados.
b. el mundo actual necesitamos modelos de santidad cercanos, no personas que murieron hace 50 años y que por lo tanto vivieron hace 100 en otras circunstancias, en otras epoca...
c. me parece un tema de justicia con los cristianos. Si JPII con su ejemplo tan palmario no lo canonizan rápido, muchos cristianos pensaron que esto de la santidad es algo idílico.
d. tengo menos de 30 años.
e. y es verdad, los de siempre mas los indocumentados, estarán en contra.
Los autodenominados "tradicionalistas" (en realidad, no pasan de ser (filo)lefevristas vergonzantes o simples fariseos, y a veces ambas cosas) también sienten un rencor muy grande hacia este hombre santo.
Creo que también debería hacerse hincapié en esto.
Y los jóvenes aunque sobradamente preparados que se autodenominan tradicionalistas que recuerden la historia de la Iglesia: San Antonio de Padua: 1 año en ser canonizado; y Santo Tomás Becket no tardó ni 4 años en ser canonizado. Hay más, por supuesto. ¿Fueron "canonizaciones express" las de estos grandes santos? Hay quien recoge de la tradición lo que le apetece.
"La beatificación es un acto de la Iglesia que posee en sí mismo toda la densidad, intensidad, profundidad y
solemnidad propias de una acción de la Iglesia. Se remite al poder de las llaves de Pedro. La beatificación es la sentencia
NO DEFINITIVA del Romano Pontífice con la cual se PERMITE el culto público restringido a un siervo de Dios. La canonización es
una sentencia DEFINITIVA, y por ello INFALIBLE e irreformable por lo que en toda la Iglesia se tributa culto público .Y porque esta sentencia ( la canonización, no la beatificación) vale para toda la Iglesia y OBLIGA en conciencia". Notése la diferencia: la beatificación no es sentencia definitiva y por lo tanto, no infalibre aún y por eso permite el culto, mientras que la canonización es sentencia definitiva, por lo tanto infalible y obliga en conciencia.
"La canonización, generalmente hablando, es un decreto concerniendo la veneración eclesiástica pública de un individuo. Tal veneración, sin embargo, puede ser permisiva o preceptiva, puede ser universal o local. Si el decreto contiene un precepto, y es universal en el sentido de que corresponde a toda la Iglesia, es un decreto de canonización; si solo permite tal veneración, o si obliga bajo precepto pero no concierne a toda la Iglesia, es un decreto de beatificación."
Distingamos, no vaya a ser que por ser más papistas que el Papa, vayamos contra la doctrina sostenida por Pedro, en el afán, unos de ser hooligan JuanPablistas, que el mismo Juan Pablo II repudiaría- A Tí la Gloria Señor, no a mi, no a mi- y los otros, rehusando el asentimiento que les es debido ante un acto del magisterio, acción que constituye una falta grave.
Entre los primeros están muchos comentaristas de los que alientan al autor de este artículo, y entre los segundos, los que ponen trabas a este acto de la Iglesia. Luego están los terceros, entre los cuales veo al autor del artículo, cuya responsablidad en su condición de cristiano y sacerdote, incluye la de exponer toda la doctrina, sin dejarse llevar por las pasiones, a fin de mostrar la verdad; asunto que me empieza a preocupar por la deriva de los "periodistas católicos", que aprovechando cualquier hecho de relieve, aparentemente se obstinan más en impactar y atraer lectores, que en ser testigos de la verdad y exponer la verdadera doctrina.
FELICITACIONES POR SU COMENTARIO TAN CATÓLICO Y DE BUENA CEPA.
ES UNA PENA QUE MUCHOS SE LLAMEN CATÓLICOS Y ABRIGUEN EN CONTRA EL PAPA(NO IMPORTA CUAL) SENTIMIENTOS TAN CRÍTICOS Y ÁSPEROS.
VOLVAMOS A SANTA CATALINA QUE HABLABA DEL "DULCE JESÚS EN LA TIERRA"
DE NUEVO GRACIAS POR SU COMENTARIO. CON SU BENDICIÓN.
IN CORDE MARIAE P.F.
S.S. Benedicto XVI sucesor de Pedro ha declarado la Beatitud del inolvidable Papa Juan Pablo II.
Si somos verdaderamente católicos hay que estar necesariamente con el sucesor de Pedro imagen y rostro de Jesucristo Dios y Hombre verdadero.
Nos guste o no.
Como dice aquel ya viejo refrán atribuido a Agustín de Hipona: " Roma locuta, causa finita ".
FELICIDADES PATER. MUY BUENO EL POST.
No seamos más papistas que el Papa.
Hasta 1588, las canonizaciones, realizadas siempre a manera de proceso judicial entre un «postulador» como defensor y el «promotor de la fe» (“abogado del diablo”) como fiscal, fueron Competencia de la Rota romana; pero ese año Sixto V instituyó la Sagrada Congregación de Ritos con competencia exclusiva para estos procesos, que unificó y perfeccionó los procedimientos a seguir.
Todavía Urbano VIII, en 1625, prohibió que se diera culto alguno a quienes no hubieran sido canonizados o beatificados por la Santa Sede, con excepción de los casos de culto admitido desde tiempo inmemorial. Urbano VIII fue el primero que, en materia de canonizaciones, utilizó los términos “postulador” para aquel que “introducía la causa” ante la Sagrada Congregación de Ritos, y “proceso de no culto”.
De acuerdo con el Código de Derecho Canónico, en procesos ordinarios, es decir, los relativos a “siervos de Dios” fallecidos en tiempos recientes, se debían seguir cuatro pasos:
1) El obispo del lugar promovería informaciones sobre los escritos, vida, fama de santidad y milagros del postulado y declararía con una sentencia de “non cultu” que no se daba culto público al mismo.
2) La Sagrada Congregación de Ritos haría una revisión de esos papeles y prepararía las “letras remisionales” que serían enviadas a la diócesis de donde era originario el pretendiente.
3) El obispo instituiría un tribunal apostólico encargado de recoger testimonios y documentos sobre el caso y remitirlos de nuevo a Roma.
4) Ante tres congregaciones distintas el postulador de la causa nombrado por la Santa Sede presentaría el caso y se discutiría la heroicidad de las virtudes y la veracidad de los milagros. El Papa se reservaba la última palabra y con ella se emitía el decreto de beatificación
El procedimiento de canonización, enriquecido por la experiencia de los siglos, está descrito en lo esencial en la Instrucción “Causarum canonizationis”, que Sixto V dio a la Congregación de los Sagrados Ritos fundada por él (Const. Apost. Inmensa aeterni Dei, día 22 enero de 1588. Cf. Bullarium Romanum, Ed. Taurinensis, t. VIII, págs. 985-999), ha ido desarrollándose a lo largo del tiempo a través de nuevas normas, sobre todo por obra de Urbano VIII (Carta Apostólica Caelestis Hierusalem cives, día 5 julio de 1634; Urbano VIII P.O.M. Decreta servanda in canonizatione et beatificatione Sanctorum, día 12 de marzo de 1642), normas que Próspero Lambertini (posteriormente Benedicto XIV), recogiendo también las experiencias de tiempos anteriores legó a la posteridad en una obra titulada “De Servorum Dei beatificatione et de Beatorum canonizatione”; estas normas estuvieron vigentes durante casi dos siglos en la Sagrada Congregación de Ritos. Luego, pasaron sustancialmente al “Codex Iuris Canonici”, promulgado en 1917.
Pío XI, mediante la Carta Apostólica “Giá de qualche tempo”, promulgada “Motu Proprio” el 6 de febrero de 1930, creó en la Sagrada Congregación de Ritos la “Sección histórica”, a la que confió el estudio de las causas “históricas” (AAS 22, 1930, págs. 87-88).
El día 4 de enero del 1939 el mismo Pontífice mandó promulgar las “Normae servandae in construendis processibus ordinariis super causis historicis” (AAS 31, 1939, págs. 174-175), que hicieron superfluo en realidad el proceso “apostólico”, de manera que quedó un proceso único de autoridad ordinaria para las causas “históricas”.
Pablo VI, con la Carta Apostólica “Sanctitas clarior”, promulgada “Motu Proprio” el día 19 de marzo de 1969 (AAS 61, 1969, págs. 149-153), estableció que se hiciera también en las causas recientes un único proceso de investigación (cognitionalis) o de recogida de pruebas a cargo del obispo, previo permiso de la Santa Sede (ibíd. nn. 3-4).
El mismo Pontífice, mediante la Constitución Apostólica “Sacra Rituum Congregatio” del 8 de mayo de 1969 (AAS 61, 1969, págs. 297-305), creó dos nuevos dicasterios en lugar de la Sagrada Congregación de Ritos: a uno le encomendó todo lo relativo al culto divino, y al otro el examen de la causa de los santos; en esta misma ocasión cambió algo el orden de proceder en dichas causas.
La Sede Apostólica, que desde tiempos inmemoriales, propone hombres y mujeres que sobresalen por el fulgor de la caridad y de otras virtudes evangélicas para que sean venerados e invocados, declarándoles Santos y Santas en acto solemne de canonización, después de haber realizado las oportunas investigaciones, sigue la actual normativa, tras la reforma conciliar, del sumo pontífice Juan Pablo II relativa a las causas de los santos en la Constitución Apostólica Divinus perfectionis magíster .
...pero no tengo los pocos años de los que aquí se manifiestan contra la inminente beatificación de Juan Pablo. Me acerco a empellones a la cincuentena. Tal vez ese plus de experiencia y el haberme desenvuelto siempre en ambientes laicistas me ayude a comprender ahora lo fiero que es el Mundo cuando se emplea contra la Iglesia de Jesucristo, o sea: en todo momento y sin desfallecer. No he tenido tiempo de soñar con ángeles de roquete y quiroteca ni con éxtasis en una Iglesia conservada al vacío; mi guía ha sido la escritura y el catecismo, y mi timón seguro las exhortaciones de Juan Pablo en mi juventud y las de Benedicto en mi madurez. Los que hoy braman contra las decisiones del Santo Padre se verán como unos ridículos iluminados cuando pasen unos años si es que aún siguen remando en la galera de la Iglesia. Nunca me he tenido que arrepentir por sentir con el Papa, y decisiones como el "Motu proprio" fueron para mí como un regalo inesperado. Así que me preparo contento para la gran fiesta de santidad del primer día de mayo, y no deseo más que ser un laico agradecido.
Por una parte, está mi falible opinión de fiel común de que había demasiadas sombras para una beatificación tan rápida.
Por la otra, como fiel hijo de la Iglesia y del Papa como su Pastor, acepto y acato su decisión, faltaría más: reconozco a Juan Pablo II como Beato de la Iglesia. Otra cosa es que, igual que hay gente que es más devota de San Francisco que de Santo Domingo, o de San Antonio de Padua que de San Buenaventura. Yo seré más devoto de, por ejemplo, Beato John Henry Card. Newman que del nuevo Beato Juan Pablo II.
Y eso no quita, además, para que piense que, sin desmerecer en nada la beatitud de Juan Pablo II, su sucesor me parezca mejor Papa.
Un saludo en Cristo a todos.
Por cierto, ¿debemos entender que los obispos que mantienen sus publicaciones en esa página tan repugnante que evitas citar en tu escrito, están de acuerdo con su línea editorial?
Millones hemos acompañado a Juan PabloII alrededor del mundo. Nunca un Papa pasó por tanto “subito” escrutinio. Claro que dicen que si Asís y los pederastas y las salchichas polacas que gustaba ¿Pero se necesitan más siglos de investigación? De algo bueno servirá este “mass instant communication”
Llevan algunos amoldando al Espíritu Santo. El Papa humano era, como San Pedro que negó, abandonó. Hasta Jesús le amonestó diciéndole atrás de mí Satanás cuando quiso dirigir la voluntad de Dios. Menos mal que estos no habían nacido antes de que le llamáramos San Pedro, pues seguro que hoy sería solamente “perico”. ¡Cuantos discípulos tiene cierto pomposo cura bocazas y maleducado!
Dios sigue en control y me gustaría pensar que la Iglesia de a pié es inspirada por Dios que oye nuestras intercesiones por Papas, incluyendo Benedicto XVI que anuncia otro Asís y un Patio de los Gentiles...y lo pronuncia Beato. Confío en Dios.
Creo que a estos opositores una dosis de humildad les vendría bien. Madre de Dios, Virgen Santa también sigue siendo todo tuyo, lo salvaste una vez y con tu obediencia al Padre y tu sabida Misericordia no lo has dejado. No nos abandones a nosotros tampoco Madre ni a ellos.
Gracias por animar nuestra fe y nuestra esperanza.
Doy gracias a Dios por la pronta beatificación de Juan Pablo II. Así, los que vivimos bajo su pontificado podremos alegrarnos de ello en vida.
Tengo entendido, corregidme los que sabéis más si me equivoco, que el criterio del Papa al beatificar a una persona se considera infalible y, dado que todos somos católicos y aceptamos la autoridad papal, está fuera de duda que Juan Pablo II disfruta YA de la gloria eterna del Cielo, y esto es así independientemente del hecho de que la Iglesia y el Papa lo reconozcan oficialmente ahora, lo reconozcan oficialmente dentro de muchos años o no lo reconozcan nunca. Si Su Santidad Benedicto XVI lo beatifica, para mí bien beatificado está. Punto.
Creo que no debería ser necesario recordar que el Papa, al firmar la beatificación de una persona, meramente certifica que esa persona está en el Cielo. Nada más. No negaré que Juan Pablo II, como hombre concebido con pecado original, pudo cometer pecados y errores en su vida y durante su pontificado, por cierto igual que, por ejemplo, los canonizados San Pedro, San Pablo y San Agustín, pero eso me parece irrelevante para su beatificación.
No termino de entender qué parece molestaros exactamente de esta beatificación. Yo apreciaba enormemente a Juan Pablo II y su beatificación me llena por eso de alegría, pero si el Papa beatificara a alguien que no me hubiera caído bien, también me alegraría por el beatificado y daría gracias a Dios porque esa persona ya disfruta de la gloria eterna del Cielo. No olvidemos que Juan Pablo II ya ha alcanzado el objetivo que nosotros confiamos fervientemente alcanzar pero todavía no sabemos si lograremos.
Pido anticipadas disculpas si lo que voy a decir implica hacer juicios temerarios de valor o de intenciones, pero molestarse por la beatificación me parece una falta de caridad y de generosidad hacia el Papa anterior. Si Dios ha aceptado a Juan Pablo II en el Cielo, ¿quiénes somos nosotros para discutirlo?... Espero que no hagamos como el fariseo de Lucas 18, 9-14, sino como el publicano... Creo que el Evangelio de hoy (Marcos 2, 13-17) también es interesante… Lo digo por lo de Asís…
Por cierto: soy papólatra, juanpablista y benedictista.
Un abrazo a todos en el Señor.
¿Se han parado a pensar que una de las cosas que hacen falta en el proceso es un milagro y éste se ha producido?
Gracias D. Tomás por el artículo. Me lo voy a guardar.
" Yo seré más devoto de, por ejemplo, Beato John Henry Card. Newman que del nuevo Beato Juan Pablo II ".
Henry Card. Newman ya NO ES BEATO.
Le recuerdo a José, que recientemente S.S. Benedicto XVI ha canonizado y hecho Santo al Cardenal Newman.
Saludos.
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Amigo, le recuerdo que el cardenal Newman es solamente Beato, elevado por el Papa en su viaje a Inglaterra el año pasado.
Un saludo
Bloguer
Sí gracias D. Tomás y a tantos otros como Rosa que no objetan al Espíritu Santo que sopla donde le place en su Sabiduría y Deidad.
Me sigue dejando perplejo que en una Iglesia en la que se dice que el tiempo se cuenta por siglos, no por años, exista tanta prisa por beatificar a Juan Pablo II, como también la hubo para beatificar a Escrivá de Balaguer o a la Madre Teresa. Pienso que estas prisas restan rigor a los procedimientos de canonización.
En todo caso, es innegable su fama de santidad.
Y si, errores pudo cometer, pero la santidad no depende de la persona, sino de Dios.
Saludos!
PD: Por cierto, yo tengo 21 años y participo frecuentemente de la Misa Tridentina (así como el Novus Ordo).
Ya te vale...
Una pregunta, Guinevere: ¿estás acusando a S.S. Benedicto XVI de prevaricar al firmar la beatificación?...
Mis respetos, que sé haces lo que mejor crees.
Si quieren beatificaciones "tradicionales", entonces la beatificación de Juan Pablo II debió ser en ese mismo momento de su muerte, aclamado por los fieles al grito de "santi subito".
Antiguamente no hacían falta comporbaciones de milagros y esos procesos largos, se moría en olor de santidad y el mismo pueblo elevaba a los santos a los altares.
Así eran las cosas, para sorpresa de muchos que ahora abogan por procesos largos.
Esto que dice uno:
"Por cierto, que el día del entierro de Juan Pablo II no sólo eran cristianos los que le veneraban ya casi como a un santo, también herejes de todo tipo de sectas protestantes o cismáticas, apóstatas e idólatras de todo pelaje."
Para los musulmanes la Santísima y Siempre Pura Virgen María es eso, siempre pura y virgen. ¿Que hacemos?
Jesús para los musulmanes igualmente es el mayor de todos los profetas, digno de toda veneración.
¿Qué hacemos?.
Con esta manía de cerrarnos la mente no vamos a ningún lado.
Muy bien todo lo dicho Padre Tomás, que San Juan Pablo Magno nos ilumine desde el cielo, especialmente a su querida España.
Precisamente, Juan Pablo II fue el que más santos canonizó, poniendo el ejemplo de tantos santos, en especial los fundadores, para ayuda de aquellos que siguieron por caminos nuevos de santidad y los abrieron a otros. Además canonizado el fundador está canonizado también el camino, y puede ayudar a dar ánimo a ser más fieles al carisma y al espíritu que movió una fundación. Y si es un seglar el canonizado, ayuda a los fieles a seguir el ejemplo de tantos que convivieron con nosotros y que han llegado ya, y que nos animan a seguir, sin complejos y sin miedos, y sin pedir permiso a los protestones de siempre, por ese mismo camino.
Cada caminante siga su camino, se puede decir ahora con más precisión.
http://santamariadebaionadiocesistuy-vigo.blogspot.com/
El pontificado de Juan Pablo II lo viví desde mi niñez hasta mi adolescencia, y su figura me emocionaba profundamente. Puro sentimiento. Ahora bien, veo las sombras de su Pontificado: no sólo en relación a su persecución a la Tradición, sino a los casos de pederastia que Benedicto XVI sí ha perseguido, al ecumenismo atroz, a la discriminación de muchas órdenes religiosas de toda la vida y al privilegio otorgado a otras más modernas (recuerdo que alguien de estas nuevas órdenes me decía un día en la Plaza de San Pedro "Juan Pablo II nos metía sólo a nosotros en un patio pasado el Portono di bronzo y al resto, todos juntos en la Plaza. Este Papa (por el actual) no hace esas distinciones".
Por ello, creo que la Santa Sede debiera ser un poco más prudente y esperar unos añitos.
Respecto a lo que dicen por ahí arriba de que si pasan los años la gente no se identificará con el santo en cuestión por considerarlo poco menos que anacrónico hay que decir que las beatificaciones/canonizaciones no obedecen (o no debieran obedecer) a motivos políticos, propagandísticos o de imagen, sino a la auténtica beatitud o santidad de la persona en cuestión. Los Evangelios tienen dos milenios y siguen siendo un ejemplo a seguir, al igual que inumerables santos y mártires. ¿Acaso no os produce asombro la vida de San Ignacio de Loyola, de San Francisco Javier, de los primeros cristianos?
En fin, cada día veo más claro que la regeneración del mundo pasa por la Tradición.
...en tu niñez y adolescencia, Antonio, NO ERA "PURO SENTIMENTALISMO" como pretendes. Dilo, si quieres, de una bonita comedia o de una canción de tu grupo preferido, pero de un papa que está ahora a un paso de la beatificación...
Otra cosa es que tú u otros queráis matar con razonamientos sofísticos aquella honda emoción infantil que huele a puro Evangelio y a esa "nostalgia de Dios" a la que tanto se refería Karol Wojtyla.
Para mí sería interesante preguntarle al P. Daniel Ols, op:
1) Si sobre el valor de las canonizaciones, sobre todo después de la última reforma al procedimiento, sigue sosteniendo la opinión expresada en su trabajo: “Fondamenti teologici del culto dei Santi”, en “Studium Congreg. de Causis Sanct.”, Roma 2002, p. 1-54. Trabajo que no he podido leer, y del que sólo tengo referencias, sobre a sus conclusiones.
2) Si como relator de la causa de Juan Pablo II, aplica las conclusiones del trabajo citado a esa causa.
Saludos.
1, Clamor popular: "santo subito" cumplido (no sé donde algunos de los opinantes creyó ver herejes sumándose al pedido)
2, Devoción popular: Más que cumplida, basta ver todos los que visitan su tumba personal o virtualmente.
3, Procedimiento canonico: Cumplido
¿De qué se quejan los que se quejan?
Ahhh se equivocó con miles más en algùn juicio sobre Maciel... Jesús eligió a Judas... así que no vengan con ese argumento. Y por otra parte ser santo no significa ser infalible, significa virtudes heroicas y fidelidad a Cristo ¿alquien puede sinceramente dudar de esto?
Por último Roma habló.
Por mi parte les confío que encomiendo una intención muy especial de mi corazón sobre una persona muy querida a su intercesión: Beato de la Juventud, esclavo de María, Juan Pablo II MAGNO hora por nosotros.
Esto es un puro arrebato sentimental en una época de pensamiento débil.
1° La verdad no es producto de cuantos la reconocen. Las mayorías generalmente no están con la verdad, sino basta con ver a las mayorías gritando: ¡Crucifícale! Las mismas mayorías que gritan hoy: ¡Santo súbito! Siento especial reticencia por aquellos que hoy en mayoría alaban o vitorean a un sacerdote, a un obispo, ora un Papa y como un rayo me cruza por la cabeza las palabras del Señor: ¡mi Reino no es de este mundo! Mala cosa, mala espina si juntamos todo esto al Concilio Vaticano II y la Crisis actual de la Iglesia.
2° Cuánta sabiduría en la Iglesia, para esperar a juzgar la santidad de alguien, fuera del furor de quienes le conocieron y fueron sus contemporáneos. ¿Por qué hoy se apresuran? ¿Por qué faltan ahora a la prudencia que las circunstancias amerita? Casi uno podría pensar que se quiere avalar otras cosas con esta beatificación, cuando lo que hoy quieren beatificarle lo muestran como el gran ícono de la reforma de la Iglesia del Vaticano II. Comunión de pie, comunión en las manos, un afán afiebrado por cambiar todo, todos los sacramentos, hasta, arreglar la plana a la Virgen María quien entregó la forma de cómo se debía orar el rosario a Santo Domingo. El “Caldo sincrético” de religiones en Asís. Una Teología Antropocéntrica.
No puedo decir si el Papa es o no santo, solamente puedo ver hecho que hacen que uno quede pensativo y que no sienta la felicidad que podría tener porque se reconozca a un santo y se le venero. Que Dios me perdone, pero esta noticia me deja con sabor amargo…
Todo esto por no hablar de la persecución brutal hacia la Misa de siempre, la MISA CATÓLICA de 2000 años (yo soy joven, pero lo he vivido), el dar la comunión sacrílegamente a herejes como Roger, pretender "excomulgar" a Mons. Lefebvre, arzobispo siempre fiel a la Fe Católica, hablar de la "profunda religiosidad" de Lutero, etc. etc...
¿Para ustedes eso es ser santo? Pues ruego por su conversión a la Verdadera Fe.
El buenísmo de abrazar a todos los hombres y blasfemar a Dios puede impresionar a alguna maruja manipulada por sacerdotes disfrazados de ministros protestantes o de paisanos (empezar renegando de la sotana es ya indicativo del desprecio al sacerdocio que está tan de moda), pero desde luego, en la Religión de Santo Tomás de Aquino, de San Ignacio de Loyola, de San Pío V, de San Pío X y tantos verdaderos santos, éso no es santidad.
Evidentemente, en vuestra religión particular de 50 años, quizá sí; en la religión católica todo eso se llama infidelidad, blasfemia e idolatría.
¡Mons. Lefebvre santo subito!
...la Iglesia española del Siglo de Oro y de Trento no era ni de lejos el espantajo de "Iglesia tradicional" que nos pintan ese "Oldthunder" y sus alucinados secuaces. Empezando porque en los siglos XVI y XVII en España se leía mucho más de lo que la gente piensa, y estos vulgares trolls que se pretenden 'esencia inveterada de la fe' no se han echado en su vida un libro a la cara como no sea un fanzine.
Ni siquiera la excusa de la juventud de la que tanto presumen, aminora una pizca el hedor de la burricie y del abotargamiento mental.
Terminad de verdad la ESO y luego comeréis huevos...
Ya que es ud. experto en la Iglesia católica española de los siglos XVI y XVII, le recuerdo una cita de Francisco de Vitoria, precursor del renacimiento escolástico de Salamanca: "Si el Papa, con sus órdenes y sus actos, destruye la Iglesia, se le puede resistir e impedir la ejecución de sus mandatos". ¿Sabría ud. cuándo resistir, o se quedaría diciendo con cara de zombie: "yo obedezco al Papa", "lo dice el Papa"?
Claro, que Francisco de Vitoria era un intolerante dominico de ideas inquisitoriales, además de un teólogo muy mediocre. Imposible éso de que haya que resistir a ningún Papa. A leer a Theilard de Chardin, mejor. O al prosoviético modernista maestro intelectual de JPII, E. Mounier, que son mucho más "profundos" que esos "alucinados secuaces" de la malvada Inquisición, tan profundos que se hunden hasta el Infierno. Ah, no, perdón, que JPII, junto con sus fraternales cardenales Kasper y Lehmann cerraron el Infierno, o en caso de que no lo cerraran, comentaban algo de que estaba vacío. Claro, que el limbo tampoco existe, y el purgatorio ahora es un "fuego interno".
En mi modesta opinión, la SANTIDAD (así, con mayúsculas) no es una carrera para llegar a ser perfecto, como algunos plantean aquí (en un sentido fariseo del cristianismo), sino más bien una vida entregada a Cristo y a la proclamación del Evangelio, dejando a un lado los propios intereses, para poner la vida al servicio de Dios y de su Iglesia. Cualquiera que haya hecho de su vida una entrega como esa, aún con defectos y pecados, ha sido un santo, aunque la Iglesia terrena no lo proclame públicamente. Ya se encargará Dios Padre de dar y quitar razones.
Juan Pablo II Magno, ruega por nosotros... y por los que te odian también, que buena falta les hace.
Si todo se hubiera hecho bien desde Trento no habría sido necesario un Vaticano II.
Enhorabuena por el post padre. Albricias por la próxima beatificación.
Creo que usted dijo todo lo que dijo,no porque lo haya pensado sino como harto de "los de siempre".
Ojo que "los de siempre" son todos devotos de Fátima.
Ojo que "los de siempre" leyeron de cerca a La Salette.
Ojo que "los de siempre" no creen en la estupidez del triunfo mundano de la Iglesia,propuesto por el modernismo.
Ojo que "los de siempre" también están hartos de los que andan en aguas hermenéuticas continuatorias.
Yo a mi Papa también lo quiero mucho...pero para ser santo...no se si le da la cuerda.
No confunda las cosas.
El Padre Pio profetizó a Karol que iba a ser Papa,no que iba a ser un gran santo súbito.
Le doy mi opinión.
Humildemente.
No soy infalible en nada.Mejor,ataque a los enemigos de la Iglesia.
Saludos en Cristo y la Purísima.
Juan Fermin
Jesús dijo: "Hijos, cuán difícil es entrar en el Reino de Dios para los que confían en las riquezas. Más fácil es que pase un camello por ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios" (Mc 10, 24). O aquella otra frase: "No se puede amar a Dios y a las riquezas" (Mt 6, 24; Lc 16, 13)
Jesús era una persona pobre. Nace de una familia sin grandes recursos y en condiciones pobres. Era pobre pero apoya su vida en Dios, su Padre. Gracias a esa libertad interior, Jesús puede disfrutar de los bienes moderada y alegremente. Es tan libre que está por encima de las apetencias, ansiedades y vanidades. Por eso sabe gozar de las cosas y a la vez, prescindir de ellas para seguir su misión y su preferencia por Dios Padre.
Cristo alcanza con su gloriosa resurrección la máxima riqueza que va a distribuir a todos (cf. Mt 28, 18). Sigue siendo pobre porque no posee las riquezas materiales, sino las de Dios.
La postura de Jesús frente a las riquezas es de una gran libertad interior. Jesús no está apegado a ellas, no está esclavizado a ellas, no está obsesionado por ellas. Vive la pobreza como ese desapego interior de todo. Por eso, Jesús insiste en que lo material es perecedero y lo sobrenatural es eterno.
Creo que no hay mayor ejemplo que el de Jesús, y no lo veo reflejado en la vida de "los Papas" por lo que creo que esta muy lejos de seguir el ejemplo de Jesús el hijo de Dios, Sin embargo, si quieren los hombres volverlo un santo pues son libres de hacerlo, después de todo no importa lo que nosotros los hombres que somos tan imperfecto creamos o no, lo que importa es lo que crea Dios y en sus manos dejamos que juzgue a todos los hombres, solo el sabrá si somos santos o no, incluyendo a "Los Papas" (Sea Juan Pablo II o cualquiera que fuera su nombre).
Saludos y que Dios nos acompañe.......
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