El Amado y la doncella

El Amado y la doncella

Te amo preciosa niña. Tus cabellos son de platino como la mirada de mis ojos. Tus labios son rosas sin espinas, dulces y abiertos para recibir mis besos de amor. Amor puro y prístino nace de mi corazón y va a tu encuentro. Ven a mí, pequeña. No te tardes. Escucha la música de mi voz al llamarte y acude a mi presencia.

Querida mía, amor mío y reflejo de mi esencia. Deja que te vista de lino blanco. Permíteme curar tus heridas y no temas el dolor que te causen mis manos. Te amo tanto que necesito limpiar toda mancha que el pasado haya dejado en tu bendito rostro. Serás como siempre pensé. Dulce, cariñosa, con amor por el mundo, llevando mi santidad por doquiera que vayas.

Mi chiquilla alegre, levanta tu faz y contempla el amor que te tengo. No bajes tus ojillos por vergüenza. Para este momento yo te escogí.

Oh, mi doncella, mira la gloria de nuestro palacio. Sus torres son de oro. Sus habitaciones de plata fina. La cámara nupcial está llena con los aromas del Espíritu Divino. Mi Padre espera a la puerta. ¿No le ves rodeado de su glorioso ejército? Nos invita a pasar. Trompetas de júbilo romperán el aire con gozo inefable. Arpas tañeran melodías nunca antes escuchadas en mi Universo. Todo para ti, mi niña, mi pequeña, mi doncella.

¿Ves es árbol, esposa mía? Come de su fruto. Fue plantado por nuestro Padre hace ya mucho tiempo, cuando tú todavía no habías nacido. Ahora es tuyo. Ven, siéntate conmigo bajo el cobijo de su sombra. De sus hojas cae el maná divino que nutre tu cuerpo y te rejuvenece todos los días. Cantemos odas de amor mientras comemos el fruto de la vida eterna. Tu mano junto a la mía. Nada ni nadie nos separará. Nadie, Bendita de mi Padre.

Juglar del Señor

1 comentario

  
Ivan Trebolle
Me parece una bonita forma de concibir la espiritualidad, me viene a la mente las palabras de San Juan de la Cruz en unos de sus poemas llamado "la noche oscura"
En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada
¡Oh dichosa ventura!
sali sin ser notada
estando ya en mi casa socegada:

(...)En mi pecho florido
que entero para él solo guardaba,
y yo le regalaba;
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcia,
en mi cuello heria,
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme
el rostro recliné sobre mi amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

En donde habla una fusion con Dios y en ese instante uno deja de existir, y en lugar vive Dios, como la amada se fusiona con el amado. La amada pierde su contacto con el mundo historico y hay una especie de extasis...que hace perc...
08/02/07 12:15 AM

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