El obispo de Segovia abre un debate fundamental
Monseñor Ángel Rubio Castro, obispo de Segovia, acaba de sugerir a los católicos no practicantes que no se casen por la Iglesia, sobre todo si lo hacen sólo por el valor estético de la ceremonia. Ojalá la reflexión de don Ángel sirva para abrir un debate que, antes o después, creo inevitable.
Aunque no hay estadísticas al respecto, sospecho que la descristianización de España ha llegado a tal extremo que a día de hoy resulta cada vez más difícil encontrar una pareja de novios, por lo general jóvenes, en la que al menos uno de los dos sea católico practicante. Y aunque puede darse la circunstancia de que todavía haya muchos no practicantes que tengan cierta “sensibilidad” a las cosas de la fe, cada vez serán más aquellos que no sólo no son practicantes sino que, literalmente, pasan absolutamente de la fe cristiana. Lo cual, en mi opinión -aunque eso daría para otro post-, implica que un número muy importante de los matrimonios que se celebran hoy en día son nulos, pues los contrayentes no saben bien lo que hacen y a lo que se comprometen.
Debemos partir de un hecho que no admite discusión: todo bautizado católico tiene derecho a recibir el sacramento del matrimonio. La ley canónica pide que los novios reciban el sacramento de la confirmación antes de casarse, pero el no hacerlo no es impedimento para que se celebre la boda. Ni siquiera el no cumplimiento de la exigencia de muchas diócesis de que se asista a los cursillos pre-matrimoniales puede impedir la celebración del sacramento si los contrayentes se empeñan. Prevalece su derecho. No es que a mí esto me parezca bien o mal. Es que es así, según me han explicado aquellos que saben del tema.
Una vez establecido que la Iglesia no puede oponerse a casar a los bautizados que no practican su fe, pasamos al ámbito de las recomendaciones, que es en el que ha entrado el obispo de Segovia. Pero como se comprenderá, al que busca casarse por la Iglesia por razones estéticas o por no darle un disgusto a la abuela Facundia y a la tía Arsenia, lo que diga un obispo se la trae al fresco.
Es por ello que creo que el debate debe de plantearse no tanto sobre el sacramento del matrimonio sino sobre los sacramentos de iniciación: bautismo, comunión y confirmación. Aunque ya de por sí cada vez se bautizan menos niños, creo que va siendo hora de que la iglesia española aborde seriamente la cuestión de si tiene sentido bautizar a los hijos de los católicos no practicantes. Dice la ley canónica que para poder administrase el bautismo a un bebé, es necesario “que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esa esperanza debe diferirse el bautismo, según las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus padres". ¿Qué sentido tiene, pues, seguir bautizando a los hijos de aquellos que no pasan por la Iglesia salvo precisamente para cumplir una costumbre social en bautismos, bodas, primeras comuniones y funerales?
El bautismo es algo demasiado serio como para administrarlo a quien no tiene fe, en caso de ser adulto eso es sencillamente imposible, o a quien se sabe que no va a ser educado en la fe. Es preferible esperar a que el niño crezca y, llegado el momento y la edad adecuada, sea él mismo quien se convierta en catecúmeno que pide el bautismo.
Lo mismo ocurre con el sacramento de la Eucaristía. ¿Para qué dar la primera comunión a quienes sabemos que va a ser posiblemente también la última? ¿qué sentido tiene hacer tal cosa? Y no digamos nada sobre la confirmación. Yo no he visto cosa más absurda que confirmar a jóvenes que no cumplen ni cumplirán el precepto dominical. Porque en esos casos ni siquiera hay una presión social que “justifique” la pantomima.
Yo creo que es necesario que la Iglesia haga un replanteamiento total de todas estas cuestiones, para adaptarse a la realidad que nos toca vivir. El cristianismo es algo muy serio como para andar repartiendo sus perlas entre quienes nos las aprecian. La Iglesia no es una cadena de montaje donde se fabrican sacramentos para ser repartidos indiscriminadamente. Cuanto antes adecuemos la concesión de los sacramentos de iniciación a la realidad social, mejor.
Luis Fernando Pérez Bustamante
43 comentarios
Shalom.
Abrazos
Todavía me acuerdo del "Discurso dado en el Congreso de la Unión Católica Italiana de Médicos Obstetras, con la colaboración de la Federación Nacional de Colegios de Comadronas Católicas, el Lunes 29 de octubre de 1951" por su Santidad el siervo de Dios Pío XII (1876-1958).
Como documento publicado en las Acta Apostolicae Sedis (AAS) 43, 1951, p. 854 (pp. 835 ss), creo que tiene algún valor magisterial.
http://www.vatican.va/holy_father/pius_xii/speeches/1951/documents/hf_p-xii_spe_19511029_ostetriche_sp.html
Un saludo.
El derecho al matrimonio que mencionas no tiene carácter absoluto,sino que está contrapesado por impedimentos por ejemplo:
Impedimento de pública honestidad canon 1093
Tienen parentesco de pública honestidad una persona y los consanguíneos de la mujer o del hombre con el que se ha convivido en un matrimonio que resultó inválido, o del concubinato notorio y público. Hace nulo el matrimonio en primer grado de línea recta.
Lo del concubinato es público o casi público en muchísimos casos, ya que la costumbre de "vivir juntos antes de casarse" ha llegado a nuestras jóvenes parejas ¿católicas?; para eso se publican las "Amonestaciones" (Avisos) a fin de recabar, si hubiere alegaciones e impedimentos.
Todo el mundo calla, la ceremonia se realiza, el cura mira para oro lado, algunos comulgan en pecado mortal y ...ya está...al banquete.
Respecto a los Sacramentos de Iniciación comparto todo lo que dices, además de haberlo practicado con mis tres hijos que se bautizaron, por inmersión, y comulgaron,a la edad de trece años los dos primeros, doce el pequeño, en todos los casos a petición propia y, tras un año de catequesis.
En el caso del Bautismo no puedeo estar de acuerdo (en el resto sí). El Bautismo regenera y elimina el pecado original (perdón si no soy muy preciso teológicamente), negárselo a un recién nacido por mucho que sus padres pasen de la Fe, es negarle la Gracia, aunque luego la abandone él mismo.
De hecho, tengo un dilema moral a seis meses vista: Una amiga mía, atea, va a tener un niño y, en coherencia, no piensa bautizarlo. ¿Debería yo administrarle el bautismo de urgencia que puede dar un laico o debería pasar del tema? No sé, no lo tengo claro, aunque el cuerpo me pide bautizarlo en un momento.
Un saludo a todos y perdón por plantear ese dilema.
Luisillo, yo no sé si se es consciente del peligro que supone pisotear la gracia sacramental. Yo creo, como no puede ser de otra forma, en el "ex opera operato", pero de poco vale cuando el alma es de cemento armado en vez de ser tierra abonada que se empapa de agua para dar fruto.
Noby, ciertamente hay impedimentos canónicos como ese que mencionas, pero precisamente no existe ninguno que indique que la falta de práctica de la fe inhabilita al bautizado para casarse.
Miguel, en caso de peligro de muerte sin duda debe de administrarse el bautismo. Pero el código de derecho canónico es claro al afirmar que si el crío no va a ser educado en la fe, el bautismo no debe de concederse.
Anido, si el crío corre peligro de muerte, bautízale sin pensarlo un momento. A mí me bautizaron a las dos horas de nacer porque estuve a punto de morir (de hecho, me dieron por muerto). Pero si la criatura está bien de salud, se ha de respetar la decisión de los padres que no quieren bautizar a sus hijos. Y en todo caso, confíale a la misericordia de Dios.
Dorian, en mi opinión basta con que haya algún familiar de quien se tiene certeza de que inculcará los rudimentos de la fe en el niño para que se acceda a bautizarlo.
No niegas nada,porque nada ha sido pedido,¡creemos en la fe como don gratuito de Dios, aceptada libre y voluntariamente, o creemos en una fe heredada pero no aceptada personalmente?
La Iglesia ya prevé el bautismo de deseo para aquellos que quieren bautizarse y no pueden por los impedimentos que sean.
También prevé el bautismo de sangre para aquellos que mueren a causa de la persecución (hoy quizá en la India o irak o...) por la fe de los padres u otros.
Como bien dices en caso de urgencia máxima,p.e. un sanitario que ve al recién nacido a punto de morir puede ser ministro extraordinario del bautismo.
Como dato histórico el bautismo de recién nacidos se promueve con S.Pio X, siglo XIX,¿acaso entes de esa fecha se actuaba impropiamente?;de verdad que no.
"si el crío no va a ser educado en la fe, el bautismo no debe de concederse"
Por favor, indícame el canon. Como el Pecado Original afecta a todos los hombres, la muerte es una certeza, y la muerte repentina e inesperada es una posibilidad cierta, creía que su lavado es un deber de caridad para con todos ellos, incluidos los no creyentes.
Anido:
Yo lo bautizaría en secreto. Seguro que no le hará daño ni al niño ni a la madre.
Así, si muere siendo una criatura, ya no hará falta "confiar" en la Misericorida Divina porque tendremos la total y plena seguridad de su bienaventuranza.
Saludos.
No veo claro privar al niño del valor salvífico del bautismo, de la incorporación al pueblo de Dios y de la gracia que eso supone sustrayéndole al poder del maligno. Todo esto no como fetichismo. Es verdad que esa gracia recibida hay que cuidarla, pero con frecuencia encontramos que son abuelos o tíos quienes ejercen esa tarea, aunque sólo sea por tradición. Creo que en el caso de padres no practicantes debería ponerse el acento en los padrinos, esa es su misión y aquí sí con frecuencia se eligen en función de compromisos familiares más que atendiendo a la formación y a la práctica. Soy consciente de las exigencias doctrinales, de los abusos que se cometen, de la inconsiencia, la falta de aprecio por los sacramentos o el desprecio manifiesto, pero no veo claro, insisto, que se deba privar a los inocentes de la gracia por las culpas de los padres.
El verdadero problema es que muy pocas personas profundizan en la fé una vez pasada la comunión. Esto es muy frustrante, porque te quedas con conceptos del nivel de un niño de 7 años y ahí queda todo. Mientras tanto creces en todos los demás aspectos formativos, llegando a la universidad (los que llegan). Y mientras tanto no se sabe nada más que conceptos que suenan de cuando se es pequeño, no se va a misa porque tus padres no te llevan, y te haces una religión a tu medida.
Como de todo puede extraerse un bien, yo diría que se aprovechase la comunión para dar a conocer a Jesús a una edad un poco más adulta, como puede ser la que se da ahora en la confirmación.
Sin embargo seguiría bautizando y por supuesto ampliaría la catequesis de comunión más años.
De la misma manera pasaría a dar la confirmación cuando hubiera una completa convicción de que se hace un acto de reafirmación de la fe con objeto de darla a conocer.
Ese sería mi caso. Decidí confirmarme, después de saber que no lo estaba. Pero con la convicción de que lo que hacía era un acto sacramental de vital importancia.
Sin embargo aprovecharía en ambos casos la adolescencia y la juventud. Edades en las que se está formando el carácter, pero se es lo suficientemente consiciente del acto que se lleva a cabo.
Dejarlo para la vida adulta me parece un error. Hay que dar a conocer a Dios cuanto antes, pero con uso de razón.
1 que den su consentimiento los padres, o al menos uno de los dos, o quienes legítimamente hacen sus veces;
2 que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esa esperanza debe diferirse el bautismo, según las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus padres.
"...del valor salvífico del bautismo, de la incorporación al pueblo de Dios y de la gracia que eso supone sustrayéndole al poder del maligno..."
Cuando puedas le preguntas a un niño de unos 9-10 años, que esté en catequesis de primera comunión p.e. , le dices la frase y que te la explique;¿no te das cuenta que la fé es respuesta a una llamada de Dios y eso implica libre aceptación?,sin descartar que pueda ser temprana:hay niños santos,¡claro que sí!
Rosario
Muchas felicidades, si es tu nombre,y si no también, que hoy es día de N.Sra.la V. del Rosario
Lo del bautismo, mmmm....., me uno a quienes prefiern no poner traba alguna.
El asunto parece claro.
Sin embargo, creo recordar unas declaraciones del Santo Padre diciendo que, aunque antes era más estricto en lo que a la distribución de los Sacramentos se refiere, ahora lo era menos porque confiaba más en la Gracia que opera a través de ellos.
Siento no ser capaz de indicar cuándo o dónde dijo eso. En cualquier caso, es un simple comentario que sólo quiere añadir, si cabe, un matiz a la discusión. No es una argumentación contra las tesis de LF que me parecen simplemente inapelables.
Saludos.
1. Creo que la Iglesia respeta ese derecho natural de los novios para casarse. Basta con tener en cuenta los impedimentos de los que habla el CIC desde los cc. 1083 en adelante. Al ser un derecho natural no puede impedirse la primera vez. Si a la persona la declaran "incapaz" después de la boda, mediante un juicio eclesiástico en la sentencia le impondrán la prohibición de contraer nuevas nupcias hasta que supere el problema. Si el problema es perpetuo nunca más podrá casarse (cfr. CIC c. 1684 y Dignitas Connubii art. 251).
2. Ser católico no practicante, podría incidir en todo caso en la así llamada "exclusión de la sacramentalidad" o en una "simulación del consentimiento".
3. Todos los demás elementos tocan la licitud, pero no la validez. Esto quiere decir que si una pareja está en pecado mortal, no fueron a las catequesis de preparación, no son confirmados, etc. El c. 1096 establece el mímino: "que no ignoren que es una comunidad permanente entre el hombre y la mujer, ordenada a la procreación de la prole mediante una cierta cooperación sexual". Además recordar las propiedades esenciales (c. 1056): unidad e indisolubilidad.
Mi expriencia. Yo, como ya sabéis muchos, vivo mi Fe dentro del CN que en la parroquia que me pertenece por zona no está presente. Así que me desplazo a otra parroquia por lo que en mi parroquia "zonal" no me conocen.
La semana pasada fui a preguntar al párroco por el bautismo de mi hijo. En principio a comentarle que siendo mi mujer extranjera y viniendo familia de fuera de España si podíamos bautizarle en otro día que no fuera el oficial de bautismos en la parroquia, ya que no coinciden las fechas.
No me dió tiempo ni a exponerle lo que quería. Me atendieron 30 segundos de reloj y nos despacharon a cajas destempladas sin preguntarnos siquiera si eramos católicos o si teníamos hecha la formación para bautismos...
Digo yo... una pareja joven, que no conoces y aparece por tu parroquia. Tan difícil es intentar conocerles mejor y tratar de catequizarles un poquito?
Un abrazo
Nos preocupamos mucho de que el Estado nos quiera erradicar del ámbito público, y yo me pregunto si en ésta y otras cosas no debería ser al revés: seríamos nosotros los que deberíamos "autoerradicarnos".
Ah, y además si se hiciese esto algunos a lo mejor nos casábamos sólo por la Iglesia.
- ¿Cómo es posible que se administre un Sagramento a gentes que no creen o gentes que no hacen de su supuesta fe práctica viva?
- ¿Cómo es posible que haya sacerdotes que Bauticen a un bebé cuando sus padres o padrinos no creen o no practican? ¿Se dan cuenta esos sacerdotes que en tales casos el juramento que hacen los padres o padrinos de educar al bebé (niño y jóven) en la fe es falso, que no le van a educar en la Iglesia Católica?
- Y qué decir de la Confirmación ¿Se dan cuenta esos sacerdotes que confirman a jóvenes que no creen o que no están dispuestos a vivir su fe que están haciendo un juramento en falso ante Dios?
- ¿Se dan cuenta esos sacerdotes que están propiciando todo esto, que es mancillar los Sagramentos?
- Y que decir del Sagramento de la Reconciliación, pues tres cuartos de lo mismo.
- Y qué decir del Matrimonio pues tres cuartas partes de lo mismo.
- ¿Cómo es posible que un sacerdote case a una pareja que no tiene fe, o que no practica, o que dice creer en Jesucristo pero no cree en la Iglesia ni en "los curas" (frase hoy tan de moda)?
- ¿Por qué los obispos no intervienen de forma clara hacia el sacerdote que administra o es testimonio ( caso del matrimonio) de Sagramentos en estas condiciones?
Comentario: es que incluso algunas jerarquías eclesiásticas permiten esta situación e incluso participan activamente. ¿Acaso no casaron al Príncipe y "la Letizia" cuando ni uno ni otro practican y ni son creyentes?
- Qué no, que no y que no puede ser. Recibir Sagramentos no es un derecho. Los Sagramentos Dios los ha puesto a nuestra disposición para recibirlos en las condiciones apropiadas según establece la Doctrina y el Magisterio. Yo todo esto lo aprendí en el Catecismo. Pero parece ser que a muchos, incluidos algunos sacerdotes y obispos, se les ha olvidado el Catecismo. Incluso hay quienes creen que eso del Catecismo es retrógrado, ultraconservador y radical, y por supuesto fascista, antiprogresista etc.
- Tengo gran esperanza en que nuestro buen Papa vaya poniendo orden en todo esto y en muchas otras cosas en la Iglesia, y que los obispos hagan lo mismo en sus diócesis. Algunos pasos ya los estamos viendo en el Papa (sobre la Santa Misa por ejemplo) y también en algunos obispos como el de Segovia. Estoy convencido que el miedo -a ser tildados de retrógrados y radicales y ultraconservadores- en muchos sacerdotes y obispos irá desapareciendo conforme estos ejemplos de vida encabezados por el propio Jesucristo (Camino, Verdad y Vida) vayan propagándose y extendiéndose. Estoy convencido que al final las cosas se reconducirán, costará todavía mucho porque grande es el humo de satanás en la Iglesia pero más grande, infinitamente grande es Jesucristo y junto a el está el Papa alentado por el Espíritu Santo, y las puertas del Mal no prevalecerán sobre la Iglesia.
Foix: la última moda (espantosa desde mi punto de vista pero adecuadisima al tipo de gente que se casa por la Iglesia sin haberla pisado en los veintitantos años anteriores) son los salones-restaurantes "temáticos": bodorrio en ambiente egipcio, o romano, o rociero, o pirata, o...
Asimismo me parece rídiculo bautizar a un niño que no va a practicar. Me parece que va siendo hora de volver a la práctica de bautizarse de adulto tras largos e intensos años de catequesis.
Luis lopez,
Tienes razón. Por otra parte el limbo no existe, dado lo rídiculo que es el asunto.
Me han gustado las intervenciones de Rosario y de Carmen. Creo que, más que negarse a administrar los sacramentos a quien se acerca a pedirlos (por la causa que sea), habría que aprovechar la ocasión para catequizarlos. Me ha hecho gracia que Carmen diga que ella ampliaría la catequesis de comunión más años: en Alemania la catequesis para recibir la Primera Comunión son nueve tardes (como lo oís, nueve sesiones de una hora), donde te enseñan básicamente a que el niño no haga el ridículo en la probablemente única misa a la que va a asistir en su vida.
Pero, como digo, estoy de acuerdo: ¿quieres casarte por la Iglesia? Pues dos años de catequesis (por supuesto, como Dios manda), y pasando lista. Lo mismo para comuniones, bautizos (es decir, catequesis para los padres), etc.
Aunque ahora buena parte de los teólogos se inclinen por otra "solución", el limbo sigue siendo lo que siempre ha sido. Una hipótesis teológica no incompatible con la fe cristiana. El magisterio no se ha pronunciado sobre la cuestión.
Quizá la solución la ha dado Monseñor Sebastián en su blog, diciendo:
"Por eso mismo, queremos que sea una catequesis continuada. Es decir, no una catequesis esporádica, que se hace un poco precipitada e interesadamente para ponerse en condiciones de recibir a plazo fijo un determinado sacramento ("catequesis de comunión", “catequesis de confirmación"), sino un proceso continuado que conduce al catecúmeno o bien a prepararse interiormente para recibir el bautismo e ingresar en la Iglesia por la puerta de la fe y de la conversión a Jesucristo, o, en el caso de los ya bautizados, les lleva a descubrir la realidad de su propio bautismo y de su condición de cristianos, miembros de la Iglesia y de Cristo, hijos de Dios y templos del Espíritu Santo. En definitiva, el catecumenado es, para todos los bautizados, antes o después del bautismo, el camino indispensable hacia la verdadera existencia cristiana."
Si esto se pone en marcha en todas las parroquias, empezando por los católicos "comprometidos" (que a lo peor son los primeros en poner pies en polvorosa, cuando se hizo algo así en la mía, los parroquianos más antiguos se fueron a otra) no hará falta hacernos torniquetes mentales. Los que quieran recibir, y que sus hijos reciban, los sacramentos forzosamente habrán recibido la catequización necesaria como para transmitir a su vez esa fe. Y los que no acepten la catequización continua ni se acercarán, no sea que les líen.
Respecto al limbo pienso (a mi me ha tocado de cerca) en la cantidad de niños que mueren en el seno de la madre (en mi caso por causas naturales) y como esto es algo que Dios permite y si lo permite (los teólogos hablan del bautismo de por deseo) es lógico pensar que Dios que ha hecho lo mas, crear un alma e infundirla en el cuerpo, no va ha dejar de hacer lo menos, esto es, salvarla y hacerla gozar de la visión beatifica y de la resurrección. Cierto es que hay cuestiones que resolver como son el tema del merito y de la importancia del bautismo para la salvación. Pero aunque el bautismo sea necesario de ordinario para la salvación Dios no cierra caminos extraordinarios para llevar a la plenitud a estos seres que ha creado y que seria injusto que sin culpa de ellos se frustrase su destino (el destino de todo ser inteligente ángel o humano es, como decía S Ignacio, conocer, amar y servir a Dios para ser felices).
Una comisión teológica nombrada por Benedicto XVI concluyo que el limbo no existía, la noticia es de hace algunos meses y no he encontrado nada nuevo ¿alguien puede aportar mas datos?:
El Vaticano concluyó, después de meses de análisis, debate y reflexión, que “el limbo no existe” y que las almas de los niños que mueren sin el sacramento del bautismo se van directamente al paraíso, informó este viernes 20 de Abril, la Comisión Teológica que analizó el caso.
El País (siento usarlo como fuente pero así a bote pronto es lo primero que he encontrado en Internet) ofrecía así la noticia:
Las puertas del limbo se cerraron ayer de forma definitiva. En adelante, los niños que mueran sin bautizar quedarán en manos de "la misericordia de Dios" e irán quizá al paraíso. La clausura del limbo comenzó con el catecismo publicado en 1992 por Juan Pablo II, un texto en el que no se citaba el misterioso lugar de frontera donde los niños "no gozan de Dios pero tampoco sufren", en palabras del catecismo de san Pío X.
Las puertas del limbo se cerraron ayer de forma definitiva. En adelante, los niños que mueran sin bautizar quedarán en manos de "la misericordia de Dios" e irán quizá al paraíso. La clausura del limbo comenzó con el catecismo publicado en 1992 por Juan Pablo II, un texto en el que no se citaba el misterioso lugar de frontera donde los niños "no gozan de Dios pero tampoco sufren", en palabras del catecismo de san Pío X. Y ayer se hizo oficial, con la presentación de conclusiones de una Comisión Teológica Internacional reunida en el Vaticano durante las pasadas semanas.
Benedicto XVI ya había dicho en 1984, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que el limbo era solamente "una hipótesis teológica" utilizada para resolver un dilema que siempre había inquietado a la Iglesia católica: ¿qué pasaba con los niños sin bautizar y con los millones de personas que, nacidas antes de Jesús, habían muerto cuando aún no había sido instituido el bautismo?
El limbo no era una verdad de fe. La "hipótesis teológica" se había introducido en la tradición y había adquirido solidez hasta llegar a las páginas del catecismo, pero su existencia no era "oficial". Para dejarlo de lado no hizo falta, por tanto, ninguna acción papal más allá de la recepción, en una ceremonia litúrgica, de las conclusiones de una comisión de teólogos. Fue un final discreto con una amplia zona oscura, porque la comisión teológica tomó decisiones sobre los neonatos no bautizados, pero no sobre la humanidad anterior a Jesús. El destino de esas personas quedó en manos de futuras comisiones y, eventualmente, de Dios....
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PD. Efectivamente es claro que sin el consentimiento de los padres o tutores no se puede bautizar un niño salvo peligro inminente de muerte. es la doctrina tradicional de la Iglesia
Hay mucha gente que cree en Dios y no frecuenta los sacramentos porque su formación no da para más, aunque manifiestan su religiosidad de la manera que saben (promesas, procesiones...); me parecería una injusticia privarlos de tener una unión conyugal bendecida por Dios.
Respecto al limbo pienso (a mi me ha tocado de cerca) en la cantidad de niños que mueren en el seno de la madre (en mi caso por causas naturales) y como esto es algo que Dios permite y si lo permite (los teólogos hablan del bautismo de por deseo) es lógico pensar que Dios que ha hecho lo mas, crear un alma e infundirla en el cuerpo, no va ha dejar de hacer lo menos, esto es, salvarla y hacerla gozar de la visión beatifica y de la resurrección. Cierto es que hay cuestiones que resolver como son el tema del merito y de la importancia del bautismo para la salvación. Pero aunque el bautismo sea necesario de ordinario para la salvación Dios no cierra caminos extraordinarios para llevar a la plenitud a estos seres que ha creado y que seria injusto que sin culpa de ellos se frustrase su destino (el destino de todo ser inteligente ángel o humano es, como decía S Ignacio, conocer, amar y servir a Dios para ser felices).
Una comisión teológica nombrada por Benedicto XVI concluyo que el limbo no existía, la noticia es de hace algunos meses y no he encontrado nada nuevo ¿alguien puede aportar mas datos?:
El Vaticano concluyó, después de meses de análisis, debate y reflexión, que “el limbo no existe” y que las almas de los niños que mueren sin el sacramento del bautismo se van directamente al paraíso, informó este viernes 20 de Abril, la Comisión Teológica que analizó el caso.
El País (siento usarlo como fuente pero así a bote pronto es lo primero que he encontrado en Internet) ofrecía así la noticia:
Las puertas del limbo se cerraron ayer de forma definitiva. En adelante, los niños que mueran sin bautizar quedarán en manos de "la misericordia de Dios" e irán quizá al paraíso. La clausura del limbo comenzó con el catecismo publicado en 1992 por Juan Pablo II, un texto en el que no se citaba el misterioso lugar de frontera donde los niños "no gozan de Dios pero tampoco sufren", en palabras del catecismo de san Pío X.
Las puertas del limbo se cerraron ayer de forma definitiva. En adelante, los niños que mueran sin bautizar quedarán en manos de "la misericordia de Dios" e irán quizá al paraíso. La clausura del limbo comenzó con el catecismo publicado en 1992 por Juan Pablo II, un texto en el que no se citaba el misterioso lugar de frontera donde los niños "no gozan de Dios pero tampoco sufren", en palabras del catecismo de san Pío X. Y ayer se hizo oficial, con la presentación de conclusiones de una Comisión Teológica Internacional reunida en el Vaticano durante las pasadas semanas.
Benedicto XVI ya había dicho en 1984, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que el limbo era solamente "una hipótesis teológica" utilizada para resolver un dilema que siempre había inquietado a la Iglesia católica: ¿qué pasaba con los niños sin bautizar y con los millones de personas que, nacidas antes de Jesús, habían muerto cuando aún no había sido instituido el bautismo?
El limbo no era una verdad de fe. La "hipótesis teológica" se había introducido en la tradición y había adquirido solidez hasta llegar a las páginas del catecismo, pero su existencia no era "oficial". Para dejarlo de lado no hizo falta, por tanto, ninguna acción papal más allá de la recepción, en una ceremonia litúrgica, de las conclusiones de una comisión de teólogos. Fue un final discreto con una amplia zona oscura, porque la comisión teológica tomó decisiones sobre los neonatos no bautizados, pero no sobre la humanidad anterior a Jesús. El destino de esas personas quedó en manos de futuras comisiones y, eventualmente, de Dios....
Pienso que el Obispo de Segovia lo que está pidiendo es lo que el Papa tantas veces ha repetido con claridad: los católicos deben ser consecuentes con su fe. En realidad el matrimonio es algo muy sencillo de comprender: uno con una, para siempre. De hecho contraer matrimonio pensando que “no es para siempre”, puede ser causa de nulidad.
No todo bautizado tiene derecho al sacramento del matrimonio, sino los bautizados “en estado de gracia” y mientras no haya algún impedimento. Un desprecio hacia el sacramento del matrimonio debiera ser impedimento para casarse. Hay que ser coherentes. Precisamente éste Sínodo de los que habla es de “vivir la Palabra de Dios”.
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