Don Jesús, el baculazo y la opción por los pobres
Vaya baculazo en todo lo alto el de don Jesús. Sé lo que muchos van a decir porque es más viejo que la tos: autoritarismo, ausencia de libertad de expresión, iglesia opresora, obispos carcamales y se han cargado el concilio Vaticano II. Ni originales. Verán como eso empieza a aparecer en cualquier momento.
Don Jesús ha decidido hacer lo que tanto “profeta” viene exigiendo un día sí y otro también venga o no venga a cuento: una decidida opción por los más pobres y dar la cara, la mitra, el báculo y el solideo por su causa.
Porque los pobres de la Iglesia de hoy no son los supuestos teólogos censurados, las monjitas calladas, los curas alternativos o la iglesia de base, altura, cotangente o hipotenusa. Los pobres, los despreciados, los ninguneados son en este momento dos tipos de personas en lo que a la vida cristiana se refiere.
En primer lugar, esa multitud de agentes de pastoral, gente de la mejor intención y generosidad sin límites, que acuden confiados a unas jornadas de pastoral organizadas por la FERE y que van a escuchar lo que ellos creen de buena voluntad que es la doctrina de la Iglesia sobre pastoral y lo que la Iglesia quiere que emprendan como camino de fe. Y puede resultar que en lugar de eso, de lo que la Iglesia quiere y pide hoy, se encuentren con un refrito de críticas a la propia Iglesia, descalificaciones a los obispos y llamada a la desobediencia civil, bajo el paraguas de que todos somos iglesia y que la opinión de Pepito Pérez y sor Gundisalva no sólo es igual a la de cualquier obispo, sino indudablemente mejor.
Los agentes de pastoral tienen derechos y obligaciones. El primer derecho, conocer la doctrina de la iglesia, la de verdad, no la que se inventan cuatro nuevos profetas cabreados consigo mismos y más fuera de sitio que Curro Romero en tarde aciaga. Y la primera obligación transmitir el mensaje como pide la Iglesia, no como se le ocurra a Menganítez, tan anti todo que casi es profeta mayor.
Hay otra multitud de pobres a los que también ha querido socorrer don Jesús con el báculo de pastor en la mano. Son esos niños y jóvenes que van a ser pastoreados desde las instituciones de la FERE, y cuyos padres observan con estupor que les hablan mucho de compartir y de ser amiguetes, mientras contemplan atónitos cómo han dejado de rezar, de confesarse y de ir a misa los domingos como consecuencia de una fe que se ha presentado como una ONG sin demasiadas pretensiones.
Los pobres no son sólo los de pedir por la calle, a los que invitas a café y te quedas tan a gusto. Pobres los agentes de pastoral manipulados y mangoneados. Pobres los chavales deseducados. Pobres los padres de familia que confían en la educación religiosa de sus hijos y se en cuentran con lo que se encuentran. No cuela ya eso de usted don Jesús a los pobrecitos de pedir que de adoctrinar ya nos encargamos nosotros.
No. Don Jesús no está dispuesto a que venga cualquiera a envenenar a sus ovejas, y se ha puesto con el báculo en la puerta. Es el pastor. Así son las cosas. Un pastor que cuida de los pobres educadores, tan manipulados y confundidos, de los niños y de los jóvenes, de las familias, que tienen derecho a recibir la fe de la Iglesia, no de la Serafín, Lucía, Emilio, Juan, Carmen y el bululú irlandés.
22 comentarios
En fin...
Esto, hasta cierto punto es lógico, pues asumir que la labor de la Iglesia es la predicación del Evangelio, encarnando con el ejemplo la predicación, es una labor lenta y difícil. Asumir que mediante la conversión interior esta dé lugar a una transformación del hombre y de la sociedad, que se manifiesta exteriormente mediante la asistencia social a los más débiles o el arte es también difícil.
La forma de autojustificarse es elegir el camino más fácil e ir directamente a la labor social, olvidando la moral, y en el mejor de los casos volcarse en esa labor y frecuentemente reduciendola a charlatanería a la manera de los malos políticos.
A ver si hay otros obispos valientes como D. Jesús e imitan lo que ha hecho con estas jornadas. Porque el programa se mantiene en otras diócesis. Esperemos a ver qué pasa.
Ojalá en Colombia muchos Obispos y Arzobispos sigan su proceder y por ser "buenos pastores" no se dejen meter los dedos a la boca por parte de sus propios sacerdotes y religiosos.
Es increible que los lobos que buscan atacar a las ovejas no sean externos sino que sean de la misma grey.
Son millones de padres los que callan porque los "religiosos" les dicen en sus colegios que "eso" es lo que enseña la Iglesia para hoy.
Y el "eso" es toda esa componenda con el mundanismo actual. Todo lo que Cristo detestaba en su corazón.
Dios bendiga a los buenos pastores que nos cuidan de estos lobos !
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Jorge:
Falta de caridad es callar lo que está pasando. Los colegios religiosos siempre fueron una indiscutible fuente de vocaciones a la vida religiosa. ¿Cuántos religiosos han salido de los colegios de la FERE en los últimos veinticinco años?
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Jorge:
No es bueno generalizar. Le aseguro que hay más padres de los que nos creemos preocupados muy de verdad por la educación cristiana de sus hijos.
Me cuesta mucho entender que haya personas dentro de la Iglesia que hagan y digan tantas cosas encontra de la verdadera doctrina de Jesús. No son conscientes del daño tan grande que hacen a muchas almas que lo único que queremos es amar a Dios con toda nuestra alma.
Sr. Obispo, gracias, muchas gracias por ser fiel a la doctrina y poner en su sitio a personas que lo unico que consiguen es alejar de la Iglesia a personas con alma limpia y pura.¡ Si supieran cuanto mal se hace incluso en catequesis parroquiales a los jovenes!!!!!!
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Sí, claro que los hay. Por eso no los llevan a un cole católico de las órdenes y congregaciones de toda la vida.
En el cásico concertado católico, pocos habrá preocupados por semejante cosa.
Parece que nuestros obispos empiezan a espabilar. El siguiente paso es la catequesis, pero la de verdad, la de la Iglesia Catòlica Apostòlica Romana. De Lubac no midiò bien el alcance de su "teoria" de que " la Iglesia la forma todo ser humano ", creyente ò no, bautizado o no. Asi no hay quien controle nada.
Uy, ese prefijo "ultra"... ¡qué revelador!
Entiendo que vd llama "ultracatólicos" a los que están dentro de la Iglesia Católica, y que con ello les diferencia de los que quedan fuera, para quienes a buen seguro tiene vd apelativos con prefijos menos cargados de veneno, o directamente sin prefijo alguno.
Así pues, considera vd:
1.- Que para enseñar religión católica lo mejor es hacer caso a los que se declaran no católicos o a los que se declaran católicos pero discrepan de la doctrina católica.
2.- Que la mejor forma de anunciar la Buena Nueva no es transmitiéndola tal y como el propio Cristo nos la legó, sino preguntando a los discípulos qué se les ocurre opinar sobre cualquier cosa.
Vamos, como si en lugar de revelársenos una doctrina se nos hubiera revelado un cuestionario.
Queda claro su anticatolicismo (o al menos su desinformación) al describir el Magisterio de la Iglesia como si fuese "lo que la hierarquía señala como ortodoxo" (por cierto, se dice "jerarquía", no "hierarquía", con mezcla de inglés), con ese retintín que incide en lo de "jerarquía" para introducir subrepticiamente la idea de que el clero y la curia fuesen una mera masa de burócratas inútiles desconectados de la realidad y del Plan de Dios, en lugar de ser quienes tienen el deber y la responsabilidad de dirigir la labor pastoral.
Deja vd claro lo injusto de su juicio al imputar a los católicos el tachar de "herejes" a los demás, cuando tal palabra casi nunca es empleada por los propios católicos: esa palabra casi siempre aparece sólo en las acusaciones que otros nos hacen.
Finalmente, queda vd como ignorante al considerar que es "incorrecto e injusto" considerar "herejes" a quienes pertenezcan a otras iglesias (lo que implica creer en dogmas distintos de los de la Iglesia Católica) o a quienes simplemente discrepen de la doctrina católica, toda vez que "hereje" se define como:
"1. com. Persona que niega alguno de los dogmas establecidos por una religión.
2. com. Persona que disiente o se aparta de la línea oficial de opinión seguida por una institución, una organización, una academia, etc."
Vamos, que es "incorrecto e injusto" llamar a las cosas por su nombre, de donde se deduce que lo correcto y lo justo es... mentir.
La realidad es, mal que le pese a vd, que la Iglesia administra la Doctrina que Dios nos ha revelado, y sobre ella ha generado a lo largo de los siglos un cuidadísimo, detalladísimo y justificadísimo Magisterio. Sobre esas dos sólidas bases, ayudados por la Tradición, iluminados por el Espíritu Santo y con la fuerza de Cristo como cabeza de la propia Iglesia, ésta debe proclamar Su Mensaje con total honradez y coherencia.
Además, la Iglesia tiene encomendada la labor del Buen Pastor, que vela por las ovejas que tiene encomendadas, y eso incluye la tanto tiempo desatendida tarea de defenderlas de quienes tratan de confundirlas, apartarlas del pastor y, con ello, llevarlas a su perdición.
Ya era hora de que empezasen a reaparecer los obispos dispuestos a dar la cara por quienes están a su cargo, dejando claro lo que es admisible y lo que no.
Y, por cierto, unas jornadas "antipastorales" no son admisibles.
Un saludo.
Enderezar la situación costará "sangre, sudor y lágrimas", y especialmente "bastante tiempo". Parece que, de éste, no andamos muy sobrados.
Sin embargo, el primer paso ya está dado, pues se ha definido, nuy precisamente, el problema que hay.
Como consecuencia, se requiere un inmediato y general ejercicio de la Autoridad en el Magisterio, para proclamar El Mensaje revelado, tal como se ha legado, sin interpretación subjetiva alguna.
Con Prelados como éste, se enderezarán todas las vertientes de la crisis multidisciplinar, en que estamos sumidos, por la actual "daimoncracia"
Ciertamente, el DRAE recoge el término "Hierarquía", pero también indica que está en desuso. Por su parte, en inglés existe el término "hierarchy", que tiene hoy plena vigencia. De ahí que sea fácil identificar "Hierarquía" antes como una españolización del término inglés (los anglicismos invaden el español por cientos) que como el empleo de un término español ya en desuso (y que, por ello, no es de común conocimiento).
Lógicamente, me disculpo por la no identificación del desusado término, pero en absoluto retiro nada más de lo que dije anteriormente.
De hecho, a lo ya dicho agrego que me parece un gran error confundir la vocación universal del catolicismo con el eclecticismo, ya que es difícil encontrar dos realidades más opuestas:
- La vocación universal del catolicismo en un movimiento "de dentro a fuera", donde la Palabra de Dios, única y sin alteraciones, se transmite universalmente porque aplica a todos, y son todos quienes deben abrazarla tal cual es.
- El eclecticismo, en cambio, es un movimiento "de fuera a dentro", que de adoptarlo introduciría en el catolicismo multitud de elementos profanos, en un intento de que esa desnaturalización permita alcanzar una postura intermedia entre el propio catolicismo y las diversas otras doctrinas de las que tome elementos.
La Verdad sólo es universal si se respeta y se conserva tal cual es, y el eclecticismo sólo la impregnaría de diversos errores, aunque estos puedan parecer más o menos plausibles.
Un saludo.
Diferimos pero me resultaría prolijo citar los elementos orientales, egipcios, griegos, romanos ... en creencias, liturgia, organización etc.. Pongamos un ejemplo curioso, no el del culto mistérico órfico, otro más sencillo. ¿No notas, origen de tanta emoción, que hay en la exposición en una custodia toledana la atávica rememoración de la adoración solar, del sol invicto al que tanto amaba Constantino y que hizo que nuestro día sea el "Sunday". Citaré además, sólo de coña, la horda primordial y el asesinato del padre primordial.
Y sobre la custodia toledana, me temo que confunde vd la aureola con el Sol: aunque ambos brillan, no son lo mismo.
De todos modos, sí le reconozco el hecho de que el cristianismo se funde con las culturas a las que llega. Por ejemplo, el conocido mandamiento "Santificarás las fiestas" permite tomar festividades profanas preexistentes y convertirlas en festividades religiosas sin destruirlas en el proceso.
Aun así, no creo que esa adaptabilidad que tiene el cristianismo gracias a la universalidad de su mensaje pueda considerarse eclecticismo, en tanto éste implicaría la incorporación de los elementos profanos a la propia doctrina y no sólo la mera adaptación de las formas en que la tradición presenta, en distintos momentos y lugares, una doctrina que permanece inalterada en lo fundamental.
Así, entendiendo el cristianismo como compuesto por doctrina, magisterio y tradición, vemos que la adaptabilidad a que me refiero sólo altera de forma importante la tradición: la doctrina permanece inmune a lo profano, que a lo sumo puede sugerir líneas de pensamiento al magisterio, líneas que en todo caso estarían supeditadas a su completa coherencia con la doctrina.
Por el contrario, el eclecticismo que vd propone impregnaría y alteraría a todas ellas, cosa que ni sucede ni debe suceder.
Un saludo.
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