InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

2.01.14

Sor Viqui Molins sigue siendo religiosa de la Compañía de Santa Teresa

Son las tres y media de la tarde, hora de España, del 2 de enero del 2014 y a estas horas Sor Viqui Molins sigue siendo religiosa de la Compañía de Santa Teresa.

Estamos ante una mujer capaz de decir lo que pueden leer ustedes en este enlace. Supongo que no es necesario que les explique lo que me parecen las palabras de esta señora.

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El P. Juan Masiá sigue siendo sacerdote y jesuita

Son las 4 menos cinco de la mañana, hora de España, del 2 de enero del 2014 y a estas horas el P. Juan Masiá Clavel sigue siendo sacerdote católico y miembro de la Compañía de Jesús.

Estamos ante un hombre capaz de escribir lo que pueden leer ustedes en este enlace. Supongo que no es necesario que les explique lo que me parecen las palabras de este señor.

Tanto la Compañía de Jesús como diversos dicasterios de Roma saben perfectamente a qué se dedica el P. Juan Masiá, sj. Desde hace años. Y así seguimos.

Solo voy a decir una frase. Bien corta: ¡¡¡ Estoy harto !!!

Luis Fernando Pérez Bustamante

26.12.13

Mons. Müller ejerce de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

El primer fin de la Congregación es promover la fe para la salvación del hombre, pero el segundo es defenderla“. Puede que muchos sepan que eso, y no otra cosa, es el papel que tiene la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero nunca está de más que su Prefecto, Mons. Müller, lo recuerde. La fe se anuncia, sin duda, pero cuando es atacada desde dentro de la propia Iglesia, alguien tiene que cumplir con el servicio de impedir que los fieles sufran las consecuencias de dicho ataque. Habrá quien piense que el principal guardián de la fe es el dicasterio que preside el arzobispo alemán. Pues no:

El primer guardián de la fe es Pedro y su sucesor como Obispo de Roma. Y nosotros, en la Congregación, estamos en esto a su directo servicio.

Doctrina de la Fe sirve al Papa y, a través de él, a toda la Iglesia. En un momento en que determinados sectores dan por hecho que la fe católica se va a poner patas arriba, las palabras de Mons. Müller han llevado mucha paz a los fieles que temían que tal cosa fuera posible.

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23.12.13

Ánimo, hermanos "separados": tenéis la puerta abierta en El Salvador

Hace cuarto de siglo, el número de salvadoreños católicos rondaba el 90%. Hoy apenas supera la mitad. ¿A dónde han ido todos esos católicos? Pues en su inmensa mayoría a las comunidades eclesiales evangélicas. Supongo que también bastantes a sectas tipo Testigos de Jehová, adventistas, unitarios, etc.

Ante semejante panorama, ¿qué es lo que se le ocurre decir al arzobispo primado del país centroamericano? Pues esto:

“Más que estar preocupados por quién se va a una religión, estamos preocupados porque algunas personas no viven la fe. Quisiéramos que la mayoría de personas practicaran una fe cristiana. Nosotros les auguramos éxito a las demás religiones, a las cuales respetamos mucho y esperamos que vivan su fe con autenticidad, pues al final es la práctica del bien la que Dios va a premiar, tal como lo indica San Mateo en el capítulo 25″

O sea, si el 90% de los católicos se hace evangélicos, mientras vivan su fe, no tiene mayor importancia, ¿verdad que sí? Al fin y al cabo les respetamos mucho y a Dios le importa más bien poco si uno es católico, evangélico o mormón del sexto sello budista, ya que en lo que se fija es en que se practique el bien.

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16.12.13

Pastoral en la verdad y la caridad

En el post del pasado jueves cité un magnífico texto de Benedicto XVI de su etapa como cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Aunque el mismo trataba sobre la cuestión de los divorciados vueltos a casar, hay no pocos párrafos que se podrían aplicar a la actividad pastoral de la Iglesia en cualquier ámbito. La parte final del documento es, en mi opinión, magistral:

Una serie de objeciones críticas contra la doctrina y la praxis de la Iglesia concierne a problemas de carácter pastoral. Se dice, por ejemplo, que el lenguaje de los documentos eclesiales sería demasiado legalista, que la dureza de la ley prevalecería sobre la comprensión hacia situaciones humanas dramáticas. El hombre de hoy no podría comprender ese lenguaje. Mientras Jesús habría atendido a las necesidades de todos los hombres, sobre todo de los marginados de la sociedad, la Iglesia, por el contrario, se mostraría más bien como juez, que excluye de los Sacramentos y de ciertas funciones públicas a personas heridas.

Si eso se escribió en 1988, ¿qué no se podría decir hoy? Existe la idea de que la Iglesia es una especie de madrastra que se limita a dar una serie de normas para que sean cumplidas por los fieles como si éstos vivieran bajo un régimen de disciplina militar, de forma que el que se salte alguna es arrestado y enviado al calabozo. Y eso chocaría con la imagen falsamente idealizada de Jesucristo, al que se le presenta como una especie de bonachón que iba por la vida restando importancia a la necesidad de obedecer la ley de Dios y diciendo a los pecadores: “no os preocupéis por vuestros pecados, Dios acoge a todos y da su perdón a los pecadores sin exigirles condición alguna".

Lo cierto es que esa idea adultera la misión de Cristo y su mensaje. Ciertamente Él vino a salvarnos del pecado. Pero esa salvación tiene dos caras sin la cual no hay moneda que nos pueda dar acceso al cielo. Nos salva del pecado mediante su obediencia y sacrificio vicario en la Cruz, por el que paga el castigo que nos correspondía a nosotros:

Y vosotros estabais muertos por vuestros delitos y pecados, en los que en otro tiempo habéis vivido, siguiendo el espíritu de este mundo, bajo el príncipe de las potestades aéreas, el espíritu que actúa en los hijos rebeldes; entre los cuales todos nosotros fuimos también contados en otro tiempo y seguimos los deseos de nuestra carne, cumpliendo la voluntad de ella y sus depravados deseos, siendo por naturaleza hijos de ira, como los demás; pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, y estando nosotros muertos por nuestros delitos, nos dio vida con Cristo —por gracia habéis sido salvados— (Efe 2,1-5)

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