23.11.17

Buenas, ¿se puede? Soy el cura

No tiene nada que ver la acción pastoral de una parroquia estándar de una ciudad o pueblo de gran tamaño, con lo que se hace o se puede hacer en estos pueblitos pequeños. La casa parroquial está en La Serna del Monte, con 77 habitantes empadronados, pero con apenas 50 viviendo en invierno. Los otros pueblos tienen de padrón 171 habitantes en el caso de Gascones, y 203 en el de Braojos.

Leer más... »

21.11.17

Diálogo democrático en la sinergia de la nueva eclesialidad

Si me hacen el favor de prescindir de preposiciones y artículos, todo lo demás me parece una ridiculez, una cursilería, una falsedad que hace auténtico al propio Judas y una manera más vieja que hacerlo en pared de pretender vender una burra llena de mataduras y que ya no consigue vender ni el más habilidoso de los chalanes.

Sobre todo, lo que me parece una barbaridad de las bárbaras es haber llegado a endiosar palabras como si fueran por sí mismas la panacea ante cualquier dificultad.

Leer más... »

19.11.17

Echo de menos a la Caram, aunque no se lo crean

Dentro de todo lo que supone el esperpento catalán, el último capítulo ha consistido en enterarnos de que en las listas de esa cosa o candidatura que encabeza el huido Puigdemont, aparecen dos personalidades del mundo eclesial catalán como son el padre Manel Pousa, aquel del que se dijo que pagó algún aborto y que después se desdijo de lo dicho que no sé si de lo hecho, y la teresiana sor Vicky Molins.

Leer más... »

16.11.17

Trescientos mil madrileños en misa un día de diario

No se lo creían. Tocaron a misa como cada tarde con el convencimiento de que irían los de siempre: tres o cuatro ancianas y quién sabe si algún que otro despistado. Pero fue comenzar la misa y de repente las puertas de los templos se abrieron para dar cabida a una riada de fieles como jamás hubieran podido imaginar ni siquiera en un domingo especial. Y era jueves, jueves corriente, jueves sin más, jueves ordinario.

Leer más... »

14.11.17

Cuando toca celebrar sin pueblo

Todo depende de cómo entendamos la misa. La verdad es que lo que más se nos ha transmitido en los últimos años ha sido la idea de misa como celebración de la comunidad, cena de hermanos. Así comprendida, el sacerdote es oficiante de una ceremonia esencialmente para otros. Se dice misa porque hay gente que la pide, porque hay un horario establecido, porque se da una circunstancia que así lo requiere.

Comprendida así, no tendría demasiado sentido celebrar si no hay una comunidad. La idea del sacerdote celebrando en soledad parece anacrónica y fuera de todo lugar. Para algunas personas es incluso un escándalo: ¿tiene sentido celebrar el sacerdote solo?

Leer más... »