Semana Santa, semana de reflexión, de testimonio y conversión.

En las últimas décadas, pocas Semanas Santas son tan "oportunas" como esta que empezamos a vivir desde ayer. Se quiera reconocer o no, el país está bastante convulso por la situación política. Pero no voy a entrar a señalar quién es el mayor responsable de dicho estado. Lo verdaderamente importante es que tenemos unos días por delante para meditar en los sucesos acontecidos hace dos mil años, que ahora son representados en los misterios y pasos que recorren las calles de nuestros pueblos y ciudades.

Durante siete días dejan de hablar los políticos y habla la fe de nuestro pueblo. Y aunque necesitamos concienciarnos de que esa fe tan preciada no puede limitarse al periodo que va desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección, sabemos que ahora es el momento más apropiado de hacer pública manifestación de nuestra condición de cristianos.

Derrotado el iconoclasmo, el arte cristiano representa en imágenes lo que relatan los textos sagrados. La belleza artística de las imágenes sagradas, la solemnidad de muchas de nuestras procesiones, la emoción desbordada de otras, son el complemento perfecto para anunciar el mayor acto de amor habido y por haber en la historia de la Creación. El Dios que se hizo hombre va a la cruz a morir por amor a los hombres. Cruz en la que es acompañado por su Madre y su discípulo amado, que reciben del Señor el regalo de una filiación que se extiende a toda la Iglesia. Y como no todo había de acabar en la Cruz, el Salvador que muere en la misma resucita al tercer día, derrotando a la muerte. Eso es la Semana Santa.

Sin fe la Semana Santa no pasa de ser un acontecimiento más o menos bello. Porque, a quien no sabe leer ¿de qué le vale tener el mejor libro del mundo, en una edición con las páginas de oro? La belleza del metal noble puede agradar a sus ojos, pero será incapaz de obtener la verdadera riqueza que sólo está en el texto. "Nosotros predicamos a Cristo crucificado…" decía San Pablo en su primera carta a los Corintios. Y también "me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado". Mas como en tiempos de San Pablo, hoy la cruz sigue siendo locura para el incrédulo, a pesar de que ella vale más que todo el oro del mundo. Roguemos al Padre que, por los méritos de Jesucristo y sus santos, sean muchos los que reciban en estos días el don de la fe. Esa fe que hace que el alma pueda penetrar más allá del arte, que hace encarnarse en el corazón de los hombres al Cristo muerto y resucitado de quien obtenemos la reconciliación con Dios, la vida eterna.

Kyrie eleison.

Luis Fernando Pérez

4 comentarios

  
david
Y como buena semana santa, tendremos un hombre justo "crucificado" y perseguido por su propia Iglesia, y por su fé en Jesús, y en su mensaje de Amor, al marguen de bonitas obras de arte.

Creo que esta semana es para la reflexión y la autocritica, no para la veneración de imágenes y pasos.
02/04/07 11:54 AM
  
Luis Fernando
O sea, al señor también le parece mal la veneración de las imágenes.
Vaya por Dios.
02/04/07 1:14 PM
  
nachet
Ojalá todos abramos esta Semana Santa nuestros corazones al mensaje de Cristo, y sean su palabra y su ejemplo los rectores de nuestra vida.
Este año rezaré especialmente por los protestantes, para que vuelvan al seno de su Madre, la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.
02/04/07 1:35 PM
  
Pauper Maestus
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PRUDENTIUS EN EL CORAZÓN DE BÁRCINO o GRASSUS Y LOS TRES CALDEROS DE PLATA
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