«40 días por la vida», 2011 También en Alemania, España y Argentina

Cuando el año pasado contaba la historia y éxitos de «40 days for life» todavía no había llegado a España. Poco después se ponía en marcha la ’sección’ española, por llamarlo de algún modo. Empezaron con la ‘Campaña de Oración de Cuaresma’ y como es lógico este otoño crecen. Estamos convocados del 28 de septiembre al 6 de noviembre.

Sé que existen otras iniciativas similares, basadas en la oración, el ayuno, vigilias y presencia pública, que, como no podía ser de otro modo cuentan también con mi apoyo. Pero a «40 days for life» le tengo especial cariño, los sigo hace tiempo. Me emociona su evolución y crecimiento. Su buen hacer sin histrionismos. Desde sus comienzos en 2007 en una localidad perdida de Texas se va extendido por el mundo.

En el 2007 David Bereit observó cómo se instalaba un Centro de Planificación Familiar en su pueblo y se puso manos a la obra. Empezaron a imitarle en otros lugares. Carece de personalismos: montar una campaña local sólo requiere una cosa: la fe de una persona dispuesta a llevarla a cabo.

Me gusta el desparpajo con el que explican el ayuno: «no es una dieta cristiana, es oración de los sentidos», así con un par: «hay demonios que no pueden expulsarse…».

La esperanza con la que acuden a las vigilias, rezan con mimo. Con el convencimiento de que «hace falta que reconozcamos humildemente el hecho básico de que es humanamente imposible acabar con ese mal». Estas vigilias son en algunos sitios 24 horas, 7 días. Piden también por la conversión de médicos y del personal que ejecuta los abortos.

La alegría que manifiestan en las «actividades comunitarias»: manifestaciones, puerta a puerta, programas de radio, charlas en los colegios. La idea es mostrar a la «comunidad» qué es lo que está pasando. Porque son pueblos, barrios pequeños, un radio de acción muy humano, adaptado a las posibilidades reales de la gente. En España esta terminología –actividades comunitarias– choca un poco, que cada uno la traduzca como quiera.

Todo esto no está reñido con actuaciones ‘más grandes’ en el plano político, jurídico o en el de la «guerra cultural» en todos los sentidos. Pero así no perdemos de vista ni el Norte, ni el fundamento.

Los frutos son pasmosos:

• cierre de abortorios
• abortos no consumados y, sobretodo,
• conversiones.

No creo que me pase si digo que los mayores beneficiados son los propios participantes.

En la campaña de otoño no sólo se consolida las actuaciones en España, el fenómeno se alcanza a Alemania y Argentina (Rosario y San Luis).