«Los reaccionarios les procuramos a los bobos el placer de sentirse atrevidos pensadores de vanguardia», NGD
Ayer 100 años del nacimiento de Nicolás Gómez Dávila –Colacho–, el filósofo y escritor colombiano. De haber escrito en francés o alemán sería mundialmente famoso, de hecho, el reconocimiento a su obra vino después de que se tradujese al alemán. Reconozco que la contundencia de sus escolios me atrae aún más que la fuerte prosa de Nietzsche, Schopenhauer o del agermanizado Ortega y Gasset, por la forma y porque aquí hay Verdad. Sólo Leon Bloy me produce el mismo efecto, ni siquiera Castellani, quizá porque su estilo es otro. G.K. Chesterton juega a otro «deporte».
¿Referencias en la prensa? Ninguna. En español menos. El primer pronto ha sido el mosqueo. Luego he caído en la cuenta que era el mejor homenaje al escritor, que habría abominado de la vulgarización. Dejo para el año que viene, vigésimo aniversario de su muerte, contaros más de él, o quizá, mejor, pedirle a José Miguel Serrano, Enrique García-Máiquez o Guillermo Urbizu que nos lo regalen. Asumo mis limitaciones.
Sin lugar a dudas uno de los pensadores actuales –si le llamo «moderno» resucita y me apalea– más provocador y que concita más admiración. Da igual que sean ateos y progres (él era profundamente católico) o liberales (él era profundamente «reaccionario»). Sólo deja indiferente al vulgar y al bobo.
Por su cumpleaños una selección de escolios sobre la «proguez católica» (de Juan Arana)
Hoy decirse «cristiano» suele ser manera de indicar que no se lucha contra el cristianismo desde afuera, sino desde adentro (EI, 381c).
En el seno de la Iglesia actual, son «integristas» los que no han entendido que el cristianismo necesita una teología nueva y «progresistas» los que no han entendido que la nueva teología debe ser cristiana (EI, 381d).
Ser cristianos a la moda actual consiste menos en arrepentirnos de nuestros pecados que en arrepentirnos del cristianismo (EI, 397d).
El cristiano moderno se siente obligado profesionalmente a mostrarse jovial y jocoso, a exhibir los dientes en benévola sonrisa, a profesar cordialidad babosa, para probarle al incrédulo que el cristianismo no es religión «sombría», doctrina «pesimista», moral «ascética». El cristiano progresista nos sacude la mano con ancha risa electoral (EI, 398a).
Los que tratan de mondar al cristianismo de sus acrecencias milenarias, para devolverlo a su «pureza primitiva», declaran «originales» y «auténticos» tan sólo los factores del cristianismo que apruebe la mentalidad vulgar de su tiempo. Desde hace dos siglos, el «cristianismo primitivo» se amolda, en cada nuevo decenio, a las opiniones reinantes (EI, 401a).
Los tontos antes atacaban a la Iglesia, ahora la reforman (EI, 401b).
La crisis actual del cristianismo no ha sido provocada por la ciencia, o por la historia, sino por los nuevos medios de comunicación. El progresismo religioso es el empeño de adaptar las doctrinas cristianas a las opiniones patrocinadas por las agencias de noticias y los agentes de publicidad (EI, 436b).
La obediencia del católico se ha trocado en una infinita docilidad a todos los vientos del mundo (EI, 436c).
Los católicos no sospechan que el mundo se siente estafado con cada concesión que el catolicismo le hace (EII, 63c).
Si la Iglesia se convierte en partido político, las puertas del infierno vomitarán cuantos electores necesiten para prevalecer contra ella (EII, 336f).
Detesto al que predica la verdad que salva como suplicando que la salven (EII, 405d).
La pelea contra el mal es hoy de retaguardia (EII, 475c).
El católico progresista habla de «dimensión histórica» del cristianismo, a fin de pervertir la historicidad de su origen en terrenismo de las metas. «Reino de Dios», en el léxico progresista, es el sinónimo eclesiástico de reino del hombre (NEI, 16a).
Los que se consagran a «salvar el cristianismo» acaban ofreciéndole sus servicios como sepultureros (NEI, 54c).
Podemos lícitamente ungir las tareas terrestres, pero no sacramentarlas (NEII, 14c).
El cristiano moderno vive temiendo que le surja una refutación a la vuelta de la esquina (NEII, 158c).
Ya no es ni siquiera en ética que degradan al cristianismo, es en sociología (SE, 136f ).
Volveremos. Que lo disfruten.
12 comentarios
Espectacular, :D
La de cal, el movimiento progresista de la Iglesia, aunque ya esta desfasado, tuvo su razón de ser histórica era una obligación histórica acabar con los esquemas mentales tridentinos que habían absorbido lo peor del siglo XIX. En 2013, el discurso del aggiornamento es pura carcundia, en 1961 era una necesidad histórica. Mi agradecimiento a los que acabaron con la iglesia preconciliar.
La de la arena, por lo general muy acertado sobre todo en su referencia al papel de los medios de comunicacion y las agencias de publicidad, es que es así por desgracia y me da que esto va a peor. Lo de estar sonriendo todo el rato, el tener que mostrar alegría para estar de acuerdo con el optimismo antropológico de raíz kantiana, es otra de las necedades del presente.
A mí no me hace ninguna gracia cuando nos llaman tontos a los católicos.
Ja ja ja ja
G. K. Chesterton.
Chesterton no es sino el maestro de ceremonias de Adán, el que le pone en contacto con nosotros. Porque Adán siempre fue un poco tímido.
Greta Garbo.
Indiscutiblemente, hay días en que Dios se esmera.
Nobel.
El máximo dinamitero de Europa fue quien instituyó el Premio de la Paz. Tuvo, sí, un ilustre precursor: aquel filántropo que hizo un hospital para pobres, pero primero hizo los pobres.
Cardenal Newman.
Hay más fiesta en el cielo por un inglés que se convierte que por cien irlandeses que hacen penitencia.
Saludos.
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