InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

17.07.13

El jesuita que deja el sacerdocio y la parroquia a la que atendió

Bert Thelen ya no es jesuita. Y tampoco quiere ser sacerdote. En una carta publicada en diversos medios de comunicación estadounidenses (se lee íntegra en el NCR), ha anunciado tanto su intención de abandonar su orden y el sacerdocio como las razones de dicha decisión.

Leyendo sus argumentos, lo que cabe preguntar es por qué ha tardado tanto en dar ese paso. Su idea de lo que debe ser la Iglesia es cualquier cosa menos católica. Lo de menos es que le parezca mal que no se ordenen las mujeres o que el catolicismo no acepte el matrimonio entre homosexuales. Su heterodoxia en esos asuntos es fruto de herejías mayores de carácter eclesiológico y cristológico. Por ejemplo, habla del Cristo cósmico en términos muy similares a como lo hacen los gurús de la Nueva Era. Una cosa es proponer un sano ecologismo y otra lanzarse por esa vereda pesudo-esotérica.

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11.07.13

James Alison, la homosexualidad, el pueblo y la jerarquía

El director de Religión Digital ha entrevistado a James Alison, sacerdote vago (*), ex-dominico, al que presentan como “el sacerdote católico que trata de buscar desde la teología salidas a todo tipo de amor, incluido el amor gay“. Habrá que estar atentos al día en que busque una salida teológica a la poligamia -aunque ya la encontró Lutero para Felipe Hesse-, pero de momento está centrado en el tema de las relaciones homosexuales.

Dado que la entrevista es larga, me fijo solo en un par de preguntas y sus respuestas:

- La Iglesia protestante alemana acaba de firmar un documento en el que reconoce que existen formas diferentes de familia. ¿Crees que es un ejemplo de que comienza a haber ciertos cambios en ese sentido?

-Sí, la Iglesia protestante ha reconocido la homosexualidad de manera explícita, y en la Iglesia católica también ha habido cambios ya. La cuestión gay no creo que sea algo sumamente difícil de aceptar por los fieles católicos, sino por el estamento clerical católico. Por lo que se ha visto en sondeos realizados a nivel mundial, en los países de mayoría católica el porcentaje de población católica que percibe con buenos ojos la normalidad de sus amigos o parientes gays es hasta mayor que el promedio de la sociedad.

Conviene recordar que la iglesia luterana “oficial” está infectada de liberalismo teológico. No representa, ni de lejos, al protestante evangélico medio que hay en el mundo. El protestantismo liberal va camino de la desaparición “biológica”, aunque es probable que sobreviva todavía un par de generaciones. El único protestantismo que crece es el evangélico conservador.

La cuestión importante es lo que piensa esa población católica de la que habla Alison. No está claro si se refiere a los bautizados y practicantes o a los bautizados que han dejado a un lado la fe o la misma sirve solo para dar un cierto barniz a su indentidad como persona y ciudadano. O sea, lo que se conoce como catolicismo “social", que tiene de catolicismo genuino más bien poco.

El caso es que Alison separa a la población católica del estamento clerical. En la siguiente pregunta-respuesta ahonda en su tesis:

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10.07.13

El cardenal O'Malley ha tomado una decisión muy primaveral

El cardenal y arzobispo de Boston, Sean O’Malley, ha decidido que las parroquias de su archidiócesis no están para que los agentes de secularización interna de la Iglesia hagan propaganda de sus heterodoxias. Enterado de que el líder de la «Pfarrer-Initiative» tenía pensado pasar por Boston, ha dado una orden clara: “El padre Helmut Schüller defiende posiciones contrarias a las enseñanzas de la Iglesia católica y, por lo tanto, no puede hablar en ninguna parroquia de la diócesis“.

Como cabía esperar, toda la morralla progre-eclesial de los EE.UU ha puesto el grito en el cielo. Dicen que el cardenal debería “animar a que se debatiera fondo en todos los sitios y comunidades el futuro de nuestra misión eclesial“. Y añaden que “este intento de vetar el debate ocasiona un enorme daño al cuerpo de Cristo, el Pueblo de Dios, que, gracias al bautismo, se encuentra habilitado para participar en la edificación de la Iglesia“.

En realidad lo que plantean es que la Iglesia debe dejar paso en su seno a la libertad de opinión. Y ciertamente es necesaria. Incluso antes del Concilio Vaticano II, el papa Pío XII dijo esto (negritas mías):

Nos querríamos todavía añadir una palabra referente a la opinión pública en el seno mismo de la Iglesia (naturalmente, en las materias dejadas a la libre discusión). Se extrañarán de esto solamente quienes no conocen a la Iglesia o quienes la conocen mal. Porque la Iglesia, después de todo, es un cuerpo vivo y le faltaría algo a su vida si la opinión pública le faltase; falta cuya censura recaería sobre los pastores y sobre los fieles.

La cuestión no es si hay o no hay opinión pública dentro de la Iglesia. La cuestión es que hay materias que no pueden ser objeto de discusión porque pertenecen al depósito de la fe. Y el que no entiende eso, tiene un problema. El libre examen no forma parte de la fe católica. Es protestantismo puro y duro. La Iglesia Católica no es como la comunión anglicana o el luteranismo liberal, que cambian de doctrina según sopla el viento.

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18.06.13

Cuando se enseña que la Cruz fue un accidente laboral

Una de las cosas buenas que tienen las redes sociales es que te suelen enviar cosas de las que no habría manera de que te enteraras por ti mismo, por la sencilla razón de que no las buscas. Días atrás, uno de mis seguidores en Twitter (@luisperezbus), tuvo a bien comentarme su estupor al leer uno de los libros de un sacerdote y profesor jubilado de teología de la archidiócesis de Madrid, del que prefiero no dar el nombre (*) porque a estas alturas de la película ya da igual quién sea. Su caso me sirve como ejemplo para mostrar hasta qué punto en la Iglesia se ha hecho una dejación absoluta de algo tan importante como defender la sana doctrina y alejar a los falsos maestros de la formación teológica de futuros sacerdotes y de seglares.

Cito de una de las obras de ese autor:

Nosotros, en cambio, valoramos la cruz como el momento en que manifestó hasta dónde llegaba su amor (Jn 15, 13: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos"), pero nos atrevemos a decir -y espero que no se nos malinterprete- que la cruz, en vez de ser algo deseado por el corazón de Dios, fue un “accidente laboral". Cuando el que trabaja no toma suficientes precauciones, puede sobrevenir el accidente; y Cristo se despreocupó de sí mismo por completo.

Pero eso no quiere decir que él buscara morir. Antes de su detención rezaba diciendo: “Padre, si quieres, aparta de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42).

Tampoco el Padre, a pesar de lo que puede parecer por el final de la petición anterior, quiso su muerte (¡ningún padre quiere que muera su hijo!). En la parábola de los viñadores homicidas (Mc 12, 1-8), que recapitula toda la historia de la salvación, se ve claramente la secreta esperanza de Dios: “Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste. el último, diciendo: A mi hijo le respetarán.”

Es verdad que el Padre del Cielo no evitó la ejecución de Jesús, pero eso no significa que la deseara.

¿Les parece poco? Pues miren:

El sufrimiento no es redentor

Si es exacta nuestra convicción de que la voluntad de Jesús no fue sufrir, sino amar, y la cruz le sobrevino como simple “accidente laboral", se impone una conclusión: La redención no pudo ser por el sufrimiento, sino por el amor; aunque fuera en el sufrimiento, y en este sentido podamos decir que “sus heridas nos curaron” (Is 53. 5).

Me abstengo de replicar teológicamente, punto por punto, semejantes afirmaciones. Cualquiera que entienda de doctrina católica sabe bien lo que Cristo respondió al príncipe de los apóstoles cuando le pidió que no se dejara matar en la cruz (negritas mías):

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17.06.13

La Iglesia que ellos sueñan

Dicen que quieren una Iglesia samaritana, dialogante, abierta, acogedora, democrática, sin apenas dogmas, que regrese a sus orígenes etc.

En realidad lo que quiere es:

1- Una Iglesia que rompa con 20 siglos de Tradición. Que reciba el aplauso del mundo y no de los santos y mártires en el cielo.

2- Una Iglesia que adapte sus enseñanzas a las ideas morales dominantes en la sociedad en cada momento. Es decir, que apruebe el matrimonio homosexual, que asuma que los fieles se pueden divorciar y volver a casar, que no sea muy estricta en su condena del aborto, que acepte sin rechistar cualquier ley que emane de un parlamento independientemente de que crea que supone un ataque al bien común, que aplauda la ideología de género, etc.

3- Una Iglesia donde los pastores sean animadores sociales y poco más.

4- Una Iglesia en la que los párrocos consensúen con los fieles los cambios litúrgicos que se crean oportunos.

5- Una Iglesia en la que bajo la excusa de atender a los pobres, se arremeta contra gran parte de su corpus doctrinal.

6- Una Iglesia en la que el Papa sea como ellos desean y, de no ser así, mejor no tener Papa.

7- Una Iglesia sin Credo para que quepan en ella todos los que simplemente dicen creer en Cristo, independientemente del concepto de Cristo que se tenga.

8- Una Iglesia en la que no tengan lugar los que quieran que siga siendo lo que siempre ha sido. Es decir, caben todos menos ellos, porque si siguen dentro, lo mismo logran que se dé marcha atrás.

9- Una Iglesia en la que las prácticas piadosas de la piedad popular sean aparcadas, menospreciadas y desechadas por ser residuo de una espiritualidad medieval y oscura.

10. Una Iglesia, en definitiva, de rosquillas de Entrevías, de Tamayos, Pagolas, Forcadesas, Masiás, Boffs, Küngs, etc.

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