La ausencia como pataleo
El otro día les colgaba en el post una foto de la celebración del Corpus Christi en San Juan de Letrán, este año en domingo para facilitar la asistencia de los fieles. Bien es verdad que se veía poca gente, pero hay un detalle en el que no todos han caído, y es el de la cantidad de sillas destinadas a sacerdotes concelebrantes que se ven vacías.
Hay un hecho incuestionable: que la plaza de San Pedro cada vez acoge menos gente los miércoles en la audiencia general y los domingos para el rezo del ángelus. Era normal que la plaza se llenase, mientras que ahora apenas se cubre hasta el obelisco. Saque cada cual las conclusiones que quiera. La gente no dice nada, simplemente deja de ir.
Lo preocupante es que además de bajar la asistencia de fieles laicos, baja bastante me dicen la de sacerdotes y religiosos en actos del papa. Preocupante, porque los sacerdotes no somos de mucho protestar ni de hacerlo de forma notoria, porque no es nuestra costumbre y porque quien más y quien menos tiene su obispo y mejor no llevarse mal con la autoridad. Simplemente cuando algo no se ve claro, se deja de asistir y ya vendrán tiempos mejores.
No sé si de esto se dan cuenta el santo padre en Roma y los obispos en sus diócesis, pero si a las convocatorias del papa en Roma y de los obispos diocesanos a los sacerdotes el número de sacerdotes que responden va bajando y de forma palmaria, algo falla. No es fácil aceptar que quizá se está fallando en la misma convocatoria o en otras cosas, por eso la ausencia del clero en convocatorias diocesanas se suele achacar al mucho trabajo, el ambiente secularizado… Lo que quieran. Algo falla.
No voy a entrar en números ni en comparaciones, odiosas sobre todo para el que sale perdiendo. Tampoco en eso de que el número no importa, y que si el espíritu y que si patatín y que si patatán. Me limito a constatar algo evidente con toda la evidencia: la plaza de San Pedro se va por el desagüe.
¿Lo de las diócesis? Pues que pasa. Y que es demasiado fácil decir que si las convocatorias no tienen especial respuesta de sacerdotes y muchas veces, y en consecuencia, de fieles, es siempre porque los sacerdotes no ponemos interés, no colaboramos, no nos esforzamos y además el mundo es malo. A lo mejor es por otra cosa.