26.08.18

Hoy, en medio de tanto dolor, don Jesús me ayuda a ser iglesia

“Socio” y un servidor damos paseos y hacemos excursiones. Le encanta el coche y basta abrir la puerta para que, de un salto, se introduzca en su bolso de viaje dispuesto a hacer kilómetros.

Ayer terminamos en Sotillos de Caracena, un pueblín de Soria deshabitado desde los años sesenta. Cuentan las crónicas que llegó a tener ocho casas y treinta y dos vecinos. Hoy, pasear por sus calles es regresar en el tiempo y pensar en una vida que fue y en una nada que es.

Sotillos mantiene aún, milagrosamente en pie, su iglesia parroquial. Me encanta, cuando el azar nos lleva a uno de estos pueblos, entrar en su templo y contemplar la ruina actual. No queda nada del altar. Restos del coro y un púlpito a medio caer. No tenían sacerdote, normal. Cuentan que don Jesús, el cura, acudía a caballo desde Pedro, para celebrar misa cada tres domingos.

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24.08.18

Las misas franquistas de monseñor Reig Pla

Mala cosa es andar por la vida dejándose uno llevar por filias y fobias, especialmente si uno es o pretende ser periodista. Mal negocio.

Religión Digital tiene sus amigos y sus enemigos. Algunos no declarados sino declaradísimos, como por ejemplo el cardenal Rouco Varela y obispos como Sanz Montes, Munilla, Demetrio, Fidel Herráez o Reig Pla. Las razones ellos las sabrán y otros también, al menos en parte.

Dicho esto, si uno de sus “non gratos” comete una barrabasada, pues nada, digan cuál es y leña al mono que es de goma. Lo jorobado es que no siempre lo tienen fácil, así que necesitan un ejercicio de imaginación para ver el modo de sacudir alguna leche a los susodichos.

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23.08.18

Curas perdidos y marrones que tienen que comerse los obispos

Y cada vez más. Porque si es verdad que los curas a veces pareciera que andamos medio locos (me he levantado generoso), se supone que alguien debería exigirnos sensatez.

Hay cosas dudosas, rumores, dicen que, parece que, vete a saber. Pero las hay que saltan a la vista de todos de forma “ostentorea” que diría el difunto Jesús Gil. Un cura puede soltar una barbaridad en la homilía, calentarse un día y soltar una inconveniencia, escribir quizá con una cierta ligereza en un momento, como un servidor sin ir más lejos. Bien. Un fallo lo tiene cualquiera y generalmente la cosa no pasa de un “ten cuidado”, cosa por lo demás que se agradece.

Otro asunto es cuando las cosas, en román paladino, pasan de castaño oscuro. Es decir, que las sandeces, o las barbaridades o los escándalos son de tal calibre que ya no hay por dónde cogerlas. Es en estos casos en los que el pueblo fiel, el que va a misa, defiende a la Iglesia, aporta su óbolo en la colecta y su cruz en el IRPF, se cabrea y mira a lo alto, no al cielo, sino a un alto más asequible, y exige de una vez alguna respuesta.

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22.08.18

Inmatriculaciones: vuelve la burra al trigo y ahora con mofa, befa y mucho cachondeo

Insistencia, cachondeo, tocada de narices, befa, mofa, burla y añadan más adjetivos. Nos vamos a quedar cortos.

Es inútil tratar de explicar lo que todos conocen perfectamente, es decir, que la inmatriculación de un bien no es otra cosa que la inscripción por primera vez del mismo en el correspondiente registro de la propiedad y que lleva a cabo o desde la escritura que garantiza el dominio, o en caso de su inexistencia, a través de un expediente de dominio, que, entre otras cosas, exige información pública, apertura de posibles comparecencias y la no oposición de cualquiera que pudiera estar interesado.

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20.08.18

Cuando perdiz, perdiz

Ya saben mis amables lectores lo que son las parroquias de Braojos, Gascones y La Serna en invierno. Muy poca gente, frío, soledad y los cuatro de siempre en misa (cuatro los días mejores, que a veces uno o…). Pero ahora es verano, y es, sobre todo, agosto, tiempo de vacaciones y tiempo, en consecuencia, en que mis pueblos cobran vida. Mucha gente, fiestas patronales, el sonido de los niños, la gente que toma el fresco a la puerta.

Ayer domingo encontré las tres iglesias llenas. Entiéndaseme bien. Llenas significa que, en Gascones, con domingos de invierno con apenas ocho o diez personas, ayer nos juntamos unos cuarenta. Otros tantos en La Serna, lo que significa ver los templos con sensación de lleno. Incluso la iglesia de Braojos, enorme, presentaba una asistencia más que notable, quizá debida también a que ayer, tercer domingo de mes, tocaba celebrar minerva.

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